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La flor que renace sin sangre (ep 2.5)
4 participantes
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La flor que renace sin sangre (ep 2.5)
Siento haberme tardado en subir la continuación pero estuve algo ocupada, en fin, aquí les dejo el episodio 2.5 de "La flor que renace sin sangre" x3 espero que lo disfruten, COMENTEN POR FAVOR!! es un gran estímulo para seguir xD
nos vemos!!!
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Capítulo 2.5: El miedo que espera en el vientre
nos vemos!!!
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Capítulo 2.5: El miedo que espera en el vientre
La noche estaba realmente estupenda, no hacía ni calor ni frío, no corría viento y el cielo estaba despejado en toda su gloria, algo que a Samy le sorprendía de la madre de Ángelo, la señora Mili era el “tremendo” auto –porque si, era un Alfa Romeo Mito, o por lo menos eso había leído hurgando en Internet, el modelo era de color rojo sangre- que tenían, sabía que llevaban una vida lujosa y aunque a la señora Mili no le gustara hablar de ellos, se les notaba, Ángelo siempre iba vestido con lo mejor de las marcas y su madre estaba siempre bien arreglada. A él le daba gusto por ellos y agradecía todo lo que hacían por el, ya varias navidades se había encontrado con algunos regalillos de ellos que mantenía escondidos en su placar, es que no le iba usar una remera de Dior por la calle, el no la lucía como Ángelo.
El vehículo se movía a no más de ochenta kilómetros, la señora Mili tenía puesto un CD de Bon Jovi, en ese momento comenzaba a sonar Hallelujah, a Samy también le gustaba Bon Jovi, por suerte la madre de Ángelo que compartía algunos de sus gustos musicales le regalaba dos discos para cada cumpleaños desde que era niño, así que tenía en su placer dos cajas de mediano tamaño llenas de discos.
Ángelo mientras tanto hacía alarde de los detalles en pequeños diamantes –falsos, solo para aclarar- que colgaban de su traje de ángel. A el si que le venía su traje pero lo que aún no se podía sacar de la cabeza eran los ojos dorados de su amigo, al entrar en la casa y verlo, su corazón había dado un salto del séptimo piso hacia el suelo…los ojos de Samy habían hecho que se olvidara de respirar por unos segundos, ya había visto esos ojos, pero Samy los ocultaba siempre que estaba acompañado con un par de lentillas de contacto negras. Ángelo a veces sentía que su amigo no le tenía la suficiente confianza, pero lo entendía, a Samy lo habían golpeado muchas veces cuando niño por salir a la calle con ese color de ojos, a las niñas les parecía mágico y atractivo y esto ponía de malas a los demás compañeros de curso de Samy…eso era generalmente lo que terminaba en peleas.
- ¿Crees que habrá buena comida esta noche?-, preguntó Ángelo mientras apoyaba sus brazos sobre la parte superior del asiento donde iba su madre. – Alguien esta bastante del-ga-do-, jugueteó mientras miraba a Samy, su madre miró al muchacho por el espejo – ¿Has estado comiendo bien Samy? Tu madre se preocupará si sigues bajando de peso-, dijo la mujer con algo de preocupación en su voz. Samuel miró con algo de molestia a su amigo y le confeso a la mujer –No se preocupe señora Mili, es que a veces se me olvida comer, pero estoy tratando de remediarlo, ya de por si cada vez que su hijo me viene a ver me trae una barra de chocolate-. Sonrió mientras observaba a Ángelo quien se había ruborizado tímidamente.
El muchacho suspiró mientras observaba por el espejo de su puerta los vivos colores de los autos que transitaban por la avenida a esa hora, entonces los vió nuevamente, vigilándole en el reflejo del espejo…ese par de ojos grises y apenados que dibujaba cada día.
