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Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 11
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Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 11
"Unidos...Representa La Fortaleza"
PARTE 3 (FINAL)
VOZ: ¡Princesa! ¡Princesa!
Esa cálida voz se oía tan lejana…y le era tan conocida…
Sentía que se ahogaba en ese oscuro pozo…pero alguien intentaba sacarla de ahí.
¿Quizá su ángel de la guarda?
No.
Su ángel ya había encontrado a su persona ideal.
Para bien o para mal todos la habían abandonado.
No tenía sentido salir de ese pozo.
Prefería vivir dormida en la oscuridad que ver la luz en soledad.
Pero al parecer, esa voz seguía insistiendo.
¿Por qué? ¿Qué queria de ella?
No le apetecía hablar con nadie.
Se sentía cansada y adolorida.
Solo deseaba dormir…
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Challen apretó los puños con impotencia al ver que su princesa no reaccionaba.
Haberla encontrado medio enterrada en la nieve había sido un golpe de alivio y de miedo al mismo tiempo.
Gracias al grito de Falon, todos en la mansión no dudaron en salir a buscar a los supervivientes.
Todos ellos congelados pero con signos vitales débiles.
Pero la peor era Azalea…
Ahora tenía hipotermia y podía morir en cualquier momento.
Oh, Dios… No, no, no.
Eso no debía ocurrir.
Challen sintió una mano en el hombro y vio que era el guerrero Shaner.
SHANER: No te angusties más. Pronto llegará el doctor.
CHALLEN: La princesa no puede esperar. Está muy grave.
SHANER: La señora de esta casa junto con las criadas ya la metieron en agua caliente, la secaron y la acostaron en la cama bien arropada. No podemos hacer más.
El joven caballero no supo qué decir, puesto que Shaner tenía razón.
Solo les quedaba rezar y esperar.
Suspiró y acarició el húmedo y frio cabello de su princesa.
SHANER: Pronto amanecerá y no hemos dormido nada. Necesitas descansar.
CHALLEN: Prefiero quedarme un poco más a su lado.
SHANER: Como gustes.
Dicho eso, el fuerte guerrero salió de la estancia y lo dejó a solas con Azalea, la cual seguía inconsciente, pálida, fría y con los labios morados.
Su respiración era dolorosamente débil. Y no tenía expresión alguna en su hermoso rostro.
¿Cuánto tardaría el doctor en llegar? ¿Le daría tiempo de salvarla?
Hundió la cara en la cama y empezó a rezar por la preciada vida de Azalea.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Shaner regresó a la sala, dónde los Cazadores de Bestias junto a Zannaleah y a los dueños de la mansión, yacían sentados en los sofás en un tenso silencio.
Falon, Dalden, Tedra y Cerith también dormían en camas, recuperándose del frio que los había paralizado hasta casi matarlos.
Shaner se sentó en un sillón y no pudo evitar sentir alivio al saber que Tedra seguía viva.
ANCIANO: ¿Cómo está tu amigo Challen?
SHANER: Muy preocupado. No quiere irse a dormir. Prefiere permanecer al lado de la princesa.
ANCIANO: Entiendo.
Zannaleah agachó el rostro para evitar que Frey viera la incomodidad que le causaba saber que Challen vivía entregado a Azalea.
ANCIANO: Ahora ya podéis ir a dormir. Mañana estaréis mejor.
SHANER: Gracias por todo, señor.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------
Falon abrió los ojos y se vio en una cama, dentro de una habitación completamente blanca.
¿Eso era el cielo? ¿Acaso había muerto en la nieve?
No. Eso no podía ser el cielo.
Él merecía estar en el infierno por haber permitido que Azalea y Tedra murieran congeladas.
Se incorporó y sintió un mareo horrible por no mencionar el dolor que tenía en todo el cuerpo.
Su estómago rugió, y pensó que al estar muerto no debería sentir hambre, sed o dolor.
Entonces, al mirar a su alrededor, se dio cuenta de que no estaba en el cielo, sino en una pequeña habitación.
¿Entonces dónde estaban Azalea, Tedra, Cerith y Dalden? ¿Habrían muerto?
Tenía que averiguarlo o moriría de la desesperación.
Se levantó de la cama y se vio en ropa interior.
Por todos los demonios…
¿Quién le había quitado la ropa?
Se fijó en una silla, dónde ahí estaba su uniforme de príncipe, secándose ante el fuego que ardía en la chimenea de tierra.
Se acercó al único armario que localizó y vio varios pantalones de todas las tallas.
Se puso uno, y, con el pecho descubierto, salió de la estancia para toparse con el sepulcral silencio que habitaba en ese desconocido lugar.
En el pasillo vio varias puertas, y en una de ellas salía luz por las rendijas.
Se acercó, la abrió sin pedir permiso y su corazón se aceleró al ver a Azalea dormida en la cama.
A su lado, sentado en una silla, estaba Challen, también dormido.
Aguantando la respiración, se acercó a la cama y se puso tenso al ver lo pálida que estaba la chica.
Se atrevió a tocarle la mejilla, que notándola más fría de lo normal, supo que tenía hipotermia.
FALON: Maldita sea.
Despertó a Challen de un empujón, el cual lo miró con desconfianza.
FALON: ¿Dónde están Tedra y Cerith?
CHALLEN: Durmiendo.
FALON: ¿Ellas están bien?
CHALLEN: Sí. Y el emperador también.
FALON: Muy bien. Ahora vete de aquí.
CHALLEN: ¿Qué?
FALON: Sal de la habitación para que pueda atender a Azalea.
CHALLEN: Pronto llegará el doctor y…
FALON: Y ella podría morir. Lo que necesita es recuperar el calor vital. Ya ves que con el fuego de la chimenea y con las mantas no es suficiente.
CHALLEN: ¿Y qué podríais hacer vos?
FALON: Eso no es asunto tuyo. Así que déjame a solas con Azalea.
CHALLEN: Pero…
FALON: Ahora.
Challen se atrevió a mirarlo con desafío, y Falon se sorprendió, ya que era la primera vez que el caballero se enfrentaba a él.
Y todo por la princesa.
Sintiendo una punzada de celos, el príncipe se acercó al máximo a Challen para intimidarlo con su altura y su expresión sombría.
FALON: Vete. Es una orden.
CHALLEN: ¿Cómo puedo estar seguro de que no terminaréis de matarla?
FALON: ¿Por qué demonios dices eso?
CHALLEN: La odiáis mucho. Puedo pensar que queréis verla muerta.
FALON: Estás hablando estupideces. Aunque la odie, no le deseo la muerte. Estás acabando con mi paciencia, Challen. Así que vete ya.
