Ángel Fallen cap10

aqui un nuevo capitulo, recien salido del horno, espero que lo disfruten y que lloren, el siguiente posiblemente sea el ultimo xD, nos vemos TAM >=D

Capitulo 10:
Aquella tierra parecía congelada en el tiempo, creíamos que nunca más se disiparía ese grueso nubarrón, hasta que logro llegar el momento, en donde por fin esté mismo nos mostro a nuestro autentico enemigo. Tenía el cabello blanco atado con una coleta negra a un costado de su cabeza, un arete de color oscuro en cruz boca abajo en su oreja izquierda, una increíble capa rojiza que llegaba hasta sus tobillos, poseía un traje azul marino parecido al que yo siempre he usado durante este tiempo con un cinturón verde alrededor de su cintura, me sorprendió ver como estaba montando mi caballo negro alado, lo que disperso toda duda sobre él, en pocas palabras, sin discusión alguna, ese hombre, era mi padre.

-Nunca te perdonare la falta que has cometido, tu hora a llegado, ordeno a todas mis legiones regresar al abismo de donde provinieron, yo mismo acabare contigo y con todos tus aliados. –así lo ordeno y así lo hicieron, todos los demonios que emergieron de las sombras regresaron a donde deberían estar en un principio. Yo por mi parte, no retrocedí, me mantuve firme ante el rey la oscuridad. Estaba más que listo para enfrentar a la muerte y luchar por lo que yo quería.

-Así que el orgulloso de mi hijo está parado frente a mí una vez más, ¿Qué ocurre?, no piensas agachar la cabeza para salvar tu asquerosa vida.- me dedico una mirada de desprecio, iba a responderle cuando Ángela se entrometió.

-¡Syrkei, no pelees contra él, es demasiado fuerte!- trato de exponerse al peligro pero Kamui logro detenerla siguiendo mis órdenes como se las había dicho de un principio.

-Señorita Ángela, quédese aquí conmigo, no podemos interferir. –alejo a Ángela de nosotros, llevándola a una distancia segura desde donde podrían observar la pelea que se llevaría a cabo.

-Así que esa muchacha, no, es decir, esa escoria, ¡¿es la causa por la cual arriesgas tu vida?! – dio un paso hacia delante aproximándose hacia mí.

-¡Cuidado Syrkei!- de un momento a otro vi a Abigor ponerse frente a mí como protegiéndome de algún peligro, no me di cuenta en ese instante, estaba demasiado enfocado viendo los ojos de mi padre, al bajar mi mirada, pude ver a las espaldas de él como de su cuerpo curvado brotaba sangre que caía manchando el suelo, al mirar bien vi que tenía unas heridas de rasguños en su pecho. Al poco tiempo se desmorono en el suelo inconsciente.

-¡Abigor! –trate de despertarlo pero él no respondía correctamente, su respiración estaba agitada y su temperatura corporal iba en aumento, entonces me di cuenta que por sus venas corría un amenazador veneno que se estaba expandiendo por todo su cuerpo, rápidamente le pedí a Alouqua que estaba con nosotros que atendiera sus heridas y que le diera una solución a su estado, ella acepto inmediatamente, yo por mi parte, estaba pasmado, aun permanecía arrodillado y mire a mi padre con una mueca de entre preocupación y odio, no podía creer que uno de los generales más poderosos había caído de un solo golpe, vi claramente como en su rostro embozaba una sonrisa llena de gozo por haber derrotado tan fácilmente a uno de mis camaradas, ese gesto no lo pude soportar, me puse de pie y apunte mi espada hacia él.

-¡No te permitiré hacer lo que se te venga en gana!, tu oponente soy yo. – levante mi espada sin dudarlo un segundo y solté la misma onda de energía contra mi padre pero él la esquivo con facilidad y antes de que me diera cuenta, arrojo un feroz ataque de bolas de fuego, las cuales casi no logro esquivar sino hubiera sido gracias a la ayuda de Aini quien me protegió usando su cuerpo como escudo.

