Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio)

por SweeT PrincesS Mar Jul 24, 2012 12:50 pm

"La Venganza De Azalea"

PARTE 5

Azalea estaba sentada frente al espejo de su tocador.
Sus ojos, enrojecidos de tanto llorar la enfurecían, pues su belleza debía mostrarse serena ese día.
Un día lleno de promesas y determinación.
La sirvienta terminó de arreglarle el cabello y salió de la habitación.
Kupó y Mog miraban a la princesa desde la cama.

KUPÓ: Estás muy seria, kupó.
MOG: ¿Ha pasado algo?
AZALEA: Tuve una pesadilla…dónde me vi a mí misma cuando era pequeña. Sucedieron cosas que me han hecho decidirme hoy. Iré a por todas.
KUPÓ: ¿Sobre qué, kupó?
AZALEA: Sobre mi venganza contra Falon y Tedra.
KUPÓ: ¿Qué tienes pensado, kupó?
AZALEA: Adelantar el proceso de seducción. Haré que se arrodille ante mí para suplicar mi amor. Lo humillaré.

Dicho eso, se levantó del tocador y salió de la estancia para dirigirse al salón principal, dónde sus padres, junto a Dalden, desayunaban.

AZALEA: Buenos días.

Se sentó y pidió el desayuno, pero solo tomó un poco de leche y nada más.
Estaba decidida, sí, pero no podía evitar sentir nervios.
Si Falon no venía, iría ella a Ciudad Kan-is-Tra.
Usaría su belleza para volverlo loco y arrancarle una confesión de amor.
Azalea regresó a su habitación para mirarse una vez más en el espejo.
Estaba hermosa. Apenas se le notaba la rojez de los ojos.
Oyó el sonido de los cascos de un caballo, así que se asomó a la terraza y su corazón se aceleró al ver a Falon.
Estaba tan guapo con su uniforme y capa de príncipe…con su espada colgada a la cintura y sus profundos ojos serios y brillantes.
La princesa parpadeó al darse cuenta de que se lo había quedado mirando como una tonta.
Respiró hondo y bajó al salón, dónde ya Falon saludaba a los reyes y miraba con frialdad a Dalden.

REY KRYSTÁN: ¿Cómo siguen Tedra y Cerith?
FALON: Mucho mejor.
REINA KRYSTÁN: ¿Quién consiguió rescatarlas?
FALON: Tedra me contó que fue un grupo de guerreros. El capitán se llamaba Shaner.
REINA KRYSTÁN: Gracias al Cielo están sanas y salvas.

Falon les sonrió y se acercó a la princesa, la cual estaba demasiado seria, y él sabía por qué.

FALON: Siento mucho haberme ido sin despedirme de ti.
AZALEA: Ajá.
FALON: La verdad es que me sentía angustiado por mi hermana.
AZALEA: Y por Cerith.
FALON: ¿Qué?
AZALEA: Me imagino que se tiró a tus brazos.
FALON: Claro que no.
AZALEA: Vi cómo la abrazabas.
FALON: Estaba asustada. Necesitaba apoyo.
AZALEA: Tu apoyo.

Lo miró con desdén, y se dirigió hacia la biblioteca, seguida por el príncipe.
Al entrar, él cerró la puerta y la vio buscando un libro en las estanterías.

FALON: ¿Estás enfadada?
AZALEA: No.
FALON: Mentirosa. Mira cómo me hablas.

Se acercó a ella y desde atrás le acarició los hombros.
Su aroma a flores lo envolvió y el deseo resurgió con rapidez.
La necesitaba como el aire para respirar.
Jamás se había sentido así con ninguna mujer.
¿Qué era lo que le estaba pasando?
Azalea se puso más nerviosa al sentir esa calidez en su espalda.
Tenía que dar el gran paso ahora.

AZALEA: Falon.
FALON: ¿Sí?
AZALEA: ¿Qué sientes por mí?
FALON: Te deseo. Te necesito.
AZALEA: No me interesa solo tu pasión.

Se giró para mirarlo a los ojos.
Tenerlo tan cerca la alteraba y eso era bastante molestoso, pues no sentía eso ni con Dalden ni con nadie.
Falon le acarició la mejilla suavemente.

FALON: Dime qué más te interesa.
AZALEA: Yo…

Su voz se cortó. Las palabras se atascaron en su garganta.
Malditos nervios…
Era la ocasión perfecta para sellar la venganza y así infringirle dolor a Falon.
Tragó saliva y alzó la barbilla con orgullosa vanidad.

