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La flor que renace sin sangre (ep 2)

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La flor que renace sin sangre (ep 2) Empty La flor que renace sin sangre (ep 2)

Mensaje por Lucyan Black Jue Nov 03, 2011 8:02 pm

Oki aqui les dejo la parte dos de mi fic original, si lo ven en algún otro lado bajo otro nombre de autor que no sea Lucyan Black, matenlo D<
aquí va~~~~~~~~~

-------------------------------------------

Capítulo 2: Un disfraz para ocultar mi desnudez



Al final Samuel había decidido por la mañana ir a buscar un traje a la casa de disfraces que estaba a unas cuadras de su casa, su madre le sirvió el desayuno como siempre, a veces le preocupaba ver lo difícil que era para su hijo ocultar algo con lo que había nacido para no recibir reproches de los demás, pero todo lo que podía hacer era apoyarlo. Se sentía feliz de que uno de sus amigos lo invitara a una fiesta, Samy se solía encerrar en su pieza a dibujar en su computadora y ella misma se reprochaba el porque no apoyar a su hijo a dejar las lentillas y ser quien realmente era.



El muchacho había terminado de vestirse mientras intentaba comer un trozo de pan, cogió uno de los vaqueros que su madre le había regalado para su cumpleaños pasado y una remera blanca con detalles en azul que rezaba la frase “My monster”, amarró su cabello en una pequeña coleta –ya que a duras penas su cabello daba para amarrarlo-, ordenó su liso flequillo por delante de sus ojos y se metió al baño con la cajita que resguardaba las lentillas de contacto.



En la pequeña habitación que era el baño de al lado de su cuarto había apenas las cosas necesarias para que un baño fuese un baño, pero Samuel escondía en el espacio tras el espejo-que era una especie de mini mueble- una serie de objetos que no le agradaba que anduviesen revoloteando por ahí, tomó un arete plateado de forma redonda y se lo puso con algo de dolor en el oído derecho, hace tanto que no se ponía uno que los agujeros en sus orejas estaban por desaparecer. Luego abrió el agua, levantó un poco de esta con sus manos, lavándose la cara, cerró la llave y abrió el compartimiento que tenía adentro sus lentillas, ponerlas aún le molestaba pero luego de que comenzaba a parpadear unos momentos el problema desaparecía.



-Ah, hoy no las ocupare por la tarde-, dijo entre suspiros el muchacho, mientras observaba el compartimiento, viéndose reflejado en el espejo. Tenía planeado hacer de sus ojos dorados una parte esencial de su disfraz, por una vez sería el, aunque fuese en una fiesta de disfraces, sería el mismo.



Al terminar con las lentillas salió a través del pasillo, bajando las escaleras, depositó un beso en la mejilla de su madre y salió rumbo a la casa de disfraces. Las calles por la mañana eran bastante movidas por esa zona. El frente de la tienda de disfraces era bastante lúgubre y no menos apagado, parecía que la gente del lugar no cuidaba mucho la apariencia que largaba hacia fuera, quizá eso le hacía falta a el, importarle poco y nada lo que los demás opinasen sobre sus ojos.



Se palmoteó ambas mejillas y avanzó hacia el interior de la tienda, al entrar, la puerta golpeó unas viejas campanillas y a los segundos escucho una vieja -y poco más alegre que el lugar- voz.



-¿Puedo ayudarle en algo joven?-, la voz provenía del fondo del pasillo, una abuela vestida de negro le sonrió a Samuel, ella parecía bastante anciana, llevaba el cabello suelto y algo desarreglado, apenas podía tener los ojos abiertos debido a las arrugas. Pero los ojos de Samuel se desviaron hacia las paredes que rellenaban la tienda con trajes de todo tipo, ¡tenía suerte!, tendría mucho de donde elegir.



Entusiasmado el muchacho le habló a la anciana mientras avanzaba hasta donde comenzaban los trajes, -Sí, hoy tengo una fiesta de disfraces y necesito algo fuera de lo común para ponerme-, los trajes estaban en fila guardados en bolsas de plástico transparentes –estas estaban cubiertas de una fina capa de polvo-.



La abuela sonrió hacia el muchacho y se le acercó a paso lento, estirando sus manos hacia una bolsa que estaba en la fila de arriba, donde ella no alanzaba a llegar, Samuel la observó por unos momentos algo extrañado pero luego le ayudo, descolgó la bolsa y la observó, era un traje de cortesano, de seguro del siglo dieciocho tal vez o más antiguo. – ¿Puedo verlo?-, consultó el muchacho mientras miraba esta vez a la anciana.



La mujer no dijo nada, simplemente hizo un gesto positivo con su cabeza, Samuel sonrió y quitó la bolsa con cuidado, el traje era hermoso, el color crema combinaba con las decoraciones de los botones en dorado, era como si ella hubiese buscado algo que hiciera juego con sus ojos. Samuel lo observó un poco más, se lo llevaría, era perfecto para él, -Disculpe, me lo llevare por ho…-, el muchacho buscó a la dependienta con la mirada, rodeando todo el lugar, pero no la encontró. Decidió dejar unas monedas sobre el mostrador y regresar a casa, Ángelo pasaría a las ocho por el así que le quedaba tiempo para hacerle unos cuantos retoques al traje., aunque aún se preguntaba adonde se había metido aquella anciana.



