Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio)

por SweeT PrincesS Lun Jul 30, 2012 6:35 am

"La Venganza De Azalea"

PARTE 8

Solo bastaron tres minutos dentro de esa nave en marcha para provocar mareos y malestar en la princesa.
Iba sentada en un cómodo sillón, dentro de una habitación lujosa, rodeada de ventanales por dónde se podía admirar el paisaje de cielo azul y nubes blancas.
Mog y Kupó estaban pegados al cristal de dichos ventanales, maravillados ante todo lo que veían al pasar.

MOG: ¡Esta cosa vuela mucho más alto que nosotros!
KUPÓ: ¡Y también mucho más rápido, kupó!
MOG: ¡A esta velocidad llegaremos pronto!

Challen se acercó a la princesa y le abanicó el rostro con un fino libro, pero al parecer, eso no lograba calmar sus mareos.

AZALEA: ¿Cuánto se tarda en acostumbrarse a esto?
CHALLEN: Lo desconozco, Alteza. Es la primera vez que subo en una nave.
AZALEA: Suerte la tuya al no marearte.
CHALLEN: ¿Queréis un poco de agua?
AZALEA: En estos momentos mi estómago no acepta nada.

La puerta mecánica se abrió automáticamente y entró un hombre mayor con túnica roja y negra.

HOMBRE: Bienvenida a bordo, Alteza.
AZALEA: No sé si agradecerlo…
HOMBRE: Espero que os sintáis cómoda.
AZALEA: No mucho…
HOMBRE: Si os mareáis, tenemos una solución.
AZALEA: Será un placer recibir esa solución.
HOMBRE: Enseguida, Alteza. Cualquier cosa que necesitéis, podéis llamarme tocando ese botón. (Señalando)
AZALEA: Gracias.
HOMBRE: Ah, una cosa más…
AZALEA: ¿Sí?
HOMBRE: El emperador Dalden y el príncipe Falon no dejan de pelear. Si vos podéis hacer algo…
AZALEA: Lo siento, pero ellos no son mi responsabilidad. Si usted desea puede tirarlos de la nave.

El hombre la miró sorprendido para luego hacerle una reverencia y marcharse.
Kupó y Mog se echaron a reír y ella sonrió muy a su pesar.
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Tras haberse tomado una pastilla para el mareo, Azalea ya se sentía mucho mejor y ahora disfrutaba del viaje, mirando a través de los ventanales junto a las dos mascotas.
Saber que Falon estaba en alguna habitación de esta misma nave la ponía nerviosa.
Pero se prometió disfrutar y relajarse lejos de él.
Miró de reojo a Challen, el cual yacía sentado en el sillón, observando la espada que tenía en sus manos.
Por su seria expresión parecía que no estaba disfrutando del viaje.
¿Estaría aburrido?
Suspiró y se sentó en el sillón que había frente a él.

AZALEA: ¿Cómo estás?
CHALLEN: Bien, Alteza. ¿Por qué lo preguntáis?
AZALEA: Estás muy serio y callado.
CHALLEN: Así soy, pero disculpad si os molesta mi actitud. Es la primera vez que me alejo de mi hogar y de mi familia.
AZALEA: Entiendo. Es lo mismo para mí.
CHALLEN: Pero vos viajáis con un propósito: vuestros estudios.
AZALEA: Y tú con el de protegerme.
CHALLEN: Lo sé. Pero yo no tendré ayuda de nadie que me enseñe a ser un caballero protector. En cambio vos, tendréis a los mejores profesores del mundo.
AZALEA: Challen, tú tendrás siempre mi ayuda y mi compañía.

El joven se sonrojó y desvió la mirada de nuevo hacia la espada.
Todavía no se acostumbraba al parecido que había entre la princesa y su prometida.
La belleza de Azalea lo cohibía demasiado. Y también lo asustaba, ya que sentía el impulso de abrazarla pensando que era Zannaleah.
Se dio cuenta de que Azalea le estaba mirando el anillo de su mano derecha y pronto sintió incomodidad.