El auto dobló en una calle bastante poco transitada, aunque ya llegaban hasta donde estaban ellos los ruidos de música, al parecer la fiesta ya había comenzado. La señora Mili entro a través de un gigantesco portón de color negro que cubría una hermosa hectárea, por el lado izquierdo las personas que venían en taxi terminaban de entrar a pie, todos disfrazados en diferentes estilos, para Samy fue divertido ver tantos trajes distintos y coloridos. Al llegar a la zona de estacionamiento los chicos se bajaron primero, - Tengan cuidado y compórtense-, les mencionó la madre de Ángelo a ambos mientras les entregaba sus invitaciones. –Yo me quedaré unos minutos mientras espero a unas compañeras de trabajo-, la mujer sonrió mientras terminaba de cerrar el auto, los chicos tomaron camino hacia donde se encontraban tres carpas blancas enormes, de seguro eran para los ambientes separados.
A la entrada de la primera carpa habían dos hombres vestidos completamente de negro y con un antifaz en sus rostros, uno de ellos hablo cuando los chicos se acercaron hasta ellos, - Buenas noches jóvenes-, Ángelo les entregó las invitaciones con una suave sonrisa, podría pasar de ángel con su traje pero Samy lo conocía y era más un diablillo que cualquier otra cosa. –Pueden pasar…que disfruten la velada-murmuraron finalmente a coro los dos hombres mientras hacían una pequeña reverencia.
Adentro todo era luces y “dulce o truco”, en la primera carpa estaba agolpada la gente que de seguro eran los trabajadores de la agencia, todos tenían en sus manos una copa de champagne y un pequeño *pin en sus trajes con el logo de la empresa –que era una flor de loto-. Los chicos siguieron caminando entre sonrisas y sorpresa, la segunda carpa –que estaba unida a la primera y la tercera- tenía las mesas con comida, dulces y un pequeño stand donde estaban regalando juguetes para los invitados más pequeños. La música que escuchaban provenía de la tercera carpa, en esta solo había un escenario con la banda de música y una enorme pista de baile adornada según Halloween, había calabazas con luces por todo el piso, dulces gigantes que colgaban del techo entre telarañas y murciélagos. Samy se quedó apreciándolos por un minuto y cuando volvió a mirar a Ángelo…este ya no estaba.
Buscó con la mirada a su amigo mientras recorría la pista de baile, pero las parejas que danzaban no le dejaban ver mucho, -¡Ángelo!- lo llamó sin gritar con mucha fuerza, pero su amigo no respondió, miró hacia el interior de las otras carpas por si su traje blanco de ángel se veía por algún lado, pero nada…era como si de un minuto a otro se lo hubiese tragado la tierra.
El muchacho se quedó detenido junto al escenario, sin saber bien hacia donde había ido Ángelo, no sabía bien que hacer o por donde comenzar a buscarle nuevamente. La risa de una joven dama llegó hasta sus oídos, parecía que se estaba divirtiendo, levantó la vista para verla…estaba bailando. Los ojos del muchacho se abrieron de par en par cuando vio nuevamente los mismos ojos grises que había visto cada día mientras dibujaba y en el auto…hace un rato atrás. El dueño de aquellos ojos era un hombre alto y bien parecido, llevaba puesto un traje de pirata semejante al de el capitán garfio, el cabello del mismo color de los ojos, le caía por la espalda amarrado en una coleta. No podía ser…quizá todo era obra de una simple coincidencia, el se veía contento…o al menos eso parecía.