CHALLEN: ¿Qué le haréis?
FALON: O sales por tu propia voluntad, o te saco yo a patadas.
Challen estaba dispuesto a pelear con él por su princesa, pero al ser un príncipe, lo respetaba demasiado.
CHALLEN: Estaré esperando fuera. No me iré a dormir hasta saber que ella está fuera de peligro.
Falon se encogió de hombros para demostrarle que eso no le interesaba.
Al fin Challen miró por última vez a su princesa y salió de la estancia.
En cuanto se quedó solo, el príncipe se quitó el pantalón y miró a Azalea con el corazón en un puño.
Estaba nervioso, maldita sea.
Después de cuatro meses sin verla, sin sentirla, sin olerla…ahora…ahora iba a tenerla pegada a su cuerpo…sintiendo su suave piel…su dulce aroma…
Cerró los ojos y respiró hondo.
Debía calmarse.
Solo lo haría para salvarle la vida.
La odiaba. No sentía nada por ella. Eso no debería afectarle.
Abrió los ojos y se metió en la cama para arroparse hasta el cuello.
El impacto de sentir esa piel fría contra la suya más caliente fue como una puñalada en el alma.
Si no fuera por su lenta respiración, creería que estaba muerta.
Contó mentalmente hasta tres y la abrazó contra su fuerte cuerpo para transmitirle calor lo más rápido posible.
Eso debía funcionar, pues era bastante eficaz.
Ahora solo quedaba esperar.
Y rezaría para que no se le hiciera tan difícil…porque era una autentica tortura tenerla a su lado sin poder hacerle el amor.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------
Shaner no pudo evitar pasar por la habitación de la princesa Tedra antes de acostarse a dormir.
Abrió la puerta con suavidad y entró sin hacer ruido para no despertarla.
Se sentó a su lado y la contempló dormir.
Se sentía extraño, pues desde que había conocido a esta princesa ya no era el mismo.
Seguía detestándola, pero no podía evitar sentirse angustiado cada vez que no la tenía cerca o cuando no podía protegerla.
Haberla visto casi enterrada en la nieve y apretada contra el cuerpo del emperador Dalden hizo que una extraña sensación de malestar se apoderase de él.
Tedra se movió entre sueños y sus labios quedaron semi abiertos, provocando que la mente del guerrero comenzase a recordar aquellos besos que una vez ella le robó…
Sacudió la cabeza y apretó los dientes.
¿Qué carajos le sucedía?
No debía pensar en eso. Y mucho menos en esa testaruda y problemática princesa.
Lo mejor sería irse de ahí antes de que la despertase con sus gruñidos.
Se levantó y se acercó a la puerta, pero antes de abrirla, la voz de Tedra lo detuvo.
TEDRA: Shaner…
Se puso tenso.
Estaba ya despierta y lo había descubierto en su habitación.
SHANER: ¿Sí?
TEDRA: ¿Dónde estoy?
SHANER: En la mansión de unas personas muy nobles. Gracias a ellos estamos todos sanos y salvos.
TEDRA: ¿Cerith y mi hermano están bien?
SHANER: Sí, Alteza.
TEDRA: ¿Y tú dónde estabas? ¿Cómo nos encontraste?
SHANER: Fue toda una suerte, princesa. Frey dijo que hubo un error. No pudimos viajar en el tiempo. Simplemente fuimos transportados a otro lugar en el mismo siglo.
TEDRA: ¿Por qué me das la espalda?
SHANER: Ya me iba.
TEDRA: ¿Qué hacías aquí en la habitación?
SHANER: Seguid descansando.
TEDRA: Espera…
Shaner se marchó, dejándola con la palabra en la boca.
Seguía enfureciéndola esa fría y distante actitud del guerrero.
Deseaba seguirlo y gritarle de todo, pero no tenía las fuerzas suficientes para hacerlo.
Ahora que sabía que todos estaban bien, dentro de un cálido hogar, decidió dormir un poco más.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Cuando llegó el medio día, los dueños de la mansión prepararon una mesa llena de comida, postres y bebidas.
Los primeros en levantarse fueron los Cazadores de Bestias y Dalden junto a Shaner.
SHANER: ¿Cómo se encuentra, emperador?
DALDEN: Mucho mejor. ¿Los demás están bien?
SHANER: Gracias a Dios, sí. Aunque Azalea es la más afectada.
DALDEN: ¿Qué? ¿Qué le sucede? (Tenso)
SHANER: Tiene hipotermia.
DLADEN: Maldición… Iré a verla.
SHANER: Será mejor que no la molestéis aun. De todos modos está inconsciente. Lo peor es que el doctor todavía no ha llegado.
SEÑOR: Es culpa de la tormenta de nieve. Ha retrasado su viaje. Esperemos que llegue lo más pronto posible.
DALDEN: Esté inconsciente o no, debo estar con ella. No puede quedarse sola o…
SHANER: No se preocupe, emperador. El caballero Challen está con ella, cuidándola y velando sus sueños.
En ese momento, Zannaleah se levantó de la mesa, se disculpó y se fue de ahí para estar sola.
No soportaba escuchar nada que tuviera que ver con Azalea y Challen, pues no podía evitar sentir un poco de celos.
Y tampoco quería causarle dolor a Frey con las expresiones delatoras de su rostro.
Giró a la esquina del pasillo y se puso tensa al ver a Challen sentado en el suelo, con la espalda apoyada en la pared y dormido al lado de la puerta que pertenecía a la estancia de la princesa.
¿Tan importante era Azalea para él que no le disgustaba dormir ahí en el suelo?
Entonces recordó las veces que ella misma estuvo enferma y Challen la cuidó día y noche.
Pero eso había quedado en el olvido, ¿verdad?
Ahora en la vida de Challen solo existía la princesa Azalea.
Nadie tenía la culpa de ese presente.
Suspiró, se acercó a él y se quitó su capa para ponérsela sobre los hombros y así evitar que cogiera frio.
Lo miró una vez más y se dirigió a la estancia que le habían asignado.
Necesitaba estar sola y tranquila, donde nadie mencionara a su prometido y a la princesa que lo tenía cautivado.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Azalea se sentía flotar en un mar de calidez que la rodeaba.
Ya no sentía frio ni dolor. Ya no sentía inseguridad gracias a esos fuertes brazos que la rodeaban con ternura.
Hacía tanto tiempo que no sentía ese momento de paz y cariño…
A pesar de estar un poco atontada por la fiebre, pudo abrir los ojos y comprobar que esos brazos pertenecían a su amado.
Sonrió al verlo completamente dormido y le acarició la mejilla con mucho cuidado de no despertarlo.
