Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 20

por SweeT PrincesS Dom Mar 03, 2013 6:03 am

CAPÍTULO 20:

"Apartarme De Tu Lado"

PARTE 1

Al día siguiente muy temprano, Falon buscó a Tedra por el castillo y no la encontró.
¿Dónde carajos podía estar?
La última vez que la vio fue en la fiesta de anoche, pero estuvo tan pendiente de Azalea que había descuidado a su hermana.
Necesitaba despedirse de ella y marcharse de una maldita vez.
Ya tenía la maleta hecha y tan solo le quedaba despedirse de Zaebard, de Dalden, de Cerith y de Tedra.
Todavía estaba amaneciendo. Era la mejor hora para partir. Así evitaría encontrarse con Azalea.
Esperaría a que Zaebard se despertase, por lo que se dirigió hacia el comedor real.
Pero antes de poder entrar, una explosión retumbó en todo el castillo y lo hizo temblar.
¿Qué demonios estaba ocurriendo?
Pronto todo el mundo fue despertando y los soldados corrieron hacia el lugar del fuerte estruendo.
Falon también corrió hacia allí y al bajar las escaleras que llevaban a los calabozos vio el humo y el polvo que salía de un montón de escombros.
Pasó por encima y se sorprendió al ver un enorme agujero en la pared del último calabozo.
Un agujero que daba al jardín trasero… Un agujero que llevaba a la libertad.
El caballero Cian había escapado.
Los dos guardias que habían estado vigilando al prisionero yacían ahora muertos en el suelo.
Zaebard llegó en ese momento y al ver la escena, se derrumbó por completo.

FALON: Está claro que Cian tiene aliados ahí fuera.
ZAEBARD: Estoy seguro de que aquellas amenazas escritas que he estado recibiendo tienen que ver con esos aliados.
FALON: Maldita sea. Se han encargado muy bien de distraerte. Será mejor que desde ahora no bajemos la guardia, pues Cian está libre, y puede atacarte en cualquier momento.
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Después de clase, Azalea y sus amigos se dirigieron hacia el jardín trasero, dónde los soldados apartaban los pedruscos y preparaban la mezcla que se usaba para crear muros y paredes.
Zaebard daba órdenes a diestra y siniestra a los guardias que debían custodiar el reino completo.
Y Falon distribuía a otros soldados para que custodiasen la entrada al lago termal y al bosque.
¿Qué estaba ocurriendo? ¿Por qué habían atacado al reino y abierto un agujero en el calabozo?

LILLY: Al parecer, los problemas siempre existirán en Aion.
AIKA: No entiendo cómo puede haber gente tan malvada.
AZALEA: ¿Creéis que estamos en peligro?
LILLY: Pronto lo sabremos. Pero está claro que los atacantes no han querido hacernos daño a nosotros. Pues la explosión ha sido solamente en el calabozo.
AIKA: Eso significa que la intención ha sido liberar a los prisioneros.
LENOIC: Za-Zaebard no ti-tiene prisioneros. No le-le gusta encerrar a ge-gente ahí dentro.
AIKA: ¿Entonces por qué…?
AZALEA Cian.
AIKA Y LILLY: ¿Qué?
AZALEA: Cian estaba ahí dentro. Lo han liberado a él.
AIKA: Eso suena a peligro.

Falon se acercó a ellos y trató de no mirar a Azalea, la cual notó su frialdad y le dolió el corazón.

FALON: Salid de aquí. El humo no es bueno para los pulmones.
LILLY: ¿Qué ha pasado, Alteza Falon?
FALON: Zaebard os lo explicará en su debido momento. Ahora marchaos.

