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Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 22
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Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 22
"Te Amo"
PARTE 1
Ya atardecía cuando Zaebard y todos los demás fueron sentados alrededor de una mesa larga y rectangular, dónde disfrutaban de una cena al aire libre; los pétalos habían dejado de caer y las aldeanas iban trayendo bandejas llenas de suculentos manjares.
Falon se había sentando expresamente frente a Azalea para mirarla todo lo que quisiera.
Al lado izquierdo de ella estaba Tedra, la cual disfrutaba del tacto de la pierna de Shaner junto a la suya.
Tenerlo a su lado aunque no conversaran haría más fácil su plan de conquista, así que mientras todos comían y conversaban, Tedra movió el brazo bajo la mesa y entrelazó los dedos de su mano con los del guerrero, el cual se puso tenso al instante, y no se atrevió a mirarla.
Pero era muy consciente de la proximidad de esa hermosa princesa…de su dulce aroma…de la suave piel de su pequeña mano…
¿Y ahora qué diantres se proponía hacer esta atrevida muchacha?
Por otro lado, Cerith se sentía bastante incómoda, ya que Dalden, sentado a su lado, no dejaba de mirarla y de intentar sacar una conversación corriente, dónde ella tan solo le respondía escuetamente y a duras penas.
Un poco exasperado, el joven emperador suspiró ruidosamente.
DALDEN: Muy bien; dime qué quieres que haga, Cerith.
CERITH: ¿Eh?
DALDEN: Sí; dime qué debo hacer para lograr tener una amistad más profunda contigo.
La chica se sonrojó y comenzó a juguetear con la comida.
Era obvio que no respondería, por lo que Dalden tomó un largo trago de su refresco y se reclinó en la silla.
DALDEN: Voy a confesarte algo. Esta cinta blanca que llevo siempre atada en mi frente es un símbolo de juramento.
CERITH: ¿…?
DALDEN: Yo fui un niño demasiado inquieto para el gusto de mis padres; mi juego favorito fue molestar a todas las niñas que se cruzaban en mi camino… hasta que una de ellas se atrevió a darme una bofetada y a ponerme en mi lugar. Desde entonces, solo tenía ojos para ella, pero jamás se interesó en mí por el justificado hecho de haber sido un niño demasiado molestoso e inmaduro. Desde ahí decidí empezar a cambiar para bien, siendo cortés y galante con todas las niñas, pues me había prometido a mí mismo conquistar a la niña que me pegó y demostrarle que podía estar a su altura.
Cerith no lo miraba, pero sí lo escuchaba con atención… Con demasiada atención, pues sentía curiosidad.
DALDEN: Para mi mala fortuna, aquella niña que tanto me gustaba dejó de asistir a las fiestas que organizaban mis padres y no volví a saber de ella jamás. Estuve mucho tiempo deprimido, hasta que tomé la decisión de volver a ser el niño molestoso y pesado. Mi madre recibía todo tipo de quejas sobre mi conducta que las mujeres le comentaban con enfado e indignación, por lo que me regañó severamente y trató de hacerme cambiar, pero me negué rotundamente. Entonces…llegó el fatídico día en el que mi padre me informó sobre la grave enfermedad de mi madre. Fue la peor noticia de mi vida; estuve días sin comer y encerrado en mi habitación, preguntándome por qué mi madre, siendo tan buena, debía sufrir ese mal. Incluso llegué a culparme de su estado, y no dejaba de repetirme que ella había enfermado por ser un mal hijo…un hijo que le causaba disgustos y preocupaciones. Pero una noche decidí ir a verla; yacía moribunda en su cama. Me acerqué a ella y me miró sonriendo. Pronto mi rostro se había llenado de lágrimas y deseé ser yo el enfermo.
Cerith pudo sentir un pinchazo en el pecho, pues todo eso le hacía recordar a sus padres…también fallecidos.
Podía comprender el dolor y el vacío de Dalden.
DALDEN: Lo único que hizo mi madre fue entregarme ésta cinta blanca y me dijo: “Hijo mío, quiero que seas un hombre de bien para poder ser en un futuro un buen emperador, sin que nadie te odie. Este lazo de seda es una herencia de mis antepasados; simboliza el sentimiento puro llamado amor. Todas las mujeres de mi familia lo usaron en su cabello como muestra de amor a sus esposos en el día de la boda. Yo amo a tu padre, pero quiero que esta cinta de seda blanca la tengas tú. Llévala siempre contigo, enamórate y trata de ser un buen esposo, padre, emperador y todo lo que conlleva la bondad. Júrame que lucharás por ser el mejor hombre de este planeta; hazte digno de llevar este lazo de sentimientos transparentes”. Yo no pude negarme, así que se lo juré. Lloré su muerte durante tantos años que llegué a pensar que mis ojos se habían secado.
