Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 14

por SweeT PrincesS Mar Oct 02, 2012 6:37 am

"Te Deseo"

PARTE 2 (FINAL)

Shaner estaba empezando a notar que la princesa Tedra ya no lo miraba.
Estaba cumpliendo muy bien su promesa de alejarse de él.
Debería sentirse en paz.
¿Entonces por qué en el fondo le molestaba? ¿Por qué no soportaba verla bailar y reír con otros chicos?
Unos chicos jóvenes y estúpidos que no sabían cuidarla, ya que la chica estaba demasiado mareada y pronto caería al suelo.
Su hermano Falon no estaba en el salón para así ayudarla y sacarla de ahí.
Y Cerith no podría con ella.
Gruñó y desvió la mirada.
Ese no era asunto suyo, maldita sea.
Para peor, el rey Zaebard lo tenía atentamente observado.
Lo mejor sería irse de la fiesta.
En cuanto dio un paso, se oyó un golpe y un grito.
Al darse la vuelta, vio a Tedra inconsciente en el suelo y varios chicos intentando reanimarla. Pero lo único que estaban logrando era prohibir que el aire llegase a ella al estar rodeándola.
Soltó una maldición y corrió hacia ahí para apartarlos a todos con empujones.
Cogió en brazos a la princesa y la sacó del salón de baile, bajo la sonrisa de Zaebard.
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A media noche, la fiesta ya finalizaba.
Cerith podía irse tranquila a dormir ahora que su amiga estaba en manos del capitán Shaner.
Bostezó y se dirigió a su habitación.
Se quitó el pomposo vestido y se puso el de dormir.
Se acostó en la cama y apagó la lamparita.
Cuando ya estaba quedándose dormida, una luz rosada la incorporó de golpe, asustada y nerviosa, mirando a su alrededor, dónde no había nada.
¿Qué habría sido eso?
De pronto, algo invisible la lanzó de espaldas sobre la cama y la inmovilizó.
Quiso gritar, pero ese algo la silenció a tiempo.
Entonces en su oído sonó una cálida voz de chico.

VOZ: No te asustes. Soy un enviado de los dioses.

Al fin ella se relajó y respiró con alivio. Pero ese algo seguía inmovilizándola.

VOZ: Solo he venido a comprobar que eres de corazón puro.

Un cálido viento acarició todo el cuerpo de Cerith, erizándole todos los poros de la piel.
Cerró los ojos y se sintió flotar.
El poder celestial era algo suave y mágico…
¿Sería esa la señal de los dioses? ¿La aceptarían como nueva Cazadora?
Deseaba que así fuera…para poder cambiar de vida y sanar su corazón.

VOZ: ¿Por qué te consideras una persona débil?

Cerith abrió los ojos de golpe y se encontró con un chico muy guapo que la miraba con una media sonrisa.
¿Cómo había adivinado que se consideraba una persona débil?
Al no sentirse ya inmovilizada, ella se incorporó hasta quedarse sentada en la cama.

CERITH: ¿Quién eres?
CHICO: Ya te lo dije. Un enviado de los dioses.
CERITH: ¿Pero cómo te llamas?
CHICO: Eso no importa. Lo que interesa es hacerte saber que eres la nueva Cazadora de Bestias.

Cerith sonrió y dio palmaditas como si fuera una niña pequeña.
El desconocido se echó a reír.

CHICO: No hay duda de que eres muy inocente.
CERITH: ¿Y cuándo empezará mi misión?
CHICO: En cuanto Moira y Fury regresen de su descanso. Por el momento, deberás pasar la prueba.
CERITH: ¿Qué prueba?
CHICO: La de tu dolor interno.
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Tedra se sentía fatal.
Le dolía la cabeza y el estómago. Tenía ganas de vomitar.
Se levantó de la cama y se mareó.
Pero lo peor fue verse el vestido todavía puesto y arrugado.
¿Qué carajos había pasado?
Notó una figura a su derecha y el corazón se le detuvo al ver a Shaner dormido en el sillón.
Oh, Dios…
No recordaba absolutamente nada.
¿Pero qué hacía él aquí, en su dormitorio?
Sin hacer ruido, se metió en el baño y se duchó lo más rápido posible.
Se puso su vestidito de dormir, se peinó un poco y se cepilló los dientes.
Ahora se sentía mejor. O eso quería creer…
El mareo persistía, así que regresó a la cama, pero a medio camino tropezó con el taburete y el ruido despertó al guerrero, el cual se levantó de inmediato con la mano en la espada.

