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~Star Story~
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~Star Story~
He vuelto xD YAY! y recargada con un nuevo fanfic original para su deleite~ x)
Espero que les guste, este fanfic también esta alojado en amor-yaoi.
Me encantaría que me dejaran sus opiniones. Por ahora les dejaré el primer capítulo y en cuanto pueda subiré el segundo.
Ahora vamos con el fic!!!
Espero que les haya gustado (:
Recuerden si es que pueden dejarme un comentario con su opinión.
Subiré el segundo capi tan pronto como pueda.
Espero que les guste, este fanfic también esta alojado en amor-yaoi.
Me encantaría que me dejaran sus opiniones. Por ahora les dejaré el primer capítulo y en cuanto pueda subiré el segundo.
Ahora vamos con el fic!!!
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Dicen que la tierra es uno de los planetas más bellos de la creación, yo así lo pienso también, la tierra es para mi uno de los planetas dignos de llamarse "oasis" o "paraíso". Pero por supuesto esa es solo la opinión de un humano, de alguien que vive en este planeta...entonces, ¿Que pensará alguien que venga de fuera? ¿que pensará de nuestra tierra un habitante de otro mundo?...¿Sería verdaderamente alguien hostil?
Si me preguntaran a mí, la verdad...diría que no, pero supongo que no puedo estar seguro de nada hasta que no conozca a uno de ellos.
Si me preguntaran a mí, la verdad...diría que no, pero supongo que no puedo estar seguro de nada hasta que no conozca a uno de ellos.
....................
Una risa fugaz escapó de los labios del joven azabache que se sentaba junto a la ventana, por supuesto su atención seguía concentrada en las nubes que decoraban el espeso cielo nublado. El maestro, Señor Brut, no tardo en darse cuenta de que obviamente uno de sus alumnos no lo estaba siguiendo, Basile.
El señor Brut aclaro un poco su garganta antes de darse vuelta sobre su asiento, sus ojos pardos observaron al alumno en cuestión. Basile seguía completamente sumido en sus pensamientos, observando las nubes fijamente sin prestar la menor atención a la clase de Francés, materia que muy probablemente volvería a llevarse para el próximo año. Sí, en un comienzo había pensado en levantarse de su silla y darle con la regla al muchachito, pero ya se encontraba viejo para aquello y seguramente en cuanto se volviera a sentar, el muchacho de orbes color miel volvería a observar las nubes, ya era algo habitual para el cansado maestro, pero aún así no podía dejar que uno de sus alumnos se saliera con la suya y pasara por sobe él. — Basile, te quedas después de clase — dijo el hombre con voz fuerte y potente, tan así que todos los estudiantes se dieron vuelta para observar a su compañero de clase, algunos rieron y otros cuchicheaban entre ellos, más Basile no los escuchaba, ya sabía que lo consideraban un "rarito".
El azabache no movió sus ojos del cielo, aunque claro era que había escuchado las indicaciones del Señor Brut, él era el único que no se desgastaba ya regañándolo, los otros maestros sin embargo seguían con aquella obsesión de hacerle poner atención en materias que le significaban una aburrición total.
Basile era un muchacho de cabello negro encendido, lo llevaba corto y liso, aunque con un poco de agua realzaba las puntas hacia arriba haciéndolo lucir desordenado, tenía un pequeño flequillo que apenas si lograba tapar el ojo izquierdo de su rostro, donde escondía una cicatriz en forma de línea. Sus ojos eran de un limpio color miel y su piel de un tono claro intermedio, semejante a un tostado suave. Su figura no resultaba ser muy llamativa, al menos así lo consideraba él mismo, su altura no superaba el metro con setenta centímetros y su peso rondaba los sesenta y cinco kilos. Su madre muchas veces lo había encontrado delgaducho pero "Basi" - como ella lo llamaba - resultaba ser bastante normal a la hora de comer, era solo que su cuerpo tenía alguna función especial que evitaba que subiera o bajara de peso de manera rápida.
Para ser correctos, habría que decir que a Basile no le agradaba para nada el instituto, porque no era un instituto, era una cárcel donde sus padres lo habían encerrado para que no siguiera con esas "tonterías" de la Astronomía. No, sus padres querían que su único hijo fuera un letrado, un político o un abogado reconocido, que le diera valor al apellido "Shepard", vaya basura, si no fuera porque aún le falta un año para cumplir la mayoría de edad, con toda alegría se habría opuesto. Por supuesto amenazaron con desheredarlo e incluso desvincularlo de la familia, sin duda sus padres y la familia en general resultaban ser todo menos lo que Basi consideraría como un respaldo.
