Etsuko y la rosa azul

ETSUKO Y LA ROSA AZUL

Etsuko era una muchacha de 17 años, sus ojos color cielo y cabello de un hermoso tono azul noche le daban un toque de misterio, y cometió un error, sólo para recuperar su amor.
Se cuenta que en una mañana común de verano la joven Etsuko paseaba como todos los días hacia el templo, que se encontraba en un pequeño poblado de Japón donde habitaba la joven, llamado Tsukuyomi y Amaterasu, los dioses que protegían el pueblo que habitaba. Era común verla yendo al templo a pedir por la prosperidad de su tierra, ya que cuando niña quedó sin familiares y debía sustentar sola sus necesidades, los habitantes de este pueblo eran su familia desde entonces. Mientras Etsuko hacía su recorrido en dirección al templo un joven muchacho no perteneciente a ese pueblo recorría el lugar, era un turista, eso estaba claro, pero lo que no sabía el joven era que estaba escrito que Etsuko se cruzara en su camino…y cuando eso sucedió fue el inicio de un romance que los llevaría al fin.
La bella e inocente Etsuko quedó hipnotizada por aquel joven, enamorándose inmediata y profundamente de él.
Durante todo aquel bello verano Etsuko y aquel muchacho comenzaron una relación, la joven dejó de lado sus costumbres de ir al templo y poco a poco empezó a cambiar su actitud. Los aldeanos del lugar comenzaron a notar que ella ya no era la misma y que quizás la perderían por completo, trataron por todos los medios de detener a Etsuko y que callera en conciencia de que estaba abandonando todo lo que sus padres ya fallecidos le habían enseñado.
El verano pasó y comenzó el otoño, el romance de Etsuko y aquel muchacho seguía su curso, pero eso no iba a segur así, el muchacho tenia que regresar a su pueblo natal y le propuso a Etsuko que cuando el regresara vivirían en este pueblo juntos y para siempre. Etsuko con su inocencia aceptó y así el muchacho regresó a su pueblo natal y poco a poco la joven comenzó a hacer su rutina común, los meses pasaron y ella lo único que esperaba es que su amado llegara el próximo verano para poder vivir con él y hacer su sueño realidad, formar una familia.

El tiempo transcurrió lentamente, las estaciones avanzaban, el otoño desapareció y dió comienzo al invierno, seguido de la primavera y el tan esperado verano para Etsuko. Finalmente y después de tantos meses de espera llegó el día del encuentro, Etsuko impaciente fue a la estación de trenes a esperar a su amado, pero la sorpresa que se llevó al llegar ahí no fue solo ver a su amado sino a una muchacha con él. Etsuko quedó perpleja, fue como un puñal enterrado, la joven cayó en una depresión cuando se enteró que aquella muchacha era la prometida de su amado, los aldeanos trataron de consolarla pero no tuvieron ningún resultado, poco a poco su cabello se opacó y sus ojos ya no mostraban el brillo e inocencia de antes, su corazón se llenó de odio y lo único que pasaba por su mente era la palabra venganza.
Comenzó a planear como quitar el estorbo de su camino para llegar a su único amor, cuando ya tenía todo pensado puso su plan en práctica, fingió ser la misma chica de antes, pero con un toque de cinismo, se acercó a la muchacha y fingió ser su amiga, la llevó a conocer el pueblo, cada rincón de él, hasta que llegó el último sitio, el templo de la diosa Amaterasu y el dios Tsukuyomi.
Comenzaron a subir las escaleras, le explicó sobre los dioses y el lago sagrado que se encontraba atrás del templo, la muchacha curiosa le pidió a Etsuko que le mostrara el lago y ésta aceptó; la llevó atrás del templo y una vez que la muchacha estuvo encantada de ver aquel puro paisaje la apuñaló por la espalda dándole muerte inmediata. Etsuko abandonó el lugar como si nada, pasaron algunas horas y nadie hechó de menos a la joven desaparecida, todo había salido como lo había planeado la joven Etsuko, pero hubo un sólo inconveniente, su enamorado notó que su prometida no se encontraba, habló con cada aldeano del pequeño pueblo, pero siempre la respuesta era la misma, “no la hemos visto desde que Etsuko la llevó al templo”, el muchacho comenzó a unir sus ideas en la cabeza y asustado ante la respuesta fue rápidamente hacia el templo, buscó por todas partes hasta que fue al lago sagrado y allí encontró a su amada, muerta a la orilla del lago, cuando los aldeanos, junto a Etsuko, llegaron al lago, el muchacho culpó directamente a Etsuko de la muerte de su prometida y que se vengaría por ella, Etsuko asustada y completamente devastada por la reacción de su amado, esa misma noche de eclipse lunar fue al templo, se dirigió al lago sagrado y entró en él implorando el perdón de la diosa solar y el dios de la luna que en aquel eclipse mostraban el dolor que sentían al verla sufrir y cometer un error, por ello le concedieron su deseo.

Así Etsuko se quitó la vida en el sagrado lago manchándolo de carmín con su ahora impura sangre por haber cometido un crimen, recibiendo el perdón de los dioses y la lección a otras muchachas como ella para que no cometan el mismo error.
En la parte trasera del templo, frente al lago floreció un rosal de rosas color azul cielo, igual al cabello de Etsuko, con extraños poderes concedidos por Amaterasu y Tsukuyomi.

El poder de la rosa azul era muy similar a lo que la joven Etsuko trató de lograr sin éxito, “concebir un amor puro y saber olvidar a pesar del daño…”, por eso los dioses tuvieron misericordia con ella y sus sentimientos creando esta rosa del color de su cabello y con el poder de lo que ella deseó, el poder de concebir un amor puro y olvidar a aquel que le ha hecho daño a su corazón. Desde ese instante en todo lugar se conoce el poder de la rosa azul y cada vez que hay un joven o una joven con el corazón roto de amor, acude al templo Amaterasu y Tsukuyomi y pide permiso a los dioses para sacar una rosa y poder sanar el corazón de un mal amor…