Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 19

por SweeT PrincesS Mar Feb 05, 2013 5:43 pm

"Entre La Espada Y La Pared"

PARTE 5

Al día siguiente, Falon entró en la sala de reuniones y se encontró con Zaebard que caminaba de un lado al otro mientras gruñía.

FALON: ¿Un mal día?
ZAEBARD: Demonios, sí.
FALON: ¿Adónde fuiste ayer con tanta prisa?
ZAEBARD: Estoy recibiendo amenazas escritas en cartas firmadas por un “ciudadano de Aion”.
FALON: ¿Qué clase de amenazas?
ZAEBARD: Las que hacen que uno piense que algo malo está a punto de ocurrir.

Falon se sentó en la butaca, puso los pies cruzados sobre el escritorio y cogió la botella de alcohol para dar un buen trago.

FALON: ¿Pudiste encontrar al amenazador?
ZAEBARD: Atemoricé a todos los ciudadanos que se cruzaron en mi camino pero no salió el maldito causante de mi enojo.

Cogió su copa de licor y tras tomar un sorbo, continuó soltando todo lo que pensaba sobre ese asunto, sin dejar de pasearse por la sala.
Pero Falon no ponía atención, ya que su mente no dejaba de recordar la escena de Azalea saliendo al pasillo para soltarle a Challen un bonito y sincero: “te quiero”.
Gruñó y volvió a beber alcohol.
Se podía querer a muchas personas, pero amar… ¡Solo a él lo amaba, maldita fuera!
Zaebard dejó la copa sobre la mesa con tanta fuerza que el príncipe dio un respingo.

FALON: ¿Y qué piensas hacer?
ZAEBARD: Seguir mis instintos.
FALON: ¿Cuáles son?
ZAEBARD: Esperar a que suceda algo para poder actuar.
FALON: Mm…
ZAEBARD: Si Shaner estuviera aquí…
FALON: Puedes contar conmigo, Zaebard.
ZAEBARD: Lo sé.

Suspiró y se sentó frente a su amigo, el cual llenó de alcohol la copa vacía y luego dio un buen trago a la botella.

ZAEBARD: ¿Y tú por qué traes esa expresión tan sombría?
FALON: Me gustaría entender a las mujeres.
ZAEBARD: No intentes comprenderlas, sino más bien complacerlas.
FALON: Son demasiado difíciles.
ZAEBARD: No todas.
FALON: Bueno, Azalea es la más complicada del planeta.
ZAEBARD: ¿Qué ha pasado ahora?
FALON: No debe alejarse de mí por sentir compasión por Challen. Porque es compasión lo único que siente por él. Sé que volverá conmigo. Entonces le causará el doble de dolor a su caballero.
ZAEBARD: ¿Crees que lo está ilusionando?
FALON: Sí… No… ¡Ya no sé qué creer!
ZAEBARD: Dale tiempo. Por cierto, ¿cómo sigue Tedra?
FALON: Bastante mal. Esta mañana le toqué a la puerta, pero no me abrió. Supuse que seguía dormida.
ZAEBARD: No me gusta verla afligida, pero Shaner también necesita tiempo para pensar.
FALON: ¿Tú crees? Es una persona reservada y muy estricta en cuanto a las leyes de la realeza.
ZAEBARD: Lo sé. Siempre se ha tomado muy en serio el papel de defensor de la realeza en general.
FALON: Creo que ni el amor lo hará cambiar.
ZAEBARD: ¿También opinas que se ha enamorado de tu hermana?
FALON: Sí, pero no quiere aceptarlo ni admitirlo. Asegura que es simple deseo.
ZAEBARD: Es cuestión de esperar a que empiece a extrañarla.
FALON: Quizá sí… Pero si demora mucho, Tedra hará lo que sea para olvidarlo. Y entonces, todo estará perdido.
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Tedra se cepillaba el cabello frente al espejo del tocador mientras que Cerith se probaba un vestido tras otro.

TEDRA: Sigo sin poderlo creer…
CERITH: ¿Qué cosa?
TEDRA: Que hayamos cenado en el templo del abuelo de Frey y que…y que… ¡Shaner no se dignó a mirarme ni una sola vez! (>_<)
CERITH: Ah…
TEDRA: Gracias a tu Portal de Transportación pudimos regresar a Aion esa misma noche…antes de que lo golpeara con mi zapato…
CERITH: Fue una suerte el haber podido irnos a tiempo antes de que el abuelo de Frey me hubiera acribillado con preguntas sobre sus nietos Frey y Lenna.
TEDRA: No sabía que ese Cazador tuviera una hermana pequeña.
CERITH: Me olvidé de contártelo, pues no le di mucha importancia.

