Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 15

por SweeT PrincesS Vie Oct 05, 2012 6:04 am

"Una Mirada Al Cielo Azul"

PARTE 3 (FINAL)

El último baile fue el más divertido.
Y al llegar la medianoche, todo el mundo se quitó el antifaz y aplaudió con risas y silbidos.
Azalea se tomó la octava copa de ponche tras brindar con sus amigos. Y Challen la sujetó de la cintura al verla tambalearse.

AZALEA: ¡Me lo he pasado genial!
LILLY: ¡Yo también!
AIKA: La próxima vez deberás organizar una fiesta de agua en tus jardines.
LILLY: Cierto. Aquí en Krystán el clima es bastante cálido para estar a principios de otoño. ¿Verdad, Lenoic?
LENOIC: A-a-así es. (///)
AZALEA: Espero recibir vuestra visita mucho más seguido.
LILLY: Así será, princesa.

Poco a poco los invitados fueron yéndose del reino.
Todo quedó en silencio y tranquilidad tras unas horas de baile y diversión.
Azalea bostezó y fue llevada a su estancia por Challen.
La sentó en un taburete y empezó a sacarle las perlas y las horquillas del cabello, provocando que la chica soltase una risita.

AZALEA: No hagas el trabajo de las sirvientas. ¿Acaso también vas a desnudarme para ponerme el pijama?

Challen se detuvo en seco y su rostro se sonrojó violentamente.
Su mente no pudo evitar imaginarse a él mismo quitándole el vestido a su princesa…
Por todos los dioses.
Retrocedió y chocó con la cama.

CHALLEN: Lo-lo siento, Alteza…
AZALEA: ¿Qué sientes?
CHALLEN: No pre-pretendía hacer tal cosa… (///)
AZALEA: Lo sé. Solo bromeaba.

Volvió a reír y se levantó para acercarse a él, tambaleándose.

AZALEA: Sé que jamás me faltarías al respeto como lo hicieron Falon y Dalden.
CHALLEN: ¿Dalden?
AZALEA: Sí. El muy atrevido me besó.

El caballero se puso tenso.
¿Cómo era posible que fueran capaces de mancillar la inocencia de esa delicada princesa?
Él jamás haría nada en contra de su voluntad. Jamás la tomaría por la fuerza.
Azalea era digna de ser adorada y cuidada con la más absoluta ternura.
Esos pensamientos lo pusieron más nervioso todavía, así que ayudó a la chica a sentarse de nuevo en el taburete.

CHALLEN: Llamaré a una sirvienta para que os ayude con el pijama.
AZALEA: Está bien.
CHALLEN: Buenas noches, Alteza.
AZALEA: Hasta mañana.

Challen salió de la habitación y se apoyó en la pared del pasillo para tomar aire.
Esa frase jamás la olvidaría: “¿Acaso también vas a desnudarme…?”.
¿Desde cuándo él pensaba en esas cosas?
Ni siquiera con Zannaleah había tenido esos pensamientos tan…atrevidos. Ya que apenas eran unos niños cuando se comprometieron y solo hubo besos infantiles.
Pero ahora Challen era un hombre. Y su mente había dejado de ser infantil.
Ya todo lo veía de otro modo. Y tuvo que reconocer que su cuerpo ya daba indicios de necesitar a una mujer.
Pero esa mujer no sería Azalea.
Jamás tocaría a su princesa sin su consentimiento.
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A la mañana siguiente, Azalea se dio su habitual baño perfumado y se puso su vestido rosado favorito con encajes de seda violeta y lazos blancos.
Se dejó el cabello suelto decorado con una diadema de perlas blancas.
Salió de la habitación y bajó al comedor real.
Ahí estaban sus padres desayunando, así que se sentó también.

AZALEA: Buenos días.
PADRE: Buenos días.
MADRE: Hija, ¿qué te parece si salimos a comprar algún vestido?
AZALEA: Ehm… No puedo, mamá. Me duele la cabeza.
PADRE: Será que tomaste demasiado ponche.
AZALEA: Será. Pero me lo pasé muy bien.
MADRE: Nos alegramos, mi cielo.

Al terminar de desayunar, la princesa corrió hacia la parte trasera del castillo y salió al jardín más solitario del reino.
Challen la esperaba al final del muro de piedra.

