Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 9

por SweeT PrincesS Miér Sep 19, 2012 5:38 am

"El Reencuentro"

PARTE 1

Era de noche y la luz de la luna llena apenas iluminaba el sendero lleno de árboles, flores y piedras.
Pero ella seguía corriendo sin mirar atrás. Sin importarle que iba descalza y que las piedras lastimaban sus delicados pies.
Todo a su alrededor temblaba, y el cielo se caía a pedazos.
Tenía que llegar a tiempo a su castillo, junto a su ángel de la guarda.
Solo ahí y con él podría estar segura.
Al final del sendero había una puerta.
La joven sonrió con alivio, pues ya quedaba poco para poder ponerse a salvo.

¿?: ¡Azalea!

Esa voz la detuvo.
Miró hacia atrás y se sorprendió al ver a Falon sujetando unas enredaderas llenas de espinas.
Su corazón se aceleró al ver que se acercaba a ella.

FALON: Tenemos que hablar.
AZALEA: Ahora no. La ciudad se está derrumbando.
FALON: Qué más da. Yo ya estoy derrumbado y hundido, gracias a tu rencor.
AZALEA: No…
FALON: Te voy a castigar por ello.

Le rodeó el cuerpo con las enredaderas hasta dejarla inmovilizada.
Luego la empujó y cayó al suelo.

FALON: Morirás aplastada por tu propia venganza.

Dicho eso, se alejó del lugar, dejándola en medio del peligro.
Azalea comenzó a llorar al sentir cómo se clavaban las espinas por todo su delicado cuerpo.

AZALEA: Que alguien…me ayude…
CHALLEN: Alteza, despertad, por favor.
AZALEA: Duele…duele mucho…
CHALLEN: Lo sé. Pero os pondréis bien.

Esa cálida voz…
Su ángel de la guarda…
Una vez más había venido a rescatarla.
La princesa abrió los ojos y vio los rostros de Challen, de Kupó y de Mog, llenos de preocupación.

KUPÓ: ¿Estás bien, kupó?
AZALEA: Me duele el cuerpo…
MOG: Lógico. Varias piedras se han incrustado en tu piel.
AZALEA: ¿Qué?

Poco a poco, su mente fue registrando los últimos sucesos de la destrucción de Ciudad Aion…de las gigantescas rocas descendiendo del cielo y cayendo sobre los hogares y sus gentes…
Oh, Dios…
La señora…su hijo…
Se incorporó y miró a su alrededor, asustada.
Se encontraban en un bosque, rodeados solamente de vegetación y silencio.

AZALEA: Tenemos que ayudar a esa señora…
CHALLEN: Alteza…
AZALEA: La roca está a punto de caer y…
CHALLEN: Lo siento…

¿Lo siento? ¿Qué quería decir eso?
Al ver que su caballero y sus mascotas agachaban los rostros con tristeza, la chica entendió que esa señora había muerto aplastada.
Sin poderlo evitar, se echó a llorar con toda la angustia que tenía acumulada en su interior.
Challen la abrazó y le acarició el cabello con suavidad.
Todo eso era una pesadilla…
Quería despertar y volver a la normalidad…
Anhelaba dejar de llorar y sonreír de nuevo…

AZALEA: ¿Por qué está sucediendo todo esto?
CHALLEN: No lo sé, Alteza, pero no lloréis más…
KUPÓ: Tengo hambre, kupó…
MOG: Yo también.
CHALLEN: Ya no se oyen los ruidos de la destrucción. Iré a la ciudad para verificar si el peligro ha pasado.
AZALEA: No, espera…

Lo detuvo del brazo y él la miró.
Se la veía tan asustada que el chico no pudo evitar acariciarle la mejilla.

CHALLEN: Alteza…
AZALEA: No vayas, Challen.
CHALLEN: Solo echaré un vistazo y regresaré lo más rápido posible.
AZALEA: Pero…
CHALLEN: No os angustiéis. No demoraré.

