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Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio)
3 participantes
Página 1 de 1.
Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio)
"La Venganza De Azalea"
PARTE 26
Tedra y Cerith estaban en un rincón del salón de baile, mirando cómo Azalea se hundía en su propia tristeza.
TEDRA: Ha sido agradable oír la conversación tras la puerta.
CERITH: Si todo lo que me has contado que has oído es cierto, creo que no deberías disfrutar del dolor ajeno.
TEDRA: Deja de ser tan buena, Cerith.
CERITH: Se trata del sufrimiento de tu hermano, Tedra. ¿Te alegra verlo mal?
TEDRA: Claro que no. Pero ya se le pasará. Yo me alegro del dolor de Azalea. O mejor dicho, de la falsa Azalea.
Cerith se quedó pensando en la duda de contarle o no a Tedra todo lo que Kupó y Mog le explicaron sobre la infancia de Azalea y las torturas de Falon y ella.
De pronto, notó que su amiga se ponía tensa, y es que Shaner acababa de entrar en el salón.
TEDRA: Odioso…
CERITH: ¿Habéis vuelto a pelear?
TEDRA: ¡Ni siquiera me habla!
CERITH: Pues le dijiste cosas horribles en vuestra última pelea.
TEDRA: Se lo merecía, por atreverse a decir que yo jamás le llegaría a gustar por ser engreída y malcarada. ¡Yo, princesa de Kan-is-Tra! Una de las chicas más bellas de la ciudad.
CERITH: Tedra, no puedes gustarle a todo el mundo.
TEDRA: ¡Pero yo le gustaba!
CERITH: Había perdido la memoria.
TEDRA: Es un estúpido.
CERITH: Pero te sigue gustando.
TEDRA: Sí, Cerith. Y pienso tenerlo a mi lado sea como sea.
CERITH: No es buena idea.
TEDRA: En la guerra y en el amor todo se vale, amiga.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------
Ya era media noche cuando una sirvienta guió a los reyes de Krystán a su asignada habitación junto a Azalea.
REINA: Al fin un poco de tranquilidad.
REY: Ahora sí. Hablemos, hija.
AZALEA: ¿Acaso hay algo más que quieras dejarme claro?
REY: No te pongas rebelde, Azalea.
AZALEA: Prefiero no tocar más el tema, papá.
REY: Pues yo prefiero terminarlo ya.
AZALEA: Pensé que había quedado todo zanjado.
REY: ¿Crees que me gusta verte triste? Eres mi hija y te amo con locura. Yo deseo tu felicidad.
AZALEA: ¿Entonces por qué me la quitas?
REY: Azalea, no te la estoy quitando. Simplemente no quiero entregarte en matrimonio. No todavía. Yo no te pido que dejes de ver a Falon o que lo olvides. Si te ama, te esperará toda la vida.
AZALEA: Falon no es así, papá. Está desesperado por casarse conmigo.
REY: ¿Y por qué tanta desesperación?
AZALEA: Pues porque…porque…
No supo qué más decir y sus mejillas se sonrojaron al pensar en decirle a su padre que Falon la deseaba en su cama, y solo podría hacerle el amor si se casaban. Pero obviamente no podía confesarle eso.
La reina conocía muy bien el rubor de su hija, y entonces, por primera vez sintió desconfianza en todo aquello.
Se acercó a su esposo y le besó la mejilla.
REINA: ¿Por qué no vas a darte un baño relajante, mi amor?
REY: Quisiera zanjar el tema y…
REINA: Es más de medianoche y tu hija está agotada. Debe dormir para cuidar su belleza.
REY: Pero…
REINA: Ya hablaréis mañana.
Refunfuñando, el rey se fue al baño, dejándolas solas.
Entonces, la reina miró a su hija con seriedad.
REINA: Falon te desea, ¿verdad?
Azalea se sintió morir de la vergüenza, pues jamás había hablado de ese tema con su madre. Ya que nunca antes se había enamorado de un chico.
REINA: Anhela tu cuerpo y por eso está desesperado por casarse contigo.
AZALEA: También me ama, mamá.
REINA: Pero te desea más que te ama, porque tu padre tiene razón: si de verdad te ama, te esperará.
AZALEA: No lo entendéis, mamá. Me dijo que si papá rechazaba la propuesta de matrimonio, me secuestraría y me llevaría muy lejos de aquí.
REINA: Oh, Dios mío…
AZALEA: Hablaba muy en serio. Le conozco. Es capaz de hacerlo. Y yo no quiero eso. No quiero alejarme de vosotros.
REINA: Hija…
AZALEA: Por eso será mejor que papá me entregue en matrimonio.
REINA: Pero, Azalea…
AZALEA: Por favor, mamá. Habla con él. Yo ahora estoy con sueño. Buenas noches.
Besó la mejilla de su madre y salió de la estancia.
Se apoyó en la pared del pasillo y respiró profundamente.
Ojalá su madre pudiera convencer una vez más a su padre.
De lo contrario, no le quedaría otra opción que escapar con Falon.
Oh, Falon… ¿Seguiría enfadado?
Tenía tantas ganas de verlo…pero no se atrevía a buscarlo, ya que él no la había buscado a ella. Y eso significaba que quería estar solo.
Suspiró y decidió ir a dormir. Mañana sería otro día.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------
Al día siguiente, después de clase, Azalea buscó a Falon hasta encontrarlo en la biblioteca, leyendo un libro.
Se miraron unos segundos en silencio hasta que ella dio un paso al frente.
AZALEA: ¿Vas a seguir evitándome?
FALON: No te he evitado.
AZALEA: Estás desde ayer sin hablarme.
FALON: Quería estar solo.
AZALEA: ¿Ya estás mejor?
FALON: No.
AZALEA: Ehm…
La chica se acercó otro paso más, retorciéndose las manos de los nervios.
No sabía cómo llevar la situación, ya que estaba acostumbrada a ser ella la enfadada y Falon el que le iba detrás.
AZALEA: Falon, yo…
FALON: Si has venido a defender a tu padre, será mejor que te vayas.
Azalea se puso tensa ante ese tono de voz tan duro.
Y esas palabras le dolieron bastante. Jamás le había hablado así.
AZALEA: No voy a defenderlo. Te golpeó y no pienso perdonarlo, pero…
FALON: ¿Pero?
AZALEA: En cuanto a lo de habernos comprometido a espaldas de mi padre, entiendo su enfado, pues tiene razón.
FALON: Sí, en eso estoy de acuerdo.
AZALEA: Y bueno…yo…
FALON: ¿Ajá?
AZALEA: Yo no quiero alejarme de mis padres.
Se miraron fijamente, sin decir nada.
Azalea temblaba bajo esos profundos ojos.
Unos ojos que la habían mirado siempre con deseo y ternura. Pero que ahora la miraban con frialdad.
La actitud del chico no la ayudaba en nada.
AZALEA: No quisiera perder a mis padres.
FALON: Entonces estás dispuesta a perderme a mí.
AZALEA: ¡No! Eso no…
FALON: No todo se puede tener en la vida, princesa. Llega un día en el que debemos tomar decisiones.
AZALEA: Lo sé. Pero es complicado... Quiero ser feliz, pero también quiero la felicidad de mis padres.
