Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio)

por SweeT PrincesS Mar Sep 11, 2012 6:59 am

"La Venganza De Azalea"

PARTE 30 (FINAL)

A la mañana siguiente, Azalea despertó y lo primero que vio fueron los rayos de sol que entraban por el ventanal.
Sentía que había dormido mejor que nunca…
Así toda cálida y segura…
Ni siquiera había tenido pesadillas.
Bostezó y se dio la vuelta en la cama para dormir un poquito más, pero la punta de su nariz chocó con un hombro.
Abrió los ojos como platos y sus mejillas se sonrojaron sobremanera.
Falon dormía a su lado, así que recordó todo lo sucedido durante toda la madrugada.
Se lo veía tan guapo…tan vulnerable…
Se atrevió a pasar la punta de su dedo por esa fuerte mandíbula.
Falon era un chico alto y varonil, pero su piel era tan suave como la de ella.
Siguió acariciándolo hasta que sin querer lo despertó.
Lo primero que hizo él fue abrazarla con fuerza.

FALON: Buenos días, princesa.
AZALEA: Ho-hola… (///)
FALON: Deja de ser tan vergonzosa. Nos conocemos lo suficiente como para tener bastante confianza.
AZALEA: Me cuesta acostumbrarme a todo esto. Tú eres el experimentado y por eso se te hace más fácil.
FALON: Es la primera vez que duermo con una mujer, Zannaleah.
AZALEA: ¿En serio?
FALON: Sí. ¿Por qué te sorprende?
AZALEA: Es difícil de creer, puesto que has sido un mujeriego. (¬ ¬)
FALON: A ninguna he amado y con ninguna dormí ni una sola hora.
AZALEA: Ah…
FALON: Contigo aprendí lo que es hacer el amor y amanecer a tu lado es lo más bonito que he podido experimentar.

Se le puso encima y la besó hasta dejarla sin aliento.
Al notar que las manos de Falon la acariciaban por todas partes, ella cortó el beso para mirarlo con vergüenza.

AZALEA: ¿Vas a…a amarme otra vez?
FALON: Sí.
AZALEA: Estoy agotada y me duele el cuerpo.
FALON: Es algo normal después de amarnos tantas horas. Pero con la práctica te acostumbrarás.
AZALEA: ¿Tú no te cansas?
FALON: Nada de ti me cansará jamás.

De nuevo, le demostró cuánto la deseaba y la amaba utilizando sus labios y su fuerte cuerpo.
Una hora más tarde, todos desayunaban en el comedor real.

ZAEBARD: En dos horas estará lista la nave que os llevará a vuestros hogares, chicas. Así que tenéis ese tiempo para hacer el equipaje.

Azalea agachó el rostro con tristeza, pues hablar de eso la apenaba, ya que no deseaba abandonar Aion, ni sus estudios, y mucho menos separarse de Falon.
¿Cuánto tiempo duraría la guerra? ¿Qué pasaría si todo salía mal? ¿Y si resultaba herido o quizá…muerto?
No, no, no. De nuevo esos pensamientos no.
Debía ser positiva y rezarles a los dioses por la seguridad de todos.
Después del desayuno, Azalea comenzó a hacer su equipaje bajo las miradas de Challen y de sus dos mascotas.

AZALEA: Challen, ¿ya hiciste tu maleta?
CHALLEN: Sí, Alteza.
AZALEA: ¿Qué sabes de mi padre?
CHALLEN: Ya está mucho mejor de su herida.
AZALEA: ¿Ha mencionado si viajará conmigo?
CHALLEN: No, Alteza.

La puerta se abrió y entró Lilly, arrastrando dos maletas.

LILLY: Odio hacer el equipaje.
AZALEA: A mí me queda mucho por recoger.
LILLY: Me imagino que siendo princesa debes tener toneladas de ropa y accesorios.
AZALEA: Sí, pero jamás me lo llevo todo.
LILLY: Me parece lógico. Te echaré una mano.
AZALEA: Gracias.

Reinó el silencio mientras las dos chicas doblaban vestidos y los metían en las maletas rosadas.
Pasó un buen rato hasta que Lilly resopló y se sentó en la cama.

LILLY: Ay, amiga. ¿Qué pasará con Aika y Lenoic si nos vamos de aquí?
AZALEA: Yo también estuve pensando en eso.
LILLY: ¿Crees que Zaebard se dedicará a la guerra olvidándose de ellos? ¿O nos mantendrán informadas de todo?
AZALEA: No lo sé, Lilly. Todo es tan confuso…
LILLY: Yo no quisiera irme…
AZALEA: Yo tampoco.
LILLY: No sé cómo decirles a los padres de Aika y de Lenoic lo que ha pasado con ellos.
AZALEA: ¿Zaebard no se encargó de eso?
LILLY: No estoy muy segura.
AZALEA: ¿Dónde viven sus padres?
LILLY: Los de Aika en Ciudad Eclipse. Y los de Lenoic cerca del Norte de Aion.
AZALEA: ¿Crees que los padres de Lenoic hayan desaparecido también?
LILLY: No tengo ni idea…

Oyeron un fuerte ruido y salieron a la terraza.
Una gran nave aterrizaba sobre el descampado verde, de la cual salían soldados de Aion.

