-. Sueño .-

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Sueño
Normal PV

Toda mi vida soñé. Soñé con que el vendría, con que nos amaríamos, nos casaríamos y seriamos felices por siempre. Soñé, con un cuento de hadas. Desde el primer día que lo vi, en aquella tonta película sobre un joven vampiro y una simple humana que lograba conquistar su corazón yo soñé, y me enamore de aquel actor. Kuran Kaname había protagonizado las distintas paredes de mi cuarto. Cada noche, antes de irme a dormir, lo abrazaba en mi mente, lo besaba, esperando que, algún día, cuando tuviera mas edad, el viniera a mi.

Mi "pequeña" obsesión había empezado a mis 14 años, cuando el aun tenia 24. ¿Diez años de diferencia? Para mi eso no era nada. Todas mis novelas románticas decían que el amor podía todo, que no había barreras que impidieran que cada persona tuviera su final feliz. Por eso a mi no me importaba. Durante toda la secundaria solo tuve dos o tres novios, Enrio fue el primero, mi primer beso, mi primer cita, mi primero en TODO. El se había robado aquello que yo le había dado por derecho a Kaname. Fue una relación mala, lo debía admitir, pero ahí estuvo Deidara. Dei, como le decía, fue un amigovio, nos besábamos de ves en cuando y era una persona con la que sabia que podía contar. Innumerables veces me decía que me amaba, pero yo me sentía incapaz de responde con aquel simple "Yo también" porque seguía esperando a que Kaname viniera por mi. Ese fue el motivo por el que Dei terminó por alejarse de mi.

Muchos fueron los pretendientes que yo rechacé hasta que llego el punto de que me empezaron a decir "La Bella Durmiente" porque seguía esperando aquel beso de mi amado. Porque ningún otro beso podía sacarme de mi ensoñación.

Me había mentalizado de que, a mis 18 años de edad Kaname vendría por mi en la graduación. A los 17 años fue cuando empecé a decirle en mi mente a Kaname como era, donde vivía, las cosas que me gustaban y las que no, que era lo que me había llevado a vivir en Tokyo, mis "novios", mis miedos, mis deseos, absolutamente TODO.

Mi gran emoción fue, cuando dos meses después de haberle contado toda mi vida él saco un disco llamado "La Bella Durmiente". Todas sus canciones eran hermosas melodías que hablaban sobre una princesa invisible que esperaba el beso de amor verdadero. El disco poseía toda una historia, la historia de como se conocieron, la historia de sus hijos, la historia de, básicamente, un final feliz. Aquel disco fue, durante todo ese año y el siguiente, la única música que escuche. Me sabia las canciones de memoria, las podía escribir al revés, palabra de por medio o cualquier extraña forma que se pudieran imaginar.

Los 18 años llegaron, el festejo fue pequeño. Estuve rodeada de mis únicos amigos los mellizos Akemi y Shiki Senri, los hermanos Rima y Akatsuki Kain, y por ultimo Natsu y Kimiko. Ellos eran, en los momentos en los que mis ánimos decaían, la luz que me hacia recordar de que el amor todo lo podía. Shiki, compañero de curso, había sido durante algunos años el chico emo de la escuela hasta que conoció a Rima, una pequeña chica de 16 años llena de luz y energía, con hermosos ojos azules y cabello naranja cual zanahoria. Ella le devolvió la vida a aquel cuerpo destrozado, desde entonces se habían convertido en tal para cual.
Akemi y Akatsuki eran polos opuestos, pero totalmente inseparables, ella, una chica de carácter fuerte, que debido a su posición económica discriminaba a todo aquel que no tuviera la misma cantidad de dinero que ella. Al principio había capturado la atención del Kain por su cuerpo de modelo y exótica cabellera morada. Akatsuki, al igual que su hermana Rima, era gente de pocos recursos pero gran corazón, el siempre veía lo positivo en todo y hacia lo que podía para ayudar a los demás incluso si el tenia que salir herido -aunque claro, nunca lo admitiría-. Se habían conocido mediante Rima - a quien a Akemi la había caído bien por su amor hacia la ropa de marca- , al principio Ake-chan solo quería jugar con el, pero después de haberlo conocido, nunca lo dejo. Natsu y Kimi fueron los mas normales dentro de todo, ellos simplemente se vieron y se enamoraron.

