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Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 9
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Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 9
"El Reencuentro"
PARTE 2 (FINAL)
Azalea… Azalea…
Alguien la llamaba.
La princesa despertó y se vio sentada en la hierba con la espalda apoyada en el tronco de un árbol.
Vio a Challen y a Dalden intentando encender una hoguera.
Sus mascotas dormían sobre un montoncito de hierba.
Seguían perdidos en el bosque y ya casi se hacía de noche.
Se llevó la mano al pecho y notó su corazón acelerado.
Estaba segura de que alguien la había llamado desde lo más profundo…desde lo más lejano…
¿Pero quién? ¿O había sido un sueño?
Al fin, los dos chicos pudieron encender la hoguera, y ella supo que no solo serviría para calentar, sino también para iluminar, ya que la noche era muy oscura en un bosque.
Challen se sentó a su lado.
CHALLEN: ¿Estáis mejor?
AZALEA: Sí…
CHALLEN: Esperaremos a que amanezca para seguir buscando el escondite del rey Zaebard.
AZALEA: ¿Dormiremos…aquí mismo?
CHALLEN: Sí, Alteza.
Azalea agachó el rostro e intentó ocultar el miedo que eso le implicaba.
Pero Challen ya la conocía bastante bien, así que tomó su fría mano entre las suyas más cálidas.
CHALLEN: No os preocupéis, Alteza. El emperador y yo estaremos pendientes de todo. Podéis dormir tranquila.
AZALEA: No sé si podré…
Suspiró y acarició las diminutas alas de Kupó y Mog.
No podría estar tranquila permaneciendo en medio de la nada.
Su mente se desvió hacia los recuerdos sobre Falon.
En momentos así, era cuando más extrañaba estar entre sus brazos, protegida y amada.
Recordó su sonrisa…su profunda mirada…sus caricias…sus besos…
Entonces el recuerdo del beso de Challen se le apareció de repente y se sonrojó sobremanera.
Dalden se acercó a los árboles para comprobar que tenían fruta, pero estaba demasiado alta como para poder cogerla.
Necesitaban comer algo o la debilidad los enfermaría, obligándolos a permanecer más tiempo en ese bosque.
Y para peor, Azalea era una chica frágil y delicada y podría ser la más perjudicada, así que puso todo su empeño en escalar el largo tronco, y usó uno de sus puños para golpear la rama más próxima y varios frutos cayeron al suelo.
Sonrió y descendió del árbol para recogerlos y sentarse frente a sus dos compañeros para ofrecérselos.
DALDEN: Comed un poco.
AZALEA Y CHALLEN: Gracias.
Despertó a las mascotas para que también comieran.
Y en silencio, disfrutaron de la jugosa fruta mientras veían cómo se hacía de noche.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------
Tedra, Cerith, y la esposa de Zaebard y sus hijos dormían en las camas del refugio.
Moira y Zannaleah yacían sentadas en un pequeño sofá, descansando de haber usado la magia a grandes niveles como hacer llegar a una persona de un lugar a otro.
Fury estaba apoyado en una de las paredes, cruzado de brazos, mirando con rabia a Frey, ya que se había unido a él por obligación, pues debían solucionar varios problemas que incumbían a los dioses.
Frey reposaba en una silla, recuperando fuerzas e ideando un plan para arreglar la catástrofe que sumía en la desgracia a esa ciudad.
Zaebard, Shaner y Falon estaban reunidos en un rincón del escondite, tomando unos tragos que el rey había sacado de las estanterías.
ZAEBARD: Tus padres y tu hermana estuvieron muy angustiados por tu desaparición, Falon.
FALON: …
ZAEBARD: ¿Dónde estuviste?
FALON: En todas partes y en ningún lugar.
ZAEBARD: Ibas sin rumbo.
FALON: Sí.
ZAEBARD: ¿Qué pasó, amigo? ¿Qué hizo que huyeras así?
Falon bebió de su alcohol y respiró profundamente.
No deseaba hablar del tema, pues todavía le dolía demasiado.
Pero Zaebard lo miraba a la espera de una respuesta, así que el príncipe cambió radicalmente de tema.
FALON: Deberíamos salir para rastrear el bosque. Puede que Azalea y los otros estén perdidos.
ZAEBARD: Si estuvieran por este bosque, Frey y sus compañeros ya habrían sentido sus signos vitales, Falon.
FALON: Pero yo vi que media parte de tu castillo sigue en pie. Los soldados y los sirvientes necesitan ayuda. Tus habitantes te necesitan. ¿Qué demonios hacemos aquí dentro?
ZAEBARD: Dime qué puedo hacer yo, Falon. He pedido ayuda a los dioses y mira cómo me han respondido. Están furiosos con la humanidad.
SHANER: Y todo por culpa del maldito Cian… Espero que esté ardiendo en el infierno.
FALON: No podemos dejar que esto siga así. La destrucción podría llegar a las ciudades vecinas. A mi ciudad. Y no pienso permitirlo.
ZAEBARD: ¿Qué pueden hacer unos simples mortales como nosotros contra unos dioses poderosos y eternos?
FALON: No tenemos por qué enfrentarnos a ellos, sino más bien buscar un medio que sea compatible con sus poderes divinos.
SHANER: Solo la magia se acerca a la compatibilidad del poder divino.
FALON: Exacto.
ZAEBARD: Pero nosotros no entramos en el mundo de la magia, amigos.
FALON: Nosotros, no. Pero sí los Cazadores de Bestias. Ellos son la mano derecha de los dioses, así que tienen que sacarnos de este lío.
Tras oír toda la conversación, Frey y Fury se miraron con seriedad.
El trabajo de los Cazadores de Bestias consistía en atrapar cualquier mal en forma de esbirro o sombra que residía en las ciudades de gente corriente.
No podían usar la magia para otra cosa que no fuera hacer el bien en nombre de los dioses.
Solo servían para limpiar los mundos de la maldad que habitaba en ellos.
Vieron que Falon se acercaba a Frey.
FALON: Vosotros sois los únicos que podéis detener todo esto.
FREY: No podemos detener el flujo del presente ni ponernos en contra de las acciones y decisiones de los dioses.
FALON: ¿Acaso no podéis comunicaros con ellos?
FREY: Lo hemos intentado varias veces, príncipe Falon.
