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Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 7
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Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 7
"Un Final Amargo Para Una Dulce Venganza"
PARTE 2 (FINAL)
Tedra se había enterado de que su hermano ya había regresado de su maldita luna de miel, así que dejó a Shaner en la biblioteca y se dirigió hacia la sala de reuniones, pero en el pasillo se topó con Zaebard.
ZAEBARD: Será mejor que no lo veas ahora, Tedra.
TEDRA: ¿Qué? ¿Por qué?
ZAEBARD: No está en condiciones de recibir a nadie.
TEDRA: Esté o no en condiciones, tengo derecho a verlo. Es más, yo no soy “nadie”. Soy su hermana.
ZAEBARD: Ya lo verás mañana.
TEDRA: Dame un buen motivo para que te haga caso.
ZAEBARD: Conseguí que Shaner fuera tu caballero personal, así que me debes una.
Con los dientes apretados, Tedra dio media vuelta y regresó a la biblioteca.
Pero tenía claro que más tarde visitaría a su hermano. Pues no pensaba esperar hasta mañana.
Al entrar en la biblioteca, se asustó al ver que tras Shaner se había abierto un círculo negro en el aire.
TEDRA: ¡Cuidado!
Gracias a esa advertencia, el guerrero tuvo el impulso de meterse debajo de la mesa, y entonces, el círculo comenzó a absorber todo a su paso.
Tedra gritó al verse arrastrada hacia el peligro, así que se sujetó a la silla más cercana.
SHANER: ¡Por todos los infiernos!
Gateó bajo la mesa hasta alcanzar los pies de la princesa y tirar de ellos para hacerla caer de trasero al suelo.
TEDRA: ¡¿Cómo te atreves?!
Sin hacer caso a su enfado, la metió bajo la mesa y la abrazó para protegerla de la fuerte corriente de aire.
El estómago de la chica se llenó de pequeñas mariposas al sentir los fuertes brazos de Shaner en su cuerpo.
Así que aprovechó para aferrarse a él y apoyar su rostro en ese duro y cálido pecho.
La mesa se tambaleó durante unos segundos hasta que el círculo dejó de absorber y para desaparecer después.
Entonces Shaner la soltó y Tedra se sintió vacía.
Salieron del escondite y vieron la biblioteca hecha un desastre.
TEDRA: Por todos los dioses…
SHANER: ¿Dónde estarán los Cazadores de Bestias cuando más los necesitamos?
TEDRA: ¿Y qué pueden hacer ellos con estos círculos absorbentes?
SHANER: Estaban averiguando sobre eso, pero…
Entraron Zaebard y los soldados, alertados por el alboroto de minutos antes y sorprendidos de verlo todo desparramado.
ZAEBARD: ¿Qué ha pasado aquí?
SHANER: Hay que ir con cuidado, Majestad. Los círculos de absorción siguen apareciendo.
SHANER: ¿Qué se sabe de los Cazadores de Bestias?
ZAEBARD: Hace días que no dan señales de vida y ya estoy preocupado.
SHANER: Haré un reconocimiento de los alrededores.
ZAEBARD: No harás tal cosa, Shaner. Te olvidas de que te falta un ojo.
SHANER: Sigo teniendo piernas, brazos, fuerza y destreza, mi rey.
ZAEBARD: Shaner…
SHANER: Con permiso.
Salió de la biblioteca y se dirigió hacia el establo.
Sentía que la sangre vibraba en sus venas por la emoción de salir a cabalgar después de tanto tiempo encerrado en el reino.
Necesitaba libertad…adrenalina…acción…
Se acercó a su fuerte caballo y le palmeó el lomo con cariño.
SHANER: Te he echado de menos, Rayo. Tenemos un nuevo trabajo que realizar.
El caballo respondió con un relincho y el guerrero se echó a reír.
Agarró las riendas y se volteó hacia la salida, pero ahí estaba la princesa de Kan-is-Tra, con una expresión de asombro y admiración en el rostro.
SHANER: ¿Qué hacéis aquí?
Tedra no pudo responder, ya que había quedado hechizada por haberlo visto sonreír por primera vez.
Siempre lo había visto tan serio y frío…y ahora…se había reído con un simple caballo…
SHANER: ¿Alteza?
TEDRA: ¿Eh? ¿Qué?
Parpadeó, sintiéndose ridícula de repente.
Con las mejillas sonrojadas, se concentró en lo que había venido a hacer.
TEDRA: No puedes ir a ese reconocimiento de los alrededores.
SHANER: Princesa…
TEDRA: Todavía es pronto para que vuelvas a trabajar.
SHANER: Sé lo que hago. Apartaros de la puerta. Voy a salir.
TEDRA: No. No pienso dejarte ir.
El guerrero se pasó la mano por el rostro y respiró profundamente.
Debía tener mucha paciencia para poder aguantar a una princesa tan testaruda.
SHANER: Os aseguro que estoy preparado para volver a mi trabajo.
TEDRA: Pero…
SHANER: Hacer un reconocimiento de los alrededores tan solo consiste en cabalgar por Aion Central.