Dalden respiró hondo y trató de ocultar el dolor que le había causado recordar y explicar esa historia.
Se tocó distraídamente la cinta blanca de su frente y sonrió a medias.
DALDEN: Aunque parezca imposible, he intentado ser mejor persona cada día de mi existencia desde la muerte de mi madre. He aquí mi forma encantadora de tratar a las mujeres.
Cerith hizo una mueca, ya que ese chico tan solo era encantador con las chicas de suma belleza. ¿Qué merecían las más normalitas o las…feas? ¿Desprecio? ¿Qué merecía ella? ¿En qué categoría la habría puesto Dalden? ¿Bella, normal o fea?
Suponía que no precisamente en bella…
DALDEN: El día que sienta que una chica me importa más de lo que yo mismo pueda aceptar, me quitaré la cinta y se la entregaré.
Cerith se dio cuenta en ese momento de que Dalden jamás se había enamorado de Azalea, ya que no le había entregado dicha cinta; tan solo fue una atracción física muy fuerte e intensa.
¿Pero por qué Dalden le había contado esa emotiva historia a ella? ¿Azalea también la sabría?
DALDEN: Te confesé que me gustas, y es verdad. Si me permites entablar una amistad más profunda contigo, podré averiguar si tú eres la mujer de mi vida.
Esa última frase provocó que el corazón de ella comenzara a latir desbocadamente sin explicación alguna.
Ser la elegida de un hombre…para toda la vida…
Miró de reojo a Falon y un indicio de tristeza la invadió. Él ya tenía a su elegida, y se alegraba de que fuera feliz al lado de Azalea, pues eso era amor de verdad.
Entonces miró disimuladamente a Dalden, y por primera vez se imaginó a sí misma abrazada por esos brazos y besada por esos labios…
Se sonrojó más de lo que ya estaba y se levantó alarmada por culpa de sus locos pensamientos.
CERITH: I-iré al baño. (///)
Salió apresuradamente hacia uno de los hogares para refugiarse tras las altas carpas de los puestos de flores.
Dalden la vio alejarse y se pasó la mano por el cabello, pensativo.
¿La habría asustado con todo lo que había dicho?
Esperaba que no fuera así, pues esa jovencita tímida de belleza oculta le interesaba de verdad.
------------------------------------------------------------------------------------
Tras un delicioso postre compuesto por fruta caramelizada, Azalea y sus amigos se acercaron al puesto de ponche y tomaron unas copas mientras conversaban y reían.
La noche estaba iluminada por la luna llena y por los faros que colgaban de todas las carpas. La música sonaba sin cesar y muchas parejas bailaban en el centro de la plaza.
LILLY: Por ahí se acerca Falon…
Al escuchar eso, el corazón de Azalea dio una fuerte sacudida; alzó la mirada en cuanto lo tuvo cerca y sus mejillas se acaloraron tanto como su cuerpo.
FALON: Buenas noches a todos.
LILLY: Buenas noches, Alteza.
AIKA Y LENOIC: Hola.
El príncipe se colocó frente a su amada y tomó sus delicadas manos entre las suyas más fuertes; se miraron durante lo que pareció una eternidad hasta que los demás se alejaron para dejarlos a solas.
FALON: Estás muy hermosa.
AZALEA: Gracias.
FALON: Sigo esperando una respuesta, Azalea.
AZALEA: Creo que no la necesitas.
FALON: ¿Entonces qué debo hacer? ¿Tomarte por mi cuenta?
Esa insinuación logró ponerla nerviosa y temblorosa; su mente traicionera comenzó a recordar todas las veces en que Falon le había hecho el amor, y deseó más que nunca que la tocase y la besara.
Al ver el brillo de la pasión en sus preciosos ojos, él se acercó un paso más, decidido a hacerla suya esa noche.
FALON: Escapémonos ahora.
AZALEA: ¿Qué? 0//0
FALON: Alejémonos de todo este jaleo y disfrutemos en la intimidad de nuestro amor.
AZALEA: Pe-pero…
FALON: Sé que quieres; sé que me deseas tanto como yo a ti.
Antes de que pudiera sentirse intimidada, la princesa alzó el mentón con obstinación y lo desafió con su terca rebeldía.
AZALEA: Ni siquiera me has sacado a bailar y ya reclamas mi cuerpo como si fuera lo único que te importara.
Falon se echó a reír ante esa réplica y ella no tuvo más remedio que sonreír, pues se sentía inmensamente dichosa de tenerlo a su lado de nuevo.
FALON: ¿Bailarás conmigo, princesa?
Sin esperar respuesta, el chico la tomó entre sus brazos y la hizo girar al son de la música por toda la plaza, perdidos ambos en la mirada profunda del otro, amándose en silencio…
Desde el otro lado de dicha plaza, Tedra y Cerith los miraban con envidia, pero sin maldad alguna.