LILLY: Princesa, prométeme que estaremos en contacto.
AZALEA: Te lo prometo. ¿Dónde vives tú?
LILLY: Bueno… Como mi padre, el emperador Rerion, está desaparecido, iré a casa de mis tíos, que viven en Ciudad Azul.
AZALEA: Oh… Eso está cerca de mi ciudad.
LILLY: Sí, así que podré ir a visitarte.
AZALEA: Estupendo.

Al finalizar con el equipaje, con la ayuda de varios guardias, bajaron las maletas y salieron al jardín de aterrizaje, dónde ya estaban Zaebard, Shaner y Falon junto a Tedra, Cerith y los demás alumnos.
Con lágrimas en los ojos, Tedra se acercó a su hermano.

TEDRA: Falon…te pido perdón por todas las ofensas y peleas. Te quiero mucho. Y espero que regreses pronto.
FALON: Estás perdonada. Pórtate bien, cuida a madre y no le des disgustos a padre. Te quiero, hermanita.

La abrazó durante largos segundos, pero al fin la soltó y se acercó a Cerith, la cual lo miró con nerviosismo.

FALON: Gracias por los bonitos momentos que me has regalado. Cuídate mucho, Cerith.
CERITH: No te despidas, Falon. Pues espero verte pronto.
FALON: Así será.

Le dio un beso en la mejilla y eso sirvió para terminar de romperle el corazón.
Azalea sintió una punzada de celos, pero intentó disimular al ver que Falon se le acercó para abrazarla tan fuertemente que la dejó sin aire.

FALON: Yo te hice un juramento. Ahora júrame tú que me esperarás el tiempo que sea necesario. Júrame que no permitirás que Dalden u otro hombre se atreva siquiera a intentar seducirte.
AZALEA: Te lo juro, pero…
FALON: Regresaré muy pronto, amor.
AZALEA: Ten mucho cuidado, por favor.
FALON: Lo tendré. Te amo, princesa.

La tomó por el rostro y la besó largamente, marcándola a fuego con ese amor que los unía.
Azalea no quería soltarlo, pero estaban siendo observados por los demás, así que se apartaron y se miraron con intensidad.
En ese instante, la princesa fue dominada por el miedo de alejarse de él.
¿Y si no volvía a verle? ¿Qué haría con todo lo que sentía? ¿Y si ésta era la única oportunidad que tenía para ser feliz? ¿Y si el destino los separaba para siempre?
Sin importarle las personas que los observaban, Azalea se lanzó a los brazos de Falon con desesperación y rompió a llorar sobre su pecho.

AZALEA: ¡Tengo miedo, tengo miedo!
FALON: Princesa…
AZALEA: ¡Déjame quedarme contigo! ¡Prometo no estorbar!
FALON: No, princesa. Debes alejarte del peligro. Son órdenes de Zaebard.
AZALEA: ¡Entonces ven conmigo!
FALON: Amor…
AZALEA: ¡Por favor, Falon, por favor!

Angustiado por verla tan alterada, el príncipe la cogió en brazos y se alejó lo bastante para que los demás no los oyeran hablar.

FALON: Zannaleah…
AZALEA: No pienso soltarte.
FALON: No seas testaruda, mujer.
AZALEA: Si me amas, vendrás conmigo.

Falon la dejó con cuidado sobre el suelo y le secó las lágrimas con un dedo, pero la chica se apartó y lo miró con desafío.

AZALEA: Demuéstrame que me amas y ven conmigo a Krystán.
FALON: Bien sabes que no puedo darle la espalda a Zaebard.
AZALEA: Él ya tiene a los Cazadores de Bestias. Con la magia podrán salir adelante.
FALON: Me comprometí a permanecer a su lado hasta el final.
AZALEA: Yo debo estar por encima de todos, Falon.
FALON: Y lo estás. Tú eres mi prioridad.
AZALEA: Entonces ven conmigo.
FALON: No puedo, princesa. Lo siento.

Se miraron en silencio durante lo que pareció una eternidad hasta que ella volvió a llorar y a retroceder poco a poco.

FALON: Zannaleah…
AZALEA: No me amas lo suficiente.
FALON: ¿Cómo puedes decir eso?
AZALEA: No quiero volver a verte.
FALON: ¿Qué…?
AZALEA: Y que sepas que no voy a esperarte.

Dicho eso, quiso irse, pero Falon la tomó entre sus brazos, sintiendo que renacía esa furia peligrosa.
Ella luchaba por liberarse de sus brazos, pero era en vano.