AZALEA: ¿Es de…tu prometida?
CHALLEN: Sí.
AZALEA: ¿Cuánto hace que no la ves?
CHALLEN: Cinco años.
AZALEA: Es mucho tiempo. ¿Adónde fue?

Challen agachó la mirada, tragando el nudo que sentía en la garganta.
Le costaba tanto hablar de eso. Y al parecer, Azalea se dio cuenta.

AZALEA: Lo siento, yo…
CHALLEN: No os preocupéis. Ahora sois mi princesa y tenéis derecho a saber todo sobre mí.
AZALEA: No te sientas obligado a contármelo, Challen.
CHALLEN: La conocí cuando yo apenas tenía 9 años y ella 7. Nos hicimos amigos inseparables y crecimos juntos hasta que yo cumplí 15 años y ella 12. Un día, llegó a casa muy asustada, con la cara llena de lágrimas, y me contó que su madre quería irse a vivir lejos de Ciudad Krystán. Ninguno de los dos deseaba separarse el uno del otro. Yo hablé con su madre para tratar de convencerla, y lo único que me dijo fue: “Ahora debemos irnos, Challen. Mi hija está en peligro. Podrían quitármela. Solo será por un tiempo”.

Challen dejó de hablar para serenarse un poco al sentir renacer ese dolor que le causó la separación entre él y su joven amada.
Azalea le tomó la mano y se la apretó para darle ánimos, provocando una oleada de calor en todo el cuerpo del chico, el cual respiró hondo y para evitar emocionarse, siguió con el relato.

CHALLEN: Esa misma noche, Zannaleah huyó hasta mi casa, me puso un anillo, se puso otro ella y me besó. Se proclamó como mi prometida y nos juramos amor eterno. Le prometí que la esperaría. Me juró regresar. Pero ya han pasado cinco años.
AZALEA: Lo siento tanto…
CHALLEN: Todavía no pierdo la esperanza de volver a verla.
AZALEA: Qué amor tan bonito.

La puerta se abrió y entró Falon, el cual se puso tenso al verlos tomados de la mano.
De inmediato, Azalea se soltó y se levantó para mirarlo con desafío.

AZALEA: ¿Se te ofrece algo?
FALON: ¿Interrumpo algo?
AZALEA: Sí. Mi tranquilidad.
FALON: O quizá…
AZALEA: No te atrevas a ofenderme de nuevo, Falon.

Se miraron en silencio hasta que Challen se acercó a la princesa y Falon lo miró con rabia.

FALON: Quiero hablar contigo, princesa.
AZALEA: Tú dirás.
FALON: A solas.
AZALEA: No.
FALON: Solo será un momento.
AZALEA: Entonces habla.
FALON: Dije a solas.
AZALEA: La obligación de Challen es permanecer todo el tiempo a mi lado, así que todo lo que tengas que decirme, lo dirás frente a él.
FALON: Princesa…
AZALEA: Lo dirás frente a él.
FALON: ¿Estás segura?
AZALEA: Sí.
FALON: Entonces no te importará que hable de nuestro romance y de los últimos besos que compartimos.
AZALEA: ¡Cállate!

Tanto ella y como Challen ya estaban más que ruborizados. Y eso le gustó a Falon, el cual se sentó en un sillón y se relajó, provocando la rabia en Azalea.
La puerta se abrió de nuevo y entró Dalden, que al ver a Falon ahí, se puso a la defensiva.

DALDEN: No sabía que tenías invitado, Azalea.
AZALEA: Yo no he invitado a nadie.
DALDEN: ¿Te está molestando?
FALON: El que molesta aquí eres tú, Dalden. Así que vete por dónde has venido.
DALDEN: No me provoques de nuevo, Falon.
AZALEA: No quiero peleas en mi habitación.
FALON: Si me permites hablar contigo a solas, prometo no molestarte en todo lo que queda de viaje.
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Azalea temblaba al verse completamente a solas con Falon en esa habitación.
Incluso Mog y Kupó se habían ido.
Si hablar con él serviría para que la dejase en paz, pues eso haría.
Estaban a un metro de distancia, pero ella podía sentir el calor que desprendía el cuerpo del chico.
Al igual que ella, Falon podía oler el fresco perfume a flores de esa bella princesa.
Él dio un paso hacia adelante.
Ella dio uno hacia atrás.