TEDRA: Qué daría yo por estar así con Shaner… (-_-)
CERITH: Hablando de él…por allí se aleja. ¿Adónde va?
Al ver que el guerrero se perdía entre las carpas, Tedra pensó lo peor. ¿De nuevo se reunía con una de sus amantes? ¿De nada había servido demostrarle el amor que sentía por él?
Apretó los puños y no dudó en dirigirse hacia el lugar en el que lo había perdido de vista. Al encontrarlo apoyado en la pared de una casa, en la soledad de la calle, se acercó con la rabia a punto de explotar. Quiso gritarle todo lo que sentía en ese momento, pero al ver su palidez, se alarmó y apoyó las manos en ese musculoso pecho.
TEDRA: Shaner… ¿Estás bien?
SHANER: Solo es un mareo; dejadme solo.
TEDRA: Estás agotado a causa de tus heridas, ¿verdad? Deberías regresar al castillo y descansar.
SHANER: No; debo estar al lado del rey y de su familia.
TEDRA: Hay bastantes soldados para protegerlos.
SHANER: Regresad a la plaza; yo iré en un momento.
TEDRA: No pienso dejarte solo.
Shaner reclinó la cabeza en la pared y suspiró con exasperación. ¡Qué mujer tan terca!
Sentirla pegada a su cuerpo y embriagándolo con su aroma a jazmín le estaba intensificando el mareo…
Malditas heridas…maldita su suerte… ¡maldita princesa!
¿Cómo lograba estar a su lado cada vez que a él le sucedía algo malo? ¿Era un castigo de los dioses ser torturado por la prohibida sensualidad de esta princesa? ¿Qué error había cometido como para sufrir la necesidad enloquecedora de hacerle el amor? ¿Haberla desvirgado?
Claro que sí; ese había sido su error: haber probado lo prohibido. Pero no se arrepentía, maldita fuera. Eso había logrado que la deseara con más intensidad.
TEDRA: ¿Te sientes mejor?
SHANER: No… Sí… Regresad con los demás, Alteza.
TEDRA: Regresaré contigo cuando estés bien.
El joven capitán gruñó, la tomó del brazo y la instó a caminar, pero el mareo pudo más que él, así que terminó cayendo al suelo.
Lo último que pudo escuchar antes de que la oscuridad lo absorbiera fue el angustioso grito de Tedra al verlo desplomarse.
-----------------------------------------------------------------------------------
Ajenos a lo que estaba ocurriendo con Shaner y Tedra tras las carpas, todos los demás seguían disfrutando de la Fiesta de las Flores, sobretodo Falon y Azalea, que bailaban inmersos en su atmosfera de amor, pero a ella la angustiaba un recuerdo que su mente se había empeñado en no olvidar.
Dicho recuerdo trataba sobre aquél día en el que Challen se despidió de ella besándola y Falon lo había visto y oído todo para luego gritarle: “¡Hasta aquí llegó todo esto! ¡No quiero saber nada más de ti! ¡Empezaré a odiarte de nuevo!”.
Oh, Dios… Cómo habían dolido esas palabras… Pero más dolía creer que eran ciertas… Porque no lo eran, ¿verdad?
Lo mejor sería salir de la duda, así que detuvo el baile y Falon la miró con extrañeza.
FALON: ¿Ocurre algo?
Con rostro agachado y voz apagada, Azalea respondió:
AZALEA: El día que me besó Challen, tú dijiste que...me odiarías de nuevo. ¿Es eso...cierto? ¿De verdad empezaste a odiarme?
Verla tan afligida y escuchar esa voz tan temblorosa y cargada de dolor fue suficiente para que el corazón de Falon sangrara por dentro tras la pregunta de su amada.
Por unos largos segundos solo pudo mirarla en silencio.
¿Odiarla?
Por todos los demonios…
¡Ni siquiera pudo odiarla cuando se hizo pasar por hija adoptiva y por falsa princesa de Krystán! ¡Ni siquiera la odió cuando lo enamoró para poder vengarse de él!
¡Odiarla! ¡Jamás podría odiarla por más que lo intentara!
La amaba por encima de cualquier sufrimiento ya fuera malintencionado o no. La necesitaba para vivir.
Se arrepentía tanto de haberle gritado cosas tan crueles…
Para poder aliviar su propio desasosiego, primero debía calmar el dolor de su amada, por lo que le acarició la mejilla y sonrió.
FALON: Cuando nos hieren o decepcionan, soltamos palabras llenas de rabia que en realidad no sentimos.
AZALEA: Lo sé, pero…
FALON: Olvídate de todo eso, por favor. Dejemos de mirar atrás. Borremos el pasado con un futuro mejor; un futuro juntos.
Azalea quería confiar en esas palabras…en él…pero todavía tenía miedo de que volvieran a pelear por cualquier cosa y que ella terminara abandonada una vez más.
