Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio)

por SweeT PrincesS Vie Jul 06, 2012 6:09 am

CAPÍTULOS:

1. El Pasado Siempre Vuelve.
2. Bella.
3. ¿Princesa Real?
4. Rivales.
5. La Venganza De Azalea.

RESUMEN:

¿Se puede amar y odiar a la misma vez?
¿Es real que del amor al odio hay un solo paso y viceversa?
¿Cuál de los dos es vencedor en una guerra de sentimientos y contradicciones?
Una historia repleta de sensaciones intensas y aventuras de todo tipo te hará pensar detenidamente en las respuestas a estas preguntas.
A veces la venganza tiene el dulce sabor de la satisfacción. Pero cuando los planes no salen bien y no llega el resultado esperado, todo se vuelve en contra de uno mismo.
Entonces el sabor es demasiado amargo.
Cuando hay sentimientos de por medio, el golpe es más duro.
No importa cuántas sonrisas se borren. No importa cuántas lágrimas se derramen.
Cuando el amor y el odio colisionan, todo es sufrimiento y dolor.
Para detenerlo, es preferible seguir luchando e intentar ganar en el amor, olvidando así el rencor.
Y solo el perdón es el único consuelo y alivio para un alma errante.
Nunca es tarde para arrepentirse de los errores cometidos.
Como ejemplo de esta historia tenemos a nuestra protagonista: Azalea, Flor del Desierto, una princesa que guiada por el dolor y el pasado, iniciará los planes de venganza contra las personas que tanto la lastimaron.

Capítulo 1:

"El Pasado Siempre Vuelve"

Era de noche y la luz de la luna llena iluminaba el sendero lleno de árboles, flores y piedras.
Pero ella seguía corriendo sin mirar atrás. Sin importarle que iba descalza y que las piedras lastimaban sus delicados pies.
Solo deseaba huir del Diablo y refugiarse en los brazos de su Ángel de la Guarda…solo él podía salvarla de las garras de ese demonio…
Una nube ocultó la luna y el sendero quedó a oscuras.
La joven tropezó y cayó de bruces al suelo, lastimándose así las palmas de sus manos.
Su agitada respiración se aceleró más al oír pasos tras ella.
¡¡Era él!! ¡¡El Diablo iba a atraparla!!
Se incorporó para seguir corriendo pero el sendero se abrió en dos y la joven cayó al vacío.

AZALEA: ¡¡Noooooooo!!
VOZ: ¡Princesa! ¡Princesa, despertad!

La chica despertó y parpadeó al verse en su cama con dosel, dentro de su preciosa y acogedora habitación.
La sirvienta la miraba, preocupada.

SIRVIENTA: Habéis tenido una pesadilla.
AZALEA: Sí, otra más.
SIRVIENTA: ¿Estáis bien?
AZALEA: Claro. ¿Qué hora es?
SIRVIENTA: Las siete en punto, Alteza.
AZALEA: Hoy toca clase de piano, ¿cierto?
SIRVIENTA: Así es.
AZALEA: Primero quiero ponerme muy bella.
SIRVIENTA: Ya lo sois, Alteza.
AZALEA: Lo sé. Prepárame el baño matutino con pétalos de flor de melocotón en el agua.

La criada hizo una reverencia y salió de la estancia.
La princesa de Ciudad Krystán, llamada Azalea, se levantó para mirarse al espejo. Y se enojó al ver asomar unas sombras bajo sus hermosos ojos: ojeras.

AZALEA: Y todo por culpa de mis pesadillas.

Tras darse un relajante baño perfumado, Azalea se puso un hermoso vestido de princesa real rosado, y bajó al salón para desayunar con sus padres, los reyes de Krystán.

