¡Manos arriba y patas a la barriga, esto es un Asalto!

Hinamori Amu caminaba por la ciudad dirigiéndose al banco para poder sacar un préstamo y pagar sus deudas pendientes. Una vez que llego entro al establecimiento sin darse cuenta de que los guardias de la puerta no estaban vigilando como de costumbre. Tranquilamente paso a pedir el préstamo y cuando estaba a punto de retirar el dinero se escucharon dos ensordecedores disparos, rápidamente la joven volteo llegando a ver a dos enmascarados, solo se veían los ojos y unos mechones de cabello.

-¡Quietos! ¡Esto es un asalto!- amenazo uno con su pistola en alerta, de la máscara que traía se notaba unos mechones amarillos sobresalientes, así que no se dudo que era rubio, al ver sus ojos estos eran de un brillante y bello color rojo carmesí.

-¡Pongan el dinero y las cosas de valor en la bolsa! ¡Rápido!- ordeno uno de mechones verdes algo oscuros, se veía que traía lentes aun sobre la máscara. Paso una bolsa entre los rehenes amenazando de que entregaran todo, normalmente los presentes estaban asustados.

-Ya quisieran que les entregue mi celular y mi dinero- se susurro la joven de rosados cabellos negándose a entregar sus pertenencias y, sin que la notaran, las puso dentro de su sostén donde nadie podía tocar, el mejor arma de una chica, o eso pensaba hasta que recapacito y se le vino a la mente que podrían manosearla. Intento sacarlos de sus sostén pero ya no podía, el tipo de cabellos verdes estaba cerca y podría descubrirla, ¿Qué podía hacer?

-Tus cosas a la bolsa, rápido- ordeno el joven a lo que la chica negó- ¿No traes nada?- cuestiono y la chica volvió a negar- Ni modo, tendré que rebuscarte yo mismo- dijo acercándose lentamente a ella, viéndole deseoso por tocarla. Amu solo retrocedía a leves pasos asustada pidiendo que todo acabase hasta que repentinamente se escucho el sonido de un jarrón caer, el joven volteo bruscamente buscando al causante.

-Perdón, se me cayo- respondió un joven de cabellera azulada y ojos zafiro viendo desinteresadamente y de manera pesada al par de delincuentes mientras que el jarrón de adorno yacía roto en mil pedazos

-¡¿Con que se te cayo?!- preguntaron sarcásticos los malhechores a unísono

-Sí, se me cayo- respondió aun con su modo desinteresado lo que colmo la paciencia del chico de lentes, se le acerco y lo tomo del cuello de la camisa apuntándole con la pistola en la sien.

-Cuida tu boca o volare tu cabeza- amenazo, sin embargo el peli azul lo veía sereno y aburrido a la vez

-Como quieras- respondió vagamente

-tsk- musito enojándose más y a punto de tirar del gatillo de no ser porque los demás rehenes gritaron asustados al ver la escena

-¡Cállense!- grito el rubio dando disparos al techo mientras que la gente caía al suelo cubriéndose la cabeza del impacto

-Te salvaste esta vez bastardo, pero te aseguro que no habrá una próxima- le susurro al chico de ojos zafiros amenazadoramente

-entendido- respondió mientras era soltado bruscamente, se sentó en el suelo algo aburrido

-E-Ese joven acaba de salvarme… ¿Habrá roto el jarrón a propósito?- se pregunto Amu escabulléndose entre las personas para llegar a su salvador –D-Disculpa, ¿Por qué hiciste eso?- le susurro una vez que llego sentándose a su lado.

-¿Hacer qué?- pregunto divertido

-Lo de romper el jarrón, ¿Lo hiciste para ayudarme?

-Bueno, no podía permitir que uno de esos tipos manosee como le plazca a una chica tan hermosa como tu- ante lo dicho, la joven de orbes ambarinos se sonrojo violentamente, ¿Apenas se ven la cara y él se viene con los cumplidos?

-G-Gracias- agradeció desviando la mirada pera evitar que vea su sonrojo -¿C-Como te llamas?- pregunto tímidamente.

