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Mensaje por Keyla.B.B Lun Mar 24, 2014 10:48 am

El Dulce Veneno de tus Besos; inyectalo en todo mi ser...
Capitulo 2
Buscando el veneno; una vez más necesito inyectarlo en mis venas.


Nathaniel estaba ahí parado sumergido en sus pensamientos mientras veía la patrulla alejarse del instituto. Se ha ido; para siempre. Su mente comenzó a divagar y a mostrarle entre cortados los sucesos del asesinato; una y otra vez aparecían en su cabeza pero más allá de estas imágenes sentía miedo porque él no había estado presente en aquel sitio en donde el crimen había sucedido ¿Cómo podía tener ese recuerdo en su memoria?, se preguntaba a sí mismo hasta recordar esa mirada fría; ella tenía las respuestas que él  necesitaba en ese momento pero esta se había ido. Su mente divago un poco mas hasta que alguien puso una mano en su hombro; él rubio se giro y vio, era Melody quien lo veía.

-¿Qué pasa?- Pregunto ella con el tono serio.
-Uhm...; nada solo...- Las palabras no le salían y evadía esa mirada de ella. Era una chica muy dulce, agradable al público y con un futuro prometedor pero no era el tipo de chica por la cual lucharía; para el solo sería su amiga y así se quedaría.

...

Ha pasado el resto de la jornada y nadie se atreve a dirigirle la palabra al delegado quien continúa en la sala de los delegados realizando el papeleo de los alumnos nuevos y uno de estos formularios capto su atención; era el de Claire. Con ese mismo vacio sin alma en sus ojos y esa expresión cadavérica que te hela la piel. Tomándole le metió en una carpeta después de sacarle una fotografía con su teléfono sin que Melody se diese cuenta; guardo el papeleo en los estantes y se aproximo a la puerta abriéndola y saliendo de esa habitación incomoda. Camino el resto del pasillo saliendo del instituto ignoro todo y a todos; tomo un taxi y se dirigió al hospital en donde su hermana fue llevada tras ser apuñalada. Llego al sitio y se dirigió a la recepcionista quien le indico la habitación y el piso en donde se encontraba su hermana.

Mientras tanto Claire era llevada a un hospital psiquiátrico para ser internada allí hasta que su mente recobrase la cordura de nuevo o eso se esperaba. La chica fue encerrada en un cuarto completamente blanco sin ventanas y solo una puerta con una pequeña ventanilla que dejaba ver un pequeño trozo del pasillo; se le fue puesta una camisa de fuerza ajustando las correas a su cuerpo y le sentaron en una camilla mientras la dejaban sola de nuevo. Su mente divagaba solo recordando al muchacho de aquel instituto en donde le había inscribido su única pariente cercana; su tía, una semana atrás.

Ella se dejo caer sobre la camilla cerrando sus ojos esperando que su pesadilla acabase y pudiese despertar de aquello que a su alma aquejaba. Recordó esa sensación de compañía cuando ese extraño la beso momentos antes de ser sacada de aquel lugar; una vaga sonrisa se dibujo en sus labios.

...
8 meses después.

Los médicos autorizan su salida de aquel recinto de salud mental debido a que hubo cierto progreso en ella aunque seguía sin hablar o mostrar expresiones pero para eso estaban las citas con el psicólogo escolar. Fue enviada a su casa con una receta médica que incluía calmantes y una que otra droga medicinal.

Ella no decía nada ni siquiera a su tía, se limitaba a escribir en su cuaderno de dibujo lo que quería decir cual persona incapaz de hablar pero ella solo no quería hacerlo o tal vez tenía miedo. Su tía debió aprender a comprenderle a pesar de que sentía que esa ya no era la dulce y extrovertida sobrina que tenia; parecía otra persona en el cuerpo de la chica.