La gente bailaba, conversaba y reía a su alrededor; la fiesta seguía tan animada como al principio, pero de pronto Azalea sentía la necesidad de refugiarse en la soledad de su dormitorio.
Dio un paso atrás, pero Falon la retuvo de los brazos sin dejar de sonreír.
FALON: Te dije que no permitiría que te apartases de mí nunca más, y pienso cumplirlo.
AZALEA: …
FALON: No puedo sentir odio por ti, princesa, entiéndelo de una vez. A pesar de todos los errores que cometí, jamás te odié. Eres mi tesoro, Azalea. Eres mi vida entera, mi aire. Y cuando pienso en ti, yo...puedo ser tan puro como tú.
No necesitó escuchar nada más para que Azalea se lanzara a sus brazos, apretándose fuertemente contra él.
AZALEA: Te amo…
FALON: Yo también te amo, pequeña.
AZALEA: Sácame de aquí; llévame lejos.
Sin dudarlo ni un instante, el príncipe la tomó de la mano y huyeron de la plaza central sin despedirse de nadie. Caminaron con prisa hacia el carruaje y se adentraron en su interior. Entonces se miraron con mucha seriedad.
FALON: Desde ahora no volverás a apartarte de mí, Azalea.
AZALEA: No lo haré.
FALON: Por nada del mundo; prométemelo.
AZALEA: Te lo prometo.
FALON: Perfecto. Regresemos al castillo.
AZALEA: Antes necesito confesarte algo…
FALON: ¿Sí?
AZALEA: Bueno, yo…
Agachó el rostro con las mejillas sonrojadas y Falon le tomó una mano para instarla a que continuase hablando.
AZALEA: ¿Recuerdas aquel episodio en el que yo…escalé el sauce que hay en el jardín de mi castillo y tú…me rescataste?
FALON: Sí, claro. Quisiste subir para salvar a Kupó.
AZALEA: Bien, yo…todo fue mentira. Me puse en peligro tontamente para llamar tu atención…pues solo tenías ojos para Cerith.
Falon intentó no echarse a reír, puesto que ese tema era bastante serio para su amada, así que tiró de ella y se fundieron en un delicioso abrazo.
FALON: Dejé de interesarme en otras chicas desde que te vi, Azalea. Incluso captaste toda mi atención cuando creí que eras una sirvienta que huía del castillo. Me enamoré de ti desde el primer minuto, ya fueras Azalea o una falsa princesa. Y siempre te amaré a ti.
Ya estaba todo dicho y aclarado; acababan de cerrarle la puerta al pasado para abrirle otra al futuro.
La carroza llegó hasta el castillo de Aion, y tomados de la mano, corrieron hacia la habitación del príncipe.
Al cerrar la puerta tras de sí, Falon la tomó entre sus brazos y comenzó a besarla apasionadamente. Sus fuertes manos le acariciaron la delicada espalda hasta encontrar el broche del vestido y desabrocharlo con rapidez. Le bajó el vestido y tomó esos pechos con la boca hasta hacerla gemir de placer.
Azalea trató de desabotonarle la camisa, pues se moría de ganas de sentir esa cálida piel contra la suya, pero la cabeza del chico inclinada sobre sus senos le impedía el acceso a los botones, por lo que protestó débilmente y Falon se detuvo para mirarla.
FALON: ¿Qué ocurre?
AZALEA: No quiero estar de pie…
Él sonrió, la cogió en brazos, la llevó hasta la cama y la acostó sobre ella con suavidad. Y antes de que pudiera atender de nuevo esos deliciosos pechos, Azalea buscó su boca y mientras se besaban le desabotonó al fin la camisa y le acarició el pecho con ansias tan desesperadas que Falon rompió el beso para volver a mirarla.
FALON: Jamás te había visto tan fogosa.
Ella se ruborizó violentamente y se cubrió los pechos con sus brazos. Pero el chico le besó la frente y terminó de quitarle el vestido sin dejar de mirarla.
FALON: Y esta fogosidad me encanta. Por favor, sigue. Saca toda la pasión que tengas acumulada.
No hizo falta decirse nada más para demostrarse mutuamente lo mucho que se deseaban y se amaban.
Sus cuerpos, labios, manos y corazones fueron los protagonistas que le dieron sentido al sentimiento llamado “amor”.
____________________________________________________________
TO BE CONTINUED...
"Te Amo"
PARTE 1
Ya atardecía cuando Zaebard y todos los demás fueron sentados alrededor de una mesa larga y rectangular, dónde disfrutaban de una cena al aire libre; los pétalos habían dejado de caer y las aldeanas iban trayendo bandejas llenas de suculentos manjares.
Falon se había sentando expresamente frente a Azalea para mirarla todo lo que quisiera.
Al lado izquierdo de ella estaba Tedra, la cual disfrutaba del tacto de la pierna de Shaner junto a la suya.