TEDRA: Entonces voy contigo.
SHANER: ¿Qué?
TEDRA: Si solo consiste en cabalgar, pues yo también iré.
SHANER: Alteza, por favor…
TEDRA: Estás bajo mis órdenes, capitán. Así que: o te quedas conmigo o voy yo contigo.
Shaner se mordió la lengua para no responderle con brusquedad.
No permitiría que esa princesa lo acompañase a hacer el reconocimiento, así que se quedaría aquí por ahora.
Pero en cuanto Tedra le diera la espalda en un despiste, huiría sin dudarlo.
----------------------------------------------------------------------------------------------------
Cuando Challen llegó a la cabaña colgante, suspiró de alivio por haber dejado a ese Shuupaf tan gigante y vertiginoso.
Miró los destrozos de la cabaña y se asustó al pensar que alguien podría haber entrado para robar y para hacerle daño a su princesa, la cual no se veía por ningún lado.
¿Por qué diablos Falon la había dejado sola en un lugar como éste?
CHALLEN: ¿Alteza…?
¿La habrían secuestrado?
Oh, Dios… No, no, no.
Se acercó a la cama y vio un anillo de diamantes puros.
Lo tomó en su mano y lo miró con atención, sabiendo que esos diamantes eran de gran valor.
Parecía un anillo de compromiso.
Oyó un sollozo y se dio la vuelta para encontrarse a su princesa acurrucada en un rincón de esa cabaña.
CHALLEN: Alteza…
Se arrodilló frente a ella y le acarició el cabello.
Entonces Azalea alzó el rostro y sus mejillas bañadas en lágrimas llenaron de dolor al joven caballero.
CHALLEN: ¿Qué ha ocurrido, princesa?
AZALEA: Challen…
Lentamente, la chica fue dejándose caer en los brazos de su ángel de la guarda, el cual no dudó en abrazarla con el corazón en un puño.
Verla tan frágil y afligida le partía el alma.
¿Esas lágrimas…las había provocado el príncipe Falon? ¿Pero por qué?
Azalea lloró en su pecho hasta terminar agotada.
AZALEA: Gracias…por estar aquí…
CHALLEN: Siempre estaré con vos, Alteza.
-------------------------------------------------------------------------------------------------
Tedra estaba furiosa por la huida de Shaner.
¿Cómo se atrevía un vulgar guerrero a burlarse de ella, toda una princesa?
Esto no quedaría así.
Resopló y se dirigió hacia la sala de reuniones, dónde todavía debía estar su hermano.
Entró y efectivamente ahí estaba, sentado en el sillón que daba a la ventana.
TEDRA: ¿Falon?
No obtuvo respuesta.
¿Se habría quedado dormido? ¿Y qué hacía aquí encerrado? ¿Dónde estaba Azalea?
Se acercó al sillón y al mirar a la cara a su hermano, el corazón le dio un vuelco.
Oh, Dios…
Era la primera vez que veía llorar a su hermano.
Se arrodilló frente a él y tomó sus fuertes manos entre las suyas más delicadas.
TEDRA: Falon…
Su mirada estaba perdida…vacía…
Las lágrimas rodaban por sus mejillas y su aliento olía a alcohol.
Entonces pudo ver el montón de botellas vacías que había en el suelo.
TEDRA: ¿Qué ha pasado, hermano?
Al ver que ni reaccionaba ni parpadeaba, Tedra lo zarandeó, pero fue en vano.
Falon estaba sumido en un silencio de dolor mezclado con el emborrachamiento.
No tenía duda de que el estado de su hermano lo había causado la estúpida de la falsa Azalea.
Apretó los puños y salió de la sala de reuniones para dirigirse a la habitación de su enemiga.
Pero al entrar ahí, no había ni rastro de ella.
¿Qué diantres estaba ocurriendo? ¿Qué tan grave era el motivo por el cual Falon había terminado así?
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------
Era de noche y la luz de la luna llena apenas iluminaba el sendero lleno de árboles, flores y piedras.
Pero ella seguía corriendo sin mirar atrás. Sin importarle que iba descalza y que las piedras lastimaban sus delicados pies.
De nuevo volvía a huir del Diablo para refugiarse en los brazos de su ángel de la guarda.
Solo él podía salvarla de las garras de ese demonio.
Una nube ocultó la luna y el sendero quedó a oscuras.
La joven tropezó y cayó de bruces al suelo, lastimándose así las palmas de sus manos.
Sin saber por qué, comenzó a sollozar con la respiración agitada.
¿Por qué lloraba? ¿Por qué sentía un vacío en su interior? ¿Por qué todo estaba oscuro? ¿Dónde estaba la luz?
Challen veía cómo su princesa se removía en sueños.
¿Qué podía hacer para aliviarla de sus pesadillas?
Kupó y Mog la miraban con tristeza.
MOG: ¿Qué habrá pasado para que Azalea termine así?
KUPÓ: Y saber que Falon la abandonó en aquel lugar… Me dan ganas de morderle las orejas, kupó.
CHALLEN: Dejemos que la princesa nos cuente todo lo que haya ocurrido.