AZALEA: Quiero tu corazón.

Falon se puso tenso.
Era la primera vez que esas palabras lo dejaban sin aliento.
Muchas chicas le habían confesado estar enamoradas de él, pero ninguna trató de ganarse su amor.
Tampoco él deseaba enamorarse, y solo buscaba sexo en las mujeres más bellas.
Pero al mirar los preciosos ojos de la princesa y oírla decir que quería su corazón…lo había atrapado.
Sí, la deseaba con desesperación. La necesitaba con urgencia. ¿Pero la amaba como para entregarle su corazón?
Al ver la duda en su mirada, Azalea sintió que perdía en esa batalla.
Si no conseguía enamorarlo, no podría destruirlo como anhelaba.
Sintiéndose acorralada, decidió abrazarlo por la cintura y apoyar su rosada mejilla en ese fuerte y cálido pecho.

AZALEA: Te quiero.

Escuchó cómo el corazón del chico se aceleraba bruscamente.
Bien. Lo había debilitado. Era un gran paso, pero no se atrevía a mirarlo.
Le ardían las mejillas de la vergüenza.

FALON: Princesa…
AZALEA: ¿Mm?
FALON: ¿Lo dices en serio?

La chica cerró los ojos y deseó darle un pisotón por complicarle las cosas con esa estúpida pregunta.
Tener que mentir en eso no era algo fácil, pero al parecer tendría que convencerlo. Pero no quería mirarlo, así que siguió con la mejilla apoyada en su pecho.

AZALEA: Sí.
FALON: ¿Estás…enamorada de mí?
AZALEA: Sí.

Falon respiró profundamente, absorbiendo esa confesión con cada poro de su piel.
Jamás pensó que esa testaruda, rebelde, peleona y hermosa princesa llegase a enamorarse de él.
Pero había algo importante en todo eso. Pues ella era una princesa real, y debía llegar virgen al matrimonio como requerían los reyes de Krystán.
¿Qué podía hacer para hacerla suya?
La única manera de poder hacerle el amor tantas veces como quisiera sería…casándose con ella.
Dios…eso no… Él adoraba su libertad.
No podía casarse solo por sentir deseo y pasión.
Pero ella lo quería…estaba enamorada…
Su mente estaba hecha un lío, y tenerla tan cerca lo ponía peor.

FALON: Zannaleah…
AZALEA: Espera. No digas nada.

Se apartó de él y agachó el rostro, fingiendo tristeza y decepción, por lo que Falon se sintió fatal.

AZALEA: Sé que yo te gusto, pero también entiendo que me he apresurado al confesarte mis sentimientos. Sé que tú no sientes lo mismo por mí y…

Falon la besó.
Se estaba volviendo loco con su belleza y el deseo ya le nublaba la mente.
La chica se aferró a sus hombros y respondió al fogoso beso.
Dejarse llevar no formaba parte de la venganza…pero no podía evitar derretirse al contacto de Falon.
Debería odiarse por ser tan débil cuando la besaba.
Sin darse cuenta, Azalea se vio acostada sobre la mesa, y Falon besaba su cuello y sus hombros, mientras que sus manos le levantaban el vestido para acariciar sus perfectas piernas.
Por todos los dioses…eso era una fuerte explosión de deseo.
Falon parecía poseído por la pasión.
Llena de vergüenza y miedo, ella intentó apartarlo, pero él volvió a besarla para distraerla con su lengua dentro de su dulce boca.
Los labios del príncipe conseguían borrarle la mente y dejarla en un estado de ansiedad emocional.
Sintió cómo Falon usaba sus manos para bajarle el vestido por los brazos.
Entonces sus pechos quedaron al descubierto.
Él los tomó en sus manos y el tiempo se detuvo.
Se miraron a los ojos. Los de él llenos de pasión. Los de ella llenos de miedo.

FALON: Te deseo.

Azalea no podía hablar ni moverse.
Sentir esas fuertes manos sobre sus suaves pechos la habían sumido en un estado de shock.