FALON: Zannaleah, no huyas. No quiero hacerte daño.
AZALEA: ¿Ah no?
FALON: Te pido perdón por lo ocurrido. Perdí los estribos y…

No supo qué más decir.
Nada justificaba haberla golpeado.
¿Qué podía hacer para recuperarla?
Quizá si tocaba su corazón…

FALON: ¿Todavía me quieres?

Las mejillas de Azalea se tiñeron de rojo.
Hablar de eso la incomodaba aunque fuera algo falso.

AZALEA: ¿Qué más da?
FALON: A mí sí me importa.
AZALEA: ¿Por qué?
FALON: Necesito que me perdones.
AZALEA: ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?
FALON: Quiero tenerte, Zannaleah.

El corazón femenino se aceleró.
No podía acostumbrarse a hablar de sentimientos cuando en realidad no los había.
Entonces se le vino una idea a la mente, así que lo miró con interés.

AZALEA: ¿Harías lo que fuera por conseguir mi perdón?
FALON: Sí.
AZALEA: Entonces serás mi prometido.

Falon apretó los dientes, sintiendo que la furia volvía a él.
Se miraron desafiantes hasta que Azalea se cruzó de brazos y alzó la barbilla con orgullosa vanidad.
La muy condenada hablaba en serio.
Falon le devolvería la misma moneda.

FALON: Está bien. Seré tu prometido.
AZALEA: ¿En serio?
FALON: Sí. Pero con una condición.
AZALEA: ¡Ja! Nada de condiciones. O eres mi prometido o no tendrás mi perdón.
FALON: Sí tú haces chantaje pues yo también.
AZALEA: No habrá perdón.
FALON: Tampoco compromiso.
AZALEA: Perfecto.
FALON: De acuerdo.
AZALEA: Muy bien.
FALON: Hecho.
AZALEA: Ajá.
FALON: Sí.
AZALEA: Vete.
FALON: Y un cuerno.

Se acercó a ella y la tomó entre sus brazos para besarla sin permiso.
Azalea luchó para soltarse pero la fuerza de Falon era tanta que terminó por rendirse y dejarse besar con esa pasión que la envolvía con rapidez.
El príncipe comenzó a acariciarle los hombros, los brazos, el cuello, el suave cabello, sus mejillas…
Dios… Era tan hermosa y deseable…
Podía hacerla suya en este momento…
Anhelaba sentir su piel desnuda contra la suya y hundirse en su interior.
Le dolía todo el cuerpo de la necesidad.
Si no hacía algo pronto acabaría por destrozar esa nave de la pura frustración.
Esa princesa se estaba derritiendo en sus brazos, y eso lo estaba llevando al límite.
La cama estaba tan cerca…
Solo tenía que empujar a la chica y caería sobre las sábanas y almohadas.
Entonces la desnudaría lentamente y grabaría en su mente su perfecto cuerpo.
Después acariciaría y saborearía cada rincón y poro de esa suave piel para terminar devorando su boca de fresa.
Su cuerpo ya estaba tenso.
Gimió y la apretó más contra él, profundizando el beso.
Saber que nadie la había tocado lo llenaba de satisfacción.
Y para más alegría tenía su corazón.
Solo le faltaba hacerla suya en cuerpo y alma.
Entonces sería su dueño para siempre.
En cuanto Azalea pasó sus delicadas manos por su fuerte espalda, él perdió el control.
Solo bastó esa caricia para llevarlo al límite de su resistencia.
Dejó de besarla para cogerla en brazos y llevarla hasta la cama.
La dejó caer y vio que abría los ojos de par en par, obviamente asustada.
Pero ya nada podía detenerlo. Ya había aguantado demasiado.
La besó de nuevo para borrarle esa expresión de miedo.
Su olor a flores lo tenía completamente cautivado.
No. Ya no podía parar. Ese día, dentro de esa nave, la princesa sería suya.
Tuvo suerte de que su vestido era abotonado por delante, así que mientras la besaba, fue desabrochando botón tras botón, hasta que sus redondos pechos quedaron al descubierto.
No tardó en acariciarlos y besarlos, provocando que la mente de la joven se nublara.
Azalea ya no pudo pensar en nada más que no fuera ese chico. Solamente él… Falon…
Ese nombre se le hacía tan dulce.
Pero no debía olvidar que era la persona que más odiaba en el mundo. Era su enemigo. El Diablo.
Puso sus delicadas manos en esos fuertes hombros y lo detuvo.
Se miraron a los ojos, con las respiraciones agitadas.