No le importaba lo que estuviera sucediendo a su alrededor.
Solo quería aprovechar ese dulce momento.
Se pegó más a él y suspiró sobre su boca.
Entonces, inconscientemente, Falon la abrazó con más fuerza y aun dormido, buscó sus labios.
Azalea se entregó a ese gesto con todo su corazón.
Entreabrió su boca para que el beso se hiciera más profundo, más apasionado.
De inmediato, las manos de Falon acariciaron sus perfectas curvas, haciéndola saber que se las conocía de memoria.
La oleada de fuego y pasión fue tan intensa que nada pudo detenerlos.
Hacía tanto tiempo que no se tocaban…que no se sentían…
Azalea era feliz al comprobar que Falon seguía amándola después de todo.
Lo demostraba con sus labios y sus manos.
Despierto ya del todo, el chico se puso sobre ella sin romper el beso y la inundó con todo su calor corporal.
Dios… La había echado tanto de menos… A toda ella.
Se sentía en el cielo.
Los dos encajaban a la perfección. Estaban hechos el uno para el otro.
Azalea usó sus pequeñas manos para pasarlas por esa fuerte espalda y así apretarlo contra ella.
Él la besaba sin parar, robándole el aliento, los suspiros, el alma.
Sentía ganas de llorar por la emoción de tenerlo a su lado. De sentirlo suyo de nuevo.
Después de largos minutos devorándole la boca, Falon se apartó solo para repartir pequeños y húmedos besos por su delicado cuello, bajando por los hombros y llegando a los redondos y llenos pechos.
En cuanto sintió esos cálidos labios sobre sus pezones, la princesa ya no pudo pensar en nada que no fuera en la pasión que la quemaba por dentro.
Hundió sus manos en el cabello del chico y le pidió en silencio que no se detuviera.
Y él no tenía intención de parar, así que la torturó con miles de besos y caricias por todo su hermoso cuerpo hasta que no pudo más y se quitó el corto pantalón con una rapidez absoluta.
Entonces se atrevió a mirarla y su corazón se detuvo.
Estaba tan hermosa con sus grandes ojos brillantes por la pasión…con sus labios rojos de tantos besos…con sus mejillas rosadas por el calor compartido…su largo cabello esparcido por toda la almohada…y su cuerpo tan perfecto y delicioso esperando a que lo hiciera suyo una vez más.
Esa imagen de absoluta belleza jamás la olvidaría.
Al ver cómo la observaba, Azalea tuvo miedo de que se echase atrás, así que le ofreció los labios en una dulce rendición.
AZALEA: Ámame.
No hizo falta más para caer en la tentación.
Falon la besó de nuevo, y con una mano, separó las piernas de la joven y se colocó entre ellas.
En cuanto se adentró en su interior, su corazón estalló en miles de latidos desbocados.
Por todos los dioses…
Era la sensación más perfecta y preciosa que jamás pudo haber sentido.
La abrazó con fuerza y comenzó a moverse con suavidad primero para no lastimarla.
Pero Azalea lo estaba volviendo loco con sus fogosos besos y con el movimiento de sus caderas.
Si seguía así, terminaría amándola con total brusquedad. Así que cortó el beso y bloqueó los brazos de ella hacia arriba para mirarla fijamente mientras se movía en su interior.
Azalea cerró los ojos y suspiró ante ese delicioso placer.
Y Falon creyó morir de amor ante esa imagen tan bella de su amada… Entregada y apasionada hasta el límite.
Jamás la había visto antes así…y ahora lo enloquecía sobremanera.
Al sentir que llegaba al cielo, Azalea le rodeó la cintura con sus perfectas piernas y lo apretó para que estuviera más profundamente en su interior.
Falon gimió y escondió su cara en el cabello de ella para aspirar su aroma a flores.
Sin dejar de moverse, le besó la pequeña oreja y la hizo reír por las cosquillas.
No hacían falta palabras para expresar lo mucho que todavía se amaban. Pues el lenguaje corporal era la mejor forma para demostrarlo.
En cuanto él le soltó los brazos, la princesa lo abrazó y le mordió suavemente el hombro al sentir que llegaba a su exquisito final.
Falon se movió con tanta rapidez que no pudo evitar rendirse al éxtasis y explotar dentro de ella.
Quedaron abrazados, con las respiraciones agitadas…con el corazón desbocado…con el amor flotando en el aire…
Poco a poco, Azalea fue quedándose dormida a causa de la fiebre, con una hermosa sonrisa dibujada en el rostro.
Falon se apartó con cuidado y salió de la cama para vestirse en silencio.
A medida que pasaban los segundos, su mente iba enfriándose, llevándolo así a la cruda realidad.
Por todos los infiernos… ¿Qué había hecho? ¿Por qué no había podido controlarse?
Había venido a darle calor para salvarle la vida. Pero había hecho mucho más que eso, maldita sea.
Se pasó las manos por el rostro y respiró profundamente.
Almenos ella ya no estaba fría, ni pálida ni con los labios morados.
Todo lo contrario.
Estaba deliciosamente sonrojada por la pasión compartida…con la piel cálida y con una expresión de felicidad marcada en el rostro.
Una felicidad que le desgarró el alma.
Gruñó y salió de la estancia antes de que empezara a romper cosas movido por la frustración.
Al abrir la puerta, vio que Challen despertaba y se levantaba del suelo con la cara de sueño.
CHALLEN: ¿Cómo sigue?
FALON: Con fiebre, pero fuera de peligro.
CHALLEN: Gracias, Alteza.
Falon hizo una mueca y se alejó de ahí con una sensación de incomodidad que lo enfurecía.
¿Gracias? ¿Gracias por qué? ¿Por haberla revivido con sus labios y su cuerpo?
Maldita fuera…
Ella había revivido, sí. Pero él ahora estaba muerto.
Muerto de amor.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Challen se sintió tan aliviado de saber que su princesa ya podía recuperarse favorablemente, que no pudo evitar querer entrar para verla.
Pero antes de dar un paso, se dio cuenta de que en las manos tenía una bonita capa de terciopelo rojo.
¿De dónde había salido?
Se había despertado con tanta rapidez al oír a Falon abrir la puerta que no se había fijado en dicha capa.
¿Se le habría caído a alguien al pasar? ¿Pero entonces por qué la tenía en sus manos?
No entendía nada, así que se encogió de hombros y entró en la estancia.
Se alegró de ver a su princesa con mejor color y más relajada mientras dormía.
Gracias al príncipe Falon, ella ya estaba mejor.