Finalmente llego el día en el cual volvería a clases y tras tupir el cuarto de su tía con notas pidiéndole que la dejara ir de nuevo al instituto que visito hace 8 meses hasta que esta accedió y visualizo esa vaga sonrisa en ella de nuevo; eso era algo esperanzador para variar. La muchacha bajo del auto de su tía luciendo muy similar a la primera vez; llevaba shorts de jeans hasta la mitad de los muslos, una camiseta a rayas verticales rojas y negras, el cabello suelto aunque sus flecos estaban un poco más cortos dejando notar un poco mas su rostro; botines negros acompañados de sus calcetas a franjas negras y rojas. Camino por el pasillo y la veían con desconfianza hasta que se cruzo con la rubia quien se puso pálida y siguió su camino rápidamente; lo que menos quería era toparse de nuevo con su agresora.

La pelinegra siguió su camino hasta el Aula-A en la cual entro y vio al instante el último pupitre y se sentó en este y observaba la ventana a su derecha distrayendo su mente.

-Estás loca niña- Dijo una voz infantil y ella giro su cabeza con rapidez buscando de donde provenía pero no había nadie en el aula, no lo pensó mucho cuando supo que esa voz estaba en su cabeza y saco un par de comprimidos y los bebió con algo de agua; debía seguir el tratamiento o perdería, a sus seres queridos o los pocos que quedaban. Se apoyo del tablón del pupitre esperando el inicio de la clase.

Pasaron unos minutos antes de que se escuchasen voces provenientes de afuera; eran los alumnos que ingresaban al aula, cada uno paso y se sentó en un pupitre respectivamente. El mismo pelirrojo que había visto aquella vez también ingreso al salón; pasó y le vio de arriba  a abajo antes de acercársele.

-Este es mi asiento- Dijo él con tono serio; ella cruzo su fría mirada con la suya sin mencionar palabra alguna, saco su cuaderno y su pluma.
-¿Es tuyo? Pero si tu nombre no está en el- Escribió y le mostro.
-uhm...- No pudo decirle nada, esa mirada vacía no lo dejaba –no importa, quédate aquí- termino diciendo mientras salía del aula. El pelirrojo salió del aula a toda prisa tropezándose con el rubio quien solo se hizo a un lado dejando pasar a su “rival” o así lo veía él desde aquel día en donde un mal entendido los hizo enemigos de por vida. El rubio dio un par de pasos antes de verla allí al fondo del aula y se paralizo inmediatamente; ella por inercia giro la cabeza cruzando su mirada con la suya. Las mejillas de él comenzaron a ruborizarse al recordar las sensaciones en su cuerpo cuando le beso, no podía moverse de donde estaba y un pensamiento vino a su cabeza; la encontré, de nuevo esta aquí.

Ella no mostro expresión alguna se limito a evadir su mirada a la ventana; absorta con todo menos la clase que ya empezaba. Los minutos pasaban y el delegado aun seguía viéndole hasta que la castaña a su lado le chasqueo los dedos frente al rostro para sacarlo de sus pensamientos; los celos la estaban carcomiendo ya, esa fue la gota que rebaso el vaso. No podía dejar que ella le robase al chico que ella amaba desde hace unos años; el seria de ella o no sería de ninguna. Esa chica era una bomba de tiempo que explotaría en cualquier momento y no seria de la manera pacífica sino que dejaría un crimen tras su estallido.

La pelinegra comenzó a sentirse cada vez mas incomoda en el aula; esas miradas acusadoras eran más de lo que podía soportar. Tomo su mochila y salió del aula sin decir nada e ignorando al profesor que le llamaba pero esta salió sin vacilar del salón. Camino por el pasillo unos segundos antes de sentir que alguien le tomaba del brazo deteniéndola; se giro cruzando su mirada con el sujeto. Era Nathaniel quien le sujetaba la muñeca con esa mirada casi suplicante de niño pequeño.

-¿Por qué te vas?
La clase aun no termina- Le pregunto directamente pero ella bajo la mirada.
-... N-no puedo decirte- Respondió en voz muy baja  zafándose de él y corriendo hasta azotar la puerta del baño femenino; zona prohibida incluso para él. Ella no saldría de allí a menos que quisiera hacerlo así que decidió esperarla sentándose contra la pared con la mochila entre sus piernas. Los minutos pasaban hasta que el exceso de vistazos masculinos a Amber le hicieron ir al baño a “retocarse” el maquillase o mejor dicho a echarse otro contenedor de coloretes a pesar de ya ser bastante atractiva se minaba el cutis con esos polvos colorantes a diario. Al ver a su hermano allí sentado con esa expresión típica de "novio esperando a su chica".

