Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 15

por SweeT PrincesS Jue Oct 04, 2012 5:33 am

"Una Mirada Al Cielo Azul"

PARTE 2

En cuanto la nave aterrizó cerca del castillo de Krystán, Azalea bajó sin mirar atrás.
Deseaba poder girarse y decirles adiós a sus amigos, pero ahí estaba Falon y no quería verle. Así que se dirigió hacia la entrada de su hogar junto a Challen y a sus mascotas.
Al llegar al jardín principal, sonrió con alegría al ver de nuevo su castillo.

KUPÓ: ¡Nuestra casa, kupó!
MOG: ¡Nuestro mundo!

Salieron volando hacia el interior del reino entre risas y felicidad.
Por la gran puerta salieron los reyes de Krystán, y Azalea, al verlos, salió corriendo hacia ellos para abrazarlos.
Entre lágrimas y sonrisas, se dijeron lo mucho que se habían extrañado y lo tanto que se querían.
Entraron en el castillo y se acomodaron en la sala real, dónde Azalea les contó lo bien que le iba en los estudios.
Entonces su madre mencionó el tema que tanto quería evitar su hija.

MADRE: ¿Y cómo vas con Falon?

Ya tensa, la princesa desvió la mirada y dejó la taza de té sobre la redonda mesa para disimular el temblor de sus manos.
¿Qué podía decirles? ¿La verdad o una mentira?
Lo mejor sería fingir para no preocuparlos con su desamor, así que sonrió con esfuerzo.

AZALEA: Bien.
MADRE: ¿Dónde está ahora?
AZALEA: Fue…a ver a sus padres.
MADRE: Claro. Es comprensible.
AZALEA: ¿Y cómo han ido las cosas por aquí?

Ese cambio de tema fue una salida para el dolor de Azalea.
Cuanto menos hablase de Falon, menos tendría que mentirles a sus padres.
Un rato después, la joven subió a su estancia y al entrar, se lanzó sobre la cama y sonrió al mirar a su alrededor.
Había extrañado tanto sus cosas…
Éste era su mayor refugio. Y estando lejos de Falon podría salir adelante. Sobre todo teniendo a Challen y a sus mascotas a su lado.
Pensando en Challen… Debía solucionar el hecho de haberlo sacado del hogar de Zannaleah sin darle explicación.
Salió de su estancia y fue a la de su caballero.
Entró y lo vio ordenando su ropa en el armario.

AZALEA: ¿Por qué haces eso? Están las sirvientas para que lo hagan.
CHALLEN: Me gusta ocuparme de mis cosas, Alteza.
AZALEA: Como gustes. Por cierto, te pido disculpas de nuevo por haber interrumpido tus vacaciones. Para compensártelo quiero acompañarte a casa de Zannaleah para disculparme personalmente frente a su madre.

Challen se sintió incómodo al recordar el modo en que había reaccionado la señora Hana ante la presencia de su princesa.
¿Cómo podía decirle a Azalea que la madre de Zanna no quería verla en su casa?

AZALEA: ¿Te…parece mal?
CHALLEN: No, no. ¿Cuándo deseáis ir?
AZALEA: Después de la fiesta de disfraces. Y creo que se usará antifaz, así será mucho más divertido. (^_^)
CHALLEN: De acuerdo, Alteza.
AZALEA: ¿Me ayudas a preparar las invitaciones?
CHALLEN: Claro.

Estuvieron ocupados en la preparación de la fiesta hasta la hora de la cena.
Azalea necesitaba distraerse para así no pensar en nada que le infligiera dolor. Y Challen la ayudaría en todo.
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El día amaneció soleado, nada extraño en Ciudad Krystán.
Azalea todavía no sabía qué vestido usar para la fiesta del antifaz.
¿Quizá el rojo de seda o el verde esmeralda? ¿Mejor el negro con plateado o el blanco con dorado?
Resopló y dejó los cuatro vestidos sobre la cama.
Kupó y Mog, sentados en el tocador, comían fresas mientras observaban a la chica.

