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La Condesa y el Demonio- Cap 1.

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Mensaje por Jossie Phantomhive Sáb Abr 12, 2014 10:05 pm

Capítulo 1:

Oscuridad. La oscuridad fue lo primero que percibí al volver a la consciencia. Abrí los ojos, como si los hubiese mantenido cerrados por un muy largo período de tiempo, como si fuese la primera vea, como cuando llegué al mundo, chillando y sollozando sólo como un bebé puede hacerlo sin ser visto de mala manera o hacerles sentir lástima a las personas que te rodean.
Pero allí estaba, recién despertando, tras un profundo sueño en el que me vi envuelta por tanto tiempo, un sueño pacífico y sereno sin sueño, sólo oscuridad, sin luz…
-Oh, ¿ha despertado, Joven Ama?-dijo.
Entrecerré los ojos, observando silenciosa la tela azul oscuro que cubría la cama desde la cima, sujeta a los cuatro postes en cada ángulo recto de la cama.
Bufé.
No pude verlo, pero daría por asegurado, que sonrió.
-¿Desea que le traiga el desayuno o bajara al comedor?
Le mire de soslayo mientras me sentaba en la cama, dejando colgar mis piernas por los bordes, vistiendo no más que una camisa blanca de corte al codo.
-Bajare-contesté.
Hizo una reverencia, caminando a pasos silenciosos y cautos hasta llegar ante mí, poniéndose de rodillas a lo que sonreía. Sus ojos malvas me observaron.
-Como ordene, Joven Ama.
Extendió los largos dedos cubiertos por la tela blanca de los guantes, yendo hacia el primer botón de la camisa y desabotonando, y así sucesivamente.
-Qué dice la agenda para el día de hoy.
Su concentración no se vio interrumpida.
-Lecciones de piano a las dos, seguido por dos clases de literatura y finanzas. A las seis, lecciones de baile con Madam O’Neill.
Chasquee la lengua, esa mujer me desagradaba. No, la detestaba.
-Cancela las lecciones de baile y posponlas hasta pasado mañana.
Terminó de desabotonar mi camisa y la quito por mis hombros, doblándola con cuidado y dejándola en el buró a los pies de la cama. Luego tomo la ropa de al lado, también doblada con experiencia por sus manos habilidosas.
Espere paciente sentada en la cama.
Se giró hacia mí y ahora comenzó a poner mi ropa, desde la interior a los zapatos. Su vista fija en cada movimiento, siendo absolutamente cuidadoso de no hacer nada incorrecto, nada de lo que luego pueda ser castigado.
Ajusto la cinta de mi cuello y puso el anillo familiar de los Ghosthile en mi dedo pulgar. La gema azulada brillo ante mí.
-La Joven Ama está lista para desayunar.
Extendió una mano caballerosa, cortésmente la acepte y me puse en pie, comenzando a caminar hacia la puerta al otro extremo de la habitación, a cinco metros de distancia de los pies de la cama.
La luz solar mañanera que se colaba por la ventana me llegó en seco a los ojos, reprimí las ganas de cerrar las cortinas, mi habitación necesitaba el aire fresco, por más que me molestara el aroma dulzón de las flores del jardín.
-Desea que cierre las ventanas, Joven Ama.
Seguí caminando.
-No es necesario, la habitación necesita ventilación después de una noche de sueño cerrado.
Los zapatos finos de mi mayordomo repiquetearon contra el suelo en un sonido sordo mientras caminaba por el alfombrado pasillo de la mansión hace dos años inaugurada.
-Joven Ama-llamó.
Lo miré por sobre el hombro.
-¿Qué sucede, Sebastián?
Sus ojos no apartaban la vista de la mía, después, le vi extender algo con la palma abierta.
Apreté las manos, volviéndolas en puños y sintiendo como las uñas se incrustaban en la piel.
-Se le olvidaba, Joven Ama-dijo, sin un atisbo de simpatía en su voz, tan solo se mantenía neutral.
Suspire.
-Está bien, pónmela-entrecerré los ojos en su dirección.
Hizo una leve reverencia y llegó a mi lado, extendió las mano sujetando dos cuerdas negra y un parche negro colgando con la forma perfecta para caber en mi ojo, cubriéndolo.
-Fue un descuido, no volverá a pasar.
-Debe tener más cuidado la próxima vez, Joven Ama.
Sonreí torcidamente.
-¿Es una amenaza, Sebastián?
Él no se inmutó, tan solo terminó con su tarea, amarrando las dos cuerdas negras detrás de mi cabeza y negó.
-En absoluto, Joven Ama.
-Más te vale, Sebastián-mi tono demostraba seriedad, amenaza y peligro.
Cada mayordomo debía obedecer a su amo, y en este caso, Sebastián me debía respeto a mí, además, el contrato entre nosotros era inquebrantable, hasta que yo cumpliera con mi cometido y él…
-Sí, mis disculpas Joven Ama-dijo, arrodillándose con una mano en el pecho en muestra de su lealtad, confianza y respeto hacia mí.
Lo observe por última vez, bufe y continué caminando con la elegancia digna de personas de mi élite.
Tras cruzar el pasillo que conllevaba a las habitaciones superiores de la mansión, llegué a la parte inicial de las escaleras dobles. Las paredes con cuadros caros y lujosos me siguieron desde que salí de mi dormitorio.
