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Los Juegos de la Muerte
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Los Juegos de la Muerte
Death Note
デスノ—ト
Los Juegos de la Muerte
(Fanfic)
Las vidas de tres jóvenes serán puestas en el mismo camino para ser destrozadas en un interesante juego. Los dioses de la muerte han decidido: se les permitirá a los participantes elegir sus acciones, sin embargo, no tienen muchas opciones porque, el que pierda, morirá.
Por supuesto, ya que el sentido de humor de las deidades es muy oscuro, diferentes obstáculos se les pondrán en su camino, entre ellos, las mayores debilidades del humano: las emociones.
Capítulo 1. https://animefanfics.forosactivos.net/t1370-los-juegos-de-la-muerte
Capítulo 2. https://animefanfics.forosactivos.net/t1394-los-juegos-de-la-muerte
Sentado en el escritorio de su habitación, con los ojos fijos en el televisor, Light no pudo evitar esbozar una sonrisa. El shinigami que lo acompañaba, a pesar de encontrarse plácidamente acostado en la cama y distraído con el dulce sabor de una manzana roja, no le pasó desapercibido el gesto de Light, el mismo que empezaba a interpretar como una idea nueva.
-¿Qué es lo que piensas, Light?
-¿Recuerdas lo que ocurrió en la Jefatura de policía? El auto que se estrelló…
-Sí –concedió Ryuk, terminando el resto de su manzana- ¿Qué ocurre con eso?
Light se recargó hacia atrás en la silla y puso sus brazos detrás de la nuca, sus ojos observaron el techo.
-Un violador va directo a la delegación de policía, para luego morir en la entrada –relató el joven-. Es un extraño comportamiento para un criminal que había conseguido escapar de la cárcel.
Ryuk soltó una carcajada.
-Vamos, Light, deja de ir por las ramas y di exactamente qué tienes en mente.
-Creo que el otro portador manipuló al criminal, aunque me parece extraño –soltó, frunciendo ligeramente el ceño-, ¿por qué si se había mantenido tranquilo y escondido decide, repentinamente, hacer algo que llamará tanto la atención de los medios? ¿Lo hizo por publicidad? ¿Para mandarme un mensaje? ¿O conseguiría algo más con eso?
-Parece que te intriga mucho ese portador.
Light se irguió en el asiento, para dirigirle un ceño fruncido a su shinigami.
-No, simplemente debo estar al pendiente de sus movimientos.
-¿Vas a buscarlo?
-Por supuesto, pero no ahora –Light abrió el primer cajón de su escritorio e, introduciendo una pluma en la base del cajón, consiguió abrir el doble fondo y sacar el cuaderno de la muerte-. Lo primero que debo de hacer es debilitar a L y para ello es necesario quitarle a sus aliados.
Después de varios días de trabajo, L consiguió dibujar una sonrisa en su rostro; sus ojeras estaban un poco más pronunciadas que en otras ocasiones pero todo había valido la pena ahora que la luz de la computadora del jefe Yagami le daba en el rostro. Sólo restaba que la conexión se restableciera, lo cual podría ocurrir en cualquier momento, y lograría llegar a lo que, últimamente, lo tenía tan obsesionado.
Watari, dejando una jarra llena de té, lo sacó un instante de sus pensamientos.
-El jefe Yagami solicita hablar contigo, dice que es muy importante.
-De acuerdo –aceptó L, sin que su rostro expresara sorpresa alguna por la petición.
-Nos encontramos en una situación delicada: la mayoría de los integrantes de la investigación han renunciado al caso.
-¿Por qué? –cuestionó el detective; no parecía alterado, incluso se llevó un trozo de pay de limón a la boca.
-Tienen miedo. Sobre todo después de que aquel preso escapara para después entrar a la delegación, matar a uno de nuestros hombres y después suicidarse. Ahora ya nadie quiere estar aquí, temen que Kira los mate o a sus familias.
-¿Cuántos quedan que aceptaron continuar? –preguntó L.
-Cinco.
-Más que suficientes –aprobó el joven-. Pero, debo saber si todos ustedes están dispuestos a investigar a sus propios colegas o amigos y, si están conscientes de que nuestras vidas estarán en un riesgo mayor; Kira deseaba alejarme de toda la ayuda posible, por supuesto, cuando se dé cuenta que aún conservo colaboradores querrá deshacerse de todos.
Hubo un momento de silencio al que le siguió una discusión murmurada que duró varios minutos, finalmente, fue el jefe quien tomó la palabra: -Continuaremos con el caso.
-Esperen mis siguientes instrucciones –dijo L-, pronto nos veremos.
-¿Vernos?
-Por supuesto, a partir de ahora nos comunicaremos personalmente.
En el amplio patio de la escuela, rodeada de un jardín y altos árboles, Misa estaba sentada en una banca, con su cuaderno de matemáticas en las manos, intentando resolver una ecuación.
-Creí que lo más importante en estos momentos era resolver el enigma de Kira –comentó Rem, paseándose en torno a la portadora.
-Por supuesto que lo es –concedió la joven-, pero quiero que los profesores dejen de prestarme tanta atención, necesito volver a sacar muy buenas notas para que vuelvan a ignorarme.
Después de varios minutos, en que las dos permanecieron en silencio, Misa sonrió triunfante y escribió furiosamente con su lápiz en la hoja de cuadrícula.
-¡Lo tengo! –exclamó, contenta.
Sin embargo, la sonrisa recién dibujada en su rostro se esfumó con una rapidez inusitada para ser remplazada por un ceño fruncido. Light se acercaba, seguido de un buen grupo de admiradora quienes, seguramente, se habían acercado a él con el pretexto de felicitarlo por su reciente reconocimiento al mejor alumno.
Pero, en esto, como Misa comprobaría en los minutos siguientes, se equivocaba.
-Debe ser muy difícil para tus hermanas y para ti que tu padre trabaje en el caso de Kira, ¿no es así? –comentó una chica de cabello corto y negro, juntó las palmas, consternada, como si pudiera sentir la angustia ella misma.
Misa, sin poder evitarlo, levantó la cabeza en dirección del grupo, mientras otra de las jóvenes pretendía sentirse igual de preocupada. Pero, eso no era lo importante en la conversación, sino que el padre de Light, era el jefe de policía.
-Estoy orgulloso de él y, si me lo permitiera, yo mismo ayudaría en el caso.