FALON: El único egoísta en todo esto es tu padre, Zannaleah. No te permite ser feliz.
AZALEA: Falon, él solo quiere que esperemos unos años nada más.
FALON: ¿Nada más?
Comenzando a enfadarse, Falon se levantó de la silla y se acercó a ella para mirarla intensamente a los ojos.
FALON: Llevo mucho tiempo deseando tenerte, y ahora que te amo, necesito que seas mía de una buena vez.
AZALEA: Falon…
FALON: Si no te he tocado todavía, es porque te respeto a ti y a tus padres. Pero no pienso esperar más.
AZALEA: Todo esto no es fácil para mí, y tú me lo estás poniendo peor.
FALON: No, princesa. Solo tienes que tomar una decisión. Tu padre me golpeó, y solo por ti preferí irme para no empeorar las cosas. Pero no volveré a permitir nada más. Te amo, Zannaleah, y la decisión de ser feliz conmigo está en tus manos.
Dicho eso, se fue de la biblioteca, dejándola sola y abatida.
Azalea jamás imaginó que tendría que escoger entre sus padres y Falon.
No podía hacer eso. Sería tan doloroso…
Volvería a hablar con su madre para poder solucionarlo.
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Tedra tocó a la puerta y entró tras oír el permiso para que pasara.
Zaebard estaba sentado en su escritorio y rodeado de papeles.
TEDRA: Hola, Zaebard.
ZAEBARD: Hola. ¿Qué te trae por aquí?
TEDRA: Necesito hablar contigo.
ZAEBARD: Siéntate. ¿De qué se trata?
TEDRA: Bueno… (Sentándose) He llegado a la conclusión de que cada princesa debe tener su caballero personal y protector, ¿no te parece?
ZAEBARD: Sí, es algo lógico.
TEDRA: Azalea tiene el suyo, y se lo lleva a todas partes para que la proteja. Como princesa, yo también quiero un caballero.
ZAEBARD: Tengo muchos soldados. Puedes escoger el que quieras.
TEDRA: Prefiero que sea alguien de confianza, así me sentiría más segura.
ZAEBARD: ¿Tienes a ese alguien en mente?
TEDRA: Sí. A tu guerrero Shaner.
ZAEBARD: Oh, ya veo. Shaner no tiene ni idea de caballeros protectores, Tedra.
TEDRA: Pero sabe luchar. Es fuerte y ágil. Con eso es suficiente para protegerme.
ZAEBARD: Bueno, entonces hablaré con él.
TEDRA: Creo que se negará ya que opinará lo mismo que tú. Será mejor que le encargues el trabajito.
ZAEBARD: ¿Estás insinuando que lo obligue a ser tu protector?
TEDRA: Así es.
ZAEBARD: Jamás has tenido problemas para decir todo lo que piensas y deseas, ¿eh?
TEDRA: Por todos estos años de amistad, me harías un gran favor, Zaebard.
ZAEBARD: Veré qué puedo hacer.
TEDRA: Gracias por el intento.
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Azalea estaba sentada frente al espejo, y su madre le cepillaba el cabello.
AZALEA: ¿Has hablado con papá?
MADRE: Si, hija. No piensa entregarte a Falon. Y si escapas con él, tarde o temprano os encontrará y lo matará.
AZALEA: Por todos los dioses, mamá. ¿Tan horrible es casarse a los 17 años?
MADRE: No es eso, Azalea. Eres una princesa y tu padre es muy estricto, ya lo sabes. Quiere que termines los cuatro años de estudios y entonces todo irá bien con Falon.
AZALEA: Esta mañana hablé con él y le pedí que esperase unos años, pero se negó.
MADRE: Entonces no te ama como dice.
AZALEA: Claro que me ama, por eso quiere tenerme ya.
MADRE: Mi amor, eres joven e inocente. Tú no entiendes a los hombres. Ellos son apasionados por naturaleza. Desean a todas las mujeres bellas. Hacen lo que sea para tenerlas en su cama y adueñarse de sus cuerpos. Falon también es joven y solamente te desea.
AZALEA: Y me ama. Me lo ha demostrado respetándome todo este tiempo.
MADRE: Azalea, cuando un hombre está tan desesperado por tener a una mujer, hace lo que sea por tenerla. Es cuando más ciego está por el cuerpo femenino. Llegan a prometernos la luna.
AZALEA: Falon sabe que siendo princesa debe hacer las cosas bien, por eso quiere que nos casemos.
MADRE: Entonces que espere unos años más.
Azalea se cubrió el rostro con las manos, sintiéndose agobiada al no poder hacer las cosas como ella quería.
Al verla angustiada, la reina la llevó hasta la cama y se sentaron para mirarse seriamente.
MADRE: Veo que estás muy enamorada, hija. Ya es hora de que sepas algo.
AZALEA: ¿Por qué te pones tan seria?
MADRE: Es un tema delicado y no sé cómo podrías tomártelo.
AZALEA: Me estás asustando, mamá.
MADRE: Cuando yo tenía tu edad, conocí a tu padre. Y como siempre te dije, él jamás me tocó hasta el día en que fui su esposa.
AZALEA: Sí. Qué romántico…
MADRE: Hacer el amor por primera vez es bastante doloroso. Cuándo me entregué a tu padre, resulté muy lastimada en mis partes más íntimas.
AZALEA: Oh…
MADRE: No volvió a tocarme hasta que me recuperé. Un año después, quedé embarazada de ti. Fue un embarazo muy bueno, pero cuando di a luz, sufrí una hemorragia y estuve a punto de morir.
AZALEA: Oh, Dios mío…
MADRE: Tuve que permanecer en cama mucho tiempo, pero a mí no me importó, pues tú siempre estabas en mis brazos. Y tu padre pasaba todos los días a nuestro lado. Hasta que llegó un tiempo en que dejó de venir a vernos.
AZALEA: ¿Y eso por qué?
Al ver que la reina agachaba el rostro, la princesa tomó sus manos y se las apretó cariñosamente para que continuase con el relato.
MADRE: Gracias a una sirvienta supe que…tu padre me era infiel con otra mujer.
Azalea se quedó helada.
¿Su padre…infiel? ¿El rey de Krystán…siempre tan leal y respetuoso? ¿Él…un hombre amoroso y entregado a su familia?
MADRE: Los hombres son así por naturaleza, hija. Tenía necesidades y yo no podía satisfacerlas.
AZALEA: ¿Lo estás defendiendo?
MADRE: Hija…
AZALEA: Quien ama no hace eso, mamá.
MADRE: Claro que me amaba, por eso le perdoné la primera vez.
AZALEA: ¿La primera vez? ¿Acaso hay una segunda?
Su madre respiró profundamente, sintiendo que resurgía el dolor al recordar el pasado.
Azalea ya estaba de los nervios.
MADRE: Cuando me recuperé del todo, lo amenacé con irme y llevarte conmigo muy lejos. Él lloró mucho y me pidió perdón. Me juró no volver a hacerlo y al fin lo perdoné. Pero…
AZALEA: ¿Pero?
MADRE: Tu padre continuó viéndose con esa mujer.
