Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio)

por SweeT PrincesS Dom Sep 02, 2012 8:09 am

"La Venganza De Azalea"

PARTE 25

Azalea era la chica más feliz del universo.
Había recuperado a Falon junto con las ganas de vivir con alegría ese amor que ahora los unía.
En ese momento, se miraba en el espejo del tocador, satisfecha del vestido plateado que tenía puesto.
El cabello se lo habían decorado con pequeñas perlas plateadas y sus labios lucían un bonito tono rosa pétalo.
Estaba más hermosa que nunca, pero también nerviosa.
Pues hoy era el día en que Falon pediría su mano ante el rey Zaebard y ante todos los del reino.

AZALEA: ¡Qué emoción!

Sus mascotas se alegraban de verla al fin sonriente y feliz, pero no estaban muy convencidos del rumbo en el que iban las cosas.

KUPÓ: ¿Qué pasará con la venganza, kupó?
AZALEA: No sé. No me apetece pensar en eso.
MOG: ¿Y cuándo le dirás a Falon que eres la verdadera princesa de Krystán?

La chica no hizo caso a esa pregunta y terminó de retocarse para salir al pasillo, dónde la esperaba su joven caballero.

CHALLEN: Estáis muy bella.
AZALEA: Gracias. Tú también estás muy guapo con ese uniforme de caballero de Aion.
CHALLEN: Gracias, Alteza.

Ella se agarró al brazo de Challen y juntos se dirigieron hacia el salón de baile, dónde los esperaban todos los estudiantes, incluidos Dalden, Tedra y Cerith.
El rey Zaebard estaba en el trono, hablando con Falon, sentado a su lado.
Pero en cuanto las puertas se abrieron, todo el mundo calló.
La belleza de Azalea eclipsó a todos los hombres y llenó de envidia a Tedra, la cual estaba furiosa por haber sido obligada a presenciar la pedida de mano de Falon.
Cerith se sentía la chica más triste del mundo, pero si Falon era feliz, entonces lo apoyaría en todo.
Falon sintió que el cuerpo se le tensaba del deseo con tan solo ver a su amada.
Estaba convencido de que esa princesa era la mujer más hermosa de todos los planetas.
Y era suya. Para siempre. Solamente suya.
Sonrió cuando ella llegó hasta él, con las mejillas sonrojadas.

FALON: Estás preciosa.
AZALEA: Gracias. (///)

El rey pidió silencio y todos miraron hacia la pareja, la cual se plantó delante de Zaebard para recibir la bendición.

ZAEBARD: Yo, rey de Aion, os bendigo en nombre de todos los dioses para que vuestra unión sea eterna y feliz.

Los invitados aplaudieron, y entonces Falon tomó las manos de Azalea, y se miraron a los ojos.

FALON: Yo, príncipe de Kan-is-Tra, pido tu mano ante el rey de Aion, para hacerte mi prometida hasta que tu padre acepte entregarte a mí en matrimonio.

El corazón de Azalea se aceleró tan bruscamente que tuvo miedo de desmayarse ahí mismo.
Estaba entregando su vida a su peor enemigo, que ahora lo amaba a pesar de todo lo sucedido tiempo atrás.
Falon le apretó las manos para hacerla reaccionar.

AZALEA: Yo, princesa de Krystán, acepto ser tu prometida con la bendición del rey de Aion y de los dioses hasta que mi padre acepte entregarme a ti en matrimonio.

Falon la besó con tanta ternura que los ojos de la chica se llenaron de lágrimas, ya que jamás creyó posible tener el amor de ese príncipe que tanto había odiado.
La gente volvió a aplaudir y se acercó para felicitarlos, menos Tedra y Dalden, el cual tenía ganas de matar a Falon por haber conseguido a Azalea.
Como siempre, Cerith demostró su bondad acercándose también a los comprometidos.

CERITH: Felicidades. Espero que seáis felices.
FALON: Gracias, Cerith.
AZALEA: Gracias. (Seria)

La orquesta dio inicio con una melodía bastante marchosa y muchos salieron a bailar, incluidos Falon y Azalea.

FALON: ¿Estás contenta?
AZALEA: Sí.
FALON: Espero que tu padre acepte la propuesta de matrimonio.
AZALEA: ¿Y qué haremos si no la acepta?
FALON: Te secuestraré y te llevaré muy lejos de aquí.
AZALEA: No te atreverías…
FALON: Por ti soy capaz de todo.

Azalea se quedó pensando.
¿Capaz de todo? ¿Sería capaz de seguir amándola si ella le confesaba que era la verdadera princesa?
Cerró los ojos un momento para borrar cualquier mal pensamiento.
Hoy tenía que disfrutar.
Notó que Falon la apretaba contra su fuerte pecho, poniéndola más nerviosa aun.