Tedra se colocó una pequeña corona de diamantes en la cabeza y resopló.

TEDRA: Oh, Dios… Mi vida es tan miserable… (-.-)
CERITH: ¿Por qué dices eso?
TEDRA: Antes de conocer a Shaner, yo…disfrutaba tanto de las fiestas, de los bailes y de la atención que me profesaban todos los chicos. Y ahora…ahora que amo a Shaner…nada tiene sentido si no está él.

Una solitaria lágrima rodó por su mejilla y Cerith se acercó para enjugársela.

CERITH: Cómo me gustaría tener la suficiente magia para poder cumplir tus deseos, amiga. Pero debes ser fuerte y aceptar tu destino.
TEDRA: ¿Así cómo hiciste tú?
CERITH: Sí…
TEDRA: Quizá debería hacerme Cazadora de Bestias. Así todo se me haría más fácil…
CERITH: No es solo eso. Lo que cuenta es la voluntad. Y opino que eres demasiado femenina como para luchar contra nadie.
TEDRA: Sí, tienes razón. Será mejor que bajemos al salón de baile antes de que te obligue a abrir un Portal y así tirarme a los brazos de Shaner.
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Azalea entró en el salón de baile junto a Challen y a las mascotas, y se sorprendió al verlo todo lleno de niños y jóvenes.
Las paredes y columnas estaban decoradas con guirnaldas y globos de colores.
Las mesas tenían golosinas, fruta, pasteles y refrescos. Pero ni rastro de ponche o de alcohol fuerte.
Claro. Era una fiesta para niños…
Lilly, Aika y Lenoic se acercaron a ella y compañía.

LILLY: ¿Qué os parece el ambiente?
AZALEA: Dulce. (n_n)
AIKA: Empalagoso.
KUPÓ: ¡Lo mejor de lo mejor, kupó!
MOG: ¡Eso!
AZALEA: Sois un par de adictos a las golosinas.

Kupó y Mog volaron hasta las mesas para probar todo tipo de chucherías.
Los demás se acercaron al pequeño Ancor para entregarle sus regalos y felicitarlo.
Zaebard y Yaridis les sonrieron y todos conversaron animadamente.
Poco después llegaron Tedra y Cerith, que para sorpresa de muchos, se arrimaron al grupo.
En un rincón del gran salón, Falon miraba a Challen con furia contenida, ya que mantenía pegado a Azalea como si estuviera constantemente en peligro.
Alguien le palmeó la espalda y se volteó para encontrarse con Dalden.

DALDEN: ¿Cómo van las cosas con Azalea?

El príncipe arqueó una ceja al verlo tan relajado y tratándolo como si fueran amigos de toda la vida.
Al darse cuenta de su incomodidad, el joven emperador se encogió de hombros.

DALDEN: Ya no pienso molestar a Azalea nunca más. ¿Es necesario que sigamos siendo enemigos?
FALON: Yo no odio a nadie.
DALDEN: Me alegra saberlo.

Cogió un refresco y se situó al lado del otro para mirar a Cerith mientras que Falon miraba a Azalea.
Se hizo un cómodo silencio entre los dos, hasta que se sorprendieron al ver que la princesa se acercaba a Tedra y a Cerith con una sonrisa.

DALDEN: ¿Ya son amigas?
FALON: Creo suponer que están en el intento.
DALDEN: Vaya… Verdaderamente, el mundo se ha vuelto loco.
FALON: Más que eso, la vida ha dado un giro radical para todos nosotros.
DALDEN: Tan radical como para llegar a gustarme Cerith…

Al oír eso, Falon lo cogió de las solapas del uniforme y lo zarandeó.

FALON: ¿Qué has dicho?
DALDEN: Sí. Me gusta Cerith.
FALON: ¿Desde cuándo?
DALDEN: No lo sé. Pero eso no importa. ¿Por qué te alteras?
FALON: Cerith es íntima amiga mía y de mi familia. La queremos mucho y no pienso permitir que la lastimes.
DALDEN: Relájate.

Se soltó con brusquedad y tomó un sorbo a su refresco, enfocando de nuevo la vista en Cerith.