¿Y yo? ¿Donde quedaba yo dentro de todo este revuelo amoroso? Yo había sido la única amiga de Shiki durante la secundaria. Al principio nos conocimos porque el quiso salir conmigo, pero luego de hablar un rato simplemente se disculpo y me pidió que fuera su amiga. Yo acepte y el resulto ser una persona muy inteligente y calmada, pero al mismo tiempo sensible con respecto a las emociones de los demás.

La graduación, y los meses que restaban de ese año fueron, sin duda, los mas triste que podía haber pasado en toda mi corta historia. Kaname nunca vino para mi graduación, ni el mes siguiente, ni el siguiente, produciendo que yo me suma en una constante desesperación. No me despegaba de la televisión y revistas de los famosos. Espera ver alguna noticia sobre el, sobre sus películas o viajes. Pero nunca vi nada de el, y cuando lo vi, me arrepentí totalmente de haberlo hecho.

Kuran Kaname se había casado con Souen Ruka, su compañera de elenco en Dusk*, Ruka, con su impresionante cuerpo y hermoso pelo rubio ceniza había cautivado a Kaname desde que trabajo con el y según decían las noticias. Las largas horas de trabajo para realizar la Saga completa habían hecho que el por fin se animara a pedirle matrimonio luego de muchas citas y salidas románticas. Ella gustosa había aceptado. Porque claro, ¿Como no podía hacerlo si se notaba en la mirada el verdadero amor que le tenia?

Rima y Shiki me ayudaron a "soportarlo". Leí, mas de mil veces mis libros, Romeo y Julieta fue el que mas me ayudo a salir de aquel poso de desesperación. Aprendí, con los meses que parecían eternidades, que si de verdad amas algo o a alguien, debes dejarlo ser feliz, libre de elección. Y me olvide, en cierta forma de el. Mis paredes volvieron a ser de aquel azul claro que por tanto tiempo había estado tapado. Todas aquellas cosas, inclusive el vestido que con mucho esfuerzo había logrado comprarme para mi primera cita con Kaname habían ido a parar al ático, caja dentro de caja, cerradas con mucha cinta, para que nunca pudieran ser abiertas.

Un año y medio pasaron desde la graduación. Me encontraba en segundo año de Historia de la Literatura -porque me habían adelantado debido a mi conocimiento sobre la literatura antigua y mis altas notas- y en primero de Psicología. Había ido a la Universidad de Kyoto aunque lamentablemente los demás no habían venido conmigo. Kimiko había recidivo una beca para estudiar en la Univercidad de Okayama, sus padres habían pagado para llevarla allí y Natsu había ido con ella, pero a estudiar Cocina en una universidad cercana. Los Senri y Kain, se habían vuelto inseparables, el papa de Rima había conseguido trabajo en la empresa Senri & Serein, como abogado/secretaria de la empresa. Ellos se habían ido a estudiar todos juntos a Hokkaidō.

Pero no estaba sola totalmente, me había hecho amiga de Analeihg Dimitk y Dianna Dimitk, un par de hermanas rubias y muy explosivas que se habían mudado desde USA por cuestiones de familia. Había conocido a Ana en Psicología, al principio no estaba muy convencida de ella, su cabellera rubia caramelo, elegante andar y necesidad de reírse en momentos extraños me daba desconfianza pero, a medida que nos hablábamos, nos hicimos grandes amigas ya que las dos habíamos dejado a nuestros amigos en casa y necesitábamos un poco de compañía. Ella a su vez me presento a su hermana, Dianna, ella estudiaba Maestría y seguido Secretaria -según ella quería tener alguna otra opción si no soportaba a los niños-. Dianna era tres años mas grande que nosotras dos por lo tanto solo nos veíamos, con suerte, los fines de semana ya que ella estaba en el ante ultimo año de Maestría y ultimo de Secretaria y se le hacia muy difícil pasar tiempo con sus amigas.