-Tsukiyomi Ikuto, ¿y tú?- pregunto amistoso

-Hinamori Amu, un gusto- respondió sonriente dándose el típico apretón de manos

-Gente como esa ya me tienen cansado- hablo Ikuto fastidiado

-¿Por qué lo dices? ¿Ya los has visto antes?

-Más o menos, encuentro tipos como estos muy seguido- dijo sin quitarles un ojo de encima

-¿En serio?

-Sí, mi cargo como policía me obliga

-¿E-Eres policía? ¿Y porque no llamas a tu patrulla ahora?- pregunto ella anonada

-Porque estoy de civil, hoy es mi día de descanso- respondió –créeme que si pudiera sacaría a todos de aquí pero desgraciadamente no tengo un arma- se lamento.

-No hay nada que se pueda hacer, solo esperar a que venga la policía- hablo Amu pesadamente recostándose en la pared que estaba detrás de ellos.

-Sí, oye ¿Qué tal si charlamos? Es para pasar el rato, me aburro sin hacer nada- propuso el peli azul recostándose también

-Claro pero ¿De qué podríamos hablar?- pregunto extrañada

-No lo sé, de nuestras vivencias… logros… trabajo… familia…-menciono Ikuto y Amu al escuchar la palabra “familia” bajo la mirada dejando que su flequillo se la tapara. El chico al ver su reacción se preocupo un poco –Perdona, ¿Dije algo malo?

-No, no te preocupes, siempre me pongo así cuando se trata de familia- respondió tratando de sonreír forzadamente, cosa que no paso desapercibido por el joven de ojos zafiro

-¿Y si te cuento una historia?- Ikuto mantenía su mirada en ella esperando su respuesta

-¿Una historia? ¿Qué clase de historia?

-Ya lo veras- dijo viéndole cálidamente

Mientras que fuera del banco…

Varios autos de policía estaban fuera viendo todo detenidamente ya que fueron alertados por los civiles que pasaban por esa zona y gracias a ellos vinieron en auxilio de la gente que se encontraba dentro del lugar, esperaban ver si alguno de los delincuentes salía a dar la cara.

-Es inútil Nagihiko, han tomado posesión de un banco entero- dijo uno al jefe encargado del caso

-Calma Kukai, actualmente mantenemos una conversación por vía telefónica con uno de ellos, no harán nada si les damos lo que quieren.

-Y según tú, ¿Qué es lo que quieren?- pregunto pesimista el castaño

-Un par de pollos a la brasa

-¡¿Qué?!

-¡Eso dice el mensaje que enviaron!- se defendió el peli morado mostrándole su celular que contenía el mensaje

-Debe ser una broma

-Eso mismo pensé yo

Dentro del banco…

-¡Oh por fin! Me moría de hambre- dijo el rubio guardando su celular

-¿Qué pediste?- pregunto el de cabello verde

-Un par de pollos a la brasa, no desayune hoy

-¡Serás idiota! ¡¿No pudiste pedir algo mejor?!- regaño el de anteojos por la estupidez del rubio

-Es que-

-¡Bah! ¡Dame eso!- le quito el teléfono y volvió a hacer una llamada

Fuera del banco…

-Nagihiko, te llaman a tu celular- aviso el oficial de orbes esmeraldas

-Leeré el mensaje- anuncio el susodicho- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]

-¡¿Qué pasa Nagihiko?!

-Ahora quieren un helicóptero

-¡¿Un qué?! ¡No cabria en ningún rincón de la ciudad!

-¿Y crees que no lo sé? Lo peor de todo es que no quieren a ningún policía a 10 metros a la redonda del lugar

-¿Y eso qué?

-Que Ikuto está dentro

-[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] ¡¿Cómo lo sabes?!

-Me mandaron una foto de los rehenes involucrados- dijo mostrándoselo –Ikuto esta de civil en estos momentos, mientras no lo descubran todos estarán bien

-Primero piden dos pollos a la brasa y ahora un helicóptero… ¿es el primer asalto que efectúan esos delincuentes verdad?