KUPÓ: Me decanto por el rojo de seda, kupó.
MOG: Yo por el blanco con dorado.
AZALEA: Sí, los dos son preciosos, pero ayudadme a escoger uno solo.
KUPÓ: El rojo, kupó.
MOG: El blanco.
KUPÓ: El rojo hará que su piel suave se vea más aterciopelada, kupó.
MOG: El blanco hará contraste con el claro color de su cabello y ojos.
KUPÓ: Con el rojo se verá más sexy, kupó.
MOG: Y con el blanco parecerá un ángel.
KUPÓ: ¿Qué quieres aparentar tú, Azalea?
AZALEA: Puedo usar el blanco durante la tarde y el rojo durante la noche. Así seguiré con el misterio tras el antifaz.
MOG: Bien pensado.
KUPÓ: Creo que ya están llegando los invitados, kupó.
AZALEA: ¿Qué? ¿Tan pronto?
KUPÓ: Se oye mucho ruido en el jardín de entrada, kupó.

Los tres se asomaron a la terraza y vieron al padre de Azalea agarrando a Dalden del cuello.
Algunos guardias corrían hacia la salida del reino.
Alarmada, la princesa bajó al jardín, pero a medio camino se topó con su madre, la cual tenía una expresión bastante sombría.

AZALEA: ¿Qué ocurre ahí fuera?
MADRE: Tu padre está furioso, hija.
AZALEA: ¿Con Dalden?
MADRE: En parte.
AZALEA: Vi cómo lo tiene agarrado. ¿Por qué? ¿Qué sucede?
MADRE: Dime tú qué ha sucedido con Falon.

Azalea se puso tensa y desvió la mirada.
¿Qué sabían sus padres sobre su ruptura con Falon? ¿Qué carajos les había contado Dalden?
Apretó los puños y salió al jardín justo cuando el joven emperador soltaba sus anhelos…

DALDEN: Yo respetaré a vuestra hija hasta que nos casemos.

¿Qué? ¿Casarse ella con Dalden? ¿Cómo se atrevía a decir algo así frente a su padre?

AZALEA: ¿De qué estás hablando, Dalden?

Al oír su voz, el rey se giró para mirarla con enojo.

PADRE: Tú y yo tenemos que hablar, jovencita.
AZALEA: ¿Sobre…qué?
PADRE: Sobre tu facilidad para mentir y ocultar las cosas.
AZALEA: No…te entiendo.

Su padre la sujetó del brazo con fuerza y la zarandeó, por lo que Dalden dio un paso hacia adelante.

DALDEN: Majestad, por favor. No la culpe de esto…
PADRE: Mantente al margen por tu propio bien, Dalden.
DALDEN: Pero…
PADRE: Y olvídate de casarte con mi hija.

Dicho eso, arrastró a Azalea hasta la biblioteca y cerró dando un portazo para luego seguir mirándola con furia contenida.

PADRE: Dime que todo lo que ha dicho Dalden no es verdad.
AZALEA: ¿Y qué es lo que ha dicho?
PADRE: Todo sobre tu separación con Falon.
AZALEA: Sí. Sí es verdad. Él y yo rompimos hace unos días.
PADRE: ¿Por qué?
AZALEA: ¿Dalden no te lo ha explicado?
PADRE: No. Y espero que tú sí me lo expliques. Espero que sea la última vez que mientes con algo así diciendo que todo está bien con Falon.
AZALEA: …
PADRE: ¿Por qué lo has hecho, Azalea? ¿Por qué nos lo has ocultado a tu madre y a mí?
AZALEA: Para no preocuparos. Eso solo es asunto mío.
PADRE: Por supuesto que no. Somos tus padres y tenemos derecho a saberlo todo de ti.
AZALEA: ¿Por qué has tratado así a Dalden?
PADRE: El muy canalla cree que te entregaré a él ahora que no estás con Falon.
AZALEA: ¿Pero qué es lo que te ha contado?
PADRE: Lo suficiente como para obligar a Falon a que muestre la cara y así darle su merecido.
AZALEA: No harás tal cosa, papá.
PADRE: Ya los soldados fueron a por él.
AZALEA: No te metas en esto, por favor.
PADRE: No me hables así, Azalea. Yo te advertí que Falon solo deseaba tenerte por tu belleza.
AZALEA: Papá…
PADRE: Se quedó con tu virginidad, hija. Pero no se quedará con el dulce sabor de la victoria.