MOG: Tengo un mal presentimiento…
KUPÓ: Si nuestra princesa no se recupera de ésta recaída, juro que me pondré en contacto con los dragones para que devoren a Falon, kupó.
La puerta se abrió y entró Tedra, hecha una furia.
De inmediato, Challen se puso entre ella y su princesa con instinto protector.
TEDRA: Despiértala antes de que lo haga yo.
CHALLEN: Está enferma, Alteza.
TEDRA: Me importa muy poco. Quiero hablar con ella ahora.
KUPÓ: Vete de aquí, Tedra. No eres bienvenida por ninguno de nosotros, kupó.
TEDRA: Cállate, bichejo. Por culpa de esa estúpida, ahora mi hermano está sumido en el alcohol.
MOG: ¡No insultes a nuestra Azalea!
TEDRA: Dejad de fingir. Ella no es la verdadera Azalea. Y lo gritaré a los cuatro vientos para que se muera de la vergüenza. Todo el mundo sabrá que es una chica adoptada. ¡Una impostora!
Las dos mascotas volaron hasta Tedra y la agarraron fuertemente del cabello.
TEDRA: ¡Ay! ¡Soltadme!
KUPÓ: ¡Fuera de aquí, kupó!
MOG: ¡Vete antes de que te quedes sin cabello!
Al fin Tedra salió de la habitación gracias al ataque de Kupó y Mog.
Challen señaló hacia la cama, dónde Azalea estaba ya despierta, con las mejillas bañadas en lágrimas…con la mirada perdida…
AZALEA: ¿Dónde está Falon? Quiero verle… Necesito que me perdone…
Sus dos mascotas volaron hasta su princesa para ofrecerle las plumas de sus alas y secarle las lágrimas, pero ella negó con la cabeza.
AZALEA: Id a buscar a Falon, por favor…
KUPÓ: No puede venir, kupó. Tedra ha dicho que está borracho, kupó.
AZALEA: Es culpa mía… Debo ir a verle…
MOG: No, Azalea. Estás muy débil y…
AZALEA: No importa.
Apartó las sábanas y se levantó de la cama.
Un tanto temblorosa, caminó hasta la puerta, pero se mareó y Challen tuvo que sujetarla.
CHALLEN: Alteza, por favor, regresad a la cama.
AZALEA: No… No… Tengo que verlo…
CHALLEN: El príncipe Falon no está en condiciones de veros.
La llevó a la cama para acostarla de nuevo y arroparla.
Kupó y Mog se sentaron a su lado para consolarla con caricias y dulces palabras.
Challen no soportaba ver a su princesa en ese estado, así que tenía que averiguar qué había ocurrido.
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El rey Orion de Zarom observaba la visión que el agua del pozo le mostraba.
En estos momentos no le interesaba tener a una princesa sumida en la depresión.
Por muy hermosa que fuera, no quería ver lágrimas ni pucheros.
Detestaba la debilidad.
La vida era muy corta como para gastarla con el amor, las tristezas o el sufrimiento.
ORION: Zen.
ZEN: ¿Sí, Majestad?
ORION: Por ahora no te acerques a la princesa Azalea. No me interesa su actual estado de ánimo.
ZEN: De acuerdo, señor.
ORION: Tráeme a la princesa Tedra.
ZEN: Así será, mi rey.
ORION: Sé que el poder, la riqueza y la magia son los tres condimentos que pueden conquistar a una princesa. He tenido a cuántas he deseado de todos los planetas que he descubierto. Pero jamás conocí a ninguna que fuera tan vanidosa, ingenua y rebelde como lo son Azalea y Tedra. Presiento que me divertiré mucho con ellas…
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Era una mañana soleada cuando al fin Azalea se sintió más fuerte para salir de la cama.
Tras darse un baño y ponerse muy bonita, se dirigió a la habitación de Falon con el corazón en un puño.
Tenía mucho miedo de su rechazo, pero necesitaba tanto verle…
Anhelaba sentirlo cerca…deseaba tener su perdón…
Llegó a la puerta y sus latidos se aceleraron.
El amor lo podía todo, ¿verdad?
El amor estaba por encima de cualquier cosa.
El amor sobrepasaba al odio, ¿cierto?
Respiró profundamente y entró sin pedir permiso.
Lo vio asomado a la ventana, con una botella de alcohol en la mano.
Al parecer, no había oído su entrada, así que ella se acercó lentamente, con los nervios a flor de piel.
Usó su temblorosa mano para depositarla en esa fuerte espalda.
Falon se puso tenso.
Ese aroma a flores solo pertenecía a la mujer que tanto daño le había causado con sus mentiras.
AZALEA: Falon…
Esa voz… Esa maldita y dulce voz…
No podía ser una ilusión creada por el alcohol.
Se volteó para mirarla con frialdad y odio, causándole dolor interno.
FALON: ¿Cómo te atreves a presentarte ante mí?
AZALEA: Escúchame…
FALON: ¿Cómo te hago entender que no quiero volver a verte?
