Ángel fallen cap 7

Aqui como prometi ya va el siguiente capitulo =D espero que les agrade xD salu2 =D
Capitulo 8 para el siguiente finde semana =D

Capitulo 7:
Rápidamente reaccione al sentir esa mano en mi hombro, no pude evitar rebelarme de tal forma, pues al recibir ese toque, experimente un frio que me helaba hasta los huesos, no era una sensación común de frialdad, pues la más cercana o correcta descripción que puedo darte es que era como haber tenido un encuentro próximo con la muerte.
Al girar la cabeza me di cuenta que era alguien a quien conocía, hice que apartara su mano de mi hombro con algo de agresividad de un solo golpe, di un salto hacia atrás tomando distancia de mi posible adversario, me puse en posición de pelea sin importarme la reacción de los humanos que había a mi alrededor, algunos salieron huyendo por mi reacción y otros se quedaron mirando.

-¿Qué es lo que quieres Abigor?, ¡¿buscas pelea acaso?!.- entre cerré los ojos mirándolo desafiante, listo para luchar, esperando una respuesta de su parte.
Se quedo inmóvil por unos instantes observando cada uno de mis movimientos, yo también lo mire fijamente ojeando su larga cabellera tan rojiza como el fuego que llegaba hasta su cintura, observe sus ojos rubí destellantes, que me dedicaron una ligera mirada examinando cada cambio de mi vestimenta, debido a la situación por la que pasaba, me era inevitable, tenía que vestirme como un humano para pasar como alguien normal, mis ropas no eran muy diferentes a las de él, pero eran menos llamativas que las suyas, tenía una chaqueta verde, poseía una sudadera color café debajo de esta misma, también llevaba consigo puesto un pantalón muy simple tono agua marina.
Por fin después de un rato él se digno a hacer su primera acción, inclino su cabeza ligeramente a un costado y sonrió de manera muy amable, lo cual pareció tranquilizar a Ángela que se había llevado un gran susto por mi forma de actuar, pero aun no me inspiraba confianza aquel sujeto.

-Hola Syrkei, es un placer verte de nuevo, no temas, no voy a hacerte daño, no vengo aquí para pelear, vengo a hacerte una propuesta, pero aquí no podemos hablar de ello, tenemos que ir a un lugar más apartado.- miro a la gente que nos observaba sin ningún disimulo aparente, lo que provoco que se dirigiera a mi nuevamente pero con un tono más bajo y de sigilo sin borrar esa sonrisa de sus labios.

-Un lugar en donde tengamos la debida privacidad que buscamos.- mi actualidad no me brindaba confianza, pero si él quería negociar, no podía negarme ante ello, Abigor es un demonio muy poderoso, es un duque de los infiernos, dicen que es uno de los demonios más bellos, su arma es una lanza o cetro, cabalga sobre un monstruo alado, y posee bajo su mando 60 legiones de demonios, conoce todo lo que es el porvenir, los secretos de la guerra y el arte de hacerse amar por sus soldados. Si me gano su confianza, podre tener un poderoso aliado de mi lado, sin embargo, si fallo, es posible que un temible enemigo espere por mí en un futuro no muy lejano.
Tuvimos que tomar un taxi hasta donde debería ser nuestro siguiente destino, el castillo Sir Fon, así se lo hacía llamar a ese lugar, pero me iba a dar cuenta que cuando llegáramos no era más que el tamaño lo que hacía referencia a su nombre.
Ángela como una niña muy pegada a los vidrios del automóvil, miraba los paisajes muy divertida mientras se escuchaban sus comentarios, sus preguntas sobre el panorama y los animales que nos encontrábamos en estos mismos. Abigor se reía viendo como le explicaba a Ángela sobre este tipo de cosas, me avergonzaba y me molestaba bastante, mas sin embargo, me extrañaba que ella no supiera nada del mundo, aun siendo un ángel parecía que esta era su primera vez en la tierra. Pero de alguna manera, esa forma de ser de ella, solo provocaba que la deseara aun más y otra vez ese sentimiento me invadió completamente, ese dolor de pecho que no se qué significado tiene.
Llegamos después de un largo recorrido a unas montañas, una enorme edificación se apreciaba a unas cuantas millas de nosotros, tuvimos que caminar el resto del trayecto, ya que no había caminos para los vehículos, subimos unas cuantas escaleras hasta llegar a un enorme paso de barrotes de hierro negro, Abigor hizo un ligero movimiento con su mano logrando así abrir las enormes puertas, cruzamos un extenso jardín de flores, se apreciaban de todos los colores y todos los tamaños posibles, muchas de las especies no eran comunes, pues alguna parecían que habían sido obtenidas de las profundidades del inframundo, si, como lo puedes llegar a imaginar, en ese mundo tan profundo al cual crees que es tan inhabitable también pueden apreciarse las más bellas de las creaciones, no hay muchos sitios que contengan este tipo de plantas, me sería imposible expresar la magnificencia de sus formas y variedades. Frente de nosotros se encontraba el supuesto castillo, más bien era una mansión, sus colores ocupaban el de las nubes y el del amplio cielo, logramos por fin entrar al lugar, nos dirigimos a una enorme sala en la cual nos acomodamos, Ángela, yo y Abigor.