Al llegar a casa, Samuel se dirigió derecho hasta su pieza, dejo la bolsa con el traje sobre la cama y se metió nuevamente en el baño, uno de sus ojos le ardía, cuando se miró en el espejo se pudo percatar de que la lentilla de su ojo derecho se había roto, estaba partida por la mitad, ardía y mucho. Acomodó sus dedos de tal forma que los pedazos de vidrio salieran con cuidado, no quería terminar en el hospital, porque no quería perderse la fiesta y porque no estaba para que los médicos le hicieran todo un interrogatorio sobre el anormal color de sus ojos. –Demonios…justo ahora… ¡tch!-, se quejó mientras quitaba los pedazos de vidrio de su ojo, no tendría otra opción, parecía que el destino se había terminado de encargar de hacerle ver que ya no podía ocultar lo que era.



¿Que era en realidad?



De a poco el brillo en su ojo derecho se apodero de su iris, tornándose dorado, el cabello oscuro de Samuel lo cubría en parte, enfrentarse a sí mismo era una ardua tarea de todos los días, aquella parte del muchacho que deseaba salir a la luz y aquella parte que deseaba ser “normal” y encajar en el mundo que lo había condenado desde pequeño, se enfrentaban día a día, en los sueños de Samuel y cada vez que se miraba al espejo al ponerse las lentillas…era su propio infierno del que nadie le iría a salvar.



Luego de quitarse ambas lentillas, esperaba que una ducha caliente le reconfortara, a Samuel le avergonzaban los cabellos de su cuerpo, tan finos como los de una mujer, incluso su amigo Ángelo -que le llamaba Samy- se lo había dicho, ahora que lo recordaba…nada sabía sobre Leah, su otra mejor amiga, ella también había sufrido desde pequeña del abuso de sus compañeros por causa de algo único, ella a diferencia de Samuel estaba ciega. Todos habían cometido el error de pensarla alguien frágil, que necesitaba de la ayuda de los demás para poder moverse, pero no era así, Leah era una experta al moverse, incluso al reconocer la gente que andaba a su alrededor, su nariz y sus oídos, tenían la fuerza que sus ojos habían perdido, había recibido a falta de un “Don”, otros dos dones más potentes que los de la mayoría de la población.



El agua caliente se sentía bien contra su cuerpo, el vapor que comenzaba a flotar por el aire cubrió gran parte del baño. Pero un agua que no era la que caía por la ducha comenzó a caer por los ojos del muchacho. A veces le pasaba, escuchaba en su cabeza la voz de alguien…alguien le llamaba pero no podía responder, era aquella persona de sus dibujos, estaba seguro, el corazón de aquella persona le llamaba…dolía, sabía que debía ir con el pero no entendía el porque, quizá estaba comenzando a volverse loco, pero no lo podía evitar, su cuerpo reaccionaba a los llamados de el, cada vez que escuchaba en su mente “Mi Flor” su cuerpo comenzaba a quemar.



Sus ojos se cerraron buscando el recuerdo de aquél hombre, aferrado a sí mismo en un abrazo buscaba encontrar aunque fuese una pista de porque le llamaba, pero tanto pensar, hacía que su cabeza doliese, todo lo que tenía eran sus dibujos, aquellos ojos grises y la mirada de tristeza, todo lo que tenía es lo que su mente dejaba salir a la hora de sentarse frente a su Netbook y la tabla gráfica que le permitía ver todo lo que en su interior no podía visualizar.



Al terminar se colocó bata de vestir y se dirigió hacia su cama, la toalla sobre su cabeza descansaba suelta, cubriendo su rostro, esta vez había escuchado una nueva palabra salir desde su interior…”Mi Ángel”, pero esa voz no era la suya ni tampoco la de Ángelo, era una voz completamente diferente, una que nunca había escuchado.



Tal como lo había señalado su amigo, a las ocho en punto estaba en la puerta de su casa, su madre los llevaría en su auto ya que Ángelo aún no tenía el suyo propio. Cuando fue a recibirlo a la puerta ya estaba vestido y listo, se había puesto el traje con una camisa blanca y una corbata roja que se veía apenas bajo el traje. Los zapatos formales no le agradaban del todo, estos eran medio en punta y tenían un ínfimo taco para hacerle parecer más alto, se había atado el cabello con una cinta del mismo color el traje y había dejado solo un poco de cabello suelto a ambos lados de sus orejas, llevaba los pendientes puestos y para detalle final, sus ojos dorados le hacían parecer un “encanto” según su madre.

Lucyan Black
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Mensaje por Karely Uchiha Vie Nov 04, 2011 1:33 pm

conti conti conti
sugoiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
me gusto xDDD
Karely Uchiha
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La flor que renace sin sangre (ep 2) Empty Re: La flor que renace sin sangre (ep 2)

Mensaje por Lucyan Black Vie Nov 04, 2011 6:04 pm

Muchas gracias Karely :D
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