DALDEN: Cerith no es cómo Azalea. Conozco su timidez y su vulnerabilidad.
FALON: Una sola lágrima de ella, y serás hombre muerto, Dalden.
DALDEN: ¿Y qué me dices de las lágrimas que tú le causaste?
FALON: Ya he pagado por ello. Y creo que sigo pagándolo…

Su castigo estaba siendo ver cómo Azalea se alejaba más de él para acercarse más a Challen.
Pero muy pronto eso iba a terminar.
Dejó el refresco sobre la mesa y observó a todas las jovencitas que había presentes para iniciar su plan.

DALDEN: ¿Te apetece alcohol más fuerte?
FALON: ¿Qué propones?
DALDEN: Tomar una copa en la sala de reuniones.

Falon lo miró, dubitativo.
Se le hacía bastante difícil compartir cosas con Dalden, pero sería buena idea beber un poco antes de realizar su plan.

FALON: Que sean unas cuantas.
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Zannaleah abrió los ojos y se vio acostada sobre la arena.
El cielo era de un color azul claro y limpio.
De vez en cuando pasaba alguna nube blanca y esponjosa.
El sol le entibiaba la piel y podía oír el sonido de las calmadas olas del mar.
¿Dónde se encontraba?
Intentó incorporarse pero se dio cuenta de que sus manos y sus pies estaban encadenados.
Observó que las cadenas se alargaban metros y metros hasta perderse en el horizonte.
¿Desde cuándo unas cadenas eran infinitas?
Recordó lo sucedido con Frey en la Prisión Celestial y se le erizó la piel.
Estar encadenada y abandonada en medio de un lugar desconocido solo podía significar una cosa: estaba cumpliendo condena.
En este lugar nadie la encontraría jamás y así no podría salvarla.
Oh, Frey… ¿Qué habrían hecho los dioses con él?
No tenía miedo de morir lentamente de hambre o de sed.
Lo que realmente la asustaba era no saber qué había pasado con su amado.
Esa incertidumbre se encargaría de matarla más rápido.
Cerró los ojos para tratar de no derramar las lágrimas.
Ahora que había encontrado a su padre y a su hermana… Ahora que había depositado paz entre ella y Challen… Ahora que se había dado cuenta de que Frey era su verdadero amor… Ahora que la vida había empezado a sonreírle al fin…
Pronto el cielo se llenó de nubes espesas y grises. Y el primer trueno retumbó en toda la playa.
Era hora de recibir su castigo.
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Azalea había intentado de mil formas acercarse a Tedra y entablar una amistosa conversación. Pero esas mil formas habían terminado siendo nulas.
Para su consuelo, Cerith sí se ofreció a compartir una charla con ella.

CERITH: Me alegra mucho que quieras borrar el rencor que te separa de Tedra.
AZALEA: Estoy a punto de rendirme.
CERITH: Comprendo. No es fácil saber llevar el carácter de mi amiga.
AZALEA: Mi carácter tampoco es fácil. Y mi paciencia se agota.

Lilly y Lenoic salieron a bailar seguidos por Aika y Challen.
Los niños corrían y jugaban por todo el salón. Y las mascotas disfrutaban de las golosinas.
Zaebard y Yaridis conversaban con algunos padres de esos niños.

CERITH: ¿Deseas hacer las paces con Zannaleah?
AZALEA: Eso también es difícil.
CERITH: Ahora lo será mucho más.

El corazón de la princesa se encogió.
Zannaleah…sentenciada por los dioses…
No pudo evitar sentir miedo y remordimientos.

AZALEA: ¿No hay nada que pueda hacerse?
CERITH: Lamentablemente, no.

De pronto, llegaron Falon y Dalden, enlazados por los hombros y sonrientes.
Causaron tanto asombro que todo el mundo dejó de hacer lo que había estado haciendo para mirarlos en silencio.
La más sorprendida fue Azalea, pero al ver que las jovencitas los rodeaban para coquetear con ellos, sintió su habitual punzada de celos.

CERITH: Creo que se han pasado con el alcohol.
AZALEA: Ya veo.

Sin previo aviso, Dalden esquivó a las doncellas para acercarse a Cerith, poniéndola tensa de inmediato.

DALDEN: Buenas tardes a las dos.
AZALEA Y CERITH: Hola…
DALDEN: ¿Me concedes este baile, Cerith?