-Bien, ya que estamos en tu hogar, deseo que me platiques de la tan llamada propuesta que tienes para mí.- él sonrío mientras cruzaba sus piernas, entonces me dirigió las siguientes palabras.

-Voy a ser tu aliado, pero antes de eso, debes cumplir con unos requisitos que te pediré.-esté era el momento que mas anhelaba escuchar, tenía una oportunidad valiosa entre mis manos, y no tenía la más mínima intensión de fallar ante esto.

-¡Are cualquier cosa con tal de que me ayudes!.- lo dije sin vacilaciones, aun sabiendo que tal vez lo que me pediría sería algo realmente imposible.

-Deberías de tener cuidado con lo que dices, pero entiendo tu postura, así que te daré una misión muy sencilla en esta ocasión, deberás ir al desierto llamado el Armagedón, lo encontraras a unas leguas detrás de la mansión, allí tendrás que buscar un oasis de aguas puras, dentro de este mismo, encontraras la capa de oro de Aamon, es un demonio que posee muchas riquezas, pero se dice que el que encuentre aquella capa, tendrá la victoria en sus batallas sea con sacrificios o sin ellos, solo te sugiero que tengas cuidado, hay muchos enemigos en esa zona.

-Muy bien, acepto este reto, será sencillo recuperar ese objeto, Ángela tu espérame aquí, no quiero que estés en peligro, aun no es de noche y Kamui no puede protegerte por el momento, permanece aquí junto a Abigor.-miré a Abigor con seriedad antes de retirarme.

-No te preocupes, cuidare de tu tesoro más preciado, ve con calma.- así me dijo, y sabía de alguna manera que en ese momento podría confiar en las palabras de Abigor.

-Ten cuidado Syrkei, te estaremos esperando aquí.-así lo dijo ella en un tono preocupante como si presintiera que algo malo estuviera a punto de suceder o que posiblemente supiera que se cruzaría algún obstáculo de enormes magnitudes en mi camino.

-No me dejare vencer por lo que sea que me este esperando allá afuera, despreocúpate, porque volveré.- me retire del lugar, al ver que no había nadie, decidí llamar a mi caballo alado para que hiciera las cosas más sencillas, después de todo, al lugar donde me dirigía no iba haber por lo menos ni un alma humana.
Mi viaje no duro mucho, pero si tuvo un proceso de 3 horas, mi corcel era lo suficientemente rápido como para cruzar leguas en pocas horas, aterrizo con sus cuatro patas firmemente en la arena húmeda, baje de mi bestia alada y lo hice regresar de nuevo al tártaro, camine durante unos minutos en el desierto, apenas se levantaba un poco de viento, y ya había caído la noche, el clima se tornaba seco y frio, pero no era tan desagradable, de repente una sombra surgió del suelo tomando la forma de alguien en particular, la luz de la luna ilumino su figura, dejando ver así el rostro de uno de mis camaradas, Aini.

-Hola Syrkei, vengo a ayudarte, yo sé donde está la capa de Aamon y el oasis que te ha pedido Abigor, ve al norte, ahí los encontraras.-lo mire por un momento, no tenía tiempo que perder, decidí tomar su consejo.