AZALEA: ¿Has despistado a los guardias que merodean por esta zona?
CHALLEN: Sí, Alteza. Pero…
AZALEA: ¿Pero?
CHALLEN: ¿Estáis segura de que queréis hacer esto?
AZALEA: Por supuesto que sí. Les debemos una disculpa a Zannaleah y a su madre. Te prometí ir a visitarlas.
CHALLEN: Pero vuestro padre…
AZALEA: Ya estoy más que castigada. Vamos, ayúdame a saltar el muro.

En pocos minutos, consiguieron subir en la pequeña nave sin ser vistos, la cual fue puesta en marcha por un guardia obligado por la princesa.
Challen estaba bastante nervioso al presentir la forma negativa en la que los recibiría la señora Hana.
Y él no deseaba que nadie ofendiera a su princesa por mucho que fueran seres queridos.
Azalea se dio cuenta de su incomodidad.

AZALEA: ¿Te sucede algo?
CHALLEN: No, no, Alteza.
AZALEA: Te noto tenso.
CHALLEN: Es solo que…me preocupa vuestro padre…
AZALEA: No pienses en eso ahora.

En cuanto llegaron al lugar, el joven caballero ayudó a la chica a bajar de la pequeña nave y se acercaron a la puerta de la casa para dar unos golpecitos.
Unos segundos después se abrió y apareció Zannaleah, la cual sonrió al verlos.

ZANNA: Pensé que ya no volveríais.
AZALEA: No podría hacer eso. Sé que Challen y yo nos fuimos muy abruptamente y por eso te pido disculpas.
ZANNA: No os preocupéis, princesa. ¿El motivo por el que os fuisteis se ha podido solucionar?
AZALEA: Bueno… Prefiero no hablar de eso. Más bien dime dónde está tu madre para poder disculparme ante ella también.
ZANNA: Ha salido al mercado.
CHALLEN: Entonces ya volveremos otro día…
ZANNA: No, por favor. No os vayáis. Entrad y la esperáis.
CHALLEN: Pero…
AZALEA: Claro que sí. Yo sé que tenéis cosas de las que hablar.

Las dos chicas sonrieron y entraron en la casa, sin darse cuenta de que Challen estaba demasiado nervioso.
Se sentaron en un pequeño sofá y Zanna les ofreció una taza de té.

AZALEA: Estoy castigada y no puedo organizar fiestas para poder invitarte, pero quiero que vengas a visitarnos más seguido.
ZANNA: Lo haré encantada, Alteza. (n_n)

La confianza fluyó y pronto las dos jóvenes iniciaron una agradable conversación de vestidos y magia, sin advertir que Challen se retorcía las manos sin dejar de mirar la puerta, a la espera de que llegase la señora Hana.
Quería evitar que ofendiera a su princesa. Y seguía sin entender el motivo por el cual la señora Hana no deseaba ver a la gente de la realeza.
Pero peor fue la escena de las dos chicas tan hermosas, sonriendo y conversando…tan cerca de él…confundiéndolo por momentos…

AZALEA: ¿Verdad, Challen?

El chico parpadeó al ver que lo miraban, esperando su respuesta.

CHALLEN: ¿Qué?
AZALEA: Te hice una pregunta.
CHALLEN: Lo siento, Alteza. Estaba distraído…
AZALEA: Te decía que intentes salir a pasear con Zannaleah por la ciudad.

Challen se puso más tenso de lo que ya estaba.
¿Salir con Zanna…a solas?

CHALLEN: No puedo, Alteza.
AZALEA: ¿Por qué no?

Porque no quería estar a solas con Zanna.
Porque no deseaba sentirse más confundido.
Porque estaba enamorado de Azalea.
¿Qué respuesta darle?

CHALLEN: No quiero dejaros sola tanto tiempo, princesa.
AZALEA: No estaré sola, Challen. Ya sabes que estoy castigada y muy vigilada por mi padre.
CHALLEN: Pero…
AZALEA: Esta tarde podríais empezar con el primer paseo. (n_n)

Zannaleah agachó el rostro con tristeza al comprobar que Challen no deseaba estar a solas con ella ni intentar recuperar el tiempo perdido.
Entonces la puerta se abrió y entró su madre, leyendo un papel.

SEÑORA HANA: Zannaleah, debemos acudir a la fiesta de otoño que organizan en la Plaza Central.

La mujer alzó el rostro para mirar a su hija y se puso pálida al ver a la princesa de Krystán, la cual se levantó para sonreírle.

