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La flor que renace sin sangre (ep 3)
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La flor que renace sin sangre (ep 3)
Bueno, primero que nada agradezco a las poquitas personas que se dan el trabajo de leer mi fic xD Iyun Hatake, kagaminerin, Karely Uchiha, teffa_katsu y Meidara. Muchas gracias por sus animos *O* este capi va dedicado para ustedes yyyy por cierto xD estaba pensando en que haré un original especial de navidad a parte de esta serie de fanfics así que espero sus comentarios para ver si les parece una buena idea. Nos vemos~
Dejen un comentario para de el Neko/Okami de mi avatar no se ponga triste(?) xD
Ok, vamos con el capi e_e7
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Capítulo Tres: ¿Por qué no le hechas una hojeada a tu propio destino?
Dejen un comentario para de el Neko/Okami de mi avatar no se ponga triste(?) xD
Ok, vamos con el capi e_e7
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Capítulo Tres: ¿Por qué no le hechas una hojeada a tu propio destino?
Ángelo había llegado sin problemas al segundo piso de la mansión que se encontraba junto a las carpas de la fiesta, el lugar estaba desabitado pero todas las luces se mantenían encendidas, había visto al jefe de su madre bailando por lo que estaba seguro de que tendría todo el tiempo del mundo para revisar las cosas de ese hombre mentiroso. Ángelo estaba totalmente convencido de que el jefe de su madre no era alguien normal, pero si pruebas nadie le creería, nada era parte de su imaginación, que los demás hicieran caso omiso del atuendo del sujeto en cuestión y de su “amabilidad” era algo que Ángelo no pasaría por alto, el no.
Caminando por el pasillo principal del segundo piso hayo una puerta al final, esta se veía algo descascarada y polvorienta, parecía que en mucho tiempo nadie había entrado ahí, el muchacho se acercó mientras miraba continuas veces hacia atrás para asegurarse de que nadie le veía, la puerta era oscura y con algunos detalles floreados…parecía la habitación de una mujer, en el medio una inscripción atrapó los curiosos ojos del rubio, esta estaba cubierta por una gruesa capa de mugre y telarañas. Ángelo estiró un poco la manga derecha de su traje y quitó lo que más pudo de sobre la inscripción, ahora podía leer claramente el nombre de una mujer, Ekatherina.
Algo confundido se aprestó para abrir la puerta, pero al intentar tomar de la manija para abrir la puerta se percato de que esta no estaba, la puerta no tenía manija más, quiso intentar algo, el muchacho empujó un poco la puerta pero esta todo lo que hizo fue moverse unos milímetros haciendo un horrible sonido. –Ahhh…demonios, ¡no me iré ahora que llegue hasta aquí sin nada!-, molesto empujo nuevamente de la puerta, esta vez con toda la fuerza de la que su cuerpo le permitía. La puerta hizo un breve sonido chirriante y se abrió completa. Adentro la habitación permanecía en la oscuridad total, Ángelo salió para coger una de las velas que iluminaban el pasillo y volvió hasta la habitación, allí comenzó a buscar algo que le sirviera para hacerle entender a todos que el “tan apuesto y amable jefe” que tenían no era lo que aparentaba ser.
Primero siguió el rastro por las paredes donde una serie de fotografías permanecían encuadradas, todas estaban cubiertas por polvo al igual que el piso, al otro extremo de la puerta, pudo divisar una ventana bastante amplia -por el tamaño que tenía cualquiera podría entrar por ahí-, al lado de la ventana halló una mesa sobre la que reposaban dos cosas, una era un cuadro de oro que estaba completamente limpio pero vacío y el otro objeto era una foto dada vuelta hacia abajo –se notaba que era de tiempos antiguos puesto que la imagen estaba a blanco y negro y estaba algo arrugada, como si la hubiesen doblado con fuerza-, en la parte que estaba hacia arriba había solo un escrito que decía “Siglos te esperare mientras pueda dormir a tu lado”.