Salió corriendo sin mirar atrás hasta perderse entre los árboles.
Azalea abrazó a sus mascotas y se sumió en un triste silencio.
Por culpa de una persona, toda la gente inocente estaba pagando las consecuencias con respecto a la alteración del Oráculo.
Cómo deseaba retroceder el tiempo para poder evitar que empezara sus estudios en Ciudad Aion…
Cerró los ojos y suspiró.
Extrañaba tanto estar en la seguridad de su castillo, lejos de aquí y protegida por sus padres…
Sus mascotas temblaban entre sus brazos, y no sabía cómo calmarlos si ella misma estaba aterrada.
De pronto, se oyó un ruido tras ella y se giró abruptamente.
Era Dalden, y por su expresión de dolor y de sus ropas rasgadas y sucias, pudo adivinar que había podido escapar del peligro a duras penas.
El joven emperador se acercó a ella y se alegró de verla sana y salva.

DALDEN: ¿Qué haces aquí sola?
AZALEA: Challen fue a ver si el peligro ya pasó.
DALDEN: ¿Dónde están Zaebard y los demás?
AZALEA: No sabemos nada de ellos… Esto no puede ser real…

Oyeron pasos y vieron que se acercaba Challen, el cual hizo una reverencia al ver a Dalden y luego tomó la mano de Azalea.

CHALLEN: Alteza, gracias a Dios el castillo ha quedado bastante bien y he visto a varios soldados dirigirse hacia allá. Debemos ir.
AZALEA: Claro. Vamos.

Los tres, junto a las mascotas, salieron del bosque y Azalea se quedó paralizada al ver la escena de la masacre que representaba la zona central de la ciudad.

AZALEA: Dios mío…
CHALLEN: Princesa, por favor, no sigáis mirando.
AZALEA: Los dioses no permitirían esto, ¿verdad? Ellos no lo han causado, ¿cierto?
DALDEN: Vamos, Azalea.

La cogió en brazos y continuaron corriendo hasta llegar al reino, el cual tenía una parte destruida.
Entraron y vieron la sala principal llena de soldados y de criados heridos.
Dalden, con Azalea en brazos, se acercó a un soldado.

DALDEN: ¿Dónde está Zaebard?
SOLDADO: No lo sé, emperador. Todo esto es un caos.

Otro soldado se levantó del suelo y se acercó a Dalden con expresión preocupada.

SOLDADO: Oí decir a mis compañeros que el rey y su esposa e hijos salieron corriendo hacia la parte norte del bosque.
DALDEN: ¿Qué hay allí?
SOLDADO: El escondite que el abuelo del rey construyó para resguardarse de las guerras.

Sin dudarlo dos veces, Dalden y Challen se dirigieron hacia allá seguidos por Kupó y Mog.
Se internaron en el bosque que estaba detrás del castillo e iniciaron la búsqueda de la entrada de dicho escondite.
Y después de media hora buscándola, no encontraron nada.
El emperador depositó a Azalea de pie sobre el suelo y resopló.

DALDEN: Maldita sea… ¿Dónde demonios estará esa entrada?
CHALLEN: Debemos seguir buscando, emperador. La princesa necesita comer algo y dormir.
DALDEN: Ya me dirás por dónde seguir buscando. Es fácil perderse en un bosque que no se conoce. Ella debe estar agotada y…
AZALEA: No os preocupéis por mí. Hagamos un esfuerzo más.
KUPÓ: Mog y yo sobrevolaremos todo el bosque para ver si vemos algo que parezca una entrada, kupó.
MOG: Buena idea. ¡Andando!
KUPÓ: ¡Dirás “volando”!
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Falon respiró con alivio al saber que había sobrevivido a ese accidente.
Salió de la pequeña nave llena de humo y se tambaleó, mareado a causa del golpe en la cabeza.
Todo había ido bien hasta que una potente luz lo había cegado por unos instantes, provocando que perdiera el control de la nave.
Pero eso no fue todo.
Cuando la luz ya se había disipado, había podido ver unos extraños rayos violetas con rocas enormes flotando en el cielo.
Apenas había podido esquivarlas y una de ellas había rozado la parte trasera de la nave, obligándolo a aterrizar forzosamente.
Y al aterrizar con tanta brusquedad, se había estrellado con un montón de escombros, provocándole el golpe en la cabeza.
La sangre aun chorreaba por su sien.
Pero gracias a los dioses seguía vivo y había conseguido llegar a Aion.
Se dio la vuelta y abrió los ojos como platos al ver la escena que se representaba frente a él.