Tenerlo a su lado aunque no conversaran haría más fácil su plan de conquista, así que mientras todos comían y conversaban, Tedra movió el brazo bajo la mesa y entrelazó los dedos de su mano con los del guerrero, el cual se puso tenso al instante, y no se atrevió a mirarla.
Pero era muy consciente de la proximidad de esa hermosa princesa…de su dulce aroma…de la suave piel de su pequeña mano…
¿Y ahora qué diantres se proponía hacer esta atrevida muchacha?
Por otro lado, Cerith se sentía bastante incómoda, ya que Dalden, sentado a su lado, no dejaba de mirarla y de intentar sacar una conversación corriente, dónde ella tan solo le respondía escuetamente y a duras penas.
Un poco exasperado, el joven emperador suspiró ruidosamente.
DALDEN: Muy bien; dime qué quieres que haga, Cerith.
CERITH: ¿Eh?
DALDEN: Sí; dime qué debo hacer para lograr tener una amistad más profunda contigo.
La chica se sonrojó y comenzó a juguetear con la comida.
Era obvio que no respondería, por lo que Dalden tomó un largo trago de su refresco y se reclinó en la silla.
DALDEN: Voy a confesarte algo. Esta cinta blanca que llevo siempre atada en mi frente es un símbolo de juramento.
CERITH: ¿…?
DALDEN: Yo fui un niño demasiado inquieto para el gusto de mis padres; mi juego favorito fue molestar a todas las niñas que se cruzaban en mi camino… hasta que una de ellas se atrevió a darme una bofetada y a ponerme en mi lugar. Desde entonces, solo tenía ojos para ella, pero jamás se interesó en mí por el justificado hecho de haber sido un niño demasiado molestoso e inmaduro. Desde ahí decidí empezar a cambiar para bien, siendo cortés y galante con todas las niñas, pues me había prometido a mí mismo conquistar a la niña que me pegó y demostrarle que podía estar a su altura.
Cerith no lo miraba, pero sí lo escuchaba con atención… Con demasiada atención, pues sentía curiosidad.
DALDEN: Para mi mala fortuna, aquella niña que tanto me gustaba dejó de asistir a las fiestas que organizaban mis padres y no volví a saber de ella jamás. Estuve mucho tiempo deprimido, hasta que tomé la decisión de volver a ser el niño molestoso y pesado. Mi madre recibía todo tipo de quejas sobre mi conducta que las mujeres le comentaban con enfado e indignación, por lo que me regañó severamente y trató de hacerme cambiar, pero me negué rotundamente. Entonces…llegó el fatídico día en el que mi padre me informó sobre la grave enfermedad de mi madre. Fue la peor noticia de mi vida; estuve días sin comer y encerrado en mi habitación, preguntándome por qué mi madre, siendo tan buena, debía sufrir ese mal. Incluso llegué a culparme de su estado, y no dejaba de repetirme que ella había enfermado por ser un mal hijo…un hijo que le causaba disgustos y preocupaciones. Pero una noche decidí ir a verla; yacía moribunda en su cama. Me acerqué a ella y me miró sonriendo. Pronto mi rostro se había llenado de lágrimas y deseé ser yo el enfermo.
Cerith pudo sentir un pinchazo en el pecho, pues todo eso le hacía recordar a sus padres…también fallecidos.
Podía comprender el dolor y el vacío de Dalden.
DALDEN: Lo único que hizo mi madre fue entregarme ésta cinta blanca y me dijo: “Hijo mío, quiero que seas un hombre de bien para poder ser en un futuro un buen emperador, sin que nadie te odie. Este lazo de seda es una herencia de mis antepasados; simboliza el sentimiento puro llamado amor. Todas las mujeres de mi familia lo usaron en su cabello como muestra de amor a sus esposos en el día de la boda. Yo amo a tu padre, pero quiero que esta cinta de seda blanca la tengas tú. Llévala siempre contigo, enamórate y trata de ser un buen esposo, padre, emperador y todo lo que conlleva la bondad. Júrame que lucharás por ser el mejor hombre de este planeta; hazte digno de llevar este lazo de sentimientos transparentes”. Yo no pude negarme, así que se lo juré. Lloré su muerte durante tantos años que llegué a pensar que mis ojos se habían secado.
Dalden respiró hondo y trató de ocultar el dolor que le había causado recordar y explicar esa historia.
Se tocó distraídamente la cinta blanca de su frente y sonrió a medias.
DALDEN: Aunque parezca imposible, he intentado ser mejor persona cada día de mi existencia desde la muerte de mi madre. He aquí mi forma encantadora de tratar a las mujeres.
Cerith hizo una mueca, ya que ese chico tan solo era encantador con las chicas de suma belleza. ¿Qué merecían las más normalitas o las…feas? ¿Desprecio? ¿Qué merecía ella? ¿En qué categoría la habría puesto Dalden? ¿Bella, normal o fea?