AZALEA: ¡Suéltame!
FALON: ¡Por todos los demonios, mujer! ¡No podemos despedirnos y quedarnos así de mal!
AZALEA: ¡Te odio, te odio, te odio!
FALON: ¡Reacciona, maldita sea!
AZALEA: ¡Ojalá no regreses nunca de esa maldita guerra!

Falon la empujó violentamente y la chica estuvo a punto de caer, pero logró equilibrarse y mirarlo con enojo.

AZALEA: Te odio, Falon.
FALON: Muy bien. Ódiame. Pero ya veremos quién llorará lágrimas de sangre.

Tras decir eso, dio media vuelta y se dirigió hacia el castillo sin mirar atrás.
Azalea se dejó caer de rodillas al suelo y se cubrió el rostro con las manos, llorando desconsoladamente.
El dolor y la impotencia la consumían lentamente, ahogándola en la desesperación.
Amar a alguien conllevaba a reír y a llorar, pero jamás imaginó poder descubrir que una separación podría causar tanto sufrimiento.
En ese momento, el amor se hundía en la rabia y su esperanza se perdía en un futuro incierto.
Sintió una cálida mano apoyarse en su hombro.
Como siempre, su ángel de la guarda venía a salvarla del oscuro pozo del llanto.
Levantó el rostro y vio a Challen, que parecía muy preocupado.

CHALLEN: Alteza, debemos irnos.

La princesa miró hacia la nave, la cual ya estaba en marcha.
Sintió un nudo en el pecho y miró hacia el castillo, dónde dentro estaba Falon muy enfadado.
¿Debía irse dejando las cosas así?
Se levantó del suelo y apretó los puños.

CHALLEN: No os preocupéis, Alteza. Todo irá bien. Yo estaré a vuestro lado en todo momento.
AZALEA: Gracias.

Respiró profundamente y tomó la mano de Challen para caminar hacia la nave con la cabeza bien alta.
No tenía por qué hundirse, ya que Falon la había dejado ahí llorando, sola y rota.
Si quería dejar las cosas así, ese sería su problema.
Ella era toda una princesa, y no se rebajaría ante nadie.
Su orgullo no le permitiría llorar de nuevo ni volver a sufrir.
Saludó a Zaebard al pasar, subió en la nave y dejó atrás todo el veneno que había escupido en ese castillo.
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En el trayecto de Aion a Krystán, ni Azalea ni su padre hicieron el intento de hablarse mutuamente.
Tedra seguía refunfuñada, y Cerith cabizbaja por el beso de Falon en la mejilla.
Challen no sabía cómo animar a su princesa, y Kupó y Mog miraban a través del ventanal de la nave, maravillados ante el paisaje de la inmensa ciudad.
Dejaban atrás una de las ciudades más grandes, más admiradas y más respetadas del planeta entero.
Una ciudad en conflictos con sus propios territorios, con una guerra abierta causada por un humano ambicioso y malvado.
¿Qué estarían pensando los dioses de toda la humanidad? ¿Qué harían al respecto?
El más afectado en todo esto era el rey Zaebard, ya que se sentía culpable de haber permitido que el problema se hiciera cada vez más grande.
¿Pero qué podía hacer él solo contra los dos ejércitos de Aion?
Saber que su propia gente estaba en su contra era el mayor insulto que jamás había recibido.
Si los dioses le daban la oportunidad de solucionar el conflicto, no dudaría en matar a los emperadores Denki y Yimbo.
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Llegar a Krystán fue algo tranquilizador, pero entrar en su castillo fue motivo de derrumbarse de nuevo.
Azalea había extrañado tanto su hogar…
Todos los soldados y los sirvientes se alegraron muchísimo de volver a ver a si princesa, pero se extrañaron de tenerla aquí tan pronto, ya que los estudios duraban cuatro años.
La princesa corrió a su habitación y al entrar comprobó que todo seguía tal y como lo había dejado.
Se acostó sobre su cama y aspiró la fragancia de las sábanas de seda rosa.
Había extrañado tanto su cama…sus cosas…
La puerta se abrió y entró su madre.
Se miraron en silencio durante largos segundos hasta que Azalea rompió a llorar otra vez.

MADRE: Tu padre me ha contado vuestra pelea…
AZALEA: Le confesé todo, mamá… Se atrevió a darme una bofetada…
MADRE: Oh, Azalea…

Corrió a abrazar a su hija y lloraron las dos juntas.
Ese momento de “madre e hija” sirvió para llenar de fuerza a Azalea en cuanto a no dejarse hundir por la horrible despedida entre ella y Falon.
Cuando al fin se calmó, la princesa besó la mejilla de la reina.

AZALEA: Odio a papá. No volveré a dirigirle la palabra nunca más.
MADRE: No hables así, hija.
AZALEA: No puedo evitarlo. No soporto lo que hizo contigo.
MADRE: Mi cielo, debes aprender a perdonar. Es tu padre. Te quiere y le quieres.