Tras una última mirada a la escena de reparación, el grupo regresó al comedor real para comer y conversar sobre ese embrollo.
Ya nadie podía sentirse tranquilo en el castillo.
¿Qué sucedería esta vez?
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Tedra despertó con dolor de espalda, pues dormir en un diván no había sido buena idea.
Se levantó y bostezó.
Increíblemente había dormido de un tirón; sin malos sueños por lo ocurrido con Shaner.
Deseaba darse un baño, pero en este lugar sería algo difícil.
Se acercó al armario y cogió una camisa de Shaner para ponérsela.
Aspiró el varonil aroma y se miró en el pequeño espejo que colgaba de la pared.
Esa camisa le quedaba como vestido de verano; mostraba unas perfectas piernas y el cabello le caía como cascada sobre los hombros y espalda.
Se asomó a la ventana y en el jardín vio a los monjes luchando en parejas.
Su corazón se aceleró al ver a Shaner sin camisa, luchando también.
Los músculos se contraían con cada movimiento y su piel bronceada brillaba al sol.
No pudo evitar llenarse de anhelos por él.
Si almenos Shaner la aceptase como amante…
Al otro lado del jardín vio una pequeña y redonda fuente de agua, dónde el anciano monje lavaba ropa a mano.
Sonrió y decidió ir a su encuentro.
Al acercarse a la fuente, el anciano la miró con una tímida sonrisa.

ANCIANO: ¿Sois la princesa Tedra?
TEDRA: Sí.
ANCIANO: Os pido disculpas por el trato que os di a vos y a vuestra amiga aquella vez que…
TEDRA: No se preocupe, señor. Entendí que la magia está prohibida aquí.

La joven se descalzó, se sentó en el murito que formaba la fuente y metió sus delicados pies en el agua.
Se sentía cómoda al estar vestida con una sola camisa, ya que los monjes eran hombres sagrados que no miraban con lascivia a las mujeres.
Suspiró con placer y observó que en el centro de la fuente había como estatua una gran rana con la boca abierta hacia el cielo.
Y alrededor de los ojos saltones brillaban piedras de todos los colores.
Vaya… Qué preciosidad…
Se acercó para tocarla y de pronto la boca de la rana soltó un largo chorro de agua hacia arriba, el cual se abrió cómo palmera con otros chorros más delgados y la mojaron por completo.
El agua estaba bastante fría, por lo que soltó un grito de sorpresa.
Entonces todos los monjes, incluidos Shaner y el anciano, dejaron de hacer sus cosas para mirarla en silencio, creyendo que la princesa se enojaría por no haber recibido la explicación del funcionamiento de esa fuente.
Pero para sorpresa de todos, la hermosa chica se echó a reír y comenzó a saltar y a correr bajo los chorros mientras que el agua de la fuente le llegaba por las rodillas.
El anciano sonrió y se dispuso a tender la ropa en las cuerdas atadas de árbol a árbol.
Los monjes suspiraron con alivio y continuaron con su entrenamiento.
Pero Shaner se quedó quieto, observándola… Extasiado al verla reír y bailar bajo el agua…con esa camisa pegada a su cuerpo…delineando cada sensual curva…
A pesar del deseo que sentía por ella, también quiso formar parte de esa risa…de esa alegría…de esa inocencia…de ese sentimiento que…que…
Sujetó con fuerza la espada y desvió la mirada hacia la entrada del templo, dónde en la pared lateral colgaba la oficial foto de un hombre que abrazaba a una mujer y a un niño.
Fue la familia que construyó este templo para los monjes del pueblo.
Una familia que fue muy amiga de los padres de Shaner, y que por desgracia los vio morir para luego acogerlo a él con amor y cariño, hasta convertirlo en un guerrero gracias a los duros entrenamientos que el anciano monje lo sometió años atrás.
Esa bondadosa familia murió en un accidente de carruaje y el templo fue puesto legalmente en manos del anciano, el cual envió a Shaner al reino de Aion para que fuese guardián protector del príncipe Zaebard.
Y en cuanto Zaebard se hizo rey, convirtió al guerrero en capitán de caballería.
Shaner dedicó su adolescencia y parte de su vida adulta a proteger a su amigo el rey y a su esposa e hijos…
Parpadeó y escondió esos recuerdos en el fondo de su alma.
El haber perdido a sus padres siendo tan niño para después perder también a la familia que lo acogió con tanto afecto fue suficiente para endurecerle el corazón, sumado al duro entrenamiento que lo transformó en guerrero y defensor.
Había aprendido que el miedo y el llanto llevaban a las personas a un solo camino: la perdición.
He aquí su seriedad y su personalidad reservada. He aquí sus rechazos hacia Tedra.
No quería formar una familia por temor a perderla también. Y mucho menos quería tener una familia que portase sangre real…pues el peligro de perderla sería aun mayor.
La risa de la princesa cortó sus pensamientos y no pudo evitar mirarla de nuevo.
Era tan bella…tan joven e inocente…
Se merecía todo lo mejor al lado de un hombre de su mismo nivel social.
En cuanto Tedra se dio cuenta de que Shaner la miraba fijamente, no se molestó en sonreírle o en sonrojarse de placer. Sino que lo miró con frialdad y desdén.
El dolor sacudió al guerrero y su mente comenzó a tener ideas absurdas.
Ideas como…dejar todo honor y respeto a un lado para tomar a esa testaruda princesa y hacerla suya de nuevo.
Estaba cansado de luchar contra viento y marea todo el tiempo.
¿Qué recompensa tendría si dejaba escapar lo que Tedra le brindaba? ¿Honor y más honor?
Ya empezaba a dolerle la cabeza…
Tiró la espada al suelo y se fue, dejando indiferente a la princesa, la cual también estaba harta de todo.
Se encogió de hombros y siguió disfrutando del agua y del sol.
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Cuando Zannaleah abrió los ojos, sintió que había pasado una eternidad hasta que había podido despertar al fin.
Pero… ¿Despertar del sueño o de la muerte?
No. Para los mortales era imposible despertar de la muerte.
Se incorporó y se vio dentro de una sala enorme y dorada, dónde en lo alto de las escaleras centrales se alzaba el majestuoso Ministro Celestial con sus enormes alas blancas en la espalda.
Era el ángel divino más bueno que Zannaleah pudo conocer en ese mundo lleno de dioses y deidades.
Una puerta se abrió y entraron Moira y Fury, los cuales se acercaron a ella.
Eso no parecía un sueño…