Ángelo tomó la imagen mientras volvía a dar un vistazo hacia el pasillo por el pequeño espacio abierto que había dejado entre la puerta y la pared. Sus ojos sorprendidos no entendían la imagen que estaba viendo, aunque todo parecía tan normal en ella, una dama vestida de blanco –sería un vestido de novia del siglo XXVIII o quizá más antigua-, junto a un hombre idéntico al que estaba bailando en la carpa…pero lo que más le llamo la atención fueron los ojos dorados de la mujer, eran la viva imagen de los ojos de Samy. -¿Qué rayos significa esto?-.
Y la puerta de la habitación se abrió totalmente, -¡Hey tu! Será mejor que salgas de aquí ya si no quieres que te eche a la policía-, uno de los guardias que había visto antes entro a la habitación tomándolo fuerte de un brazo y lo saco hasta el pasillo. – ¿No te has robado nada no?-, murmuró nuevamente el hombre mientras palmoteaba el cuerpo del rubio con descaro total, hasta que el muchacho lo freno empujándolo contra la pared, -Hey hey, no me eh robado nada ¡ok! Solo estaba buscando el baño de varones y me perdí-, mala mentira pero no tenía tiempo para perder con este idiota, había dejado a Samy solo…en la misma carpa donde se encontraba aquél hombre al que tanto odiaba, aún no entendía que significaba esa imagen que había alcanzado a meterse entre una de sus mangas, pero muy pronto lo averiguaría, que la forma que fuese.
-¡Je! Menuda mentira que me has plantado, porque mejor no te das vuelta y…-, los pasos de otra persona hicieron que el guardia detuviera sus palabras, una persona venía subiendo la escalera y al llegar hasta arriba se afirmo de la baranda mirando al ángel disfrazado y al guardia. –Oh, por aquí no es el baño de varones ¿no?-, preguntó el hombre mientras disimuladamente le sonreía a Ángelo. –N-No señor, el baño para varones esta en el primer piso- mencionó algo nervioso el guardia y se aprestó para volver a su lugar, pero antes se devolvió hacia el rubio y murmuró – Que no te vuelva a ver merodeando entre las cosas del señor…- y finalmente se movió hasta la escalera bajando mientras echaba una mirada fugaz hasta el hombre que había subido recién.
Ángelo no lo había visto bien, pero ahora que podía observar tranquilamente a aquél hombre, se dio cuenta de sus hermosas facciones, usaba el cabello medio corto -al menos le llegaba hasta los hombros terminando en unas puntas semi-enruladas-, su color así mismo era normal, un marrón chocolate bastante bien cuidado, su piel era pálida y lisa, no se veía una imperfección en ella, el detalle quizá fuera de sentido que encontró en su rostro, era el parche que llevaba en el ojo derecho, mientras tanto su ojo izquierdo se mostraba sereno dentro de su color puro *jade. Iba vestido como si hubiese llegado recién de un viaje de negocios, lucía un traje negro, acompañado de una corbata del mismo color y sobre el traje un abrigo marrón –El cual solo lo llevaba encima pero no puesto-.
El hombre hablo antes de que Ángelo pudiera siquiera abrir la boca para decir algo, su voz retumbo dentro de la cabeza del muchacho clara y suavemente. –Pensé que me daría más trabajo buscarte…y de cierta forma nunca pensé que te encontraría en la casa de nuestro enemigo-, la boca de aquél hombre se torció en una bella sonrisa que a Ángelo le hizo sonrojarse un poco, entonces reacciono –Ah, disculpe señor, creo que se equivoca de persona- y avanzó pasando por el lado de aquél extraño hombre, seguramente le había confundido con alguien más, aunque sus palabras le dieron curiosidad, ¿el jefe de su madre tenía enemigos?