Azalea agachó el rostro con tristeza.
Deseaba retroceder el tiempo y evitar que su madre le contase la traición de su padre.
No, no, no. Lo mejor sería retroceder el tiempo para evitar que su padre traicionase a su madre. Así todos hoy serían felices.
Se acostó sobre la almohada y suspiró.
La reina le acarició el cabello y le cantó suavemente hasta hacerla dormir.
Amaba a su esposo, pero su hija estaba en primer lugar. Azalea era su vida, la luz de sus ojos. Y estaba decidida a arreglar la situación para que volvieran a ser una familia feliz.
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Al día siguiente, Azalea amaneció con dolor de estómago y terminó vomitando todo lo que había cenado la noche anterior.
Kupó y Mog la miraban con preocupación.

KUPÓ: Debería mirarte un medico, kupó.
AZALEA: Estoy bien. He tenido una noche horrible.
MOG: ¿Muchas pesadillas?
AZALEA: Demasiadas. Esa guerra…los soldados muertos…Falon todavía allí…

Se dejó caer en la cama y se cubrió el rostro con las manos.
Estar sin Falon era una tortura. Pero peor era vivir con el hecho de que él seguía luchando en Aion.
Cada minuto que pasaba era una agonía.
Haberse peleado en la despedida le pesaba en el alma. Y lo que más le quemaba era la última frase que ella le había gritado: “¡Ojalá no regreses nunca más de esa guerra!”.
Oh, Dios… Si Falon no regresaba…sería culpa suya…por maldecirlo de ese modo…
Al sentir las lágrimas en sus ojos, se incorporó con furia, pues se había prometido no volver a llorar por él.
Respiró hondo y decidió darse un relajante baño perfumado.
Tras ponerse lo más bonita posible, bajó al comedor real y vio a sus padres desayunando juntos.
Un poco indecisa, se acercó a la mesa y dio los buenos días.
Su padre ni la miró, pero su madre le regaló una sonrisa.

MADRE: ¿Qué te apetece desayunar?
AZALEA: No tengo apetito.
MADRE: Podrías comerte una fruta.
AZALEA: Ahora mismo no.
MADRE: ¿Estás enferma?
AZALEA: Un poco.
MADRE: ¿Quieres que avise al doctor? (Preocupada)
AZALEA: No. Se me pasará enseguida. Iré a ver tus rosas. Las he extrañado mucho.

Salió al jardín y los rayos del sol entibiaron su delicada piel.
El aire olía a naturaleza, así que aspiró profundamente hasta llenarse los pulmones de la vida de su ciudad.
El rosal de la reina estaba precioso, pero no dudó en regarlo un poquito ya que empezaba a hacer calor.
Miró hacia el final del jardín, dónde descansaba el alto sauce.
Sonrió al recordar el día en que lo escaló para llamar la atención de Falon.
Y estuvo a punto de caer, pero su príncipe la rescató del peligro.
Suspiró y decidió alejar cualquier pensamiento sobre Falon para no entristecerse de nuevo.
Oyó el ruido de una carroza y vio que llegaban los reyes de Kan-is-Tra.
Oh, no… Volver a ver a Tedra serviría para aplastarle la tranquilidad que tenía en ese momento.
De inmediato, los reyes abrazaron a Azalea para saludarla.

REINA KAN-IS-TRA: Estás preciosa, Azalea.
AZALEA: Gracias.
REINA KAN.: Es una pena que se hayan cancelado tus estudios por culpa de una guerra innecesaria.
AZALEA: Lo sé.
REY KAN.: ¿Cómo sigue tu padre de la herida?
AZALEA: Se recupera favorablemente.

Los reyes entraron en el castillo, y Tedra llegó después con Cerith.
Azalea suspiró con agobio y siguió regando las rosas.
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A la hora de la comida, Azalea bajó a comer con sus padres, con los reyes de Kan-is-Tra y con Tedra y Cerith.
Ella no soportaba estar ahí, aguantando la presencia de sus enemigas, pero necesitaba oír las noticias de Ciudad Aion.

REINA KAN-IS-TRA: Todavía no hemos recibido una sola carta de Aion. Estoy tan angustiada…
REY KAN-IS-TRA: Es pronto, esposa mía. Confiemos en los dioses y en la fuerza y destreza de Falon.
REINA KAN.: Eso no me sacará de mi angustia…

Azalea resopló, molesta. Pues no había noticias de su amado.
Ojalá estuviera bien…
Al finalizar la comida, salió de nuevo al jardín junto a Challen y a sus dos mascotas.
Llegaron al gran sauce y se sentaron bajo su sombra.
La princesa se apoyó en el tronco y suspiró, cerrando los ojos.
Estar en su hogar era tan reconfortante…
Pero le faltaba estar con Falon.