FALON: ¿En cuánto llegarán tus padres?
AZALEA: Zaebard dijo que en una semana.
FALON: Será agonizante para mí.
AZALEA: ¿Por qué?
FALON: He decidido hacerte mía después de que tu padre acepte nuestro futuro matrimonio.

De inmediato, las mejillas de la princesa se tiñeron de rojo, provocando la sonrisa de Falon.

AZALEA: ¿No vas a esperar a que sea tu esposa?
FALON: No.
AZALEA: Pero mi padre no…
FALON: Nadie lo sabrá, mujer.
AZALEA: Pero soy una princesa y…
FALON: Y eres mía.
AZALEA: ¿Y si mi padre no acepta tu propuesta?
FALON: Te haré mía de todos modos. Y tú le confesarás a tu madre que ya no eres virgen. Que yo te robé la pureza. Entonces te obligarán a casarte conmigo.
AZALEA: Estás loco.
FALON: Por ti, preciosa.

La abrazó y ella se derritió por dentro.
¿Era posible que en medio del odio y del rencor pudiera existir la felicidad? ¿Y hasta cuándo duraría? ¿Vencería el amor en esa guerra?
Todas esas preguntas seguían en el aire, y el destino sería el encargado de poner todo en su sitio.
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Azalea entró en su habitación junto a Challen, y se dejó caer de espaldas en la cama.
Miró el techo y suspiró, sonriendo.
La fiesta había sido agradable y se lo había pasado tan bien…
Falon la hacía reír y eso le encantaba.
Notó que Challen la miraba con una extraña expresión, así que se incorporó.

AZALEA: ¿Estás cansado?
CHALLEN: Un poco, Alteza.
AZALEA: ¿Por qué no te acuestas? Ya es medianoche.
CHALLEN: Quiero asegurarme de que no necesitáis nada.
AZALEA: Estoy bien. Puedes irte a dormir.
CHALLEN: Buenas noches, Alteza.

Dio la vuelta hacia la puerta y agarró el pomo, pero no pudo salir.
Volvió a mirar a la princesa y tragó saliva.

CHALLEN: Princesa, yo…
KUPÓ: ¡Azalea, Azalea!

Las dos mascotas interrumpieron a Challen entrando volando por la terraza.

MOG: ¡Azalea, es horrible!
AZALEA: ¿Qué ocurre?
MOG: ¡Dalden y Falon están peleando en el jardín!

Sin dudarlo, la princesa salió corriendo hacia allí, seguida por Challen y las mascotas.
Al llegar, Falon estaba sobre Dalden, golpeándolo sin compasión.

AZALEA: ¡Falon!
KUPÓ: No escuchan a nadie, kupó.
AZALEA: ¡Falon, basta!

Al ver que el príncipe seguía con los golpes, Azalea se atrevió a acercarse para detener el brazo del chico, el cual la miró con furia.

FALON: ¿Qué haces aquí?
AZALEA: Deja de golpearle.
DALDEN: No te preocupes, Azalea. Yo también le di su merecido.
FALON: Maldito seas…

Alzó el otro brazo y volvió a darle un puño en la cara.
Entonces la princesa lo empujó para apartarlo de Dalden y mirarlos con enfado.

AZALEA: ¡Miraros la cara amoratada! ¡Sois unos críos!
FALON: Él me provocó.
AZALEA: ¡No me importa quién comenzó! Si volvéis a pelear, no os hablaré nunca más.

Dicho eso, se fue de nuevo junto a su caballero y a sus mascotas.
Cuando ya estuvo metida en la cama, la puerta se abrió y entró Falon, con la cara golpeada y los labios ensangrentados.

FALON: Princesa…
AZALEA: No molestes. Quiero dormir.
FALON: ¿Por qué estás enfadada?
AZALEA: ¿Y todavía lo preguntas?
FALON: No es culpa mía que Dalden no acepte que eres mía. Se atrevió a provocarme y…
AZALEA: No quiero ser la causante de vuestras estúpidas peleas.
FALON: Me golpeó él primero.

Azalea lo miró con mala cara unos segundos hasta que se levantó de la cama para encender la luz y coger el botiquín de sanidad.
Se sentó frente al príncipe y comenzó a limpiarle la sangre para luego desinfectarle las heridas.
Falon no dejó de mirarla, cautivado por su serena belleza.
Verla preocupada y curándole los golpes le llenó de ternura el corazón.

FALON: Te amo.

La chica se sonrojó y volvió a levantarse para guardar el botiquín.
Kupó y Mog, desde la almohada, miraban con desconfianza al chico.

FALON: ¿Estás muy cansada?
AZALEA: Bueno, sí.
FALON: Entonces te dejaré dormir.