MOIRA: ¿Estás bien?
ZANNA: ¿Qué está pasando? ¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué el Ministro está presente?

Moira quiso hablar pero no pudo, y la preocupación de su rostro asustó a Zanna, la cual se levantó del suelo y ni cuenta se dio de que ya no tenía cadenas.

ZANNA: ¿Dónde está Frey? ¿Qué ha pasado con él?
FURY: Los dioses han decidido tu destino.
ZANNA: No importa lo que puedan hacer conmigo. Solo quiero saber dónde está Frey.
MOIRA: No sabemos nada, Zanna. Llevamos aquí tres días, en los cuales tú has permanecido inconsciente.
FURY: En estos tres días los dioses han estado debatiendo sobre tu destino. Ha llegado la hora de que todos lo sepamos.
MOIRA: Haré lo que pueda con tal de salvarte de algún modo, amiga.

A Zanna no le interesaba su propio bienestar. Tan solo quería saber qué le había sucedido a su amado.
El Ministro los hizo acercarse con un halo de luz dorada y los colocó frente a él para clavar la mirada con pesadumbre en Zannaleah.

MINISTRO: Siento mucho lo que está ocurriendo, pequeña Zanna.
ZANNA: Oh, Ministro, por favor. Dime dónde está Frey. Dime qué han hecho con él. ¿Dónde está?
MINISTRO: Los dioses todavía no han hecho nada con Frey.
ZANNA: ¿Todavía…?
MINISTRO: Él ha pedido su último deseo: verte, Zannaleah.

Último deseo…
No, no, no. Eso no podía ser posible.
Zanna se aferró a la túnica del Ministro Celestial y lo miró con los ojos llenos de lágrimas.