El muchacho bajo la vista, pero entonces una mano gentil le invitaba a observar más, Samy levanto la vista lentamente y pudo verlo frente a frente, aquél hombre se había vuelto serio, con una fuerte y clara voz murmuró –¿Sería tan amable de concederme esta pieza?-, el muchacho observó hacia ambos costados verificando que le estaban hablando a el, un pequeño sonrojo se apoderó de sus mejillas mientras pensaba en una respuesta, pero el hombre volvió a hablar, -Después de tanto tiempo de espera, dudo mucho que me vayas a negar una simple pieza de baile…mi Flor.-El hombre tomó de la mano de Samy y prácticamente lo arrastró hasta la pista de baile, allí coló su mano por la cintura del muchacho sin permitirle escapar y tomó su mano entre la de el, comenzando a moverse al sonar de la música. El rostro de Samy era una mezcla entre confusión y nerviosismo, había sido llevado por la fuerza hasta la pista de baile y ahora bailaba con un extraño que le había apodado como su “Flor”.
Solo hasta entonces recordó esa misma voz rondando en su cabeza…sus sueños, sueños que terminaban haciéndole venirse y gemir placenteramente, el era el culpable de sus noches de insomnio, de las carpetas y discos que mantenía con retratos, el era el único culpable de hacer que su corazón se acelerase de ese modo tan irracional.
Samy comenzó a moverse con el intentando seguir sus movimientos, sus ojos se mecían de el piso hacia el rostro del hombre y de este de nuevo al piso. La voz de el llegó nuevamente a sus oídos –Esta vez lo has hecho en el cuerpo de un muchacho… ¿Quieres ponerme a prueba…Ekatherina?-, los labios del hombre rozaron la oreja derecha de Samy quien cerró los ojos, sonrojado. –Mi…mi nombre es Samuel, señor-, dijo el muchacho dando un paso para atrás mientras bailaba, la fuerza que tenía imprimada ese hombre en su cadera no le dejaba moverse ni un centímetro lejos de el. –Así que ahora te llamas Samuel…pero yo me sigo llamando Claude…y sigo esperando por ti, ¿cuando volverás a mirarme a los ojos con esas bonitas esferas de oro mi amor?-, aquel hombre, decía cosas raras que retumbaban en la cabeza de Samy quien no entendía nada, ¿Mi amor? Si apenas le conocía…-Por favor señor, esta confundiéndome con alguien más…déjeme i…- su frase fue callado por la estocada final del hasta ahora encubierto vampiro, un suave beso en los labios del chico que podía concederle lo único que el podía amar más en el mundo luego de a su amor, un hijo.
El vehículo se movía a no más de ochenta kilómetros, la señora Mili tenía puesto un CD de Bon Jovi, en ese momento comenzaba a sonar Hallelujah, a Samy también le gustaba Bon Jovi, por suerte la madre de Ángelo que compartía algunos de sus gustos musicales le regalaba dos discos para cada cumpleaños desde que era niño, así que tenía en su placer dos cajas de mediano tamaño llenas de discos.
Ángelo mientras tanto hacía alarde de los detalles en pequeños diamantes –falsos, solo para aclarar- que colgaban de su traje de ángel. A el si que le venía su traje pero lo que aún no se podía sacar de la cabeza eran los ojos dorados de su amigo, al entrar en la casa y verlo, su corazón había dado un salto del séptimo piso hacia el suelo…los ojos de Samy habían hecho que se olvidara de respirar por unos segundos, ya había visto esos ojos, pero Samy los ocultaba siempre que estaba acompañado con un par de lentillas de contacto negras. Ángelo a veces sentía que su amigo no le tenía la suficiente confianza, pero lo entendía, a Samy lo habían golpeado muchas veces cuando niño por salir a la calle con ese color de ojos, a las niñas les parecía mágico y atractivo y esto ponía de malas a los demás compañeros de curso de Samy…eso era generalmente lo que terminaba en peleas.
- ¿Crees que habrá buena comida esta noche?-, preguntó Ángelo mientras apoyaba sus brazos sobre la parte superior del asiento donde iba su madre. – Alguien esta bastante del-ga-do-, jugueteó mientras miraba a Samy, su madre miró al muchacho por el espejo – ¿Has estado comiendo bien Samy? Tu madre se preocupará si sigues bajando de peso-, dijo la mujer con algo de preocupación en su voz. Samuel miró con algo de molestia a su amigo y le confeso a la mujer –No se preocupe señora Mili, es que a veces se me olvida comer, pero estoy tratando de remediarlo, ya de por si cada vez que su hijo me viene a ver me trae una barra de chocolate-. Sonrió mientras observaba a Ángelo quien se había ruborizado tímidamente.