Las admiradoras se desvivieron en elogios, repitiendo lo valiente que era. Afortunadamente, Misa ya estaba pensando en otras cosas, por lo que no hubo necesidad de alejarse para ignorar los molestos chillidos de las chicas. ¿Él podría tener acceso a la información? Y si la tenía, entonces…
-Me encantaría continuar esta interesante conversación, pero necesito ayudar a Misa a estudiar. Es mi deber como su tutor –soltó, antes de acomodarse al lado de la joven y acomodar un mechón de sus rubios cabellos detrás de su oreja.
Aunque no le sorprendía, a Misa le molestó bastante las miradas de envidia y odio que le dirigieron las mujeres antes de despedirse de Light. Sobre todo, estaba enojada con él, por la desvergüenza que mostraba cerca de ella.
-No vuelvas a usarme para librarte de tus admiradoras –resopló-. Si te enfadan tanto, simplemente pídeles que te dejen tranquilo.
Light arqueó una ceja hacia ella, observándola como si la analizara.
-Tal vez tú hagas eso con toda la gente, pero yo, que conservo un sentido de la educación, debo ser amable con ellas –soltó.
Misa frunció el ceño, furiosa por su insinuación de que ella carecía de modales.
-Además –continuó él, divertido-, valió la pena si eso te puso celosa.
-¿Celosa? –ella abrió los ojos, primero con sorpresa, después con enfado-. Es ridículo.
Estaba dispuesta a levantarse y dejarlo, como lo había hecho en dos ocasiones anteriores, pero recordó de quién era hijo y decidió que lo mejor era llevarse bien con él.
Light tomó su mano y entrelazó sus dedos con los de ella.
-¿Qué puedo hacer para que dejes de molestarte conmigo constantemente?
-Tal vez –respondió Misa, retirando suavemente su mano-, si dejas de hacer cosas como esta podremos ser buenos amigos.
Algo extraño sucedió en ese momento; Misa creyó ver en la mirada de él, un destello peligroso. Se estremeció, con un poco de miedo. Aunque, desapareció tan rápido que, concluyó, todo era obra de su imaginación, ya que sus nervios estaban a flor de piel últimamente.
-De acuerdo.
No sabía porqué pero el presentimiento de que había cometido un error se apoderó de ella. Y ya no había marcha atrás, desde que mató al hombre del callejón esa mortal certeza la consumía, dejándola sin esperanza.
A pesar de la sorpresa que habían recibido al conocerlo, los cinco miembros de la policía parecían dispuestos a obedecer sus órdenes. L, con la computadora instalada en la sala del cuarto de hotel, les explicó todo lo que tendrían que hacer.
-Cuando les dé la indicación, quiero que se dirijan a la dirección que les indique.
El jefe Yagami asintió.
-De esa forma podemos atraparla.
-Sí y quiero que la traigan aquí inmediatamente –dijo L, subiendo las piernas al sillón, encorvándose sobre sí— y, les pido de favor, que no la esposen, yo determinaré si es culpable de ayudarlo o no.
Aunque, un poco extrañados, los hombres asintieron.
-¿Crees que esta noche podremos atraparla? –cuestionó Matsuda, cuya cara lucía un tanto emocionada por el hecho de encontrarse en una persecución.
-Es lo más probable –contestó L, colocando otro cubo de azúcar a su té.
-Entonces debemos estar listos, esperaremos tus instrucciones en las patrullas –dijo Soichiro Yagami, les dirigió una mirada a sus subordinados-. Vamos.
La puerta resonó al cerrarse, después de que los cinco hombres salieran de la habitación.
-¿Por qué pretendes ser tan amable con ella? –cuestionó Watari, de pronto; su mirada había estado fija en L, como si quisiera descifrarla.
El detective sonrió, con los labios sobre la taza de té, sus ojos negros no perdían de vista el monitor de la computadora.
-Estoy seguro que ella no trabaja para Kira –respondió-, además me gusta cómo piensa.
Afuera una lluvia insistente se esparcía por las oscuras calles, provocando que las personas busquen refugio en cualquier establecimiento cercano. Misa, indiferente a todo ello, cubierta con una chamarra y arrancada de su identidad por una peluca negra, lentes y una bien puesta capa de maquillaje, encendía el ordenador. Siempre tenía que ser el mismo.
La conexión estaba por iniciarse. Esperaba no demorarse mucho aquel día, ya que estaba mortalmente cansada y todo lo que deseaba era regresar a casa.
-Tu jefe se portó gentil contigo, al permitirte salir temprano –comentó Rem.
La barra verde, que indicaba, sólo faltaba un treinta por ciento para conectarse, seguía avanzando.
-He trabajado muy duro estas últimas semanas –dijo Misa-, supongo que me había ganado el permiso.
La joven se alegró cuando el proceso finalizó y vio aparecer en el escritorio de la computadora una docena de archivos, sin imaginarse que no muy lejos de ahí, un detective de alborotado cabello negro esbozaba una amplia sonrisa y, por comunicador, dictaba una dirección.
-Te tengo –murmuró L.
De pronto, antes de que Misa pudiera hacer click al archivo del caso Kira, la pantalla se puso completamente azul, lo único que se podía ver en ella era el cursor, que latía rítmicamente como un corazón humano. Se comenzó a mover sólo.
Misa quedó tan sorprendida porque el detective pudiera comunicarse con ella y, peor aún, porque la hubiese descubierto que tardó unos segundos en reaccionar. Después, intentando averiguar qué sería lo mejor por hacer a continuación. Impulsada por algo que no podía explicarse, ya que su instinto le decía que dejara todo y saliera de ahí, volvió sus dedos al teclado.
Provocando que Watari lo observara, un tanto extrañado, L, en lugar de enfadarse, sonrió al mensaje en la pantalla. Escribió una última respuesta.
Últimamente Misa sentía que cada decisión que tomaba la llevaría a cometer un error, como en ese momento que, siguiendo otro impulso, accedió a anotar el número de teléfono que L había puesto en la pantalla. Después, haciendo algo que había aprendido hacía poco tiempo, provocó que la computadora destruyera toda su información y terminara por apagarse, dejando su monitor en negro, inservible.
Le tiró algo de dinero al encargado, quien seguía ensimismado en una revista con fotografías de mujeres en bikini y salió corriendo, enfrentándose a la lluvia y la oscuridad. Sus zapatos resonaron en los charcos, empapándole las calcetas.