No alcanzó a poner su pie sobre el primer escalón cuando sintió un golpe muy fuerte sobre su cabeza. – ¡Auch! ¿Que mierda te pasa?-, preguntó observando al hombre que –estaba seguro- le había golpeado. –Es de mala educación dejar hablando solo a alguien que te a estado buscando por todo el país, ¿Sabes que eh expuesto mi vida por hallarte?-, el hombre suspiró y continuo hablando mientras tomaba del brazo izquierdo a Ángelo para que este no se fuera a escapar. –Eres un mal agradecido Demos, yo que eh estado esperando por ti todo este tiempo… ¿Aún no lo entiendes?- Otra vez antes de que el rubio pudiera expresar su confusión el hombre volvió a hablar. -…la última vez te mataron por intentar atrapar a Ekatherine pero esta vez no te dejaré hacer nada estúpido… te atare a mí para siempre y entenderás que soy tu único dueño, ¡Demos! Mírame una última vez antes de que te devuelva tu vida-, el hombre, totalmente serio, tomó entre sus brazos al muchacho, atrayéndolo con suave sutileza, tiró del cabello de Ángelo hacia atrás dejando su cuello totalmente estirado. El muchacho estaba atónito, debía hacer algo, pero sus manos temblaban, su cuerpo no se movía según su voluntad y además ese hombre le tenía atrapado.
El muchacho buscó los ojos de aquél hombre con los suyos y frente a él, dos ojos rojos como la sangre ardieron de furia, su boca semi-abierta en una sonrisa dejaban ver un par de extraños colmillos, el muchacho dejó caer un par de lágrimas mientras balbuceos sin coherencia escapaban de sus labios. –Yo soy Bethlem, vampiro de la casa de Italia y ahora mismo te devuelvo a ti, mi amado Demos…tu eternidad-, la boca del vampiro se abrió en toda su magnitud y engulló el cuello del muchacho, mordiéndolo sin esperar respuesta, sin hacer más preguntas, había encontrado lo que era suyo y nunca más lo dejaría escapar.
La sangre recorrió el cuello de Ángelo mientras un profundo un agudo grito salió de su garganta, no con la fuerza que el habría deseado para atraer a alguien, ¡a quien fuese! Alguien debía poder ayudarlo, antes de que ese vampiro…-sí, su mente solo manejaba esa teoría- se lo comiese, los ojos del muchacho se llenaron de lágrimas mientras sentía su sangre abandonar su cuerpo, el ardor estaba recorriendo su cuerpo y avanzando hacia su pecho y rostro, ¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué ahora no venía ningún guardia a ayudarle?
El vampiro soltó su cuello mientras se lamía la sangre que había quedado en sus labios, dejar algo de sangre dentro de su bello prisionero era algo que realmente le había costado, la sangre de Demos era para el como un vaso del más delicioso elixir, no podía soltarlo hasta beberlo todo, pero si no dejaba algo de sangre en su organismo, la encarnación de Demos moriría…eso era algo que nunca se perdonaría.
Ángelo cayó en la inconciencia sobre los brazos de su atacante, el veneno era demasiado, su cuerpo ardía de dolor, ¡quemaba! Le estaba llevando a la locura dentro de un sueño que esperaba se terminara pronto.
Bethlem tomó el cuerpo del muchacho sosteniéndolo firme entre sus brazos y comenzó a bajar las escaleras más que satisfecho, había venido a una fiesta para agradecerle a Claude por ayudarle a salir de Roma y había encontrado en la misma fiesta a quien había sido su amor eterno por generaciones, eso daba para una fiesta privada, una en la que volvería a poner en practica sus viejas perversiones…ahhh…solo recordarlo lo emocionaba, -¿Te acuerdas Demos? ¿Cuando jugábamos a las escondidas por Paris?-, dicho esto dejó que su príncipe rubio durmiera, mientras la cizaña le devolvía su verdadera naturaleza.
Al llegar al primer piso, su auto le esperaba en la puerta, había hecho bien desde el momento en que la fresca esencia de Demos había tocado su nariz, ahora lo podría tener solo para el, para recordar viejos tiempos y hacer nuevos recuerdos eternos. Dispuso al muchacho en el asiento de atrás, cubriéndolo con su abrigo, emprendió marcha observando hacia la carpa donde se debía encontrar Claude, el también había encontrado a su eterna amante, todo esto no significaba que la enemistad entre ellos dos se acabara, pero si sería el comienzo de una nueva etapa en sus vidas, quizá mucho más de lo que pensaban cambiase en sus vidas.