El muchacho suspiró mientras observaba por el espejo de su puerta los vivos colores de los autos que transitaban por la avenida a esa hora, entonces los vió nuevamente, vigilándole en el reflejo del espejo…ese par de ojos grises y apenados que dibujaba cada día.
El auto dobló en una calle bastante poco transitada, aunque ya llegaban hasta donde estaban ellos los ruidos de música, al parecer la fiesta ya había comenzado. La señora Mili entro a través de un gigantesco portón de color negro que cubría una hermosa hectárea, por el lado izquierdo las personas que venían en taxi terminaban de entrar a pie, todos disfrazados en diferentes estilos, para Samy fue divertido ver tantos trajes distintos y coloridos. Al llegar a la zona de estacionamiento los chicos se bajaron primero, - Tengan cuidado y compórtense-, les mencionó la madre de Ángelo a ambos mientras les entregaba sus invitaciones. –Yo me quedaré unos minutos mientras espero a unas compañeras de trabajo-, la mujer sonrió mientras terminaba de cerrar el auto, los chicos tomaron camino hacia donde se encontraban tres carpas blancas enormes, de seguro eran para los ambientes separados.
A la entrada de la primera carpa habían dos hombres vestidos completamente de negro y con un antifaz en sus rostros, uno de ellos hablo cuando los chicos se acercaron hasta ellos, - Buenas noches jóvenes-, Ángelo les entregó las invitaciones con una suave sonrisa, podría pasar de ángel con su traje pero Samy lo conocía y era más un diablillo que cualquier otra cosa. –Pueden pasar…que disfruten la velada-murmuraron finalmente a coro los dos hombres mientras hacían una pequeña reverencia.
Adentro todo era luces y “dulce o truco”, en la primera carpa estaba agolpada la gente que de seguro eran los trabajadores de la agencia, todos tenían en sus manos una copa de champagne y un pequeño *pin en sus trajes con el logo de la empresa –que era una flor de loto-. Los chicos siguieron caminando entre sonrisas y sorpresa, la segunda carpa –que estaba unida a la primera y la tercera- tenía las mesas con comida, dulces y un pequeño stand donde estaban regalando juguetes para los invitados más pequeños. La música que escuchaban provenía de la tercera carpa, en esta solo había un escenario con la banda de música y una enorme pista de baile adornada según Halloween, había calabazas con luces por todo el piso, dulces gigantes que colgaban del techo entre telarañas y murciélagos. Samy se quedó apreciándolos por un minuto y cuando volvió a mirar a Ángelo…este ya no estaba.
Buscó con la mirada a su amigo mientras recorría la pista de baile, pero las parejas que danzaban no le dejaban ver mucho, -¡Ángelo!- lo llamó sin gritar con mucha fuerza, pero su amigo no respondió, miró hacia el interior de las otras carpas por si su traje blanco de ángel se veía por algún lado, pero nada…era como si de un minuto a otro se lo hubiese tragado la tierra.
El muchacho se quedó detenido junto al escenario, sin saber bien hacia donde había ido Ángelo, no sabía bien que hacer o por donde comenzar a buscarle nuevamente. La risa de una joven dama llegó hasta sus oídos, parecía que se estaba divirtiendo, levantó la vista para verla…estaba bailando. Los ojos del muchacho se abrieron de par en par cuando vio nuevamente los mismos ojos grises que había visto cada día mientras dibujaba y en el auto…hace un rato atrás. El dueño de aquellos ojos era un hombre alto y bien parecido, llevaba puesto un traje de pirata semejante al de el capitán garfio, el cabello del mismo color de los ojos, le caía por la espalda amarrado en una coleta. No podía ser…quizá todo era obra de una simple coincidencia, el se veía contento…o al menos eso parecía.
