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Admirable (One-shot)
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Admirable (One-shot)
~ Aqui les dejo otro shot, igual tiene algo de lemon, y incesto.... amo el incesto... jojoj ok nop... bieno espero que les agrade, me gusto el resultado y escribirlo. Este Fic ya contiene dos partes, es como la perspectiva de los dos personajes, la primera parte es mía, osea yo la escribi y la segunda fue hecha por una amiga. Bien espero que les guste y arre pues ~
Parte 1
Ya se había terminado, esa situación lógica que siempre habíamos seguido, ese simple y sencillo afecto normal lleno de libre admiración.
La habitación está oscura, escondiendo entre el temor las acciones prohibidas del momento, la luz de la luna asechaba filtrándose por la ventana siendo el único testigo del pecado que estábamos cometiendo.
Ya no había marcha atrás, ya no se podía borrar lo ya hecho, ya no había forma de eliminar la sensación de sus caricias sobre mi piel, ya no se podía eliminar el sabor de su boca de mi paladar, ya no se podía eliminar el amor.
Era la persona que tenía todo mi respeto, la persona que siempre se mantuvo fuerte a mi lado, la persona que me regalo la vida.
Desde que mi madre murió al cumplir tan solo mis 10 años, desde ese momento el mundo se volvió solo para nosotros, un lugar donde tú me dabas todo, donde repetías a cada instante que yo era lo más preciado, donde aseguras siempre que darías la vida por mí sí así fuera necesario.
¿Y cuándo fue que mis sentimientos fueron más allá de lo normal? ¿Sería aquella vez en que pensé en la idea de que conocieras una buena mujer, rehicieras tú vida como pareja y me brindaras el afecto de una nueva mamá? No, tú no te atreverías a ver a otra mujer, no, tú no deberías voltear a ver a otras, no, tu no deberías tocar a otras.
¿Sería aquellas veces donde había noches lluviosas y llenas de truenos donde usaba como pretexto el miedo para entrar en silencio a tu oscura habitación, escabullirme a hurtadas bajo las sábanas de tu cálida cama, me escondía en tu pecho y te obligaba a acogerme entre el calor de tus brazos?
¿O serían aquellas veces donde dormía con esa pijama por demás sugerente mientras, a propósito dejaba la puerta de mi habitación abierta esperando a que entraras para revisar mi sueño y al hacerlo vieras el temblor de mi cuerpo ante la escases de ropa, inocente fingieras arroparme al momento en que tú mirada salvaje recorría mi figura?
A mis 17 años me di cuenta del deseo urgente que sentía, porque mientras mis amigas presumían de los besos y caricias con sus novios yo solo me imaginaba en que fueras tu quien me besará, que fueras tú quien me tocará, que fueras tú quien me hiciera el amor. ¿Puedes considerarme una persona desagradable por desear con total perversión a mi padre?
Ese día en el que al fin la apariencia dejo de existir, en el que al fin nos conocíamos como realmente éramos.
Esa noche tan solo necesitaba verte, necesitaba de ti para sentirme más tranquila, tal vez buscar el casto beso de buenas noches, tal vez contarte con inocencia como me fue en el día, tal vez que me contarás con interés que tal te había ido a ti.
Abrí la puerta de tú habitación sin antes tocar, siempre me reprimías por eso, entonces te vi al fondo, te preparabas para dormir, te acababas de quitar la camisa la cual arrojaste al suelo pensando en que tal vez mañana me haría cargo de eso, tu pantalón se veía desabrochado dejando a la vista la orilla de tus interiores en un elegante tono oscuro. Entonces me perdí, me quede ensimismada admirando tu perfecta figura, tus fuertes brazos, tu pecho, abdomen, todo bien cuidado gracias a las dos horas diarias que pasas en el gimnasio, tu bello rostro, hermoso, joven para una persona de 36 años, tu largo cabello alborotado resbalando por tus hombros, tus ojos negros tan profundos. Me perdí, deje de pensar en lo lógico, en lo que esta bien o lo que está mal, en lo que según la moral no debo hacer.
-¿Qué pasó amor? -Me preguntaste con voz ronca mientras te sentabas a la orilla de la cama.