Azalea apretó los puños, sabiendo que no solo se había quedado con su pureza, sino también con su corazón y su vida.
Al parecer, el rey estaba tan furioso que no pensaba contarle todo lo que Dalden le había explicado sobre esa ruptura. Pero ella estaba dispuesta a averiguarlo.
Se acercó a la puerta pero su padre la detuvo del brazo.

PADRE: No hemos terminado de hablar.
AZALEA: Yo sí.
PADRE: Tengo nuevas leyes para ti.
AZALEA: ¿Qué?
PADRE: Sé que has sido utilizada por Falon, pero también eres responsable al no habernos hecho caso a tu madre y a mí, así que de hoy en adelante no saldrás del castillo sin nosotros.
AZALEA: No estás hablando en serio…
PADRE: Estoy hablando muy en serio, Azalea. Hasta aquí llegó tu terquedad y la manía de hacer todo lo que te place. Se acabó tu rebeldía. Desde ahora seré más estricto contigo.
AZALEA: No soy una niña, papá.
PADRE: No. No lo eres. Pero mira a dónde te ha llevado tu infantil ilusión de amor. Has deshonrado el decreto real de nuestra familia para luego ser abandonada por Falon.

Esas palabras provocaron un profundo dolor en el ya herido corazón de la princesa.
Eso no era verdad… Ella no había deshonrado a nadie.
Simplemente se había entregado por amor.
Pero su padre no conocía el verdadero motivo por el cual Falon la había abandonado. Y jamás lo sabría ya que no pensaba contárselo.
No deseaba sentirse más avergonzada de lo que ya estaba.

PADRE: Y estoy pensando en negarte los estudios de Aion.
AZALEA: ¿Qué…?
PADRE: No quiero que Falon se acerque a ti. No quiero que le dirijas la palabra.
AZALEA: No te preocupes por eso. Nos odiamos.
PADRE: De todos modos no seguirás estudiando en Ciudad Aion.
AZALEA: No puedes hacerme esto…
PADRE: Contrataré a un profesor particular para tu enseñanza aquí.
AZALEA: Por favor, papá…
PADRE: El tema ha finalizado. Puedes irte.

Llena de impotencia y de rabia, la chica salió de la biblioteca y se dirigió al jardín, dónde pudo encontrar a Dalden, que seguía ahí parado.
Llegó hasta él y le dio un empujón cargado de furia.

AZALEA: ¡¿Qué tanto le has contado a mi padre?!
DALDEN: La verdad.
AZALEA: ¡¿Cuál verdad?! ¡Tú no sabes nada!
DALDEN: Falon solo se aprovechó de ti, Azalea. Y yo solo vine para ganarme tu confianza y tu amor.
AZALEA: ¡Oh, cállate! ¡¿Por qué te metes en mis cosas?!
DALDEN: Azalea…
AZALEA: ¡Te odio! ¡No quiero volver a verte jamás!

Salió corriendo hacia su habitación, cerró con pestillo y lloró sobre su cama.
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Las horas pasaban y Challen ya no sabía qué hacer para que su princesa abriera la puerta.
Estaba tan preocupado por ella que no se dio cuenta de que había destrozado la flor que traía en sus manos.
Desde el jardín vio que llegaban volando Kupó y Mog.

CHALLEN: ¿Y bien?
KUPÓ: Sigue acostada en la cama, kupó.
CHALLEN: ¿Qué podemos hacer?
MOG: Recordarle que tiene pendiente la fiesta de disfraces.
KUPÓ: Pero a nosotros no nos quiere escuchar, kupó. Ya hemos intentado de todo, kupó.
CHALLEN: Ahora probaré yo.
KUPÓ: ¿Y cómo piensas entrar en su habitación, kupó? Mog y yo no podemos quitar el pestillo, kupó.
CHALLEN: Pues entraré por la terraza.
MOG: Podrías hacerte daño…
CHALLEN: Sí, pero valdrá la pena.

Les guiño un ojo y se dispuso a escalar por la pared de piedras salientes.
Se resbaló en una ocasión, pero pudo aguantar el equilibrio y seguir escalando hasta llegar al fin a la terraza.
Respiró hondo y se adentró en la estancia de Azalea, la cual yacía en la cama, abrazando la almohada.

CHALLEN: ¿Alteza?

La chica lo miró sin responder, por lo que el caballero se acercó despacio para sentarse a su lado.

CHALLEN: Estoy muy preocupado por vos.
AZALEA: No me pasa nada.
CHALLEN: No es necesario que finjáis ante mí, princesa.