Estaba bien, soportaría un año más en este lugar, un año más de ridiculeces, Francés, Italiano, Lengua y Literatura... ¿para que querría esas materias si todo lo que necesitaba era su Filosofía, Historia pero más que nada su querida Astronomía? ¿Porque estas materias no existían en el instituto? Debía conformarse con las aburridas clases de historia que dictaba el profesor Becher y que a pesar de que a Basile le gustara la historia, volvía esta materia un completo entierro. El maestro Becher era una persona de avanzada edad, de cuerpo bajito y anciano, usaba unas gafas con bastante aumento y su voz solía dejar a varios de los muchachos dormidos durante la clase.
El azabache suspiró, posiblemente la clase de francés pasara rápido y posiblemente lo que tuviera que ver con Brut a la salida pasaría de igual forma. Luego podría ir hasta su dormitorio y mirar las estrellas desde el balcón, o mejor aún, podría salir - Sin que nadie le viera - hasta las afueras del instituto, allí donde se encontraba el lago y allí, podría sentarse a observar el inmenso cielo hasta que el sueño callera. Pero claro, todo esto solo podría ser luego de que se librara de los maestros y en particular de Brut.
La clase terminó luego de que Brut ( Basile no estaba acostumbrado a agregar el "Señor" al referirse a sus maestros o más bien, no los llamaba por "señor" porque no le agradaba, no se sentía a gusto en el instituto y menos aún en clases.) les diera como trabajo aprender el nombre de treinta animales en francés. Vaya cosa. Resultaba que Basile sabía muy bien francés, después de todo sus padres lo habían educado en cuatro idiomas distintos desde que era pequeño. Así el joven azabache sabía a la perfección hablar en Inglés, Italiana, Alemán y Francés. Pensaba que si Brut se llegaba a enterar de esto, muy posiblemente pondría el grito en el cielo y de cierta forma eso le haría gracia al muchacho pero no, aún no mostraría lo que sabía, primero porque no le gustaba participar de las clases y segundo porque le gustaba que los demás pensaran que era un completo idiota, así pasaba desapercibido y nadie intentaba acercarsele.
El atardecer caía y muy pronto sería de noche, más el joven estudiante aún se encontraba en el aula, el uniforme le había comenzado a molestar, Basile prefería los atuendos más sueltos y ligeros, en cambio, el traje puesto le hacía parecer torpe e incluso le quitaba parte de su movilidad. Había decidido quitarse el saco con la insignia del instituto Collingwood, así podía sentir el fresco aire que entraba a través de las ventanas del salón. Hacia arriba lucía una camisa blanca de hilo, sobre ella una corbata desajustada mayormente negra con rayas amarillas, verdes y naranjas, la camisa estaba salida de dentro del pantalón, del mismo tono verde del saco y finalmente en sus pies, lucía un par de zapatos negros que habría lanzado lejos solo para poder ponerse sus Converse.
Realmente no era tan terrible como quería hacer parecer la experiencia el "Señor" Brut. Le estaba tomando lección al azabache acerca de lo visto durante la clase y lamentablemente y para su sorpresa, resultaba que el muchacho respondía todo correctamente. No lo podía entender y con una advertencia dejo ir al muchacho, "te tendré vigilado", Ja!, lo que le faltaba, andar vigilando a un alumno...aunque quizá si se estaba pasando un poco con sus distracciones en clase. De todos modos no le prestó mucho interés y salió del aula apenas el maestro terminó de murmurar cosas sobre los chicos de hoy en día. Basile tomó sus cosas y abandono el salón rumbo hacia las escaleras. El salón de Francés se encontraba en el tercer piso del edificio B (donde asistía la secundaria), en el edificio A - Que estaba al frente del otro edificio - asistían los alumnos de primaria. Para poder llegar hasta la salida, Basile tenía que bajar hasta el primer piso y de ahí dirigirse hacia los dormitorios (que se encontraban a unos metros de los edificios de clases, cerca de una pequeña laguna artificial), ahí un alumno de un curso más avanzado le entregaría la llave de su habitación, así era como sucedía todos los días.