FALON: Por todos los dioses…

¿Qué demonios había pasado ahí?
Todo estaba destruido…la gente lloraba y pedía ayuda…
Entonces sus ojos se alzaron al cielo…y esa escena lo sorprendió aun más.
Él había ido a Aion con el propósito de buscar y encontrar a su hermana, ya que sus padres habían recibido un aviso de Zaebard dónde decía de la desaparición de Tedra.
Pero jamás se había esperado encontrarse la ciudad completamente destruida.
Se le hizo un nudo en el pecho al pensar en que Tedra y los demás podrían estar muertos.
No, no, no. Por favor, no…
Corrió en dirección al reino y se puso tenso al ver media parte del castillo derrumbada.
Se adentró por la parte que aun se mantenía en pie y en la sala principal solo pudo ver a soldados heridos y a criados atendiéndolos.
Pero no había ni rastro de Zaebard o de Shaner.
Se acercó a un soldado con los nervios a flor de piel.

FALON: ¿Qué ha pasado?
SOLDADO: Todo fue muy rápido…nadie sabe qué es todo esto…nadie conoce la causa de esta catástrofe…
FALON: ¿Dónde están el rey y los suyos?
SOLDADO: Nadie sabe nada…nadie…
FALON: Maldita sea.

La preocupación y el miedo amenazaban con hundirlo en la desesperación.
Decidió buscarlos por toda la zona del castillo que seguía en pie. Pero ni rastro de ellos.
Se apoyó en la pared y se pasó la mano por el rostro.
¿Dónde podrían estar? ¿Adónde podrían haber ido? Y lo más importante: ¿Seguirían vivos? ¿O quizá yacían atrapados bajo los escombros?
Rezó para que no fuera así.
La imagen de Tedra y Azalea muertas lo llenó de agonía.
Respiró hondo y decidió salir a buscarlos por los alrededores del reino.
No descansaría hasta saber cualquier cosa de ellos…ya fuera mala o buena.
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Cerith abrió los ojos y se vio dentro de una habitación semi oscura, acostada sobre una cama muy cómoda y con alguien a su lado.
Ladeó la cabeza y ahogó un grito al ver que era el rey Orion, el cual dormía con tranquilidad.
¿Qué hacía con él? ¿Qué hacía en su cama? ¿Qué había pasado?
Su mente buscó las respuestas a esas preguntas, pero solo pudo hallar un recuerdo, en el cual ella se veía atada de manos a la espalda y Orion sujetándole el rostro y diciéndole: “Vamos, pequeña. Abre los ojos y mírame. Tú serás la primera en pasar la prueba”.
Oh, Dios… ¿Pero qué prueba? ¡No recordaba nada más!
Y para peor, Tedra y Shaner estaban heridos en algún lugar de ese reino.
Quiso romper a llorar, pero era preferible no despertar a Orion.
Por una vez en su vida debía ser valiente y salir del lío ella sola.
Aguantó la respiración y se incorporó muy lentamente.
Sacó un pie de la cama…luego el otro y…
En un segundo se vio acostada de nuevo y con Orion encima de ella, mirándola con una sonrisa maliciosa.

ORION: ¿Adónde crees que vas?
CERITH: Por favor…no me hagas daño…
ORION: Hasta ahora no te he lastimado, pequeña. Lo único que he hecho ha sido probar de tu inocencia…

Los ojos de la joven se abrieron de par en par.
¿Qué significaba eso…?
Cerró los ojos con fuerza y deseó despertar de esa pesadilla.
No…no podía ser posible…
Ese hombre no le había robado la virginidad… ¿O sí?
Sintió que los labios de Orion se posaban en su cuello y se puso tensa.

ORION: Eres deliciosa…

No…por favor…que se detuviera…que no siguiera con eso…
Ella solo anhelaba hacer el amor con la persona amada…
Ayuda…necesitaba ayuda…
De pronto, un fuerte estruendo sonó en todo el castillo.
Asustado, Orion se levantó y salió de la estancia, dejando a Cerith sola, la cual, sumida en un ataque de histeria, se levantó de la cama y se acercó a la ventana para después lanzarse al vacío.
Pero antes de que pudiera estrellarse contra el suelo y morir, una cálida luz rosada la rodeó y la hizo desaparecer.
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Shaner despertó de la inconsciencia y parpadeó al encontrarse completamente a oscuras. No se veía absolutamente nada.
Recordó lo sucedido y gruñó.
Quizá estaba encerrado en uno de los calabozos de ese reino.
Maldita fuera…
Con esta oscuridad jamás encontraría la verja de salida.
¿Por qué diablos no habían construido una pequeña ventana como tenían los calabozos normales?
Tanteó con las manos en busca de la pared, pero lo único que tocó fue algo blandito y cálido.
Siguió tanteando y se dio cuenta de que era un cuerpo.
¿Sería Tedra?