AZALEA: ¿Vas a hacerme tuya?
FALON: Sí, Zannaleah. Ya no puedo más.
AZALEA: No puedes si no te comprometes conmigo.
FALON: Te deseo, mujer. Te juro que hoy no te escaparás de mí.
AZALEA: ¿Tan poco valor tiene mi virginidad?

Falon se puso tenso.
La virginidad.
Era un tema muy delicado. Y aunque ella no fuera la verdadera princesa de Ciudad Krystán, ahora asumía ese cargo. Ante los ojos de todo el mundo era una princesa. Y debía respetarla.
¡Por todos los demonios! ¡Es que ya no aguantaba más!
La tenía debajo de él, medio desnuda, hermosamente excitada. ¡Tan deseable!
Jamás había soportado tanto las ganas de hacerle el amor a una mujer.
Con todas las demás había dado rienda suelta a sus deseos carnales, pero con ella… ¡No podía! ¡Tenía que respetarla aunque le costase!
Respiró profundamente y poco a poco fue apartándose de ella.
Azalea se abotonó el vestido, se levantó de la cama y se pasó una mano por el cabello, sintiéndose avergonzada una vez más.

AZALEA: Creo que no hay nada más que hablar.
FALON: Acepto.
AZALEA: Así que ya puedes irte.
FALON: Acepto, Zannaleah.
AZALEA: ¿Aceptas, qué?
FALON: Ser tu prometido.

Se quedaron mirando en silencio.
El corazón de Azalea dio un vuelco.
Su propósito se había cumplido. ¡Al fin podría realizar su venganza!
Sintió tanta alegría que no pudo evitar sonreír con sinceridad.
Esa sonrisa desarmó al príncipe, creyendo que la felicidad de ella era por el compromiso. Y en realidad esa alegría era por la venganza contra él.
Aunque Falon no parecía tan contento…
Claro. Él solo anhelaba su cuerpo.
¿Qué más podía ella hacer para enamorarlo?
Las ideas se le agotaban. Necesitaba verlo sufrir. Devolverle cada golpe que ella había recibido de él.

FALON: Pero no habrá un compromiso oficial hasta que regresemos a Ciudad Krystán.
AZALEA: ¿Qué? Serán cuatro años.
FALON: No haré nada sin el consentimiento de tu padre.
AZALEA: Eso significa que esperarás cuatro años para hacerme tuya.
FALON: No. Ni loco. Eso no.
AZALEA: ¿Entonces qué piensas hacer?
FALON: Lo único que me queda es darte mi palabra de que seré tu prometido en cuanto regresemos a tu ciudad.
AZALEA: No confío en ti, Falon.
FALON: No hay otra alternativa.
AZALEA: Sí la hay. En cuanto lleguemos a Aion, le escribiré una carta a mi padre.
FALON: ¿Crees que acepte?
AZALEA: Nunca me ha negado nada.
FALON: Como ya te dije, el compromiso es algo serio.
AZALEA: No se negará.

Se quedaron mirando en silencio, cada cual pensando en sus planes.
Pronto verían sus deseos cumplidos.
Pero el destino les tenía algo reservado.
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TO BE CONTINUED...

por **Katherina Kusanovic** Lun Jul 30, 2012 10:22 am

y calló Falon!!! Muajajajaaa que dulce es la venganza xD
pero me intriga que les "deparará el destino" ... Bueno, si más, espero la contiii :3
karma para tu :3