ZANNA: Por favor, no… Solo es culpa mía… Castigadme a mí en su lugar…
MINISTRO: Zanna…
ZANNA: ¡Yo soy la culpable de todo! ¡Yo y solo yo! ¡Por favor, no!

Hundió su rostro en las rodillas del divino ángel y lloró y gritó amargamente.
Moira estaba destrozada por dentro. Y Fury no aceptaba que Frey estuviera a punto de desaparecer.
No podía aceptarlo. No cuando él mismo quería darle una paliza en venganza por haberle arrebatado a Moira.

MINISTRO: Zanna, escúchame.
ZANNA: Por favor…por favor…
MINISTRO: Tú tuviste el castigo asignado hasta que Frey pidió su deseo.

Dicho eso, apartó a la joven de su túnica y comenzó a bajar por las escaleras.

ZANNA: ¡Ministro, espera!

Quiso seguirlo para aclarar todo sobre ese último deseo, pero explotó una luz y ante ella y sus dos compañeros apareció Frey, el cual parecía estar en mejores condiciones.

FREY: Zanna.

Oír esa voz tras su espalda fue suficiente para que el corazón de Zannaleah volviera a la vida. Pero solo duró un momento, ya que tras darse la vuelta y encontrarse con la apagada mirada de su amado, se derrumbó de nuevo.

ZANNA: Frey…
FREY: Siento paz al saber que vivirás por muchos años más.
ZANNA: No…no…
FREY: Al fin y al cabo, los dioses no son malos, sino justos.
ZANNA: Por Dios, Frey…

Se atragantó con sus propias lágrimas y las fuerzas la abandonaron.
Se dejó caer de rodillas al suelo y se abrazó a sí misma.

ZANNA: ¿Qué has hecho, Frey? ¿Qué has hecho?
FREY: Lo que cualquier persona enamorada hubiera hecho por su amado.

Dicho eso, se acercó a Moira y la abrazó con fuerza largos minutos, la cual no pudo evitar romper a llorar.
Luego la soltó y se acercó a Fury.
Se miraron en silencio durante lo que pareció una eternidad hasta que Fury le tendió la mano en gesto de tregua. Y Frey se la estrechó con una sonrisa.
Entonces se volteó hacia Zanna, la cual seguía sollozando arrodillada.
Estuvo a punto de derrumbarse ante esa desoladora imagen, pero no quería dejar su última imagen como un recuerdo de tristeza.
Se acercó y se arrodilló frente a ella. La tomó de los hombros y la obligó a que lo mirase.

FREY: ¿Me salvarías la vida si estuviera en tus manos?
ZANNA: Sí…
FREY: Entonces me comprenderás.

Zannaleah se acurrucó entre sus brazos y continuó llorando mientras él le acariciaba el cabello.

FREY: Allá a dónde vaya cuidaré de ti, mi pequeña Zanna.
ZANNA: Quiero saber…dónde estarás…para ir a buscarte…
FREY: Siempre me tendrás cerca.
ZANNA: Dime dónde, Frey.
FREY: En el aire. Estaré en el viento. En tu respiración.

Zannaleah se apartó un poco de él y agachó el rostro todavía lleno de lágrimas.
Necesitaba liberar su alma para que viajase junto a su amado.

ZANNA: Te pido perdón por todas mis confusiones. Pero yo...te amo solo a ti, Frey... Te amo...te amo... Solamente tú.

Era la confesión que Frey siempre había anhelado oír. Y aunque no era en el mejor momento, podía irse tranquilo… Lleno de amor y paz…
La abrazó con tanta fuerza que tuvo la sensación de que podría metérsela en la piel.

FREY: Yo también te amo. Para siempre.