-Nath ¿Qué haces aquí?- Le preguntó directamente.
-Uhm, espero a alguien- Respondió un tanto desganado.
-Espero no sea esa niñita emo ¿me entiendes?- Añadió un poco molesta.
-Puedo esperar a quien quiera; no puedes seguir controlando mi vida Amber- Contesto con el carácter de hermano mayor que asumía.
-¿¡La esperas a ella!?- Agrego desconcertada.
-Aja- Asintió él.
-Acaso se te olvida lo que esa pe...- Nathaniel se puso de pie y le tapo la boca evitando que ofendiese a la chica viéndola fijamente sin pronunciar palabra.
-No se me olvida pero si yo le busco ese es asunto mío, no tuyo Amber- Concluyo soltándole y esta entro al baño a retocarse; él se recostó de la pared de nuevo pero esta vez sin sentarse mientras se rascaba la cabeza revolviendo sus dorados cabellos que atraían la atención de las chicas del instituto. Pero eso no era importante para él; solo deseaba la mirada de esos ojos vacios sobre el tanto tiempo como los suyos sobre ella.

Pasaban los minutos y el muchacho se impacientaba; la chica tenía más de una hora ahí dentro y fue cuando escucho un sonido metálico, como si algún tipo de metal se pasase por otro como ralladura. La calma se le escapo de las manos y entro sin dudar a la zona prohibida.

Claire estaba sentada en el mesón en donde reposaban los lavabos sosteniendo una cuchilla en su muñeca; sus manos temblaban y sus negros cabellos cubrían su rostro a la vez presiono la hojilla contra su piel cortándola. La sangre se hizo presente escurriéndose de su muñeca a las cerámicas blancas del baño; el rubio se paralizo unos segundos antes de correr a ella y sacarle el objeto de las manos ensangrentadas; la chica se desplomo y el la cogió en sus brazos cargándole consigo salió del sitio buscando la salida para llevarle a un hospital a toda prisa.

En ese momento se olvido de la enfermería escolar tan solo sintió el deseo de ayudarla, de nuevo. Mientras la cargaba e iba corriendo con ella por el pasillo hasta salir del instituto y seguir su corrida por la acera hasta el primer centro médico u hospital que encontrase; ir a pie era agotador pero no permitiría que se le escapase de las manos de nuevo. Le había amarrado su corbata en la muñeca para controlar el sangrado. Mientras la llevaba cual padre a su hija esta abrió lentamente los ojos debido a los rayos solares que la segaban; le vio de nuevo pero este no se percato de su mirada. Ella con su mano ensangrentada sujeto su hombro con fuerza, esto hizo que el bajase la mirada y la cruzara con la suya; las mejillas del muchacho se ruborizaban segundo a segundo solo con ver sus ojos de nuevo. Esa expresión vacía en su rostro inspiraba temor pero para él era algo más allá.



Al fin había llegado al hospital; agotado, sudando y jadeando como si hubiese corrido una maratón. Entro evitando tropezarse llevando a la chica en sus brazos y la camiseta ensangrentada; fue directo a una enfermera que le acompaño hasta una habitación en donde recostó a la muchacha en una camilla con delicadeza.

-Todo estará bien.
No hay que temer ¿ok?- Le decía como si esta estuviese asustada; ella solo lo veía sin mencionar palabra alguna. La enfermera comenzó a desenrollar el torniquete improvisado con la corbata en su muñeca pero la tela se había adherido a la piel herida de la chica lo que provoco que soltara un quejido mientras se lo retiraban de la mano; el rubio sin pensarlo callo su dolor besándola. Segundos eternos deleitándose con el dulce veneno de sus labios sin importar lo que a su alrededor estaba; era como droga al adicto a estupefacientes. Sensaciones mágicas; su respiración agitada y su acelerado corazón parecía saltar de su pecho con cada latido, ella inconscientemente entrelazo sus dedos con los suyos. Su piel esta cada vez más fría debido a la pérdida de sangre. Un susurro salió de los labios de ella en los mínimos segundos de separación de él.