KUPÓ: No estés triste, kupó. No nos gusta verte tan deprimida, kupó.
MOG: Kupó tiene razón, Azalea.
AZALEA: Tengo demasiados motivos para estar así. Quisiera permanecer dormida y solo despertar cuando Falon estuviera aquí.
CHALLEN: Debéis ser paciente y positiva, Alteza.
AZALEA: No es nada fácil…

Su mente se desvió hacia la decisión que había tomado sobre lo de hacer las paces con Tedra.
Era un paso bastante difícil de realizar, pero lo haría por la felicidad de Falon.
Aunque no sabía si hacer las paces también con Cerith… ¿Sería buena idea?
Vivir con odio era agotador, y nada bueno para el alma.
Resopló y decidió no pensar en eso ahora.
Tenía que seguir rezándoles a los dioses para que terminase la guerra y así Falon podría regresar sano y salvo.
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En un punto muy alto de una montaña siniestra, dentro de otra dimensión, en el agua de un oscuro pozo se reflejaba la imagen de Azalea, de Tedra, de Cerith y de todas las princesas del mundo entero.
Todas ellas hermosas y jóvenes. Todas ellas arrogantes pero inocentes.
El reflejo desapareció cuando alguien metió el dedo en el agua.
Un dedo que pertenecía a un joven rey, de ropas extrañas y cabello largo y negro, llamado Orion.

ORION: Has hecho un gran trabajo, Zen.

Otro chico, más sencillo que el rey, se arrodilló sobre una rodilla para hacer una reverencia, con el rostro agachado.

ZEN: Gracias, Majestad.
ORION: Jamás imaginé que el destino me abriría una nueva puerta a otro mundo…

En el agua del pozo se reflejó la imagen de todas las ciudades que componían ese nuevo planeta: Ciudad Krystán, Ciudad Kan-is-Tra, Ciudad Ba-Tarah, Ciudad Eclipse, Ciudad Azul, Ciudad Dorada y Ciudad Aion.
Todas ellas eran enormes, pero la más impresionante era Aion.

ORION: Ha sido una suerte que se haya abierto el Oráculo de Aion, ¿no crees, Zen?
ZEN: Sí, Majestad.
ORION: A pesar de ser rey de un planeta entero y de poseer magia y tener a todas las mujeres hermosas rendidas a mis pies, mi vida estaba siendo aburrida hasta que tú, mi querido y fiel Zen, descubriste la entrada a un nuevo mundo.
ZEN: Me alegro de que os haya gustado este descubrimiento, mi rey.
ORION: Sí, me gusta. Y voy a recompensarte por ello.
ZEN: No es necesario, Majestad.
ORION: Oh, sí lo es. Tu recompensa va unida a tu nuevo trabajo. Levántate y mírame.

El joven guardián así lo hizo, y se puso nervioso al ver que la expresión de su rey era de maldad y avaricia.

ORION: Cruzarás el Portal Dorado y echarás un vistazo a ese planeta.
ZEN: Cruzar la línea del espacio-tiempo es violar las leyes celestiales, mi rey.
ORION: Querido Zen, desde que el simple humano de Aion, llamado Cian, contó el secreto del Oráculo, las leyes de los dioses ya están más que violadas. Dejaron de tener importancia. ¿Queda claro?
ZEN: Sí, Majestad.
ORION: Perfecto. Ahora, te pondrás la ropa que se usa en ese nuevo mundo y saldrás a pasear por las calles de Krystán, ya que ahí reside la princesa más importante de todas: Azalea.
ZEN: A sus órdenes, mi rey.

Volvió a hacerle una reverencia y salió de la sala, topándose con la hermana menor de su rey, la bella princesa Kirena, la cual, obviamente, había estado escuchando esa conversación tras la puerta.

ZEN: Buenos días, Alteza.
KIRENA: Quiero ir.
ZEN: Con permiso…

Quiso irse, pero ella le cortó el paso y lo miró con una ceja arqueada.

KIRENA: Quiero ir contigo a esa ciudad.
ZEN: Princesa…
KIRENA: Si te niegas, haré que mi poder te convierta en un pez.
ZEN: Si mi rey se llega a enterar de que vos venís conmigo, me matará antes de que me convirtáis en un pez.
KIRENA: No se enterará.
ZEN: Orion siempre se entera de todo.
KIRENA: Pero tú y yo ya estaremos en ese mundo y…
ZEN: No.
KIRENA: ¡Zen!
ZEN: Hablaré de vuestras intenciones con el rey.

Al ver que los hermosos ojos de Kirena se llenaban de lágrimas, Zen desvió la mirada y tragó saliva.

ZEN: No me dominaréis de nuevo, Alteza. Ir a ese mundo es mucho más peligroso que todas las aventuras que habéis vivido aquí en Zarom.
KIRENA: Me aburrí de esas aventuras… Quiero algo nuevo.
ZEN: Lo siento, princesa.