Poco después, el local se vio rodeado de luces azules y rojas, y un ensordecedor sonido de sirenas aturdió a los pocos clientes que todavía se encontraban sentados frente a las computadoras.
Soichiro Yagami, bajó de una de las patrullas y les ordenó a todos que permanecieran en sus lugares. Aizawa entró poco después y comenzó a interrogar al encargado quien, al darse cuenta que una de sus computadoras se había arruinado comenzó a maldecir en contra de una joven.
-¿Cómo era ella? –cuestionó Aizawa.
Una vez que el hombre terminó de describirla, lo cual duró un poco más de lo esperado, ya que cada detalle de su fisonomía venía acompañado de un par de insultos. Inmediatamente, Yagami se comunicó con L y le relató todo.
-No nos sirve de mucho –soltó él-, si la chica se ha disfrazado de hombre no podemos esperar que ésa sea su apariencia real.
-¿Qué hacemos ahora? –intervino Matsuda- ¡Tal vez no sea demasiado tarde para seguirla, podemos hacerlo!
-No, por el momento dejen las cosas como están.
Gotas de lluvia alojadas en los mechones de cabello falso resbalaban, con la exactitud de un segundero, hasta caer al suelo de la habitación. El pecho de Misa subía y bajaba con irregularidad, su ropa, que consistía en una falda a cuadros, unas medias rayadas y una chamarra, brillaban por la concentración de agua que alojaban. La máscara de maquillaje se había esfumado de manera que lo que restaba era el rímel, el cual se había corrido por sus mejillas, como si de sus ojos brotaran lágrimas negras.
Para lo único que tuvo energía, antes de dejarse caer al suelo y acomodarse en una esquina –abrazando sus rodillas-, fue para pasar el número de L, que casi se borraba de su palma, a una hoja en blanco.
-Me faltó poco para ser descubierta…
Sus palabras se perdieron un poco entre el ruido que provocaba la lluvia al caer; por la ventana, el rumor cristalino del agua se precipitaba, cobijada por la noche.
-Ese detective –comentó Rem, de pronto— supo cómo encontrarte.
Misa soltó un suspiro cansado, con poca energía consiguió asentir con la cabeza.
-Ya había escuchado hablar de él; es muy inteligente.
-¿Por qué anotaste su número? –cuestionó la shinigami, inclinando su cuerpo óseo un poco, para observar con más atención a la joven.
Misa sonrió y, cosa curiosa, su gesto reflejó más una profunda tristeza que una emoción alegre.
-L tiene razón, un día puedo necesitar de su ayuda.
-Pero, ¿no es arriesgado estar cerca de L? Tú posees otro cuaderno de la muerte –dijo la shinigami-, él puede descubrirlo.
-Es por eso que ya no lo usaré –dijo ella-, además, no pienso comunicarme con L a menos que esté completamente desesperada.
-Debes de tener cuidado, Misa.
-Lo sé.
Misa se acercó a la ventana y apoyó su cabeza en el cristal, sus ojos observaron como todas las calles se dibujaban con dificultad, ya que las gotas provocaban que se creara una brisa nebulosa, que parecía difuminar los detalles de todos los objetos que tocaba. Eran dolorosas las memorias que traían hasta ella días como ese; a veces se sentía, como si su soledad fuera una humedad que se había instalado en sus huesos, haciéndolos lamentarse los días lluviosos. A veces sus pensamientos la llevaban a lugares mucho más oscuros que una noche como aquella; creía que toda su vida era una burla de alguien más.
El asesinato de sus padres y, después, cuando pensaba que había encontrado otra familia… el accidente con el fuego…
Tal vez la soledad era lo único que podría acompañarla hasta el día de su muerte. Bueno… se permitió sonreír un poco, Rem también seguiría a su lado.
-Espero que nunca me encuentres, Kira –soltó en un murmullo débil.
Por la puerta entreabierta, una débil luz proveniente de la sala se alcanzaba a vislumbrar, arrebatándole a la habitación un poco de su acostumbrada oscuridad. Con el codo apoyado en la superficie del escritorio y la cabeza apoyada en una de sus manos, Light escrutaba la rendija de la puerta, esperando.
-¿Por qué estás tan callado? –cuestionó Ryuk, quien ya comenzaba a aburrirse.
-Mi padre ya tardó demasiado y mi madre está despierta, abajo, esperándolo. Ya que la familia sabe que está trabajando en el caso de Kira, ella constantemente está preocupada por él. Estoy seguro que no se resistirá a interrogarlo y, si tengo suerte, podré enterarme un poco sobre lo que L se trae entre manos.
Ryuk, esbozando una sonrisa llena de colmillos, se levantó de la cama y se acercó a la puerta.
Los dos escucharon con atención, minutos después, como la puerta de la entrada era abierta y los pasos que anunciaban que alguien había llegado a casa.
-¿Estás bien? –resonó la voz de la mujer, nerviosa-. Es muy tarde… creí que te había pasado algo.
-No te preocupes tanto; de ahora en adelante puede que no esté en casa mucho tiempo –anunció él, con voz cansada-. Este caso resulta cada vez más difícil de lo que esperábamos.
-¿Cómo quieres que esté tranquila? –la voz de ella se elevó un poco, pero volvió a bajar inmediatamente cuando Soichiro le recordó a los hijos-. Después de lo que ocurrió con el policía… Ya casi no puedo dormir.
El volumen de su conversación había disminuido tanto que Light tuvo que salir de la habitación y sentarse en la escalera.
-Alguien debe encargarse de esto, si no nunca se detendrá.
-Lo sé –sollozó ella-. ¿Seguro que te encuentras bien?
Soichiro suspiró.
-Por supuesto, llegué tarde porque tuve que ir en las patrullas a buscar a una chica que había robado información sobre el caso.
-¿Cómo hizo eso?
-Se conectó a la computadora que tengo en la oficina –aclaró él-, al parecer aprovechó el accidente que se dio hace unos días en la delegación.
-¿El hombre que se estrelló en la entrada?
-Sí.
Esbozando una sonrisa, Light regresó a su habitación, con mucho cuidado, cerró la puerta para que nadie lo escuchara.
-Eso ha sido bastante interesante, Ryuk.
La risa del shinigami resonó entre las sombras.
-¿Ah, sí? ¿Qué averiguaste? –cuestionó el shinigami, antes de llevarse una manzana a la boca.