AZALEA: Buenos días.
REINA: Estás preciosa.
REY: ¿Dormiste bien?
AZALEA: Sí. Solo que…

No. Mejor no diría nada de sus pesadillas. Jamás mostraba sus temores ante nadie. ¿Por qué hacerlo ahora?
Se sentó en la mesa y desayunó en silencio con sus padres.
Poco después, fue a la sala de música, dónde la esperaba su guapo profesor de piano, el cual le hizo una reverencia y le indicó el banquito situado frente al piano.
Azalea le sonrió con dulzura y se sentó para iniciar su clase de música.
Una hora más tarde, el profesor aplaudió.

PROFESOR: Habéis mejorado mucho, Alteza.
AZALEA: Gracias a usted, profesor.
PROFESOR: Con unas semanas más de práctica, podréis demostrar vuestro talento en el día de vuestro cumpleaños.
AZALEA: Espero que así sea.
PROFESOR: Lo será. Podéis descansar unos minutos antes de iniciar la segunda hora de clase.
AZALEA: Está bien.
PROFESOR: Iré a por un té.

El joven y apuesto profesor salió de la sala.
Azalea salió a la terraza y vio que su mascota llegaba volando con un libro en sus bracitos.

AZALEA: ¿De nuevo en la biblioteca?
KUPÓ: Sí, kupó. He encontrado un libro muy interesante, kupó.
AZALEA: ¿De qué trata?
KUPÓ: De los significados de los sueños, de las pesadillas y de las visiones, kupó.
AZALEA: Eres mi salvación, Kupó.
KUPÓ: Y tú mi princesa favorita, kupó.

La princesa le dio un beso en la cabeza y cogió el libro para hojearlo.
La verdad era que Azalea anhelaba hallar un significado a sus pesadillas para así luego encontrar una solución y detenerlas.
Todo esto venía por culpa de su infancia y por aquel estúpido niño que le hizo media vida imposible.
Siempre la había seguido para fastidiarla y atemorizarla con sus amenazas.
Y es que Azalea había sido una niña muy delgada, pálida y de rostro pecoso.
Y ese niño, príncipe de Ciudad Kan-is-Tra, llamado Falon, siempre se había burlado de ella y la había asustado con sus historias de monstruos.
Todavía recordaba la última imagen de Falon…fue 6 años atrás, cuando en el cumpleaños de la hermana de él, llamada Tedra, Falon había agarrado del brazo a Azalea para llevarla al jardín cuando ya era de noche, y la había obligado a escuchar otra de sus historias de monstruos.
Llorando, Azalea le había gritado: “¡¿Por qué me haces esto a mí?!”
Y Falon le había respondido: “Eres una niña malcriada que sobra en este mundo. Cuando yo regrese de mi viaje de estudios, te secuestraré y te llevaré conmigo al mundo de los monstruos”.
Todo eso fue lo que causó el inicio de las pesadillas de la princesa.
Oyó que se abría la puerta y entraba su guapo profesor de piano.

PROFESOR: ¿Seguimos?
AZALEA: Sí.
Sonrió.

Hoy tenía 16 años, y era la chica más hermosa de Ciudad Krystán. Su belleza eclipsaba a cualquier hombre de cualquier edad.
No tenía rivales. Azalea era princesa, rica y bella. Lo tenía todo.
Y ni Falon ni nadie le arrebataría su felicidad.
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Era de noche y la luna llena apenas iluminaba el sendero lleno de árboles, flores y piedras.
Pero ella seguía corriendo sin mirar atrás. Sin importarle que iba descalza y que las piedras lastimaban sus delicados pies.
Esta escena volvía a repetirse.
Ahora la nube ocultaría a la luna y todo quedaría a oscuras.
Entonces ella tropezaría y…
La joven chocó con un muro y unos tentáculos sólidos la aprisionaron contra esa pared de piedra.
Vio brillar una sonrisa y supo que no era un muro, sino un hombre.
No podía verle la cara ya que la oscuridad se cernía sobre sus cabezas.

AZALEA: ¿Quién eres?
VOZ: Tu peor pesadilla…
AZALEA: Suéltame. Me haces daño.
VOZ: Una vez dije que te llevaría conmigo al mundo de los monstruos.

