Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio)

por SweeT PrincesS Jue Sep 13, 2012 5:50 am

"Una Venganza A Medias..."

PARTE 2

Tedra se había fijado en que el capitán Shaner tropezaba con cualquier cosa y le costaba fijarse por dónde pisaba.
Perder un ojo le había obstaculizado su vida, convirtiéndola en algo reducido. Y ella sabía que todo eso lo estaba llevando a la depresión.
Shaner era un guerrero de pies a cabeza, y estaba acostumbrado a luchar y a viajar.
Pero ahora debía permanecer en el reino, sin nada que hacer. Y eso acabaría matándolo.
En ese momento, él se dirigía hacia la biblioteca a paso lento por temor a volver a tropezar.
Tedra lo siguió, y cuando llegó a la puerta, la abrió para darle paso.
Shaner la miró de reojo, y sin decir nada, se adentró en la biblioteca y se acercó a una estantería.
Ella se acercó a otra y fingió buscar un libro, extrañada al ver que el guerrero quería dedicarse a leer.
¿Sería para distraerse y así matar el aburrimiento?
Lo vio sentarse en la mesa con un grueso libro en sus manos, así que ella se sentó frente a él, con otro libro más delgado.
Reinó el silencio durante diez minutos hasta que Shaner la miró directamente a los ojos.

SHANER: ¿Qué hacéis aquí, princesa?
TEDRA: Leer.
SHANER: Lo dudo. Tenéis el libro del revés.

Tedra se sonrojó violentamente y cerró el libro con brusquedad.
Se sentía ridícula, pero no por eso se marcharía de ahí sin conseguir su propósito.

TEDRA: ¿Desde cuándo te interesa la lectura?
SHANER: Desde nunca.
TEDRA: ¿Entonces por qué lees?
SHANER: Para hacer trabajar a mi ojo sano. De ese modo podré moverme con más facilidad y así volver a mi trabajo.
TEDRA: Estás loco.
SHANER: Gracias.
TEDRA: No puedes volver al trabajo. Sería algo demasiado arriesgado y peligroso.
SHANER: Mi vida siempre ha estado llena de riesgos y peligros.
TEDRA: Por eso debes descansar un tiempo y…
SHANER: Dejad de decirme lo que tengo que hacer.

La princesa se mordió la lengua para no insultarle.
Se levantó con orgullosa vanidad y guardó el libro que había cogido.
Luego se cruzó de brazos y miró al guerrero, el cual seguía leyendo con indiferencia.

TEDRA: ¿No te has dado cuenta de que ya no quiero pelear más contigo? Estás vivo, así que sigues siendo mi caballero personal y protector. No quiero más discusiones ni ofensas. Y ahora que estás así, con ese ojo herido, quiero ayudarte. Deseo que mis ojos sean tus ojos.

Shaner sintió una extraña presión en el pecho al oír esas palabras.
Era la primera vez que esa bella princesa le hablaba con sincera humildad.
Pero ya comprendía el motivo por el cual le hablaba así: Tedra sentía lástima por él. Y Shaner odiaba que le tuvieran compasión.

SHANER: Os lo agradezco, pero no me interesa.
TEDRA: Capitán…
SHANER: Dejadme solo, por favor.

Humillada por ese desprecio, Tedra se acercó a él, lo agarró del mentón y le levantó la cara para que la mirase con su ojo sano, ya que el otro lo tenía vendado.

TEDRA: ¿Por qué eres así conmigo? Estoy intentando hacer las paces contigo y dejar a un lado el resentimiento.
SHANER: Ya es tarde para eso, Alteza. Vos sembrasteis tormentas entre los dos. Ahora estáis recogiendo tempestades.