-El otro portador es una mujer y está lo suficientemente interesada en mí como para hacer todo eso para investigarme –comentó, divertido-. En verdad espero que lo haya hecho porque está de acuerdo conmigo ya que, si es para perjudicarme, tendré que matarla y… ya no quiero hacerlo.
Light hizo a un lado a su shinigami y se dejó caer en la cama; puso sus manos detrás de la nuca y observó el techo, pensativo.
-¿Qué harás?
-Necesito encontrar una forma de atraparla, idear algo que la guíe hasta mí.
L se acomodó en el sillón de modo que pudiera ver a todos los miembros de la investigación; con los pies sobre el cojín y las manos en las rodillas, fue observándolos a todos. Le repartió una cantidad de carpetas a cada uno.
-Éstas son las personas que han tenido contacto con la información del caso; como pueden ver hay miembros del equipo anterior. Necesito que los sigan por una semana y me comuniquen todo lo que encontraron.
-Pero… aquí también se encuentran las familias de nuestros compañeros –soltó Soichiro Yagami, observando una de las carpetas.
-Ellos también pudieron acceder a la información –respondió L-. Por supuesto, sería poco objetivo que les asignara a sus propias familias, por lo que Aizawa se encargará de vigilar a su familia, jefe. Y, por favor, quiero que me diga en este momento si tiene algún inconveniente con ello.
-No puedo decir que no es incómoda para mí esta situación –respondió él-, pero si esto ayuda a atrapar a Kira, aceptaré.
-Gracias –dijo L-. Quiero que me informen sobre los sospechosos que van a iniciar a investigar. Aizawa, un consejo, céntrate más en Yagami Light.
El hombre asintió.
-¿Por qué mi hijo?
-De los miembros de tu familia, él es el que tiene más probabilidad de ser Kira –L tocó sus labios con el pulgar-. También necesito que me consigan un noticiario, necesito dar un comunicado a la población pero, sobre todo a Kira.
Misa se levantó tan rápido de la silla que casi se cae al suelo; la presentadora había anunciando que, después de comerciales, el famoso detective L iba a dar unas palabras a la población japonesa.
Instantes después, en la pantalla apareció una L y, de las bocinas de la televisión de Misa emergió una voz distorsionada. Primero, pedía a los ciudadanos que mantuvieran la calma y les aseguraba que la policía había reducido el número de sospechosos a cinco y que pronto darían con Kira.
-No puede ser, cuando yo vi los archivos aun no tenían ni idea, sólo la teoría de que él era un estudiante –musitó ella-. Tal vez todo esto sea para presionarlo solamente, provocar que cometa un error.
Sin darse cuenta, cuando L comenzó a amenazar directamente a Kira y retarlo a que lo matara, Misa junto las manos sobre su pecho y las apretó con fuerza.
-¿Qué está haciendo? ¡Es peligroso!
-Sabes que un portador necesita el nombre y rostro de la persona para poder matarla –apuntó Rem, observando con curiosidad a la joven-. L jamás se ha mostrado.
-Lo sé, lo sé –soltó ella, un poco nerviosa-. Pero, después de esto, Kira no descansará hasta encontrarlo y terminar con él, estoy segura. Claro que, probablemente, L quiere que él haga justamente eso.
Con una sonrisa en los labios, Light caminaba hacia la universidad como todas las mañanas.
-¿Y después de ver lo de ayer, cuál es el plan?
De su bolsillo, Light sacó su teléfono móvil y se lo colocó en la oreja, fingiendo que hablaba con alguien; cuidó mucho el movimiento de sus labios.
-Parece que L quiere jugar –dijo ocultando su boca con el mismo aparato-, le daré lo suficiente para que se divierta. Entonces, Ryuk, ¿me dijiste que un humano me ha estado siguiendo, no es así?
-Sí –respondió el shinigami-, y comienza a molestarme.
Light se rió.
-Le daré a L muchos casos lo bastante interesantes como para que se mantenga ocupado, mientras yo me comporto como un estudiante e hijo perfecto.
-Suena bien, pero espero que suceda algo interesante, detesto estar aburrido –resopló Ryuk.
-No te preocupes, todo se volverá bastante divertido –aseguró Light-. Si todo funciona correctamente, pronto los mismos pobladores de Japón exigirán que L se retire del caso.
El joven cruzó las puertas de la universidad, cruzó el jardín y se adentró en los pasillos del edificio. Cerca de ahí, una joven se recargaba en la pared, con un libro en las manos. Su cabello suelto, de un rubio brillante, caía sobre sus hombros.
Las comisuras de sus labios se elevaron hacia arriba, parecía divertida con algo.
-Comportarme como un estudiante normal –murmuró Light, acercándose a ella.
La joven se dio cuenta de su presencia y levantó el rostro; no le extrañó que sus cejas se arrugaran sobre su frente y que por sus ojos verdes cruzara un destello de molestia.
Comenzaba a acostumbrarse a esa reacción, a decir verdad, le hacía mucha gracia.
-¿Por qué haces esa cara, Misa? Creí que ya éramos amigos.
Los ojos de ella se abrieron, con algo de sorpresa, la vio sacudir su cabeza.
-Tienes razón, lo siento.
-¿Qué clase tienes ahora?
-Física –soltó, haciendo un ligero mohín con los labios.
-Te acompañaré.
La vio dudar sólo unos segundos pero, después su expresión se suavizó; una pequeña sonrisa apareció en su semblante.
Perfecto.
-Sí, gracias.
デスノ—ト
Los Juegos de la Muerte
(Fanfic)
Las vidas de tres jóvenes serán puestas en el mismo camino para ser destrozadas en un interesante juego. Los dioses de la muerte han decidido: se les permitirá a los participantes elegir sus acciones, sin embargo, no tienen muchas opciones porque, el que pierda, morirá.
Por supuesto, ya que el sentido de humor de las deidades es muy oscuro, diferentes obstáculos se les pondrán en su camino, entre ellos, las mayores debilidades del humano: las emociones.
Capítulo 1. https://animefanfics.forosactivos.net/t1370-los-juegos-de-la-muerte
Capítulo 2. https://animefanfics.forosactivos.net/t1394-los-juegos-de-la-muerte
III
En las redes de araña
En las redes de araña
Sentado en el escritorio de su habitación, con los ojos fijos en el televisor, Light no pudo evitar esbozar una sonrisa. El shinigami que lo acompañaba, a pesar de encontrarse plácidamente acostado en la cama y distraído con el dulce sabor de una manzana roja, no le pasó desapercibido el gesto de Light, el mismo que empezaba a interpretar como una idea nueva.