FALON: Eres…dolorosamente hermosa…

Al ver que no decía nada, él devoró su boca, disfrutando del tacto de esos pechos jugosos y redondos como melocotones.
Ella empezó a sentir un calor abrasador que le subía desde las puntas de sus pies hasta el centro de su cuerpo.
Se estaba mareando…las piernas y los brazos le pesaban…
Los labios del chico abandonaron su boca para volver a recorrer su cuello, sus hombros y…
Sintió una descarga eléctrica cuando uno de sus pechos fue introducido en esa cálida boca.
El placer que sintió la consumió por dentro.
Era la primera vez que un hombre la tocaba así. Era la primera vez que le hacían sentir algo así.

FALON: Oh, Dios…eres deliciosa…

De pronto, oyeron pasos y voces.
Falon se detuvo y la miró, aturdido por el deseo.
La vio perdida y sonrojada por la pasión.
Su deseo creció mucho más, pero no pudo seguir ya que alguien se acercaba.
Se apartó y se pasó la mano por el rostro, intentando controlarse.
Avergonzada y con la respiración agitada, Azalea se puso bien el vestido, bajó de la mesa y le dio la espalda para que no viera su cara.
En ese momento, él se dio cuenta de que la había asustado con su arrebato pasional.

FALON: Zannaleah…
AZALEA: Déjame sola.
FALON: Perdóname, yo…
AZALEA: Vete.

La puerta se abrió y entraron Dalden y el rey.
Falon suspiró y saludó al rey para luego salir de la biblioteca.
Azalea cogió un libro y se sentó en un sillón de cuero negro.
Fingió leer y escuchó la conversación entre su padre y Dalden sobre asuntos políticos.
Todavía sentía el cuerpo pesado y el corazón desbocado.
Tenía ganas de llorar. Y no por el deseo insatisfecho, sino por rabia.
Rabia por no haber sido capaz de detener las caricias de Falon. Rabia por desear que continuase tocándola.
Apretó los puños y se juró torturar de la misma manera a Falon.
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Azalea paseaba por el jardín junto a Dalden, el cual conversaba sobre las guerras de sus antepasados.
Pero la mente de ella estaba en otro lado. En Falon y en sus besos.

AZALEA: Dalden.
DALDEN: ¿Sí?
AZALEA: ¿Por qué sigues aquí en mi castillo?
DALDEN: Bueno…ahora que murió mi padre, necesito la ayuda del tuyo y aprender todo sobre gobernar una nación. Y la verdad, no deseo sentirme solo.
AZALEA: Entiendo.

Se detuvieron frente a la gran fuente de agua y ella alzó el rostro hacia el sol, hechizando a Dalden con su perfecta belleza.

DALDEN: Y me gusta estar cerca de ti.

Ella lo miró con atención.
Era un chico muy atractivo, pero tenerlo cerca no la ponía nerviosa como lo hacía Falon.
Entonces recordó algo.

AZALEA: Cuando éramos niños, apenas asistías a mis fiestas. ¿Por qué?
DALDEN: Bueno, yo…

No sabía qué responder.
La verdad era que jamás le interesó asistir a las fiestas de una princesa fea y malcarada como lo fue en su día. A él le gustaba estar rodeado de mujeres bellas. Pero obviamente no podía decirle eso. Tenía que mentir.

DALDEN: Al ser hijo único, siempre viajaba con mi padre a todas partes.
AZALEA: Qué suerte.
DALDEN: No creas. Me aburría bastante. Pero te prometo que no volveré a faltar a ninguna de tus fiestas.
AZALEA: No lo veo tan claro. Ahora eres emperador de Ciudad Ba-Tarah. Tu gente te necesita.
DALDEN: Sacaré tiempo de donde sea para venir a verte.

Oyeron que se acercaba una carroza y voltearon a mirar.
El corazón de ella se aceleró al ver que era Falon y su familia.
Ahora era el momento de provocar los celos de Falon, así que miró a Dalden con intensidad.

AZALEA: ¿Yo te gusto?
DALDEN: Ehm… ¿A qué viene eso?
AZALEA: Responde.
DALDEN: Eres muy hermosa. A cualquier hombre le gustas.
AZALEA: Eso lo sé. ¿Pero tú serías capaz de quererme?
DALDEN: Sería difícil no quererte, Azalea.
AZALEA: Sería difícil quererme por mi persona, pero mi belleza está en primer lugar, ¿verdad?
DALDEN: Yo no dije eso.
AZALEA: Demuéstralo.
DALDEN: ¿Qué?
AZALEA: Abrázame ahora.