AZALEA: Buenos días, señora Hana. La estaba esperando.

Sin prestarle atención, la mujer clavó una fría mirada en Challen, el cual ya se temía lo peor.

S. HANA: Te advertí que no la trajeras a mi casa.
ZANNA: ¿Pero qué dices, mamá? ¿Todavía estás con eso? Han hecho un viaje muy largo solo para disculparse por…
S. HANA: Fuera de esta casa.

Tanto Azalea y como Challen se pusieron rígidos.
Avergonzada y molesta, Zannaleah se acercó a su madre.

ZANNA: Mamá, por favor. La princesa y su familia no son como tú crees…
S. HANA: He dicho que se vaya.
ZANNA: ¡Mamá!
S. HANA: ¡Ahora!

Challen no dudó en levantarse para tomar a su princesa de la mano y llevarla hacia la salida de la casa, pero Zanna los detuvo.

ZANNA: No os vayáis. Mi madre debe comprender que…
S. HANA: ¡Tú debes comprender que no quiero a nadie de la realeza en mi hogar!

Al ver el odio que se reflejaba en los ojos de la mujer, Azalea se soltó de Challen y se acercó a ella para mirarla con atención.

AZALEA: ¿Por qué no soporta a la gente de la realeza? ¿Acaso le ha hecho algo? ¿Ha tenido problemas con alguien de mi familia? ¿Quizá con mi padre…?
S. HANA: ¡No lo menciones!

Ya nerviosa, la señora Hana retrocedió unos pasos, sin poder evitar que su mente se llenase de malos recuerdos.

AZALEA: ¿Qué no mencione a quién? ¿A mi padre?
S. HANA: ¡Basta!
AZALEA: ¿Por qué? ¿Le ha hecho algo?
S. HANA: Vete… Vete…
AZALEA: Responda, por favor.
S. HANA: Odio a ese rey… ¡Lo odio! ¡Lo odio!

Azalea, Challen y Zanna se sorprendieron al verla romper a llorar.

AZALEA: Señora… Lo siento, yo… Yo no quería que se pusiera así. Dígame que es lo que le ha hecho mi familia. Quizá pueda solucionarlo y…
S. HANA: Hay cosas del pasado que son imposibles de reparar.
AZALEA: ¿Del pasado? ¿Entonces…usted conoce a mi padre?
S. HANA: Vete de mi casa.
CHALLEN: Por favor, señora Hana. Háblele con más respeto.
S. HANA: Tú, Challen, no vuelvas a acercarte nunca más a mi hija.
ZANNA: ¡Mamá, por Dios!
CHALLEN: ¿Por qué dice eso?
S. HANA: Eres el caballero personal de la princesa. Por lo tanto, aléjate de nosotras.
AZALEA: Señora, yo no tengo la culpa de lo que haya hecho mi padre.
S. HANA: Por tus venas corre su misma sangre. Y eso es suficiente.
AZALEA: Está bien. Pero no debe evitar que su hija tenga amigas.
S. HANA: Ella tiene amigas. No te necesita a ti.
AZALEA: ¿Por qué no?
S. HANA: Iros ya de aquí.

Con los puños apretados, Azalea salió de la casita, seguida por Challen.
En cuanto subieron en la pequeña nave, el guardia la puso en marcha.

AZALEA: No entiendo nada de lo que ha pasado.
CHALLEN: Yo tampoco, Alteza. Pero lo siento mucho.
AZALEA: No lo sientas. No es culpa tuya. Pero esto no quedará así. Hablaré con mi padre sobre ello. ¿Qué sabes de la señora Hana, Challen?
CHALLEN: Ella vivió en Ciudad Krystán y trabajó como recadera de vuestro reino, Alteza.
AZALEA: ¿En serio?
CHALLEN: Sí. Pero como ya os expliqué, huyó con Zannaleah.
AZALEA: Lo recuerdo.

En cuanto la nave aterrizó al lado del reino Krystán, Azalea se puso nerviosa al saber que su padre estaría furioso por su escapada.
Pero peor estaba Challen, ya que no soportaba que regañasen a su princesa.
Se adentraron en el castillo y pudieron llegar a la habitación sin encontrarse con el rey.
Azalea se sentó sobre la orilla de la cama y sus mascotas entraron volando por la terraza.