FALON: ¿Y?
FREY: No hemos recibido señal alguna. Prácticamente estamos fuera de sus leyes. Algo ha pasado para que estén tan furiosos con nosotros también.
FALON: Debe haber alguna otra forma…
FREY: Sí, la hay. Pero jamás la realizaré.
FALON: ¿Qué forma es?
FREY: Viajar al pasado.
FALON: ¿Qué…? ¿Podéis hacer algo así? (Sorprendido).
FREY: Sí. Pero no lo haremos. Ese proceso requiere mucha magia y soporte físico. Sin contar con el castigo celestial que recibiríamos…
FALON: Si viajamos al pasado…podríamos cambiar el futuro…y así evitar que Cian encuentre el Oráculo de Aion…
FREY: No haremos tal cosa, Alteza.
FALON: Solo tendríamos que retroceder unos meses para conseguir ese propósito.
FREY: He dicho que no.
Falon se enfadó y lo agarró de la camisa para levantarlo de la silla y zarandearlo con rabia.
FALON: ¡¿Es que no ves más allá de tus narices, maldita sea?! ¡Ciudad Aion ha quedado casi en las ruinas! ¡Ha muerto muchísima gente! ¡Y quizá puede que esta destrucción alcance a las demás ciudades! ¡Mi familia podría morir!
Los gritos despertaron a Tedra, a Cerith, a Yaridis y a sus dos hijos.
Todos miraban la escena en completo silencio.
FALON: Si eso sucede…yo mismo me encargaré de matarte, Frey.
FREY: Si creéis que matándome arreglaréis las cosas…adelante. Hacedlo.
Falon respiró profundamente y lo soltó para pasarse la mano por el rostro en un gesto de frustración.
Miró a Tedra y a Cerith, aliviado de verlas seguras y estables en este lugar.
¿Pero y Azalea?
Algo le decía que no estaba muerta.
Tenía que salir a buscarla.
FALON: Zaebard, cuida de mi hermana y de Cerith hasta que yo regrese.
ZAEBARD: ¿Adónde vas?
FALON: A buscar a los que faltan.
ZAEBARD: Iré contigo.
SHANER: No, Majestad. Yo iré.
Los dos chicos salieron del refugio y corrieron por el bosque, bajo la oscura noche que se cernía sobre la ciudad.
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Azalea fue despertada por Dalden.
AZALEA: ¿Ya es de día?
DALDEN: No, pero debemos irnos de aquí.
AZALEA: ¿Por qué? ¿Qué pasa?
DALDEN: Se oyen demasiados ruidos en este bosque, y podríamos estar rodeados de lobos o de cualquier otra criatura peligrosa.
La princesa se levantó del suelo y vio que Challen y sus mascotas la miraban con preocupación.
Dalden la tomó de la mano y señaló la media luna que brillaba en lo alto del cielo.
DALDEN: Será suficiente luz para poder ver dónde pisamos.
Emprendieron la marcha en dirección lunar para no perderse más de lo que ya estaban.
El silencio era sepulcral…tan solo se oían sus pasos y sus respiraciones agitadas.
Azalea deseaba llegar al reino de Aion y descansar en la seguridad del castillo.
Se sentía tan cansada…
No estaba acostumbrada a estar caminando tantas horas o usando el mismo vestido sin poder darse sus baños perfumados.
Aunque no sabía que tan segura podría sentirse allá en dónde había sucedido la catástrofe…
Tras media hora caminando, pudieron oír las voces de gente.
Y más adelante vieron a tres hombres caminando por ese mismo sendero.
Dalden los detuvo para hablar con ellos.
DALDEN: ¿Qué hacéis a estas horas por aquí?
HOMBRE: Buscando al rey…pero no hay modo de encontrarlo en un bosque tan grande.
DALDEN: ¿Por qué creéis que debe estar por aquí?
HOMBRE: Los soldados dijeron que el rey tiene un refugio en este bosque. Y queremos asegurarnos de que está sano y salvo en él.
DALDEN: ¿Y ahora a dónde vais?
HOMBRE: De regreso al castillo. Debemos descansar para seguir buscando a las personas que siguen bajo los escombros.
DALDEN: ¿Conocéis el camino?
HOMBRE: Por supuesto. Somos leñadores, muchacho. Nos conocemos estos bosques como la palma de nuestras manos.
Azalea y Challen se miraron con una sonrisa.
¡Al fin podrían llegar al castillo!
Sin decir nada más, siguieron a los tres leñadores rumbo al reino.
Al llegar, los tres jóvenes se adentraron en el castillo y vieron que los criados dormían y los soldados hacían guardia mientras conversaban.
DALDEN: Azalea, asegúrate de que tu habitación sigue estable. Si es así, date un baño y relájate. Aquí estarás a salvo.
AZALEA: Gracias.
Seguida por Challen y por sus mascotas, Azalea se dirigió a su estancia y se alegró de verla más o menos bien.
Algunos accesorios habían caído al suelo a causa de los temblores.
Pero su cama y su armario seguían en pie.
CHALLEN: Daros un baño, Alteza. Yo veré qué puedo traer para comer.
AZALEA: De acuerdo.
Un rato más tarde, la chica se sentía mucho mejor con un vestido limpio, y sentada en su cama, tomando sopa caliente.
Sus mascotas y Challen yacían sentados en los taburetes, tomando sopa también.
AZALEA: ¿Dónde está Dalden?
CHALLEN: No lo sé, Alteza. Dijo que iría a supervisar el castillo.
KUPÓ: ¿Por qué Zaebard no regresa aquí junto a sus soldados y sus sirvientes, kupó?
MOG: Cierto. El peligro ya pasó.
AZALEA: Sus motivos tendrá. O quizá…le ocurrió algo.
CHALLEN: No pensemos en eso, princesa.
AZALEA: Tienes razón. Estoy segura de que regresará. Zaebard es un buen rey.
Por otro lado, Dalden daba órdenes a los soldados cuando escuchó que se abría una puerta y aparecían Shaner y… ¡Falon!
¿Qué demonios hacía en Aion?
Dalden intentó huir para que no lo viera, pero fue demasiado tarde.
FALON: ¿Qué haces tú aquí?
DALDEN: Lo mismo te pregunto yo.