Le hizo una reverencia y salió corriendo para evitar que su princesa lo dominase con sus llantos fingidos.
Kirena se cruzó de brazos y observó cómo huía su mejor amigo.
Esto no quedaría así. ¡Por supuesto que no!
Ella era princesa de un mundo entero, llamado Zarom, y podía hacer todo lo que le diera la gana, como por ejemplo… Hacer desaparecer a toda la gente de Ciudad Aion y hacerla aparecer aquí, en los calabozos prohibidos.
Gente nueva para tenerla a su servicio y para conocer todo sobre esa inmensa y desconocida ciudad.
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Habían pasado dos horribles días, en los cuales, Azalea había tenido más pesadillas que nunca, y todas relacionadas con la guerra y con Falon.
Se sentía emocionalmente cansada y afligida.
Apenas comía y pasaba demasiado tiempo encerrada en su habitación.
Ni Challen ni sus mascotas conseguían arrancarle una sonrisa, por lo que estaban desanimados también.
Ese mismo atardecer, llegó un mensajero y Azalea no dudó en salir a recibirlo, el cual le entregó una carta y ella la leyó bajo las miradas de su caballero y de sus mascotas.
Poco a poco, el rostro de la princesa fue tornándose pálido.

KUPÓ: ¿Qué dice la carta, kupó?
AZALEA: No puede ser…

Sus manos temblorosas soltaron la carta y su respiración se agitó.
Challen se acercó más a ella, preocupado.

CHALLEN: Alteza…
AZALEA: Por todos los dioses…
MOG: ¿Qué dice la carta, Azalea? ¿Qué ocurre?
AZALEA: Falon…Falon…está desaparecido…
MOG: ¿Desaparecido? ¿Qué significa eso?
AZALEA: Han muerto muchos hombres en esa guerra…y entre esos cadáveres podría estar Falon…
MOG: Oh…
AZALEA: Están buscando su cuerpo entre esos muertos…

Tras soltar esa frase, se mareó y Challen la sujetó a tiempo.
Kupó y Mog le abanicaron el rostro con sus diminutas alas para hacerla reaccionar.

MOG: Oh, Dios…está muy pálida…
KUPÓ: Challen, llévala a su cama, kupó.
CHALLEN: Sí.
KUPÓ: Mog, avisemos de esto al rey, kupó.
MOG: Esta situación se está poniendo muy fea. Si los dioses no hacen algo pronto, el ejército de los emperadores arrasará con todas las ciudades.
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Era de noche y la luna llena apenas iluminaba el sendero lleno de árboles, flores y piedras.
Pero ella seguía corriendo sin mirar atrás. Sin importarle que iba descalza y que las piedras lastimaban sus delicados pies.
Debía llegar a tiempo. Debía detener esa guerra y salvar a Falon…
Cada vez estaba más cerca de los gritos de los soldados y del sonido del entrechocar de espadas.
Esa batalla era un error. La avaricia los cegaba…
Estaban luchando por algo que era realmente peligroso e innecesario.
La magia los llevaría a la perdición. ¡¡A la destrucción!!
Pudo ver al rey Zaebard clavando su espada en el pecho de un enemigo.
Pero la princesa siguió corriendo hasta llegar a él.

AZALEA: ¡Zaebard!
ZAEBARD: Azalea… ¿Qué haces aquí?
AZALEA: ¿Dónde está Falon?
ZAEBARD: En el jardín trasero, luchando contra los emperadores Denki y Yimbo.
AZALEA: ¿Él solo?
ZAEBARD: Ya no me quedan más soldados.
AZALEA: Dios mío…
ZAEBARD: Deberías ponerte a salvo, Azalea.

Sin hacerle caso, la chica corrió hacia el jardín trasero, del cual, no llegaba ningún sonido de guerra.
Su corazón se detuvo al verlo todo lleno de hombres muertos…la hierba y las flores manchadas de sangre…los cuervos picoteando de la carne de los cadáveres…
Sintió náuseas y mareos pero sacó fuerzas y decidió pasar por encima de los fallecidos.
¿Dónde estaba Falon? ¿Quizá herido entre todos esos cadáveres? ¿O quizá…también habría muerto?
¡¡No, no, no!!
Sin importarle la sangre y el mal olor, se arrodilló en el suelo para empezar a apartar los cadáveres con sus propias manos, en busca de Falon.

AZALEA: ¡Falon, Falon! ¡¿Dónde estás?! ¡He venido a buscarte!

Zaebard llegó por detrás y la tomó de los hombros.

ZAEBARD: Azalea, la guerra ha terminado.
AZALEA: Tengo que seguir buscando a Falon…
ZAEBARD: Hay demasiados cuerpos aquí, será imposible encontrarlo.
AZALEA: Debe estar herido…necesita nuestra ayuda…

Zaebard la cogió en brazos y ella pataleó y lloró al ver que la alejaban de la esperanza de encontrar a su amado.