Bethlem se montó en su auto y emprendió la marcha, por el momento se hospedarían en un hotel, ya luego dejaría que su preciosa joya eligiera un hogar para los dos, una casa de juegos eternos.
Caminando por el pasillo principal del segundo piso hayo una puerta al final, esta se veía algo descascarada y polvorienta, parecía que en mucho tiempo nadie había entrado ahí, el muchacho se acercó mientras miraba continuas veces hacia atrás para asegurarse de que nadie le veía, la puerta era oscura y con algunos detalles floreados…parecía la habitación de una mujer, en el medio una inscripción atrapó los curiosos ojos del rubio, esta estaba cubierta por una gruesa capa de mugre y telarañas. Ángelo estiró un poco la manga derecha de su traje y quitó lo que más pudo de sobre la inscripción, ahora podía leer claramente el nombre de una mujer, Ekatherina.
Algo confundido se aprestó para abrir la puerta, pero al intentar tomar de la manija para abrir la puerta se percato de que esta no estaba, la puerta no tenía manija más, quiso intentar algo, el muchacho empujó un poco la puerta pero esta todo lo que hizo fue moverse unos milímetros haciendo un horrible sonido. –Ahhh…demonios, ¡no me iré ahora que llegue hasta aquí sin nada!-, molesto empujo nuevamente de la puerta, esta vez con toda la fuerza de la que su cuerpo le permitía. La puerta hizo un breve sonido chirriante y se abrió completa. Adentro la habitación permanecía en la oscuridad total, Ángelo salió para coger una de las velas que iluminaban el pasillo y volvió hasta la habitación, allí comenzó a buscar algo que le sirviera para hacerle entender a todos que el “tan apuesto y amable jefe” que tenían no era lo que aparentaba ser.
Primero siguió el rastro por las paredes donde una serie de fotografías permanecían encuadradas, todas estaban cubiertas por polvo al igual que el piso, al otro extremo de la puerta, pudo divisar una ventana bastante amplia -por el tamaño que tenía cualquiera podría entrar por ahí-, al lado de la ventana halló una mesa sobre la que reposaban dos cosas, una era un cuadro de oro que estaba completamente limpio pero vacío y el otro objeto era una foto dada vuelta hacia abajo –se notaba que era de tiempos antiguos puesto que la imagen estaba a blanco y negro y estaba algo arrugada, como si la hubiesen doblado con fuerza-, en la parte que estaba hacia arriba había solo un escrito que decía “Siglos te esperare mientras pueda dormir a tu lado”.
Ángelo tomó la imagen mientras volvía a dar un vistazo hacia el pasillo por el pequeño espacio abierto que había dejado entre la puerta y la pared. Sus ojos sorprendidos no entendían la imagen que estaba viendo, aunque todo parecía tan normal en ella, una dama vestida de blanco –sería un vestido de novia del siglo XXVIII o quizá más antigua-, junto a un hombre idéntico al que estaba bailando en la carpa…pero lo que más le llamo la atención fueron los ojos dorados de la mujer, eran la viva imagen de los ojos de Samy. -¿Qué rayos significa esto?-.
Y la puerta de la habitación se abrió totalmente, -¡Hey tu! Será mejor que salgas de aquí ya si no quieres que te eche a la policía-, uno de los guardias que había visto antes entro a la habitación tomándolo fuerte de un brazo y lo saco hasta el pasillo. – ¿No te has robado nada no?-, murmuró nuevamente el hombre mientras palmoteaba el cuerpo del rubio con descaro total, hasta que el muchacho lo freno empujándolo contra la pared, -Hey hey, no me eh robado nada ¡ok! Solo estaba buscando el baño de varones y me perdí-, mala mentira pero no tenía tiempo para perder con este idiota, había dejado a Samy solo…en la misma carpa donde se encontraba aquél hombre al que tanto odiaba, aún no entendía que significaba esa imagen que había alcanzado a meterse entre una de sus mangas, pero muy pronto lo averiguaría, que la forma que fuese.