Dalden se sintió confuso.
¿Acaso ella no estaba interesada en Falon? ¿Por qué entonces le pedía eso?
Vio que Azalea se ponía demasiado seria y eso no le gustó.
¿Qué importaba Falon en ese momento?
Debía aprovechar cualquier acercamiento de la princesa, así que respiró hondo y la abrazó.
Entonces se puso nervioso al sentir que ella le devolvía el abrazo.
Era tan blandita y suave…
Azalea miró de reojo y sonrió con maldad al ver que Falon apretaba los puños con furia.
Tedra parecía ausente y pensativa, así que no le prestó atención.
En cuanto se quedaron a solas, Azalea se apartó de Dalden.

AZALEA: Si crees que puedes quererme por mi persona, lucha por mí.
DALDEN: Pero Falon y tú…
AZALEA: Lucha, Dalden.

Dicho eso, se fue, dejándolo ahí plantado, con una pequeña esperanza brillando en su interior.
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Esa misma tarde, Azalea regaba las rosas de su madre cuando oyó pasos acercarse a ella.
Era Falon, y en cuanto llegó, la cogió del brazo y la acercó bruscamente a él.

AZALEA: ¿Qué haces?
FALON: ¿Qué demonios pretendes?
AZALEA: Suéltame.
FALON: ¿A qué estás jugando?
AZALEA: Me lastimas.
FALON: Responde y te soltaré.
AZALEA: No hablo con hombres brutos como tú.
FALON: Te irás acostumbrando.

Azalea intentó soltarse pero Falon la apretó con más fuerza contra su cuerpo, despertando los nervios de la chica.
Su fresco olor a flores lo estaba enloqueciendo, pero no se dejó hechizar.

FALON: ¿Por qué te abrazó Dalden?
AZALEA: No sé de qué hablas.
FALON: Os vi. Te dejaste abrazar.
AZALEA: ¿Qué tiene de malo un abrazo?
FALON: ¿Cuál fue el motivo de ese abrazo?
AZALEA: Dalden está enamorado de mí.

Falon apretó los dientes, aparentemente celoso.
Y eso le gustó a la princesa, pues hacerlo enfadar era su objetivo.

FALON: ¿Por qué le devolviste el abrazo?
AZALEA: ¿Por qué abrazaste a Cerith?
FALON: Ya te dije que ella necesitaba consuelo.
AZALEA: Dalden también.

Se miraron con desafío durante lo que pareció una eternidad hasta que él aflojó la presión en el cuerpo de la joven y acercó su boca a la suya.

FALON: No quiero a Dalden cerca de ti.
AZALEA: Te irás acostumbrando.
FALON: No juegues conmigo, pequeña.
AZALEA: No quiero a Cerith cerca de ti.
FALON: A ella le dejé claro mi interés por ti. ¿Lo has dejado claro tú con Dalden?
AZALEA: Todavía no. Y no creo hacerlo.
FALON: ¿Ah no?
AZALEA: No. Yo lo que necesito es amor, y no solo deseo por mi cuerpo.
FALON: ¿Y crees que Dalden puede darte todo?
AZALEA: Sí.

Falon quiso besarla y obligarla a que retirase esas palabras, pero estaba tan celoso y enfadado que tuvo que apartarla de él antes de que la lastimase con sus fuertes manos.

FALON: Decídete pronto, princesa. No voy a estar detrás de ti todo el tiempo.
AZALEA: Decídete tú, Falon. O me amas o no me amas.

Dicho eso, dio media vuelta y se fue, dejándolo ahí, con los puños apretados de la rabia.
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Tres días después, Azalea estaba al límite de sus nervios.
Falon apenas había ido a visitarla, y aunque se había portado bien con ella, ¡no la había besado ni una sola vez! Ni siquiera una caricia…
Y la princesa se había estado muriendo por un beso suyo.
Gruñó y se dejó caer sobre la cama, sintiéndose furiosa con ella misma.
Furiosa por anhelar el contacto de Falon. Por desear sus besos a cada momento.
Pero el muy canalla la estaba castigando alejándose precariamente de ella, sin tocarla, sin besarla.
Tan solo la miraba con intensidad y deseo, pero eso no era suficiente.
¿Qué podía hacer para ganarse su corazón?
Alguien tocó a la puerta, sacándola así de sus pensamientos.

AZALEA: Adelante.

Entró su madre y la miró con sorpresa al ver que su hija todavía no había escogido un vestido de los muchos que tenía sobre la cama.