Se acercó a ella para darle un suave beso en los labios, guiñó un ojo a las mascotas y salió de la habitación.
Azalea suspiró y se acostó de nuevo, pensando en la pelea de Falon y Dalden.
No quería que eso volviera a ocurrir. Y mucho menos quería ser ella la causa de esos enfrentamientos.
Tendría que hablar con Dalden para aclarar la situación.
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Los días pasaban con normalidad.
Falon y Azalea eran los más felices de Ciudad Aion. Pasaban juntos mucho tiempo y demostraban cuánto se amaban.
Dalden decidió hacerse a un lado, pero no sin antes jurarse a sí mismo vengarse de Falon.
Cerith aparentaba indiferencia, pero por dentro estaba muerta.
Tedra había vuelto a dejar de hablarle a su hermano. Y su odio por Azalea creció tanto que empezó a planear algo contra ella.
Y Challen…al ver que su princesa era feliz junto a Falon, había decidido volver a aferrarse a la esperanza de reencontrarse algún día con su amada Zannaleah.
Al sexto día del compromiso formal de Azalea y Falon, llegaron los padres de ella.
El rey Zaebard se alegró tanto de verlos que organizó una gran fiesta, dónde se invitó a muchísima gente de los alrededores.
Azalea seguía en su habitación, terminando de arreglarse.
Las criadas le estaban haciendo un bonito peinado cuando la puerta se abrió y se asomó Challen, tan guapo con el uniforme blanco y dorado de Aion.

CHALLEN: Alteza, vuestros padres acaban de entrar en el castillo.
AZALEA: Ya mismo voy.

Se puso unas gotas de perfume en el cuello y en el escote y se dirigió hacia la sala de visitas.
Al entrar, se le llenaron los ojos de lágrimas al volver a ver a sus queridos padres.
Se acercó a ellos y los abrazó con fuerza.
La madre no pudo evitar llorar.

REINA: Hija mía, te hemos echado tanto de menos…
AZALEA: Y yo a vosotros.
REY: Estás tan hermosa, pequeña.
AZALEA: Te quiero, papá.

Tras unos cuantos mimos, Azalea y sus padres se sentaron en los lujosos sofás junto a Zaebard, y conversaron animadamente mientras que los invitados disfrutaban de la fiesta en el salón de baile.

REY DE KTYSTÁN: Y bien, Zaebard, ¿cuál es la noticia tan importante que quieres darnos?
ZAEBARD: Se trata de vuestra hija.

En ese momento, Azalea se puso nerviosa.
¿Cómo reaccionarían sus padres cuando supieran que estaba prometida a Falon? ¿La regañarían? ¿Cancelarían el compromiso? ¿Se negarían a entregarla en matrimonio?
Respiró hondo y deseó que todo saliera bien.

ZAEABARD: Para poder dar esa noticia, necesito que una persona esté aquí.
REY KRYSTÁN: ¿Quién?
ZAEBARD: Ya fueron a buscarle.
REY: ¿Acaso Azalea está sacando malas notas en los estudios?
ZAEBARD: No, claro que no. Es una de las mejores estudiantes de este año.

La puerta se abrió y entró Falon, que contento de ver a los reyes de Krystán, se acercó para darles un abrazo.
Los reyes sonrieron con afecto.

REINA DE KRYSTÁN: Cada vez te veo más alto, Falon.
FALON: ¿Usted cree?
REINA: Sí. Y más guapo también.
FALON: Usted está bellísima.
REINA: Gracias, tesoro.
REY: Me alegro de verte, muchacho.
FALON: Yo también, Majestad.
REY: ¿Cómo te van las cosas aquí?
FALON: Muy bien.
REY: ¿Y mi hija se porta bien?
FALON: Bueno…está bastante rebelde y…
AZALEA: ¡Falon!

Todos se echaron a reír, y cuando una sirvienta les trajo un poco de ponche, Zaebard se puso serio de nuevo.

ZAEBARD: La noticia se trata de Falon y de Azalea. Están enamorados.

Se hizo el silencio en la sala.
Azalea agachó el rostro, sintiéndose incómoda y tímida.
Falon se miró las manos, que se las retorcía de los nervios.
La reina sonrió, pensando en la bonita pareja que hacían.
Y el rey los miró con una ceja arqueada.

REY: No quiero saber los detalles de cómo os habéis enamorado. Lo que me interesa saber es si mi hija sigue intacta.

La princesa se puso más roja que un tomate.
La reina tosió delicadamente para disimular el bochorno.
Y Zaebard se rascó la cabeza, un poco incómodo ante lo directo que era el rey de Krystán.
Todas las miradas se clavaron en Azalea, poniéndola peor.

AZALEA: Falon me ha respetado hasta hoy, papá.
ZAEBARD: Por eso, hace una semana se comprometieron.
REY: ¿Qué?

