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"Te quiero" [Saint Seiya]
2 participantes
Página 1 de 1.
"Te quiero" [Saint Seiya]
Título: "Te quiero"
Pareja: MiloxCamus.
Anime: Saint Seiya.
Género: Romance.
Capítulos: Único. [One-shot]
Clasificación: K+
Advertencia: YAOI. Por favor, si no te gusta el género, no lo leas.
Disclaimer: Saint Seiya no me pertenece, es propiedad de Masami Kurumada.
¡Disfruten su lectura!Pareja: MiloxCamus.
Anime: Saint Seiya.
Género: Romance.
Capítulos: Único. [One-shot]
Clasificación: K+
Advertencia: YAOI. Por favor, si no te gusta el género, no lo leas.
Disclaimer: Saint Seiya no me pertenece, es propiedad de Masami Kurumada.
*~*~*~*
— ¿Eh?
—Lo que oíste.
Camus desvió su mirada, posándola en algún pilar cercano o tal vez en la misma salida donde emprendería la huída, en lo que la cabeza de Milo procesaba la información recibida. Te quiero, le había dicho, y porque sabía que había sido repentino es que quiso esperar el momento en que el escorpiano se dignara a responderle. Su rostro, levemente colorado, haría irreconocible al caballero de los hielos, cuyo título residía en su carencia de emociones, que por cierto no es como si estuvieran ausentes, distinto era que las ocultase para mantener el porte.
¿Cómo había llegado tan lejos?
Aquello que sentía por el custodio de la octava casa ya tenía antecedentes; mucho antes de siquiera convertirse en santos dorados de sus respectivas casas la frialdad de Acuario no había sido suficiente para aplacar ese sentimiento que había nacido en él cuando niños. Fue tomado desprevenido cuando tomó consciencia de ello, más aún al aceptarlo, estaba confundido. Muchos pensamientos surcaron su mente. Su prioridad como caballero, que era su diosa; su deber como amigo, que era el apoyar a Milo siempre; y su deber como hombre, que no le permitía más que amar a mujeres. Sin embargo, este último, ¿sería enteramente cierto? Amar a los de su mismo género probablemente era visto como pecado, pero aquello había llegado tan a extremo que simplemente le fue inútil ocultarlo. Era atraído por Milo, caballero de Escorpio y guardián de la octava casa zodiacal, al igual que él uno de los doce guerreros de élite de Athena. Y porque era bien sabido de sus coqueterías con féminas es que dudaba que fuera correspondido. ¿Necesitaba más razones? ¡Él era un hombre hecho y derecho...! O error, lo fue. Lo fue hasta que sus sentimientos de amistad cambiaron por algo más profundo, lo fue hasta que la esperanza de oír a Milo decirle un Yo también e imaginárselo en un apasionado beso no lo dejaron dormir noches enteras, lo fue hasta que el bicho entró definitivamente en su vida y protagonizó todos sus pensamientos, casi a toda hora. Por ello quiso sacárselo del pecho, hacérselo saber, no podía reprimirse más, ¡quería decírselo! Y justamente una noche antes tomó el valor; practicó mucho en cómo lo haría, pero tan pronto se encontró a pocas escalinatas de Escorpio aquel muro de valentía se volvió una hoja de papel, luchando por no salir volando ante los vientos de la montaña rodeada por el Santuario.
Aún con eso, no se echó atrás. Iba a hacerlo aunque le costase su amistad con el aludido.
Repasó por vez última, ciertamente amaba todo de él; su valentía, optimismo, que más que eso era un terco sin remedio, su astucia y sus gestos gatunos cada que está a punto de hacer de las suyas. Pero encima de ello, amaba lo muy despistado que podía llegar a ser, mismo que lo hacía ver enternecedor cada que hacía un mohín cuando le hacían ver su error.
—Yo también te quiero, Camus. ¡Eres mi amigo!
… Y tal vez por eso es que se le estaba complicando el declararse.
Camus no estuvo seguro de sus palabras, mostrándose sorprendido; ¿era broma, verdad? Lo último que quería creer era el estar destinado a la friendzone en las relaciones de Escorpio. Pues claro, si la aparentemente desconcertada mirada de su amigo evidenciaba solo eso…
—No, Milo, no me refiero a eso. Es algo más fuerte… mucho más que amigos.
—Oh… —el corazón de Acuario dio un vuelco, ¿habrá por fin entendido su punto?—. ¿Mejores amigos? —respondió sonriente. Camus estuvo a punto de estrellar la frente contra un pilar, no se tragaba entero que fuera tan… ingenuo.