Tras oír eso, la chica lo miró con fastidio, apretó los puños y se fue de la biblioteca, dando un portazo.
Shaner cerró el ojo y suspiró.
Empezaba a dolerle la cabeza. Y sentía que la frustración de no ser el mismo de antes le quemaba el alma.
Pero no se rendiría tan fácilmente. Lograría volver a retomar su cargo como capitán y guerrero costara lo que costase.
No necesitaba ayuda. Y mucho menos de la princesa Tedra.
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En ese día soleado, Azalea, Challen, Lilly, Kupó y Mog disfrutaban de otro picnic en el jardín, pero se sentían algo tristes por la ausencia de Aika y Lenoic.
Sus esperanzas seguían puestas en los Cazadores de Bestias.
Confiaban en que lograrían hacerlos regresar sanos y salvos.
De pronto, la orejitas de Kupó oyeron un ruido lejano y miró a Mog.

KUPÓ: ¿Lo has oído, kupó?
MOG: Sí. Alguien nos observa.

Se alzaron al aire y volaron hasta los muros que rodeaban al reino, dónde se asomaban los altos árboles del bosque.
Observaron con atención a su alrededor hasta que vieron algo en una gruesa rama del árbol más cercano al muro.
Volaron hasta ahí y vieron a una chica con capa y ropas de guerrero.
Lo que más sorprendió a las dos mascotas fue el rostro de dicha chica, que era tan parecido al de Azalea.

KUPÓ: ¿Quién eres, kupó?
MOG: ¿Qué haces cerca del reino?
KUPÓ: ¿A quién estás espiando, kupó?

La joven les devolvió la mirada sin responder.
¿Cómo habían logrado esas dos criaturitas descubrirla estando tan lejos del jardín en el cual estaban Challen y las dos chicas?

MOG: Te hemos hecho unas preguntas. ¿No piensas responder?
CHICA: No soy vuestra enemiga.
KUPÓ: Entonces dinos quién eres.
AZALEA: ¡¡Kupó!! ¡¡Mog!!

Vieron que Azalea se acercaba a los muros junto a Challen y a Lilly.
La desconocida se puso nerviosa, así que decidió saltar del árbol para salir corriendo.

MOG: ¡Eh, no huyas!
AZALEA: ¿Con quién habláis vosotros dos? ¿Por qué habéis volado hasta aquí?
KUPÓ: Había una chica espiándonos, kupó. Y era muy parecida a ti, kupó.
AZALEA: ¿Ah sí?

Sin saber por qué, el corazón de Challen se aceleró bruscamente.
La única chica que podía parecerse a su princesa era Zannaleah. O eso creía…
Su prometida no podía estar en esta misma ciudad. ¿O sí?

AZALEA: ¿Os dijo qué buscaba?
KUPÓ: No, kupó. No quiso responder a ninguna de nuestras preguntas, kupó.
MOG: Huyó sin más.
AZALEA: Deberíais haberla seguido.
KUPÓ: Lo sentimos, kupó.

Por otro lado, la desconocida corría por el bosque con el corazón en un puño.
Las lágrimas le quemaban los ojos. Los recuerdos le escocían en el alma.
Era la segunda vez que veía a Challen.
Jamás imaginó encontrárselo en Ciudad Aion.
Jamás imaginó volverlo a ver después de tantos años.
Pero ahí estaba…con su misma dulce mirada…
Una mirada que no iba destinada a ella…sino a la princesa Azalea.
¿Qué hacía con esa princesa? ¿Qué papel representaba en Aion?
Siguió corriendo y alzó una mano para lanzar una carta plateada al aire, la cual explotó con una luz y se abrió un portal blanco por el cual ella entró para cerrarse después.
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Esa noche, Azalea estaba sentada en su cama, terminando la tarea de sus estudios.
Pero su mente no lograba concentrarse en lo que hacía, pues no dejaba de pensar en su venganza contra Falon, que había quedado a medias.
Ahora que lo amaba, no quería seguir con esos planes tan malvados, y la única manera que tenía para limpiar su conciencia sería confesándole la verdad de una vez por todas.
Pero era tan difícil…
Resopló y cerró el cuaderno con exasperación.
Desde la silla que había al lado del ventanal, Challen yacía pensativo, con la mirada perdida.
¿Qué le ocurría?
Estaba extraño desde que habían vuelto del picnic.
Azalea sonrió, agarró una almohada y se la lanzó en la cara, asustándolo y provocando la risa de la chica.