TEDRA: Tranquilo, hombre. Soy yo.

Confundido y avergonzado, Shaner se pasó la mano por el cabello, obviamente incomodado.
Entonces cometió el error de mirarla de arriba abajo y se le secó la boca.
Por todos los cielos…
¿Qué hacía la princesa con ese vestido que apenas tapaba su cuerpo? ¿Y qué hacía él todavía en su habitación?
Debía irse de ahí.

SHANER: ¿Estáis mejor?
TEDA: Sí, pero…
SHANER: Seguid descansando. Buenas noches.

Quiso irse, pero Tedra lo detuvo del brazo.
Y Shaner volvió a mirarla de arriba abajo para luego cerrar los ojos con fuerza.

TEDRA: No recuerdo nada.
SHANER: Bebisteis tanto ponche que os desmayasteis.
TEDRA: ¿Qué?
SHANER: Y os traje aquí.
TEDRA: Oh, qué vergüenza… (///)
SHANER: Si me disculpáis…
TEDRA: ¿Qué hacías aquí?
SHANER: Lo siento. Me quedé dormido sin darme cuenta.
TEDRA: ¿Por qué te preocupas por mí, Shaner? Ya no soy tu princesa.
SHANER: …
TEDRA: Ya no debes encargarte de mi bienestar.
SHANER: Lo tendré en cuenta.

Entonces ella lo soltó y él pudo acercarse a la puerta.

TEDRA: De todos modos, gracias.

Shaner se encogió de hombros y se marchó, dejándola vacía pero pensativa.
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Azalea no podía dormir, ya que oía unos extraños ruidos debajo de su terraza.
Unos ruidos que parecían susurros y risitas.
¿Algunos borrachos seguían con la fiesta?
Era tan molestoso que no pudo evitar bajar al jardín.
El castillo estaba sumido en el silencio, pues todos ya dormían.
Menos algunos que todavía querían disfrutar del alcohol.
Llegó al jardín y caminó despacio hasta acercarse a los ruidos.
Pero se detuvo en seco. Su corazón dejó de latir. Se le cortó el aire.
Lo que sus ojos estaban viendo…no podía ser real.
No. Su mente no lo aceptaba.
No podía aceptarlo si hacía apenas unas horas Falon la había besado y acariciado… Le había confesado que aun la deseaba.
Pero si la deseaba…¿por qué entonces estaba sin camisa, encima de una chica y besándola con ganas?
Era la segunda vez que veía algo así. Primero con Cerith y ahora con esa desconocida.
Las palabras que él una vez le dijo resonaron en su cabeza: “Es la misma forma que he usado con todas las mujeres que han pasado por mis brazos desde que te abandoné”.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y apretó los puños.
Dolía mucho…dolía verlo con sus propios ojos…
Lo mejor sería escapar y refugiarse en la soledad.
Pero entonces, las palabras de Cerith acudieron a su mente: “¿Para qué tratas de ser fuerte, altanera y rebelde si a la primera humillación sales huyendo? ¿De qué sirve ser todo eso cuando te escondes? Deja de ser así con los más débiles y enfréntate a los más fuertes”.
¡Claro! ¡Eso era!
Azalea ahora era la débil y Falon el fuerte.
Respiró hondo y se acercó a la apasionada pareja para coger del brazo a la desconocida y apartarla de él, dejándolos a los dos estupefactos.

FALON: ¿Pero qué…?
AZALEA: Podríais ir a otro lado a seguir con vuestras…cositas. Estáis debajo de mi terraza y no me dejáis dormir.

A Falon se le fue la borrachera y la pasión de golpe.
No. La pasión no.
La pasión se hizo más intensa al ver a su princesa con ese vestido tan corto y mirándolo con rabia y con las mejillas rosadas.
Estaba deliciosamente preciosa así enojada.