No sabía qué había hecho para conseguirlo, pero poco importaba, puesto que ella estaba fuera de peligro.
Ahora Challen podría descansar con más tranquilidad, así que sonrió y se dirigió a su asignada habitación para dejarse caer en la cama y dormirse al momento, con la capa todavía sujeta en sus manos.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Falon ya no pudo dormir más, así que se dirigió a la habitación de su hermana, y al entrar, la vio despierta y tomando agua.
Se acercó a ella y le besó la frente para después sentarse a su lado y tomarle la mano.
FALON: ¿Cómo te sientes?
TEDRA: Bastante mejor. Gracias a los cielos Shaner y los demás nos encontraron a tiempo.
FALON: Sí.
TEDRA: Lo he pasado tan mal…
Falon la abrazó y ella suspiró, relajándose en su fuerte hombro, como lo había hecho desde pequeña.
FALON: Olvida todo eso. Ahora estamos aquí y no dejaré que nada malo te pase.
TEDRA: Gracias. Te quiero, hermano.
FALON: Y yo a ti. Ahora deberías comer algo. Ya es más de mediodía.
TEDRA: Sí, eso haré.
FALON: ¿Necesitas algo más?
TEDRA: ¿Podrías verificar si mi vestido y mis zapatos están ya secos?
FALON: Claro.
Se acercó a la silla situada frente a la chimenea de tierra y cogió el pomposo vestido para entregárselo a su hermana.
Entonces se acercó a la ventana para observar el paisaje nevado y así darle intimidad a Tedra para que pudiera vestirse.
TEDRA: Falon.
FALON: ¿Mm?
TEDRA: ¿Cuándo me confesarás todo lo que pasó con Azalea?
El príncipe se puso tenso.
No quería tocar ese tema, y mucho menos ahora. No después de haberle hecho el amor a la chica que odiaba.
FALON: Es algo que jamás diré a nadie.
TEDRA: ¿Pero por qué? Soy tu hermana y te hará bien desahogarte.
FALON: No necesito desahogarme, Tedra.
TEDRA: Está bien. Pero almenos creo merecer una explicación de tu repentina partida.
FALON: Tedra…
TEDRA: Te fuiste sin decir nada, Falon. Sin despedirte. Luego me enteré de que habías desaparecido. Nadie sabía nada de ti… Si estabas bien o no. Nuestros padres y yo estábamos destrozados. Y cuatro meses más tarde, regresas como si nada.
Falon sintió el dolor en la voz de su hermana.
Ella tenía razón.
No debió irse de ese modo, pero el dolor del engaño de Azalea lo había cegado por completo y había actuado impulsivamente.
Notó que Tedra le tocaba el brazo, así que se giró para mirarla.
Y se la veía tan triste y dolida que le escoció el alma.
TEDRA: Sé que huiste por culpa de esa estúpida, pero no sé los motivos. Y me gustaría conocer la causa que provocó tu desaparición.
FALON: Me engañó.
Tedra arrugó sus finas cejas, sin comprender del todo esa frase.
Falon suspiró y volvió a mirar por la ventana.
FALON: Descubrí que es…la verdadera princesa de Ciudad Krystán.
TEDRA: ¿Qué…?
FALON: Es la verdadera Azalea.
El frio que Tedra sintió en ese momento al oír eso hizo que su odio creciera mucho más que antes.
¿Azalea…la verdadera princesa de Krystán?
TEDRA: No. Eso no puede ser posible.
FALON: Lo es.
TEDRA: Pero…pero ella misma reconoció que es adoptada…que es una falsa princesa. Una impostora.
FALON: Azalea quiso mantenernos engañados para vengarse de nosotros.
Pronunciar todo eso hizo que el chico reviviera el dolor de la mentira.
Un dolor que aun seguía en carne viva. Como una herida abierta.
Tedra no asumía lo que oía… Eso no podía ser cierto…
Una niña tan horrible como Azalea no podía convertirse en una chica tan bella como la de ahora.
¡No debía ser tan asquerosamente hermosa!
TEDRA: ¿Cómo supiste que es la verdadera princesa?
FALON: Un día vi un álbum de fotos dónde aparecía Azalea cuando era niña. Y en una de esas fotos, observé que la verdadera Azalea tenía una marca de nacimiento en forma de media luna debajo de su ombligo…
TEDRA: Espera. No sigas. La falsa Azalea también tiene esa marca, ¿verdad?
FALON: Así es.
TEDRA: Puede ser casualidad y…
FALON: Son exactas, Tedra. Cuando descubrí su engaño, ella misma se delató con su propia expresión de culpabilidad.
Tedra respiró hondo y se sentó en la orilla de la cama, absorbiendo toda esa información que poco a poco iba alimentando su odio.
La muy estúpida de Azalea había jugado bien sus cartas.
Pero Tedra jamás le demostraría cuánto la había afectado ese engaño.
Entonces miró a su hermano, el cual tenía la mirada perdida y cargada de dolor y resentimiento.
Lentamente fue entendiendo por qué él se marchó…pero necesitaba oírlo de su propia boca.
TEDRA: ¿Por qué huiste, Falon? ¿Por qué te causaron tanto dolor sus mentiras?
Falon agachó el rostro y respiró hondo, provocando que Tedra se acercase de nuevo a él para obligarlo a que la mirase a los ojos.
Entonces, el chico le devolvió una mirada empañada por lágrimas no derramadas.
Su hermana recibió un duro golpe al tener la respuesta.
TEDRA: La amas…
FALON: …
TEDRA: Pensé que solo te gustaba como mujer, pero…te enamoraste de ella.
Se apartó de él con una sensación de rabia y asco.
¿Cómo podía su propio hermano traicionarla así?
TEDRA: La maldita se ha vengado muy bien de ti. Pero de mí jamás conseguirá vengarse, porque antes la hundiré yo primero.
Dicho eso, salió de la estancia, cerrando con un fuerte portazo.
Falon podía comprender el odio y el enfado de Tedra, pues tenía razón: Azalea había conseguido infligirle dolor seduciéndolo hasta la locura.
Pero nadie tenía la culpa de que él hubiera terminado perdidamente enamorado de ella.
_________________________________________________________________________
TO BE CONTINUED...
PARTE 3 (FINAL)
VOZ: ¡Princesa! ¡Princesa!
Esa cálida voz se oía tan lejana…y le era tan conocida…
Sentía que se ahogaba en ese oscuro pozo…pero alguien intentaba sacarla de ahí.
¿Quizá su ángel de la guarda?
No.
Su ángel ya había encontrado a su persona ideal.
Para bien o para mal todos la habían abandonado.
No tenía sentido salir de ese pozo.