MOG: ¡Azalea, Azalea!
KUPÓ: Hemos intentado despistar y entretener a tu padre hasta que tú llegases, kupó. Pero no ha sido suficiente, kupó.
AZALEA: No os preocupéis. ¿Está muy enfadado?
KUPÓ: Bastante, kupó.
AZALEA: Entonces salid de aquí junto con Challen. Yo cargaré con todo.
CHALLEN: No, Alteza. No os dejaré sola.
AZALEA: Es una orden, Challen.

A regañadientes, el caballero y las mascotas salieron de la habitación.
A los pocos minutos, entró su padre, el cual la miró con furia contenida.

PADRE: ¿Tienes algo que decirme?
AZALEA: No salí por diversión, papá. Fue una urgencia.
PADRE: ¿Crees que eso te justifica? Si fue una urgencia, tuviste más motivos para hacérmelo saber.
AZALEA: ¿Me habrías dejado salir si te hubiera avisado?
PADRE: No.
AZALEA: Pues por eso no te avisé.
PADRE: Deja la impertinencia, Azalea.
AZALEA: Vale, lo siento. No volverá a pasar.
PADRE: Eso espero. Aunque no te librarás del castigo.
AZALEA: ¿Qué más castigo que el de permanecer encerrada en el reino?
PADRE: No solo será del reino, sino de tu habitación.
AZALEA: ¿Qué?
PADRE: Solo saldrás para bañarte y para hacer tus necesidades. Pero comerás y cenarás aquí. No recibirás visitas de nadie. Ni siquiera de Challen o de tus mascotas.
AZALEA: ¡Pero, papá…!
PADRE: Y para ir al baño, serás custodiada por una sirvienta.
AZALEA: No merezco ese castigo. Salí por una buena causa.
PADRE: No hay nada más que decir.

Antes de que el rey pudiera salir de la estancia, Azalea le cortó el paso y lo miró con rabia y resentimiento.

AZALEA: Sí hay algo más que decir.

Su mente estaba llena de los recuerdos de la infidelidad de su padre y sobre la existencia de una hermana secreta.

AZALEA: ¿Quién te castigó a ti por engañar a mi madre? ¿Qué castigo pagaste por esa traición?
PADRE: Azalea.
AZALEA: Azalea nada. Te sientes con mucho poder sobre mis actos porque soy tu hija. Pero lo que hice fue por una buena causa. En cambio, tú lo hiciste por placer.
PADRE: ¡Ya basta!
AZALEA: Yo no he lastimado a nadie huyendo del castillo. Tú hundiste a mi madre en la tristeza y en la vergüenza.

El rey apretó los puños al recibir esas dolorosas palabras de la boca de su propia hija, la cual ya estaba envenenada de los malos recuerdos.

AZALEA: Tienes suerte de que mamá no te haya castigado por tu engaño.

Se hizo el silencio durante lo que pareció una eternidad.
Azalea vio cómo su padre respiraba hondo y abría la puerta para salir, pero no sin antes mirarla con dolor.

PADRE: De todos modos, el castigo sigue en pie.

Dicho eso, se fue de la estancia.
La princesa se sentó en la cama y se pasó la mano por el cabello en un gesto de frustración.
¿Habían sido necesarias esas duras acusaciones?
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Azalea yacía acostada sobre una sábana, en el suelo de la terraza.
Llevaba más de dos horas ahí, sin moverse, mirando el cielo azul.
Era lo único que la relajaba en esos momentos.
A veces la soledad le brindaba paz y espacio para ordenar sus pensamientos y emociones.
Emociones que, en ese instante, estaban más que alteradas.
Podía aceptar que su padre la castigase sin salir de la habitación. ¡Pero era el colmo que no pudiera ser visitada por Challen y por sus mascotas!
Y para peor, no seguiría sus estudios en Ciudad Aion.
Eso jamás se lo perdonaría.
Oyó los cascos de un caballo y se levantó con rapidez para asomarse por la baranda de piedra de la terraza.
Se acercaba un mensajero, y la reina lo recibió en el jardín principal, por lo que Azalea pudo escuchar la conversación.

MENSAJERO: Buenas tardes, Majestad. Traigo un mensaje para la princesa.
REINA: ¿Un mensaje para mi hija? ¿De quién?
MENSAJERO: De la señorita Zannaleah.