FALON: ¿Dónde está Azalea? Tengo entendido que estaba contigo, con Challen y con las mascotas. ¿Dónde están?
El joven emperador apretó los puños, sabiendo a ciencia cierta que ese desgraciado había regresado a por la princesa.
Pero no lo permitiría de nuevo.
DALDEN: Yo me extravié en el bosque y llegué aquí gracias a unos leñadores.
FALON: Entonces…eso quiere decir que…están vivos…
DALDEN: Sí, pero perdidos en el bosque.
FALON: Maldita sea…
SHANER: Príncipe Falon, aprovecharé para coger ropa y comida para el rey y su esposa e hijos.
FALON: Sí, yo también cogeré ropa para Tedra y Cerith.
Falon miró por última vez a Dalden y se dirigió a la estancia de su hermana, con la mente embotada al saber que Azalea seguía perdida y en peligro.
Mientras rebuscaba en el armario de Tedra, oyó pasos en el pasillo y supuso que era Shaner.
FALON: ¿Tan pronto has terminado?
Al no recibir respuesta, Falon miró hacia la puerta abierta y se sorprendió al ver a Challen, el cual lo miraba con la misma sorpresa.
Si el caballero estaba aquí…eso significaba que…
Gruñó y lanzó los vestidos al suelo para regresar a la sala principal y agarrar del cuello a Dalden para estamparlo contra la pared.
FALON: Eres un maldito desgraciado… (Furioso)
Le asestó un puño tan fuerte en la cara que le reventó la nariz, la cual comenzó a sangrar.
Dalden usó su rodilla para golpearle el estómago, consiguiendo así que lo soltase.
Y en cuanto Falon se encogió del dolor, el emperador lo lanzó al suelo de un empujón.
Luego se limpió la sangre de la nariz con la mano y escupió cerca del príncipe, el cual lo miraba con odio.
DALDEN: Estoy harto de ti, Falon. Deja de cruzarte en mi camino.
FALON: ¿Cómo has podido mentirme aun sabiendo que estoy buscando a Azalea?
DALDEN: ¿Para qué la buscas? La abandonaste hace un tiempo, ¿no? ¿A qué vienes ahora?
FALON: No tengo que darte explicaciones a ti, cretino.
Falon se levantó del suelo y se encaminó hacia la habitación de Azalea, pero Dalden le cortó el paso y sacó su espada para señalarlo con la afilada punta.
DALDEN: Si quieres molestarla de nuevo, deberás matarme primero.
FALON: Será un placer.
Sacó también su espada y se miraron con desafío.
Los soldados y los sirvientes los rodearon para ver la escena.
Y Challen había regresado a la estancia sin saber si decirle o no a su princesa sobre la presencia del príncipe Falon.
¿Qué debía hacer? ¿Qué era lo correcto?
Tropezó con el taburete y Azalea y las mascotas lo miraron con el ceño fruncido.
AZALEA: ¿Ocurre algo, Challen?
CHALLEN: No…no, Alteza…
AZALEA: Pareces nervioso.
CHALLEN: Es solo que…toda esta situación me tiene estresado…
AZALEA: Sí, entiendo. Yo estoy igual.
Le sonrió con dulzura y se metió en la cama, aliviada de estar en un lugar seguro. O almenos de momento.
Kupó y Mog se acostaron a su lado y bostezaron.
Ya era madrugada y todos necesitaban descansar. Pero Challen seguía rígido frente a ella, mirándola con inseguridad.
AZALEA: ¿No tienes sueño?
CHALLEN: Sí…pero…
AZALEA: ¿Pero?
CHALLEN: No sé si dormir cerca de vos…en ese sofá…o en mi propia habitación…
AZALEA: No te preocupes por mí. Será mejor que descanses en una cama.
CHALLEN: Cla-claro. Buenas noches, Alteza.
Dio media vuelta, salió de la estancia y cerró la puerta con suavidad.
Luego respiró hondo y se quedó ahí plantado, incapaz de alejarse de su princesa, ya que estaba seguro de que si ella veía a Falon, volvería a sufrir.
Y quién sabe con qué intenciones había regresado el príncipe.
¿Quizá para vengarse de ella? ¿O quizá para recuperar su amor?
De todos modos no quería dejarla sola.
No soportaría verla llorar de nuevo.
Volvió a respirar profundamente y se dirigió a la sala principal, dónde Falon y Dalden luchaban con las espadas ante las atónitas miradas de los soldados y los sirvientes.
¿Qué significaba esa batalla? ¿El motivo era la enemistad o Azalea?
Shaner intentaba calmar a los luchadores, pero era en vano.
Si eso seguía así…uno de los dos podría resultar herido o incluso muerto.
Solo Azalea podía detener esa pelea.
Challen estaba en la duda de si ir o no a buscarla.
Con horror vio como la espada de Falon rasgaba el brazo de Dalden.
Oh, Dios… Eso iba en serio.
En la sala se hizo el silencio cuando el emperador cayó al suelo y el príncipe le puso la punta de la espada en el cuello.
FALON: Ríndete.
DALDEN: ¿Rendirme en qué? No estamos luchando por Azalea. ¿O sí?
FALON: Cállate.
DALDEN: Luchamos porque nos odiamos. Ya no hay motivo para que estemos batallando por ella, pues tú mismo la abandonaste y la sacaste de tu vida.
FALON: ¡Cállate!
DALDEN: Ahora ella será toda mía.
Falon soltó un grito cargado de furia y alzó su espada para clavársela a su enemigo, pero Shaner lo sujetó por detrás y le quitó el arma a tiempo.
SHANER: No cometáis una locura, Alteza.
FALON: ¡Suéltame, maldita sea!
SHANER: No hagáis esto delante de la princesa.
¿Delante de la princesa?
Se puso tenso y poco a poco fue girándose hacia dónde miraban Shaner, Dalden, Challen y todos los demás.
El príncipe sintió que el mundo se le caía encima por segunda vez en su vida.
Ahí, en lo alto de las escaleras, estaba la chica más hermosa y deseable que jamás antes pudo conocer.
Y lo miraba con sus preciosos ojos bien abiertos y llenos de sorpresa y dolor.
Su delicado cuerpo temblaba como una flor en el viento.