El pasillo por supuesto estaba desocupado, habría salido del aula quizá una hora o más, después que el resto de los alumnos. Seguramente el encargado de los dormitorios de este mes le regañaría nuevamente por hacerle esperar. Basile suspiró cansado, clavó nuevamente su vista en los ventanales del lado derecho del pasillo, el cielo anaranjado poco dejaba ver del sol y mucho menos del cielo azul que comenzaría en unos minutos más a revelar sus estrellas. Que mierda, Basile odiaba los días nublados, odiaba que no le dejaran observar lo grandioso del cielo, las constelaciones que tanto amaba y aquella estrella en la que había puesto su atención desde que su primer maestro particular se la había enseñado. Agapē resultaba ser la estrella favorita del muchacho, sabía que rondaba más de una leyenda sobre aquella estrella e incluso había visto películas en las que se nombrara a dicha estrella. Tan fascinado estaba recordando, que no se dio cuenta de la puerta abierta frente a él, por lo que tras un choque brusco, el muchacho se quejó en tono alto — ¡Auch! —, al parecer el mayor impacto se lo había llevado su frente y nariz - que ahora estaba sobando con una de sus manos -, sus ojos observaron hacia la izquierda, generalmente las aulas quedaban cerradas pero esta no, extraño. Con algo de curiosidad se acercó a la entrada y echó una pequeña mirada hacia adentro, pestañeo un par de veces. No había nadie allí. Basile levantó los hombros y se dispuso a devolverse hacia su camino, fue entonces que un suave llanto llamó su atención. Primero parecía estar presente en todo el pasillo lo que asusto un poco al joven azabache, más luego el llanto se situó en la sala donde antes había mirado. Volvió a observar hacia dentro del salón, seguía sin ver nada aunque...
Sus orbes doradas pestañearon un par de veces mientras recorría los bancos de la sala, todo parecía en orden, excepto por...¿Un chico? Sí. pestañeó otro par de veces y volvió a observar entre los bancos, ahí en el suelo, pudo ver a un chico sentado sobre el piso, de tes pálida apenas cubierto por un camisón blanco y cuyo cabello tenía una extraña tonalidad...verde...al menos así se veía desde donde se encontraba el azabache, el cabello del joven parecía un negro que al moverse de lado a lado se tornaba verde oscuro. Poco podía ver del rostro del chico pues se encontraba llorando, sus manos estaban sobre sus ojos y el cabello caía lacio sobre su rostro y cuello impidiendo aún más que Basile pudiera ver de quien se trataba.
No pudo evitar quedarse ahí observando, el muchacho de cabello...verde, parecía muy triste, las lágrimas no paraban de caer en el piso y ya comenzaría a oscurecer, cerrarían la escuela y aquél chico se quedaría encerrado si no salía pronto. Fue por eso que Basile decidió hablarle pero antes, avanzó un par de pasos hacia adentro, tratando de no hacer ruido para no asustar al muchacho. Se detuvo cerca del pizarrón, en el comienzo de los bancos entonces y con algo de timidez dijo — O-Oye...la escuela esta por cerrar...—, no sabía como reaccionaría el chico y en realidad, no recordaba haber visto a nadie como él en el instituto y por su color de cabello, debería recordarlo ¿no?
Un par de ojos se clavaron en Basile, podía sentirlos, el misterioso chico se había detenido en su presencia mientras hipaba tratando de frenar el llanto. Entonces y por primera vez Basile escucho un maravilloso tono de voz, algo mágico, luminoso, algo que no sabía si realmente había escuchado o si su cabeza lo había imaginado, pero las palabras no las había inventado, había escuchado claramente un " Sa-to-ri" proveniente de la dirección en donde se hallaba el muchacho. ¿Que significaría aquello?
Entonces y sin más se halló solo en el aula, volvió a buscar entre los bancos al muchacho que había estado llorando, más no halló nada. Camino en dirección hacia donde lo había visto sentado, no se podía creer que no había nadie allí, algo confundido busco nuevamente al muchacho, pero todo lo que halló fueron un par de gotas en el piso. Entonces...¿no había soñado? Pero más importante que aquello, ¿donde estaba el muchacho de cabello verde?