-... ma… ma… ¿Dónde… estas?- Susurro en delirio; la vista se le nublaba y sus ojos comenzaron a cerrarse y su pulso decayó bruscamente junto a ella que se desmayo en la camilla mas pálida que de costumbre. La enfermera saco al muchacho pidiéndole que esperase afuera mientras tanto; un par de enfermeros más llegaron mientras el muchacho era sacado de allí; veía a su querida niña tendida en la camilla mientras él era arrebatado de su lado.

Minuto a minuto la paciencia se le había agotado y su teléfono estaba repleto de mensajes de su hermana y de su amiga; Melody. El estrés lo estaba agobiando sin recibir respuestas del estado de la chica; su mente comenzó a pensar en lo peor en ese momento. El ambiente a mala muerte de la sala de espera en donde solo llantos, lamentos, gritos desesperados de las distintas habitaciones. Él no soporto ni un segundo más y salió al estacionamiento a tomar aire fresco; se enfermaría si seguía allí dentro un segundo más. Suspiro y se dispuso a regresar cuando una enfermera le detuvo; su corazón se acelero al escucharla.

-Joven; acompáñeme necesito hablarle a solas- Le dijo con tono serio casi tétrico; el muchacho estaba pálido preparándose para lo peor. Estaba seguro que le diría que no habían podido salvarle y sus ojos se humedecieron dejando las lágrimas rodar por sus mejillas enrojecidas a causa de la corrida hasta el hospital.

Entraron a otra habitación; no había nadie más y la muchacha de la bata blanca le dijo.

-¿Cómo se llama la jovencita?; nombre y apellido por favor- Pregunto está muy amable sin esa aura tétrica. Nathaniel dejo salir el aire que había contenido en sus pulmones tras el susto de creer haberle perdido.
-Hiuts, Claire Hiuts- Respondio él.
-Uhm, ¿acaba de decir Hiuts?
¿Esta diciéndome que ella es la hija de los empresarios Hiuts?- Agrego más preguntas al joven quien asintió con la cabeza un tanto extrañado; ella debería saber quién era la chica que trajo. Era la primogénita y heredera de las empresas Hiuts; era imposible que alguien no supiese de ello. Platico con él un poco más antes de decirle que le acompañase; lo llevo a una habitación al fondo del pasillo y al abrir la puerta ahí estaba ella con una jeringuilla en su brazo suministrándole suero con esa misma expresión vacía en su rostro. El se acerco a ella pero dudo unos segundos en tomarle la mano; se la veía tan frágil que no se atrevió ni siquiera a tocarle.

Ella giro su mirada a la ventana que dejaba pasar los rayos del sol tocar su palidezca piel; ninguno decía nada y el ambiente se tornaba más tenso a cada minuto que pasaba.

-¿Por… que?
Soledad… no me abandones... tu- Dijo ella con el semblante apagado cortando el silencio; él pudo escuchar su voz de nuevo pero sintió temor por lo tétrica que se veía. Su apariencia infantil se había esfumado; parecía un enfermo terminal en sus últimos segundos. El silencio regreso unos minutos en donde no se escuchaba más que el equipo médico que la monitoreaba.

-Puedes irte... si deseas.
...No tiene caso... que sigas aquí- Se dirigió a él un tanto seria; lo que menos quería era tener más personas cerca que muriesen por su culpa. Él no pudo responderle pero tampoco salió del cuarto hospitalario; se recostó de la pared suspirando cabizbajo. Ella se acomodo sentándose en la camilla a la vez que comenzaba a sacarse los cables que la monitoreaban y él se le acerco con rapidez y la detuvo sosteniéndole las manos.