Azalea parpadeó, más sorprendida de lo que ya estaba.
Cerith se sonrojó y no supo dónde mirar. Pero antes de que pudiera decir algo, el joven emperador la tomó por la cintura y la arrastró hacia el centro del salón.
Aika y Challen seguían bailando, igual que Lilly y Lenoic.
Tedra había desaparecido de repente. Y pronto Azalea se sintió sola.
Miró hacia las jovencitas que todavía rodeaban a Falon, el cual coqueteaba descaradamente con una pelirroja.
La princesa apretó los puños y se giró para no seguir mirando.
¿Por qué se comportaba así? ¿Por qué se emborrachaba de ese modo?
Vio que Zaebard se le acercaba con una mano tendida.

ZAEBARD: ¿Bailamos?

Azalea sonrió forzadamente y aceptó.
Mientras giraban por el salón al son de la música, el rey inició la conversación.

ZAEBARD: ¿Cómo van las cosas con Falon?
AZALEA: ¿Qué cosas? Yo sigo mi camino y él…el suyo.
ZAEBARD: Pareces enfadada.
AZALEA: Claro que no. Estoy en muy buena compañía.
ZAEBARD: Vaya, gracias.
AZALEA: Y Falon también lo está. (¬ ¬)

De reojo vio cómo Falon se marchaba con esa chica pelirroja y su corazón se detuvo.
No, por favor… Otra vez no…
Tropezó y el rey la sostuvo a tiempo.

ZAEBARD: ¿Ocurre algo?
AZALEA: Necesito…ir al baño…
ZAEBARD: Estás pálida. ¿Quieres que te acompañe?
AZALEA: No… Gracias…

Se soltó y corrió hacia el jardín para que le diera el aire.
Caminó y caminó hasta llegar a la gran fuente de agua.
Le dolía tanto el corazón…
Falon no había cambiado ni un poquito.
¡Seguía siendo igual de mujeriego!
¿Dónde quedaba el amor que sentía por ella?
¡Era un estúpido embustero!
Se sentó en la banca de piedra y trató de calmar su agitada respiración.
¿Y si iba tras él y averiguaba qué estaba haciendo con esa chica?
Quizá solo la había acompañado al baño o…
No, mejor no ir.
No deseaba sufrir de nuevo el calvario de verlo manoseando a otra que no fuera ella.
Tenía que tranquilizarse y buscarlo después para pedirle explicaciones.
Se levantó y respiró hondo.
Se había jurado no dejarse hundir de nuevo.
Debía ser fuerte. Una guerrera. La nueva Azalea.
Dio un paso y se dio cuenta de que sus ojos se habían llenado de lágrimas.
Por todos los cielos…
No deseaba que nadie la viera triste otra vez.
Volvió a sentarse en la banca y pensó en sus padres.
Pronto volvería a verlos y la arroparían con amor y ternura. Estaría protegida de cualquier dolor.
Dolor…decepción…desamor…
Las lágrimas comenzaron a caerle como lluvia.
Oyó pasos y se tensó.
No se atrevió a moverse, pero se secó rápidamente dichas lágrimas.
Si era Falon que venía a asegurarle que esa chica no significaba nada para él…Azalea lo perdonaría sin dudarlo.
La persona llegó hasta ella y se acuclilló para mirarla con una sonrisa.
Era Challen.
Su caballero siempre sabía dónde encontrarla justo en el momento en el que la tristeza la ahogaba.
Sin poderlo evitar, los ojos de la princesa volvieron a llorar.

CHALLEN: ¿Llorando otra vez?
AZALEA: …
CHALLEN: ¿Quién es el causante de vuestra tristeza?
AZALEA: No, yo… Recordé a mis padres y…me puse nostálgica.
CHALLEN: Entiendo.

Su caballero sabía que le estaba mintiendo, pero no la presionaría.
La tomó de la mano y la levantó de la banca para luego secarle las lágrimas con el dedo.
Le sonrió de nuevo y ella se sintió desfallecer.

CHALLEN: ¿Deseáis regresar al salón de baile?
AZALEA: No. Pero…ve tú y disfruta de la fiesta.
CHALLEN: No os dejaré sola, Alteza.

La instó a caminar y pasearon por el jardín hasta llegar a la zona más verdosa y densa en vegetación.
Se sentaron bajo los robles y el aire les acarició el rostro.
Estuvieron callados hasta que la chica alzó los ojos al cielo azul.

CHALLEN: Os relaja mirar el cielo, ¿verdad?
AZALEA: Sí.
CHALLEN: Entonces acostémonos y observémoslo hasta que os sintáis mejor.