Azalea se apartó de su madre y comenzó a caminar por su habitación, tragándose toda la rabia que amenazaba con estallar en gritos.
MADRE: Cuando tú cumpliste un añito, al fin pude descubrir quién era esa mujer.
AZALEA: ¿Fuiste a verla?
MADRE: Sí. Ella ya estaba embarazada de tu padre.
La princesa soltó un grito y se dejó caer de rodillas al suelo.
No podía ser posible… No podía ser real esa historia…
Ella, que siempre había visto a su padre como al hombre más perfecto del mundo.
Ella, que lo había adorado tanto…
Ella, que había crecido en un ambiente feliz, bajo la visión de una familia respetada y perfecta.
Oh, Dios… Que estúpida se sentía.
Estaba claro que el mundo de las princesas estaba pintado de rosa, dónde todo era bonito y perfecto. Pero tras las paredes se escondían los errores y las mentiras.
Su madre se arrodilló frente a ella, con la cara llena de lágrimas.
MADRE: Yo sufrí mucho, mi cielo. Pero siempre amé a tu padre. Y lo amaré toda la vida.
AZALEA: Oh, mamá…
MADRE: Ahora ya estoy más tranquila, pues esa mujer se marchó muy lejos con su hija.
AZALEA: ¿Su…hija?
MADRE: Sí, Azalea. Tienes una hermana.
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Azalea no bajó a cenar.
Se quedó encerrada en su habitación, acostada en la cama.
Había vomitado y le dolía la cabeza de tanto pensar en todo lo que le había contado su madre.
Anhelaba dormir para dejar de recordarlo todo, pero no podía conciliar el sueño.
Ni siquiera le apetecía hablar con Challen ni con sus mascotas.
Tampoco quería ver a Lilly, a Lenoic y a Aika.
Necesitaba estar sola, ya que Falon no se había molestado en buscarla.
Al parecer, seguía enfadado.
Suspiró y cerró los ojos para intentar dormir, pero no hubo manera.
Las horas pasaban con una lentitud agobiante, hasta que llegó el atardecer.
Pero la princesa tampoco bajó a cenar.
Lloró durante eternos minutos. Lloró por la traición de su padre. Lloró por el amor de Falon.
La puerta se abrió y entró la reina.
MADRE: ¿Azalea?
AZALEA: ¿Mm?
MADRE: Sé que quieres estar sola pero ya no pude más y aquí me tienes.
Se acercó a la cama y se sentó al lado de su hija para acariciarle el cabello.
Verla así le destrozaba el alma, y se sentía culpable.
MADRE: No debí contarte nada.
AZALEA: Al contrario. Gracias a esa historia tengo las ideas más claras.
MADRE: ¿A qué te refieres?
AZALEA: Pienso ser feliz con Falon.
MADRE: Azalea, lo que haya hecho tu padre en el pasado no significa que debes dejar de obedecerle.
AZALEA: No voy a desobedecerle. No me casaré todavía con Falon, pero pienso entregarme a él.
MADRE: ¿Qué?
AZALEA: Sí, mamá. Voy a ser su mujer en todos los sentidos.
MADRE: Por Dios, hija. Si te conté lo que hizo tu padre fue para que a ti no te pase lo mismo. Para que vayas con cuidado.
AZALEA: Iré con cuidado. No todos los hombres son como papá. Y sé que Falon no es así.
MADRE: Azalea, por favor…
AZALEA: No, mamá. Ni tú ni papá cambiarán mi parecer.
Tras decir eso, fue a darse un largo y relajante baño perfumado.
Había tomado una decisión, y pronto se la haría saber a Falon.
Esta era su vida y la viviría como le diera la gana, tal y como hicieron sus padres en su juventud.
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Ya eran las dos de la madrugada, y Falon daba vueltas y vueltas en la cama sin poder dormir.
Estaba muy preocupado por su princesa, ya que no había bajado ni a comer ni a cenar.
¿Estaría enferma?
Por todos los demonios… Se sentía tan estúpido por no haber preguntado por ella a los padres…
Si no había ido a verla era porque quería darle tiempo para que pensara en sus decisiones.
Encendió la luz y miró el techo, sopesando en ir o no a buscarla.
El problema sería ir a esta hora…dónde le darían ganas de hacerle el amor.
Recordó su tacto, su sabor, sus curvas, sus labios, su voz…
Dios…ella era exquisita y muy deseable…hermosa…apetecible…
Se pasó la mano por el cabello, sintiéndose alterado y nervioso.
Si seguía pensando de ese modo saldría a buscarla.
Estuvo a punto de apagar la luz, pero de repente la puerta se abrió y apareció Azalea, bloqueándolo con su perfecta belleza.
Se quedaron mirando durante lo que pareció una eternidad.
Falon se puso completamente tenso. Y Azalea tragó saliva.
AZALEA: Falon… Quiero ser tuya.
El cuerpo del chico se puso tan rígido que le dolieron los huesos.
Jamás le había latido el corazón tan rápido como le latía en ese momento.
Pero lo más fuerte llegó después…cuando Azalea comenzó a deshacerse el lazo del escote del vestido.
Por todos los dioses… ¿Qué estaba haciendo esa mujer? ¿Pretendía matarlo o qué?
Las manos de la princesa temblaban tanto que demoró en desatarse los lazos.
Se sentía demasiado tímida. La vergüenza estaba destrozando sus nervios. Pero haría lo que fuera para demostrarle su amor.
En cuanto los lazos se soltaron, ella cerró los ojos.
Entonces el vestido se deslizó por todo su cuerpo hasta caer a sus pies.
En ese instante, el corazón de Falon se detuvo. El tiempo se congeló. El mundo dejó de girar.
Solo existía esa mujer…ese hermoso cuerpo en ropa interior…
Las manos del príncipe le cosquilleaban por la necesidad de tocar esa piel de seda.
Aun con los ojos cerrados, Azalea dio otro paso adelante.
AZALEA: Tómame, Falon.
No faltó que se lo dijera dos veces.
El chico saltó de la cama, se quitó la camisa y abrazó a su amada para sentir su piel contra la suya.
Los corazones se unieron en un solo latido acelerado.
Sus almas se juntaron en un solo sentimiento.
Azalea comenzó a temblar como una flor, y él la apretó con más fuerza contra su cuerpo.
FALON: ¿Estás segura?
AZALEA: Sí.
Para distraerla, el príncipe la soltó y se puso tras su espalda para quitarle una a una todas las horquillas del bonito peinado de su cabello.
Pronto, sus sedosos mechones cayeron como cascada en sus manos y los acarició con placer.
Azalea no se movía, pues la timidez la tenía paralizada. Y Falon se encargaría de ayudarla en todo.
Le apartó el cabello a un lado y le besó los hombros con exquisita suavidad.
Falon hacía un gran esfuerzo por controlarse. No quería asustarla. Y deseaba regalarle esta noche de amor llena de pasión y ternura.
Pero tenerla así…tan dispuesta e inocente, le daban ganas de tirarla en la cama y devorarla por completo.
Para peor, su fresco aroma a flores lo estaba enloqueciendo.
Respiró profundamente y retrocedió un paso para tranquilizarse un poco.