Pose mi mano sobre la barandilla y comencé a bajar por las escaleras, pensando el itinerario del día y esperando a que los escasos sirvientes de está mansión no provocaran escándalos de ningún tipo, y, deseando fervientemente no tener inconvenientes en mi día, resultaría más pesado que de costumbre si algo sucediera de forma inoportuna.
Me detuve en el comienzo de la segunda gran escalera, viendo examinadora la pintura que tanto recuerdos lúgubres y felices me traía, recuerdos que no olvidaría nunca, aunque pasara lo que pasara luego de que aquel…
El pisotear torpe de uno de los sirvientes llegó hasta mis oídos, me voltee y me encontré con Mina, la sirvienta encargada de la limpieza entre otros. Su cabello rojo cereza iba recogido—como de costumbre—en una coleta alta y el traje azul oscuro se acentuaba a su figura.
-Mina-le llamé.
Obediente a mi orden, poso su vista verdosa sobre mí sosteniendo entre sus manos un balde de madera con agua y en la otra un trapo de limpieza.
Exclamó un “Oh” e hizo una reverencia de forma torpe; casi voltea el cubo de agua sobre el suelo.
Suspire.
-Joven Ama, ¿qué desea la Joven Ama?-preguntó balbuceando.
Señale el inmenso cuadro colgado en la pared.
-Diles a Elliot y a Duke que quiten este cuadro.
Sus ojos se abrieron con sorpresa y se estremeció nerviosa.
-Pero Joven Ama…
-Obedece Mina-le dije.
Trago saliva con dificultad y borrando la expresión de asombro a una más decidida y nostálgica, hizo una reverencia nuevamente.
-Como ordene-y dando media vuelta, salió en busca de los demás.
Me gire a ver el cuadro nuevamente. Chasquee la lengua frunciendo el ceño, en la pintura, una familia de cuatro personas yacían sonrientes viendo hacia el frente, ojos reluciendo alegría y emoción.
Algo que en mi interior ya lo daba por marchito.
-¿Está listo el desayuno, Sebastián?
Sebastián asintió, quien estuvo observando todo desde el principio.
-Por aquí-anunció, señalando con su brazo extendido el camino que debía de tomar bajando las escaleras.
Con la barbilla y la frente alzada orgullosa y altaneramente, pase por su lado, tomando mi vestido por ambos lados para evitar tropezar con las prendas y baje.
La enorme mesa del comedor estaba ya preparada, la comida, los utensilios, la porcelana, las flores… tsk.
-Las flores-señale.
Sebastián me observo.
-¿Las flores?
-Sí, quítalas de mi vista-ordené tomando asiento en la silla cubierta por de tela carmín.
Sebastián movió la cabeza hacia uno de los sirvientes parados a una distancia prudente, separando realeza de campesinos, de simples piezas…
-El joven Colin BerryCloth las había enviado, como muestra de su interés hacia usted, Joven Ama-informó a mi lado.
Corté un trozo del pastel brownie servido en mi plato, llevándolo directamente a mi boca.
-Que desperdició-musité desinteresada.
Él sonrió.
-Y a enviado una invitación-dijo luego, sacando del bolsillo interno de su traje un sobre blanco.
Le miré de soslayo, bebiendo té negro.
-¿Qué dice la invitación?
-Se trata sobre un baile que su padre ha organizado y dice, que se sentiría halagado de contar con su presencia.
Apoye la mejilla en mi puño, observando con detalle el trozo de brownie en el tenedor.
-La presencia de la gata de la reina-murmuré –interesante.
Lleve el trozo a mi boca, masticando y saboreando, deleitando con mi paladar el sabor delicioso del brownie chocolateado y las fresas frescas de decoración en la cima.
-BerryCloth, ese muchacho no me da buena espina.
-¿Por qué lo dice, Joven Ama?
Deje el tenedor sobre el plato, entrelazando los dedos frente a mi barbilla mientras apoyaba los codos en la mesa.
-El informe-le recordé, pestañee y lo miré –estuvo involucrado en secuestros y violaciones a jóvenes y niñas de todas las edades. Lo único que luego se encontraron fueron los cuerpos, pero sin los testigos suficientes no pudo ser enjuiciado, además, su padre tiene contactos.
Sebastián no borró su sonrisa.
-Oh, tiene razón señorita, aquel muchacho esta contaminado hasta la médula.
Sonreí ante la tentativa de humor, Sebastián se tomaba todo relajadamente, pero no dejaba de ser el estricto, organizado y leal mayordomo que era.
-Pero no creo que esté demás ir a esa fiesta-dije luego de unos momentos –no tengo porqué preocuparme, ¿cierto, Sebastián?
Sus ojos se centraron en los míos.
-Por supuesto que no, Milady.
Apreté los labios, dejándolos en una fina línea recta.
-No me llames así-grite, lanzándole el plato con el pastel de brownie.
Su cara, cabello y ropa se mancharon, pero no me importo. Aquel seudónimo lo detestaba más que a nada, las memorias tras ese nombre me desquiciaban.
Cerré las manos en puños sobre la mesa, parándome.
Sebastián me miraba impasible.
-Mis disculpas.
Dio una reverencia. Erguí la espalda y puse mi mano sobre mi cadera cubierta por el vestido verde esmeralda que traía puesto.
-Vete, y no te aparezcas ante mi vista hasta que lo ordene.
Él, aun doblado levemente, asintió.
Le observé testaruda y arrogante, aun sintiendo cierto sentimiento de asco ante la criatura que tenía en frente, luego, simplemente, me fui. Tenía un largo día por delante.