-¿Qué es lo que piensas, Light?
-¿Recuerdas lo que ocurrió en la Jefatura de policía? El auto que se estrelló…
-Sí –concedió Ryuk, terminando el resto de su manzana- ¿Qué ocurre con eso?
Light se recargó hacia atrás en la silla y puso sus brazos detrás de la nuca, sus ojos observaron el techo.
-Un violador va directo a la delegación de policía, para luego morir en la entrada –relató el joven-. Es un extraño comportamiento para un criminal que había conseguido escapar de la cárcel.
Ryuk soltó una carcajada.
-Vamos, Light, deja de ir por las ramas y di exactamente qué tienes en mente.
-Creo que el otro portador manipuló al criminal, aunque me parece extraño –soltó, frunciendo ligeramente el ceño-, ¿por qué si se había mantenido tranquilo y escondido decide, repentinamente, hacer algo que llamará tanto la atención de los medios? ¿Lo hizo por publicidad? ¿Para mandarme un mensaje? ¿O conseguiría algo más con eso?
-Parece que te intriga mucho ese portador.
Light se irguió en el asiento, para dirigirle un ceño fruncido a su shinigami.
-No, simplemente debo estar al pendiente de sus movimientos.
-¿Vas a buscarlo?
-Por supuesto, pero no ahora –Light abrió el primer cajón de su escritorio e, introduciendo una pluma en la base del cajón, consiguió abrir el doble fondo y sacar el cuaderno de la muerte-. Lo primero que debo de hacer es debilitar a L y para ello es necesario quitarle a sus aliados.
Después de varios días de trabajo, L consiguió dibujar una sonrisa en su rostro; sus ojeras estaban un poco más pronunciadas que en otras ocasiones pero todo había valido la pena ahora que la luz de la computadora del jefe Yagami le daba en el rostro. Sólo restaba que la conexión se restableciera, lo cual podría ocurrir en cualquier momento, y lograría llegar a lo que, últimamente, lo tenía tan obsesionado.
Watari, dejando una jarra llena de té, lo sacó un instante de sus pensamientos.
-El jefe Yagami solicita hablar contigo, dice que es muy importante.
-De acuerdo –aceptó L, sin que su rostro expresara sorpresa alguna por la petición.
-Nos encontramos en una situación delicada: la mayoría de los integrantes de la investigación han renunciado al caso.
-¿Por qué? –cuestionó el detective; no parecía alterado, incluso se llevó un trozo de pay de limón a la boca.
-Tienen miedo. Sobre todo después de que aquel preso escapara para después entrar a la delegación, matar a uno de nuestros hombres y después suicidarse. Ahora ya nadie quiere estar aquí, temen que Kira los mate o a sus familias.
-¿Cuántos quedan que aceptaron continuar? –preguntó L.
-Cinco.
-Más que suficientes –aprobó el joven-. Pero, debo saber si todos ustedes están dispuestos a investigar a sus propios colegas o amigos y, si están conscientes de que nuestras vidas estarán en un riesgo mayor; Kira deseaba alejarme de toda la ayuda posible, por supuesto, cuando se dé cuenta que aún conservo colaboradores querrá deshacerse de todos.
Hubo un momento de silencio al que le siguió una discusión murmurada que duró varios minutos, finalmente, fue el jefe quien tomó la palabra: -Continuaremos con el caso.
-Esperen mis siguientes instrucciones –dijo L-, pronto nos veremos.
-¿Vernos?
-Por supuesto, a partir de ahora nos comunicaremos personalmente.
En el amplio patio de la escuela, rodeada de un jardín y altos árboles, Misa estaba sentada en una banca, con su cuaderno de matemáticas en las manos, intentando resolver una ecuación.
-Creí que lo más importante en estos momentos era resolver el enigma de Kira –comentó Rem, paseándose en torno a la portadora.
-Por supuesto que lo es –concedió la joven-, pero quiero que los profesores dejen de prestarme tanta atención, necesito volver a sacar muy buenas notas para que vuelvan a ignorarme.
Después de varios minutos, en que las dos permanecieron en silencio, Misa sonrió triunfante y escribió furiosamente con su lápiz en la hoja de cuadrícula.
-¡Lo tengo! –exclamó, contenta.
Sin embargo, la sonrisa recién dibujada en su rostro se esfumó con una rapidez inusitada para ser remplazada por un ceño fruncido. Light se acercaba, seguido de un buen grupo de admiradora quienes, seguramente, se habían acercado a él con el pretexto de felicitarlo por su reciente reconocimiento al mejor alumno.
Pero, en esto, como Misa comprobaría en los minutos siguientes, se equivocaba.
-Debe ser muy difícil para tus hermanas y para ti que tu padre trabaje en el caso de Kira, ¿no es así? –comentó una chica de cabello corto y negro, juntó las palmas, consternada, como si pudiera sentir la angustia ella misma.
Misa, sin poder evitarlo, levantó la cabeza en dirección del grupo, mientras otra de las jóvenes pretendía sentirse igual de preocupada. Pero, eso no era lo importante en la conversación, sino que el padre de Light, era el jefe de policía.
-Estoy orgulloso de él y, si me lo permitiera, yo mismo ayudaría en el caso.
Las admiradoras se desvivieron en elogios, repitiendo lo valiente que era. Afortunadamente, Misa ya estaba pensando en otras cosas, por lo que no hubo necesidad de alejarse para ignorar los molestos chillidos de las chicas. ¿Él podría tener acceso a la información? Y si la tenía, entonces…
-Me encantaría continuar esta interesante conversación, pero necesito ayudar a Misa a estudiar. Es mi deber como su tutor –soltó, antes de acomodarse al lado de la joven y acomodar un mechón de sus rubios cabellos detrás de su oreja.
Aunque no le sorprendía, a Misa le molestó bastante las miradas de envidia y odio que le dirigieron las mujeres antes de despedirse de Light. Sobre todo, estaba enojada con él, por la desvergüenza que mostraba cerca de ella.
-No vuelvas a usarme para librarte de tus admiradoras –resopló-. Si te enfadan tanto, simplemente pídeles que te dejen tranquilo.