No respondí, solo actué por instinto, entre a la habitación con temor pero segura, camine hacía ti colándome entre tus piernas abiertas, me mirabas esperando alguna respuesta, te sujete de los hombros, por mantenerme en pie mi altura era más grande que me fue fácil hacerlo, me acerque a tus labios entre abiertos y te robé un beso, ese beso que tanto deseaba desde hace ya tiempo, ese beso que deseaba con desespero infinito. Me alejaste al instante.
-¿Qué... haces? -murmuraste sorprendido mientras me mantenías alejada con tus manos sobre mis hombros. Y no podías creerlo, tus ojos abiertos de par en par me decían tu confusión, tus labios temblando me anunciaban tu frustración.
Ni yo misma lo comprendía ¿cómo es que la situación me había llevado a hacerlo? mi limite llego a su tope, ya no era capaz de esconderlo.
Apreté mis labios molesta conmigo misma, ninguna palabra serviría para explicar esto, no quería que me odiaras, un nudo se formó en mi garganta y mis lágrimas comenzaron a derramarse sobre mis mejillas. Lloré, lloré sin poder evitar más nada.
-Está bien -susurraste pasando una de tus manos por mi espalda y la otra por mi nuca para apoyarme en tu hombro -no llores.
-Papá -susurré entre sollozos -... te amo... -solté sin más ese par de palabras llenas de mis sentimientos. Me abrazaste con más fuerza -Te amo... te amo... te amo... -repetí tantas veces hasta que mis palabras llegaran a tu alma, me abrazabas con más fuerza intentando apaciguar el sentimiento de tu parte.
-Mi pequeña -murmuraste acariciando mis cabellos -soy un mal padre ¿verdad? lo único que quería era protegerte porque eres lo único que me queda... soy un mal padre.
-No es cierto -me separe un poco para mirarte a los ojos -no lo eres, no eres un mal padre... tú no tienes la culpa, soy yo.
-Tu solo eres un ser inocente, no sabes lo que significa esto, tan solo sigue tu corazón -enmarcaste mi rostro entre tus manos -no quiero que sufras, no quiero condenarte... no quiero arrastrarte al infierno...
-De todas formas te seguiré.
-Aunque nos condenemos no quiero que sufras, no quiero herirte -me acerque a tus labios dispuesta a calmar tu dolor -pero ya no hay marcha atrás ¿verdad?
Nuestros labios se encontraron en un cálido beso, tus labios se movían con fiereza sobre los míos, tu experta lengua se colaba a mi boca delineando mis dientes, acariciando mi lengua, perdiéndote. Así caímos en el pecado, condenados los dos al mismo infierno donde seguramente el dolor no importará si estoy a tu lado para calamar tu alma.
En medio de la noche, mientras veía el sudor caer desde tu sien, gotear por tu mentón, tu cuerpo perlado por el mismo, tu cabello azabache resbalando y acariciando mi cuerpo mientras sujetaba mis caderas con fuerza para perderte en el placer de ser oprimido por mi interior, entrabas y salías con fuerza, como si fuera lo que más ansiabas, penetrarme en un ritmo enloquecedor, hundiendo tu caliente pene hasta el fondo que se sentía delicioso. Me aferraba con fuerza a tu espalda arañándote en ocasiones, soportando el maravilloso embate y deleitándome de tu ser.
-¿Se siente bien? -preguntaste manteniendo el ritmo enloquecedor.
-Sí… -gemí mientras descolgaba mi cabeza -me gusta esa sensación... me gusta sentirte papá.
Mis gemidos eran cada vez más fuertes, mi cuerpo ya era tuyo.
-¿Y tú... cómo te sientes papá? -pregunte entre gemidos.
-Delicioso -respondiste entrando con todas tus fuerza.
Y ya no había marcha atrás, nuestros cuerpos se convirtieron en uno para el otro, te entregue mi alma, te entregue mi todo. Al fin lo que solo pasaba en mis sueños más húmedos, hacerme el amor con locura.
Nuestros cuerpos temblaron en instantes, te corriste dentro, pude sentirlo, ese tibio líquido entrado a chorros provocando mi orgasmo.
Me abrazaste recostándote a mi lado. Ese día marco nuestra nueva vida, no importa el resto del mundo, no importa la condena, no importa le pecado, si tu estarás siempre a mi lado papá, no, ya no podre llamarte así, Madara, me quemaré en el infierno a tu lado y seguiré amándote.