Azalea hundió el rostro en la almohada y suspiró.
Desde que había roto con Falon, todo le salía mal.
No entendía la actitud de Dalden.
¿Por qué habría hecho eso? ¿Por qué se había atrevido a hablar con sus padres de esa ruptura? ¿Con qué derecho?
Notó que Challen le acariciaba el cabello con exquisita suavidad.
Challen… Su ángel de la guarda…
Lo miró con una mueca despectiva.

AZALEA: ¿A qué hora llegó Dalden aquí?
CHALLEN: Al mediodía.
AZALEA: ¿Pudiste escuchar la conversación que tuvo con mi padre?
CHALLEN: No, Alteza.

Azalea tenía que volver a hablar con el joven emperador para saber todo lo que le había contado a su padre.
Pero esta vez se lo pediría con más suavidad.

CHALLEN: ¿Estáis mejor?
AZALEA: Sí. ¿Podrías averiguar si los soldados ya llegaron?
CHALLEN: Claro.

El chico se fue y ella aprovechó para levantarse y poner sus pensamientos en orden.
No debía dejarse llevar por la rabia.
Salió a la terraza y dedicó una mirada al cielo azul.
Un cielo infinito gobernado por los dioses.
Los dioses…
Tan poderosos y eternos…
¿La ayudarían si lo pedía? ¿Cómo hacerles llegar su petición de ayuda? ¿O podría optar por viajar al pasado y así cambiar su historia?
¿Qué cambiaría? ¿El hecho de haberse enamorado de Falon o evitar entregarse a él?
No. Nada de eso.
No se arrepentía de amarlo ni de ser suya.
Lo único que cambiaría sería el proceso de venganza contra él.
Suspiró y se dio cuenta de que mirar al cielo la tranquilizaba bastante.
Debería hacer eso más seguido.
Escuchó pasos y se dio la vuelta para ver que era Challen quien se acercaba.

CHALLEN: Los soldados acaban de llegar. Oí decirles al rey que no habían encontrado al príncipe Falon en su castillo.
AZALEA: Mucho mejor.

Con otro suspiro volvió a fijar la mirada en el cielo, el cual iba tornándose rosado a causa del inminente atardecer.

CHALLEN: ¿Necesitáis algo más, Alteza?
AZALEA: Los invitados están a punto de llegar y yo estoy sin arreglar.
CHALLEN: ¿No tenéis ánimos de fiesta?
AZALEA: No, Challen. Pero debo distraerme y sonreír más.
CHALLEN: Me parece perfecto.
AZALEA: Tenía pensado usar dos vestidos durante la fiesta, pero optaré por ponerme uno solo.
CHALLEN: ¿Y cuál será?
AZALEA: El rojo. Necesito sentirme sexy y fuerte.
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Azalea observaba el salón de baile tras el antifaz rojo con incrustaciones brillantes y plumas negras.
Había bastante gente, pero la mayoría eran aquellos jóvenes que jamás se interesaron por la amistad de ella.
Aquellos que fueron expulsados de su reino por un ataque de furia y confusión.
Aquellos que a pesar de todo, regresaban a su castillo tras su invitación, sin importar lo sucedido de tiempo atrás.
Aquellos que hoy día, seguían sin esforzarse para conseguir su amistad.
Seguían asistiendo a sus fiestas por el simple hecho de disfrutar del baile, de la comida y del ambiente.
Pero a Azalea seguía sin importarle, puesto que realizando esas fiestas, podía continuar sintiéndose importante y poderosa. Bella y única. Siempre el centro de atención.
Pero algo había cambiado…
En esa fiesta no había un Dalden que la perseguía a todos lados del salón.
No había una Tedra que compitiera con ella en belleza.
No había una Cerith tratando de acercarse para brindarle amistad.
Y no había un Falon que la mirase con deseo y amor…con una sonrisa…que la atrapase entre sus brazos y la besara…
Sintió un repentino dolor en el pecho.
A pesar de haber tantos invitados en ese salón, la fiesta era incompleta. Incluso ella se sentía vacía.
¿Cómo era posible sentirse así…cuando odiaba a esas cuatro personas que faltaban?
Respiró hondo y se acercó a una de las mesas para coger una copa de ponche.
Lo que sentía era absurdo.
Se fijó en sus padres, los cuales la vigilaban con atención, a la espera de que cometiera una de sus locuras.
¿Pero cómo cometerlas si no estaba su mayor locura que era Falon?
Se tomó la copa de un solo trago y buscó a Challen con la mirada.
Lo vio conversando con Kupó y con Mog al otro lado del salón.
Verlo ahí la reconfortaba bastante.
Le hacía sentir que no estaba sola.
Entonces, para gran alivio y alegría, llegaron sus verdaderos amigos: Lilly, Aika y Lenoic, los cuales fueron reconocidos por los antifaces que habían decidido usar por petición de la princesa: todos eran de color rojo.
Se acercó para darles un abrazo lleno de cariño.