AZALEA: Pero ya que me habéis despertado, os daré vuestro merecido.

Ante la atónita mirada del príncipe, ella se atrevió a coger del cabello a esa chica y obligarla a que se arrodillase a sus pies.

AZALEA: Como princesa de Krystán, te ordeno que te disculpes ante mí por perturbar mi sueño realizando actividades obscenas bajo mi terraza.
CHICA: Me-me disculpo…
AZALEA: ¡Más fuerte!
CHICA: ¡Me disculpo, Alteza!
AZALEA: Y te ordeno no acercarte más a este príncipe que lo único que hará será romperte el corazón.
CHICA: Así será, pri-princesa.
AZALEA: Y ahora vete.

La soltó y la chica salió corriendo de ahí, obviamente avergonzada y humillada.
Entonces Azalea se fijó en su mayor enemigo.

AZALEA: Te odio, príncipe de Kan-is-Tra.

Le dio una fuerte bofetada y alzando orgullosamente la barbilla, se encaminó hacia su estancia.
Falon la vio alejarse, tocándose la mejilla golpeada, asombrado por la reacción de…esa loca.
¿Cómo se atrevía a cortarle sus actividades sexuales, tratar así a esa pobre muchacha y luego abofetearlo a él? ¿Con qué derecho, maldita sea?
Apretó los dientes y la siguió.
A medio camino del pasillo, Falon la agarró por detrás, le tapó la boca con la mano y se la llevó a su propia habitación.
Al entrar, cerró con cerrojo y la tiró sobre la cama.
Azalea lo miró con los ojos bien abiertos.

AZALEA: ¿Cómo te atreves…?
FALON: ¿Cómo te atreves tú a meterte en mis asuntos?
AZALEA: ¡Tú primero te metiste en los míos! ¡Y no pienso tolerar que…!

Se quedó muda al ver que se quitaba el pantalón para después arrancarle a ella el vestido, dejándola en ropa interior.
Soltó un grito e intentó huir, pero la cogió del pie y tiró de ella para acostársele encima, bloqueándola con su peso.

AZALEA: ¡Suéltame! ¡¿Qué pretendes hacer ahora?!
FALON: Lo que debería haber hecho cuando te tuve acorralada en el jardín hace unas horas.
AZALEA: ¡No! ¡No quiero que me toques!
FALON: Estoy lleno de deseo, maldita sea. Y tú has cortado todo lo que iba a hacer con esa compañera tuya de estudios.

Azalea volvió a darle una bofetada, pero a él no le importó, pues la besó por la fuerza, lastimándole los delicados labios.
La chica luchaba con piernas y brazos, pataleando y golpeándolo, pero la fuerza de ese bruto era superior a la suya.
Así que no le quedó de otra que morderle el labio inferior.
Falon gruñó y se apartó lo suficiente para que ella pudiera asestarle un golpe con el pie en el estómago, obligándolo a encogerse de dolor.
Azalea aprovechó para bajar de la cama y correr hacia la puerta.
No permitiría caer en la tentación de entregarse a él.
Y Falon no permitiría que volviera a escapar, así que la cogió a tiempo y la estampó contra la pared, aprisionándola al instante.

AZALEA: ¡Suéltame, estúpido!
FALON: Vas a ser mía de nuevo, Azalea.
AZALEA: ¡No! ¡Yo no te deseo!
FALON: ¡Sí me deseas! ¡Deja de mentirte a ti misma!
AZALEA: ¡No puedes obligarme!

La sangre hervía en las venas del príncipe.
Sentía que ya estaba al límite.
Sentía frustración al haber conseguido desear a otra chica que no fuera Azalea y ella misma se lo había estropeado todo apareciendo de repente y mandándolo todo al carajo con su maldita sensualidad.

FALON: Tú eres la culpable por provocarme.
AZALEA: ¿Qué?
FALON: Yo soy dueño de tu piel.