El muchacho bajo la vista, pero entonces una mano gentil le invitaba a observar más, Samy levanto la vista lentamente y pudo verlo frente a frente, aquél hombre se había vuelto serio, con una fuerte y clara voz murmuró –¿Sería tan amable de concederme esta pieza?-, el muchacho observó hacia ambos costados verificando que le estaban hablando a el, un pequeño sonrojo se apoderó de sus mejillas mientras pensaba en una respuesta, pero el hombre volvió a hablar, -Después de tanto tiempo de espera, dudo mucho que me vayas a negar una simple pieza de baile…mi Flor.-El hombre tomó de la mano de Samy y prácticamente lo arrastró hasta la pista de baile, allí coló su mano por la cintura del muchacho sin permitirle escapar y tomó su mano entre la de el, comenzando a moverse al sonar de la música. El rostro de Samy era una mezcla entre confusión y nerviosismo, había sido llevado por la fuerza hasta la pista de baile y ahora bailaba con un extraño que le había apodado como su “Flor”.
Solo hasta entonces recordó esa misma voz rondando en su cabeza…sus sueños, sueños que terminaban haciéndole venirse y gemir placenteramente, el era el culpable de sus noches de insomnio, de las carpetas y discos que mantenía con retratos, el era el único culpable de hacer que su corazón se acelerase de ese modo tan irracional.
Samy comenzó a moverse con el intentando seguir sus movimientos, sus ojos se mecían de el piso hacia el rostro del hombre y de este de nuevo al piso. La voz de el llegó nuevamente a sus oídos –Esta vez lo has hecho en el cuerpo de un muchacho… ¿Quieres ponerme a prueba…Ekatherina?-, los labios del hombre rozaron la oreja derecha de Samy quien cerró los ojos, sonrojado. –Mi…mi nombre es Samuel, señor-, dijo el muchacho dando un paso para atrás mientras bailaba, la fuerza que tenía imprimada ese hombre en su cadera no le dejaba moverse ni un centímetro lejos de el. –Así que ahora te llamas Samuel…pero yo me sigo llamando Claude…y sigo esperando por ti, ¿cuando volverás a mirarme a los ojos con esas bonitas esferas de oro mi amor?-, aquel hombre, decía cosas raras que retumbaban en la cabeza de Samy quien no entendía nada, ¿Mi amor? Si apenas le conocía…-Por favor señor, esta confundiéndome con alguien más…déjeme i…- su frase fue callado por la estocada final del hasta ahora encubierto vampiro, un suave beso en los labios del chico que podía concederle lo único que el podía amar más en el mundo luego de a su amor, un hijo.
Re: La flor que renace sin sangre (ep 2.5)
conti conti conti
sugoiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
me gusto xDDDD
sugoiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
me gusto xDDDD
Karely Uchiha- Mensajes : 1302
Fecha de inscripción : 01/08/2011
Edad : 33
Localización :
Re: La flor que renace sin sangre (ep 2.5)
[url=si esta genial]ok no es asi esta mucho mejor que genial!![/url]
kagaminerin- Mensajes : 112
Fecha de inscripción : 27/11/2011
Edad : 24
Localización : Konoha
Personaje Favorito : Naruto Uzumaki <3
Re: La flor que renace sin sangre (ep 2.5)
contiii contiii
Iyun Hatake- Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 08/09/2011
Edad : 27
Localización : en una mansion cerca del lago, oculta en mi habitacion a oscuras bebiendo la sangre de mi amado
Personaje Favorito : ♥♥♥Itachi♥♥♥ Sasuke, Deidara, Kakashi, Iruka, Kazemaru, Hiroto, Burn, Gazel & Fubuki
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