Asustado y confundido pensó que había tenido un encuentro con un fantasma y sin dejar pasar más tiempo salió de la sala rumbo hacia la salida y luego a los dormitorios, el bolsón con sus cuadernos y demás artículos colgaba en el aire mientras corría escaleras abajo, porque no sabía que pensar, aquella voz en su cabeza, aquella melodiosa voz, aún se conservaba fresca y dulce en su memoria.
El señor Brut aclaro un poco su garganta antes de darse vuelta sobre su asiento, sus ojos pardos observaron al alumno en cuestión. Basile seguía completamente sumido en sus pensamientos, observando las nubes fijamente sin prestar la menor atención a la clase de Francés, materia que muy probablemente volvería a llevarse para el próximo año. Sí, en un comienzo había pensado en levantarse de su silla y darle con la regla al muchachito, pero ya se encontraba viejo para aquello y seguramente en cuanto se volviera a sentar, el muchacho de orbes color miel volvería a observar las nubes, ya era algo habitual para el cansado maestro, pero aún así no podía dejar que uno de sus alumnos se saliera con la suya y pasara por sobe él. — Basile, te quedas después de clase — dijo el hombre con voz fuerte y potente, tan así que todos los estudiantes se dieron vuelta para observar a su compañero de clase, algunos rieron y otros cuchicheaban entre ellos, más Basile no los escuchaba, ya sabía que lo consideraban un "rarito".
El azabache no movió sus ojos del cielo, aunque claro era que había escuchado las indicaciones del Señor Brut, él era el único que no se desgastaba ya regañándolo, los otros maestros sin embargo seguían con aquella obsesión de hacerle poner atención en materias que le significaban una aburrición total.
Basile era un muchacho de cabello negro encendido, lo llevaba corto y liso, aunque con un poco de agua realzaba las puntas hacia arriba haciéndolo lucir desordenado, tenía un pequeño flequillo que apenas si lograba tapar el ojo izquierdo de su rostro, donde escondía una cicatriz en forma de línea. Sus ojos eran de un limpio color miel y su piel de un tono claro intermedio, semejante a un tostado suave. Su figura no resultaba ser muy llamativa, al menos así lo consideraba él mismo, su altura no superaba el metro con setenta centímetros y su peso rondaba los sesenta y cinco kilos. Su madre muchas veces lo había encontrado delgaducho pero "Basi" - como ella lo llamaba - resultaba ser bastante normal a la hora de comer, era solo que su cuerpo tenía alguna función especial que evitaba que subiera o bajara de peso de manera rápida.
Para ser correctos, habría que decir que a Basile no le agradaba para nada el instituto, porque no era un instituto, era una cárcel donde sus padres lo habían encerrado para que no siguiera con esas "tonterías" de la Astronomía. No, sus padres querían que su único hijo fuera un letrado, un político o un abogado reconocido, que le diera valor al apellido "Shepard", vaya basura, si no fuera porque aún le falta un año para cumplir la mayoría de edad, con toda alegría se habría opuesto. Por supuesto amenazaron con desheredarlo e incluso desvincularlo de la familia, sin duda sus padres y la familia en general resultaban ser todo menos lo que Basi consideraría como un respaldo.
Estaba bien, soportaría un año más en este lugar, un año más de ridiculeces, Francés, Italiano, Lengua y Literatura... ¿para que querría esas materias si todo lo que necesitaba era su Filosofía, Historia pero más que nada su querida Astronomía? ¿Porque estas materias no existían en el instituto? Debía conformarse con las aburridas clases de historia que dictaba el profesor Becher y que a pesar de que a Basile le gustara la historia, volvía esta materia un completo entierro. El maestro Becher era una persona de avanzada edad, de cuerpo bajito y anciano, usaba unas gafas con bastante aumento y su voz solía dejar a varios de los muchachos dormidos durante la clase.
El azabache suspiró, posiblemente la clase de francés pasara rápido y posiblemente lo que tuviera que ver con Brut a la salida pasaría de igual forma. Luego podría ir hasta su dormitorio y mirar las estrellas desde el balcón, o mejor aún, podría salir - Sin que nadie le viera - hasta las afueras del instituto, allí donde se encontraba el lago y allí, podría sentarse a observar el inmenso cielo hasta que el sueño callera. Pero claro, todo esto solo podría ser luego de que se librara de los maestros y en particular de Brut.