Se la veía más delgada y apagada, pero igual de bella…dolorosamente bella…
Por todos los demonios…
Habían pasado casi cuatro meses y todavía sentía ese deseo brutal por ella.
No, no, no. Eso no debía ser así.
La odiaba más que antes. Le había mentido y por eso la despreciaba.
Pero verla de nuevo…tan frágil y delicada…tan dulce y hermosa…había provocado que los recuerdos de su amor atormentasen su cuerpo y alma.
Sentía unas ganas locas de abrazarla.
Dio un paso al frente, y a su vez, ella dio uno atrás.
Su corazón se detuvo.
¿Acaso estaba huyendo de él?
Pero si ella fue la que le hizo daño con sus mentiras y su venganza…
Una repentina furia lo cegó por un momento, así que cogió su espada y se acercó a Challen, el cual se puso pálido al verlo tan enfadado.
FALON: He venido a por vosotros. Os llevaré al refugio de Zaebard para que estéis más seguros.
CHALLEN: Gra-gracias, Alteza.
FALON: Dile a tu princesa que recoja sus cosas y que salga lo más pronto posible. Os estaré esperando fuera.
Dicho eso, miró por última vez a Dalden y salió del castillo, dejando a Azalea rígida y temblorosa…a punto de llorar.
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Challen no sabía qué hacer…pues su princesa lloraba sobre la cama, obviamente conmocionada por el encuentro con Falon.
Kupó y Mog le acariciaban el cabello con sus diminutas manos, en un intento por calmar esos sollozos.
Pero nada conseguiría hacerla reaccionar de su estado de shock emocional.
CHALLEN: Alteza, tenemos que irnos.
AZALEA: No… No quiero verle otra vez… No quiero ver su mirada llena de resentimiento y frialdad…
KUPÓ: Entonces no lo mires, kupó. Actúa con la misma frialdad que él usa, kupó.
AZALEA: No puedo…
MOG: Sí puedes. ¿Dónde está la Azalea fuerte, terca y rebelde que conocemos?
AZALEA: Murió tras el abandono de Falon…
MOG: No. No murió. Tu parte fuerte ahora está dormida dentro de ti. No dejes que el dolor pueda más que tú.
Azalea alzó el rostro lleno de lágrimas y miró a sus tres fieles amigos.
Challen le acarició el suave cabello y le sonrió con determinación.
CHALLEN: Sé que es muy pronto para que podáis enfrentaros a vuestros propios sentimientos, Alteza. Pero yo seré vuestra fuerza. Yo seré la espada y escudo que vos necesitáis en este momento.
Emocionada, la princesa se lanzó a los brazos de su caballero y lloró un poco más.
Pero en cuanto se recuperó, se lavó la cara con agua fresca, cogió sus cosas y salió del castillo con la barbilla bien alta, seguida por Challen, Kupó y Mog.
En cuanto localizaron a Falon esperándolos, ella entrelazó su mano con la de Challen para sentir su fuerza y su seguridad.
Ya había llorado suficiente.
Era hora de aceptar que su destino estaba ya muy lejos del corazón de Falon.
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Tras cruzar el bosque en pleno amanecer, llegaron al refugio gracias a Shaner.
Al entrar, Azalea miró a todos los presentes: Zaebard, su esposa e hijos… Shaner, Tedra, Cerith, Falon… Los Cazadores de Bestias… Ahora Dalden, Challen, Kupó, Mog y ella misma…
Pero no estaba Lilly.
Oh, Dios… ¿Dónde estaría su amiga?
ZAEBARD: Me alegro de que estéis todos bien. Parecéis cansados. Será mejor que durmáis unas horas.
Challen acompañó a su princesa hasta una de las pequeñas camas y la ayudó a acostarse y arroparse.
Azalea no tardó nada en dormirse, pues estaba agotada.
Las mascotas se acostaron a su lado y también se durmieron en seguida.
En la cama de enfrente, Zannaleah estaba sentada y rígida, dando la espalda a todo el mundo para que alguien en especial no pudiera verle la cara.
El corazón le latía tan rápido que tuvo miedo de que se detuviera en seco.
Por todos los dioses…
Había deseado tanto este momento durante todos estos años y ahora que al fin lo tenía…estaba aterrada.
¿Qué debía hacer? ¿Qué debía hacer? ¿Cómo debía actuar? ¿Cómo?
La voz de Falon cortó sus pensamientos.
FALON: Ya estamos todos. Llévanos al pasado, Frey.
Los Cazadores de Bestias se miraron con seriedad e inseguridad.
Si hacían algo así…muy pronto los dioses los castigarían brutalmente.
La decisión era muy difícil, pues arriesgaban demasiado.
Moira se acercó a Frey y le puso la mano en el hombro.
MOIRA: Haremos lo que tú digas, Frey. Eres el jefe.
FREY: Nosotros estamos para ayudar a la humanidad, no para sacrificarnos por ella.
MOIRA: Podemos llevarlos al pasado y nosotros regresarnos al presente.
Tras unos minutos de reflexión, al fin Frey aceptó.
Miró a Fury para saber su opinión, el cual se encogió de hombros.
FURY: Si dices que regresaremos, entonces no tengo más remedio que colaborar.
FREY: ¿Moira?
MOIRA: Cuenta conmigo.
FREY: ¿Zanna?
Todas las miradas se dirigieron hacia la chica que les daba la espalda con tanta rigidez.
Oh, Dios… Tenía que girarse y decirles algo… Pero tenía miedo de encontrarse cara a cara con su prometido…
Sin moverse ni un milímetro, asintió con la cabeza.
ZANNALEAH: Será lo que tú digas, Frey.
FREY: Muy bien. En cuanto todos descansemos unas horas, usaremos al máximo la magia para viajar al pasado.
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TO BE CONTINUED...
PARTE 2 (FINAL)
Azalea… Azalea…
Alguien la llamaba.
La princesa despertó y se vio sentada en la hierba con la espalda apoyada en el tronco de un árbol.
Vio a Challen y a Dalden intentando encender una hoguera.
Sus mascotas dormían sobre un montoncito de hierba.
Seguían perdidos en el bosque y ya casi se hacía de noche.
Se llevó la mano al pecho y notó su corazón acelerado.
Estaba segura de que alguien la había llamado desde lo más profundo…desde lo más lejano…
¿Pero quién? ¿O había sido un sueño?