De espaldas a él, Azalea sintió como se alejaba.
¿Qué estaría haciendo? ¿Mirándola toda entera desde atrás? ¿O quizá la rechazaba apartándose?
Sintiéndose avergonzada, se agachó para coger el vestido y ponérselo, pero de inmediato Falon la cogió en brazos y la acostó en la cama para luego alzarse sobre la chica y mirarla fijamente a los ojos.
FALON: Te prometo que lo haré todo bien. Iré con cuidado. No quiero que te asustes. Si hay algo que no te gusta, dímelo y me detendré, ¿de acuerdo?
AZALEA: Yo…
Quería decirle muchas cosas. Y una de ellas era que estaba muerta de miedo y de vergüenza, pero que deseaba entregarse a él. Otra de ellas era que le estaba costando mucho aguantar y seguir adelante, pero anhelaba dar ese paso y así ser suya de una vez.
Falon le acarició la mejilla…algo que jamás le hizo a ninguna mujer.
Entonces al fin la besó…muy lentamente al principio, saboreando su boca de fresa…conquistándola con la lengua.
Azalea respondió al tierno beso, dejándose llevar para poder relajarse un poco.
Él aprovechó para dejar todo su peso sobre ella y así profundizar el beso.
Dios… Besarla era como tocar el cielo.
Se pasaría la vida entera besándola.
Nunca antes había sentido la necesidad de besar con amor y ternura, ya que era la primera vez que se enamoraba.
En un impulso, Azalea alzó sus manos y acarició los hombros del chico, excitándolo más de lo que ya estaba.
Con solo una caricia de esa mujer, su cuerpo se convertía en fuego.
Usó sus manos para acariciar sus perfectas piernas, subiendo por las caderas, pasando por la cintura y llegando a los pechos, cubiertos por un bonito sujetador.
Tuvo tantas ganas de quitárselo que los dedos le cosquillearon sobremanera.
Pero no quería asustarla con sus prisas. Tenía que ir despacio. Necesitaba amarla muy lentamente y así conocer cada poro de su piel.
Dejó de besarle la boca para dejar un sendero de húmedos besos por su delicado mentón y su cuello, aspirando así su aroma.
Azalea usó sus manos para acariciarle los fuertes brazos y se le escapó la risita al sentir cosquillas en su cuello por causa de los labios de Falon.
Oír esa risa sirvió para que él diera un paso más.
Con su boca repartió besos por toda su piel…no dejó ni un solo rincón de su cuerpo sin besar.
A pesar de estar nerviosa, Azalea suspiró y se relajó un poco más al sentir las cosquillas por todas sus curvas.
Cerró los ojos y se dejó llevar…
En el fondo sabía que estaba dando un gran paso entregándose a Falon.
Y todo iba en contra de sus padres, pero estaba dispuesta a sacrificar su relación con ellos para ser feliz con Falon.
De nuevo volvió a pensar en la ironía de la vida: ella, enamorada de su peor enemigo. Ella, entregándose al Diablo.
¿Se habría muerto el odio dando paso al amor?
En ese momento sentía que así era.
Quizá mañana vería las cosas de otro modo, pero ahora quería amar y ser amada.
Sus pensamientos se rompieron al sentir la boca de Falon en sus pechos.
Oh, Dios… Le había quitado el sujetador y ni cuenta se había dado.
El placer la traspasó con tanta fuerza que deseó que Falon jamás se detuviese.
Pero si ella supiera que Falon no podía más…que ya había perdido el control…
Volvió a besarla en la boca mientras que con la mano fue quitándole las braguitas, desatándola de los lazos que había a los lados.
Él ya estaba completamente desnudo, así que con la otra mano separó las piernas de Azalea para colocarse entre ellas.
La princesa cortó el beso y lo miró con los ojos bien abiertos, cargados de miedo.
FALON: Sentirás dolor al principio, pero después llegará el placer. ¿Estás preparada?
AZALEA: Yo…
FALON: Confía en mí.
Ella comenzó a temblar al sentir que Falon empujaba en la entrada de su interior.
Cerró los ojos pero Falon le pidió que no los cerrara. Se miraron intensamente mientras él seguía empujando.
El pecho lo tenía lleno de sentimientos, y la necesidad de hacerla suya era tan fuerte que tenía miedo de lastimarla todavía más. Al sentir el primer pinchazo de dolor, el cuerpo de la chica se puso tan tenso que Falon tuvo que abrazarla con fuerza para seguir entrando en su interior.
AZALEA: Falon…
FALON: Sé que duele, amor. Aguanta un poco más.
AZALEA: No puedo…
FALON: Yo te ayudaré. Abrázame también.
Y así lo hizo.
En cuanto ella lo abrazó, el príncipe dio el último empujón y sintió cómo se rompía la virginidad de Azalea, la cual soltó un grito y los ojos se le llenaron de lágrimas.
Falon se quedó quieto, permitiendo así que la estrechez de la chica se adaptara a él. Pero ver cómo soltaba esas cálidas lágrimas lo llenó de ternura, así que besó esas lágrimas para absorber su dolor.
FALON: Lo siento.
AZALEA: Apártate, Falon.
FALON: No puedo, mujer. Debes calmarte. El dolor pasará.
AZALEA: Por favor…
FALON: Confía en mí.
Volvió a besarla para distraerla. Y entonces comenzó a moverse despacio, tratando de aliviar el dolor de su amada.
Pero sentirla apretada y cálida estaba acabando con sus fuerzas.
Al fin la estaba haciendo suya. Y nada ni nadie la apartarían de su lado. Él era su dueño, y solo él podía tocarla.
Azalea alzó las caderas para acomodarse, y eso provocó que Falon entrara todavía más en su interior.
FALON: No hagas eso, mujer.
AZALEA: Es que me duele…
FALON: ¿Haciendo eso te alivia?
AZALEA: Sí…
Y volvió a hacerlo.
Falon apretó los dientes para aguantar. Eso era una tortura…
Jamás en toda su vida había soportado tanta agonía al hacer el amor.
Un momento. Era la primera vez que hacía el amor. Y era mucho más placentero que tener sexo con cualquier mujer.
Azalea lo abrazó y continuó alzando las caderas, sintiendo que eso le daba placer, borrando así el dolor.
Falon aprovechó para seguir moviéndose, y el placer que sintió fue tan inmenso que perdió el control.
La abrazó con más fuerza y sus movimientos se hicieron más profundos…más rápidos…
Por todos los dioses… Estaba a punto de explotar. ¿Por qué tan rápido?
Azalea fue transportada en una nube al sentir los movimientos de su amado.
Jamás imaginó que estar conectada a una persona de ese modo fuera tan maravilloso.
FALON: Te amo…te amo…
El corazón de la chica se llenó de tanto amor que volvió a llorar.
Sus fuerzas se agotaban, pero se dio cuenta de que Falon seguiría amándola hasta el final.
Deseaba decirle que lo amaba, ¿pero por qué no le salían las palabras?
Falon gimió y explotó en su interior.
El amor los envolvió para encadenarlos por siempre.
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TO BE CONTINUED...
PARTE 26
Tedra y Cerith estaban en un rincón del salón de baile, mirando cómo Azalea se hundía en su propia tristeza.