-¡Idiota, ¿se puede saber que tratas de hacer?, no quiero que ninguno de ustedes interfieran! –lo mire molesto y preocupado a la vez, el me sonrió manteniéndose en pie con el mayor esfuerzo posible, yo fui a su auxilio, nunca había hecho algo así, ¿podría ser que lo considerara aparte de mi aliado mi amigo?, es un sentimiento nuevo y incomodo para mí, pero ignorándolo, lo lleve con los demás para que se quedara allí a salvo, por alguna extraña razón en ese pequeño periodo de tiempo mi padre no nos ataco.
Antes de que dejara a Aini en el suelo el me tomo por los hombros haciendo que acercara mi oreja cerca de sus labios y me dijo las siguientes palabras con las pocas fuerzas que le quedaban.

-Syrkei, escúchame bien y que te quede claro, tienes… algo muy importante por lo cual luchar, puedo ver lo real que es tu sentimiento hacia ella, no te dejes vencer, aun cuando estés al borde, de la muerte.- al terminar de decir esas palabras él se desmayo inevitablemente, cerré mis puños con fuerza y me puse frente a mi padre nuevamente.

-Me alegra saber que nadie más podrá entrometerse en nuestra disputa de padre e hijo. –soltó una maquiavélica risa, comenzando a transformar su apariencia, las almas de miles de espíritus malignos lo comenzaron a envolver transformando su clara apariencia en una temible oscuridad, sus ojos se volvieron escarlata, su sonrisa reflejaba la más horrible de las pesadillas pero yo no mostraba el más mínimo temor, la tierra tembló al escucharse el feroz rugido que soltó al final de su mutación.

-A llegado tu fin…-una gran cantidad de energía demoniaca hacia pesar el ambiente dificultando moverme con libertad, pero aun así ataque. Yo sin esperar más nada hice mi primer movimiento, ágilmente trate de cortarlo con mi espada pero el bloqueaba todos mis ataques con una mano, no me deje sorprender esta vez, pero sin previo aviso, me arrojo lejos de un solo golpe, me puse de pie, mi ropas estaban un poco sucias pero no tenía heridas severas por lo cual volví a la batalla.

-Si atacarte de frente no funciona y tampoco por detrás, entonces, ¡no me dejas opción más que atacarte por todas las direcciones!, yo invoco, las bombas de destrucción.-hice unos rápidos movimientos con mis manos y aparecieron ojos negros abriéndose todos juntos alrededor de mi padre y estos provocaron una enorme explosión, su energía había desaparecido por lo cual suspire con un poco de alivio.

-Al fin ha terminado.

-Yo que tu no me confiaría tanto.-escuche la voz de mi padre detrás de mí, no me dio tiempo de moverme que recibí una gran descarga eléctrica la cual me tiro al suelo semi inconsciente.

-¡Syrkei! – escuche la voz de Ángela y unos pasos agiles acercase a mí, inmediatamente al poco tiempo sentí unas manos suavemente cálidas sobre mis mejillas, ella tomo gentilmente mi cabeza para luego apoyarla en sus rodillas después miro desafiante a mi padre, yo no podía moverme en ese momento, mi cuerpo estaba entumecido por la descarga.

-¡¿Cómo te atreves ángel inferior, crees poder salvar a mi hijo de mi castigo divino?!- escuche la grave voz de mi padre que hacia estremecer todo el planeta entero, pero Ángela parecía no decaer ante sus palabras, ella me abrazo como tratando de defenderme de él.

-¡Yo protegeré a Syrkei y a mis amigos con mi propia vida!- no podía permitir eso, me fui reincorporando sentándome primero en el pasto, luego clave mi espada en este mismo usándola de apoyo para levantarme.

-Sera mejor que te vayas Ángela él es demasiado fuerte para ti.- logre ponerme en pie nuevamente gracias a mis esfuerzos y a las palabras de ella, en definitiva, no permitiría que ella arriesgara su vida si yo estaba ahí para pelear por ella.

-¡Pero no puedo dejarte!

-¡Yo… dije que peleare contra él y lo venceré!- me balancee sobre el nuevamente pero de repente escuche una voz muy dulce provenir de alguna parte la cual detuvo mi acción y intervino en mi pelea.