Al fin, los dos chicos pudieron encender la hoguera, y ella supo que no solo serviría para calentar, sino también para iluminar, ya que la noche era muy oscura en un bosque.
Challen se sentó a su lado.
CHALLEN: ¿Estáis mejor?
AZALEA: Sí…
CHALLEN: Esperaremos a que amanezca para seguir buscando el escondite del rey Zaebard.
AZALEA: ¿Dormiremos…aquí mismo?
CHALLEN: Sí, Alteza.
Azalea agachó el rostro e intentó ocultar el miedo que eso le implicaba.
Pero Challen ya la conocía bastante bien, así que tomó su fría mano entre las suyas más cálidas.
CHALLEN: No os preocupéis, Alteza. El emperador y yo estaremos pendientes de todo. Podéis dormir tranquila.
AZALEA: No sé si podré…
Suspiró y acarició las diminutas alas de Kupó y Mog.
No podría estar tranquila permaneciendo en medio de la nada.
Su mente se desvió hacia los recuerdos sobre Falon.
En momentos así, era cuando más extrañaba estar entre sus brazos, protegida y amada.
Recordó su sonrisa…su profunda mirada…sus caricias…sus besos…
Entonces el recuerdo del beso de Challen se le apareció de repente y se sonrojó sobremanera.
Dalden se acercó a los árboles para comprobar que tenían fruta, pero estaba demasiado alta como para poder cogerla.
Necesitaban comer algo o la debilidad los enfermaría, obligándolos a permanecer más tiempo en ese bosque.
Y para peor, Azalea era una chica frágil y delicada y podría ser la más perjudicada, así que puso todo su empeño en escalar el largo tronco, y usó uno de sus puños para golpear la rama más próxima y varios frutos cayeron al suelo.
Sonrió y descendió del árbol para recogerlos y sentarse frente a sus dos compañeros para ofrecérselos.
DALDEN: Comed un poco.
AZALEA Y CHALLEN: Gracias.
Despertó a las mascotas para que también comieran.
Y en silencio, disfrutaron de la jugosa fruta mientras veían cómo se hacía de noche.
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Tedra, Cerith, y la esposa de Zaebard y sus hijos dormían en las camas del refugio.
Moira y Zannaleah yacían sentadas en un pequeño sofá, descansando de haber usado la magia a grandes niveles como hacer llegar a una persona de un lugar a otro.
Fury estaba apoyado en una de las paredes, cruzado de brazos, mirando con rabia a Frey, ya que se había unido a él por obligación, pues debían solucionar varios problemas que incumbían a los dioses.
Frey reposaba en una silla, recuperando fuerzas e ideando un plan para arreglar la catástrofe que sumía en la desgracia a esa ciudad.
Zaebard, Shaner y Falon estaban reunidos en un rincón del escondite, tomando unos tragos que el rey había sacado de las estanterías.
ZAEBARD: Tus padres y tu hermana estuvieron muy angustiados por tu desaparición, Falon.
FALON: …
ZAEBARD: ¿Dónde estuviste?
FALON: En todas partes y en ningún lugar.
ZAEBARD: Ibas sin rumbo.
FALON: Sí.
ZAEBARD: ¿Qué pasó, amigo? ¿Qué hizo que huyeras así?
Falon bebió de su alcohol y respiró profundamente.
No deseaba hablar del tema, pues todavía le dolía demasiado.
Pero Zaebard lo miraba a la espera de una respuesta, así que el príncipe cambió radicalmente de tema.
FALON: Deberíamos salir para rastrear el bosque. Puede que Azalea y los otros estén perdidos.
ZAEBARD: Si estuvieran por este bosque, Frey y sus compañeros ya habrían sentido sus signos vitales, Falon.
FALON: Pero yo vi que media parte de tu castillo sigue en pie. Los soldados y los sirvientes necesitan ayuda. Tus habitantes te necesitan. ¿Qué demonios hacemos aquí dentro?
ZAEBARD: Dime qué puedo hacer yo, Falon. He pedido ayuda a los dioses y mira cómo me han respondido. Están furiosos con la humanidad.
SHANER: Y todo por culpa del maldito Cian… Espero que esté ardiendo en el infierno.
FALON: No podemos dejar que esto siga así. La destrucción podría llegar a las ciudades vecinas. A mi ciudad. Y no pienso permitirlo.
ZAEBARD: ¿Qué pueden hacer unos simples mortales como nosotros contra unos dioses poderosos y eternos?
FALON: No tenemos por qué enfrentarnos a ellos, sino más bien buscar un medio que sea compatible con sus poderes divinos.
SHANER: Solo la magia se acerca a la compatibilidad del poder divino.
FALON: Exacto.
ZAEBARD: Pero nosotros no entramos en el mundo de la magia, amigos.
FALON: Nosotros, no. Pero sí los Cazadores de Bestias. Ellos son la mano derecha de los dioses, así que tienen que sacarnos de este lío.
Tras oír toda la conversación, Frey y Fury se miraron con seriedad.
El trabajo de los Cazadores de Bestias consistía en atrapar cualquier mal en forma de esbirro o sombra que residía en las ciudades de gente corriente.
No podían usar la magia para otra cosa que no fuera hacer el bien en nombre de los dioses.
Solo servían para limpiar los mundos de la maldad que habitaba en ellos.
Vieron que Falon se acercaba a Frey.
FALON: Vosotros sois los únicos que podéis detener todo esto.
FREY: No podemos detener el flujo del presente ni ponernos en contra de las acciones y decisiones de los dioses.
FALON: ¿Acaso no podéis comunicaros con ellos?
FREY: Lo hemos intentado varias veces, príncipe Falon.
FALON: ¿Y?
FREY: No hemos recibido señal alguna. Prácticamente estamos fuera de sus leyes. Algo ha pasado para que estén tan furiosos con nosotros también.
FALON: Debe haber alguna otra forma…
FREY: Sí, la hay. Pero jamás la realizaré.
FALON: ¿Qué forma es?
FREY: Viajar al pasado.
FALON: ¿Qué…? ¿Podéis hacer algo así? (Sorprendido).