AZALEA: Entiendo que estés muy enfadado, pero ese odio tuyo…
FALON: No digas ni una palabra más.
Dio un trago a la botella y volvió a darle la espalda para seguir mirando por la ventana.
Azalea tragó saliva para aliviar el nudo que sentía en la garganta.
Si las palabras no funcionaban, entonces usaría sus actos.
Volvió a respirar hondo y se atrevió a abrazarlo por detrás y apoyar su mejilla en su espalda.
El corazón del príncipe dio un vuelco y sus sentidos despertaron con la misma rapidez con la que ya se había acostumbrado.
A su mente acudieron imágenes de ese delicado cuerpo desnudo, enlazado al suyo más fuerte.
Su sabor…su olor…su suavidad…
Al notar su debilidad, la princesa acarició su abdomen por encima de la camisa, obligándolo a apretar los dientes.
AZALEA: No entiendo tu odio, Falon.
FALON: Maldita sea…
AZALEA: Sé que siempre me has odiado… Y yo a ti, pero me enamoré y aprendí a amarte. Me olvidé del odio y de la venganza. ¿Por qué no puedes hacerlo tú?
FALON: No sabes lo que estás diciendo.
AZALEA: Me entregué a ti por amor.
FALON: No.
La apartó de un empujón y retrocedió para apartarse de la tentación y así mirarla con rabia.
FALON: Llegaste a confesar que me sedujiste para vengarte. Dime si eso no es motivo para seguir odiándote.
AZALEA: No escuchas lo que digo. En ese proceso me enamoré de ti.
FALON: Te repito que no voy a creerte. Eso solo existe en los cuentos de hadas.
AZALEA: Falon, por favor…
FALON: Te pido que te vayas. Quiero estar solo.
Vació la botella y la lanzó por la ventana.
Azalea quería llorar y gritar, pero sabía que así no conseguiría nada.
Tampoco se rendiría tan pronto.
Se puso frente a él y se miraron a los ojos.
AZALEA: Está bien. Me odias. Pero dime en la cara que ya no sientes nada por mí.
FALON: Mis ojos lo dicen todo.
AZALEA: Quiero oírlo de tu boca.
Ella se acercó todavía más, haciendo que sus pechos se rozasen con el pecho del chico por encima de la ropa…que sus alientos se mezclasen…
Entonces Falon cometió el error de clavar su mirada en esos rosados y deliciosos labios.
Eso solo sirvió para que ella diera otro paso más…
Se puso de puntillas y su pequeña nariz chocó con la de él.
Por todos los dioses… El deseo era más fuerte que cualquier cosa en esos momentos.
Falon se sentía atrapado en esa magia que tanto adoraba de ella.
Si la besaba…si lo hacía…daría a entender que seguía sintiendo amor.
Alterado y furioso, la apartó de su lado y se acercó a la puerta para abrirla.
FALON: Vete.
AZALEA: No me has dicho lo que quiero oír.
FALON: ¡Vete!
AZALEA: ¡No!
Se miraron desafiantes, hasta que la princesa cerró los ojos cuando los recuerdos de su infancia acudieron a su mente.
AZALEA: Jamás entendí el odio que tú y Tedra habéis sentido siempre por mí.
FALON: Tu mal carácter y…
AZALEA: Lo sé. Sé que fui una niña muy difícil, pero no creo que eso fuera motivo para odiarme.
FALON: Te ganaste nuestro desprecio y nada consiguió eliminarlo.
AZALEA: Se puede odiar a una persona…pero no hay necesidad de torturarla…
El corazón se le encogió al recordar todas las burlas y ofensas que había recibido de los niños que jamás fueron sus amigos.
Unos niños que ni siquiera intentaron ganarse su amistad.
Y entre esos niños estuvieron Falon y Tedra, haciéndole la vida imposible hasta provocarle pesadillas.
AZALEA: Puedo entender el odio entre niños…pero han pasado los años…y duele saber que me siguen odiando…
Por un instante, Falon se sintió perdido ante la tristeza que reflejaban esas palabras.
Pero la rabia resurgió y apretó los puños.
FALON: Todo lo que tienes ahora te lo has buscado tú. No intentes aplacarme con tus penas infantiles. No es culpa mía que tu dulce venganza tenga un final amargo.
Azalea sintió que se rompía en mil pedazos por dentro…que su alma se congelaba…
Jamás había sentido un dolor tan fuerte como el de ahora.
Esas duras palabras le sirvieron para darse cuenta de que no siempre el amor era el vencedor.
Ahí estaba la prueba: Falon había decidido escoger el odio.
No tenía nada qué hacer ahí…
AZALEA: Lo siento…por todo…
Dicho eso, salió de la habitación y él cerró la puerta para no cometer la locura de ir tras ella y besarla.
Odiaba la mentira…pero más odiaba que la mujer que amaba le hubiera mentido en algo que siempre le había dolido.
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TO BE CONTINUED...
PARTE 2 (FINAL)
Tedra se había enterado de que su hermano ya había regresado de su maldita luna de miel, así que dejó a Shaner en la biblioteca y se dirigió hacia la sala de reuniones, pero en el pasillo se topó con Zaebard.