La clase terminó luego de que Brut ( Basile no estaba acostumbrado a agregar el "Señor" al referirse a sus maestros o más bien, no los llamaba por "señor" porque no le agradaba, no se sentía a gusto en el instituto y menos aún en clases.) les diera como trabajo aprender el nombre de treinta animales en francés. Vaya cosa. Resultaba que Basile sabía muy bien francés, después de todo sus padres lo habían educado en cuatro idiomas distintos desde que era pequeño. Así el joven azabache sabía a la perfección hablar en Inglés, Italiana, Alemán y Francés. Pensaba que si Brut se llegaba a enterar de esto, muy posiblemente pondría el grito en el cielo y de cierta forma eso le haría gracia al muchacho pero no, aún no mostraría lo que sabía, primero porque no le gustaba participar de las clases y segundo porque le gustaba que los demás pensaran que era un completo idiota, así pasaba desapercibido y nadie intentaba acercarsele.
El atardecer caía y muy pronto sería de noche, más el joven estudiante aún se encontraba en el aula, el uniforme le había comenzado a molestar, Basile prefería los atuendos más sueltos y ligeros, en cambio, el traje puesto le hacía parecer torpe e incluso le quitaba parte de su movilidad. Había decidido quitarse el saco con la insignia del instituto Collingwood, así podía sentir el fresco aire que entraba a través de las ventanas del salón. Hacia arriba lucía una camisa blanca de hilo, sobre ella una corbata desajustada mayormente negra con rayas amarillas, verdes y naranjas, la camisa estaba salida de dentro del pantalón, del mismo tono verde del saco y finalmente en sus pies, lucía un par de zapatos negros que habría lanzado lejos solo para poder ponerse sus Converse.
Realmente no era tan terrible como quería hacer parecer la experiencia el "Señor" Brut. Le estaba tomando lección al azabache acerca de lo visto durante la clase y lamentablemente y para su sorpresa, resultaba que el muchacho respondía todo correctamente. No lo podía entender y con una advertencia dejo ir al muchacho, "te tendré vigilado", Ja!, lo que le faltaba, andar vigilando a un alumno...aunque quizá si se estaba pasando un poco con sus distracciones en clase. De todos modos no le prestó mucho interés y salió del aula apenas el maestro terminó de murmurar cosas sobre los chicos de hoy en día. Basile tomó sus cosas y abandono el salón rumbo hacia las escaleras. El salón de Francés se encontraba en el tercer piso del edificio B (donde asistía la secundaria), en el edificio A - Que estaba al frente del otro edificio - asistían los alumnos de primaria. Para poder llegar hasta la salida, Basile tenía que bajar hasta el primer piso y de ahí dirigirse hacia los dormitorios (que se encontraban a unos metros de los edificios de clases, cerca de una pequeña laguna artificial), ahí un alumno de un curso más avanzado le entregaría la llave de su habitación, así era como sucedía todos los días.
El pasillo por supuesto estaba desocupado, habría salido del aula quizá una hora o más, después que el resto de los alumnos. Seguramente el encargado de los dormitorios de este mes le regañaría nuevamente por hacerle esperar. Basile suspiró cansado, clavó nuevamente su vista en los ventanales del lado derecho del pasillo, el cielo anaranjado poco dejaba ver del sol y mucho menos del cielo azul que comenzaría en unos minutos más a revelar sus estrellas. Que mierda, Basile odiaba los días nublados, odiaba que no le dejaran observar lo grandioso del cielo, las constelaciones que tanto amaba y aquella estrella en la que había puesto su atención desde que su primer maestro particular se la había enseñado. Agapē resultaba ser la estrella favorita del muchacho, sabía que rondaba más de una leyenda sobre aquella estrella e incluso había visto películas en las que se nombrara a dicha estrella. Tan fascinado estaba recordando, que no se dio cuenta de la puerta abierta frente a él, por lo que tras un choque brusco, el muchacho se quejó en tono alto — ¡Auch! —, al parecer el mayor impacto se lo había llevado su frente y nariz - que ahora estaba sobando con una de sus manos -, sus ojos observaron hacia la izquierda, generalmente las aulas quedaban cerradas pero esta no, extraño. Con algo de curiosidad se acercó a la entrada y echó una pequeña mirada hacia adentro, pestañeo un par de veces. No había nadie allí. Basile levantó los hombros y se dispuso a devolverse hacia su camino, fue entonces que un suave llanto llamó su atención. Primero parecía estar presente en todo el pasillo lo que asusto un poco al joven azabache, más luego el llanto se situó en la sala donde antes había mirado. Volvió a observar hacia dentro del salón, seguía sin ver nada aunque...