Hoy cumplía 20 años, dos décadas, jamas en mi vida entera había pensado que este día llegaría, y cuando llego, me sentí rara. Estaba sola en mi departamento. Eran vacaciones de invierno, solo unas dos semanas sin clases, pero en esas dos semanas yo cumplía años. Ana y Dianna se habían disculpado miles de veces por no poder estar conmigo pero yo las disculpaba diciendo que tenían una familia que las esperaba en USA y debían ir a visitarla de vez en cuando.

La nieve golpeaba contra la ventana y la escarcha se juntaba en los bordes de la misma. Me encontraba con unos shorts negros y una remera manga larga marrón chocolate, tapada con una vieja colcha -que me había hecho mi madre con las camisetas que teníamos como recuerdo de los viajes- y pantuflas de perrito. El café en mi mano humeaba mientras mi mirada apreciaba como aquel Volvo plateado era cubierto lentamente por la nieve. Había desconectado el timbre, no quería que nadie viniera a molestarme en este día tan "especial" para mi. Ni pensar que, si hubiera imaginado este día a los 16, hubiera soñado con una Yo mas adulta en un hermoso claro, cenando romanticamente con mi príncipe de cabellos castaños. Una lagrima escapo de mis ojos. Suspire mientras me deshacía de ella con la manga de la remera.

Golpes violentos en la puerta me alertaron de que alguien en realidad quería hablar conmigo. - Hay va! - grite mientras apurada me paraba-.

Mi estúpido equilibro hizo que me tropezara con la fradada y me cayera con todo y café. Me levante lo mas rápido que pude acomodando mas o menos la escena de la caída. Deje la taza en la cocina y tire la colcha - que se había manchado - dentro del lavar ropas. Lo puse en enjuagar y me dirigí asía la puerta.

La abrí sin mirar, sabiendo que mi ridículo vestuario ya era conocido por los vecinos y mis amigos así que no habría problema de que lo vieran.

- ¿Que es tan importante como para que no pararas de tocar la puerta? - dije con un poco de alegría y dejando pasar al invitado al cual aun no había visto porque estaba con la cabeza gacha-.

Un frió me cubrió por completo, me estaba abrazando. Un lloroso se escuchaba y aquella cabellera castaña se encontraba escondida en mi cuello. Era el, era Kaname, alegría y tristeza me llenaron, ¿El estaría aquí por lo que yo le había pedido hacia años, o solo por una tonta casualidad?.

- ¿Por qué dejaste de hablarme? - pregunto, su aliento golpeaba contra mi cuello, el frió me calaba asta los huesos, el estaba cubierto de nieve- ¿Por qué no contestaste el timbre? ¿Por qué no volviste a abrazarme? ¿Por qué te alejaste? ¿Por qué nunca respondiste si de verdad querías que fuera? ¿Por qué me negaste verte? - dijo rápidamente y entre titiriteos- ¿Que no sabes lo importante que eres para mi? - dijo ahora mirándome. Sus cobrizos ojos estaban cargadas de tristeza, su piel pálida y fría, y su cuerpo totalmente cubierto de nieve además de que su cabello estaba casi congelado - Estuve afuera esperándote por horas y no saliste. Lamento no haber ido antes pero olvide tu dirección, necesitaba verte pero no me dejaste. ¿Estas enojada conmigo verdad? - susurro - Perdóname.

- Estas helado - fueron las únicas palabras que logre decir cuando reaccione y lo primero que sentí era como sus manos en mis muñecas me provocaban escalofriós - Ven - le dije y lo guié a la ducha - Luego hablamos, aquí hay toallones - señale el estante de la izquierda - Deja la ropa sobre la estufa, estará tibia para cuando termines - le dije antes de retirarme del baño-.