ZAEBARD: Será mejor que no lo veas ahora, Tedra.
TEDRA: ¿Qué? ¿Por qué?
ZAEBARD: No está en condiciones de recibir a nadie.
TEDRA: Esté o no en condiciones, tengo derecho a verlo. Es más, yo no soy “nadie”. Soy su hermana.
ZAEBARD: Ya lo verás mañana.
TEDRA: Dame un buen motivo para que te haga caso.
ZAEBARD: Conseguí que Shaner fuera tu caballero personal, así que me debes una.
Con los dientes apretados, Tedra dio media vuelta y regresó a la biblioteca.
Pero tenía claro que más tarde visitaría a su hermano. Pues no pensaba esperar hasta mañana.
Al entrar en la biblioteca, se asustó al ver que tras Shaner se había abierto un círculo negro en el aire.
TEDRA: ¡Cuidado!
Gracias a esa advertencia, el guerrero tuvo el impulso de meterse debajo de la mesa, y entonces, el círculo comenzó a absorber todo a su paso.
Tedra gritó al verse arrastrada hacia el peligro, así que se sujetó a la silla más cercana.
SHANER: ¡Por todos los infiernos!
Gateó bajo la mesa hasta alcanzar los pies de la princesa y tirar de ellos para hacerla caer de trasero al suelo.
TEDRA: ¡¿Cómo te atreves?!
Sin hacer caso a su enfado, la metió bajo la mesa y la abrazó para protegerla de la fuerte corriente de aire.
El estómago de la chica se llenó de pequeñas mariposas al sentir los fuertes brazos de Shaner en su cuerpo.
Así que aprovechó para aferrarse a él y apoyar su rostro en ese duro y cálido pecho.
La mesa se tambaleó durante unos segundos hasta que el círculo dejó de absorber y para desaparecer después.
Entonces Shaner la soltó y Tedra se sintió vacía.
Salieron del escondite y vieron la biblioteca hecha un desastre.
TEDRA: Por todos los dioses…
SHANER: ¿Dónde estarán los Cazadores de Bestias cuando más los necesitamos?
TEDRA: ¿Y qué pueden hacer ellos con estos círculos absorbentes?
SHANER: Estaban averiguando sobre eso, pero…
Entraron Zaebard y los soldados, alertados por el alboroto de minutos antes y sorprendidos de verlo todo desparramado.
ZAEBARD: ¿Qué ha pasado aquí?
SHANER: Hay que ir con cuidado, Majestad. Los círculos de absorción siguen apareciendo.
SHANER: ¿Qué se sabe de los Cazadores de Bestias?
ZAEBARD: Hace días que no dan señales de vida y ya estoy preocupado.
SHANER: Haré un reconocimiento de los alrededores.
ZAEBARD: No harás tal cosa, Shaner. Te olvidas de que te falta un ojo.
SHANER: Sigo teniendo piernas, brazos, fuerza y destreza, mi rey.
ZAEBARD: Shaner…
SHANER: Con permiso.
Salió de la biblioteca y se dirigió hacia el establo.
Sentía que la sangre vibraba en sus venas por la emoción de salir a cabalgar después de tanto tiempo encerrado en el reino.
Necesitaba libertad…adrenalina…acción…
Se acercó a su fuerte caballo y le palmeó el lomo con cariño.
SHANER: Te he echado de menos, Rayo. Tenemos un nuevo trabajo que realizar.
El caballo respondió con un relincho y el guerrero se echó a reír.
Agarró las riendas y se volteó hacia la salida, pero ahí estaba la princesa de Kan-is-Tra, con una expresión de asombro y admiración en el rostro.
SHANER: ¿Qué hacéis aquí?
Tedra no pudo responder, ya que había quedado hechizada por haberlo visto sonreír por primera vez.
Siempre lo había visto tan serio y frío…y ahora…se había reído con un simple caballo…
SHANER: ¿Alteza?
TEDRA: ¿Eh? ¿Qué?
Parpadeó, sintiéndose ridícula de repente.
Con las mejillas sonrojadas, se concentró en lo que había venido a hacer.
TEDRA: No puedes ir a ese reconocimiento de los alrededores.
SHANER: Princesa…
TEDRA: Todavía es pronto para que vuelvas a trabajar.
SHANER: Sé lo que hago. Apartaros de la puerta. Voy a salir.
TEDRA: No. No pienso dejarte ir.
El guerrero se pasó la mano por el rostro y respiró profundamente.
Debía tener mucha paciencia para poder aguantar a una princesa tan testaruda.
SHANER: Os aseguro que estoy preparado para volver a mi trabajo.
TEDRA: Pero…
SHANER: Hacer un reconocimiento de los alrededores tan solo consiste en cabalgar por Aion Central.
TEDRA: Entonces voy contigo.
SHANER: ¿Qué?
TEDRA: Si solo consiste en cabalgar, pues yo también iré.
SHANER: Alteza, por favor…
TEDRA: Estás bajo mis órdenes, capitán. Así que: o te quedas conmigo o voy yo contigo.