CHALLEN: ¿Por qué ha-habéis hecho eso?
AZALEA: No me gusta verte tan serio.
CHALLEN: Lo siento, Alteza.
AZALEA: ¿Sucede algo?
CHALLEN: No, claro que no.
AZALEA: Estás demasiado distante.
CHALLEN: Oh… Lo siento, yo…
AZALEA: Deja de disculparte y empieza a aprender a contarme las cosas. Eres mi amigo y me importan tus estados de ánimo.

Challen se sonrojó y no pudo evitar sentirse complacido.
Seguía pensando que detrás de la rebeldía de la princesa se escondía un gran corazón.

CHALLEN: Gracias, Alteza. Pero no es nada serio…
AZALEA: No importa. Cuéntame.

Antes de que el caballero pudiera responder, la puerta se abrió y entró Falon, tan sonriente como en los últimos tres meses.

FALON: Buenas noches. ¿Podríamos hablar a solas, princesa?

Con otro sonrojo, Challen hizo una reverencia y se fue de la habitación.
Entonces Azalea se levantó de la cama para lanzarse a los brazos de su amado, el cual la apretó contra su cuerpo, disfrutando de su suave y blandito tacto.

FALON: ¿Cómo te ha ido el día?
AZALEA: Bien.
FALON: ¿Hablaste con los profesores?
AZALEA: Sí. Me han concedido el permiso.
FALON: Perfecto. ¿Cuándo empiezan tus días libres?
AZALEA: Mañana.
FALON: Vaya, qué pronto. Suerte que ya lo tengo todo preparado. Te va a encantar.
AZALEA: ¿Por qué no me das una pista del lugar?
FALON: Prefiero darte amor…

La empujó sobre la cama y se le puso encima para besarla con ternura.
Azalea se perdió en las deliciosas sensaciones que llenaban su cuerpo.
Jamás había sido tan feliz como lo era en el presente…

AZALEA: Te amo…
FALON: Adoro que me lo digas con tu dulce voz.

Poco a poco fue deshaciéndole los lazos del vestido para luego deslizarlo por su bello cuerpo hasta dejarla desnuda ante sus ojos.
Dios… Su belleza le cortaba la respiración.
Azalea estaba tan entregada a la pasión que no se dio cuenta de que Falon la devoraba con la mirada, así que le ofreció sus rosados labios y él la besó con infinito amor.
Tras amarse mutuamente, el príncipe la dejó dormida y se marchó.
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A la mañana siguiente, Azalea despertó de tan buen humor que estuvo cantando mientras se bañaba y se ponía lo más hermosa posible.
Hoy comenzaba su luna de miel junto a Falon.
Estaba emocionadísima y feliz.
Al terminar de alistarse, bajó al comedor real y vio en la mesa a Zaebard, a Shaner y a Falon, el cual sonrió al verla tan hermosa.

AZALEA: Buenos días.
ZAEBARD Y SHANER: Buenos días.
FALON: ¿Lista para irnos?
AZALEA: Sí. ¿Pero no desayunamos primero?
FALON: La cocinera me ha preparado una cesta con lo necesario para desayunar en un lugar muy especial.
ZAEBARD: Que os lo paséis bien.
FALON Y AZALEA: Gracias.

Cogidos de la mano, la pareja salió al jardín, dónde los esperaba el Transportador.
Se adentraron en él y los llevó hacia el centro de la ciudad.
Azalea miraba por la ventanita, un tanto pensativa.

FALON: Pareces preocupada.
AZALEA: Me siento extraña sin Kupó y Mog.
FALON: ¿Están enfadados porque te has ido sin ellos?
AZALEA: Sí, pero en el fondo me comprenden.
FALON: Os queréis mucho, ¿verdad?
AZALEA: Sí.
FALON: Es extraño…
AZALEA: ¿El qué?
FALON: Kupó estuvo con la verdadera Azalea desde que ella era pequeña. ¿Cómo es posible que la haya abandonado para estar ahora contigo?