FREY: Sí. Pero no lo haremos. Ese proceso requiere mucha magia y soporte físico. Sin contar con el castigo celestial que recibiríamos…
FALON: Si viajamos al pasado…podríamos cambiar el futuro…y así evitar que Cian encuentre el Oráculo de Aion…
FREY: No haremos tal cosa, Alteza.
FALON: Solo tendríamos que retroceder unos meses para conseguir ese propósito.
FREY: He dicho que no.
Falon se enfadó y lo agarró de la camisa para levantarlo de la silla y zarandearlo con rabia.
FALON: ¡¿Es que no ves más allá de tus narices, maldita sea?! ¡Ciudad Aion ha quedado casi en las ruinas! ¡Ha muerto muchísima gente! ¡Y quizá puede que esta destrucción alcance a las demás ciudades! ¡Mi familia podría morir!
Los gritos despertaron a Tedra, a Cerith, a Yaridis y a sus dos hijos.
Todos miraban la escena en completo silencio.
FALON: Si eso sucede…yo mismo me encargaré de matarte, Frey.
FREY: Si creéis que matándome arreglaréis las cosas…adelante. Hacedlo.
Falon respiró profundamente y lo soltó para pasarse la mano por el rostro en un gesto de frustración.
Miró a Tedra y a Cerith, aliviado de verlas seguras y estables en este lugar.
¿Pero y Azalea?
Algo le decía que no estaba muerta.
Tenía que salir a buscarla.
FALON: Zaebard, cuida de mi hermana y de Cerith hasta que yo regrese.
ZAEBARD: ¿Adónde vas?
FALON: A buscar a los que faltan.
ZAEBARD: Iré contigo.
SHANER: No, Majestad. Yo iré.
Los dos chicos salieron del refugio y corrieron por el bosque, bajo la oscura noche que se cernía sobre la ciudad.
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Azalea fue despertada por Dalden.
AZALEA: ¿Ya es de día?
DALDEN: No, pero debemos irnos de aquí.
AZALEA: ¿Por qué? ¿Qué pasa?
DALDEN: Se oyen demasiados ruidos en este bosque, y podríamos estar rodeados de lobos o de cualquier otra criatura peligrosa.
La princesa se levantó del suelo y vio que Challen y sus mascotas la miraban con preocupación.
Dalden la tomó de la mano y señaló la media luna que brillaba en lo alto del cielo.
DALDEN: Será suficiente luz para poder ver dónde pisamos.
Emprendieron la marcha en dirección lunar para no perderse más de lo que ya estaban.
El silencio era sepulcral…tan solo se oían sus pasos y sus respiraciones agitadas.
Azalea deseaba llegar al reino de Aion y descansar en la seguridad del castillo.
Se sentía tan cansada…
No estaba acostumbrada a estar caminando tantas horas o usando el mismo vestido sin poder darse sus baños perfumados.
Aunque no sabía que tan segura podría sentirse allá en dónde había sucedido la catástrofe…
Tras media hora caminando, pudieron oír las voces de gente.
Y más adelante vieron a tres hombres caminando por ese mismo sendero.
Dalden los detuvo para hablar con ellos.
DALDEN: ¿Qué hacéis a estas horas por aquí?
HOMBRE: Buscando al rey…pero no hay modo de encontrarlo en un bosque tan grande.
DALDEN: ¿Por qué creéis que debe estar por aquí?
HOMBRE: Los soldados dijeron que el rey tiene un refugio en este bosque. Y queremos asegurarnos de que está sano y salvo en él.
DALDEN: ¿Y ahora a dónde vais?
HOMBRE: De regreso al castillo. Debemos descansar para seguir buscando a las personas que siguen bajo los escombros.
DALDEN: ¿Conocéis el camino?
HOMBRE: Por supuesto. Somos leñadores, muchacho. Nos conocemos estos bosques como la palma de nuestras manos.
Azalea y Challen se miraron con una sonrisa.
¡Al fin podrían llegar al castillo!
Sin decir nada más, siguieron a los tres leñadores rumbo al reino.
Al llegar, los tres jóvenes se adentraron en el castillo y vieron que los criados dormían y los soldados hacían guardia mientras conversaban.
DALDEN: Azalea, asegúrate de que tu habitación sigue estable. Si es así, date un baño y relájate. Aquí estarás a salvo.
AZALEA: Gracias.
Seguida por Challen y por sus mascotas, Azalea se dirigió a su estancia y se alegró de verla más o menos bien.
Algunos accesorios habían caído al suelo a causa de los temblores.
Pero su cama y su armario seguían en pie.
CHALLEN: Daros un baño, Alteza. Yo veré qué puedo traer para comer.
AZALEA: De acuerdo.
Un rato más tarde, la chica se sentía mucho mejor con un vestido limpio, y sentada en su cama, tomando sopa caliente.
Sus mascotas y Challen yacían sentados en los taburetes, tomando sopa también.
AZALEA: ¿Dónde está Dalden?
CHALLEN: No lo sé, Alteza. Dijo que iría a supervisar el castillo.
KUPÓ: ¿Por qué Zaebard no regresa aquí junto a sus soldados y sus sirvientes, kupó?
MOG: Cierto. El peligro ya pasó.
AZALEA: Sus motivos tendrá. O quizá…le ocurrió algo.
CHALLEN: No pensemos en eso, princesa.
AZALEA: Tienes razón. Estoy segura de que regresará. Zaebard es un buen rey.
Por otro lado, Dalden daba órdenes a los soldados cuando escuchó que se abría una puerta y aparecían Shaner y… ¡Falon!
¿Qué demonios hacía en Aion?
Dalden intentó huir para que no lo viera, pero fue demasiado tarde.
FALON: ¿Qué haces tú aquí?
DALDEN: Lo mismo te pregunto yo.
FALON: ¿Dónde está Azalea? Tengo entendido que estaba contigo, con Challen y con las mascotas. ¿Dónde están?
El joven emperador apretó los puños, sabiendo a ciencia cierta que ese desgraciado había regresado a por la princesa.
Pero no lo permitiría de nuevo.
DALDEN: Yo me extravié en el bosque y llegué aquí gracias a unos leñadores.
FALON: Entonces…eso quiere decir que…están vivos…
DALDEN: Sí, pero perdidos en el bosque.
FALON: Maldita sea…
SHANER: Príncipe Falon, aprovecharé para coger ropa y comida para el rey y su esposa e hijos.