Le entregó la carta y tras una reverencia, se marchó.
La reina alzó la mirada hacia la terraza y vio a su hija sonriéndole con complicidad.
Su madre suspiró y subió a la estancia de la chica sin que el rey se diera cuenta.
Al llegar, le entregó la carta y Azalea abrazó a su madre unos segundos.

AZALEA: Gracias, mamá.
MADRE: Léela rápido antes de que tu padre me busque.

La princesa desplegó el papel y leyó lo más rápido posible, arrugando las cejas al terminar.

MADRE: ¿Y qué quiere esa tal Zannaleah?
AZALEA: Necesita una nave para poder venir a visitarme.
MADRE: Azalea, no puedes recibir visitas.
AZALEA: Aquí dice que ha pasado algo grave. Que necesita hablar conmigo urgentemente.
MADRE: Tu padre no lo permitirá.
AZALEA: Tendrás que convencerlo. Zannaleah parece angustiada. Y eso me preocupa.
MADRE: Pero…
AZALEA: Por favor, mamá.
MADRE: Está bien. Veré qué puedo hacer.

En cuanto la reina se fue, Azalea volvió a leer la carta: “Princesa, necesito hablar con vos hoy mismo. Es algo grave. ¿Podríais mandar una nave a mi casa?”.
¿Qué habría pasado para que de pronto Zanna quisiera verla?
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En Ciudad Kan-is-Tra había otra princesa que también dedicaba sus miradas al cielo azul.
Se sentía rara estando en su castillo, sin la presencia del capitán Shaner a su alrededor.
Se sentía extraña estando sin pelear con él.
Oyó pasos y vio que se acercaba Falon.

FALON: ¿Por qué tan sola y pensativa?
TEDRA: Solo es un momento de paz.
FALON: ¿Te preocupa algo?
TEDRA: No. Claro que no.

Le sonrió y continuó mirando el cielo desde esa alta terraza.
En cambio, Falon no soportaba mirarlo, ya que la claridad del sol le recordaba a Azalea y su preciosa sonrisa.
Y pensar en ella tan solo un poco ya era un error.
No debería dedicarle ni el más mínimo suspiro.

TEDRA: Falon.
FALON: ¿Mm?
TEDRA: ¿Alguna vez…has hablado con nuestro padre sobre…mi futuro matrimonio?
FALON: No. Eres demasiado joven.
TEDRA: Ah…
FALON: ¿Por qué la pregunta?
TEDRA: Por nada.

Al ver que su hermana se sonrojaba, Falon supo que algo escondía, así que le puso la mano sobre su pequeña cabeza.

FALON: ¿Acaso estás interesada en alguien?
TEDRA: ¿Eh?
FALON: ¿Mi hermanita ya se enamoró?

Con el corazón acelerado, Tedra lo empujó y le dio la espalda para que no viera su vergüenza.

TEDRA: ¡Por supuesto que no, tonto!
FALON: ¿Segura?
TEDRA: ¡Segura! >//<
FALON: Bueno, si es así, mucho mejor. A padre y a mí no nos gustaría que te enamorases tan pronto.
TEDRA: ¿Y por qué no?
FALON: Pues porque no queremos entregarte siendo tan joven. No saldrás de este castillo por ningún hombre.
TEDRA: Que sepas que el amor llega sin avisar. No importa la edad. Sino mírate a ti, enamorado de esa estúpida de Azalea.
FALON: …
TEDRA: “Falon, el mujeriego más guapo y deseado de la ciudad, enamorado de la peor mujer”.

El príncipe respiró hondo y besó la mejilla de su hermana para luego irse de ahí.
Tedra supo que había metido la pata, pero odiaba saber que su hermano todavía amaba a Azalea.
Tenía que conseguir que Falon comenzara a salir de nuevo con Cerith.
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Al ver que la pequeña nave aterrizaba en el descampado de aterrizaje, Azalea bajó corriendo a recibir a Zannaleah, la cual parecía pálida y nerviosa.

AZALEA: ¿Qué sucede? ¿Estás bien?
ZANNA: No… Yo… Discutí fuerte con mi madre y…
AZALEA: ¿Quieres agua? ¿Quieres sentarte?
ZANNA: No… No… Esto es urgente…
AZALEA: Respira hondo y habla.

Zannaleah tragó saliva y la miró con atención, sintiendo que se le formaba un nudo en el pecho.
La princesa la tomó de las manos para infundirle calma.