Azalea se puso tensa.
Ese tema era bastante peligroso.
Agachó el rostro y se encogió de hombros sin saber qué responder.
Pero a Falon no le importó, y en cuanto se detuvo el Transportador, salieron y se encontraron rodeados de casas y gente.
Pasearon siempre cogidos de la mano, conversando y riendo, observando todas las tiendas y comprando accesorios.
Falon la llevó a una plaza grandiosa para comprar un ramo de flores y entregárselo después.

AZALEA: Son preciosas.
FALON: No más que tú, mi bella flor.

Le dio un suave beso en los labios y fueron interrumpidos por una anciana que se acercó a ellos con una sonrisa.

ANCIANA: Hola, jóvenes. Qué bonito es vuestro amor, pero… ¿Será eterno?

Tomó la mano de Azalea y le observó la palma con suma atención.
Falon sonrió y la princesa permitió que la anciana le leyera el futuro.

ANCIANA: Unas manos delicadas…dignas de una princesa…
FALON: Mi princesa.
ANCIANA: Lo lleva en la sangre…

Azalea comenzaba a ponerse nerviosa al ver que esa mujer estaba adivinando que efectivamente su sangre era azul, perteneciente a la realeza.
Pero eso Falon no debía saberlo, ya que para él era Zannaleah, una chica adoptada.

ANCIANA: Has tenido una vida llena de soledad y tristezas, dándole paso al odio y al resentimiento…
AZALEA: Se-señora…
ANCIANA: Pero tu alma ahora está llena de luz y sonriente. Estás completamente enamorada…entregada a la ternura y a la pasión que éste hombre te profesa, el cual te adora más que a su propia vida.
FALON: Eso es muy cierto.
ANCIANA: Pero…hay algo detrás de este amor…algo opaco…como un espejismo gris…
FALON: ¿Qué significa eso?
ANCIANA: Tras vuestros sentimientos hay una cortina oscura…una cortina que esconde una mentira y una ilusión imperfecta…

Él y ella se miraron fijamente, recordando que ya habían hablado sobre el tema de las mentiras.

ANCIANA: Se acerca una tormenta que arrasará con el amor que os une.

La princesa se soltó con brusquedad para que la anciana no siguiera con la lectura de su futuro.
Esas últimas palabras la habían puesto tensa y más nerviosa de lo que ya estaba.
Falon entregó una moneda a esa mujer y tomó a su amada por la cintura para continuar paseando.

FALON: No hagas caso a esas cosas, mi amor. No todas son ciertas.
AZALEA: …

Llegaron al final de la plaza, dónde había bastantes carruajes con caballos, y Falon alquiló uno de ellos.
Ayudó a Azalea a subir en él y ordenó al cochero que los llevase a la aldea del Este de Aion.

AZALEA: ¿Qué hay allá?
FALON: Pronto lo verás.

La chica vio cómo se alejaban del centro de la ciudad y se internaban por un sendero rodeado de campos de hierba verde y flores enormes.
Apenas dos o tres personas paseaban por ese camino.
Falon observaba a su amada, ya que estaba preciosa con ese vestido azul cielo y con el cabello suelto decorado con una corona de pequeñas flores azules.
Se sentía tan feliz de tenerla a su lado y de poder amarla con todos sus sentidos…
Se alegraba tanto de que ella fuera una chica adoptada por los reyes de Krystán…
Se alegraba tanto de ser el dueño de su corazón, de su cuerpo y de sus pensamientos…
La vio abrir los ojos como platos cuando llegaron al Este de Aion.
Azalea vio un gran lago rodeado de árboles, dónde en la orilla había unas extrañas y gigantescas criaturas que eran vigiladas por personas.