Shaner se mordió la lengua para no responderle con brusquedad.
No permitiría que esa princesa lo acompañase a hacer el reconocimiento, así que se quedaría aquí por ahora.
Pero en cuanto Tedra le diera la espalda en un despiste, huiría sin dudarlo.
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Cuando Challen llegó a la cabaña colgante, suspiró de alivio por haber dejado a ese Shuupaf tan gigante y vertiginoso.
Miró los destrozos de la cabaña y se asustó al pensar que alguien podría haber entrado para robar y para hacerle daño a su princesa, la cual no se veía por ningún lado.
¿Por qué diablos Falon la había dejado sola en un lugar como éste?
CHALLEN: ¿Alteza…?
¿La habrían secuestrado?
Oh, Dios… No, no, no.
Se acercó a la cama y vio un anillo de diamantes puros.
Lo tomó en su mano y lo miró con atención, sabiendo que esos diamantes eran de gran valor.
Parecía un anillo de compromiso.
Oyó un sollozo y se dio la vuelta para encontrarse a su princesa acurrucada en un rincón de esa cabaña.
CHALLEN: Alteza…
Se arrodilló frente a ella y le acarició el cabello.
Entonces Azalea alzó el rostro y sus mejillas bañadas en lágrimas llenaron de dolor al joven caballero.
CHALLEN: ¿Qué ha ocurrido, princesa?
AZALEA: Challen…
Lentamente, la chica fue dejándose caer en los brazos de su ángel de la guarda, el cual no dudó en abrazarla con el corazón en un puño.
Verla tan frágil y afligida le partía el alma.
¿Esas lágrimas…las había provocado el príncipe Falon? ¿Pero por qué?
Azalea lloró en su pecho hasta terminar agotada.
AZALEA: Gracias…por estar aquí…
CHALLEN: Siempre estaré con vos, Alteza.
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Tedra estaba furiosa por la huida de Shaner.
¿Cómo se atrevía un vulgar guerrero a burlarse de ella, toda una princesa?
Esto no quedaría así.
Resopló y se dirigió hacia la sala de reuniones, dónde todavía debía estar su hermano.
Entró y efectivamente ahí estaba, sentado en el sillón que daba a la ventana.
TEDRA: ¿Falon?
No obtuvo respuesta.
¿Se habría quedado dormido? ¿Y qué hacía aquí encerrado? ¿Dónde estaba Azalea?
Se acercó al sillón y al mirar a la cara a su hermano, el corazón le dio un vuelco.
Oh, Dios…
Era la primera vez que veía llorar a su hermano.
Se arrodilló frente a él y tomó sus fuertes manos entre las suyas más delicadas.
TEDRA: Falon…
Su mirada estaba perdida…vacía…
Las lágrimas rodaban por sus mejillas y su aliento olía a alcohol.
Entonces pudo ver el montón de botellas vacías que había en el suelo.
TEDRA: ¿Qué ha pasado, hermano?
Al ver que ni reaccionaba ni parpadeaba, Tedra lo zarandeó, pero fue en vano.
Falon estaba sumido en un silencio de dolor mezclado con el emborrachamiento.
No tenía duda de que el estado de su hermano lo había causado la estúpida de la falsa Azalea.
Apretó los puños y salió de la sala de reuniones para dirigirse a la habitación de su enemiga.
Pero al entrar ahí, no había ni rastro de ella.
¿Qué diantres estaba ocurriendo? ¿Qué tan grave era el motivo por el cual Falon había terminado así?
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Era de noche y la luz de la luna llena apenas iluminaba el sendero lleno de árboles, flores y piedras.
Pero ella seguía corriendo sin mirar atrás. Sin importarle que iba descalza y que las piedras lastimaban sus delicados pies.
De nuevo volvía a huir del Diablo para refugiarse en los brazos de su ángel de la guarda.
Solo él podía salvarla de las garras de ese demonio.
Una nube ocultó la luna y el sendero quedó a oscuras.
La joven tropezó y cayó de bruces al suelo, lastimándose así las palmas de sus manos.
Sin saber por qué, comenzó a sollozar con la respiración agitada.
¿Por qué lloraba? ¿Por qué sentía un vacío en su interior? ¿Por qué todo estaba oscuro? ¿Dónde estaba la luz?
Challen veía cómo su princesa se removía en sueños.
¿Qué podía hacer para aliviarla de sus pesadillas?
Kupó y Mog la miraban con tristeza.
MOG: ¿Qué habrá pasado para que Azalea termine así?
KUPÓ: Y saber que Falon la abandonó en aquel lugar… Me dan ganas de morderle las orejas, kupó.
CHALLEN: Dejemos que la princesa nos cuente todo lo que haya ocurrido.
MOG: Tengo un mal presentimiento…
KUPÓ: Si nuestra princesa no se recupera de ésta recaída, juro que me pondré en contacto con los dragones para que devoren a Falon, kupó.
La puerta se abrió y entró Tedra, hecha una furia.
De inmediato, Challen se puso entre ella y su princesa con instinto protector.
TEDRA: Despiértala antes de que lo haga yo.