TEDRA: Ha sido agradable oír la conversación tras la puerta.
CERITH: Si todo lo que me has contado que has oído es cierto, creo que no deberías disfrutar del dolor ajeno.
TEDRA: Deja de ser tan buena, Cerith.
CERITH: Se trata del sufrimiento de tu hermano, Tedra. ¿Te alegra verlo mal?
TEDRA: Claro que no. Pero ya se le pasará. Yo me alegro del dolor de Azalea. O mejor dicho, de la falsa Azalea.
Cerith se quedó pensando en la duda de contarle o no a Tedra todo lo que Kupó y Mog le explicaron sobre la infancia de Azalea y las torturas de Falon y ella.
De pronto, notó que su amiga se ponía tensa, y es que Shaner acababa de entrar en el salón.
TEDRA: Odioso…
CERITH: ¿Habéis vuelto a pelear?
TEDRA: ¡Ni siquiera me habla!
CERITH: Pues le dijiste cosas horribles en vuestra última pelea.
TEDRA: Se lo merecía, por atreverse a decir que yo jamás le llegaría a gustar por ser engreída y malcarada. ¡Yo, princesa de Kan-is-Tra! Una de las chicas más bellas de la ciudad.
CERITH: Tedra, no puedes gustarle a todo el mundo.
TEDRA: ¡Pero yo le gustaba!
CERITH: Había perdido la memoria.
TEDRA: Es un estúpido.
CERITH: Pero te sigue gustando.
TEDRA: Sí, Cerith. Y pienso tenerlo a mi lado sea como sea.
CERITH: No es buena idea.
TEDRA: En la guerra y en el amor todo se vale, amiga.
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Ya era media noche cuando una sirvienta guió a los reyes de Krystán a su asignada habitación junto a Azalea.
REINA: Al fin un poco de tranquilidad.
REY: Ahora sí. Hablemos, hija.
AZALEA: ¿Acaso hay algo más que quieras dejarme claro?
REY: No te pongas rebelde, Azalea.
AZALEA: Prefiero no tocar más el tema, papá.
REY: Pues yo prefiero terminarlo ya.
AZALEA: Pensé que había quedado todo zanjado.
REY: ¿Crees que me gusta verte triste? Eres mi hija y te amo con locura. Yo deseo tu felicidad.
AZALEA: ¿Entonces por qué me la quitas?
REY: Azalea, no te la estoy quitando. Simplemente no quiero entregarte en matrimonio. No todavía. Yo no te pido que dejes de ver a Falon o que lo olvides. Si te ama, te esperará toda la vida.
AZALEA: Falon no es así, papá. Está desesperado por casarse conmigo.
REY: ¿Y por qué tanta desesperación?
AZALEA: Pues porque…porque…
No supo qué más decir y sus mejillas se sonrojaron al pensar en decirle a su padre que Falon la deseaba en su cama, y solo podría hacerle el amor si se casaban. Pero obviamente no podía confesarle eso.
La reina conocía muy bien el rubor de su hija, y entonces, por primera vez sintió desconfianza en todo aquello.
Se acercó a su esposo y le besó la mejilla.
REINA: ¿Por qué no vas a darte un baño relajante, mi amor?
REY: Quisiera zanjar el tema y…
REINA: Es más de medianoche y tu hija está agotada. Debe dormir para cuidar su belleza.
REY: Pero…
REINA: Ya hablaréis mañana.
Refunfuñando, el rey se fue al baño, dejándolas solas.
Entonces, la reina miró a su hija con seriedad.
REINA: Falon te desea, ¿verdad?
Azalea se sintió morir de la vergüenza, pues jamás había hablado de ese tema con su madre. Ya que nunca antes se había enamorado de un chico.
REINA: Anhela tu cuerpo y por eso está desesperado por casarse contigo.
AZALEA: También me ama, mamá.
REINA: Pero te desea más que te ama, porque tu padre tiene razón: si de verdad te ama, te esperará.
AZALEA: No lo entendéis, mamá. Me dijo que si papá rechazaba la propuesta de matrimonio, me secuestraría y me llevaría muy lejos de aquí.
REINA: Oh, Dios mío…
AZALEA: Hablaba muy en serio. Le conozco. Es capaz de hacerlo. Y yo no quiero eso. No quiero alejarme de vosotros.
REINA: Hija…
AZALEA: Por eso será mejor que papá me entregue en matrimonio.
REINA: Pero, Azalea…
AZALEA: Por favor, mamá. Habla con él. Yo ahora estoy con sueño. Buenas noches.
Besó la mejilla de su madre y salió de la estancia.
Se apoyó en la pared del pasillo y respiró profundamente.
Ojalá su madre pudiera convencer una vez más a su padre.
De lo contrario, no le quedaría otra opción que escapar con Falon.
Oh, Falon… ¿Seguiría enfadado?
Tenía tantas ganas de verlo…pero no se atrevía a buscarlo, ya que él no la había buscado a ella. Y eso significaba que quería estar solo.
Suspiró y decidió ir a dormir. Mañana sería otro día.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------
Al día siguiente, después de clase, Azalea buscó a Falon hasta encontrarlo en la biblioteca, leyendo un libro.
Se miraron unos segundos en silencio hasta que ella dio un paso al frente.
AZALEA: ¿Vas a seguir evitándome?
FALON: No te he evitado.
AZALEA: Estás desde ayer sin hablarme.
FALON: Quería estar solo.
AZALEA: ¿Ya estás mejor?
FALON: No.
AZALEA: Ehm…
La chica se acercó otro paso más, retorciéndose las manos de los nervios.
No sabía cómo llevar la situación, ya que estaba acostumbrada a ser ella la enfadada y Falon el que le iba detrás.
AZALEA: Falon, yo…
FALON: Si has venido a defender a tu padre, será mejor que te vayas.
Azalea se puso tensa ante ese tono de voz tan duro.
Y esas palabras le dolieron bastante. Jamás le había hablado así.
AZALEA: No voy a defenderlo. Te golpeó y no pienso perdonarlo, pero…
FALON: ¿Pero?
AZALEA: En cuanto a lo de habernos comprometido a espaldas de mi padre, entiendo su enfado, pues tiene razón.
FALON: Sí, en eso estoy de acuerdo.
AZALEA: Y bueno…yo…
FALON: ¿Ajá?
AZALEA: Yo no quiero alejarme de mis padres.
Se miraron fijamente, sin decir nada.
Azalea temblaba bajo esos profundos ojos.
Unos ojos que la habían mirado siempre con deseo y ternura. Pero que ahora la miraban con frialdad.
La actitud del chico no la ayudaba en nada.
AZALEA: No quisiera perder a mis padres.
FALON: Entonces estás dispuesta a perderme a mí.
AZALEA: ¡No! Eso no…
FALON: No todo se puede tener en la vida, princesa. Llega un día en el que debemos tomar decisiones.
AZALEA: Lo sé. Pero es complicado... Quiero ser feliz, pero también quiero la felicidad de mis padres.
FALON: El único egoísta en todo esto es tu padre, Zannaleah. No te permite ser feliz.
AZALEA: Falon, él solo quiere que esperemos unos años nada más.