-¡Je! Menuda mentira que me has plantado, porque mejor no te das vuelta y…-, los pasos de otra persona hicieron que el guardia detuviera sus palabras, una persona venía subiendo la escalera y al llegar hasta arriba se afirmo de la baranda mirando al ángel disfrazado y al guardia. –Oh, por aquí no es el baño de varones ¿no?-, preguntó el hombre mientras disimuladamente le sonreía a Ángelo. –N-No señor, el baño para varones esta en el primer piso- mencionó algo nervioso el guardia y se aprestó para volver a su lugar, pero antes se devolvió hacia el rubio y murmuró – Que no te vuelva a ver merodeando entre las cosas del señor…- y finalmente se movió hasta la escalera bajando mientras echaba una mirada fugaz hasta el hombre que había subido recién.
Ángelo no lo había visto bien, pero ahora que podía observar tranquilamente a aquél hombre, se dio cuenta de sus hermosas facciones, usaba el cabello medio corto -al menos le llegaba hasta los hombros terminando en unas puntas semi-enruladas-, su color así mismo era normal, un marrón chocolate bastante bien cuidado, su piel era pálida y lisa, no se veía una imperfección en ella, el detalle quizá fuera de sentido que encontró en su rostro, era el parche que llevaba en el ojo derecho, mientras tanto su ojo izquierdo se mostraba sereno dentro de su color puro *jade. Iba vestido como si hubiese llegado recién de un viaje de negocios, lucía un traje negro, acompañado de una corbata del mismo color y sobre el traje un abrigo marrón –El cual solo lo llevaba encima pero no puesto-.
El hombre hablo antes de que Ángelo pudiera siquiera abrir la boca para decir algo, su voz retumbo dentro de la cabeza del muchacho clara y suavemente. –Pensé que me daría más trabajo buscarte…y de cierta forma nunca pensé que te encontraría en la casa de nuestro enemigo-, la boca de aquél hombre se torció en una bella sonrisa que a Ángelo le hizo sonrojarse un poco, entonces reacciono –Ah, disculpe señor, creo que se equivoca de persona- y avanzó pasando por el lado de aquél extraño hombre, seguramente le había confundido con alguien más, aunque sus palabras le dieron curiosidad, ¿el jefe de su madre tenía enemigos?
No alcanzó a poner su pie sobre el primer escalón cuando sintió un golpe muy fuerte sobre su cabeza. – ¡Auch! ¿Que mierda te pasa?-, preguntó observando al hombre que –estaba seguro- le había golpeado. –Es de mala educación dejar hablando solo a alguien que te a estado buscando por todo el país, ¿Sabes que eh expuesto mi vida por hallarte?-, el hombre suspiró y continuo hablando mientras tomaba del brazo izquierdo a Ángelo para que este no se fuera a escapar. –Eres un mal agradecido Demos, yo que eh estado esperando por ti todo este tiempo… ¿Aún no lo entiendes?- Otra vez antes de que el rubio pudiera expresar su confusión el hombre volvió a hablar. -…la última vez te mataron por intentar atrapar a Ekatherine pero esta vez no te dejaré hacer nada estúpido… te atare a mí para siempre y entenderás que soy tu único dueño, ¡Demos! Mírame una última vez antes de que te devuelva tu vida-, el hombre, totalmente serio, tomó entre sus brazos al muchacho, atrayéndolo con suave sutileza, tiró del cabello de Ángelo hacia atrás dejando su cuello totalmente estirado. El muchacho estaba atónito, debía hacer algo, pero sus manos temblaban, su cuerpo no se movía según su voluntad y además ese hombre le tenía atrapado.