La besó con fuerza, ya que la chica estaba rebelde y se lo ponía todo más difícil.
Azalea tuvo la idea de responder al beso para así distraerlo y debilitar sus defensas. Y en cuanto lo sintió débil, aprovechó para clavarle las uñas en la cara.
Falon gritó y retrocedió unos pasos.
Entonces ella se dispuso a abrir el cerrojo, pero los nervios la tornaron demasiado lenta.
Se vio alzada del suelo y lanzada sobre la cama de nuevo.
El príncipe le arrancó el sujetador y esos pechos desnudos lo paralizaron de inmediato.
Dios… Qué hermosa era…
Lo miraba con la respiración agitada…con los ojos brillantes por la furia…con los labios entreabiertos y rojos…y ese cuerpo perfecto suplicándole en silencio que lo acariciase…
Jamás. Jamás desearía a nadie como la deseaba a ella.
Respiró hondo y se inclinó para tomar uno de esos pechos en la boca.
Azalea sintió una descarga eléctrica tan potente en todo su cuerpo que no pudo evitar llenarse de placer.
El chico suavizó su manera de actuar y se concentró en atormentar esos llenos y deliciosos pechos, provocando que la respiración de la joven se acelerase aun más…que sus mejillas se tornasen más rojas todavía…

AZALEA: Falon, por favor…
FALON: ¿Por favor qué?
AZALEA: No me hagas esto…
FALON: Es lo que deseas.
AZALEA: No…
FALON: Sí. Y yo también.

Dejó un sendero de húmedos besos por su plano vientre, subiendo por su escote, pasando por su cuello y terminando en su boca de fresa, devorándola con ansias locas mientras sus manos acariciaban sus perfectas piernas.
Cálidas lágrimas rodaron por las suaves mejillas de la princesa.
No quería las cosas así. No quería ser el segundo plato de nadie. No quería que se desahogara con ella por el simple hecho de que hubiera terminado frustrado con la otra.
Falon empezó a bajarle las braguitas, y al notar que no ponía resistencia, cortó el beso para mirarla.
Y fue un error.
Pues verla llorar era su maldita debilidad.
Gimió y se sentó en la cama para cubrirse el rostro con las manos.

FALON: ¿Por qué lloras?

La chica no respondió y siguió sollozando.
Se odiaba a sí misma por desear que la hiciera suya…por desear sentirlo en su interior. A él y solo a él.

AZALEA: Déjame ir, por favor…
FALON: Necesito hacerte mía, Azalea.
AZALEA: ¿Por qué?
FALON: ¡Por qué, por qué, por qué! ¡Porque te deseo, maldita sea! ¡Solo quiero amarte a ti! (furioso)

El llanto de la princesa se cortó de golpe.
Se incorporó lentamente de la cama y tapó su desnudez con la sábana.

AZALEA: ¿Qué has dicho?

Falon se giró para mirarla intensamente.
La belleza de Azalea siempre salía ganando. Por no hablar de sus lágrimas.

FALON: No importa.

Lo enfurecía que esas lágrimas lo dominasen tanto.
Ya no podía ser el mismo mujeriego de antes.
Se vistió lentamente, soportando el fuego que lo quemaba por dentro.

FALON: Vete a dormir.
AZALEA: ¿Qué?
FALON: Estás en mi cama y la necesito.

Inmediatamente, Azalea se puso tensa.
Esa frase tenía segundo significado, ¿verdad?

AZALEA: ¿Para qué?
FALON: Eso no es asunto tuyo.

Apretando los labios, la princesa se puso el sujetador y el vestidito.
Antes de salir, volvió a mirarlo.

AZALEA: Vas a buscarla a ella, ¿verdad?
FALON: Necesito calmar este deseo. Y tú no quieres hacerlo.
AZALEA: Hazme el amor, entonces.
FALON: ¿Qué?
AZALEA: Pero primero dime que me amas.