-Muchas gracias por tu ayuda, veo que al final si eres alguien de confianza, hasta luego Aini.- me fui a la dirección que él me había indicado, entonces me encontré con el tan llamado oasis y ahí estaba el manto de Aamon flotando sobre el agua, me incline en la orilla para tomar la toga pero me vi interrumpido por una presencia maligna que no logre reconocer al principio, en ese instante un agujero oscuro que parecía una entrada al mundo de tinieblas se abrió debajo de mi, apenas pude escapar de tal trampa de un solo salto y entonces escuche una voz que me llamaba.

-Has estado escapando mucho tiempo, ¿no es así Dark Knight?.- pude ver a una mujer demonio aparecer frente a mí, con un sostén rojo y una pequeña mini falda del mismo color, tenía el cabello largo hasta los hombros de un castaño oscuro y sus ojos eran como el océano.

-¿Quién te crees para interrumpirme así, sabes el grave error que estas cometiendo?

-Que lastima que ya me hayas olvidado querido Syrkei, soy una de las primeras mujeres con las cuales te has acostado en el averno, soy una Alouqua, una de tus prometidas.- es común ver este tipo de seres en el inframundo, se supone que esta chica es parecida a un súcubo vampiro, cansa a sus presas y le absorbe su energía vital hasta matarlas, tuve una vez un ligero encuentro con ella, era de esperarse que no la recordara después de estar con tantas mujeres en el hogar de los condenados, pero quién diría que ella no me olvidaría tan fácilmente. De todas maneras, de alguna forma, ya asqueaba esa vida a la que mi padre me había designado, desde que llegue a este mundo, solo una cosa me ha llamado la atención, y esa era Ángela, no había otra cosa que me motivara más que ella, todo lo estaba haciendo a mi manera pero por su debida influencia, eso lo sabía a la perfección desde que tome esa decisión de revelarme contra mi padre y señor.

-No hacía falta que lo dijeras para que me diera cuenta de que eres una de esas repugnantes criaturas, ¿y qué dices, prometido?, perdona, pero no creo haberme relacionado con una bazofia como tú en algún momento determinado de mi vida y si lo he hecho entonces ahora mismo me arrepiento de eso.

-Con que esos pensares tenemos ahora desde que conociste a esa perra, ¿no es así?, no creas que no sabemos nada de lo que quieres lograr, y yo seré la primera que obtendrá tu cabeza antes que nuestro gobernante, y para este trabajo, no hay seres más indicados para destruirte como mis miles de guerreros, ¡a él!- una oscura niebla comenzó a rodear el oasis al mismo tiempo que a mí de forma rápida y segura, me apresure a tomar el manto entre mis manos, trate de escapar, pero esas tinieblas me impidieron el paso al mismo tiempo que esta crecía unos refulgentes ojos comenzaban a aparecer en esas mismas penumbras, de repente una bola de fuego logro golpear con fuerza a Alouqua arrojándola a las frías arenas, cuando me di cuenta de lo que estaba pasando, vi a Abigor con otro atuendo acorralando a Alouqua a punto de exterminarla.

-¡Por favor, piedad!.- Grito con terror sin siquiera levantarse de su sitio mientras nuevamente Abigor levanto la mano hacia ella para nuevamente atacarla, gracias al golpe de anterioridad los demás seres que habitaban en aquella bruma desaparecieron, Alouqua estaba desprotegida, iba a dejar que Abigor la destruyera pero un instinto parecido a la justicia hizo que pensara que era incorrecto permitir tal acción, entonces me dirigí rápidamente colocándome frente a Alouqua y así impidiéndole a Abigor que se desasiera de ella.

-¡Apártate Syrkei, hay que destruir todos los seres que pongan en peligro tu vida y los que tratan oponerse a tus más fervientes deseos!- así me dijo aun decidido a acabar con la vida de Alouqua, pero yo no iba a permitírselo.

-No me das ordenes Abigor, al contrario.-levante mi mano que contenía el manto de Aamon demostrándole que había cumplido con el trato, Abigor miro la túnica algo inconforme y al mismo tiempo bajo su cabeza hasta terminar por inclinarse ante mí.

-Lo has logrado, justo como lo esperaba de un verdadero líder, mi lealtad, tanto como mi fuerza ahora te pertenecen mi joven amo, y si tanto deseas salvar la vida de esta Alouqua, no tengo otra opción que aceptar tus afanes.- al ver que había logrado mi cometido, pude soltar un suspiro de alivio, pero de pronto sentí algo tibio sobre mi mejilla, ¿un beso?