Sus orbes doradas pestañearon un par de veces mientras recorría los bancos de la sala, todo parecía en orden, excepto por...¿Un chico? Sí. pestañeó otro par de veces y volvió a observar entre los bancos, ahí en el suelo, pudo ver a un chico sentado sobre el piso, de tes pálida apenas cubierto por un camisón blanco y cuyo cabello tenía una extraña tonalidad...verde...al menos así se veía desde donde se encontraba el azabache, el cabello del joven parecía un negro que al moverse de lado a lado se tornaba verde oscuro. Poco podía ver del rostro del chico pues se encontraba llorando, sus manos estaban sobre sus ojos y el cabello caía lacio sobre su rostro y cuello impidiendo aún más que Basile pudiera ver de quien se trataba.
No pudo evitar quedarse ahí observando, el muchacho de cabello...verde, parecía muy triste, las lágrimas no paraban de caer en el piso y ya comenzaría a oscurecer, cerrarían la escuela y aquél chico se quedaría encerrado si no salía pronto. Fue por eso que Basile decidió hablarle pero antes, avanzó un par de pasos hacia adentro, tratando de no hacer ruido para no asustar al muchacho. Se detuvo cerca del pizarrón, en el comienzo de los bancos entonces y con algo de timidez dijo — O-Oye...la escuela esta por cerrar...—, no sabía como reaccionaría el chico y en realidad, no recordaba haber visto a nadie como él en el instituto y por su color de cabello, debería recordarlo ¿no?
Un par de ojos se clavaron en Basile, podía sentirlos, el misterioso chico se había detenido en su presencia mientras hipaba tratando de frenar el llanto. Entonces y por primera vez Basile escucho un maravilloso tono de voz, algo mágico, luminoso, algo que no sabía si realmente había escuchado o si su cabeza lo había imaginado, pero las palabras no las había inventado, había escuchado claramente un " Sa-to-ri" proveniente de la dirección en donde se hallaba el muchacho. ¿Que significaría aquello?
Entonces y sin más se halló solo en el aula, volvió a buscar entre los bancos al muchacho que había estado llorando, más no halló nada. Camino en dirección hacia donde lo había visto sentado, no se podía creer que no había nadie allí, algo confundido busco nuevamente al muchacho, pero todo lo que halló fueron un par de gotas en el piso. Entonces...¿no había soñado? Pero más importante que aquello, ¿donde estaba el muchacho de cabello verde?
Asustado y confundido pensó que había tenido un encuentro con un fantasma y sin dejar pasar más tiempo salió de la sala rumbo hacia la salida y luego a los dormitorios, el bolsón con sus cuadernos y demás artículos colgaba en el aire mientras corría escaleras abajo, porque no sabía que pensar, aquella voz en su cabeza, aquella melodiosa voz, aún se conservaba fresca y dulce en su memoria.
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Espero que les haya gustado (:
Recuerden si es que pueden dejarme un comentario con su opinión.
Subiré el segundo capi tan pronto como pueda.
Última edición por Lucyan Black el Mar Mar 13, 2012 5:28 pm, editado 1 vez
Re: ~Star Story~
Me encanto tu fic *--* que bonito narras <3
Yaaoooi ~ :Megusta: tomelas señor Brut! òUó
Esperaré el siguiente capítulo con ansias, me dejastes intrigada con el final *-*
Yaaoooi ~ :Megusta: tomelas señor Brut! òUó
Esperaré el siguiente capítulo con ansias, me dejastes intrigada con el final *-*
Iván Braginski- Mensajes : 935
Fecha de inscripción : 02/08/2011
Personaje Favorito : Shinji Ikari, Junko Enoshima, Makoto Naegi, Megumi Noda, Nagito Komaeda, Ganta Iragashi, Senji Kiyomasa, Keiichi Maebara.
Re: ~Star Story~
Awwww : D muchas gracias por tu opinión
Y si oUó más adelante se pondrá más inquisidor el señor Brut LOL
Nos vemos~ x)
Y si oUó más adelante se pondrá más inquisidor el señor Brut LOL
Nos vemos~ x)
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