Suponía que no precisamente en bella…
DALDEN: El día que sienta que una chica me importa más de lo que yo mismo pueda aceptar, me quitaré la cinta y se la entregaré.
Cerith se dio cuenta en ese momento de que Dalden jamás se había enamorado de Azalea, ya que no le había entregado dicha cinta; tan solo fue una atracción física muy fuerte e intensa.
¿Pero por qué Dalden le había contado esa emotiva historia a ella? ¿Azalea también la sabría?
DALDEN: Te confesé que me gustas, y es verdad. Si me permites entablar una amistad más profunda contigo, podré averiguar si tú eres la mujer de mi vida.
Esa última frase provocó que el corazón de ella comenzara a latir desbocadamente sin explicación alguna.
Ser la elegida de un hombre…para toda la vida…
Miró de reojo a Falon y un indicio de tristeza la invadió. Él ya tenía a su elegida, y se alegraba de que fuera feliz al lado de Azalea, pues eso era amor de verdad.
Entonces miró disimuladamente a Dalden, y por primera vez se imaginó a sí misma abrazada por esos brazos y besada por esos labios…
Se sonrojó más de lo que ya estaba y se levantó alarmada por culpa de sus locos pensamientos.
CERITH: I-iré al baño. (///)
Salió apresuradamente hacia uno de los hogares para refugiarse tras las altas carpas de los puestos de flores.
Dalden la vio alejarse y se pasó la mano por el cabello, pensativo.
¿La habría asustado con todo lo que había dicho?
Esperaba que no fuera así, pues esa jovencita tímida de belleza oculta le interesaba de verdad.
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Tras un delicioso postre compuesto por fruta caramelizada, Azalea y sus amigos se acercaron al puesto de ponche y tomaron unas copas mientras conversaban y reían.
La noche estaba iluminada por la luna llena y por los faros que colgaban de todas las carpas. La música sonaba sin cesar y muchas parejas bailaban en el centro de la plaza.
LILLY: Por ahí se acerca Falon…
Al escuchar eso, el corazón de Azalea dio una fuerte sacudida; alzó la mirada en cuanto lo tuvo cerca y sus mejillas se acaloraron tanto como su cuerpo.
FALON: Buenas noches a todos.
LILLY: Buenas noches, Alteza.
AIKA Y LENOIC: Hola.
El príncipe se colocó frente a su amada y tomó sus delicadas manos entre las suyas más fuertes; se miraron durante lo que pareció una eternidad hasta que los demás se alejaron para dejarlos a solas.
FALON: Estás muy hermosa.
AZALEA: Gracias.
FALON: Sigo esperando una respuesta, Azalea.
AZALEA: Creo que no la necesitas.
FALON: ¿Entonces qué debo hacer? ¿Tomarte por mi cuenta?
Esa insinuación logró ponerla nerviosa y temblorosa; su mente traicionera comenzó a recordar todas las veces en que Falon le había hecho el amor, y deseó más que nunca que la tocase y la besara.
Al ver el brillo de la pasión en sus preciosos ojos, él se acercó un paso más, decidido a hacerla suya esa noche.
FALON: Escapémonos ahora.
AZALEA: ¿Qué? 0//0
FALON: Alejémonos de todo este jaleo y disfrutemos en la intimidad de nuestro amor.
AZALEA: Pe-pero…
FALON: Sé que quieres; sé que me deseas tanto como yo a ti.
Antes de que pudiera sentirse intimidada, la princesa alzó el mentón con obstinación y lo desafió con su terca rebeldía.
AZALEA: Ni siquiera me has sacado a bailar y ya reclamas mi cuerpo como si fuera lo único que te importara.
Falon se echó a reír ante esa réplica y ella no tuvo más remedio que sonreír, pues se sentía inmensamente dichosa de tenerlo a su lado de nuevo.
FALON: ¿Bailarás conmigo, princesa?
Sin esperar respuesta, el chico la tomó entre sus brazos y la hizo girar al son de la música por toda la plaza, perdidos ambos en la mirada profunda del otro, amándose en silencio…
Desde el otro lado de dicha plaza, Tedra y Cerith los miraban con envidia, pero sin maldad alguna.
TEDRA: Qué daría yo por estar así con Shaner… (-_-)
CERITH: Hablando de él…por allí se aleja. ¿Adónde va?
Al ver que el guerrero se perdía entre las carpas, Tedra pensó lo peor. ¿De nuevo se reunía con una de sus amantes? ¿De nada había servido demostrarle el amor que sentía por él?
Apretó los puños y no dudó en dirigirse hacia el lugar en el que lo había perdido de vista. Al encontrarlo apoyado en la pared de una casa, en la soledad de la calle, se acercó con la rabia a punto de explotar. Quiso gritarle todo lo que sentía en ese momento, pero al ver su palidez, se alarmó y apoyó las manos en ese musculoso pecho.