Prefería vivir dormida en la oscuridad que ver la luz en soledad.
Pero al parecer, esa voz seguía insistiendo.
¿Por qué? ¿Qué queria de ella?
No le apetecía hablar con nadie.
Se sentía cansada y adolorida.
Solo deseaba dormir…
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Challen apretó los puños con impotencia al ver que su princesa no reaccionaba.
Haberla encontrado medio enterrada en la nieve había sido un golpe de alivio y de miedo al mismo tiempo.
Gracias al grito de Falon, todos en la mansión no dudaron en salir a buscar a los supervivientes.
Todos ellos congelados pero con signos vitales débiles.
Pero la peor era Azalea…
Ahora tenía hipotermia y podía morir en cualquier momento.
Oh, Dios… No, no, no.
Eso no debía ocurrir.
Challen sintió una mano en el hombro y vio que era el guerrero Shaner.
SHANER: No te angusties más. Pronto llegará el doctor.
CHALLEN: La princesa no puede esperar. Está muy grave.
SHANER: La señora de esta casa junto con las criadas ya la metieron en agua caliente, la secaron y la acostaron en la cama bien arropada. No podemos hacer más.
El joven caballero no supo qué decir, puesto que Shaner tenía razón.
Solo les quedaba rezar y esperar.
Suspiró y acarició el húmedo y frio cabello de su princesa.
SHANER: Pronto amanecerá y no hemos dormido nada. Necesitas descansar.
CHALLEN: Prefiero quedarme un poco más a su lado.
SHANER: Como gustes.
Dicho eso, el fuerte guerrero salió de la estancia y lo dejó a solas con Azalea, la cual seguía inconsciente, pálida, fría y con los labios morados.
Su respiración era dolorosamente débil. Y no tenía expresión alguna en su hermoso rostro.
¿Cuánto tardaría el doctor en llegar? ¿Le daría tiempo de salvarla?
Hundió la cara en la cama y empezó a rezar por la preciada vida de Azalea.
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Shaner regresó a la sala, dónde los Cazadores de Bestias junto a Zannaleah y a los dueños de la mansión, yacían sentados en los sofás en un tenso silencio.
Falon, Dalden, Tedra y Cerith también dormían en camas, recuperándose del frio que los había paralizado hasta casi matarlos.
Shaner se sentó en un sillón y no pudo evitar sentir alivio al saber que Tedra seguía viva.
ANCIANO: ¿Cómo está tu amigo Challen?
SHANER: Muy preocupado. No quiere irse a dormir. Prefiere permanecer al lado de la princesa.
ANCIANO: Entiendo.
Zannaleah agachó el rostro para evitar que Frey viera la incomodidad que le causaba saber que Challen vivía entregado a Azalea.
ANCIANO: Ahora ya podéis ir a dormir. Mañana estaréis mejor.
SHANER: Gracias por todo, señor.
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Falon abrió los ojos y se vio en una cama, dentro de una habitación completamente blanca.
¿Eso era el cielo? ¿Acaso había muerto en la nieve?
No. Eso no podía ser el cielo.
Él merecía estar en el infierno por haber permitido que Azalea y Tedra murieran congeladas.
Se incorporó y sintió un mareo horrible por no mencionar el dolor que tenía en todo el cuerpo.
Su estómago rugió, y pensó que al estar muerto no debería sentir hambre, sed o dolor.
Entonces, al mirar a su alrededor, se dio cuenta de que no estaba en el cielo, sino en una pequeña habitación.
¿Entonces dónde estaban Azalea, Tedra, Cerith y Dalden? ¿Habrían muerto?
Tenía que averiguarlo o moriría de la desesperación.
Se levantó de la cama y se vio en ropa interior.
Por todos los demonios…
¿Quién le había quitado la ropa?
Se fijó en una silla, dónde ahí estaba su uniforme de príncipe, secándose ante el fuego que ardía en la chimenea de tierra.
Se acercó al único armario que localizó y vio varios pantalones de todas las tallas.
Se puso uno, y, con el pecho descubierto, salió de la estancia para toparse con el sepulcral silencio que habitaba en ese desconocido lugar.
En el pasillo vio varias puertas, y en una de ellas salía luz por las rendijas.
Se acercó, la abrió sin pedir permiso y su corazón se aceleró al ver a Azalea dormida en la cama.
A su lado, sentado en una silla, estaba Challen, también dormido.
Aguantando la respiración, se acercó a la cama y se puso tenso al ver lo pálida que estaba la chica.
Se atrevió a tocarle la mejilla, que notándola más fría de lo normal, supo que tenía hipotermia.
FALON: Maldita sea.
Despertó a Challen de un empujón, el cual lo miró con desconfianza.
FALON: ¿Dónde están Tedra y Cerith?
CHALLEN: Durmiendo.
FALON: ¿Ellas están bien?
CHALLEN: Sí. Y el emperador también.
FALON: Muy bien. Ahora vete de aquí.
CHALLEN: ¿Qué?
FALON: Sal de la habitación para que pueda atender a Azalea.
CHALLEN: Pronto llegará el doctor y…
FALON: Y ella podría morir. Lo que necesita es recuperar el calor vital. Ya ves que con el fuego de la chimenea y con las mantas no es suficiente.
CHALLEN: ¿Y qué podríais hacer vos?
FALON: Eso no es asunto tuyo. Así que déjame a solas con Azalea.
CHALLEN: Pero…
FALON: Ahora.
Challen se atrevió a mirarlo con desafío, y Falon se sorprendió, ya que era la primera vez que el caballero se enfrentaba a él.
Y todo por la princesa.
Sintiendo una punzada de celos, el príncipe se acercó al máximo a Challen para intimidarlo con su altura y su expresión sombría.
FALON: Vete. Es una orden.
CHALLEN: ¿Cómo puedo estar seguro de que no terminaréis de matarla?
FALON: ¿Por qué demonios dices eso?
CHALLEN: La odiáis mucho. Puedo pensar que queréis verla muerta.
FALON: Estás hablando estupideces. Aunque la odie, no le deseo la muerte. Estás acabando con mi paciencia, Challen. Así que vete ya.
CHALLEN: ¿Qué le haréis?
FALON: O sales por tu propia voluntad, o te saco yo a patadas.
Challen estaba dispuesto a pelear con él por su princesa, pero al ser un príncipe, lo respetaba demasiado.
CHALLEN: Estaré esperando fuera. No me iré a dormir hasta saber que ella está fuera de peligro.
Falon se encogió de hombros para demostrarle que eso no le interesaba.
Al fin Challen miró por última vez a su princesa y salió de la estancia.