Se estiraron sobre la hierba y a ella no le importó que su hermoso vestido se arrugase o que su lindo peinado se estropease.
El aire cálido, el cielo infinito y el sonido de las hojas de los árboles lograron calmar a la princesa, la cual volteó la cabeza hacia un lado y vio que Challen la miraba fijamente.
En el fondo sabía que su caballero jamás le fallaría ni actuaría como Falon.
El chico movió la mano para buscar la de ella y entrelazarlas así.
Se miraron en silencio durante bastante rato hasta que Azalea cerró los ojos y se dejó llevar por el bienestar y la paz que él le provocaba solo con su presencia.
Si pudiera olvidar a Falon… Si hubiera un hechizo que lograse quitárselo de la mente y del corazón en un solo minuto…no dudaría en amar a Challen.
Challen. Challen. Challen. Challen.

AZALEA: Bésame ahora.

Sorprendido por esa petición, el joven caballero se sonrojó y tardó varios segundos en reaccionar.
Ella no se movía y seguía con los ojos cerrados, por lo que a él se le hizo más fácil situarse encima de ella, respirar hondo y besarla al fin.
¿Qué tal si hoy…ahora…decidiera darle una oportunidad a Challen?
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Falon había acompañado a la bonita pelirroja hacia la sala de cuadros para que el señor Ladak le hiciera un retrato.
Se despidió de ella y regresó al salón de baile.
Buscó con la mirada a Azalea y no la vio.
Tan solo estaban Aika, Lilly, Lenoic, Cerith y Dalden…pero ni rastro de su amada ni de…Challen.
Apretó los puños y se acercó a Zaebard, el cual conversaba con Yaridis y otros amigos.

FALON: Disculpa que te interrumpa, Zaebard.
ZAEBARD: ¿Qué ocurre?
FALON: ¿Dónde está Azalea?
ZAEBARD: Fue al baño. Estaba bastante pálida y…

Sin querer oír nada más, el príncipe se dirigió hacia el baño.
Maldita fuera…
Estaba seguro de que Azalea lo había visto coqueteando con las chicas y por eso había huido.
Se alegraba de que hubiera sentido celos, pero no le gustaba la idea de que llegase a enfermarse de nuevo por eso.
Llegó al baño de mujeres y no la encontró ahí dentro.
Decidió buscarla en su habitación, en la biblioteca, en la sala de reuniones, en la de estudios, en todas las terrazas…pero ni rastro de ella.
Salió al jardín y siguió buscándola por los senderos más próximos hasta llegar a la gran fuente de agua.

FALON: ¿Azalea?

¿Dónde podría haberse escondido?
Se sentía tan mal por haberle provocado malestar…pero lo veía necesario para que reaccionase de una vez y eligiese a uno de los dos.
Se detuvo al principio del jardín de los robles y suspiró.
Quizá se ocultaba al otro lado del castillo…
Se volteó y se dispuso a marcharse, pero una voz lo detuvo.

VOZ: Bésame ahora.

La inconfundible voz de Azalea…pidiendo un beso…
Apretó los dientes y caminó tras los robles para que nadie lo viera.
Entonces vio la escena: acostados sobre la hierba…Challen encima de ella…besándola…
Quiso rugir e interrumpirlos, pero…pero al parecer su princesa ya había escogido.
Tragó el nudo que sentía en la garganta y regresó al salón de baile.
Miró a todas las jovencitas para llevarse alguna a su cama y desahogarse, pero no sintió ganas ni deseo por ninguna.
Lo único que quería era beber y beber hasta quedar inconsciente.
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TO BE CONTINUED...

por **~Shia~** Jue Feb 14, 2013 10:47 pm

Que hermoso te quedo este capítulo, pero no me sorprende, todos tus capítulos son geniales.
Me siento mal por Falon, pero eso le pasa por andar de coqueto.

por **Alice~** Mar Feb 19, 2013 9:40 pm

:c no es posible u-u no entiendo que m*rda tienen en la cabeza los hombres; no ven que tienen que luchar por nosotras >.> hmp ~
espero la continuación :3 upya sabes que amo tu Fic *^*

por **Katherina Kusanovic** Mar Feb 19, 2013 11:02 pm

P.pobre Falon!!!!! Me siento tan mal por el TTnTT
Espero que subas la conti (p. lamento no haber comentado antes :/)
Bessos.!

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Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 19

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