La princesa se puso tensa al saber que era el Diablo. ¡Estaba entre los brazos de su enemigo!
Intentó soltarse pero fue en vano.
La fuerza del demonio era superior a la de cualquier humano.

VOZ: Ha llegado la hora.
AZALEA: ¡¡Nooooo!!
KUPÓ: ¡Azalea, despierta!

La chica pataleaba y gritaba en la cama, enredándose cada vez más con las sabanas.
Y su mascota ya no sabía qué hacer para despertarla.
Esas pesadillas la estaban bloqueando y se alargaban sobremanera.
Al fin, Azalea cayó al suelo y el golpe la despertó en un segundo.
Miró a su alrededor, asustada y con la respiración agitada.
Su mascota voló a su alrededor.

KUPÓ: Tranquila. Era una pesadilla, kupó.
AZALEA: Estoy…harta…
KUPÓ: Hay que hallar una solución cuanto antes, kupó.
AZALEA: No asistiré a clase de baile. Necesito estar aquí encerrada y sola para leer el libro que trajiste.
KUPÓ: Tu madre pondrá el grito en el cielo, kupó.
AZALEA: Le diré que estoy indispuesta.
KUPÓ: Eres buena convenciendo a todo el mundo, kupó.
AZALEA: Menos a ti.
KUPÓ: Menos a mí. Me alegro por ello, kupó.
AZALEA: Gracias.

Después de un baño perfumado y de ponerse más bella de lo que ya era, Azalea decidió sentarse en la terraza de su habitación, dónde el sol entibiaba su piel y la tranquilidad la rodeaba.
Había decidido saltarse la clase de baile para poder dedicarse al libro de interpretación de sueños.
Lo hojeó durante cuarenta minutos y no encontró nada que la pudiera ayudar con sus pesadillas.
La puerta se abrió y entró su madre.
De inmediato, Azalea guardó el libro tras su espalda.

REINA: Tu profesora de baile me ha dicho que no has asistido a su clase.
AZALEA: No me siento muy bien.
REINA: ¿Qué tienes?
AZALEA: Me duele la cabeza. Pero prometo no saltarme ninguna clase más.
REINA: Eso espero. Ya conoces a tu padre.
AZALEA: Sí, mamá.

La reina salió de la estancia y la princesa suspiró, sonriendo.
Siempre conseguía lo que quería. Sabía dominar muy bien a su madre. Pero a su padre costaba dominarlo un poco más.
Cansada de leer y leer sin hallar la respuesta que anhelaba, escondió el libro bajo la almohada y salió a la terraza de nuevo.
Estaba tan aburrida permaneciendo dentro del castillo. Y es que sus padres no le permitían salir por la ciudad ni aunque fuera escoltada por cien soldados.
Todavía era menor de edad y debía cumplir las normas del reino.
Azalea era refinada, delicada y educada, pero en lo más profundo de su interior, habitaba un anhelo insatisfecho: el deseo de la aventura.
Siempre había soñado con cabalgar sobre un caballo y perderse por los bosques que rodeaban la ciudad.
Conocer lugares secretos que nadie sabía. Conocer a más gente, más cosas.
Por desgracia, solo conocía a los príncipes Falon y Tedra, y al hijo del emperador de Ciudad Ba-Tarah, llamado Dalden.
Y los tres le caían mal. Dalden era un chico demasiado hiperactivo y molestoso. Tedra era una engreída y lengua larga. Y Falon…ese demonio… ¡Lo odiaba!
Azalea quería tener amigos de verdad. Pero tenía claro que no podía mezclarse con gente de la baja sociedad, o su reputación quedaría por los suelos y avergonzaría a sus padres.
Por suerte y consuelo, tenía a su fiel amigo Kupó, que aunque no fuera humano era lo mejor que tenía.
Hablando de Kupó, por ahí llegaba volando con sus diminutas alas.