REINA: ¿Estás bien, tesoro?
AZALEA: Sí, mamá.
REINA: En una hora debemos partir hacia la mansión del alcalde.
AZALEA: Lo sé.
REINA: ¿Estás indecisa con los vestidos?
AZALEA: Sí.

Se incorporó y los miró uno a uno.
La fiesta del alcalde sería a lo grande y asistirían muchas mujeres hermosas, y Azalea quería ser la más impactante de todas.
Pero no sabía con qué vestido impresionar.

AZALEA: Mamá, ¿cómo te ganaste el corazón de papá?
REINA: Bueno, tu padre fue uno de los hombres más guapos de Krystán. Y también el más mujeriego. Pero yo también fui muy hermosa.
AZALEA: Lo sigues siendo. (Sonriendo)
REINA: Gracias, hija. Tu padre y yo nos gustamos nada más vernos, e hizo todo lo que estuvo en sus manos para conseguirme.
AZALEA: Te deseaba.
REINA: Sí, pero jamás me dejé tocar por él.
AZALEA: ¿Ni siquiera un beso?
REINA: Nada de nada. Lo volví loco de deseo hasta que aceptó comprometerse conmigo.
AZALEA: ¿Y cuándo se enamoró de ti?
REINA: Con un solo beso le robé el corazón. Y cuando hicimos el amor por primera vez, le robé el alma.
AZALEA: Oh…
REINA: Solo tuvo ojos para mí hasta el día de hoy. (Sonriendo)

Azalea se quedó pensativa.
Falon era muy guapo, y le gustaban mucho las mujeres. Y ya se habían besado varias veces, añadiendo la pasión que surgió ese día en la biblioteca…
Sus mejillas enrojecieron y su madre sonrió con picardía.

REINA: ¿Por qué me preguntas todo esto?
AZALEA: Simple curiosidad.
REINA: ¿Estás enamorada?
AZALEA: ¡¡Claro que no!!

Sintiéndose nerviosa, Azalea volvió a observar sus vestidos, sopesando cual ponerse.
La reina le besó la mejilla y salió de la estancia, dejándola sola con sus pensamientos.
Su madre le había dado una idea, y pronto la llevaría a cabo.
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La mansión del alcalde era impresionante, y desde la entrada al jardín principal podía oírse la música que salía del edificio.
Azalea bajó de la carroza, junto a sus padres y a un séquito de soldados, los cuales se postraron en el jardín para vigilar la zona.
Al entrar en la mansión, un mayordomo les hizo una reverencia y los llevó hacia el salón de baile, el cual era grandioso, y estaba lleno de gente elegantemente vestida.
Se acercaron a saludar al alcalde y a su esposa. Y pronto Azalea se sentó en una silla y comenzó a observar entre las personas, buscando a Falon, el cual aun no había llegado.
La fiesta estaba muy animada, y efectivamente, había muchas mujeres hermosas. Y hombres también.
En especial uno, que estaba apoyado en la pared, con una copa en su mano y la mirada perdida.
Era el más alto y más fuerte del salón, y Azalea jamás lo había visto antes.
Pronto vio cómo un grupo de jovencitas se amontonaba en la puerta de entrada.
¿Quién habría llegado?
Vio que el hombre alto y fuerte también se asomaba para ver quién era.
Al parecer esperaba a alguien.
De entre las chicas salió Dalden, trajeado de negro, tan atractivo como siempre.
Al localizar a Azalea, esquivó a las excitadas muchachas y se acercó a ella.
Le tomó la mano y se la besó.

DALDEN: Estás preciosa.
AZALEA: Gracias. Pensé que no vendrías estando de luto por tu padre.
DALDEN: Me decidí en el último momento. El luto lo llevo en el alma. No quería estar más tiempo solo en casa.
AZALEA: Entiendo.