El muchacho buscó los ojos de aquél hombre con los suyos y frente a él, dos ojos rojos como la sangre ardieron de furia, su boca semi-abierta en una sonrisa dejaban ver un par de extraños colmillos, el muchacho dejó caer un par de lágrimas mientras balbuceos sin coherencia escapaban de sus labios. –Yo soy Bethlem, vampiro de la casa de Italia y ahora mismo te devuelvo a ti, mi amado Demos…tu eternidad-, la boca del vampiro se abrió en toda su magnitud y engulló el cuello del muchacho, mordiéndolo sin esperar respuesta, sin hacer más preguntas, había encontrado lo que era suyo y nunca más lo dejaría escapar.
La sangre recorrió el cuello de Ángelo mientras un profundo un agudo grito salió de su garganta, no con la fuerza que el habría deseado para atraer a alguien, ¡a quien fuese! Alguien debía poder ayudarlo, antes de que ese vampiro…-sí, su mente solo manejaba esa teoría- se lo comiese, los ojos del muchacho se llenaron de lágrimas mientras sentía su sangre abandonar su cuerpo, el ardor estaba recorriendo su cuerpo y avanzando hacia su pecho y rostro, ¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué ahora no venía ningún guardia a ayudarle?
El vampiro soltó su cuello mientras se lamía la sangre que había quedado en sus labios, dejar algo de sangre dentro de su bello prisionero era algo que realmente le había costado, la sangre de Demos era para el como un vaso del más delicioso elixir, no podía soltarlo hasta beberlo todo, pero si no dejaba algo de sangre en su organismo, la encarnación de Demos moriría…eso era algo que nunca se perdonaría.
Ángelo cayó en la inconciencia sobre los brazos de su atacante, el veneno era demasiado, su cuerpo ardía de dolor, ¡quemaba! Le estaba llevando a la locura dentro de un sueño que esperaba se terminara pronto.
Bethlem tomó el cuerpo del muchacho sosteniéndolo firme entre sus brazos y comenzó a bajar las escaleras más que satisfecho, había venido a una fiesta para agradecerle a Claude por ayudarle a salir de Roma y había encontrado en la misma fiesta a quien había sido su amor eterno por generaciones, eso daba para una fiesta privada, una en la que volvería a poner en practica sus viejas perversiones…ahhh…solo recordarlo lo emocionaba, -¿Te acuerdas Demos? ¿Cuando jugábamos a las escondidas por Paris?-, dicho esto dejó que su príncipe rubio durmiera, mientras la cizaña le devolvía su verdadera naturaleza.
Al llegar al primer piso, su auto le esperaba en la puerta, había hecho bien desde el momento en que la fresca esencia de Demos había tocado su nariz, ahora lo podría tener solo para el, para recordar viejos tiempos y hacer nuevos recuerdos eternos. Dispuso al muchacho en el asiento de atrás, cubriéndolo con su abrigo, emprendió marcha observando hacia la carpa donde se debía encontrar Claude, el también había encontrado a su eterna amante, todo esto no significaba que la enemistad entre ellos dos se acabara, pero si sería el comienzo de una nueva etapa en sus vidas, quizá mucho más de lo que pensaban cambiase en sus vidas.
Bethlem se montó en su auto y emprendió la marcha, por el momento se hospedarían en un hotel, ya luego dejaría que su preciosa joya eligiera un hogar para los dos, una casa de juegos eternos.
Re: La flor que renace sin sangre (ep 3)
sugoiiiiiiiiiiiiiiiiii
me gusto conti
pronto onegai xD
me gusto conti
pronto onegai xD
Karely Uchiha- Mensajes : 1302
Fecha de inscripción : 01/08/2011
Edad : 33
Localización :
Re: La flor que renace sin sangre (ep 3)
woow mi primer dia en este foro y mi primer fic que leo aki tambien....te kedo geneal!!!! no se porque no le has seguido pero aun asi esperare continuacion nwn
que tengas un buendiatardenoche
que tengas un buendiatardenoche
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