-No hagas eso; está mal-  Le dijo con tono preocupado.
-¿Mal?- Respondio con otra pregunta con la vista ida en la ventana cual niña distraída.
-Sí, está muy mal.
No debes hacerlo ¿ok?; Prométeme que no lo harás de nuevo- Añadió más preocupado.
-¿Hacer... qué?- Contesto ella delirando.
-Claire escúchame, escúchame bien ¿ok?- Agrego sosteniéndole el rostro con ambas manos dirigiendo la mirada de ella a él; ella parecía estar en otro mundo y no se le podía culpar después de lo que había vivido. –No debes hacerte daño, no mas- Añadió el muchacho.
-¿Por qué?; papa y mama se fueron.
¿Por qué debería quedarme aquí?; no hay razón de seguir- Argumento ella con la mirada baja.
-Si la hay; déjame ser tu razón de seguir.
Te prometo dibujar esa sonrisa sin dolor que dejaste ver antes de irte en esa patrulla de la policía.- Dijo con mucha seguridad.
-... No; no quiero más dolor por mi culpa.
Papa y mama eran mi razón y se fueron; no quiero que te vayas tú también.
No lo mereces.- Respondio con ese tono de voz mínimo casi inaudible que tenia; ella no había hablado con nadie después de lo sucedido pero él era especial. O eso sentía ella; nadie podía juzgarla por actuar de esa forma, era libre de tomar sus propias decisiones y ya había decidido quitarse la vida.
-No me importa la vida; de que sirve vivir y ser “feliz” si no se está con la persona que se desea. Déjame estar contigo, por favor- Le decía casi suplicándole.
-Yo... –La voz solo le alcanzo a decir ese par de letras.
-Por favor- Repitió él.
-¡No quiero verte morir!- Alzo la voz por primera vez rompiendo en el llanto a la vez que el la abrazaba con fuerza ocultando el rostro de ella en su pecho.
-No, no digas esas cosas.
Piensa en cosas felices ¿sí?
Como... gatitos; pensar en gatitos siempre me ayuda-Le decía mientras le consolaba; ella se aferro a él como una niña a su padre. No paso más de un minuto cuando una mujer entro por la puerta cortando la situación pero él joven no dejo de abrazarla era como si se le escapase de nuevo si la soltaba.

-¿Claire?- Pregunto la mujer un poco desconcertada por la situación; la muchacha asomo sus ojos por sobre el brazo de su chico con los ojos cargados de lagrimas sin mencionar palabra alguna de sus labios. Su voz se fue de nuevo. La mujer solo observaba de pies a cabeza al rubio que abrazaba a su sobrina.
Segundos pasaron antes de que aquel abrazo terminara junto a las lágrimas de ella.

-No lo harás de nuevo ¿ok?- Le pregunto el rubio a la chica.
-...- Ella guardo silencio y asintió con la cabeza solamente devolviendo su mirada al suelo; la mujer se acerco a la chica y le sostuvo la mano unos segundos.

-Claire, mi amor ¿Qué paso?- Le decía esta a la muchacha que regreso a su mundo imaginario viendo la ventana. No conseguiría una respuesta de ella y la paciencia se le estaba agotando; ansiaba escucharla reír de nuevo pero después de lo que le había acontecido era imposible que algo así pasase. Termino sentándose al lado del rubio.

-Y... ¿tu quien eres?- Le pregunto la mujer al muchacho directamente.
-¿Yo?, yo soy Nathaniel Reims- Respondió un poco asustado.
-Y ¿Qué relación tienes con mi sobrina?- Volvió a interrogarle; la chica era lo más preciado para ella ahora y la cuidaría como sus padres intentaron hasta el último segundo de sus vidas.
-Soy el delegado principal del Instituto Sweet Amoris así que la conozco puesto que me encargo de archivar los formularios y documentos de inscripciones de alumnos nuevos o transferidos al instituto. Podría decirse que la conozco, un poco- Contesto con seguridad y sin titubeos; le extendió la mano y ella se la estrecho en señal de saludo con respeto al ser una persona mayor a él. Ella lo vio de arriba debajo de nuevo notando el rojizo tono de su camiseta y le pregunto.

