Hex Hall 12 (Fic Con Sasuke)

por **Ali Swift Gomez** Jue Ago 25, 2011 3:04 pm

La verdad es que nunca antes había estado en un almacén, cuando lo vi por primera vez me pareció un sitio frío.
Estaba repleto de estanterías y objetos tirados por ahí o moviéndose, estaba llego de moho y había mucha humedad, por suerte no era asmática.
El castigo conseguía en poner todos los objetos en su sitio
A Sasuke y a mí se nos había dado un catálogo (de muuuuchas hojas) con toda la basura del Concilio y los sitios donde había que ponerlos.
-Al menos estarás con el guaperas -me había animado Temari y no paraba de repetirlo hasta la saciedad.
-Intentó de matarme y su novia es Satanás -había respondido.- Me cuesta verlo guapo mirándolo desde esa perspectiva.
Y eso era mentira, la Tsu nos estaba dando una charla en el almacén y no había podido evitar echarle una miradita de soslayo a Sasuke, por muchos instintos homicidas y, dejando a su novia a un lado, el chico seguía siendo guapo y encantador.
Estaba cruzado de brazos y miraba a la Tsu con una mirada entre aburrida y divertida.
Esa pose le hacía ver atractivo, más de lo que ya era, si es que eso era posible, claro.
No era justo que hubiese elegido a Karin como novia habiendo tantas y tantas chicas por ahí
-¡Señorita Mercer! -me gritó la Tsu.
Me sobresalté y me tuve que sujetar a la barandilla, si Sasuke no me hubiese agarrado por el brazo, habría catado el suelo.
Sasuke me soltó el brazo y me guiñó un ojo. Traté de centrar mi atención en la Tsu como si fuese la mujer más interesante del mundo.
-¿Necesita que le explique otra vez lo que debe hacer'
-No, ya lo he pillado -tartamudeé.
La Tsu nos puso a cada una mano en la espalda y nos empujo hacia las escaleras.
-Tenéis un hora -gritó por encima de sus hombros mientras se alejaba refunfuñando.
Sasuke cogió su portapapeles nada más entrar.
Se escuchó como alguien cerraba la puerta del alamcén con llave.
-Me parece a mí ¿O nos han encerrado? -pregunté
-Sí, nos han encerrado.
-Pero es ilegal -protesté.
-Deberías olvidarte de la legalidad y de otras, ridículas y encantadoras, modalidades humanas, Mercer.
De repente levantó bien la mirada y abrió los ojos.
-Acabo de recordar algo.
Dejó su sujetapapeles y buscó y rebuscó en su bolsillo.
-Aquí tienes -dijo dando dos zancadas para ponerse a mi lado y dejarme algo en la mano, era muy liviano.
Lo miré.
Era un bolita de kleenex.
-Eres un burro y un idiota -dije sin ocultar mi desagrado y mi mal humor.
Tiré la bolita con rabia y fuerza al suelo y él la pisó, yo misma notaba que mi cara estaba enrojecida por la furia.
-No me extraña que Karin sea tu novia -murmuré aún enojada, cogí mi sujetapapeles y lo ojeé, serían unas veinte hojas con cincuenta artículos en cada una, había cosas escritas como " Cuerda de Rebbeca Nusre" o "Mano amputada d A. Voldari"
Arranqué las diez primeras páginas de un tirón y se las entregué a Sasuke con su bolígrafo, sin mirarle en ningún momento.
-Tú te encargas de esa mitad -susurré aún sin mirarle.
Luego caminé hasta el estante más alejado de la sala, junto a una pequeña ventana.
Por un momento pensé que el imbécil ese me iba a decir algo porque se había quedado quieto en su sitio pero después cogió sus portapapeles, suspiró y se dirigió hacia el otro extremo de la sala.
Trabajamos en el más absoluto e incómodo silencio durante al menos veinte minutos.
Se trataba de una tarea muy sencilla, aunque la Tsu se había tomado una eternidad en explicárnosla.
En los estantes había cosas que podrían ser varias cosas, por ejemplo en un estante había un trozo de tela roja que bien podría ser " el pedazo de cubierta de Grimorio C" o "El fragmento de toga ceremonial de S. Cristakos". O puede que no fuera ninguna de las dos y fuese uno de los objetos de la lista de Sasuke, eso era lo más probable.
Lo más cómodo, agradable y rápido habría sido que Sasuke y yo trabajásemos en equipo, acabaríamos mucho antes pero yo ya estaba muy, demasiado enfadada por lo del kleenex.
Me agaché y encontré un tambor, me puse a examinar mi lista por si había algo parecido. No prestaba mucha atención a la lista, ten mi cabeza en otro parte.
Sabía que no había hecho bien en llorar delante de Sasuke, pero jamás me habría imaginado que el tío, el muy imbécil tendría el valor y la poca vergüenza de reírse de mí.
No es que yo pensara que era mi mejor amigo, porque desde luego no lo era, pero la primera noche me había parecido, no sé, que algo nos unía.
Evidentemente me equivocaba de lleno.