.
Parte 2
En lo mas profundo de la masa obscura que recubría aquella habitación donde solía dormir a solas cada noche, una figura tanto similar a mi, con su faz cundida en confusión & cierto temor se divisaba en frente de mi, sosteniendo con sus dos manos los formados hombros que sostenían mis brazos (?)
Desde el momento en que la conocí, me enamoré de ella, le mire tan frágil & hermosa, que me inspiraba un
amor indescriptible. Ahí fue, mi querida hija, cuando acababas de cumplir tus diez años, la vida te arrebató a tu madre, otorgándome toda la responsabilidad sobre ti, asimilarlo no me fue tan difícil, ya que desde siempre fuimos muy unidos, lo que tu mirabas yo miraba, lo que te gustaba a mi me gustaba, incluso, lo que tu sentías, yo lo sentía.
Como olvidar aquellos momentos, cuando contabas esas excusas nada convincentes que me hacían darte paso a mis sabanas para proporcionarte la calidez que necesitabas para conciliar el sueño, cuando interferías en mi mirada con aquel tono de voz altanero para aconsejarme el considerar reconstruir mi vida, buscar una pareja & tener mas hijos, aun cuando sabias que jamás podría amar a otra mujer, mi corazón, mi alma, mi vista, mi pensamiento, todo esta fijado en ti. & en ocasiones me siento una persona inmunda, llena de malicia, ¿que bríos tengo para pasar a media noche a tu habitación, supuestamente a velar tus sueños, cuando realmente quiero divisarte con tanta profundidad como para devorarte con un pestañeo? ¿Cuando este amor paterno se convirtió en atracción? Aveces el sueño se aleja de mi ser, con el solo pensar que algún día puedo lastimar tu virginal cuerpo por culpa de mi perversidad, no seria capaz siquiera de correr el riesgo, no quiero mirarte con mas lujuria.
Fue aquella noche, el trabajo me tenia cansado, así que decidí pasar directo a dormir, despojándome de mi camisa, dejando descubierta mi figura, proseguí a desabrochar mis pantalones, cuando escuché el sonido del picaporte al girar, "¿Qué pasó, amor?" sentándome en una orilla de la cama, divise a mi hija, & no obtuve respuesta alguna, observando atentamente como te acercabas a mi, sentándote entre mis piernas & posicionando tus manos contra mis hombros, para luego plantar o mas bien, robar un delicioso pero corto beso, sin embargo no fue un beso común.
-¿Qué... haces?- Musité a duras penas al no creer lo que ocurría, con los parpados desmesuradamente abiertos comencé a alejarte de mi.
Un pequeño nudo se ató en mi garganta, en tu semblante tan pura rodaron un par de lagrimas.
-Está bien, no llores...- susurré acogiéndote entre mis brazos para transmitirte confianza.
-Papá... te amo...- murmuraron tus labios.
"Te amo", repetías & repetías con la voz entrecortada, mis brazos se juntaron con mas fuerza, me llenaba de dolor el observar como su frías por mi culpa.
Oh mi pequeña, soy un mal padre, aunque mi deseo preciado es estar contigo para toda la eternidad, no soportaría manchar tu inmaculado ser, aunque quiero tu compañía eterna, no soportaría que me guardaras las espaldas en las pailas del infierno. Llevando mis manos hacia tu rostro lo acerque al mio, solo dando pequeños susurros para ti.
-No quiero que sufras...-
En un momento tan irreversible, tus labios se separaron, & tus cuerdas bocales bosquejaron una frase, "De todas formas te seguiré." Traté de insistirse, aun sabiendo que no había marcha atras, no me daré mas rodeos, tomándote en brazos te haré mia, seremos uno solo nuevamente, te llenaré de amor, el pecado no importa, las miradas resbalan, solo basta, solo sobra este momento contigo, tus quejidos me hacen enloquecer, trato de darte todo lo mejor, eres mi pequeño tesoro, te resguardaré de todo mal. Tu, mi niñita para mi eres... Admirable.
Parte 1
Ya se había terminado, esa situación lógica que siempre habíamos seguido, ese simple y sencillo afecto normal lleno de libre admiración.