Camine o mejor dicho corrí al sillón y me arroje en el. ¿Era esto un sueño? El había venido diciéndome que me extrañaba y que necesitaba verme pero... ¿¡El estaba casado!? Mire a mi alrededor asegurándome de que no hubiera ninguna cámara escondida o algo parecido. Nada. Era aparente verdad. Me quede pensativa, con la mente en blanco. Subí mis piernas al sofá y me abrace a ellas, dejando caer el rostro entre mis piernas. Mire hacia aquel Volvo que ya se veía casi blanco.

Segundos, Minutos, Horas, Días.

Un toque en mi hombro me sobresalto. Pegue un pequeño respingo antes de voltear a ver quien había sido el causante de mi susto.

- Lamento haberte asustado - dijo un Kaname de mejillas sonrojadas, ropa seca y pelo con pequeñas gotas de agua. Me sonrió y se sentó a mi lado - ¿Ahora si me contestaras? -pregunto- pero antes, podría saber... podrías - dijo mientras se acercaba peligrosamente a mi-.

Su aliento me dejaba sin habla, mi cuerpo no reaccionaba ante la cercanía de sus labios con los míos, estaba apunto de ser yo quien acortara la distancia y permitiera que nuestro labios se unieran cuando me di cuenta que estaba siendo usada como amante. Me separe de golpe de mi amor quien me miraba atónito y con un poco de desilusión en sus ojos.

- ¿Como se te ocurre que te voy a corresponder siendo un hombre casado? - pregunte exasperada - ¿Acaso estas loco? Todas tus preguntas tienen una sola respuesta, ¡Estas CASADO Kuran Kaname!-.

- No (....) tu no entiendes - dijo con mirada preocupada - ¿Tu no volviste a querer saber de mi verdad? - dijo en un susurro - (...) escúchame - dijo ahora decidido - ¿De donde sacaste que estoy casado? - pregunto preocupado y enojado a la vez-.

- De todas partes claro esta - dije mientras me dirigía a la cocina - Hace dos años fue una gran noticia ¿No te enteraste? - dije con sarcasmo-.

- (...) - me llamo mientras me abrazaba - eso fue pura mierda, no es verdad. - dijo mientras se tiraba mechones de pelo con desesperación - Como te hago entender de que fue una mentira, cuando se soluciono todo y se supo que Ruka había mentido a los medios empece a buscarte pero no recordaba nada de ti! ¿Sabes como supe donde vivías? Yuki, mi hermana, va a la Universidad con Rima Kain, ella le contó sobre ti-.

"Por favor (...), créeme cuando te digo que... Te amo, de verdad estaba ansioso por ir a verte el día de tu graduación pero tuve una entrega de premios y no pude ir, luego me empezaron a contratar para miles de cosas, la agenda a mi, ya no tenia tiempo para nada, por las noches te quería hablar pero solo veía negro, no te veía a ti, ni sentía tus besos, nada. Luego Rula invento aquello y estuve meses asta desmentirlo por completo, meses rogando que no te hubieras enterado. Cuando por fin tuve tiempo solo me acordaba de tu rostro y tu nombre, nada mas de lo que me habías dicho así que me conforme con eso. Los investigadores privados me dijeron que no podían hacer nada con una imagen mental y un simple apodo así que trate de olvidarte pero (...), yo no pude"

Se acerco a mi y me beso lentamente, su lengua roso mi labio inferior, pidiendo permiso para entrar a mi boca, por inercia la abrí y nuestras lenguas empezaron una batalla campal. Nos dirigimos al sofá y caímos, quedando el arriba mio. "Te amo" dijo entre besos y besos mientras decencia por mi cuello. "Yo también" conteste en un jadeo.




Me levante asustada por el despertador. Otra vez volvía a ser yo, (...) (...) la niña de 15 años con una amigo suicida. Mire el ultimo tema que se había reproducido en mi MP5. Ninguno, supongo que esta vez lo imagine sin ayuda.

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