Se miraron desafiantes durante lo que pareció una eternidad hasta que Falon agachó el rostro, provocando que el dolor consumiera a la princesa.
No la amaba. De verdad no la amaba.
Respiró hondo y se marchó sin mirar atrás.
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Los minutos pasaban con lentitud.
Ya eran las cuatro de la madrugada y Azalea no podía dormir por culpa del miedo y de la inseguridad que la invadían.
¿Sería posible que Falon estuviera…realmente ahora con esa chica?
Esa duda no la dejaba descansar.
Tenía que averiguarlo antes de que se volviera loca de tanto pensar.
Respiró profundamente y volvió a salir de su estancia para caminar sin hacer ruido por el pasillo hasta llegar a la puerta de la habitación de Falon, en la cual pegó la oreja y aguantó la respiración.
Le llegaron gemidos, quejidos y ruidos de movimiento de cama.
Eso fue suficiente. No era necesario ver nada.
Obviamente la había traído a su cama para acostarse con ella.
Sintió nauseas y mareos, por lo que se apoyó en la pared e intentó llenar sus pulmones de aire, que extrañamente no le llegaba.
Había querido creer que Falon no lo haría. Pero se había equivocado.
Era hora de olvidarlo de verdad y para siempre.
Dio un paso y volvió a marearse.
Oh, Dios… No se sentía nada bien.
Sujetándose en la pared, caminó despacio hasta cruzar el jardín y llegar al establo.
No tenía más remedio que huir. No tenía fuerzas para volver a enfrentarse al desamor.
Era hora de ir a buscar a su ángel de la guarda.
Sentía que si no lo buscaba, la ansiedad la hundiría en la desesperación.
Cogería un caballo y marcharía hacia la ciudad central, que era donde vivía la madre de Zannaleah.
Podía recordar la dirección ya que Challen se la había anotado en su cuaderno de estudios.
Era hora de no estar más sola.
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Falon no podía centrarse en el placer que le estaba brindando a esa sirvienta con su boca, ya que la otra chica no quería saber nada de él.
Vaya… Azalea la había asustado de verdad.
Azalea, Azalea, Azalea. Maldita fuera…
Los gemidos de esa sirvienta no conseguían excitarlo. Ni su cuerpo ni sus labios. Nada.
Su mente solo veía a su princesa desnuda y rendida a su amor…
Por todos los infiernos.
Se apartó de la sirvienta y le dio la espalda.

FALON: Lo siento. No podemos seguir.
SIRVIENTA: Oh, pero…
FALON: Vete.

A regañadientes, la joven se puso el uniforme y se marchó.
Falon se estiró de espaldas en la cama y miró el techo.
Estar enamorado era como una enfermedad que no tenía cura.
Una enfermedad llena de dolores que solo serían aliviados con el amor de Azalea.
Pero su engaño todavía le quemaba el alma. Y el odio que siempre sintió por ella aun existía. Pero ahora con más fuerza…con más intensidad.
Que la deseara no significaba que no la odiase. Y que la odiase no significaba que no la amara.
Porque la amaba más que nunca. Pero el rencor se anteponía tercamente a cualquier otro sentimiento.
Se pasó las manos por el rostro en un signo de agobio.
¿Qué podía hacer para dejar de desearla? ¿Hacerla suya?
No. Con eso conseguiría desearla y amarla más todavía.
Era preferible marcharse de Aion y pasar un tiempo en su ciudad, con sus padres.
También visitaría a sus amigos de la infancia.
Y estaba seguro de que ellos lo ayudarían a fijarse en otras mujeres.
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TO BE CONTINUED...

por **Katherina Kusanovic** Mar Oct 02, 2012 1:30 pm

Chan Chan!!!! Azalea se va a marchar en pijama rumbo a la ciudad central!!! O.o y Falon también piensa irse!!!!! Demo!!! No pueden alejarse >.<
y etto... Dios que cosas, Falon por poco y la viola! Pobre Azalea :c y luego se va con la sirvienta mugrosa e.e
que más... ChicoHot y Cerith!!! Waaa oficialmente me gusta Cerith! Haha es muy dulce aunque lo de la prueba creo que le va a ser algo difícil :c
Shanner se muestra "dulce" con Tedra... Por kami que hombre más terco con sus sentimientos!!!!!!! Nunca admitirlos y ya e.e pobre Tedra, ya me empieza a caer bien, es bastante similar a mu muajaja
bueno... Besos y espero la contii *-*

por **~Shia~** Mar Oct 02, 2012 9:40 pm

Falon ¬¬ como hace sufrir a Azalea. Que bien!! Cerith podrá ser Cazadora de Bestias.
Shanner que lindo :3 lo adoro. Challen como lo extraño TT-TT es el angel de Azalea.

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Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 14

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