-Parece que sí, todo se evidencia en lo que piden, son unos inexpertos

-¡Oh joder!

Dentro del banco…

Una vez que termino la llamada el chico de cabellos verdes se dirigió a la bóveda a sacar todo el dinero dejando solo al rubio al cuidado de los rehenes.

-Está bien, cuéntala- dijo Amu ansiosa acomodándose para escuchar el relato

-Bien, una mañana un pequeño niño salió al parque a jugar con sus amigos. Se divirtieron tanto que no se dieron cuenta que se les había hecho tarde y era el momento de regresar a casa. Todos se despidieron y el pequeño niño se dirigió presuroso a su casa por temor a ser regañado por sus padres por llegar más tarde de lo usual. Una vez que llego anuncio su llegada pero al no escuchar respuesta alguna se extraño y busco a sus padres o a su hermanita, que apenas era una bebe, por toda la casa. Busco por cada rincón de la casa pero no consiguió pistas de su paradero hasta que pensó “Tal vez ya estén en su habitación durmiendo”-Ikuto seguía contando y Amu prestaba mucha atención mientras que los rehenes se apegaban al peli azul escuchando su relato curiosos, pero sin hacer llamar la atención- Corrió a la dichosa habitación para después abrir la puerta encontrándose con un horrible cuadro ensangrentado, sus padres estaban tirados en medio de un charco de sangre y la bebe lloraba en brazos de un desconocido- todos se asombraron al oír esta parte de la historia, mas aun Amu que se había hecho una idea de lo que se vendría después- La bebe iba a ser traspasada por el cuchillo del desconocido pero fue salvada por su padre que, aun con vida, traspaso con una navaja la pierna del agresor haciendo que este soltase a la niña y cayese la criatura sobre la cama. El niño veía toda la escena asustado y en medio del shock mientras que su padre luchaba con el asesino, pero el mismo lo sabía, que no lo iba a retener por mucho tiempo, quería que sus hijos escapasen “¡Llévate a tu hermana lejos!” grito el hombre sacando del trance a su hijo mayor y obligándolo a que tomase a la bebe y huyeran lejos…- Amu n contuvo mas el llanto y dejo caer sus lagrimas al suelo, Ikuto volteo a verla dulcemente tratando de tranquilizarla -¿Quieres que te cuente el resto de la historia?- pregunto viéndola de la misma manera. Ella negó con la cabeza.

-No, creo que ya sé que viene luego- dijo secando su rostro lloroso

-En verdad, fue casi imposible para mí superarlo, pero logre sacarnos adelante a mi hermana y a mí, fue difícil pero lo hice. Como todo niño abandonado fuimos a un orfanato, por suerte un buen hombre nos adopto a los dos y no nos separo, estoy muy agradecido con el- hablo como si fuese lo más normal del mundo, con suma tranquilidad

-Espera, ¿el niño de la historia eras tú?- pregunto e Ikuto asintió sin desaparecer su sonrisa. Para Amu le era ilógico, ¿Cómo podía mantener esa sonrisa después de vivir eso? ¿Acaso jamás le importaron sus padres?

-Ya sé que estas pensando, con esa mirada me lo dices todo- Ella se sorprendió –No creas que esto me lo tomo a la ligera, aun sigo con este dolor en mi interior, pero no hubiera progresado si seguía pensando en el pasado, hay cosas que solo el futuro puede darte, lo único que puedes hacer es ir hacia él-El tenía razón, si no te superas a ti mismo no podrás lograr nada en la vida.

-Cierto, gracias por contarme tu historia Ikuto- agradeció Amu con una amplia sonrisa.

-De nada

-¿Pero porque me la contaste? Digo, ¿No es molesto para ti?

-No, lo hice para incentivarte a que tú me cuentes tu historia- respondió el sinvergüenza viéndola divertido.

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-Anda cuenta, yo te conté el mío, ahora tu cuéntame el tuyo, es lo justo ¿no crees?- Amu suspiro rendida y los rehenes presentes veía curiosos y divertidos su discusión, al menos había servido para tranquilizar a las personas.