AZALEA: ¿Dónde has estado?
KUPÓ: Visitando a Mog. Está enferma, kupó.
AZALEA: Oh, vaya. Espero que se recupere pronto.
KUPÓ: Lo dudo, kupó. Necesito encontrar las plantas medicinales, kupó.
AZALEA: ¿Y dónde se encuentran?
KUPÓ: En alguna tienda de hierbas naturales, kupó. O en algún bosque.
AZALEA: Si pudiera salir de aquí, iríamos a por esas plantas.
KUPÓ: No te preocupes. Las conseguiré, kupó. ¿Y tú cómo vas con el libro, kupó?
AZALEA: Mal. La verdad es que…

Por la entrada del reino, vieron aparecer un mensajero sobre un caballo.
¿Qué mensaje traería?
Azalea decidió bajar al salón y se mantuvo en el arco de la puerta, viendo cómo el mensajero le hacía una reverencia al rey.

MENSAJERO: Majestad, os vengo a decir que los reyes de Ciudad Kan-is-Tra os visitarán mañana.

La princesa se puso tensa, pálida y nerviosa.
Eso no podía ser verdad…sus pesadillas iban a hacerse realidad…
Respiró hondo e intentó calmarse. Quizá solo vendrían los reyes y…

MENSAJERO: Vendrán acompañados por los príncipes Falon y Tedra.

El mundo cayó sobre Azalea.
De pronto comenzó a sentirse mal.
Retrocedió lentamente, sin apartar la mirada del mensajero, el cual hizo otra reverencia y se marchó.
Al darse la vuelta, el rey vio a su hija, pálida y temblorosa.

REY: ¿Estás bien?
AZALEA: Yo…

Decidió irse hacia su habitación y al llegar, cerró la puerta con cerrojo, y se apoyó en ella.
Se tocó el pecho para sentir su desbocado corazón.
El Diablo llegaría en 24 horas, la vería y entonces la atraparía.
¡¡La llevaría al mundo de los monstruos!!
Vio a su mascota dormida en su cama y se acercó para tomarlo entre sus brazos y apretarlo contra su pecho, despertándolo así.

KUPÓ: ¿Qué…? ¿Quién…? ¿Qué ocurre?
AZALEA: ¡Oh, Kupó! ¡Me quiero morir!
KUPÓ: ¿Por qué dices eso, kupó?
AZALEA: El Diablo va a venir aquí.
KUPÓ: ¿Qué?
AZALEA: Tengo que convencer a mi madre para que nos vayamos a la mansión de la costa. Sí, eso haré.

Volvió a dejar a Kupó sobre la cama y salió de la estancia.
Buscó a su madre por todo el castillo hasta encontrarla en la sala de la costura.
Las doncellas y la reina se voltearon al verla entrar con tanta prisa.
Azalea se arrodilló frente a su madre, preocupándola así.

AZALEA: Mamá, por favor…
REINA: ¿Qué ocurre?
AZALEA: Vayamos a la mansión de la costa.
REINA: ¿Qué?
AZALEA: Creo que estoy enferma y necesito tranquilidad.
REINA: Pero…
AZALEA: Y aquí en el castillo no tengo paz. Entre las clases de música, baile y literatura me estoy enfermando más.
REINA: Hija, no podemos irnos. Los reyes de Kan-is-Tra y sus hijos llegan mañana.
AZALEA: Que se ocupe papá de ellos. Tú y yo podemos irnos a la mansión.
REINA: Tu padre no lo consentirá.
AZALEA: Habla con él. Es más importante mi salud.
REINA: Veré qué puedo hacer.
AZALEA: Gracias.

La princesa pasó el resto del día metida en su habitación.
Al anochecer, tampoco bajó a cenar. Y eso preocupó a sus padres. La reina decidió visitarla a su habitación.
La vio sentada al lado del ventanal.