FALON: Sí, yo también cogeré ropa para Tedra y Cerith.
Falon miró por última vez a Dalden y se dirigió a la estancia de su hermana, con la mente embotada al saber que Azalea seguía perdida y en peligro.
Mientras rebuscaba en el armario de Tedra, oyó pasos en el pasillo y supuso que era Shaner.
FALON: ¿Tan pronto has terminado?
Al no recibir respuesta, Falon miró hacia la puerta abierta y se sorprendió al ver a Challen, el cual lo miraba con la misma sorpresa.
Si el caballero estaba aquí…eso significaba que…
Gruñó y lanzó los vestidos al suelo para regresar a la sala principal y agarrar del cuello a Dalden para estamparlo contra la pared.
FALON: Eres un maldito desgraciado… (Furioso)
Le asestó un puño tan fuerte en la cara que le reventó la nariz, la cual comenzó a sangrar.
Dalden usó su rodilla para golpearle el estómago, consiguiendo así que lo soltase.
Y en cuanto Falon se encogió del dolor, el emperador lo lanzó al suelo de un empujón.
Luego se limpió la sangre de la nariz con la mano y escupió cerca del príncipe, el cual lo miraba con odio.
DALDEN: Estoy harto de ti, Falon. Deja de cruzarte en mi camino.
FALON: ¿Cómo has podido mentirme aun sabiendo que estoy buscando a Azalea?
DALDEN: ¿Para qué la buscas? La abandonaste hace un tiempo, ¿no? ¿A qué vienes ahora?
FALON: No tengo que darte explicaciones a ti, cretino.
Falon se levantó del suelo y se encaminó hacia la habitación de Azalea, pero Dalden le cortó el paso y sacó su espada para señalarlo con la afilada punta.
DALDEN: Si quieres molestarla de nuevo, deberás matarme primero.
FALON: Será un placer.
Sacó también su espada y se miraron con desafío.
Los soldados y los sirvientes los rodearon para ver la escena.
Y Challen había regresado a la estancia sin saber si decirle o no a su princesa sobre la presencia del príncipe Falon.
¿Qué debía hacer? ¿Qué era lo correcto?
Tropezó con el taburete y Azalea y las mascotas lo miraron con el ceño fruncido.
AZALEA: ¿Ocurre algo, Challen?
CHALLEN: No…no, Alteza…
AZALEA: Pareces nervioso.
CHALLEN: Es solo que…toda esta situación me tiene estresado…
AZALEA: Sí, entiendo. Yo estoy igual.
Le sonrió con dulzura y se metió en la cama, aliviada de estar en un lugar seguro. O almenos de momento.
Kupó y Mog se acostaron a su lado y bostezaron.
Ya era madrugada y todos necesitaban descansar. Pero Challen seguía rígido frente a ella, mirándola con inseguridad.
AZALEA: ¿No tienes sueño?
CHALLEN: Sí…pero…
AZALEA: ¿Pero?
CHALLEN: No sé si dormir cerca de vos…en ese sofá…o en mi propia habitación…
AZALEA: No te preocupes por mí. Será mejor que descanses en una cama.
CHALLEN: Cla-claro. Buenas noches, Alteza.
Dio media vuelta, salió de la estancia y cerró la puerta con suavidad.
Luego respiró hondo y se quedó ahí plantado, incapaz de alejarse de su princesa, ya que estaba seguro de que si ella veía a Falon, volvería a sufrir.
Y quién sabe con qué intenciones había regresado el príncipe.
¿Quizá para vengarse de ella? ¿O quizá para recuperar su amor?
De todos modos no quería dejarla sola.
No soportaría verla llorar de nuevo.
Volvió a respirar profundamente y se dirigió a la sala principal, dónde Falon y Dalden luchaban con las espadas ante las atónitas miradas de los soldados y los sirvientes.
¿Qué significaba esa batalla? ¿El motivo era la enemistad o Azalea?
Shaner intentaba calmar a los luchadores, pero era en vano.
Si eso seguía así…uno de los dos podría resultar herido o incluso muerto.
Solo Azalea podía detener esa pelea.
Challen estaba en la duda de si ir o no a buscarla.
Con horror vio como la espada de Falon rasgaba el brazo de Dalden.
Oh, Dios… Eso iba en serio.
En la sala se hizo el silencio cuando el emperador cayó al suelo y el príncipe le puso la punta de la espada en el cuello.
FALON: Ríndete.
DALDEN: ¿Rendirme en qué? No estamos luchando por Azalea. ¿O sí?
FALON: Cállate.
DALDEN: Luchamos porque nos odiamos. Ya no hay motivo para que estemos batallando por ella, pues tú mismo la abandonaste y la sacaste de tu vida.
FALON: ¡Cállate!
DALDEN: Ahora ella será toda mía.
Falon soltó un grito cargado de furia y alzó su espada para clavársela a su enemigo, pero Shaner lo sujetó por detrás y le quitó el arma a tiempo.
SHANER: No cometáis una locura, Alteza.
FALON: ¡Suéltame, maldita sea!
SHANER: No hagáis esto delante de la princesa.
¿Delante de la princesa?
Se puso tenso y poco a poco fue girándose hacia dónde miraban Shaner, Dalden, Challen y todos los demás.
El príncipe sintió que el mundo se le caía encima por segunda vez en su vida.
Ahí, en lo alto de las escaleras, estaba la chica más hermosa y deseable que jamás antes pudo conocer.
Y lo miraba con sus preciosos ojos bien abiertos y llenos de sorpresa y dolor.
Su delicado cuerpo temblaba como una flor en el viento.
Se la veía más delgada y apagada, pero igual de bella…dolorosamente bella…
Por todos los demonios…
Habían pasado casi cuatro meses y todavía sentía ese deseo brutal por ella.
No, no, no. Eso no debía ser así.
La odiaba más que antes. Le había mentido y por eso la despreciaba.
Pero verla de nuevo…tan frágil y delicada…tan dulce y hermosa…había provocado que los recuerdos de su amor atormentasen su cuerpo y alma.
Sentía unas ganas locas de abrazarla.
Dio un paso al frente, y a su vez, ella dio uno atrás.
Su corazón se detuvo.
¿Acaso estaba huyendo de él?