Light arqueó una ceja hacia ella, observándola como si la analizara.
-Tal vez tú hagas eso con toda la gente, pero yo, que conservo un sentido de la educación, debo ser amable con ellas –soltó.
Misa frunció el ceño, furiosa por su insinuación de que ella carecía de modales.
-Además –continuó él, divertido-, valió la pena si eso te puso celosa.
-¿Celosa? –ella abrió los ojos, primero con sorpresa, después con enfado-. Es ridículo.
Estaba dispuesta a levantarse y dejarlo, como lo había hecho en dos ocasiones anteriores, pero recordó de quién era hijo y decidió que lo mejor era llevarse bien con él.
Light tomó su mano y entrelazó sus dedos con los de ella.
-¿Qué puedo hacer para que dejes de molestarte conmigo constantemente?
-Tal vez –respondió Misa, retirando suavemente su mano-, si dejas de hacer cosas como esta podremos ser buenos amigos.
Algo extraño sucedió en ese momento; Misa creyó ver en la mirada de él, un destello peligroso. Se estremeció, con un poco de miedo. Aunque, desapareció tan rápido que, concluyó, todo era obra de su imaginación, ya que sus nervios estaban a flor de piel últimamente.
-De acuerdo.
No sabía porqué pero el presentimiento de que había cometido un error se apoderó de ella. Y ya no había marcha atrás, desde que mató al hombre del callejón esa mortal certeza la consumía, dejándola sin esperanza.
A pesar de la sorpresa que habían recibido al conocerlo, los cinco miembros de la policía parecían dispuestos a obedecer sus órdenes. L, con la computadora instalada en la sala del cuarto de hotel, les explicó todo lo que tendrían que hacer.
-Cuando les dé la indicación, quiero que se dirijan a la dirección que les indique.
El jefe Yagami asintió.
-De esa forma podemos atraparla.
-Sí y quiero que la traigan aquí inmediatamente –dijo L, subiendo las piernas al sillón, encorvándose sobre sí— y, les pido de favor, que no la esposen, yo determinaré si es culpable de ayudarlo o no.
Aunque, un poco extrañados, los hombres asintieron.
-¿Crees que esta noche podremos atraparla? –cuestionó Matsuda, cuya cara lucía un tanto emocionada por el hecho de encontrarse en una persecución.
-Es lo más probable –contestó L, colocando otro cubo de azúcar a su té.
-Entonces debemos estar listos, esperaremos tus instrucciones en las patrullas –dijo Soichiro Yagami, les dirigió una mirada a sus subordinados-. Vamos.
La puerta resonó al cerrarse, después de que los cinco hombres salieran de la habitación.
-¿Por qué pretendes ser tan amable con ella? –cuestionó Watari, de pronto; su mirada había estado fija en L, como si quisiera descifrarla.
El detective sonrió, con los labios sobre la taza de té, sus ojos negros no perdían de vista el monitor de la computadora.
-Estoy seguro que ella no trabaja para Kira –respondió-, además me gusta cómo piensa.
Afuera una lluvia insistente se esparcía por las oscuras calles, provocando que las personas busquen refugio en cualquier establecimiento cercano. Misa, indiferente a todo ello, cubierta con una chamarra y arrancada de su identidad por una peluca negra, lentes y una bien puesta capa de maquillaje, encendía el ordenador. Siempre tenía que ser el mismo.
La conexión estaba por iniciarse. Esperaba no demorarse mucho aquel día, ya que estaba mortalmente cansada y todo lo que deseaba era regresar a casa.
-Tu jefe se portó gentil contigo, al permitirte salir temprano –comentó Rem.
La barra verde, que indicaba, sólo faltaba un treinta por ciento para conectarse, seguía avanzando.
-He trabajado muy duro estas últimas semanas –dijo Misa-, supongo que me había ganado el permiso.
La joven se alegró cuando el proceso finalizó y vio aparecer en el escritorio de la computadora una docena de archivos, sin imaginarse que no muy lejos de ahí, un detective de alborotado cabello negro esbozaba una amplia sonrisa y, por comunicador, dictaba una dirección.
-Te tengo –murmuró L.
De pronto, antes de que Misa pudiera hacer click al archivo del caso Kira, la pantalla se puso completamente azul, lo único que se podía ver en ella era el cursor, que latía rítmicamente como un corazón humano. Se comenzó a mover sólo.
Sé que no estás de parte de Kira,
así que, ¿por qué insistes en ponerte en peligro?
¿Qué es lo que quieres?
Dime y tal vez pueda ayudarte.
L.
así que, ¿por qué insistes en ponerte en peligro?
¿Qué es lo que quieres?
Dime y tal vez pueda ayudarte.
L.
Misa quedó tan sorprendida porque el detective pudiera comunicarse con ella y, peor aún, porque la hubiese descubierto que tardó unos segundos en reaccionar. Después, intentando averiguar qué sería lo mejor por hacer a continuación. Impulsada por algo que no podía explicarse, ya que su instinto le decía que dejara todo y saliera de ahí, volvió sus dedos al teclado.
Creo que eres un hipócrita,
¿cómo puedes pedirme confianza,
siendo que tú mismo no confías en nadie?
Esto es sólo una trampa y
tus palabras son una forma de
ganar tiempo.
Adiós, L.
¿cómo puedes pedirme confianza,
siendo que tú mismo no confías en nadie?
Esto es sólo una trampa y
tus palabras son una forma de
ganar tiempo.
Adiós, L.
Provocando que Watari lo observara, un tanto extrañado, L, en lugar de enfadarse, sonrió al mensaje en la pantalla. Escribió una última respuesta.
Antes de que te vayas,
anota esto, te servirá cuando
me necesites.
anota esto, te servirá cuando
me necesites.
Últimamente Misa sentía que cada decisión que tomaba la llevaría a cometer un error, como en ese momento que, siguiendo otro impulso, accedió a anotar el número de teléfono que L había puesto en la pantalla. Después, haciendo algo que había aprendido hacía poco tiempo, provocó que la computadora destruyera toda su información y terminara por apagarse, dejando su monitor en negro, inservible.
Le tiró algo de dinero al encargado, quien seguía ensimismado en una revista con fotografías de mujeres en bikini y salió corriendo, enfrentándose a la lluvia y la oscuridad. Sus zapatos resonaron en los charcos, empapándole las calcetas.