-Y ¿esa sangre? ¿De quién es?- Pregunto sin rodeos evitando perder más tiempo.
-Ah esto; no es nada.
No tiene importancia ahora, su sobrina está a salvo y eso es lo único que importa para mí- Respondió sonriendo con completa felicidad.
-Estás diciendo que esa sangre es ¿de ella?- Exclamo un poco preocupada.
-Sí, pero esa es una larga historia y sería mejor que ella misma se la cuente- Dijo señalando a la chica que estaba sentada en la camilla.
-¿Ella? Pero ella no ha dicho nada desde...- No pudo completar esa frase cuando Claire cruzo su mirada con ella; esta sintió temor al verle los ojos tan vacios como huecos que conducían a su propia perdición. La situación se torno más tensa cuando Claire comenzó a quitarse los cables de nuevo y Nathaniel la detuvo sosteniéndole las manos; saco de su bolsillo un listón azul y le ato ambas manos como si fuesen esposas. Ella no escuchaba razones en ese momento solo pensaba en suicidarse pero él no lo permitiría. La mujer no podía controlarla y salió de la habitación; no pudo soportar ver la actitud suicida de su sobrina. Nathaniel trato de calmarla pero mientras le hablaba dejo sola a la muchacha unos minutos y para cuando volvió a la habitación esta estaba sentada en el marco de la ventana con ambas manos apoyadas en esta dispuesta a lanzarse; el rubio corrió y la cogió de los brazos cuando esta se dejo caer impidiendo su caída. Ella parecía estar ida en otro mundo pero cuando él la sostuvo esta recordó cuando la secuestraron; esas manos que deseaban su pureza aquella tarde cuando volvía del colegio por el mismo camino que había recorrido esa mañana. Nathaniel ejerció fuerza para cargarle hasta dentro del cuarto hospitalario de nuevo pero ella estaba con la mirada perdida mientras su mente recordaba los sucesos de su secuestro tan vividos como si pasasen en ese preciso instante; Claire no pudo soportarlo un segundo más y se abrazo el cuerpo con fuerza.

-¡NO, SUELTENME!
¡DEJENME IR! ¡MAMA, PAPA, ALGUIEN AYUDEME!- Gritaba con todas sus fuerzas con un tono que te erizaba la piel de solo oírlo; su tía no se atrevió a entrar, estaba paralizada solo escuchando los gritos de la que una vez fue su dulce sobrina. Ella había muerto prácticamente cuando fue secuestrada; todo lo que una vez fue desapareció como si le viento se lo hubiese llevado muy lejos a un lugar del que no regresaría. Solo quedaron sus miedos y ese lado homicida que había sido ocultado con tratamiento médico cuando era una niñita. Nathaniel sintió terror al escucharla gritar de esa forma y se lanzo sobre ella abrazándola tan fuerte como podía.

-Yo estoy aquí; no hay nada que temer.
No dejare que nadie te lastime; nunca más. No temas más, te protegeré- Le dijo con dulzura y ella se tranquilizo correspondiendo a su abrazo pasando sus manos debajo de los brazos de él; subiéndolas por su espalda hasta sus hombros.
-... No te vayas, jamás- Le respondió con el tono minimizado de su voz que parecía como un tierno susurro. Al parecer ella se sentía bien estando con el pero al ser desconocidos esto no era razonable aunque no eran tan desconocidos como se creía. Ellos se conocieron estando en el pre-escolar pero no lo recordaban. Su tía se impaciento y entro observando aquella escena tan tierna de su sobrina aferrarse a aquel joven con la insistencia de una niña. Ella alcanzo a escuchar lo que él le dijo y lo que la joven respondió; una promesa tan sencilla como esa pero de un gran valor para ella.

“Yo seré el pintor que dibuje una sonrisa en el lienzo de tu rostro”

Ojala les haya gustado
¿Que opinan?
¡Saludillos!


PD: Que largo lo hice 0.o
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Mensaje por Cassie Miér Abr 23, 2014 11:14 am

Tema movido a su correspondiente apartado.
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