AZALEA: ¡¿Qué-qué son esas cosas?!
FALON: Son los Shuupaf.
AZALEA: ¿Shuupaf?
FALON: Son de la familia de los elefantes. Una evolución de raza que solo existe en esta ciudad.
AZALEA: ¿Son buenos?
FALON: Claro. Sirven para cruzar lagos o ríos. Transportan a la gente de un lado a otro.
AZALEA: ¿Vamos a subir sobre unos de ellos?
FALON: Así es.
AZALEA: Oh…

El carruaje se detuvo y salieron al camino, dónde los saludó un anciano con una reverencia.

HOMBRE: Buenos días, Altezas. Vuestro Shuupaf ya está listo.
FALON: Gracias.

El hombre señaló hacia los árboles y Azalea se asombró al ver al Shuupaf más grande que todos los demás.
Sobre su gigantesca espalda traía agarrado un pequeño palco para transportar a gente.
Era un animal impresionante…y se acercaba hacia ellos.
La princesa tuvo que alzar la cabeza para poder mirarlo mejor.

AZALEA: Por todos los dioses… ¿Cómo vamos a subir ahí?
FALON: Por eso no te preocupes. Estoy para servirte en todo, princesa mía.
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En el reino de Aion, Tedra seguía intentando acercarse a Shaner, pero era en vano.
Por más que quisiera ser amable con él, siempre la esquivaba.
En los pasillos la evitaba. En la hora de las comidas ni la miraba. En la biblioteca o en los jardines ni la saludaba. Y cuando se quedaban a solas, escapaba.
Resopló y dejó el peine sobre el tocador.
Cerith terminó de enlazarle el vestido y se sentó en el taburete.

CERITH: Deja de pensar en el capitán o te dará dolor de cabeza.
TEDRA: Él es mi dolor de cabeza.
CERITH: Te empeñas en seguir algo que no alcanzarás. Shaner no quiere tener nada que ver contigo, amiga.
TEDRA: Sigue siendo mi caballero personal y protector.
CERITH: Con un solo ojo no podrá protegerte, Tedra.
TEDRA: Por eso quiero protegerle yo.
CERITH: Te gusta de verdad, ¿cierto?

Tedra se miró en el espejo y suspiró.
Sí. Ese guerrero le gustaba mucho, y no sabía cómo sobrellevar esa situación junto con los desprecios de Shaner.
Era la primera vez que se fijaba en un chico, y éste chico era un simple guerrero, por eso ella quería tenerlo cerca, ya que no podía casarse con él o sería la vergüenza del mundo entero.
No podía decepcionar a su ciudad ni a sus gentes. Y mucho menos a sus padres.
No soportaría ser la burla de sus amigos y conocidos.

TEDRA: Es fastidioso sentir algo por alguien y no ser correspondido. ¿Cómo haces tú para soportar los rechazos de mi hermano sin hundirte?

Cerith se entristeció al mencionar ese tema.
Intentaba no pensar en ello, pero le costaba tanto que todavía lloraba en las noches.

TEDRA: Lo siento, Cerith. No quise ponerte así.
CERITH: Tranquila. Estoy bien. La única manera de poder soportar ese dolor, es ver feliz a la persona que amas.
TEDRA: Yo no amo a Shaner; solo me gusta. Y él está soltero, así que no sé por qué siento esta frustración.
CERITH: Quizá él te rechaza porque debe estar enamorado de alguna mujer.

Al oír eso, Tedra se puso un tanto tensa.
Su mente imaginó al capitán sonriéndole a otra que no fuera ella y sintió una punzada de celos.

TEDRA: Soy princesa y muy hermosa. Debería enamorarse enseguida de mí.
CERITH: En el corazón nadie manda, amiga. Pero la esperanza es lo último que se pierde, así que sigue intentándolo.
TEDRA: ¿Y qué me dices de ti? ¿Murió la esperanza de algún día poder tener el corazón de Falon?

No hizo falta respuesta.
Solo con ver cómo caían sus lágrimas, Tedra abrazó a su amiga para darle todo su apoyo.
Vivir sin amor era igual a estar muerto en vida.
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TO BE CONTINUED...

*Nota de la Autora: para saber cómo son los Shuupaf, buscar en google.* Smile