-Detente ahí Dark Knight – una luz inmediatamente inundo el lugar dispersando las sombras como a los espíritus que mi padre había reunido para su transformación, la luz no solo era pura y segadora, creí que incluso me estaba lastimando, pero en realidad estaba purificando todo lo que esta misma tocaba, todos los demonios se alejaron súbitamente.
Cuando logre observar bien pude divisar una chica de cabello azulado con una larga trenza, tenía un vestido añil parecido al de Ángela solo que no tenia los mismos detalles.
Aterrizo cerca de Ángela y luego dirigió la mirada hacia todos nosotros.

-Soy la hermana de Ángela, juntas vamos a vencer al maligno, ¿estás lista Ángela?- ella miro a su hermana.

-¡claro!-ella se veía feliz de verla, tomo la mano de su tan atesorada hermana y juntas se unieron en una gran y poderosa luz dorada, un poder sorprendente emanaba de esa unión, no me imagine luego lo que vendría después de eso.
Una mujer completamente distinta pero parecida a mi amada salió de entre gran resplandor, no podía creerlo, su cabello ondulado inmenso, su mirada penetrante, sus ojos esmeralda, unos hermosos pendientes de gemas rosados colgaban de sus orejas, un increíble vestido con algunos detalles de las mismas joyas a la altura de su cintura, su atuendo era anaranjado, el último detalle que pude observar era una alhaja en su frente de color carmesí.
Quede impresionado, no, eso sería poco para expresarlo, caí sentado al suelo dejando mi espada a un lado, ella aterrizo casi a la misma vez al suelo mientras observaba como mi padre se estaba reincorporando con su forma anterior mirándola de igual forma con lo que parecía un profundo rencor.

-¿Así que tu eres aquel ser que han creado para deshacerse de mí?, que interesante. Veamos quien gana, ¡la luz o las sombras!- Lanzo un terrible poder demoniaco hacia aquella mujer creada por ambos ángeles, la cual respondió de la misma manera casi a la misma velocidad, sus energías entrechocaron entre ambos y estallaron en una lluvia de pequeñas luces que impresionaron a todos los que estaban presentes, era una escena esplendorosa, estas mismas luces crearon un milagro, el veneno que recorría el cuerpo de mi compañero Abigor fue removido de este mismo que al mismo tiempo se recuperaba de sus heridas de igual forma que mi amigo Aini, el dolor de mi cuerpo también se desvanecía, y al mirar de nuevo pude observar como la pelea continuaba.

-Esto ha llegado a su fin, te enviare al silencio eterno.- ella invoco una gran cruz de piedra con la misma joya que poseía en su frente, el trozo de roca solida se incrusto en el suelo, mi padre se veía en pésimas condiciones, en ningún momento pensé interferir en las ideas de esa mujer, ella prosiguió recitando un conjuro hasta finalizarlo, la figura de piedra absorbió al maligno logrando encerrar en su interior a mi padre.
La noche regreso a su normal estado, como dicen, después de toda tempestad tranquila llega la calma. A pesar de los destrozos, se apreciaba una paz increíble en el ambiente, pero, todo no ha terminado aquí, un ser el cual conocía llego de improviso, era Miguel, otra vez aquí.

-He venido por la líder de la luz, tengo que llevarla de regreso a nuestra tierra. –se disponía a llevársela consigo cuando tome mi espada del suelo y se la acerque al cuello.

-No te la llevaras a ningún lado, ¡regrésame a aquel Ángel al cual amo!- el cerro sus ojos sin perder la calma y los abrió nuevamente observando a la agitada líder como se sentaba en el suelo, parecía que esta estaba perdiendo toda su energía, de a momentos creí haber visto que ella se desvanecía.

-Ella ya ha cumplido su misión, no tiene nada más que hacer en este mundo, por lo tanto, lo último que tiene que hacer es estar al lado de nuestro padre para decirle adiós.

Baje por un momento mi espada con mi mano temblorosa entre abriendo mi boca y abriendo lo más posible mis ojos por sus terribles palabras, mi mirada cambio de un momento a otro remplazándola por aborrecimiento sumado con valor volviendo a sostener con firmeza mi espada hacia su garganta mucho más de cerca que antes.

-¡Mientes, no voy a aceptar semejante estupidez, no la aceptare!-dije a todo pulmón tratando de controlar mis lagrimas que estaban a punto de brotar de mis ojos, una mezcla entre dolor y aversión invadía mi corazón, y me dije a mi mismo, “No puedo permitir esta blasfemia”.