Pero si ella fue la que le hizo daño con sus mentiras y su venganza…
Una repentina furia lo cegó por un momento, así que cogió su espada y se acercó a Challen, el cual se puso pálido al verlo tan enfadado.
FALON: He venido a por vosotros. Os llevaré al refugio de Zaebard para que estéis más seguros.
CHALLEN: Gra-gracias, Alteza.
FALON: Dile a tu princesa que recoja sus cosas y que salga lo más pronto posible. Os estaré esperando fuera.
Dicho eso, miró por última vez a Dalden y salió del castillo, dejando a Azalea rígida y temblorosa…a punto de llorar.
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Challen no sabía qué hacer…pues su princesa lloraba sobre la cama, obviamente conmocionada por el encuentro con Falon.
Kupó y Mog le acariciaban el cabello con sus diminutas manos, en un intento por calmar esos sollozos.
Pero nada conseguiría hacerla reaccionar de su estado de shock emocional.
CHALLEN: Alteza, tenemos que irnos.
AZALEA: No… No quiero verle otra vez… No quiero ver su mirada llena de resentimiento y frialdad…
KUPÓ: Entonces no lo mires, kupó. Actúa con la misma frialdad que él usa, kupó.
AZALEA: No puedo…
MOG: Sí puedes. ¿Dónde está la Azalea fuerte, terca y rebelde que conocemos?
AZALEA: Murió tras el abandono de Falon…
MOG: No. No murió. Tu parte fuerte ahora está dormida dentro de ti. No dejes que el dolor pueda más que tú.
Azalea alzó el rostro lleno de lágrimas y miró a sus tres fieles amigos.
Challen le acarició el suave cabello y le sonrió con determinación.
CHALLEN: Sé que es muy pronto para que podáis enfrentaros a vuestros propios sentimientos, Alteza. Pero yo seré vuestra fuerza. Yo seré la espada y escudo que vos necesitáis en este momento.
Emocionada, la princesa se lanzó a los brazos de su caballero y lloró un poco más.
Pero en cuanto se recuperó, se lavó la cara con agua fresca, cogió sus cosas y salió del castillo con la barbilla bien alta, seguida por Challen, Kupó y Mog.
En cuanto localizaron a Falon esperándolos, ella entrelazó su mano con la de Challen para sentir su fuerza y su seguridad.
Ya había llorado suficiente.
Era hora de aceptar que su destino estaba ya muy lejos del corazón de Falon.
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Tras cruzar el bosque en pleno amanecer, llegaron al refugio gracias a Shaner.
Al entrar, Azalea miró a todos los presentes: Zaebard, su esposa e hijos… Shaner, Tedra, Cerith, Falon… Los Cazadores de Bestias… Ahora Dalden, Challen, Kupó, Mog y ella misma…
Pero no estaba Lilly.
Oh, Dios… ¿Dónde estaría su amiga?
ZAEBARD: Me alegro de que estéis todos bien. Parecéis cansados. Será mejor que durmáis unas horas.
Challen acompañó a su princesa hasta una de las pequeñas camas y la ayudó a acostarse y arroparse.
Azalea no tardó nada en dormirse, pues estaba agotada.
Las mascotas se acostaron a su lado y también se durmieron en seguida.
En la cama de enfrente, Zannaleah estaba sentada y rígida, dando la espalda a todo el mundo para que alguien en especial no pudiera verle la cara.
El corazón le latía tan rápido que tuvo miedo de que se detuviera en seco.
Por todos los dioses…
Había deseado tanto este momento durante todos estos años y ahora que al fin lo tenía…estaba aterrada.
¿Qué debía hacer? ¿Qué debía hacer? ¿Cómo debía actuar? ¿Cómo?
La voz de Falon cortó sus pensamientos.
FALON: Ya estamos todos. Llévanos al pasado, Frey.
Los Cazadores de Bestias se miraron con seriedad e inseguridad.
Si hacían algo así…muy pronto los dioses los castigarían brutalmente.
La decisión era muy difícil, pues arriesgaban demasiado.
Moira se acercó a Frey y le puso la mano en el hombro.
MOIRA: Haremos lo que tú digas, Frey. Eres el jefe.
FREY: Nosotros estamos para ayudar a la humanidad, no para sacrificarnos por ella.
MOIRA: Podemos llevarlos al pasado y nosotros regresarnos al presente.
Tras unos minutos de reflexión, al fin Frey aceptó.
Miró a Fury para saber su opinión, el cual se encogió de hombros.
FURY: Si dices que regresaremos, entonces no tengo más remedio que colaborar.
FREY: ¿Moira?
MOIRA: Cuenta conmigo.
FREY: ¿Zanna?
Todas las miradas se dirigieron hacia la chica que les daba la espalda con tanta rigidez.
Oh, Dios… Tenía que girarse y decirles algo… Pero tenía miedo de encontrarse cara a cara con su prometido…
Sin moverse ni un milímetro, asintió con la cabeza.
ZANNALEAH: Será lo que tú digas, Frey.
FREY: Muy bien. En cuanto todos descansemos unas horas, usaremos al máximo la magia para viajar al pasado.
________________________________________________________________
TO BE CONTINUED...
SweeT PrincesS- Mensajes : 124
Fecha de inscripción : 06/07/2012
Re: Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 9
Waaa doble re.encuentro!!!! Que cosas!!!! O.o
waaa que genialidad *-* yayayaya quiero conti :3
besos!!!!
waaa que genialidad *-* yayayaya quiero conti :3
besos!!!!
Katherina Kusanovic- ADMIN
- Mensajes : 1186
Fecha de inscripción : 08/01/2012
Edad : 27
Localización : donde el agua me llevo(?
Personaje Favorito : Itachii *-* es el amor de mi vida :3 Amm.. Yugao Uzuki (mi heroina desconocida) n_n am.. Rima, Shiki, Zero y Aidou (de Vampire Knight); Suigintou y Shinku (de Rozen Maiden); Algunos que me dan verguenza mencionar >////< y.... nee... otros xD
Re: Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 9
OMG ToT Que miedo ; ; ya no estar con Falón
Es lo peor que puede pasarle a Azalea
T_T estar lejos del que tu crees el amor de tu
vida es como dormir sin soñar D,:
Es lo peor que puede pasarle a Azalea
T_T estar lejos del que tu crees el amor de tu
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