CHALLEN: Está enferma, Alteza.
TEDRA: Me importa muy poco. Quiero hablar con ella ahora.
KUPÓ: Vete de aquí, Tedra. No eres bienvenida por ninguno de nosotros, kupó.
TEDRA: Cállate, bichejo. Por culpa de esa estúpida, ahora mi hermano está sumido en el alcohol.
MOG: ¡No insultes a nuestra Azalea!
TEDRA: Dejad de fingir. Ella no es la verdadera Azalea. Y lo gritaré a los cuatro vientos para que se muera de la vergüenza. Todo el mundo sabrá que es una chica adoptada. ¡Una impostora!
Las dos mascotas volaron hasta Tedra y la agarraron fuertemente del cabello.
TEDRA: ¡Ay! ¡Soltadme!
KUPÓ: ¡Fuera de aquí, kupó!
MOG: ¡Vete antes de que te quedes sin cabello!
Al fin Tedra salió de la habitación gracias al ataque de Kupó y Mog.
Challen señaló hacia la cama, dónde Azalea estaba ya despierta, con las mejillas bañadas en lágrimas…con la mirada perdida…
AZALEA: ¿Dónde está Falon? Quiero verle… Necesito que me perdone…
Sus dos mascotas volaron hasta su princesa para ofrecerle las plumas de sus alas y secarle las lágrimas, pero ella negó con la cabeza.
AZALEA: Id a buscar a Falon, por favor…
KUPÓ: No puede venir, kupó. Tedra ha dicho que está borracho, kupó.
AZALEA: Es culpa mía… Debo ir a verle…
MOG: No, Azalea. Estás muy débil y…
AZALEA: No importa.
Apartó las sábanas y se levantó de la cama.
Un tanto temblorosa, caminó hasta la puerta, pero se mareó y Challen tuvo que sujetarla.
CHALLEN: Alteza, por favor, regresad a la cama.
AZALEA: No… No… Tengo que verlo…
CHALLEN: El príncipe Falon no está en condiciones de veros.
La llevó a la cama para acostarla de nuevo y arroparla.
Kupó y Mog se sentaron a su lado para consolarla con caricias y dulces palabras.
Challen no soportaba ver a su princesa en ese estado, así que tenía que averiguar qué había ocurrido.
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El rey Orion de Zarom observaba la visión que el agua del pozo le mostraba.
En estos momentos no le interesaba tener a una princesa sumida en la depresión.
Por muy hermosa que fuera, no quería ver lágrimas ni pucheros.
Detestaba la debilidad.
La vida era muy corta como para gastarla con el amor, las tristezas o el sufrimiento.
ORION: Zen.
ZEN: ¿Sí, Majestad?
ORION: Por ahora no te acerques a la princesa Azalea. No me interesa su actual estado de ánimo.
ZEN: De acuerdo, señor.
ORION: Tráeme a la princesa Tedra.
ZEN: Así será, mi rey.
ORION: Sé que el poder, la riqueza y la magia son los tres condimentos que pueden conquistar a una princesa. He tenido a cuántas he deseado de todos los planetas que he descubierto. Pero jamás conocí a ninguna que fuera tan vanidosa, ingenua y rebelde como lo son Azalea y Tedra. Presiento que me divertiré mucho con ellas…
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Era una mañana soleada cuando al fin Azalea se sintió más fuerte para salir de la cama.
Tras darse un baño y ponerse muy bonita, se dirigió a la habitación de Falon con el corazón en un puño.
Tenía mucho miedo de su rechazo, pero necesitaba tanto verle…
Anhelaba sentirlo cerca…deseaba tener su perdón…
Llegó a la puerta y sus latidos se aceleraron.
El amor lo podía todo, ¿verdad?
El amor estaba por encima de cualquier cosa.
El amor sobrepasaba al odio, ¿cierto?
Respiró profundamente y entró sin pedir permiso.
Lo vio asomado a la ventana, con una botella de alcohol en la mano.
Al parecer, no había oído su entrada, así que ella se acercó lentamente, con los nervios a flor de piel.
Usó su temblorosa mano para depositarla en esa fuerte espalda.
Falon se puso tenso.
Ese aroma a flores solo pertenecía a la mujer que tanto daño le había causado con sus mentiras.
AZALEA: Falon…
Esa voz… Esa maldita y dulce voz…
No podía ser una ilusión creada por el alcohol.
Se volteó para mirarla con frialdad y odio, causándole dolor interno.
FALON: ¿Cómo te atreves a presentarte ante mí?
AZALEA: Escúchame…
FALON: ¿Cómo te hago entender que no quiero volver a verte?
AZALEA: Entiendo que estés muy enfadado, pero ese odio tuyo…
FALON: No digas ni una palabra más.
Dio un trago a la botella y volvió a darle la espalda para seguir mirando por la ventana.
Azalea tragó saliva para aliviar el nudo que sentía en la garganta.
Si las palabras no funcionaban, entonces usaría sus actos.
Volvió a respirar hondo y se atrevió a abrazarlo por detrás y apoyar su mejilla en su espalda.