—Tampoco es eso… —se frotó las sienes, buscando forma de explicarle—. Paciencia, Athena, paciencia…
—Entonces no sé de lo que me hablas —se encogió de hombros. No pudo evitarlo, era enternecedor, pero a la vez frustrante. Milo más que nadie debía ser capaz de entender el mensaje, ¿es que no estaba siendo claro? O quizá, porque viene de él, es que no podía creerle y su mente caía en la negación. Sería muy curioso de comprobar.
Sonrió ladino, si no comprendía a palabras, probablemente lo hacía con acciones.
Aprovechó del pilar que yacía a pocos metros de ambos, y avanzó con la intensión de invadir el espacio personal del escorpión. Como si fuera un acto de inercia el mismo empezó a retroceder, sin notar que en solo cuestión de segundos terminaría acorralado contra la columna.
—Solo así…
— ¿Eh…? C-Camus, ¿qué haces…? —balbuceó, dejando notar su nerviosismo, cosa que al mencionado le agrada. Su espalda no tardó en hacer contacto con la pared, pronto supo que ya no tenía salida.
—… Lo intenté, no me queda de otra —e iba a seguir, quería una confirmación; y no se apartaría de ahí hasta tenerla. Solo centímetros separaban sus rostros, el estupefacto de Escorpio y el levemente coqueto de Acuario.
—C-Camus…
—Shh… —posó uno de sus dedos en los labios de Milo, acallando sus balbuceos. El silencio era necesario—. Ahora, ¿entiendes de qué estoy hablando? —Milo asintió levemente, retirando suavemente el dedo del de cabellos turquesas, para luego encararlo con una mirada suave, pues sabía que intentar zafarse del agarre sería inútil.
— ¿Has tomado, verdad? —habló solemne.
Y ahí todo se fue al carajo.
La mueca en el rostro de Camus mutó a fruncir el ceño y poner un gesto de desgano, y contrario a apartarse pegó sus cuerpos más, tomándolo por los hombros casi brusco.
—No, idiota; ¡quiero decir que te amo! —sin más espera decidió tomar posesión de esos labios que tantas veces lo tuvieron en plena ensoñación, sin contar con el permiso de su dueño. El roce que tuvo con los suyos fue como tomar una droga y esta lo hiciera perder el control, no se puede dejar hasta cesar su necesidad, que ya ni tenía fin, pues no tardaría en convertirse en obsesión. Milo, por su parte, era presa del trance proporcionado por el momento, todo había ocurrido tan rápido que apenas era consciente que quien lo besaba era Camus. ¡Camus, él lo estaba besando! El beso comenzó a tornarse pasional, de esos que tanto le gustaban, y por acto reflejo correspondió a los jugueteos de la lengua del acuariano. Sus brazos inevitablemente rodearon su cuerpo para mantener nula la distancia, mientras que una de las manos del francés se posaba en su mejilla e intensificaba el contacto. La batalla de lenguas se desató en sus dos cavidades, buscando tomar el control del opuesto, haciendo adrede el compartir sus salivas al enroscarse torpemente. La victoria entre ellas no se vio definida, pero la satisfacción que les recorrió al separarse les había dejado conformes como una tregua. Tan pronto abandonaron los labios del otro tomaron una bocanada de aire cada uno, pues sus jadeos demandaban llenar sus pulmones de oxígeno nuevamente. No se separaron, se limitaron a mirarse, uno sorprendido y el otro ansioso.
Milo estuvo shockeado durante unos segundos, tratando de asimilar lo reciente. Era muy difícil creer que Camus lo quería de esa forma; no lo negaba, tan pronto oyó aquel par de palabras salir de la boca del francés su pecho se sintió oprimido por la fuerza de los latidos de su corazón, que igual de terco que él hacía caso omiso a calmarse. No obstante, en medio de la tomada de fuerzas en la declaración por parte de Acuario es que lo meditó, pensando que se refería al querer de amigos, y aún cuando le insistía que era algo más profundo quiso no ilusionarse. Ahora que Camus había sido claro al decirle que lo amaba las palabras de repente abandonaron su boca. En su interior sus sentimientos para con el custodio del onceavo templo eran correspondidos, felicidad más grande no podía albergarlo, sin embargo nunca se le ocurrió que él tomara la iniciativa. Levantó lentamente su mirada, hasta encontrar la impaciente de Camus, quien, por otro lado, esperaba la respuesta del escorpión. Se lo propuso así; ser correspondido y tomarlo entre sus brazos, o ser rechazado y no insistir. Quería saberlo ya, quería saber si había mandado al caño su amistad por nada, no se tenía que ser sabio para tener en cuenta que el trato entre ambos no volvería a ser como antes. No obstante, pronto razonó.