FALON: ¿Nada más?
Comenzando a enfadarse, Falon se levantó de la silla y se acercó a ella para mirarla intensamente a los ojos.
FALON: Llevo mucho tiempo deseando tenerte, y ahora que te amo, necesito que seas mía de una buena vez.
AZALEA: Falon…
FALON: Si no te he tocado todavía, es porque te respeto a ti y a tus padres. Pero no pienso esperar más.
AZALEA: Todo esto no es fácil para mí, y tú me lo estás poniendo peor.
FALON: No, princesa. Solo tienes que tomar una decisión. Tu padre me golpeó, y solo por ti preferí irme para no empeorar las cosas. Pero no volveré a permitir nada más. Te amo, Zannaleah, y la decisión de ser feliz conmigo está en tus manos.
Dicho eso, se fue de la biblioteca, dejándola sola y abatida.
Azalea jamás imaginó que tendría que escoger entre sus padres y Falon.
No podía hacer eso. Sería tan doloroso…
Volvería a hablar con su madre para poder solucionarlo.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------
Tedra tocó a la puerta y entró tras oír el permiso para que pasara.
Zaebard estaba sentado en su escritorio y rodeado de papeles.
TEDRA: Hola, Zaebard.
ZAEBARD: Hola. ¿Qué te trae por aquí?
TEDRA: Necesito hablar contigo.
ZAEBARD: Siéntate. ¿De qué se trata?
TEDRA: Bueno… (Sentándose) He llegado a la conclusión de que cada princesa debe tener su caballero personal y protector, ¿no te parece?
ZAEBARD: Sí, es algo lógico.
TEDRA: Azalea tiene el suyo, y se lo lleva a todas partes para que la proteja. Como princesa, yo también quiero un caballero.
ZAEBARD: Tengo muchos soldados. Puedes escoger el que quieras.
TEDRA: Prefiero que sea alguien de confianza, así me sentiría más segura.
ZAEBARD: ¿Tienes a ese alguien en mente?
TEDRA: Sí. A tu guerrero Shaner.
ZAEBARD: Oh, ya veo. Shaner no tiene ni idea de caballeros protectores, Tedra.
TEDRA: Pero sabe luchar. Es fuerte y ágil. Con eso es suficiente para protegerme.
ZAEBARD: Bueno, entonces hablaré con él.
TEDRA: Creo que se negará ya que opinará lo mismo que tú. Será mejor que le encargues el trabajito.
ZAEBARD: ¿Estás insinuando que lo obligue a ser tu protector?
TEDRA: Así es.
ZAEBARD: Jamás has tenido problemas para decir todo lo que piensas y deseas, ¿eh?
TEDRA: Por todos estos años de amistad, me harías un gran favor, Zaebard.
ZAEBARD: Veré qué puedo hacer.
TEDRA: Gracias por el intento.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------
Azalea estaba sentada frente al espejo, y su madre le cepillaba el cabello.
AZALEA: ¿Has hablado con papá?
MADRE: Si, hija. No piensa entregarte a Falon. Y si escapas con él, tarde o temprano os encontrará y lo matará.
AZALEA: Por todos los dioses, mamá. ¿Tan horrible es casarse a los 17 años?
MADRE: No es eso, Azalea. Eres una princesa y tu padre es muy estricto, ya lo sabes. Quiere que termines los cuatro años de estudios y entonces todo irá bien con Falon.
AZALEA: Esta mañana hablé con él y le pedí que esperase unos años, pero se negó.
MADRE: Entonces no te ama como dice.
AZALEA: Claro que me ama, por eso quiere tenerme ya.
MADRE: Mi amor, eres joven e inocente. Tú no entiendes a los hombres. Ellos son apasionados por naturaleza. Desean a todas las mujeres bellas. Hacen lo que sea para tenerlas en su cama y adueñarse de sus cuerpos. Falon también es joven y solamente te desea.
AZALEA: Y me ama. Me lo ha demostrado respetándome todo este tiempo.
MADRE: Azalea, cuando un hombre está tan desesperado por tener a una mujer, hace lo que sea por tenerla. Es cuando más ciego está por el cuerpo femenino. Llegan a prometernos la luna.
AZALEA: Falon sabe que siendo princesa debe hacer las cosas bien, por eso quiere que nos casemos.
MADRE: Entonces que espere unos años más.
Azalea se cubrió el rostro con las manos, sintiéndose agobiada al no poder hacer las cosas como ella quería.
Al verla angustiada, la reina la llevó hasta la cama y se sentaron para mirarse seriamente.
MADRE: Veo que estás muy enamorada, hija. Ya es hora de que sepas algo.
AZALEA: ¿Por qué te pones tan seria?
MADRE: Es un tema delicado y no sé cómo podrías tomártelo.
AZALEA: Me estás asustando, mamá.
MADRE: Cuando yo tenía tu edad, conocí a tu padre. Y como siempre te dije, él jamás me tocó hasta el día en que fui su esposa.
AZALEA: Sí. Qué romántico…
MADRE: Hacer el amor por primera vez es bastante doloroso. Cuándo me entregué a tu padre, resulté muy lastimada en mis partes más íntimas.
AZALEA: Oh…
MADRE: No volvió a tocarme hasta que me recuperé. Un año después, quedé embarazada de ti. Fue un embarazo muy bueno, pero cuando di a luz, sufrí una hemorragia y estuve a punto de morir.
AZALEA: Oh, Dios mío…
MADRE: Tuve que permanecer en cama mucho tiempo, pero a mí no me importó, pues tú siempre estabas en mis brazos. Y tu padre pasaba todos los días a nuestro lado. Hasta que llegó un tiempo en que dejó de venir a vernos.
AZALEA: ¿Y eso por qué?
Al ver que la reina agachaba el rostro, la princesa tomó sus manos y se las apretó cariñosamente para que continuase con el relato.
MADRE: Gracias a una sirvienta supe que…tu padre me era infiel con otra mujer.
Azalea se quedó helada.
¿Su padre…infiel? ¿El rey de Krystán…siempre tan leal y respetuoso? ¿Él…un hombre amoroso y entregado a su familia?
MADRE: Los hombres son así por naturaleza, hija. Tenía necesidades y yo no podía satisfacerlas.
AZALEA: ¿Lo estás defendiendo?
MADRE: Hija…
AZALEA: Quien ama no hace eso, mamá.
MADRE: Claro que me amaba, por eso le perdoné la primera vez.
AZALEA: ¿La primera vez? ¿Acaso hay una segunda?
Su madre respiró profundamente, sintiendo que resurgía el dolor al recordar el pasado.
Azalea ya estaba de los nervios.
MADRE: Cuando me recuperé del todo, lo amenacé con irme y llevarte conmigo muy lejos. Él lloró mucho y me pidió perdón. Me juró no volver a hacerlo y al fin lo perdoné. Pero…
AZALEA: ¿Pero?
MADRE: Tu padre continuó viéndose con esa mujer.
Azalea se apartó de su madre y comenzó a caminar por su habitación, tragándose toda la rabia que amenazaba con estallar en gritos.
MADRE: Cuando tú cumpliste un añito, al fin pude descubrir quién era esa mujer.
