Engaño -Cheaters- (Capitulo 3)

por **Shiroyasha** Lun Jun 11, 2012 5:30 pm

Hola gente pues aquí les traigo otra continuación más, gomen si me tarde jojojo gracias por leer esto y por comentar…

-¿Lo de siempre? -pregunto mi querido rubio al referirse a la bebida.

¿Cómo un desconocido llega a atraerme de esta manera? , es curioso, no sé si me llama la atención el hecho de que sea mayor, a decir verdad no me agrada salir con hombre mayores pero él, tiene algo, algo que me atrae de sobremanera. Es tan sensual, tan atractivo, tan interesante.

De nuevo ocurrió, no sé como terminamos en mi departamento, esta vez me sentí o suficiente bien como para recordar lo que estuviera por ocurrir. Le invite un trago de una botella de vino que guardaba para una ocasión especial.

Ahí estábamos, en la pequeña barra de la cocina, tomando tragos y coqueteando con él, esta vez procuraba que todo fuera más sutil.

-¿Me pregunto algo? -comente al servir vino en ambas copas -¿tu esposa no dijo nada por qué no llegaste a dormir anoche?

-No -respondió tomando la copa -le dije que estaría en un viaje de negocios.

-Vaya, le mentiste a tu esposa, eso no está bien -me burle como si me hubiera salida con la mía, tome un sorbo de mi copa para relamer mis labios saboreando el resto del líquido aun sin apartar la mirada de sus ojos.

Esta ansiedad me está matando, mientras bebía de su copa me imagine arrojándome hacía él, que esos labios que rosaban la orilla de la copa fueran los que rozaran los míos, que bebiera de mis labios en vez de ese recipiente que absurdamente me provocaba celos.

-Itachi... -lo lame para tener su atención.

Justamente, esas orbes negras se posaron en mis ojos, no pude decir más sencillamente me quede perdida en esa profunda mirada, si bien, no sabía cómo manejar la situación, lo admito.

Se acerco lentamente ¿qué se supone que seguía? al fin, lo que tanto he deseado esta noche, lo que me muero por repetir, lo que daría porque volviera a ocurrir.

Me tomo suavemente por la cintura, con una expresión en su rostro que seguramente planeaba algo, él también se moría por dentro, él también lo ansiaba, lo sé.

Nuestros rostros separados por escasos centímetros, no me perdía de ningún movimiento. “Maldición, vamos” pensé, quería que él fuera quien diera el primer paso, “hazlo” Se acerco despacio al punto de sentir su cálida respiración chocar contra mis labios, fue entonces que por fin sucedió, roso sus suaves labios contra los míos, apretó su boca contra la mía abriéndose pasó en mi cavidad bucal, permitiéndome sentir la enloquecedora humedad de su lengua, fue el beso que tanto esperaba, me deje llevar con total libertad acomodando mis brazos al rededor de su cuello, un beso cargado con verdadera pasión, un beso que desato mis grandes deseos por sentirlo, simplemente dejarme llevar.

Cuando nos separamos sentía el arder en mis mejillas, mi respiración agitada a causa de que él sínicamente robo todo mi aliento. De inmediato comenzó a devorar mi cuello cosa que me encantaba. Sus manos no se mantenían quietas, se paseaban por toda mi espalda, entre su recorrido se topo con el cierre de mi vertido, con lentitud empezó a bajarlo, cuando ya no pudo bajar más sus manos prosiguieron a sobar directamente mi espalda, mi piel se erizaba con tan solo el roces de las yemas de sus dedos sobre mi piel aumentando el calor de mi cuerpo.

Tome su rostro entre mis manos levantándolo a la altura del mío, busque sus labios de nuevo, quería disfrutar de esa dulce miel, como un niño que nunca se cansa de las golosinas. Mordía con lujuria ese pedacito de carne en su boca, nuestros labios moviéndose al unisonó en una melodía salvaje.

Atrajo mi vestido hacía adelante mientras acariciaba mis hombros, se separo para tener una vista de mi agitada. Con sus manos aún en mi espalda encontró el broche de mi sujetador, lo destrabo sin problema alguno, por mi parte, en un ágil movimiento me desprendí de esa estorbosa prenda.

Embobado admiraba mi no muy pequeño busto, sonrió complacido, como el típico hombre amante de los pechos.

Sin verse desesperado choco sus suaves y ardientes labios en mi cuello, descendiendo fue creando un camino de besos y seguramente tatuando marcas de propiedad, llego a la cuerva de uno de mis senos donde se detuvo dando una ligera mordida, levemente dolorosa pero excitante. Bajo más hasta llegar a mi deseoso pezón, inicio lamiéndolo fervientemente, succionando y atrapándolo entre sus labios, el otro no lo descuidaba, lo estimulaba con la yema de sus dedos.

Veía atenta sus acciones, mi boca dejaba escapar constantes suspiros, me estaba perdiendo, sentía mi mente flotar, mi sangre hervir, mi corazón latía tan rápido, realmente estaba excitada.

Aún continuaba entretenido en mis pechos, mis pezones ya se encontraban por demás duros. Lleve una mano a su cabeza, en un movimiento dejando libre su sedoso cabello azabache. Por kami, se ve tan sensual con su cabello suelto.