La habitación está oscura, escondiendo entre el temor las acciones prohibidas del momento, la luz de la luna asechaba filtrándose por la ventana siendo el único testigo del pecado que estábamos cometiendo.
Ya no había marcha atrás, ya no se podía borrar lo ya hecho, ya no había forma de eliminar la sensación de sus caricias sobre mi piel, ya no se podía eliminar el sabor de su boca de mi paladar, ya no se podía eliminar el amor.
Era la persona que tenía todo mi respeto, la persona que siempre se mantuvo fuerte a mi lado, la persona que me regalo la vida.
Desde que mi madre murió al cumplir tan solo mis 10 años, desde ese momento el mundo se volvió solo para nosotros, un lugar donde tú me dabas todo, donde repetías a cada instante que yo era lo más preciado, donde aseguras siempre que darías la vida por mí sí así fuera necesario.
¿Y cuándo fue que mis sentimientos fueron más allá de lo normal? ¿Sería aquella vez en que pensé en la idea de que conocieras una buena mujer, rehicieras tú vida como pareja y me brindaras el afecto de una nueva mamá? No, tú no te atreverías a ver a otra mujer, no, tú no deberías voltear a ver a otras, no, tu no deberías tocar a otras.
¿Sería aquellas veces donde había noches lluviosas y llenas de truenos donde usaba como pretexto el miedo para entrar en silencio a tu oscura habitación, escabullirme a hurtadas bajo las sábanas de tu cálida cama, me escondía en tu pecho y te obligaba a acogerme entre el calor de tus brazos?
¿O serían aquellas veces donde dormía con esa pijama por demás sugerente mientras, a propósito dejaba la puerta de mi habitación abierta esperando a que entraras para revisar mi sueño y al hacerlo vieras el temblor de mi cuerpo ante la escases de ropa, inocente fingieras arroparme al momento en que tú mirada salvaje recorría mi figura?
A mis 17 años me di cuenta del deseo urgente que sentía, porque mientras mis amigas presumían de los besos y caricias con sus novios yo solo me imaginaba en que fueras tu quien me besará, que fueras tú quien me tocará, que fueras tú quien me hiciera el amor. ¿Puedes considerarme una persona desagradable por desear con total perversión a mi padre?
Ese día en el que al fin la apariencia dejo de existir, en el que al fin nos conocíamos como realmente éramos.
Esa noche tan solo necesitaba verte, necesitaba de ti para sentirme más tranquila, tal vez buscar el casto beso de buenas noches, tal vez contarte con inocencia como me fue en el día, tal vez que me contarás con interés que tal te había ido a ti.
Abrí la puerta de tú habitación sin antes tocar, siempre me reprimías por eso, entonces te vi al fondo, te preparabas para dormir, te acababas de quitar la camisa la cual arrojaste al suelo pensando en que tal vez mañana me haría cargo de eso, tu pantalón se veía desabrochado dejando a la vista la orilla de tus interiores en un elegante tono oscuro. Entonces me perdí, me quede ensimismada admirando tu perfecta figura, tus fuertes brazos, tu pecho, abdomen, todo bien cuidado gracias a las dos horas diarias que pasas en el gimnasio, tu bello rostro, hermoso, joven para una persona de 36 años, tu largo cabello alborotado resbalando por tus hombros, tus ojos negros tan profundos. Me perdí, deje de pensar en lo lógico, en lo que esta bien o lo que está mal, en lo que según la moral no debo hacer.
-¿Qué pasó amor? -Me preguntaste con voz ronca mientras te sentabas a la orilla de la cama.
No respondí, solo actué por instinto, entre a la habitación con temor pero segura, camine hacía ti colándome entre tus piernas abiertas, me mirabas esperando alguna respuesta, te sujete de los hombros, por mantenerme en pie mi altura era más grande que me fue fácil hacerlo, me acerque a tus labios entre abiertos y te robé un beso, ese beso que tanto deseaba desde hace ya tiempo, ese beso que deseaba con desespero infinito. Me alejaste al instante.
-¿Qué... haces? -murmuraste sorprendido mientras me mantenías alejada con tus manos sobre mis hombros. Y no podías creerlo, tus ojos abiertos de par en par me decían tu confusión, tus labios temblando me anunciaban tu frustración.