-Está bien, tu ganas, pero no es nada interesante comparado con el tuyo- dijo la chica de cabellos rosas desviando la mirada con un puchero.

-No importa, solo cuéntala

-Bien- ella tomo aire para poder comenzar con su relato –Cuando era pequeña tenía una vida tranquila junto a mis padres y mi hermanita Ami- todos escucharon con atención –Un dia regresando a casa del colegio encontré a mis padres peleando, mama acusaba a papa de infidelidad y así seguía la discusión hasta por fin llegar al divorcio, papa se fue de la casa y mama se quedo con nosotras cuidándonos hasta la mayoría de edad, desde entonces no veo a mi padre, lo extraño mucho- La joven al terminar bajo la mirada, el recordar la entristecía demasiado.

-¿Y tú crees que tu papa le fue infiel?- pregunto Ikuto de repente

-No, mi papa jamás le haría eso, el amaba mucho a mi mama y me pongo a pensar de que tal vez fue por los celos de mi mama, ella es muy celosa, mi papa no sería capaz de hacerle eso- defendió Amu a su padre, le tenía mucho cariño como para dudar de él.

-Por algo pasan las cosas pequeña- hablo una señora mayor entre las personas de manera dulce y cálida a Amu.

-Sí, no te desanimes que de seguro el destino lo quiso así por tu bien- le siguió un hombre con voz comprensiva.

-¿De verdad ustedes creen eso?- pregunto Amu esperanzada, todos asintieron e Ikuto la veía con una amplia sonrisa, gracias a él ella también sonreía. El momento era conmovedor hasta que…

-¡Ey! ¡Ey! ¡¿Por qué están todos tan apegados?!- Dijo el rubio acercándose con su arma a poner orden, vio a Ikuto en medio de ellos- ¡Ah! ¿Tu otra vez? Se nota que de verdad quieres un balazo- todos se tensaron nuevamente.

-N-No es lo que cree- defendió Amu

-¡Silencio!- sentencio –Se te advirtió una vez, ahora asume las consecuencias- amenazo apuntándole con el arma al peli azul.

-Calma hombre, no hacíamos nada malo, solo contábamos historias

-¿Cuentan historias?- pregunto el enmascarado con estrellitas en los ojos

-S-Si- musito Ikuto algo confundido, con solo ver la expresión que puso el rubio le pareció familiar- ¿De dónde conozco a este tipo? Me parece que ya lo vi antes pero… ¿en dónde?- penso

-¡Cuenta una!- pidió como niño pequeño

-¿A-Ahora?

-Sí, ahora- respondió sentándose a un lado de el empujando a una anciana para escuchar mejor la historia -¡Cuéntala!

-C-Claro- dijo sin dejar de verlo con rareza- Ya en serio, ¿en donde lo he visto? ¿Sera coincidencia? No, las coincidencias no existen… a no ser… que este tipo sea… no estoy seguro, pero se como confirmarlo- pensó sospechoso –Bien, comencemos- anuncio acomodándose- Con la historia que cuente probablemente pueda descubrir la identidad de este hombre- pensó convencido- ¿No importa que sean de animalitos?

-¡No importa! ¡Cuenta ya!- pidió más impaciente que antes

Fuera del banco…

-Kukai, ¿conseguiste los pollos y el helicóptero?

-[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] ¡No juegues Nagihiko! ¡¿De verdad piensas darles lo que quieren?!

-No respondiste mi pregunta

-No, no fui ni por los pollos, ¿Quién me devolverá mi dinero después? ¬¬

-Que tacaño…- dijo en un suspiro

Dentro del banco…

-Esta es la historia de una ardilla. Esta ardilla trabajaba en la industria de… de… de… ¡Pelar nueces!- ante lo dicho Amu se contuvo las ganas de reír, dejo que continuara –Trabajaba duro para poder dar a las crías nueces que podrían ser comestibles para ellas.