Volvió a mirar hacia la entrada, a la espera de ver a Falon, pero el muy odioso no se dignaba a llegar.
¿Quizá todavía seguía enfadado?
Bueno, allá él.
Se dedicó a prestarle atención a Dalden para así ser la envidia de todas esas jovencitas.
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Shaner, metido entre toda esa gente, se sentía demasiado incómodo. Pero ese era su trabajo: ser un espía además de guerrero.
Trabajar para el rey de Ciudad Aion era lo mejor que le había pasado.
Pero odiaba estar entre personas adineradas y vanidosas.
Aunque peor era ir trajeado…
Con lo cómo que era llevar el traje de guerrero.
De pronto, vio al hombre que había estado esperando desde que había llegado a esa ridícula fiesta.
Dejó la copa sobre una de las mesas y se encaminó hacia su objetivo.
Lo siguió hacia la gran terraza, dónde muchos invitados conversaban animadamente.
Lo único que tenía que hacer era escuchar los planes que traía entre manos para traicionar al rey de Aion.
El hombre habló con dos mujeres y entonces se fue hacia el jardín.
Shaner se puso tenso. ¿Acaso ya se marchaba?
Decidió seguirlo, pero a medio camino se detuvo.
De la carroza blanca y plateada bajaron los reyes de Ciudad Kan-is-Tra junto a sus hijos Falon y Tedra.
Maldita fuera…
Si esa princesa viera a Shaner, lo reconocería. Entonces sus planes se irían al desastre.
Vio que el hombre traidor se acercaba a los reyes y a sus hijos.
¿Qué debía hacer Shaner? ¿Huir o quedarse hasta el final?
Esa era la oportunidad perfecta para descubrir los planes de ese traidor. Pero con esa princesa en medio…todo se complicaría.
Quiso darse la vuelta y marcharse, pero ya fue demasiado tarde.
La mirada de Tedra se clavó en él, reconociéndolo al instante.
Shaner apretó los dientes, dio media vuelta y entró en el salón de baile.
Tenía que huir de ahí antes de que Tedra se acercase a él y lo delatase ante todos.
En cuanto esa princesita estuviera despistada, Shaner huiría.
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El corazón de Azalea dio un vuelco al ver entrar a Falon junto a sus padres y a su hermana.
¡Al fin había llegado el muy odioso!
Con rabia, tuvo que reconocer que Tedra se veía exquisitamente hermosa con ese vestido azul cielo que contrastaba con el azul de sus ojos. Le sentaba de maravilla el peinado compuesto por rizos decorado con perlas blancas.
Y Falon…estaba condenadamente guapo con su uniforme azul oscuro y blanco con bordados de oro.
Tan guapo que pronto las chicas lo rodearon para saludarlo con coquetería.
Y él les regaló una fascinante sonrisa, dejándolas más tontas de lo que ya estaban.
En cuanto localizó a Azalea, el príncipe se puso tenso y se le secó la boca.
Por todos los dioses… Qué hermosa estaba con ese vestido negro y brillante, apretado a su perfecto cuerpo y abierto de un lado por donde mostraba una deliciosa pierna.
Su cabello suelto como cascada sobre su espalda decorado con una pequeña diadema de diamantes le quedaba maravillosamente bien.
Parecía toda una princesa. Lo parecía, pues no lo era.
No debía olvidar que era adoptada y que se llamaba Zannaleah.
Pero maldita fuera…
Dalden estaba a su lado.
Al parecer, no perdían el tiempo.
Respiró profundamente y se acercó a saludar al alcalde y a su esposa.
Debía controlar su mal genio y disfrutar de la fiesta.
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Tras saludar a los invitados más importantes, Tedra decidió acercarse al hombre más alto y fuerte del salón.
Llegó hasta él y le tocó la espalda.
Shaner se puso tenso, sabiendo que era la princesa de Kan-is-Tra.
Quería ignorarla, pero debía mostrar respeto ante la familia de la realeza, así que se dio la vuelta y la miró sin expresión alguna.

SHANER: Disculpad, ¿nos conocemos?
TEDRA: Creo que sí. ¿Por qué disimulas? ¿Tienes algo que esconder, capitán Shaner?

El guerrero apretó los puños y miró de reojo a su alrededor, comprobando si alguien habría oído su nombre.
Y Tedra lo miró con atención.

TEDRA: ¿Qué haces en esta fiesta?
SHANER: Lo mismo que vos.
TEDRA: Pero tú…eres un guerrero.
SHANER: ¿Y qué?
TEDRA: No perteneces a este lugar.

Vaya, qué directa era.
Por suerte, eso no le ofendió, ya que tenía claro que no pertenecía a la alta sociedad. Ya estaba acostumbrado a que se lo recordasen.
Si estaba ahí, trajeado, era por trabajo y no por diversión.
Y esa muchachita lo estaba poniendo de los nervios.