En cuanto se quedó solo, el príncipe se quitó el pantalón y miró a Azalea con el corazón en un puño.
Estaba nervioso, maldita sea.
Después de cuatro meses sin verla, sin sentirla, sin olerla…ahora…ahora iba a tenerla pegada a su cuerpo…sintiendo su suave piel…su dulce aroma…
Cerró los ojos y respiró hondo.
Debía calmarse.
Solo lo haría para salvarle la vida.
La odiaba. No sentía nada por ella. Eso no debería afectarle.
Abrió los ojos y se metió en la cama para arroparse hasta el cuello.
El impacto de sentir esa piel fría contra la suya más caliente fue como una puñalada en el alma.
Si no fuera por su lenta respiración, creería que estaba muerta.
Contó mentalmente hasta tres y la abrazó contra su fuerte cuerpo para transmitirle calor lo más rápido posible.
Eso debía funcionar, pues era bastante eficaz.
Ahora solo quedaba esperar.
Y rezaría para que no se le hiciera tan difícil…porque era una autentica tortura tenerla a su lado sin poder hacerle el amor.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------
Shaner no pudo evitar pasar por la habitación de la princesa Tedra antes de acostarse a dormir.
Abrió la puerta con suavidad y entró sin hacer ruido para no despertarla.
Se sentó a su lado y la contempló dormir.
Se sentía extraño, pues desde que había conocido a esta princesa ya no era el mismo.
Seguía detestándola, pero no podía evitar sentirse angustiado cada vez que no la tenía cerca o cuando no podía protegerla.
Haberla visto casi enterrada en la nieve y apretada contra el cuerpo del emperador Dalden hizo que una extraña sensación de malestar se apoderase de él.
Tedra se movió entre sueños y sus labios quedaron semi abiertos, provocando que la mente del guerrero comenzase a recordar aquellos besos que una vez ella le robó…
Sacudió la cabeza y apretó los dientes.
¿Qué carajos le sucedía?
No debía pensar en eso. Y mucho menos en esa testaruda y problemática princesa.
Lo mejor sería irse de ahí antes de que la despertase con sus gruñidos.
Se levantó y se acercó a la puerta, pero antes de abrirla, la voz de Tedra lo detuvo.
TEDRA: Shaner…
Se puso tenso.
Estaba ya despierta y lo había descubierto en su habitación.
SHANER: ¿Sí?
TEDRA: ¿Dónde estoy?
SHANER: En la mansión de unas personas muy nobles. Gracias a ellos estamos todos sanos y salvos.
TEDRA: ¿Cerith y mi hermano están bien?
SHANER: Sí, Alteza.
TEDRA: ¿Y tú dónde estabas? ¿Cómo nos encontraste?
SHANER: Fue toda una suerte, princesa. Frey dijo que hubo un error. No pudimos viajar en el tiempo. Simplemente fuimos transportados a otro lugar en el mismo siglo.
TEDRA: ¿Por qué me das la espalda?
SHANER: Ya me iba.
TEDRA: ¿Qué hacías aquí en la habitación?
SHANER: Seguid descansando.
TEDRA: Espera…
Shaner se marchó, dejándola con la palabra en la boca.
Seguía enfureciéndola esa fría y distante actitud del guerrero.
Deseaba seguirlo y gritarle de todo, pero no tenía las fuerzas suficientes para hacerlo.
Ahora que sabía que todos estaban bien, dentro de un cálido hogar, decidió dormir un poco más.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Cuando llegó el medio día, los dueños de la mansión prepararon una mesa llena de comida, postres y bebidas.
Los primeros en levantarse fueron los Cazadores de Bestias y Dalden junto a Shaner.
SHANER: ¿Cómo se encuentra, emperador?
DALDEN: Mucho mejor. ¿Los demás están bien?
SHANER: Gracias a Dios, sí. Aunque Azalea es la más afectada.
DALDEN: ¿Qué? ¿Qué le sucede? (Tenso)
SHANER: Tiene hipotermia.
DLADEN: Maldición… Iré a verla.
SHANER: Será mejor que no la molestéis aun. De todos modos está inconsciente. Lo peor es que el doctor todavía no ha llegado.
SEÑOR: Es culpa de la tormenta de nieve. Ha retrasado su viaje. Esperemos que llegue lo más pronto posible.
DALDEN: Esté inconsciente o no, debo estar con ella. No puede quedarse sola o…
SHANER: No se preocupe, emperador. El caballero Challen está con ella, cuidándola y velando sus sueños.
En ese momento, Zannaleah se levantó de la mesa, se disculpó y se fue de ahí para estar sola.
No soportaba escuchar nada que tuviera que ver con Azalea y Challen, pues no podía evitar sentir un poco de celos.
Y tampoco quería causarle dolor a Frey con las expresiones delatoras de su rostro.
Giró a la esquina del pasillo y se puso tensa al ver a Challen sentado en el suelo, con la espalda apoyada en la pared y dormido al lado de la puerta que pertenecía a la estancia de la princesa.
¿Tan importante era Azalea para él que no le disgustaba dormir ahí en el suelo?
Entonces recordó las veces que ella misma estuvo enferma y Challen la cuidó día y noche.
Pero eso había quedado en el olvido, ¿verdad?
Ahora en la vida de Challen solo existía la princesa Azalea.
Nadie tenía la culpa de ese presente.
Suspiró, se acercó a él y se quitó su capa para ponérsela sobre los hombros y así evitar que cogiera frio.
Lo miró una vez más y se dirigió a la estancia que le habían asignado.
Necesitaba estar sola y tranquila, donde nadie mencionara a su prometido y a la princesa que lo tenía cautivado.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Azalea se sentía flotar en un mar de calidez que la rodeaba.
Ya no sentía frio ni dolor. Ya no sentía inseguridad gracias a esos fuertes brazos que la rodeaban con ternura.
Hacía tanto tiempo que no sentía ese momento de paz y cariño…
A pesar de estar un poco atontada por la fiebre, pudo abrir los ojos y comprobar que esos brazos pertenecían a su amado.
Sonrió al verlo completamente dormido y le acarició la mejilla con mucho cuidado de no despertarlo.
No le importaba lo que estuviera sucediendo a su alrededor.
Solo quería aprovechar ese dulce momento.
Se pegó más a él y suspiró sobre su boca.
Entonces, inconscientemente, Falon la abrazó con más fuerza y aun dormido, buscó sus labios.
Azalea se entregó a ese gesto con todo su corazón.
Entreabrió su boca para que el beso se hiciera más profundo, más apasionado.
De inmediato, las manos de Falon acariciaron sus perfectas curvas, haciéndola saber que se las conocía de memoria.