El corazón del príncipe dio un vuelco y sus sentidos despertaron con la misma rapidez con la que ya se había acostumbrado.
A su mente acudieron imágenes de ese delicado cuerpo desnudo, enlazado al suyo más fuerte.
Su sabor…su olor…su suavidad…
Al notar su debilidad, la princesa acarició su abdomen por encima de la camisa, obligándolo a apretar los dientes.
AZALEA: No entiendo tu odio, Falon.
FALON: Maldita sea…
AZALEA: Sé que siempre me has odiado… Y yo a ti, pero me enamoré y aprendí a amarte. Me olvidé del odio y de la venganza. ¿Por qué no puedes hacerlo tú?
FALON: No sabes lo que estás diciendo.
AZALEA: Me entregué a ti por amor.
FALON: No.
La apartó de un empujón y retrocedió para apartarse de la tentación y así mirarla con rabia.
FALON: Llegaste a confesar que me sedujiste para vengarte. Dime si eso no es motivo para seguir odiándote.
AZALEA: No escuchas lo que digo. En ese proceso me enamoré de ti.
FALON: Te repito que no voy a creerte. Eso solo existe en los cuentos de hadas.
AZALEA: Falon, por favor…
FALON: Te pido que te vayas. Quiero estar solo.
Vació la botella y la lanzó por la ventana.
Azalea quería llorar y gritar, pero sabía que así no conseguiría nada.
Tampoco se rendiría tan pronto.
Se puso frente a él y se miraron a los ojos.
AZALEA: Está bien. Me odias. Pero dime en la cara que ya no sientes nada por mí.
FALON: Mis ojos lo dicen todo.
AZALEA: Quiero oírlo de tu boca.
Ella se acercó todavía más, haciendo que sus pechos se rozasen con el pecho del chico por encima de la ropa…que sus alientos se mezclasen…
Entonces Falon cometió el error de clavar su mirada en esos rosados y deliciosos labios.
Eso solo sirvió para que ella diera otro paso más…
Se puso de puntillas y su pequeña nariz chocó con la de él.
Por todos los dioses… El deseo era más fuerte que cualquier cosa en esos momentos.
Falon se sentía atrapado en esa magia que tanto adoraba de ella.
Si la besaba…si lo hacía…daría a entender que seguía sintiendo amor.
Alterado y furioso, la apartó de su lado y se acercó a la puerta para abrirla.
FALON: Vete.
AZALEA: No me has dicho lo que quiero oír.
FALON: ¡Vete!
AZALEA: ¡No!
Se miraron desafiantes, hasta que la princesa cerró los ojos cuando los recuerdos de su infancia acudieron a su mente.
AZALEA: Jamás entendí el odio que tú y Tedra habéis sentido siempre por mí.
FALON: Tu mal carácter y…
AZALEA: Lo sé. Sé que fui una niña muy difícil, pero no creo que eso fuera motivo para odiarme.
FALON: Te ganaste nuestro desprecio y nada consiguió eliminarlo.
AZALEA: Se puede odiar a una persona…pero no hay necesidad de torturarla…
El corazón se le encogió al recordar todas las burlas y ofensas que había recibido de los niños que jamás fueron sus amigos.
Unos niños que ni siquiera intentaron ganarse su amistad.
Y entre esos niños estuvieron Falon y Tedra, haciéndole la vida imposible hasta provocarle pesadillas.
AZALEA: Puedo entender el odio entre niños…pero han pasado los años…y duele saber que me siguen odiando…
Por un instante, Falon se sintió perdido ante la tristeza que reflejaban esas palabras.
Pero la rabia resurgió y apretó los puños.
FALON: Todo lo que tienes ahora te lo has buscado tú. No intentes aplacarme con tus penas infantiles. No es culpa mía que tu dulce venganza tenga un final amargo.
Azalea sintió que se rompía en mil pedazos por dentro…que su alma se congelaba…
Jamás había sentido un dolor tan fuerte como el de ahora.
Esas duras palabras le sirvieron para darse cuenta de que no siempre el amor era el vencedor.
Ahí estaba la prueba: Falon había decidido escoger el odio.
No tenía nada qué hacer ahí…
AZALEA: Lo siento…por todo…
Dicho eso, salió de la habitación y él cerró la puerta para no cometer la locura de ir tras ella y besarla.
Odiaba la mentira…pero más odiaba que la mujer que amaba le hubiera mentido en algo que siempre le había dolido.
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TO BE CONTINUED...
SweeT PrincesS- Mensajes : 124
Fecha de inscripción : 06/07/2012
Re: Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 7
Waaaa!!! Que dramaaa!! Q.Q de Veritas! Que triste :c
espero la cont snif, a ver si snif, la cosa mejora *se va al rincón emo*
espero la cont snif, a ver si snif, la cosa mejora *se va al rincón emo*
Katherina Kusanovic- ADMIN
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Re: Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 7
Que estúpido ToT ni siquiera la escucho :c
Re: Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 7
TTnTT pobresita Azalea y que maldito Falon
~Shia~- Mensajes : 332
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