AZALEA: ¡No! ¡Suéltame! ¡Falon, Falon!
CHALLEN: Alteza, despertad, por favor…
KUPÓ: Tiene mucha fiebre, kupó.
MOG: Deberíamos avisar a la reina. Lleva todo el día sin poder abrir los ojos y salir de sus pesadillas.
KUPÓ: Se la ve muy enferma, kupó.

Challen no dejó ni un instante de mojarle la frente, el rostro y los hombros con agua fresca.
Ver a su princesa así era tan frustrante…
Si no llegaba pronto el doctor, la chica podría empeorar.
Si algo malo le sucedía, Challen se odiaría a sí mismo el resto de su vida.
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Tedra no podía creer lo que veían sus ojos…
Desde su terraza estaba viendo la nave aterrizar en el jardín de entrada a su reino. Y en cuanto la puerta se abrió…su corazón dio un vuelco.
Ahí estaba su hermano…lleno de vendajes pero sano y salvo…
Vio que sus padres salían para recibir a su hijo con un fuerte abrazo.
Falon miró hacia la terraza y le sonrió a su hermana, la cual rompió a llorar de alivio.
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En cuanto Falon se dio un baño y se cambió los vendajes, se acostó en su cama y suspiró.
Se sentía agotado…le dolía todo el cuerpo…pero al fin había terminado todo.
Era un gran alivio estar en casa…
En cada minuto y cada segundo que había estado luchando en esa guerra sin sentido, no había dejado de pensar en su princesa.
Y el haber pensado en ella sin cesar lo había ayudado mucho en no rendirse y en seguir adelante.
La amaba más que nunca. Moría por volverla a ver. Su cuerpo reclamaba su piel de seda.
Pero en este momento necesitaba dormir y descansar.
Apenas había pegado ojo en todos los días que había durado la guerra.
Ahora podía sonreír al saber que eran vencedores.
Aion volvería a ser una ciudad en paz.
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Al fin Azalea abrió los ojos, y lo primero que vio fue una cabeza apoyada en su estómago.
Acarició ese cabello, que por su color, supo que era Challen, el cual estaba dormido.
¿Qué hacía aquí en vez de estar en su cama?
Al intentar incorporarse, lo despertó y lo vio preocupado y aliviado a la vez.

CHALLEN: Alteza… ¿Cómo os sentís?
AZALEA: Un poco débil y atontada. ¿Qué me ha pasado?
CHALLEN: Estuvisteis dos días sumida en la inconsciencia a causa de la fiebre.
AZALEA: ¿Qué…?
CHALLEN: Me alegro tanto de veros despierta… Me sentía desesperado al creer que jamás volveríais a abrir vuestros ojos, pero el doctor nos tranquilizó diciendo que vuestra fiebre fue causada por las pesadillas.
AZALEA: No es la primera vez que me sucede eso. En fin, quisiera darme un baño.
CHALLEN: Ahora mismo ordenaré que os lo preparen.

Un rato después, cuando Azalea bajó al comedor real, sus padres ya desayunaban.
La reina se levantó para abrazarla.

MADRE: Oh, hija… ¿Estás mejor?
AZALEA: Sí. Y tengo mucha hambre.

Se sentó frente a su padre y le vio una expresión de angustia.
Obviamente por ella…pues a pesar de todo era su hija y la amaba.
Pero el orgullo de la chica no le permitía hacer las paces con él.
Comenzó a desayunar con bastantes ganas, y de pronto llegó un mensajero, el cual le entregó una carta al rey y se marchó.

MADRE: ¿Qué dice ahí?
PADRE: Que la guerra ha terminado al fin.
MADRE: Oh… Eso es maravilloso.

Azalea estaba tensa, a la espera de que su padre dijera algo más…
El rey la miró con el ceño fruncido.

PADRE: Falon está sano y salvo en su castillo.
MADRE: Gracias a los cielos…

La princesa no pudo evitar derrumbarse y romper a llorar de alivio.
Su amado seguía con vida…
¿Por qué no venía a buscarla?
Entonces recordó la pelea en la despedida y se entristeció.
Falon seguía enfadado con ella.
Su padre seguía mirándola con las cejas fruncidas.
Y la reina se desanimó al verla así.

MADRE: Lo amas de verdad, mi pequeña flor.
AZALEA: …
MADRE: Comprendo tus lágrimas. Sé lo que es amar sin medidas.

El rey apretó la carta en su puño, sintiéndose incómodo por el amor que sentían las dos mujeres más importantes de su vida, a las cuales les había fallado.
Se sentía tan miserable que quería arreglarlo de alguna manera.

PADRE: Azalea, vete a ver a Falon con tu madre.

Tanto Azalea o como su madre, lo miraron con sorpresa, por lo que el rey desvió la mirada, aparentemente molesto.
PADRE: Odio verte así. Y si ver a Falon te hace feliz, adelante.
MADRE: Esposo…
PADRE: Iros antes de que cambie de opinión.
----------------------------------------------------------------------------------------------

Dentro del carruaje, la reina miraba con preocupación a su hija, la cual tenía el rostro agachado y todavía triste.