SHANER: ¿Princesa? ¿Sois vos? Despertad, por favor.

Poco a poco, ese cuerpo fue moviéndose hasta que la chica soltó un grito al verse totalmente a oscuras.
Shaner la abrazó y le tapó la boca con la mano.

SHANER: Sssh. Soy Shaner, Alteza. Calmaros. Estáis segura conmigo.

La agitada respiración de la princesa se suavizó un poco y por impulso se aferró a él con miedo.

TEDRA: ¿Por qué está todo tan oscuro?
SHANER: Creo que estamos en un calabozo.
TEDRA: Oh, Dios… No veo nada. No me gusta esta sensación…
SHANER: No os alteréis. Ahora nos levantaremos e iremos tanteando hasta tocar los barrotes de la celda.
TEDRA: Pero…
SHANER: No soltéis mi mano.

Dicho eso, la instó a caminar muy despacio y tanteando con la otra mano libre.
Pero en cuanto se oyó un pequeño ruido, Tedra gritó y se lanzó a sus brazos, creyendo que eran ratas.

TEDRA: ¡No puedo, no puedo!
SHANER: Princesa…
TEDRA: ¡Quiero salir de aquí! ¡Por favor, sácame de aquí!

Con un gruñido, Shaner la cogió en brazos y ella hundió su rostro en el cuello del guerrero.
Sentirla cálida y temblorosa hizo que su corazón se acelerase inexplicablemente.
Pero tuvo que concentrarse en la misión de salir de ahí.

SHANER: Alteza, usad vuestras manos para tantear mientras yo camino con vos cargada en mis brazos.
TEDRA: No puedo…
SHANER: Por todos los demonios… Os tengo cogida, maldita sea. Debéis colaborar si queréis salir de aquí.

Se oyó un estruendo tan fuerte que Tedra volvió a gritar, apretándose contra él.
El suelo comenzó a vibrar tan bruscamente que Shaner perdió el equilibrio y cayó de espaldas al suelo, con ella encima.
Si tuviera el otro ojo sano…podría tener más reflejos.

TEDRA: ¿Qué está pasando?

El guerrero se puso tenso al sentir que el suelo se resquebrajaba bajo su espalda.
Por todos los infiernos...
Ese calabozo estaba a punto de derrumbarse sobre ellos.
Al menor movimiento, el suelo se abriría en dos y caerían al vacío.
Apretó a Tedra contra su pecho para que no se moviera y rezó a los dioses para que los salvasen.
Y como si hubieran escuchado sus rezos, una luz rosada los envolvió y los hizo desaparecer.
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Zaebard podía sentirse contento a pesar de todo lo que sucedía, ya que dentro del refugio que construyó su abuelo, estaban los Cazadores de Bestias, usando la magia para encontrar a Shaner y a los demás.
En ese momento, la luz rosada estalló y aparecieron Cerith, Tedra y Shaner, los cuales parpadearon, sorprendidos.
Tedra y Cerith se abrazaron con fuerza y aliviadas de saberse sanas y salvas.
Shaner se acercó a Zaebard y a su esposa e hijos.

SHANER: Me alegro tanto de que estéis bien, Majestades…
ZAEBARD: Y nosotros de que tú lo estés también. ¿Pero dónde estuviste?
SHANER: Me atrapó un círculo de absorción, Señor. Me llevó a un lugar desconocido dónde estaban Tedra y Cerith. Ya sé quiénes son los causantes de esos círculos.
FREY: El rey Orion y su séquito de secuestradores.

Todos miraron a los Cazadores de Bestias, los cuales habían dejado de usar la magia y se los veía agotados.