Poco después, el local se vio rodeado de luces azules y rojas, y un ensordecedor sonido de sirenas aturdió a los pocos clientes que todavía se encontraban sentados frente a las computadoras.
Soichiro Yagami, bajó de una de las patrullas y les ordenó a todos que permanecieran en sus lugares. Aizawa entró poco después y comenzó a interrogar al encargado quien, al darse cuenta que una de sus computadoras se había arruinado comenzó a maldecir en contra de una joven.
-¿Cómo era ella? –cuestionó Aizawa.
Una vez que el hombre terminó de describirla, lo cual duró un poco más de lo esperado, ya que cada detalle de su fisonomía venía acompañado de un par de insultos. Inmediatamente, Yagami se comunicó con L y le relató todo.
-No nos sirve de mucho –soltó él-, si la chica se ha disfrazado de hombre no podemos esperar que ésa sea su apariencia real.
-¿Qué hacemos ahora? –intervino Matsuda- ¡Tal vez no sea demasiado tarde para seguirla, podemos hacerlo!
-No, por el momento dejen las cosas como están.
Gotas de lluvia alojadas en los mechones de cabello falso resbalaban, con la exactitud de un segundero, hasta caer al suelo de la habitación. El pecho de Misa subía y bajaba con irregularidad, su ropa, que consistía en una falda a cuadros, unas medias rayadas y una chamarra, brillaban por la concentración de agua que alojaban. La máscara de maquillaje se había esfumado de manera que lo que restaba era el rímel, el cual se había corrido por sus mejillas, como si de sus ojos brotaran lágrimas negras.
Para lo único que tuvo energía, antes de dejarse caer al suelo y acomodarse en una esquina –abrazando sus rodillas-, fue para pasar el número de L, que casi se borraba de su palma, a una hoja en blanco.
-Me faltó poco para ser descubierta…
Sus palabras se perdieron un poco entre el ruido que provocaba la lluvia al caer; por la ventana, el rumor cristalino del agua se precipitaba, cobijada por la noche.
-Ese detective –comentó Rem, de pronto— supo cómo encontrarte.
Misa soltó un suspiro cansado, con poca energía consiguió asentir con la cabeza.
-Ya había escuchado hablar de él; es muy inteligente.
-¿Por qué anotaste su número? –cuestionó la shinigami, inclinando su cuerpo óseo un poco, para observar con más atención a la joven.
Misa sonrió y, cosa curiosa, su gesto reflejó más una profunda tristeza que una emoción alegre.
-L tiene razón, un día puedo necesitar de su ayuda.
-Pero, ¿no es arriesgado estar cerca de L? Tú posees otro cuaderno de la muerte –dijo la shinigami-, él puede descubrirlo.
-Es por eso que ya no lo usaré –dijo ella-, además, no pienso comunicarme con L a menos que esté completamente desesperada.
-Debes de tener cuidado, Misa.
-Lo sé.
Misa se acercó a la ventana y apoyó su cabeza en el cristal, sus ojos observaron como todas las calles se dibujaban con dificultad, ya que las gotas provocaban que se creara una brisa nebulosa, que parecía difuminar los detalles de todos los objetos que tocaba. Eran dolorosas las memorias que traían hasta ella días como ese; a veces se sentía, como si su soledad fuera una humedad que se había instalado en sus huesos, haciéndolos lamentarse los días lluviosos. A veces sus pensamientos la llevaban a lugares mucho más oscuros que una noche como aquella; creía que toda su vida era una burla de alguien más.
El asesinato de sus padres y, después, cuando pensaba que había encontrado otra familia… el accidente con el fuego…
Tal vez la soledad era lo único que podría acompañarla hasta el día de su muerte. Bueno… se permitió sonreír un poco, Rem también seguiría a su lado.
-Espero que nunca me encuentres, Kira –soltó en un murmullo débil.
Por la puerta entreabierta, una débil luz proveniente de la sala se alcanzaba a vislumbrar, arrebatándole a la habitación un poco de su acostumbrada oscuridad. Con el codo apoyado en la superficie del escritorio y la cabeza apoyada en una de sus manos, Light escrutaba la rendija de la puerta, esperando.
-¿Por qué estás tan callado? –cuestionó Ryuk, quien ya comenzaba a aburrirse.
-Mi padre ya tardó demasiado y mi madre está despierta, abajo, esperándolo. Ya que la familia sabe que está trabajando en el caso de Kira, ella constantemente está preocupada por él. Estoy seguro que no se resistirá a interrogarlo y, si tengo suerte, podré enterarme un poco sobre lo que L se trae entre manos.
Ryuk, esbozando una sonrisa llena de colmillos, se levantó de la cama y se acercó a la puerta.
Los dos escucharon con atención, minutos después, como la puerta de la entrada era abierta y los pasos que anunciaban que alguien había llegado a casa.
-¿Estás bien? –resonó la voz de la mujer, nerviosa-. Es muy tarde… creí que te había pasado algo.
-No te preocupes tanto; de ahora en adelante puede que no esté en casa mucho tiempo –anunció él, con voz cansada-. Este caso resulta cada vez más difícil de lo que esperábamos.
-¿Cómo quieres que esté tranquila? –la voz de ella se elevó un poco, pero volvió a bajar inmediatamente cuando Soichiro le recordó a los hijos-. Después de lo que ocurrió con el policía… Ya casi no puedo dormir.
El volumen de su conversación había disminuido tanto que Light tuvo que salir de la habitación y sentarse en la escalera.
-Alguien debe encargarse de esto, si no nunca se detendrá.
-Lo sé –sollozó ella-. ¿Seguro que te encuentras bien?
Soichiro suspiró.
-Por supuesto, llegué tarde porque tuve que ir en las patrullas a buscar a una chica que había robado información sobre el caso.
-¿Cómo hizo eso?
-Se conectó a la computadora que tengo en la oficina –aclaró él-, al parecer aprovechó el accidente que se dio hace unos días en la delegación.
-¿El hombre que se estrelló en la entrada?
-Sí.
Esbozando una sonrisa, Light regresó a su habitación, con mucho cuidado, cerró la puerta para que nadie lo escuchara.
-Eso ha sido bastante interesante, Ryuk.
La risa del shinigami resonó entre las sombras.
-¿Ah, sí? ¿Qué averiguaste? –cuestionó el shinigami, antes de llevarse una manzana a la boca.