-¡¿Qué rayos te pasa?!- retrocedí viendo lo que Alouqua había hecho.

-Solo era un beso de agradecimiento, me ayudaste, y ahora estaré de tu parte por eso.-me sonrió sin embargo no le hice caso, estaba ofendido por su hazaña.
Sin darme cuenta, había alguien más ahí, para mi sorpresa Ángela estaba allí, Abigor la había traído consigo, ella se acerco sin siquiera saludarme, parecía de alguna forma triste, ¿Por qué sería?, no recordaba haber hecho algo malo antes de irme del castillo Sir Fon.

-¿Podemos ya irnos?- dijo musitando pareciendo tener vergüenza de estar en aquel lugar con nosotros, Abigor también lo noto, pues me miro y luego dirigió las siguientes palabras para calmar el estado de Ángela.

-Por supuesto, retirémonos por ahora su excelencia, creo que la señorita Ángela necesita descansar.

-Sí, y por favor, no seas tan formal, con que no trates de desafiarme me basta.- entonces nos colocamos los 4 creando un pequeño cuadrado, ya posicionados, desaparecimos en una nube negra que convoco Abigor, llegamos todos a salvo a la mansión, Ángela se disponía a retirarse, pero la retuve tomándola sorpresivamente de su brazo, ella me miro sorprendida y al mismo tiempo nerviosa por unos instantes, luego bajo la mirada ocultando su rostro con sus lacios cabellos, entonces me dirigí a los demás que estaban en la habitación.

-Todo mundo retírese, debo hablar a solas con ella.

-¡Pero…!- manifestó Alouqua tratando de entrometerse en medio de mis anhelos, la mire fijamente sin dejar de sostener a Ángela, le dirigí una mirada fría que le hizo temblar hasta la más pequeña fibra de su alma, ¿Cómo lo sé me dirás?, lo pude sentir, casi palpar o incluso saborear.

-He dicho que se vallan y no volveré a repetir mi orden.

-Vámonos Alouqua, es algo que tienen que arreglar entre ellos.- Abigor llevo casi a rastras consigo a aquella mujer, por fin dejándonos solos, pude entonces en marcha la conversación ya que parecía que Ángela no deseaba comenzarla.

-Ángela, quiero saber qué es lo que te sucede, has estado extraña desde que nos vimos.-ella se zafó de mi agarre y me grito mientras soltaba lágrimas.

-¡No me ocurre nada!- No entendí el porqué estaba tan alterada, pero la tome de los hombros y la hice sentar sobre el sillón blanco preguntándole nuevamente.

-Dime, ¿qué es lo que te aqueja?, pues no es por nada que estas así.- entonces fue ahí que se me ocurrió, ¿estaba celosa de Alouqua, por ese estúpido beso?, si era así, entonces tenía algo que hacerle entender a como dé lugar.

-No estoy llorando, solo se me metió algo en el ojo…-se limpio las lagrimas mientras la observaba temblar en su lugar, estire mis brazos hacia ella y la abrace.

-Lo lamento mucho, pero en realidad yo no tengo nada que ver con aquella chica, no es lo que tú piensas.

-No lo entiendo, ¿Qué no tienes nada que ver con esa chica, por qué te disculpas?

-Sé que estas así por ese beso.- se quedo callada mirándome, al parecer acerté, deje de abrazarla para tomar con ambas manos su cabeza, corrí un poco su fleco con mi nariz y le bese la frente.

-Yo te amo a ti, y solo a ti.- de alguna manera pude decir esas palabras que se me vinieron a la mente, amor, ¿era lo que realmente sentía por ella?, parece que he descubierto algo que creí inexistente.

-Syrkei, ¡pero yo…!- la interrumpí silenciándola al colocar mi dedo en sus labios mientras tenía el placer de contemplar sus mejillas tan llenas de ese rubor, que siempre y que solo me demostraba a mí, quería abrazarla, hacerla mía, quería lograrlo todo en solo una noche, y si me era posible hacer ese momento eterno. Volví a abrazarla calmando así su angustia, pude sentir como se relajaba entre mis brazos, como lentamente, y posiblemente, me entregaba su corazón y paso a paso, conseguía lo que yo estaba deseando, a ella misma.

me encanto kurama-san OwO
estare esperando leer lo que sigue