La oleada de fuego y pasión fue tan intensa que nada pudo detenerlos.
Hacía tanto tiempo que no se tocaban…que no se sentían…
Azalea era feliz al comprobar que Falon seguía amándola después de todo.
Lo demostraba con sus labios y sus manos.
Despierto ya del todo, el chico se puso sobre ella sin romper el beso y la inundó con todo su calor corporal.
Dios… La había echado tanto de menos… A toda ella.
Se sentía en el cielo.
Los dos encajaban a la perfección. Estaban hechos el uno para el otro.
Azalea usó sus pequeñas manos para pasarlas por esa fuerte espalda y así apretarlo contra ella.
Él la besaba sin parar, robándole el aliento, los suspiros, el alma.
Sentía ganas de llorar por la emoción de tenerlo a su lado. De sentirlo suyo de nuevo.
Después de largos minutos devorándole la boca, Falon se apartó solo para repartir pequeños y húmedos besos por su delicado cuello, bajando por los hombros y llegando a los redondos y llenos pechos.
En cuanto sintió esos cálidos labios sobre sus pezones, la princesa ya no pudo pensar en nada que no fuera en la pasión que la quemaba por dentro.
Hundió sus manos en el cabello del chico y le pidió en silencio que no se detuviera.
Y él no tenía intención de parar, así que la torturó con miles de besos y caricias por todo su hermoso cuerpo hasta que no pudo más y se quitó el corto pantalón con una rapidez absoluta.
Entonces se atrevió a mirarla y su corazón se detuvo.
Estaba tan hermosa con sus grandes ojos brillantes por la pasión…con sus labios rojos de tantos besos…con sus mejillas rosadas por el calor compartido…su largo cabello esparcido por toda la almohada…y su cuerpo tan perfecto y delicioso esperando a que lo hiciera suyo una vez más.
Esa imagen de absoluta belleza jamás la olvidaría.
Al ver cómo la observaba, Azalea tuvo miedo de que se echase atrás, así que le ofreció los labios en una dulce rendición.
AZALEA: Ámame.
No hizo falta más para caer en la tentación.
Falon la besó de nuevo, y con una mano, separó las piernas de la joven y se colocó entre ellas.
En cuanto se adentró en su interior, su corazón estalló en miles de latidos desbocados.
Por todos los dioses…
Era la sensación más perfecta y preciosa que jamás pudo haber sentido.
La abrazó con fuerza y comenzó a moverse con suavidad primero para no lastimarla.
Pero Azalea lo estaba volviendo loco con sus fogosos besos y con el movimiento de sus caderas.
Si seguía así, terminaría amándola con total brusquedad. Así que cortó el beso y bloqueó los brazos de ella hacia arriba para mirarla fijamente mientras se movía en su interior.
Azalea cerró los ojos y suspiró ante ese delicioso placer.
Y Falon creyó morir de amor ante esa imagen tan bella de su amada… Entregada y apasionada hasta el límite.
Jamás la había visto antes así…y ahora lo enloquecía sobremanera.
Al sentir que llegaba al cielo, Azalea le rodeó la cintura con sus perfectas piernas y lo apretó para que estuviera más profundamente en su interior.
Falon gimió y escondió su cara en el cabello de ella para aspirar su aroma a flores.
Sin dejar de moverse, le besó la pequeña oreja y la hizo reír por las cosquillas.
No hacían falta palabras para expresar lo mucho que todavía se amaban. Pues el lenguaje corporal era la mejor forma para demostrarlo.
En cuanto él le soltó los brazos, la princesa lo abrazó y le mordió suavemente el hombro al sentir que llegaba a su exquisito final.
Falon se movió con tanta rapidez que no pudo evitar rendirse al éxtasis y explotar dentro de ella.
Quedaron abrazados, con las respiraciones agitadas…con el corazón desbocado…con el amor flotando en el aire…
Poco a poco, Azalea fue quedándose dormida a causa de la fiebre, con una hermosa sonrisa dibujada en el rostro.
Falon se apartó con cuidado y salió de la cama para vestirse en silencio.
A medida que pasaban los segundos, su mente iba enfriándose, llevándolo así a la cruda realidad.
Por todos los infiernos… ¿Qué había hecho? ¿Por qué no había podido controlarse?
Había venido a darle calor para salvarle la vida. Pero había hecho mucho más que eso, maldita sea.
Se pasó las manos por el rostro y respiró profundamente.
Almenos ella ya no estaba fría, ni pálida ni con los labios morados.
Todo lo contrario.
Estaba deliciosamente sonrojada por la pasión compartida…con la piel cálida y con una expresión de felicidad marcada en el rostro.
Una felicidad que le desgarró el alma.
Gruñó y salió de la estancia antes de que empezara a romper cosas movido por la frustración.
Al abrir la puerta, vio que Challen despertaba y se levantaba del suelo con la cara de sueño.
CHALLEN: ¿Cómo sigue?
FALON: Con fiebre, pero fuera de peligro.
CHALLEN: Gracias, Alteza.
Falon hizo una mueca y se alejó de ahí con una sensación de incomodidad que lo enfurecía.
¿Gracias? ¿Gracias por qué? ¿Por haberla revivido con sus labios y su cuerpo?
Maldita fuera…
Ella había revivido, sí. Pero él ahora estaba muerto.
Muerto de amor.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Challen se sintió tan aliviado de saber que su princesa ya podía recuperarse favorablemente, que no pudo evitar querer entrar para verla.
Pero antes de dar un paso, se dio cuenta de que en las manos tenía una bonita capa de terciopelo rojo.
¿De dónde había salido?
Se había despertado con tanta rapidez al oír a Falon abrir la puerta que no se había fijado en dicha capa.
¿Se le habría caído a alguien al pasar? ¿Pero entonces por qué la tenía en sus manos?
No entendía nada, así que se encogió de hombros y entró en la estancia.
Se alegró de ver a su princesa con mejor color y más relajada mientras dormía.
Gracias al príncipe Falon, ella ya estaba mejor.
No sabía qué había hecho para conseguirlo, pero poco importaba, puesto que ella estaba fuera de peligro.
Ahora Challen podría descansar con más tranquilidad, así que sonrió y se dirigió a su asignada habitación para dejarse caer en la cama y dormirse al momento, con la capa todavía sujeta en sus manos.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Falon ya no pudo dormir más, así que se dirigió a la habitación de su hermana, y al entrar, la vio despierta y tomando agua.
Se acercó a ella y le besó la frente para después sentarse a su lado y tomarle la mano.
FALON: ¿Cómo te sientes?