***
-Sebastián-llamé, sentada y con las manos entrelazadas entre sí en mi regazo.
Me encontraba sentada en la silla del escritorio en el estudio. Grandes estanterías con libros llenaban toda la pared del lado izquierdo, mientras en la otra tan solo había un estante de tamaño promedio y un sofá de color verde esmeralda. No necesitaba tantas cosas como la mayoría de los inversionistas en el mundo de las finanzas.
Suspire, mis clases habían acabado hacía ya veinte minutos atrás y no eran ni siquiera pasadas las tres y media. El baile… aun faltaban dos horas para que comenzara y no sabía que hacer más que poner las piezas de ajedrez sobre la mesa.
Tome la Reina del tablero, la pieza negra giraba en la palma de mi mano, pero no se doblegaba.
-¿En qué puedo servirle, Joven Ama?
Con la pieza jugando entre mis dedos aún, indiqué el lazo que sujetaba la trenza negra que era mi cabello.
-Arréglalo.
Lo sentí sonreír mas no me intereso.
Ajusto los guantes blancos de su mano y se inclinó, anudando con gracia el listón a juego con el resto de mi vestimenta.
-No ha habido problemas con los empleados.
El sonido del listón ajustándose sonó contra mi oído.
-No-dijo, luego se aparto –y el cuadro ha sido quitado, pero habrá que cambiar el tapiz.
Tocando su barbilla con su mano, hizo una expresión pensativa mientras analizaba lo que haría.
-Te lo encargo, Sebastián.
-Entendido.
Esbozó una sonrisa y se inclinó, dando una reverencia. Eludió el escritorio con elegancia mientras caminaba a paso firme pero flotante hacia la puerta, atravesando la estancia.
Mis dedos jugueteaban con las Reinas, blanca y negra en el tablero de sesenta y cuatro cuadrados entre blanco y negro, poniéndola una frente a la otra. Observándose con desafío digno de sus puestos, pero ninguna se dio por vencida.
-Sebastián-llamé.
El nombrado se detuvo en la puerta, girando su cuerpo y observándome desde su perfil. Tome a la Reina Negra con mis dedos, acercándola a mi rostro.
-Comienza el juego.
Él solo sonrió y puso una rodilla en el suelo, llevando su mano al pecho y viendo con los ojos entrecerrados hacia abajo.
-Sí, Joven Ama.



Espero que sea de su agrado(.


Última edición por Jossie Phantomhive el Dom Abr 13, 2014 4:59 pm, editado 1 vez
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La Condesa y el Demonio- Cap 1. Empty Re: La Condesa y el Demonio- Cap 1.

Mensaje por Kristal E. Dom Abr 13, 2014 3:59 am

Bueno pues debo decir que me ha gustado mucho el primer capitulo, me has cautivado de inmediato por la forma en que narras todo lo que pasa y sin dudas es un buen fanfic, si me a gustado el capitulo por completo. Espero pacientemente por leer el segundo capitulo que ya deseo leer para quitarme la curiosidad de saber lo que espera. Me retiro y ha sido un buen capitulo.
Kristal E.
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