Subió su mirada para reclamar mis labios, un beso fogoso. Al besarme comencé a desprender uno a uno los botones de su camisa, cuando llegue al pantalón jale la tela hacia arriba dejándola suelta, pase mis manos por su apetitoso tórax deslizando la tela hacía atrás botando la camisa al suelo.

Él no se quedo atrás, logro bajar mi vestido hacía mi cadera donde por si solo se deslizo por lo largo de mis piernas, dejándome solo con mis bragas de un pasional color rojo.

-Vamos a mi cama -sugerí agitada por lo sucedido. Me separe caminando delante de él dándole una maravillosa vista de mi trasero.

Entramos in procurar encender la luz, fuimos directo a la cama.

Beso mi frente, mi nariz, mis labios, bajo con sus ferviente caricias por mi cuerpo, una serie de lengüetadas situadas en mi vientre, una traviesa lengua entreteniéndose en mi ombligo, pasando una mano inadvertida por la parte interna de mis muslos subiendo y llegar hasta mi ya mojada entrepierna lo que me obligo a soltar un suave gemido.

Era tan grande mi delirio, mi deseo de sentir sus caricias, sus grandes manos que tocaran mi piel. ¿por qué llega a excitarme de esta manera? ¿por qué sus caricias me enloquecen como nunca? Porque es un hombre de verdad, no es como los niñitos con los que suelo acostarme, él es un hombre de verdad.

Tomo la orilla de mis bragas deslizándolas por mis piernas, las arrojo al piso sin importar donde cayeran.
Eran tan candentes, todas esas emociones que me llenaban, él éxtasis de estar con esa persona, la atracción ajena, si, estaba a punto de perder toda razón.

Lo sentí colarse entre mis piernas sujetando mis caderas para mayor comodidad a su siguiente acción.

-¡Ahhh! Itachi...-se escapo un fuerte gemido de mis labios al sentirlo.

Una humedad delirante, esa lengua que saboreaba cada parte de mi intimidad, unos labios que apresaban mi clítoris, esa boquita que me estaba provocando un placer delirante.

Me sentía tocar el cielo ante maravilloso sexo oral, él sabía perfecto lo que hacía, su lengua se movía con maestría sabiendo qué punto tocar para llevarme al placer. Mis manos se aferraban a las sábanas, mi boca se mantenía abierta permitiéndole oír mi voz en forma de gemidos. Estaba perdiendo la cordura.

Ya lo sentía venir, las contracciones en mi cuerpo me anunciaban un futuro orgasmo pero sabía que él no me lo dejaría tan fácil, que la noche aún era joven y nuestros cuerpos deseosos y llenos de lujuria.

Se levanto para admirar las contracciones de mi no muy inocente cuerpo ante tales oleadas de placer, viendo en mí unos ojos casi cerrados, mi respiración agitada como si hubiese corrido un maratón, mi cuerpo tenso y lleno de sudor.

Me vio satisfecho relamiendo sus labios saboreando seguramente mi esencia.

Saco algo de una de las bolsas de su pantalón antes de deshacerse de él. Lo acerque hacía mi cuerpo capturando con posesión sus labios y antes de que se diera cuenta aproveche para arrebatar el -objeto- que sujetaba en su mano.

No sé de donde saque fuerza para posicionarme sobre él terminando el reciente beso, con un movimiento elimine el ajustado bóxer que aprisionaba su ya dura y excitante erección.

Regrese a sus caderas mientras sacaba de su empaque cierta cosita que recién le había quitado, con mis dedos lo abrí con cuidado a sabiendas de lo que tenía que hacer y cómo usarlo. Sin verme tan inexperta puse el -objeto- entre mis esponjados labios y con total erotismo le ayude a ponerle el condón con mi boca, cosa que le encanto porque cierto amiguito entre sus piernas que ahora se encontraba dentro de mi boca respondió con un respingo al contacto.

Lo lamí un par de veces pasando mi lengua por toda la extensión y vaya que su herramienta no era para nada pequeña. Termine mi acción para subir las cosas de nivel.

Me senté sobre su pene para auto penetrarme sola, comiéndome de una sola su candente erección.
Adentro, lo sentía tan adentro, tan profundo, tocar hasta mis entrañas, experimentado una nueva forma de placer, no solo eso, el escuchar sus roncos quejidos me hacía explotar de placer.

“Así... más... más... más adentro...-“ No lo entiendo, ¿cuándo fue la última vez que me sentí así? ¿Qué enloquezco de esta manera? maravilloso, simplemente maravilloso.

Incontable veces entra y sale de mi interior, una y otra vez brinco sobre sus caderas, el hace y desase, estruja con fuerza mis senos, muerde con malicias mis hombros, saborea con exquisitez mis labios, todo en una noche, todo este enloquecedor y orgásmico placer que me provoca este tipo.

-Vamos- la noche apenas comienza con la primera venida, con el primer viaje al éxtasis, con una caja llena de condones que se tiene que terminar. Sobre su regazo, de espaldas, de pie, en cuatros, todo, todas las posiciones del kamasutra, si, la noche es joven la noche apenas inicia…