ZANNA: Discutí con mi madre…por trataros tan mal… Le exigí una explicación del por qué odia tanto a la realeza…
AZALEA: No debiste hacer eso, Zanna. Tu madre debe estar por encima de los demás.
ZANNA: En este caso, no. Ella…ella me ha estado ocultando la verdad durante años.
AZALEA: ¿Qué verdad?
REY: ¡Azalea!

Las dos chicas vieron en la entrada del castillo al rey, a la reina, a Challen y a las mascotas.

REY: ¿Desobedeciéndome de nuevo?
AZALEA: Solo será un momento, papá.

Todos se fijaron en Zannaleah, la cual miraba fijamente al rey, con el cuerpo tembloroso y el corazón agitado.

AZALEA: ¿Qué pasa, Zanna?
ZANNA: En un ataque de nervios y llantos…mi madre me lo confesó todo…
AZALEA: ¿De qué hablas?
ZANNA: Ahora comprendo muchas cosas… Y las comprenderéis vos también.
REY: Azalea, ¿qué está pasando?
AZALEA: Es lo que quiero saber, papá. Esta chica y su madre tuvieron un problema contigo y ha venido a solucionarlo. ¿Verdad, Zanna?

Zannaleah al fin rompió a llorar y Challen sintió un pinchazo en el pecho.
Azalea le apretó las manos para intentar reconfortarla.

AZALEA: Por favor, habla ya. ¿Tan grave es?
ZANNA: Sí… No… Yo…
AZALEA: ¿Tú qué?
ZANNA: Yo…soy vuestra hermana, princesa.

Tanto el rey, como la reina, Challen y las mascotas, quedaron paralizados de la sorpresa ante esas palabras.
Azalea estaba helada…mirando a Zanna sin parpadear, la cual lloraba desconsoladamente.

ZANNA: Por eso mi madre odia tanto al rey…que también es mi padre…os odia a todos…
AZALEA: …
ZANNA: No sé todavía los motivos de ese odio…y tampoco comprendo por qué tuvimos que huir de aquí, pero…
AZALEA: Cállate.

Con total frialdad, la princesa soltó las manos de Zanna y la miró con asco para luego girarse y mirar a su madre, la cual había comenzado a llorar a causa de todas esas confesiones secretas.
El dolor de la reina era igual que el de su hija. O incluso mayor.
El rey seguía paralizado, observando a su…segunda hija…
La hija que creyó que jamás conocería…
Azalea apretó los puños al ver que su padre prestaba más atención a Zannaleah que a su esposa, la que estaba rota por dentro.
Entonces miró a Challen y a sus mascotas durante unos segundos para después salir corriendo hacia el establo.
Cogió el primer caballo que vio, subió en él y salió cabalgando a toda velocidad del reino.
Por atrás le llegaron los gritos angustiados de su caballero, pero hizo oídos sordos.
En ese momento no le importaba nada.
Solo quería huir muy lejos de ahí…
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Zannaleah deseaba que se la tragara la tierra.
La reina la miraba con resentimiento y lágrimas.
Y el rey…simplemente la observaba.
Era obvio que no estaba muy contento de saber que era su hija.
Era obvio que no la abrazaría ni la recibiría en su familia.
Se sentía tan desgraciada…
Siempre deseó poder conocer a su padre…esperó durante años para saber quién era…pero su madre jamás quiso decírselo por motivos egoístas.
Y ahora que ya lo conocía…era como si no fuera su padre.
De nada había servido saberlo…
Respiró profundamente y se dio la vuelta para caminar despacio hacia la salida del reino.
A pesar de todo…su corazón pedía a gritos que el rey la detuviera para que se quedase con él.
Pero eso no ocurrió.
Soltó un sollozo y decidió salir corriendo de ahí, pero a medio camino chocó con alguien y cayó de trasero al suelo.
Era Challen, quien al verla destrozada, se arrodilló y la abrazó con fuerza.
La joven lloró en su pecho.

CHALLEN: Lo siento mucho.
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Azalea cabalgó y cabalgó hasta salir de la ciudad e internarse en el bosque cercano a Krystán.
Ojalá pudiera dejar sus pensamientos atrás tal y como estaba dejando su hogar.
Ojalá pudiera arrancarse el corazón para que dejase de sentir dolor.
Ojalá…ojalá…
El caballo metió una de sus patas en un hueco del sendero y la princesa salió disparada de su montura.
Aterrizó en el suelo con un fuerte golpe y perdió la conciencia.
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Zannaleah fue llevada al hogar de Challen para que pudiera descansar bajo el cuidado del padre del chico.
Luego, el caballero cogió otro caballo del reino y cabalgó por toda la ciudad en busca de su princesa.
¿Adónde podría haber ido?
Rezaba a los dioses para que nada malo pudiera pasarle.