Ni yo misma lo comprendía ¿cómo es que la situación me había llevado a hacerlo? mi limite llego a su tope, ya no era capaz de esconderlo.
Apreté mis labios molesta conmigo misma, ninguna palabra serviría para explicar esto, no quería que me odiaras, un nudo se formó en mi garganta y mis lágrimas comenzaron a derramarse sobre mis mejillas. Lloré, lloré sin poder evitar más nada.
-Está bien -susurraste pasando una de tus manos por mi espalda y la otra por mi nuca para apoyarme en tu hombro -no llores.
-Papá -susurré entre sollozos -... te amo... -solté sin más ese par de palabras llenas de mis sentimientos. Me abrazaste con más fuerza -Te amo... te amo... te amo... -repetí tantas veces hasta que mis palabras llegaran a tu alma, me abrazabas con más fuerza intentando apaciguar el sentimiento de tu parte.
-Mi pequeña -murmuraste acariciando mis cabellos -soy un mal padre ¿verdad? lo único que quería era protegerte porque eres lo único que me queda... soy un mal padre.
-No es cierto -me separe un poco para mirarte a los ojos -no lo eres, no eres un mal padre... tú no tienes la culpa, soy yo.
-Tu solo eres un ser inocente, no sabes lo que significa esto, tan solo sigue tu corazón -enmarcaste mi rostro entre tus manos -no quiero que sufras, no quiero condenarte... no quiero arrastrarte al infierno...
-De todas formas te seguiré.
-Aunque nos condenemos no quiero que sufras, no quiero herirte -me acerque a tus labios dispuesta a calmar tu dolor -pero ya no hay marcha atrás ¿verdad?
Nuestros labios se encontraron en un cálido beso, tus labios se movían con fiereza sobre los míos, tu experta lengua se colaba a mi boca delineando mis dientes, acariciando mi lengua, perdiéndote. Así caímos en el pecado, condenados los dos al mismo infierno donde seguramente el dolor no importará si estoy a tu lado para calamar tu alma.
En medio de la noche, mientras veía el sudor caer desde tu sien, gotear por tu mentón, tu cuerpo perlado por el mismo, tu cabello azabache resbalando y acariciando mi cuerpo mientras sujetaba mis caderas con fuerza para perderte en el placer de ser oprimido por mi interior, entrabas y salías con fuerza, como si fuera lo que más ansiabas, penetrarme en un ritmo enloquecedor, hundiendo tu caliente pene hasta el fondo que se sentía delicioso. Me aferraba con fuerza a tu espalda arañándote en ocasiones, soportando el maravilloso embate y deleitándome de tu ser.
-¿Se siente bien? -preguntaste manteniendo el ritmo enloquecedor.
-Sí… -gemí mientras descolgaba mi cabeza -me gusta esa sensación... me gusta sentirte papá.
Mis gemidos eran cada vez más fuertes, mi cuerpo ya era tuyo.
-¿Y tú... cómo te sientes papá? -pregunte entre gemidos.
-Delicioso -respondiste entrando con todas tus fuerza.
Y ya no había marcha atrás, nuestros cuerpos se convirtieron en uno para el otro, te entregue mi alma, te entregue mi todo. Al fin lo que solo pasaba en mis sueños más húmedos, hacerme el amor con locura.
Nuestros cuerpos temblaron en instantes, te corriste dentro, pude sentirlo, ese tibio líquido entrado a chorros provocando mi orgasmo.
Me abrazaste recostándote a mi lado. Ese día marco nuestra nueva vida, no importa el resto del mundo, no importa la condena, no importa le pecado, si tu estarás siempre a mi lado papá, no, ya no podre llamarte así, Madara, me quemaré en el infierno a tu lado y seguiré amándote.
.
Parte 2
En lo mas profundo de la masa obscura que recubría aquella habitación donde solía dormir a solas cada noche, una figura tanto similar a mi, con su faz cundida en confusión & cierto temor se divisaba en frente de mi, sosteniendo con sus dos manos los formados hombros que sostenían mis brazos (?)