LILLY: ¡Vaya! Cualquiera diría que nos has echado de menos.
AZALEA: Y así ha sido.
LILLY: ¿En serio? Solo han pasado dos días.
AZALEA: Lo sé. Pero os quiero mucho.
LILLY: Y nosotros a ti. ¿Verdad, Lenoic? (^_^)
LENOIC: Sí-sí… (///)
AIKA: Y dime, princesa. ¿Has cocinado algo para esta fiesta?
AZALEA: ¿Vas a empezar? (¬ ¬)

Pronto iniciaron una conversación llena de risas y diversión, en la cual se unió Challen.
Poco a poco, Azalea comenzó a distraerse y a pasárselo bien hasta que llegó la hora del primer baile.
Nadie se quitaría los antifaces hasta la media noche.
La princesa bailó primero con Challen y luego con el tímido Lenoic.
Y antes de que terminase la música tocada por la orquesta, un chico alto, vestido de blanco y con sombrero y antifaz también blancos, se acercó a ella y la sacó a bailar sin darle tiempo a reaccionar.

AZALEA: ¿Quién eres?

El chico no respondió y la instó a que siguiera sus pasos en el baile.
Por culpa del sombrero que ocultaba su cabello y el antifaz que escondía gran parte de su rostro, Azalea no podía adivinar quién era.
Lo rodeaba tanto misterio que no podría esperar hasta el final para quitarle el antifaz.
Entonces su corazón se aceleró al pensar que podría ser Falon.
¿Sería posible?
Pues ella no le había enviado ninguna invitación.
En cuanto terminó la música, ese desconocido le besó la mano y se alejó hacia la mesa de refrescos.
Azalea se lo quedó mirando para reconocer quién era por sus gestos corporales, pero le resultó muy difícil.
Vio que sus amigos se acercaban de nuevo a ella.

LILLY: ¡Me encanta esta fiesta!
AZALEA: ¿De verdad?
LILLY: ¡Sí! ¡Hay tanto misterio! Muchos chicos me sacan a bailar sin saber quiénes son. Sin conocer sus rostros.
AIKA: Sin saber si son guapos o feos…

Se echaron a reír y continuaron conversando.
Challen disfrutaba mucho al ver a su princesa tan animada y sonriente.
Debería ser así siempre. O al menos casi siempre.
Azalea le ofreció una copa de ponche.

CHALLEN: No, Alteza. No me apetece.
AZALEA: Oh, vamos. Es dulce y te sube el buen humor.
CHALLEN: Lo sé, pero…
AZALEA: Solo una. Para brindar.

Siempre tan obediente, Challen tomó la copa y los demás alzaron las suyas para brindar.

AZALEA: ¡Brindo por la amistad!
TODOS: ¡Por la amistad!
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Llegó el segundo baile de la noche y Azalea ya se sentía bastante mareada.
Pero la sensación era tan agradable…que no se dio cuenta de que el misterioso chico de blanco había vuelto a sacarla a bailar.

AZALEA: ¿No vas a decir ni una sola palabra?

El chico negó con la cabeza y la apretó un poco más contra su pecho, por lo que Azalea no pudo evitar recordar las veces que Falon la había abrazado así.

AZALEA: Almenos podrías decirme lo hermosa que estoy. (¬ ¬)

Él sonrió y la hizo girar por todo el salón de baile al compás de la música.
Pero a ella ya empezaba a molestarle tanto misterio. Así que se soltó de sus brazos y se encaminó hacia la terraza que daba al jardín central.
Estaba segura de que ese desconocido la seguiría.
Llegó al jardín y la brisa del anochecer le acarició el rostro semi tapado, despejándola un poco del efecto del ponche.
Oyó pasos y se volteó para encontrárselo a su alcance.
Entonces lo miró con desdén.