El silencio también era una forma de responder.
No pudo evitar bajar la mirada, ¿cómo no lo vio antes? Lo único que hacía ahí, muy aparte de insistir sin querer, era incomodarlo en su propia casa. Tal vez buscaba las palabras para decirle que no sentía lo mismo por él y no quería herirlo. Después de todo él lo había dicho, es su mejor amigo, y eso no sería fácil de cambiar. Buscó cómo deshacerse del agarre del escorpiano, sus brazos seguían sujetándolo y prefería marcharse antes de sentir el dolor de su negación. Sin embargo, contrario a sus deseos, Milo aplicó un poco más de fuerza.
— ¿A dónde pensabas ir?
—Yo… —evitó encontrarse con su mirada; en tan poco tiempo el valor que había reunido lo había dejado a merced del escorpión.
—Camus —llamó suave. Una de sus manos buscó su mejilla para obligarle a mirarlo. Y tan pronto lo logró plantó un nuevo beso en sus labios, lo que ocasionó que los ojos del aludido se abrieran desmesurados. No perdió segundo y correspondió a éste, con la misma intensidad que el anterior, sus brazos se aferraron a su cuello y acariciaron la enmarañada cabellera de Milo, en lo que el contacto duraba y parecía no querer culminar. Aunque, como bien es sabido, todo tiene un final y el ser humano necesita aire para vivir, debido a ello tuvieron que separarse para retomar el pulso de sus cuerpos. Unieron sus frentes, queriendo enlazar sus miradas, atraídos por cierto magnetismo que evitó que se separaran por largos minutos.
—Ya tienes mi respuesta. ¿O debo ser específico? —sonrió burlón, ante el rostro sonrojado del caballero.
—Sé específico —habló Camus bajo un sonrojo que le costó ocultar, sin resultado. El gesto de Milo se tornó impresionado, mas la sonrisa no desapareció.
—Te amo, Camus.
—Te amo, Milo.
*~*~*~*
Notas de la autora: A saber cuando se me irá a quitar la fiebre de esta pareja, pero sé que tengo para rato. La primera impresión que tuve de Milo, en situación de pareja, fue que era muy distraído. Ajá, más que el tremendo Don Juan en el que lo transforman en algunos fics, incluyéndome. Bien, este One-shot fue inspirado de la canción Romeo & Cinderella de los hermanos Kagamine, Vocaloid. Bueno, a mi me gustó cómo quedo, pero ustedes dirán ^^. Acepto críticas, tomates, manzanas (?) todo por mejorar xD.
Listo, dicho lo que tenía que decir me retiro. ¡Gracias por leer!
Hasta otra~
Última edición por Mimi~chan x3 el Lun Mar 10, 2014 9:49 pm, editado 1 vez
Mimi~chan x3- Mensajes : 62
Fecha de inscripción : 20/05/2012
Edad : 27
Localización : Mira atrás de ti °-°
Personaje Favorito : Milo, Camus, Dégel, y Kardia °-° ¡Qué! Los amo *-*
Re: "Te quiero" [Saint Seiya]
¡Yeiii! Camus y Milo forever(?) jajajjaa Empiezo a amar esta pareja, que extraño
Katherina Kusanovic- ADMIN
- Mensajes : 1186
Fecha de inscripción : 08/01/2012
Edad : 27
Localización : donde el agua me llevo(?
Personaje Favorito : Itachii *-* es el amor de mi vida :3 Amm.. Yugao Uzuki (mi heroina desconocida) n_n am.. Rima, Shiki, Zero y Aidou (de Vampire Knight); Suigintou y Shinku (de Rozen Maiden); Algunos que me dan verguenza mencionar >////< y.... nee... otros xD
Re: "Te quiero" [Saint Seiya]
Lo sé, es adictivo adsfdsfs (?) ¡Gracias por comentar!
Mimi~chan x3- Mensajes : 62
Fecha de inscripción : 20/05/2012
Edad : 27
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Personaje Favorito : Milo, Camus, Dégel, y Kardia °-° ¡Qué! Los amo *-*
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