El rey de Krystán se levantó con los dientes apretados. Y su hija temió lo peor.
Falon, dispuesto a luchar por su princesa, también se levantó para mirarlo con valentía.

FALON: Majestad, amo a su hija y quiero casarme con ella. Quiero hacerla feliz.
REY: Yo no estoy en contra de vuestro amor, pero no pienso permitir que mi hija se case con 17 años.
FALON: Majestad…
REY: Es muy joven y ahora mismo está en proceso con sus estudios.
FALON: Aun casada podrá seguir estudiando.
REY: Me parece una falta de respeto que os hayáis comprometido a mis espaldas.
AZALEA: Papá…
REY: Ahora mismo cancelaréis el compromiso y esperaréis unos años más para poder casaros.
FALON: No lo haré, Majestad.

El rey y Falon se miraron con desafío.
La reina y Azalea se levantaron también, temerosas de que comenzasen a pelear.
Entonces, Zaebard decidió irse para que ellos arreglasen a solas ese problema con tranquilidad.

FALON: La vida de su hija seguirá su curso normal aunque se case conmigo.
REY: ¿Cuál es tu prisa por casarte con ella, muchacho?
FALON: Quiero tenerla. Quiero hacer las cosas bien.
REY: En el fondo me alegro de que seas tú el elegido por Azalea, te quiero como a un hijo y aprecio a tus padres. Pero no pienso entregarte a mi hija ahora.
FALON: Yo no pienso esperar unos años más.
REY: Si la amas, esperarás.
FALON: La amo, y por eso voy a llevármela lejos de aquí.

Al decir eso, el rey de Krystán se enfureció y se atrevió a asestarle un puño en la cara.
La reina soltó un grito y Azalea se puso pálida.

REY: Para poder llevarte a mi hija, primero tendrás que matarme.

Falon lo miró con expresión asesina.
Azalea no tuvo el valor de enfrentarse a su padre. Era la primera vez que se callaba todo lo que pensaba.
Aguantó las ganas de llorar hasta que el príncipe salió de la sala, dando un portazo.
La reina abrazó a su hija, pero el rey la miró con seriedad.

REY: Más tarde seguiremos hablando de esto. Espero que sea la última vez que haces algo a mis espaldas. De lo contrario, recibirás el mayor castigo de tu vida.
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La fiesta continuaba con alegría, y los reyes de Krystán conversaban con Zaebard sentados en el salón de baile.
Azalea estaba sentada al lado de su madre, con el rostro agachado y triste.
Llevaba más de una hora sin ver a Falon, el cual debía de estar furioso por el rechazo del rey y ofendido por el golpe recibido.
Ella se sentía tan mal…
No le apetecía bailar, ni comer, ni conversar.
Tan solo quería encerrarse en su habitación y llorar.
Notó que Challen se sentaba a su lado, preocupado.

CHALLEN: ¿Ocurre algo, Alteza?
AZALEA: No.
CHALLEN: ¿Segura?
AZALEA: Sí.
CHALLEN: No me gusta veros cabizbaja.
AZALEA: Se me pasará. No te preocupes.
CHALLEN: Está bien.

Challen quería consolarla, pero frente a los reyes no se atrevía.
¿Por qué su princesa parecía ahora tan deprimida?
Todos estos días la había visto tan feliz… ¿Qué habría pasado?

AZALEA: Challen.
CHALLEN: ¿Sí?
AZALEA: ¿Podrías buscar a Falon?
CHALLEN: Claro, Alteza. Con permiso.

Salió del salón de baile y buscó al príncipe por toda esa parte del castillo, pero lo encontró fuera en el jardín trasero, sin camisa y luchando con la espada contra un soldado, el cual cayó de rodillas al suelo, sudando.

FALON: ¡Vamos, levántate!
SOLDADO: No puedo más, Alteza… Estoy cansado.
FALON: No sirves para nada.

Lo empujó con la punta del pie y miró a los demás soldados que esperaban su turno.

FALON: ¡Siguiente!

Challen vio cómo Falon luchaba con rabia, sin darse cuenta de que estaba usando la violencia contra los soldados del rey Zaebard.
¿Qué habría pasado para que él y Azalea estuvieran así?
Suspiró y regresó al salón para sentarse de nuevo al lado de su princesa.

AZALEA: ¿Lo encontraste?
CHALLEN: Sí, Alteza. Está en uno de los jardines, luchando con la espada contra los soldados de Aion.
AZALEA: ¿Ya vuelve a pelear?
CHALLEN: Creo que no. Parecía que entrenaba.
AZALEA: Ah…

La chica quería salir corriendo hacia los brazos de Falon. Pero no deseaba enojar todavía más a su padre.
Por primera vez en su vida, Azalea no se enfrentaba al rey, y era por temor a que Falon resultase afectado por todo eso y así evitaría que se alejase de ella.
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TO BE CONTINUED...