TEDRA: Shaner… ¿Estás bien?
SHANER: Solo es un mareo; dejadme solo.
TEDRA: Estás agotado a causa de tus heridas, ¿verdad? Deberías regresar al castillo y descansar.
SHANER: No; debo estar al lado del rey y de su familia.
TEDRA: Hay bastantes soldados para protegerlos.
SHANER: Regresad a la plaza; yo iré en un momento.
TEDRA: No pienso dejarte solo.
Shaner reclinó la cabeza en la pared y suspiró con exasperación. ¡Qué mujer tan terca!
Sentirla pegada a su cuerpo y embriagándolo con su aroma a jazmín le estaba intensificando el mareo…
Malditas heridas…maldita su suerte… ¡maldita princesa!
¿Cómo lograba estar a su lado cada vez que a él le sucedía algo malo? ¿Era un castigo de los dioses ser torturado por la prohibida sensualidad de esta princesa? ¿Qué error había cometido como para sufrir la necesidad enloquecedora de hacerle el amor? ¿Haberla desvirgado?
Claro que sí; ese había sido su error: haber probado lo prohibido. Pero no se arrepentía, maldita fuera. Eso había logrado que la deseara con más intensidad.
TEDRA: ¿Te sientes mejor?
SHANER: No… Sí… Regresad con los demás, Alteza.
TEDRA: Regresaré contigo cuando estés bien.
El joven capitán gruñó, la tomó del brazo y la instó a caminar, pero el mareo pudo más que él, así que terminó cayendo al suelo.
Lo último que pudo escuchar antes de que la oscuridad lo absorbiera fue el angustioso grito de Tedra al verlo desplomarse.
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Ajenos a lo que estaba ocurriendo con Shaner y Tedra tras las carpas, todos los demás seguían disfrutando de la Fiesta de las Flores, sobretodo Falon y Azalea, que bailaban inmersos en su atmosfera de amor, pero a ella la angustiaba un recuerdo que su mente se había empeñado en no olvidar.
Dicho recuerdo trataba sobre aquél día en el que Challen se despidió de ella besándola y Falon lo había visto y oído todo para luego gritarle: “¡Hasta aquí llegó todo esto! ¡No quiero saber nada más de ti! ¡Empezaré a odiarte de nuevo!”.
Oh, Dios… Cómo habían dolido esas palabras… Pero más dolía creer que eran ciertas… Porque no lo eran, ¿verdad?
Lo mejor sería salir de la duda, así que detuvo el baile y Falon la miró con extrañeza.
FALON: ¿Ocurre algo?
Con rostro agachado y voz apagada, Azalea respondió:
AZALEA: El día que me besó Challen, tú dijiste que...me odiarías de nuevo. ¿Es eso...cierto? ¿De verdad empezaste a odiarme?
Verla tan afligida y escuchar esa voz tan temblorosa y cargada de dolor fue suficiente para que el corazón de Falon sangrara por dentro tras la pregunta de su amada.
Por unos largos segundos solo pudo mirarla en silencio.
¿Odiarla?
Por todos los demonios…
¡Ni siquiera pudo odiarla cuando se hizo pasar por hija adoptiva y por falsa princesa de Krystán! ¡Ni siquiera la odió cuando lo enamoró para poder vengarse de él!
¡Odiarla! ¡Jamás podría odiarla por más que lo intentara!
La amaba por encima de cualquier sufrimiento ya fuera malintencionado o no. La necesitaba para vivir.
Se arrepentía tanto de haberle gritado cosas tan crueles…
Para poder aliviar su propio desasosiego, primero debía calmar el dolor de su amada, por lo que le acarició la mejilla y sonrió.
FALON: Cuando nos hieren o decepcionan, soltamos palabras llenas de rabia que en realidad no sentimos.
AZALEA: Lo sé, pero…
FALON: Olvídate de todo eso, por favor. Dejemos de mirar atrás. Borremos el pasado con un futuro mejor; un futuro juntos.
Azalea quería confiar en esas palabras…en él…pero todavía tenía miedo de que volvieran a pelear por cualquier cosa y que ella terminara abandonada una vez más.
La gente bailaba, conversaba y reía a su alrededor; la fiesta seguía tan animada como al principio, pero de pronto Azalea sentía la necesidad de refugiarse en la soledad de su dormitorio.
Dio un paso atrás, pero Falon la retuvo de los brazos sin dejar de sonreír.
FALON: Te dije que no permitiría que te apartases de mí nunca más, y pienso cumplirlo.
AZALEA: …
FALON: No puedo sentir odio por ti, princesa, entiéndelo de una vez. A pesar de todos los errores que cometí, jamás te odié. Eres mi tesoro, Azalea. Eres mi vida entera, mi aire. Y cuando pienso en ti, yo...puedo ser tan puro como tú.