AZALEA: ¿Fuiste a verla?
MADRE: Sí. Ella ya estaba embarazada de tu padre.
La princesa soltó un grito y se dejó caer de rodillas al suelo.
No podía ser posible… No podía ser real esa historia…
Ella, que siempre había visto a su padre como al hombre más perfecto del mundo.
Ella, que lo había adorado tanto…
Ella, que había crecido en un ambiente feliz, bajo la visión de una familia respetada y perfecta.
Oh, Dios… Que estúpida se sentía.
Estaba claro que el mundo de las princesas estaba pintado de rosa, dónde todo era bonito y perfecto. Pero tras las paredes se escondían los errores y las mentiras.
Su madre se arrodilló frente a ella, con la cara llena de lágrimas.
MADRE: Yo sufrí mucho, mi cielo. Pero siempre amé a tu padre. Y lo amaré toda la vida.
AZALEA: Oh, mamá…
MADRE: Ahora ya estoy más tranquila, pues esa mujer se marchó muy lejos con su hija.
AZALEA: ¿Su…hija?
MADRE: Sí, Azalea. Tienes una hermana.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------
Azalea no bajó a cenar.
Se quedó encerrada en su habitación, acostada en la cama.
Había vomitado y le dolía la cabeza de tanto pensar en todo lo que le había contado su madre.
Anhelaba dormir para dejar de recordarlo todo, pero no podía conciliar el sueño.
Ni siquiera le apetecía hablar con Challen ni con sus mascotas.
Tampoco quería ver a Lilly, a Lenoic y a Aika.
Necesitaba estar sola, ya que Falon no se había molestado en buscarla.
Al parecer, seguía enfadado.
Suspiró y cerró los ojos para intentar dormir, pero no hubo manera.
Las horas pasaban con una lentitud agobiante, hasta que llegó el atardecer.
Pero la princesa tampoco bajó a cenar.
Lloró durante eternos minutos. Lloró por la traición de su padre. Lloró por el amor de Falon.
La puerta se abrió y entró la reina.
MADRE: ¿Azalea?
AZALEA: ¿Mm?
MADRE: Sé que quieres estar sola pero ya no pude más y aquí me tienes.
Se acercó a la cama y se sentó al lado de su hija para acariciarle el cabello.
Verla así le destrozaba el alma, y se sentía culpable.
MADRE: No debí contarte nada.
AZALEA: Al contrario. Gracias a esa historia tengo las ideas más claras.
MADRE: ¿A qué te refieres?
AZALEA: Pienso ser feliz con Falon.
MADRE: Azalea, lo que haya hecho tu padre en el pasado no significa que debes dejar de obedecerle.
AZALEA: No voy a desobedecerle. No me casaré todavía con Falon, pero pienso entregarme a él.
MADRE: ¿Qué?
AZALEA: Sí, mamá. Voy a ser su mujer en todos los sentidos.
MADRE: Por Dios, hija. Si te conté lo que hizo tu padre fue para que a ti no te pase lo mismo. Para que vayas con cuidado.
AZALEA: Iré con cuidado. No todos los hombres son como papá. Y sé que Falon no es así.
MADRE: Azalea, por favor…
AZALEA: No, mamá. Ni tú ni papá cambiarán mi parecer.
Tras decir eso, fue a darse un largo y relajante baño perfumado.
Había tomado una decisión, y pronto se la haría saber a Falon.
Esta era su vida y la viviría como le diera la gana, tal y como hicieron sus padres en su juventud.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------
Ya eran las dos de la madrugada, y Falon daba vueltas y vueltas en la cama sin poder dormir.
Estaba muy preocupado por su princesa, ya que no había bajado ni a comer ni a cenar.
¿Estaría enferma?
Por todos los demonios… Se sentía tan estúpido por no haber preguntado por ella a los padres…
Si no había ido a verla era porque quería darle tiempo para que pensara en sus decisiones.
Encendió la luz y miró el techo, sopesando en ir o no a buscarla.
El problema sería ir a esta hora…dónde le darían ganas de hacerle el amor.
Recordó su tacto, su sabor, sus curvas, sus labios, su voz…
Dios…ella era exquisita y muy deseable…hermosa…apetecible…
Se pasó la mano por el cabello, sintiéndose alterado y nervioso.
Si seguía pensando de ese modo saldría a buscarla.
Estuvo a punto de apagar la luz, pero de repente la puerta se abrió y apareció Azalea, bloqueándolo con su perfecta belleza.
Se quedaron mirando durante lo que pareció una eternidad.
Falon se puso completamente tenso. Y Azalea tragó saliva.
AZALEA: Falon… Quiero ser tuya.
El cuerpo del chico se puso tan rígido que le dolieron los huesos.
Jamás le había latido el corazón tan rápido como le latía en ese momento.
Pero lo más fuerte llegó después…cuando Azalea comenzó a deshacerse el lazo del escote del vestido.
Por todos los dioses… ¿Qué estaba haciendo esa mujer? ¿Pretendía matarlo o qué?
Las manos de la princesa temblaban tanto que demoró en desatarse los lazos.
Se sentía demasiado tímida. La vergüenza estaba destrozando sus nervios. Pero haría lo que fuera para demostrarle su amor.
En cuanto los lazos se soltaron, ella cerró los ojos.
Entonces el vestido se deslizó por todo su cuerpo hasta caer a sus pies.
En ese instante, el corazón de Falon se detuvo. El tiempo se congeló. El mundo dejó de girar.
Solo existía esa mujer…ese hermoso cuerpo en ropa interior…
Las manos del príncipe le cosquilleaban por la necesidad de tocar esa piel de seda.
Aun con los ojos cerrados, Azalea dio otro paso adelante.
AZALEA: Tómame, Falon.
No faltó que se lo dijera dos veces.
El chico saltó de la cama, se quitó la camisa y abrazó a su amada para sentir su piel contra la suya.
Los corazones se unieron en un solo latido acelerado.
Sus almas se juntaron en un solo sentimiento.
Azalea comenzó a temblar como una flor, y él la apretó con más fuerza contra su cuerpo.
FALON: ¿Estás segura?
AZALEA: Sí.
Para distraerla, el príncipe la soltó y se puso tras su espalda para quitarle una a una todas las horquillas del bonito peinado de su cabello.
Pronto, sus sedosos mechones cayeron como cascada en sus manos y los acarició con placer.
Azalea no se movía, pues la timidez la tenía paralizada. Y Falon se encargaría de ayudarla en todo.
Le apartó el cabello a un lado y le besó los hombros con exquisita suavidad.
Falon hacía un gran esfuerzo por controlarse. No quería asustarla. Y deseaba regalarle esta noche de amor llena de pasión y ternura.
Pero tenerla así…tan dispuesta e inocente, le daban ganas de tirarla en la cama y devorarla por completo.
Para peor, su fresco aroma a flores lo estaba enloqueciendo.
Respiró profundamente y retrocedió un paso para tranquilizarse un poco.
De espaldas a él, Azalea sintió como se alejaba.
¿Qué estaría haciendo? ¿Mirándola toda entera desde atrás? ¿O quizá la rechazaba apartándose?