-¿Se esforzaba mucho verdad?- pregunto el rubio interrumpiendo la historia

-Sí, se esforzaba al máximo. Un día despertó tarde llegando así también tarde al trabajo y sin desayunar. La falta fue perdonada por su jefe ya que la ardilla era muy destacada en sus labores, volvió al trabajo a continuar con su rutina de pelar las nueces, sin embargo al ver tal exquisitez frente a sus ojos y no haber desayunado el hambre lo tentaba, su estomago pedía alimento pero no podía hacer nada hasta la hora del almuerzo, la cual faltaba mucho. Sin que nadie se diera cuenta, comenzó a comerse de nuez en nuez, una por una…

-¡No ardilla no!- grito el rubio dramático interrumpiendo nuevamente

-Al sentir el sabor de esa delicia se descontrolo siendo descubierto por el jefe, naturalmente lo despidió.

-¡Maldito jefe! ¡No aprecio su talento!- dijo nuevamente el rubio en medio de lagrimas melodramáticas, como si la ardilla fuese el

-Al ser despedido su madre lo corrió de la casa quedando el abandonado en las frías calles, digo bosque, arruinando el mismo su vida y dedicándose a … a… a todas las cosas malas que las ardillas hacen- Amu se contuvo de reír otra vez- llevándole a la desgracia y a la deshon-

-Ikuto- le susurro la chica de cabellos rosas interrumpiéndole y llamando su atención –se quedo dormido- volvió a susurrar divertida. El peli azul bajo la mirada y vio al rubio durmiendo tranquilamente entre sus brazos, como si fuese un bebe.

-Tienes razón, debió ser por tanto lloriqueo- susurro burlon para después dar señas a todos con la mirada indicándoles que se fueran antes que despertase –Váyanse sin hacer ruido- todos hicieron caso y fueron yéndose aprovechando que el de cabellos verdes no estaba y el rubio dormía plácidamente, solo quedaron Ikuto y Amu

-Ikuto vámonos, despertara en cualquier momento- susurro haciendo ademan para irse

-Sí pero tengo algo que confirmar antes- susurro para después sacarle la máscara lentamente y con cuidado de no despertarlo. Para cuando lo logro se sorprendió al descubrir la identidad del delincuente, lo cargo como a un bebe y lo dejo durmiendo en el suelo –Ahora vámonos- volvió a susurrar para retirarse junto a ella hacia la salida.

Fuera del Banco…

-¡Nagihiko mira! ¡Todos están saliendo!- anuncio Kukai viendo libres a los rehenes

-S-Si pero ¿Cómo lo lograron?

-Yo tampoco lo sé- dijo el castaño hasta que después vio salir a Ikuto – ¡Ahí está Ikuto!

-Pero ¿con quién viene?- pregunto Nagihiko al verlo salir con Amu

-No importa eso ahora, vamos por los delincuentes antes que se nos escapen- alerto Kukai entrando con los demás oficiales al lugar del crimen

Todos salieron a encontrarse con sus familiares y amigos, el susto que se llevaron al estar cautivos en el edificio jamás lo podrán olvidar, pero siquiera no fue tanto el trauma al escuchar las buenas historias siendo contadas por ambos jóvenes.

-Al menos ya acabamos con todo esto- dijo Ikuto poniéndose los brazos tras la nuca

-Ikuto ¿Quién el hombre bajo la máscara?- pregunto curiosa –Es que pareció como si lo reconocieses

-Hotori Tadase, hace unos meses lo despidieron de este mismo banco por intentar robar dinero de la bóveda, el era bueno en su trabajo y también destacado, pero un día vio una motocicleta en una de las tiendas más costosas de todo Japón, le gusto tanto que se hizo ilusiones de que se la compraría, pero con el sueldo que tenía en ese entonces no era suficiente así que opto por robar.

-Oh, y es por eso que contaste la historia de la ardilla ¿verdad?- Ikuto asintió –Con razón se puso melodramático en las partes feas

-Sí, su madre lo corrió de casa y termino viviendo en las calles, prácticamente es como conté en la historia

-Sorprendente… espera, ¿Cómo sabes tanto de este hombre? ¿Por tu cargo de policía?