KUPÓ: ¡Challen!

Las mascotas se acercaban volando, así que Challen detuvo a su caballo justo en el sendero que llevaba al bosque.

CHALLEN: ¿Habéis logrado localizarla?
KUPÓ: No.Estamos tan angustiados, kupó...
MOG: Se fue demasiado alterada...
CHALLEN: Seguiremos buscándola hasta que anochezca. En marcha.
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En cuanto Azalea recobró el sentido, se vio tirada en el suelo lleno de hierba, rodeada por árboles y silencio.
Dedicó una mirada al cielo azul y por primera vez no sintió paz.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y su corazón se encogió.
Odiaba tanto a su padre…
Odiaba todo lo que le había hecho a su madre.
Odiaba todo lo que había conseguido con su engaño.
Odiaba sobre todo a Zannaleah, la hermana secreta y prometida de Challen.
Qué pequeño era el mundo…
Ahora ya sabía por qué había tanto parecido entre ella y Zanna.
Por sus venas corría la misma sangre por parte del rey de Krystán.
Respiró hondo y se levantó con lentitud, ya que le dolía todo el cuerpo a causa del golpe.
Cuando consiguió incorporarse, unas gotitas de sangre se deslizaron por su sien hasta caer en su vestido.
Estaba herida, pero no le importó.
Miró a su caballo con tristeza, pues él también tenía una pata herida.
Se acercó y le acarició el hocico.

AZALEA: Siento haberte causado esto. Pero debes hacer un esfuerzo para caminar un poco más y así escondernos. Los soldados no tardarán en encontrarnos.

Ya atardecía, así que cogió las riendas y lo instó a que caminase.
Todavía no se sentía con fuerzas para volver a su hogar y enfrentarse a su padre.
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Al día siguiente, Falon llegó a su castillo y se dejó caer en el sofá de la sala real.
Estaba cansadísimo, pues había pasado toda la noche con sus amigos en una taberna, bebiendo, conversando y riendo.
Le había hecho tanta falta distraerse y pasárselo bien con sus conocidos…
Oyó voces en el pasillo y vio entrar a sus padres junto a los reyes de Krystán, los cuales parecían muy angustiados.

REY KAN-IS-TRA: No os preocupéis. Seguiremos rastreando la ciudad entera.
REY KRYSTÁN: Hemos buscado en todas partes, y solo nos quedaba buscar aquí. Pero tampoco está…

Al ver que la reina de Krystán rompía a llorar, Falon se levantó del sofá para acercarse a ellos.

FALON: ¿Qué ocurre?
REINA KAN-IS-TRA: Oh, hijo… Azalea está desaparecida desde ayer.

El cuerpo del príncipe se puso en tensión.
¿Azalea…desaparecida?

FALON: ¿Por qué?
REINA KRYSTÁN: Tuvo una fuerte…discusión con mi esposo y…huyó a caballo…

Maldita fuera.
Esa princesa siempre tan impulsiva…
Falon apretó los dientes e intentó dominar el miedo que sentía en las entrañas.
No debía meterse en los asuntos de la chica que odiaba.
Entonces se dio cuenta de cómo lo miraba el rey de Krystán.
Era odio y rabia lo que había en sus ojos.
Y Falon conocía los motivos.
Se encogió de hombros y salió de nuevo del castillo para dormir un rato bajo la sombra de los árboles.
Pero a medida que caminaba, su corazón se aceleraba más y más.
El miedo por Azalea persistía…
¡Por todos los demonios!
Se desvió hacia el establo y cogió su caballo.
En cuanto encontrase a Azalea, la estrangularía con sus propias manos.
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TO BE CONTINUED...

por **~Shia~** Sáb Oct 06, 2012 6:30 pm

Al fin!!!!!, al fin se supo todo lo del padre de Azalea. Tonto rey ¬¬ ,pobre Azalea esta muy dolida u.u Challen!!! rescatala tu eres su angel de la guarda TT-TT. Pobre de Zanna ella igual esta dolida.
Que gran capitulo :D

Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 15

Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 15

Re: Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 15