AZALEA: Quítate el antifaz. Es una orden.

El chico sonrió de nuevo y sacó de su bolsillo un pequeño cuaderno y un bolígrafo.
Escribió algo rápido y le entregó el papel.
Ella lo leyó en voz alta.

AZALEA: “No rompas la divertida tradición de permanecer con el antifaz hasta la medianoche. Disfruta y déjate llevar”.

Azalea lo miró con atención.
La nota estaba escrita en modo de “tú” y no de “vos”.
Debía ser alguien cercano… Podría ser Falon…
Oh, Dios… ¿Pero cómo descubrirlo sin la necesidad de quitarle el antifaz?
Clavó los ojos en la boca del chico y su corazón se desbocó.
No podía ser Falon… Pues él la odiaba…pero todavía la deseaba, ¿verdad?
Dio un paso hacia el chico y le ofreció los rojos labios.
Él no dudó ni un instante en tomarla entre sus brazos y besarla.
La princesa usó su dulce boca para captar el sabor que nunca jamás olvidaría.
Pero pronto supo que ese no era Falon por la forma en que la besaba.
Intentó apartarlo, pero el desconocido la apretó más fuerte y profundizó más el beso, obligándola a seguir respondiendo.
Sus pequeños puños le golpearon el pecho hasta que él se apartó lo suficiente para que ella le arrancase el antifaz de un solo tirón.
Era Dalden.
La furia la invadió con rapidez y le dio una fuerte bofetada.

AZALEA: Espero que no vuelvas a tocarme en lo que te queda de vida.
DALDEN: Azalea…
AZALEA: No quiero que pongas un solo pie en este castillo nunca más.
DALDEN: Escúchame…

Se dio media vuelta para regresar al salón de baile, pero el emperador la detuvo del brazo y la miró con súplica.

DALDEN: Solo escúchame un momento.
AZALEA: ¡No!
DALDEN: Aunque sea la última vez…
AZALEA: ¡Suéltame!
DALDEN: Por favor.
AZALEA: No quiero tu interés por mí, Dalden. No deseo tu interés por mi nueva belleza.
DALDEN: Esta vez no es así. Solo quiero que hablemos un rato.
AZALEA: ¿De qué? ¿De tus planes para casarte conmigo?
DALDEN: Primero escúchame y luego júzgame.

Se miraron en silencio durante lo que pareció una eternidad hasta que él la soltó y ella retrocedió un paso.

AZALEA: Sé que tu propósito es volver a acercarte a mí. Y ya es tarde para intentar reparar el daño.
DALDEN: Puedo entenderlo. Pero permíteme quitarme esta carga que llevo desde que supiste todo lo malo sobre mí que te contó Falon.
AZALEA: No es el momento, Dalden. Estamos en una fiesta y no quiero terminar mal. Bastante me has perjudicado con…ese beso.
DALDEN: Lo siento. Fue un impulso. Regálame un momento para conversar con tranquilidad.
AZALEA: Deberá ser mañana.
DALDEN: Gracias.

Dicho eso, cogió su antifaz del suelo y se fue del reino.
Azalea respiró hondo, se retocó los labios con el brillo labial que llevaba en su bolsito y regresó al salón de baile.
Se sentía tan estúpida al haber creído que Falon se presentaría en la fiesta…
Antes de entrar en el salón, dedicó una mirada al cielo oscuro y deseó poder olvidarlo para siempre.
_____________________________________________________________________
TO BE CONTINUED...

por **Katherina Kusanovic** Jue Oct 04, 2012 8:11 am

Waaaa!!!! Maldito Dalden!!!! Ha jodido todo!!!! Aggg!!!!! E.e
los dioses le concederan el deseo o.o ya veo que se caga olvidando de toda su Vida D: o de las ultimas cosas D:
bueno, espero la conti :3

por **~Shia~** Jue Oct 04, 2012 7:21 pm

Challen Challen Challen Challen >.< es imposible dejar de pensar en el, su ternura y amabilidad me matan.
Maldito Dalden!!!!! ¬¬ como se atreve a regresar y hacer algo como eso, aunque fue algo romantico.

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