Desde el momento en que la conocí, me enamoré de ella, le mire tan frágil & hermosa, que me inspiraba un
amor indescriptible. Ahí fue, mi querida hija, cuando acababas de cumplir tus diez años, la vida te arrebató a tu madre, otorgándome toda la responsabilidad sobre ti, asimilarlo no me fue tan difícil, ya que desde siempre fuimos muy unidos, lo que tu mirabas yo miraba, lo que te gustaba a mi me gustaba, incluso, lo que tu sentías, yo lo sentía.
Como olvidar aquellos momentos, cuando contabas esas excusas nada convincentes que me hacían darte paso a mis sabanas para proporcionarte la calidez que necesitabas para conciliar el sueño, cuando interferías en mi mirada con aquel tono de voz altanero para aconsejarme el considerar reconstruir mi vida, buscar una pareja & tener mas hijos, aun cuando sabias que jamás podría amar a otra mujer, mi corazón, mi alma, mi vista, mi pensamiento, todo esta fijado en ti. & en ocasiones me siento una persona inmunda, llena de malicia, ¿que bríos tengo para pasar a media noche a tu habitación, supuestamente a velar tus sueños, cuando realmente quiero divisarte con tanta profundidad como para devorarte con un pestañeo? ¿Cuando este amor paterno se convirtió en atracción? Aveces el sueño se aleja de mi ser, con el solo pensar que algún día puedo lastimar tu virginal cuerpo por culpa de mi perversidad, no seria capaz siquiera de correr el riesgo, no quiero mirarte con mas lujuria.
Fue aquella noche, el trabajo me tenia cansado, así que decidí pasar directo a dormir, despojándome de mi camisa, dejando descubierta mi figura, proseguí a desabrochar mis pantalones, cuando escuché el sonido del picaporte al girar, "¿Qué pasó, amor?" sentándome en una orilla de la cama, divise a mi hija, & no obtuve respuesta alguna, observando atentamente como te acercabas a mi, sentándote entre mis piernas & posicionando tus manos contra mis hombros, para luego plantar o mas bien, robar un delicioso pero corto beso, sin embargo no fue un beso común.
-¿Qué... haces?- Musité a duras penas al no creer lo que ocurría, con los parpados desmesuradamente abiertos comencé a alejarte de mi.
Un pequeño nudo se ató en mi garganta, en tu semblante tan pura rodaron un par de lagrimas.
-Está bien, no llores...- susurré acogiéndote entre mis brazos para transmitirte confianza.
-Papá... te amo...- murmuraron tus labios.
"Te amo", repetías & repetías con la voz entrecortada, mis brazos se juntaron con mas fuerza, me llenaba de dolor el observar como su frías por mi culpa.
Oh mi pequeña, soy un mal padre, aunque mi deseo preciado es estar contigo para toda la eternidad, no soportaría manchar tu inmaculado ser, aunque quiero tu compañía eterna, no soportaría que me guardaras las espaldas en las pailas del infierno. Llevando mis manos hacia tu rostro lo acerque al mio, solo dando pequeños susurros para ti.
-No quiero que sufras...-
En un momento tan irreversible, tus labios se separaron, & tus cuerdas bocales bosquejaron una frase, "De todas formas te seguiré." Traté de insistirse, aun sabiendo que no había marcha atras, no me daré mas rodeos, tomándote en brazos te haré mia, seremos uno solo nuevamente, te llenaré de amor, el pecado no importa, las miradas resbalan, solo basta, solo sobra este momento contigo, tus quejidos me hacen enloquecer, trato de darte todo lo mejor, eres mi pequeño tesoro, te resguardaré de todo mal. Tu, mi niñita para mi eres... Admirable.
Shiroyasha- Mensajes : 199
Fecha de inscripción : 17/12/2011
Edad : 32
Localización : Con mi querido Gin-san, intentado recuperar aquellos tiempos perdidos. Robando su leche de fresa y recogiendo las Jump ya leidas que suele revar por ahi(?)
Personaje Favorito : Sakata Gintoki -Amo a mi adicto al azúcar. Okita Sougo -Adoro a mi sádico. Katsura Kotarou -Mi adorable despitado.// Deidara -Mi rubio sensual. Gaara, Pein, Konan, Tobi. ¡Sasuke, sí lo amo, cuanta sensualidad! Itachi, obvio, tan gentil y adorable//Ichigo, Rukia, Renji, Nnoitra, Neliel, Ulquiorra... Sebastian, Grell... etc...etc...
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