No necesitó escuchar nada más para que Azalea se lanzara a sus brazos, apretándose fuertemente contra él.
AZALEA: Te amo…
FALON: Yo también te amo, pequeña.
AZALEA: Sácame de aquí; llévame lejos.
Sin dudarlo ni un instante, el príncipe la tomó de la mano y huyeron de la plaza central sin despedirse de nadie. Caminaron con prisa hacia el carruaje y se adentraron en su interior. Entonces se miraron con mucha seriedad.
FALON: Desde ahora no volverás a apartarte de mí, Azalea.
AZALEA: No lo haré.
FALON: Por nada del mundo; prométemelo.
AZALEA: Te lo prometo.
FALON: Perfecto. Regresemos al castillo.
AZALEA: Antes necesito confesarte algo…
FALON: ¿Sí?
AZALEA: Bueno, yo…
Agachó el rostro con las mejillas sonrojadas y Falon le tomó una mano para instarla a que continuase hablando.
AZALEA: ¿Recuerdas aquel episodio en el que yo…escalé el sauce que hay en el jardín de mi castillo y tú…me rescataste?
FALON: Sí, claro. Quisiste subir para salvar a Kupó.
AZALEA: Bien, yo…todo fue mentira. Me puse en peligro tontamente para llamar tu atención…pues solo tenías ojos para Cerith.
Falon intentó no echarse a reír, puesto que ese tema era bastante serio para su amada, así que tiró de ella y se fundieron en un delicioso abrazo.
FALON: Dejé de interesarme en otras chicas desde que te vi, Azalea. Incluso captaste toda mi atención cuando creí que eras una sirvienta que huía del castillo. Me enamoré de ti desde el primer minuto, ya fueras Azalea o una falsa princesa. Y siempre te amaré a ti.
Ya estaba todo dicho y aclarado; acababan de cerrarle la puerta al pasado para abrirle otra al futuro.
La carroza llegó hasta el castillo de Aion, y tomados de la mano, corrieron hacia la habitación del príncipe.
Al cerrar la puerta tras de sí, Falon la tomó entre sus brazos y comenzó a besarla apasionadamente. Sus fuertes manos le acariciaron la delicada espalda hasta encontrar el broche del vestido y desabrocharlo con rapidez. Le bajó el vestido y tomó esos pechos con la boca hasta hacerla gemir de placer.
Azalea trató de desabotonarle la camisa, pues se moría de ganas de sentir esa cálida piel contra la suya, pero la cabeza del chico inclinada sobre sus senos le impedía el acceso a los botones, por lo que protestó débilmente y Falon se detuvo para mirarla.
FALON: ¿Qué ocurre?
AZALEA: No quiero estar de pie…
Él sonrió, la cogió en brazos, la llevó hasta la cama y la acostó sobre ella con suavidad. Y antes de que pudiera atender de nuevo esos deliciosos pechos, Azalea buscó su boca y mientras se besaban le desabotonó al fin la camisa y le acarició el pecho con ansias tan desesperadas que Falon rompió el beso para volver a mirarla.
FALON: Jamás te había visto tan fogosa.
Ella se ruborizó violentamente y se cubrió los pechos con sus brazos. Pero el chico le besó la frente y terminó de quitarle el vestido sin dejar de mirarla.
FALON: Y esta fogosidad me encanta. Por favor, sigue. Saca toda la pasión que tengas acumulada.
No hizo falta decirse nada más para demostrarse mutuamente lo mucho que se deseaban y se amaban.
Sus cuerpos, labios, manos y corazones fueron los protagonistas que le dieron sentido al sentimiento llamado “amor”.
____________________________________________________________
TO BE CONTINUED...
SweeT PrincesS- Mensajes : 124
Fecha de inscripción : 06/07/2012
Re: Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 22
TTuTT que romántico
Lo único malo es que se empieza a entre ver el final de la historia. Tantos capítulos, tantas anécdotas. Oh... ¡Que historia! Todo lo bueno debe de acabar, es la realidad de la vida :'3
¡Bessos!
Lo único malo es que se empieza a entre ver el final de la historia. Tantos capítulos, tantas anécdotas. Oh... ¡Que historia! Todo lo bueno debe de acabar, es la realidad de la vida :'3
¡Bessos!
Katherina Kusanovic- ADMIN
- Mensajes : 1186
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SweeT PrincesS- Mensajes : 124
Fecha de inscripción : 06/07/2012
Re: Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 22
No se como le haces para escribir una historia tan hermosa, sin duda tienes mucho talento y se nota con cada capítulo.
Como siempre excelente capítulo. :D
Como siempre excelente capítulo. :D
~Shia~- Mensajes : 332
Fecha de inscripción : 10/09/2011
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