-El otro portador es una mujer y está lo suficientemente interesada en mí como para hacer todo eso para investigarme –comentó, divertido-. En verdad espero que lo haya hecho porque está de acuerdo conmigo ya que, si es para perjudicarme, tendré que matarla y… ya no quiero hacerlo.
Light hizo a un lado a su shinigami y se dejó caer en la cama; puso sus manos detrás de la nuca y observó el techo, pensativo.
-¿Qué harás?
-Necesito encontrar una forma de atraparla, idear algo que la guíe hasta mí.
L se acomodó en el sillón de modo que pudiera ver a todos los miembros de la investigación; con los pies sobre el cojín y las manos en las rodillas, fue observándolos a todos. Le repartió una cantidad de carpetas a cada uno.
-Éstas son las personas que han tenido contacto con la información del caso; como pueden ver hay miembros del equipo anterior. Necesito que los sigan por una semana y me comuniquen todo lo que encontraron.
-Pero… aquí también se encuentran las familias de nuestros compañeros –soltó Soichiro Yagami, observando una de las carpetas.
-Ellos también pudieron acceder a la información –respondió L-. Por supuesto, sería poco objetivo que les asignara a sus propias familias, por lo que Aizawa se encargará de vigilar a su familia, jefe. Y, por favor, quiero que me diga en este momento si tiene algún inconveniente con ello.
-No puedo decir que no es incómoda para mí esta situación –respondió él-, pero si esto ayuda a atrapar a Kira, aceptaré.
-Gracias –dijo L-. Quiero que me informen sobre los sospechosos que van a iniciar a investigar. Aizawa, un consejo, céntrate más en Yagami Light.
El hombre asintió.
-¿Por qué mi hijo?
-De los miembros de tu familia, él es el que tiene más probabilidad de ser Kira –L tocó sus labios con el pulgar-. También necesito que me consigan un noticiario, necesito dar un comunicado a la población pero, sobre todo a Kira.
Misa se levantó tan rápido de la silla que casi se cae al suelo; la presentadora había anunciando que, después de comerciales, el famoso detective L iba a dar unas palabras a la población japonesa.
Instantes después, en la pantalla apareció una L y, de las bocinas de la televisión de Misa emergió una voz distorsionada. Primero, pedía a los ciudadanos que mantuvieran la calma y les aseguraba que la policía había reducido el número de sospechosos a cinco y que pronto darían con Kira.
-No puede ser, cuando yo vi los archivos aun no tenían ni idea, sólo la teoría de que él era un estudiante –musitó ella-. Tal vez todo esto sea para presionarlo solamente, provocar que cometa un error.
Sin darse cuenta, cuando L comenzó a amenazar directamente a Kira y retarlo a que lo matara, Misa junto las manos sobre su pecho y las apretó con fuerza.
-¿Qué está haciendo? ¡Es peligroso!
-Sabes que un portador necesita el nombre y rostro de la persona para poder matarla –apuntó Rem, observando con curiosidad a la joven-. L jamás se ha mostrado.
-Lo sé, lo sé –soltó ella, un poco nerviosa-. Pero, después de esto, Kira no descansará hasta encontrarlo y terminar con él, estoy segura. Claro que, probablemente, L quiere que él haga justamente eso.
Con una sonrisa en los labios, Light caminaba hacia la universidad como todas las mañanas.
-¿Y después de ver lo de ayer, cuál es el plan?
De su bolsillo, Light sacó su teléfono móvil y se lo colocó en la oreja, fingiendo que hablaba con alguien; cuidó mucho el movimiento de sus labios.
-Parece que L quiere jugar –dijo ocultando su boca con el mismo aparato-, le daré lo suficiente para que se divierta. Entonces, Ryuk, ¿me dijiste que un humano me ha estado siguiendo, no es así?
-Sí –respondió el shinigami-, y comienza a molestarme.
Light se rió.
-Le daré a L muchos casos lo bastante interesantes como para que se mantenga ocupado, mientras yo me comporto como un estudiante e hijo perfecto.
-Suena bien, pero espero que suceda algo interesante, detesto estar aburrido –resopló Ryuk.
-No te preocupes, todo se volverá bastante divertido –aseguró Light-. Si todo funciona correctamente, pronto los mismos pobladores de Japón exigirán que L se retire del caso.
El joven cruzó las puertas de la universidad, cruzó el jardín y se adentró en los pasillos del edificio. Cerca de ahí, una joven se recargaba en la pared, con un libro en las manos. Su cabello suelto, de un rubio brillante, caía sobre sus hombros.
Las comisuras de sus labios se elevaron hacia arriba, parecía divertida con algo.
-Comportarme como un estudiante normal –murmuró Light, acercándose a ella.
La joven se dio cuenta de su presencia y levantó el rostro; no le extrañó que sus cejas se arrugaran sobre su frente y que por sus ojos verdes cruzara un destello de molestia.
Comenzaba a acostumbrarse a esa reacción, a decir verdad, le hacía mucha gracia.
-¿Por qué haces esa cara, Misa? Creí que ya éramos amigos.
Los ojos de ella se abrieron, con algo de sorpresa, la vio sacudir su cabeza.
-Tienes razón, lo siento.
-¿Qué clase tienes ahora?
-Física –soltó, haciendo un ligero mohín con los labios.
-Te acompañaré.
La vio dudar sólo unos segundos pero, después su expresión se suavizó; una pequeña sonrisa apareció en su semblante.
Perfecto.
-Sí, gracias.
Última edición por Jeanette Yunnuen el Sáb Dic 03, 2011 8:18 am, editado 1 vez
Jeanette Yunnuen- Mensajes : 30
Fecha de inscripción : 19/10/2011
Re: Los Juegos de la Muerte
kyaaaaaaaaaaaaa
sugoiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
conti conti conti
pronto onegai xDD
sugoiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
conti conti conti
pronto onegai xDD
Karely Uchiha- Mensajes : 1302
Fecha de inscripción : 01/08/2011
Edad : 33
Localización :
Re: Los Juegos de la Muerte
me encanto mucho tu fic >.< haz la conti onegaii cuídate
YULI'S- Mensajes : 273
Fecha de inscripción : 10/08/2011
Edad : 25
Localización : con mi precioso esposo gaara
Personaje Favorito : GAARA [el amor de mi vida] , murdoc,2D,yo (?),sebas,etc.
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