Tras decir eso, explotó de nuevo la luz y desapareció.
Zannaleah se sintió vacía y muerta por dentro.
Se acostó sobre el suelo y cerró los ojos, deseando que los dioses la hicieran desaparecer también.
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Tras haberse dado el baño en la fuente de agua, Tedra se secó la piel, se puso el pomposo vestido y se cepilló el cabello con los dedos, ya que no tenía peine en ese lugar.
Salió a la sala principal, dónde se topó con el anciano monje y con Shaner.
Le sonrió al hombre mayor sin dedicar una sola mirada al guerrero, el cual notó enseguida ese frio gesto.

ANCIANO: Shaner se encargará de llevaros al reino de Aion, princesa.
TEDRA: Oh… Está bien.
ANCIANO: Siento mucho no tener una carroza para vuestra comodidad, por lo que tendréis que viajar a caballo.
TEDRA: No se preocupe. Me gusta cabalgar.
ANCIANO: Cuidaros mucho y que tengáis un lindo viaje. (sonriendo)
TEDRA: Gracias.

Le sonrió y salió del templo, seguida por Shaner.
Caminaron en silencio hacia los dos caballos que los esperaban atados a la columna de entrada al jardín delantero.
De nuevo esa situación… De nuevo una despedida… De nuevo un adiós…
Antes de que Tedra quisiera comenzar a discutir, intentó calmarse y se plantó frente a él con determinación, cortándole así el paso.

TEDRA: Quiero que sepas que me di por vencida. Te dejaré en paz definitivamente.
SHANER: …
TEDRA: No quiero que haya un adiós lleno de rencores, así que como muestra de mi resignación y de mi bondad, te regalo la pulsera.

Cogió la mano del capitán y le colocó dicha pulsera en su gruesa muñeca.

TEDRA: Te queda un poco estrecha pero no importa. Y no sé por qué la cogiste pero espero que la cuides.

Tras decir eso, se giró hacia el caballo para subir sobre él, pero el vestido no se lo estaba poniendo nada fácil.
Se sentía nerviosa y quería marcharse ya…antes de que cometiera la estupidez de suplicarle de nuevo que la aceptase…
Se rasgó el brazo con la crin del caballo y sus ojos se llenaron de lágrimas. Pero no de dolor físico, sino de dolor interno.
Necesitaba gritar y romper todo a su paso, pero no lo haría.
Notó que Shaner la tomaba por la cintura y Tedra creyó que la ayudaría a subir sobre el animal, pero no fue así.
La volteó y se miraron fijamente en silencio hasta que él la besó.
Fue un beso lleno de pasión y de emociones secretas. Un beso que dejó claro que el chico sentía algo más por ella. Pero al fin y al cabo fue un beso de despedida, ya que Shaner lo cortó y cerró los ojos tras suspirar con resignación.

SHANER: Yo no tengo nada que ofreceros.

La sentó sobre el caballo y luego subió en el suyo.
Tedra se mordió la lengua para no gritarle todo lo que pensaba.
No valía la pena…tal y como de nada sirvió todas las veces que le lloró y le suplicó amor.
Sería mejor dejarlo todo así.
Arreó a su montura y decidió enterrar sus sentimientos en lo más profundo de su ser.
Shaner volvió a suspirar y la siguió en completo silencio.
Esa pulsera de zafiros azules serviría para recordarle que Tedra no era ni sería para él.
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TO BE CONTINUED...

por **Alice~** Dom Mar 03, 2013 1:03 pm

OMG :'c que acaso no termina bien para nadie este Fic TOT ~ Santo Jashin ;//; fue algo tan... Profundo, ambas despedidas, no volver a ver a la persona amada, comprendo ese sentimiento & no entiendo por que no lo evitan esos estúpidos uDù ~
¡Mira como me pones de sentimental ;/; ! Pero me encanta x,D espero tu continuación :33 <3 ~

por **~Shia~** Jue Mar 07, 2013 6:16 pm

Esto es tan triste. No lo puedo creer pobre de todos esos corazones rotos. D: No puedo creer que Cian haya logrado escapár
Tonto complot, por que eso fue un complot yo lo se >.<

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Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 20

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