TEDRA: Bastante mejor. Gracias a los cielos Shaner y los demás nos encontraron a tiempo.
FALON: Sí.
TEDRA: Lo he pasado tan mal…
Falon la abrazó y ella suspiró, relajándose en su fuerte hombro, como lo había hecho desde pequeña.
FALON: Olvida todo eso. Ahora estamos aquí y no dejaré que nada malo te pase.
TEDRA: Gracias. Te quiero, hermano.
FALON: Y yo a ti. Ahora deberías comer algo. Ya es más de mediodía.
TEDRA: Sí, eso haré.
FALON: ¿Necesitas algo más?
TEDRA: ¿Podrías verificar si mi vestido y mis zapatos están ya secos?
FALON: Claro.
Se acercó a la silla situada frente a la chimenea de tierra y cogió el pomposo vestido para entregárselo a su hermana.
Entonces se acercó a la ventana para observar el paisaje nevado y así darle intimidad a Tedra para que pudiera vestirse.
TEDRA: Falon.
FALON: ¿Mm?
TEDRA: ¿Cuándo me confesarás todo lo que pasó con Azalea?
El príncipe se puso tenso.
No quería tocar ese tema, y mucho menos ahora. No después de haberle hecho el amor a la chica que odiaba.
FALON: Es algo que jamás diré a nadie.
TEDRA: ¿Pero por qué? Soy tu hermana y te hará bien desahogarte.
FALON: No necesito desahogarme, Tedra.
TEDRA: Está bien. Pero almenos creo merecer una explicación de tu repentina partida.
FALON: Tedra…
TEDRA: Te fuiste sin decir nada, Falon. Sin despedirte. Luego me enteré de que habías desaparecido. Nadie sabía nada de ti… Si estabas bien o no. Nuestros padres y yo estábamos destrozados. Y cuatro meses más tarde, regresas como si nada.
Falon sintió el dolor en la voz de su hermana.
Ella tenía razón.
No debió irse de ese modo, pero el dolor del engaño de Azalea lo había cegado por completo y había actuado impulsivamente.
Notó que Tedra le tocaba el brazo, así que se giró para mirarla.
Y se la veía tan triste y dolida que le escoció el alma.
TEDRA: Sé que huiste por culpa de esa estúpida, pero no sé los motivos. Y me gustaría conocer la causa que provocó tu desaparición.
FALON: Me engañó.
Tedra arrugó sus finas cejas, sin comprender del todo esa frase.
Falon suspiró y volvió a mirar por la ventana.
FALON: Descubrí que es…la verdadera princesa de Ciudad Krystán.
TEDRA: ¿Qué…?
FALON: Es la verdadera Azalea.
El frio que Tedra sintió en ese momento al oír eso hizo que su odio creciera mucho más que antes.
¿Azalea…la verdadera princesa de Krystán?
TEDRA: No. Eso no puede ser posible.
FALON: Lo es.
TEDRA: Pero…pero ella misma reconoció que es adoptada…que es una falsa princesa. Una impostora.
FALON: Azalea quiso mantenernos engañados para vengarse de nosotros.
Pronunciar todo eso hizo que el chico reviviera el dolor de la mentira.
Un dolor que aun seguía en carne viva. Como una herida abierta.
Tedra no asumía lo que oía… Eso no podía ser cierto…
Una niña tan horrible como Azalea no podía convertirse en una chica tan bella como la de ahora.
¡No debía ser tan asquerosamente hermosa!
TEDRA: ¿Cómo supiste que es la verdadera princesa?
FALON: Un día vi un álbum de fotos dónde aparecía Azalea cuando era niña. Y en una de esas fotos, observé que la verdadera Azalea tenía una marca de nacimiento en forma de media luna debajo de su ombligo…
TEDRA: Espera. No sigas. La falsa Azalea también tiene esa marca, ¿verdad?
FALON: Así es.
TEDRA: Puede ser casualidad y…
FALON: Son exactas, Tedra. Cuando descubrí su engaño, ella misma se delató con su propia expresión de culpabilidad.
Tedra respiró hondo y se sentó en la orilla de la cama, absorbiendo toda esa información que poco a poco iba alimentando su odio.
La muy estúpida de Azalea había jugado bien sus cartas.
Pero Tedra jamás le demostraría cuánto la había afectado ese engaño.
Entonces miró a su hermano, el cual tenía la mirada perdida y cargada de dolor y resentimiento.
Lentamente fue entendiendo por qué él se marchó…pero necesitaba oírlo de su propia boca.
TEDRA: ¿Por qué huiste, Falon? ¿Por qué te causaron tanto dolor sus mentiras?
Falon agachó el rostro y respiró hondo, provocando que Tedra se acercase de nuevo a él para obligarlo a que la mirase a los ojos.
Entonces, el chico le devolvió una mirada empañada por lágrimas no derramadas.
Su hermana recibió un duro golpe al tener la respuesta.
TEDRA: La amas…
FALON: …
TEDRA: Pensé que solo te gustaba como mujer, pero…te enamoraste de ella.
Se apartó de él con una sensación de rabia y asco.
¿Cómo podía su propio hermano traicionarla así?
TEDRA: La maldita se ha vengado muy bien de ti. Pero de mí jamás conseguirá vengarse, porque antes la hundiré yo primero.
Dicho eso, salió de la estancia, cerrando con un fuerte portazo.
Falon podía comprender el odio y el enfado de Tedra, pues tenía razón: Azalea había conseguido infligirle dolor seduciéndolo hasta la locura.
Pero nadie tenía la culpa de que él hubiera terminado perdidamente enamorado de ella.
_________________________________________________________________________
TO BE CONTINUED...
SweeT PrincesS- Mensajes : 124
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Re: Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 11
Challen ♥.♥ cada dé me sorprende más TTuTT es tal lindo,tierno y noble.
~Shia~- Mensajes : 332
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Re: Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 11
Vamos challen!!! Así se empieza *palmas* esa es la actitud, no te dejes pasar por arriba por los demás e.e***
waaa Azalea y Falon! Por fin un poco de romance -aunque allá sido para peor- u.u pero creo que todo se empieza a solucionar, ahora que tedra se quiere vengar de Azalea de seguro Falon en un intento de salvarla vuelve a caer en sus braZos owo
besos y espero la contii!!!
waaa Azalea y Falon! Por fin un poco de romance -aunque allá sido para peor- u.u pero creo que todo se empieza a solucionar, ahora que tedra se quiere vengar de Azalea de seguro Falon en un intento de salvarla vuelve a caer en sus braZos owo
besos y espero la contii!!!
Katherina Kusanovic- ADMIN
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