Sintiéndose avergonzada, se agachó para coger el vestido y ponérselo, pero de inmediato Falon la cogió en brazos y la acostó en la cama para luego alzarse sobre la chica y mirarla fijamente a los ojos.
FALON: Te prometo que lo haré todo bien. Iré con cuidado. No quiero que te asustes. Si hay algo que no te gusta, dímelo y me detendré, ¿de acuerdo?
AZALEA: Yo…
Quería decirle muchas cosas. Y una de ellas era que estaba muerta de miedo y de vergüenza, pero que deseaba entregarse a él. Otra de ellas era que le estaba costando mucho aguantar y seguir adelante, pero anhelaba dar ese paso y así ser suya de una vez.
Falon le acarició la mejilla…algo que jamás le hizo a ninguna mujer.
Entonces al fin la besó…muy lentamente al principio, saboreando su boca de fresa…conquistándola con la lengua.
Azalea respondió al tierno beso, dejándose llevar para poder relajarse un poco.
Él aprovechó para dejar todo su peso sobre ella y así profundizar el beso.
Dios… Besarla era como tocar el cielo.
Se pasaría la vida entera besándola.
Nunca antes había sentido la necesidad de besar con amor y ternura, ya que era la primera vez que se enamoraba.
En un impulso, Azalea alzó sus manos y acarició los hombros del chico, excitándolo más de lo que ya estaba.
Con solo una caricia de esa mujer, su cuerpo se convertía en fuego.
Usó sus manos para acariciar sus perfectas piernas, subiendo por las caderas, pasando por la cintura y llegando a los pechos, cubiertos por un bonito sujetador.
Tuvo tantas ganas de quitárselo que los dedos le cosquillearon sobremanera.
Pero no quería asustarla con sus prisas. Tenía que ir despacio. Necesitaba amarla muy lentamente y así conocer cada poro de su piel.
Dejó de besarle la boca para dejar un sendero de húmedos besos por su delicado mentón y su cuello, aspirando así su aroma.
Azalea usó sus manos para acariciarle los fuertes brazos y se le escapó la risita al sentir cosquillas en su cuello por causa de los labios de Falon.
Oír esa risa sirvió para que él diera un paso más.
Con su boca repartió besos por toda su piel…no dejó ni un solo rincón de su cuerpo sin besar.
A pesar de estar nerviosa, Azalea suspiró y se relajó un poco más al sentir las cosquillas por todas sus curvas.
Cerró los ojos y se dejó llevar…
En el fondo sabía que estaba dando un gran paso entregándose a Falon.
Y todo iba en contra de sus padres, pero estaba dispuesta a sacrificar su relación con ellos para ser feliz con Falon.
De nuevo volvió a pensar en la ironía de la vida: ella, enamorada de su peor enemigo. Ella, entregándose al Diablo.
¿Se habría muerto el odio dando paso al amor?
En ese momento sentía que así era.
Quizá mañana vería las cosas de otro modo, pero ahora quería amar y ser amada.
Sus pensamientos se rompieron al sentir la boca de Falon en sus pechos.
Oh, Dios… Le había quitado el sujetador y ni cuenta se había dado.
El placer la traspasó con tanta fuerza que deseó que Falon jamás se detuviese.
Pero si ella supiera que Falon no podía más…que ya había perdido el control…
Volvió a besarla en la boca mientras que con la mano fue quitándole las braguitas, desatándola de los lazos que había a los lados.
Él ya estaba completamente desnudo, así que con la otra mano separó las piernas de Azalea para colocarse entre ellas.
La princesa cortó el beso y lo miró con los ojos bien abiertos, cargados de miedo.
FALON: Sentirás dolor al principio, pero después llegará el placer. ¿Estás preparada?
AZALEA: Yo…
FALON: Confía en mí.
Ella comenzó a temblar al sentir que Falon empujaba en la entrada de su interior.
Cerró los ojos pero Falon le pidió que no los cerrara. Se miraron intensamente mientras él seguía empujando.
El pecho lo tenía lleno de sentimientos, y la necesidad de hacerla suya era tan fuerte que tenía miedo de lastimarla todavía más. Al sentir el primer pinchazo de dolor, el cuerpo de la chica se puso tan tenso que Falon tuvo que abrazarla con fuerza para seguir entrando en su interior.
AZALEA: Falon…
FALON: Sé que duele, amor. Aguanta un poco más.
AZALEA: No puedo…
FALON: Yo te ayudaré. Abrázame también.
Y así lo hizo.
En cuanto ella lo abrazó, el príncipe dio el último empujón y sintió cómo se rompía la virginidad de Azalea, la cual soltó un grito y los ojos se le llenaron de lágrimas.
Falon se quedó quieto, permitiendo así que la estrechez de la chica se adaptara a él. Pero ver cómo soltaba esas cálidas lágrimas lo llenó de ternura, así que besó esas lágrimas para absorber su dolor.
FALON: Lo siento.
AZALEA: Apártate, Falon.
FALON: No puedo, mujer. Debes calmarte. El dolor pasará.
AZALEA: Por favor…
FALON: Confía en mí.
Volvió a besarla para distraerla. Y entonces comenzó a moverse despacio, tratando de aliviar el dolor de su amada.
Pero sentirla apretada y cálida estaba acabando con sus fuerzas.
Al fin la estaba haciendo suya. Y nada ni nadie la apartarían de su lado. Él era su dueño, y solo él podía tocarla.
Azalea alzó las caderas para acomodarse, y eso provocó que Falon entrara todavía más en su interior.
FALON: No hagas eso, mujer.
AZALEA: Es que me duele…
FALON: ¿Haciendo eso te alivia?
AZALEA: Sí…
Y volvió a hacerlo.
Falon apretó los dientes para aguantar. Eso era una tortura…
Jamás en toda su vida había soportado tanta agonía al hacer el amor.
Un momento. Era la primera vez que hacía el amor. Y era mucho más placentero que tener sexo con cualquier mujer.
Azalea lo abrazó y continuó alzando las caderas, sintiendo que eso le daba placer, borrando así el dolor.
Falon aprovechó para seguir moviéndose, y el placer que sintió fue tan inmenso que perdió el control.
La abrazó con más fuerza y sus movimientos se hicieron más profundos…más rápidos…
Por todos los dioses… Estaba a punto de explotar. ¿Por qué tan rápido?
Azalea fue transportada en una nube al sentir los movimientos de su amado.
Jamás imaginó que estar conectada a una persona de ese modo fuera tan maravilloso.
FALON: Te amo…te amo…
El corazón de la chica se llenó de tanto amor que volvió a llorar.
Sus fuerzas se agotaban, pero se dio cuenta de que Falon seguiría amándola hasta el final.
Deseaba decirle que lo amaba, ¿pero por qué no le salían las palabras?
Falon gimió y explotó en su interior.
El amor los envolvió para encadenarlos por siempre.
________________________________________________________________
TO BE CONTINUED...
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Re: Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio)
O,o dios mio... No creí que realmente lo fueran a hacer D: pero aún así me encanto *3*
Re: Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio)
Pobre de la madre de Azalea u.u maldito Rey ¿quien se cree? ¬¬
~Shia~- Mensajes : 332
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