MADRE: ¿Qué te aflige realmente, mi cielo?
AZALEA: Tengo miedo…
MADRE: ¿De qué?
AZALEA: Del rechazo de Falon.
MADRE: ¿Por qué iba a rechazarte?
AZALEA: Discutimos el día de la despedida y…le dije algo horrible…
MADRE: Todos decimos cosas que no sentimos en un momento de rabia. No te preocupes por eso, hija. Cuando hay amor, lo demás carece de importancia. Pídele perdón y verás el resultado.
AZALEA: ¿Y si se niega a perdonarme?
MADRE: No seas tan negativa. Para ganar hay que arriesgar, Azalea.

La carroza se detuvo frente al reino Kan-is-Tra, y Azalea tragó saliva cuando se acercó a las puertas.
El mayordomo las acompañó a la sala del té, que era dónde los reyes de Kan-is-Tra estaban ahí junto a Tedra, la cual miró con odio a su enemiga.

REINA KAN-IS-TRA: Oh, qué gusto teneros aquí.
REINA KRYSTÁN: Me alegro de que vuestro hijo esté sano y salvo.
REINA KAN.: Gracias a los cielos.
REINA KRYSTÁN: ¿Dónde está en este momento?
REY KAN.: En la biblioteca, leyendo y relajándose. Lo necesita.
REINA KRYSTÁN: ¿Qué tal si Azalea le da una sorpresa con su presencia?
REINA KAN.: Sí. Será agradable para él.

La reina dio un empujoncito a su hija para que fuera en busca de su príncipe.
Tedra quería evitar que su enemiga se acercara a su hermano, pero no quería dar mala impresión a la reina de Krystán.
Así que Azalea decidió al fin dirigirse hacia la biblioteca, y cuando llegó a la puerta, los nervios la invadieron y su corazón se desbocó.
Seguía sintiendo miedo al seguir creyendo que la rechazaría.
Temblorosa, acercó su mano al pomo de la puerta, pero ésta se abrió sola y sus ojos se toparon con los de su amado.
Se miraron durante lo que pareció una eternidad.
Él, sorprendido de verla ahí.
Ella, angustiada por sus propios temores.
Pero tal y como dijo su madre, el amor floreció y lo demás careció de importancia.
Falon sonrió con toda la sinceridad, y Azalea volvió a llorar.

FALON: Gracias por venir.
AZALEA: Te he echado mucho de menos…
FALON: Y yo a ti. Demasiado.

La abrazó con fuerza y aspiró su aroma a flores.
Ah…eso sí era vida…alegría…placer…
Azalea se aferró a él con desesperación y alivio.
Su lugar estaba entre los brazos de Falon. Y nada conseguiría separarlos.
El chico la miró y le secó las lágrimas con el dedo.

FALON: Juré regresar por ti. Y aquí estoy.
AZALEA: Oh, Falon…
FALON: Y aunque el mundo entero entre en guerra, no volveré a dejarte. Tú eres mi vida. Eres lo único que necesito para seguir viviendo.
AZALEA: Te amo, Falon.

Él la miró con asombro, ya que era la primera vez que la princesa le regalaba un “te amo”.
Su corazón se llenó de más amor y la felicidad que sintió no tuvo límites.
La besó con brusquedad, emocionado por ese reencuentro.

FALON: Yo también te amo. Dímelo de nuevo.
AZALEA: Te amo…
FALON: Otra vez.
AZALEA: Te amo.
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El AMOR es cómo una ROSA llena de ESPINAS.
Toda persona es atraída por su belleza, es tentada por su olor y arriesgada a tomarla aun sabiendo que está llena de espinas.
La ROSA es la belleza del AMOR y sus ESPINAS...son el dolor, el sufrimiento y la traición que lo rodea.
Así es el amor...tentador como una ROSA pero peligroso como una ESPINA.
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¡NO SE PIERDAN EL PRÓXIMO CAPÍTULO!

por **Alice~** Mar Sep 11, 2012 11:10 am

Mujer ToT más perfecto no pudo quedarte el capítulo ;w; en serio ! Mis respetos siempre los tendras TuT eres mi ejemplo a seguir :,3

por SweeT PrincesS Mar Sep 11, 2012 2:58 pm

gracias por esas palabras

por **~Shia~** Mar Sep 11, 2012 6:26 pm

Cuando escucho música siento una emoción indescriptible,antes solo me pasaba con la música pero cada que leo esta gran historia siento lo mismo y con este capitulo me has dejado mega picada con tu fic .

por SweeT PrincesS Miér Sep 12, 2012 4:17 am

muchas gracias I love you

por **Katherina Kusanovic** Miér Sep 12, 2012 1:51 pm

Waaaa re tarde pero me ha encantadooo *-* que cosas!!! Azalea esta embarazada?! O.o

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