FREY: Orion también nos tenía atrapados, pero gracias a mi compañera Zanna, pudimos escapar.
ZAEBARD: Me alegro de veros, muchachos. Pero faltan: Azalea, Challen, Dalden y las mascotas.
FREY: No siento sus…estados vitales, Majestad.
ZAEBARD: ¿Qué…? ¿Eso quiere decir que…podrían estar…muertos?
FREY: Así es.
ZAEBARD: Por todos los demonios…

Zannaleah agachó el rostro, sintiendo que se le formaba un nudo en el pecho.
¿Challen muerto?
No…eso no podía ser posible…
Ahora que lo había encontrado…después de cinco años…
De pronto, a las afueras del escondite, se oyeron pasos y gritos.
¿Quién podría ser?
Zaebard ordenó que nadie se moviera y salió del refugio por una pequeña puerta llena de arbustos que camuflaban la entrada.
Se sorprendió al ver a Falon.

ZAEBARD: ¡Falon! ¿Qué haces aquí?

Sin esperar la reacción, Falon lo cogió del cuello y lo zarandeó con furia, olvidándose de que era un rey y su amigo.

FALON: ¡¿Dónde está mi hermana, maldita sea?!
ZAEBARD: Cálmate, hombre. Está sana y salva. Acompáñame.

Lo llevó hacia el escondite y en cuanto Tedra y Falon se vieron, corrieron a abrazarse con fuerza.
Ella rompió a llorar de la alegría.

FALON: Nuestros padres y yo recibimos el aviso de que habías desaparecido.
TEDRA: Un rey loco nos secuestró a Cerith y a mí. Oh, Falon… ¿Dónde has estado estos tres meses? Nadie sabía nada de ti. Estaba tan angustiada…
FALON: No importa dónde estuve, hermana. Ahora estoy aquí, contigo…
TEDRA: Te quiero, hermano… Te quiero…

Cerith notó que Falon la miraba y se puso nerviosa.
¿Se acercaría a ella para darle un amistoso abrazo?
La verdad era que lo necesitaba, pero se sentía extraña…
Cerró los ojos y recordó lo que le dijo el rey Orion: “Hasta ahora no te he lastimado. Lo único que he hecho ha sido probar de tu inocencia…”.
Oh, Dios… Si eso era cierto, no se sentía digna de que Falon la tocase de algún modo.

FALON: ¿Qué está pasando en esta ciudad, Zaebard?
ZAEBARD: Las cosas se estaban complicando, Falon. Y decidí invocar a los dioses para pedirles ayuda. Esperé sus señales celestiales…y lo único que he recibido a sido todo este caos. Todo es culpa mía.

Entonces, Falon miró a su alrededor y se dio cuenta de que faltaban Azalea, Challen y las mascotas.
Sintió que el corazón se le aceleraba de puro miedo.
Adivinando sus pensamientos, Zaebard señaló a Frey.

ZAEBARD: Díselo tú.
FREY: Con la magia he hecho llegar hasta aquí a Tedra, a Cerith y a Shaner. Pero no he podido traer a Azalea, a Challen y a Dalden.
FALON: ¿Por qué no?
FREY: No siento sus estados vitales.

El príncipe cerró los ojos unos instantes para absorber esa información.
Una información que empezó a destruirlo por dentro.
Azalea…muerta…
Apretó los puños y aguantó las ganas de gritar y de destrozar todo a su alrededor.
Aunque la odiase con todas sus fuerzas, jamás le había deseado la muerte.
Por todos los infiernos…
¿Por qué sentía que su corazón sangraba?
El odio había matado ese amor que un día sintió por ella.
¿Entonces por qué le escocía el alma?
Al ver la angustia del príncipe, Frey miró a Moira y a Fury.

FREY: Intentémoslo una vez más.
MOIRA Y FURY: De acuerdo.

Hicieron un círculo con sus cuerpos y se dieron de la mano tras cerrar los ojos.
Se hizo el silencio en ese escondite lleno de camas, muebles y estanterías llenas de comida.
Zannaleah dio un paso atrás al ver que Falon, Tedra, Cerith y Zaebard la miraban tan fijamente.
¿Por qué lo hacían?
Tras unos minutos de concentración, Frey negó con la cabeza.

FREY: Nada.
FALON: Maldición…

Falon se pasó la mano por el cabello y le dio la espalda a los demás para que no vieran cuan destrozado estaba.
¿Por qué los dioses habían permitido que la muerte se llevara a Azalea? ¿Por qué? ¿Por qué…siendo tan joven y hermosa?
Recordó su cabello…sus ojos…sus labios…su cuerpo…
Azalea… Azalea… Azalea…
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TO BE CONTINUED...