-Así es, eso y porque es un pariente lejano mío, bueno no exactamente mío sino de mi padre adoptivo, además fui yo quien intento capturarlo en ese entonces pero se me escapo de las manos, ahora es nuestro, ya me decía yo que el que lo reconociera de alguna parte se me hacia raro…

-Pero ¿y su cómplice?

-el era uno de los guardias de la puerta, por su ambición siguió a Hotori y ambos terminaron en esto

-Entiendo… eres bueno contando historias Ikuto- admiro ella

-Gracias, le contaba historias a mi hermana pequeña cuando éramos niños, y a Hotori también, es por eso que le fascino la historia que conté, podría decirse que esto se me hizo costumbre desde pequeño

-Quizá algún día te contrate para contarle algunas a mi sobrino, yo no puedo sola con el- propuso Amu bromista

-Dime el lugar, el día, y la hora y es un trato- susurro Ikuto acercándose peligrosamente a Amu, inevitablemente ella se sonrojo- ¿Qué dices?

-¿E-El Sábado por la noche está bien?- respondió Amu embobada por la cercanía

-Sí, está bien- dijo separándose sonriente, era muy divertido para el sonrojarla. Amu apunto su dirección y se la dio, el la tomo gustoso

-Bien, entonces hasta el Sábado, nos vemos- dijo dándose media vuelta y despidiéndose

Dentro del Banco…

Los oficiales entraron al banco supervisando que todo estuviera en orden, todo era en silencio absoluto.

-¿Se habrán escapado?- pregunto una, también habían mujeres en el caso

-No lo creo Nadeshiko, todas las salidas están vigiladas- rectifico Nagihiko siguiendo con su camino, a decir verdad estos dos eran muy parecidos, y eso se debía a que eran mellizos.

-Ey, miren por aquí- aviso Kukai viendo un bulto en el suelo- está dormido

-Mejor así, la fuerza bruta no será necesaria entonces, ¿se chupa el dedo?- pregunto Nagihiko mientras que los demas se aguantaban la risa, después vio a un par de oficiales mas, en total eran cinco de ellos- pónganle las esposas y llévenlo al auto sin despertarlo, ahora- ellos siguieron las ordenes y se lo llevaron- Bien, creo que solo nos falta uno

-¡Ya vámonos! ¡Tenemos el botín! ¡Larguémonos antes de que-el de cabellos verdes había llegado con la bolsa llena de dinero, pero no pudo continuar su frase al verse acorralado entre tres oficiales

-Con esto acabamos- dijo Nadeshiko –Suelta todo, ¡ahora!- ordeno ella y por su bien el ladrón hizo caso.

Fuera del Banco…

Los tres policías esposaron y sacaron del banco al segundo acusado, lo metieron al auto y se lo llevaron junto con el rubio, ambos iban a estar ahí un largo tiempo. Amu veía irse a Ikuto, había atardecido y su figura se alejaba más y mas hasta desaparecer de la vista de la oji ámbar

-Ya se fue- se susurro

-¡Amu! ¡¿Amu estas bien?!- grito una mujer con un niño en brazos, la susodicha volteo encontrándose con su hermana

-¡Ami! Sí, estoy bien, no te preocupes- luego vio al pequeño y lo cargo en sus brazos- No tuviste que venir aquí Ami, debiste quedarte en casa cuidando al pequeño Leo- regaño Amu refiriéndose al niño

-Estaba preocupada Amu, lo bueno es que estas bien- suspiro aliviada

-Oye Ami, ¿qué tal si tu y Shun salen este Sábado juntos? Ya sabes, pasar ese tiempo en pareja- propuso la chica de rosados cabellos haciendo que su hermana se sonrojase

-Lo he estado pensando, pero no hay nadie que cuide a Leo

-Si quieres yo lo cuido, un amigo mío es bueno contando historias y dijo que podría ayudarme- se ofreció sonriente al recordar a Ikuto

-¡¿En serio?! ¡Gracias Amu! ¡Se lo diré a Shun!- Hablo animada

-Ahora sí, nos veremos otra vez, Ikuto…