SHANER: Con vuestro permiso…

Le hizo una reverencia y se alejó de ella, respirando con alivio.
Miró a su alrededor y se enojó al ver que había perdido de vista al traidor.
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Después de un largo rato, al fin Falon se dignó a acercarse a Azalea, justo cuando Dalden se había alejado de ella.

FALON: Buenas noches.
AZALEA: Hola.
FALON: ¿Podemos dar un paseo?
AZALEA: Claro.

Se dirigieron hacia el jardín iluminado por bonitas farolas y pasearon bajo la noche estrellada.
Lo que Falon deseaba era tomarla entre sus brazos y besarla hasta dejarla sin aliento.
Pero los celos aun le quemaban por dentro.
Y Azalea quería concentrarse en su plan de venganza, pero como siempre le sucedía al tenerlo cerca, los nervios la traicionaban.

FALON: Por lo que veo, Dalden va en serio contigo.
AZALEA: Ajá.
FALON: Y tú pareces estar encantada con su atención.
AZALEA: ¿Por qué solo me hablas de Dalden? Dedícate a demostrarme que yo te gusto.
FALON: Demuéstrame entonces que Dalden no te interesa y que me quieres a mí.

Las mejillas de ella se sonrojaron y dejó de caminar para respirar profundamente.
La idea que le había dado su madre tenía que llevarla a cabo ahora.
Lo miró directamente a los ojos, sintiendo que el corazón se le quería salir del pecho.

AZALEA: ¿Por qué no me besas?
FALON: No sabes lo que me estás pidiendo.
AZALEA: Sí lo sé.

Falon respiró hondo y la atrapó entre sus brazos para luego besarla con desesperación.
Oh, Dios… Cómo había echado de menos el sabor de su dulce boca.
Tantos días sin tocarla habían sido una tortura.
Solo con ella se sentía completo. Solo a ella deseaba con una intensidad arrolladora.
Y Azalea estaba perdiendo la cabeza con esas caricias y esos besos.
Contó mentalmente hasta tres y se apartó para mirarlo.

AZALEA: Falon…
FALON: Me encanta cuando dices mi nombre.
AZALEA: ¿Me deseas?
FALON: Bien sabes que sí.
AZALEA: ¿Quieres hacerme el amor?

Se miraron a los ojos, con el fuego quemando sus pieles.
Los ojos de Falon se oscurecieron de puro deseo.
Y Azalea comenzó a temblar, a la espera de una respuesta.
Las fuertes manos del príncipe le acariciaron la espalda con demasiada brusquedad, ya que esa pregunta lo había alterado sobremanera.

FALON: ¿Cómo puedes hacerme una pregunta así? ¿Es que no ves lo que me haces sentir, mujer?
AZALEA: Esa no es una respuesta.
FALON: Entonces te lo demostraré.

Volvió a besarla, tocando su piel con ganas y desesperación.
Azalea, en un impulso, se aferró a él, rodeándole el cuello con sus brazos, respondiendo al beso con las mismas ganas.
Sí, lo admitía. Deseaba a Falon. Y quería experimentar ese deseo con él.
Pero la venganza estaba en primer lugar.
Al notar que Falon quería volver a tocarla más íntimamente, ella lo apartó y lo miró con la respiración agitada.

AZALEA: Quiero que me hagas tuya.
FALON: Dios mío… No me digas eso ahora.
AZALEA: ¿Quieres tú?
FALON: Claro que sí, maldita sea.
AZALEA: Entonces prométete conmigo.
FALON: ¿Qué?

Sintió que algo pesado le caía sobre los hombros al oír la palabra “prometerse”.
Esa princesa iba en serio.
Al ver de nuevo la duda en sus ojos, ella se aferró a los hombros del chico y lo miró provocativamente.

AZALEA: Te quiero, Falon.
FALON: Maldita sea…
AZALEA: Te deseo y me deseas. Pero si quieres tenerme, deberás ser mi prometido.

Dicho eso, le dio un suave beso en los labios y se fue hacia el salón de baile, dejándolo solo y aturdido en medio del jardín.
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TO BE CONTINUED...

por **Katherina Kusanovic** Mar Jul 24, 2012 8:36 pm

Ajajajajaaaaa!!!! Go Azalea Go! el plan macabro empieza a abanzar de a zancadas! Wijiii... ya quiero ver el gran papelon de Falon! Muajajaja... pero... no deberia primero burlarse de Tedras? Mmm... dudas dudas... u.u
Espero la contiii!!! :3
Besos!