REINA: ¿Cómo sigues?
AZALEA: Mal.
REINA: Tu padre no quiere que nos vayamos. Dijo que se conforma con que salgas a recibir a la Familia Real de Kan-is-Tra y luego regresas a tu habitación.
AZALEA: No lo haré.
REINA: Azalea…
AZALEA: No, mamá. No quiero salir a recibirlos con mi cara de enferma.
REINA: Pero si estás hermosa. No parece que estés malita.
AZALEA: De todos modos no bajaré.
REINA: Creo que te gusta pelear con tu padre.
AZALEA: Pelearé si es necesario. Pero no recibiré a nadie.

La reina suspiró y se fue.
Azalea se acostó en su cama y se cubrió entera con la sabana.
Sentía una presión en el pecho. Comenzaba a dolerle el estómago. Quizá se estaba enfermando de verdad.
No soportaría un enfrentamiento con su padre. Pero mucho menos soportaría encontrarse cara a cara con el causante de sus pesadillas.
Tenía que idear un plan para evitar ver al Diablo en persona.
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Los reyes de Krystán salieron a recibir a los reyes de Kan-is-Tra, los cuales bajaron de su carroza real, seguidos por sus dos hijos y por un séquito de soldados.
Tras los saludos corteses, fueron llevados al salón para ofrecerles el desayuno de bienvenida.

REY KRYSTÁN: Por todos los dioses… ¡Como han crecido tus hijos!
REY KAN-IS-TRA: Han pasado 6 años, viejo amigo. ¿De qué te sorprendes?
REY KRYSTÁN: Cierto. Estos niños de hoy en día crecen tan rápido…
REINA KRYSTÁN: Estás tan hermosa, Tedra.
TEDRA: Gracias.
REY KRYSTÁN: Como su madre.
REINA KAN-IS-TRA: Oh, ella lo es más. Por cierto, ¿dónde está la pequeña Azalea?
REINA KRYSTÁN: Bueno…mi hija lleva dos días enferma. Debe seguir dormida ya que anoche apenas durmió.
REY KRYSTÁN: Disculpad su ausencia. Bajará para la comida.
REINA KAN-IS-TRA: Pobrecita. Se enferma tan rápido esa jovencita…
REY KAN-IS-TRA: Es que siempre ha sido tan delgada y pequeña…

El príncipe Falon y la princesa Tedra se miraron de reojo y sonrieron, apartándose de los demás para hablar entre ellos dos.

FALON: ¿Crees que esté enferma de verdad?
TEDRA: ¡Claro que no! ¿Acaso no recuerdas lo flacucha y fea que era? ¡Le dará vergüenza mostrarse! ¡Ja, ja, ja, ja!
FALON: Quizá sigue teniéndome miedo. Le hice la vida imposible por mucho tiempo.
TEDRA: Se lo merecía, por malcriada y peleona. ¿A quién se le ocurre ser fea y engreída a la vez?
FALON: Debe de estar temblando del miedo. ¡Ja, ja, ja, ja!
TEDRA: Pobre mocosa. ¡Ja, ja, ja!
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Kupó volaba alrededor de una adormilada Azalea, la cual no quería levantarse de la cama.

KUPÓ: ¡Por favor, Azalea! ¡Debes bajar para la comida o tu madre subirá a buscarte, kupó!
AZALEA: Mmmm… (-_-) zzz
KUPÓ: ¡Despierta ya, kupó!
AZALEA: Vete…tengo mucho sueño…
KUPÓ: Ya es más de medio día, kupó.
AZALEA: Has sido testigo de mis pesadillas. Las he tenido más que nunca durante toda la noche.
KUPÓ: Lo sé, pero si no te levantas, tu padre será la peor pesadilla de todas, kupó.
AZALEA: Está puesto el cerrojo.
KUPÓ: Derribará la puerta, kupó.
AZALEA: No me importa.
KUPÓ: ¡Haz lo que quieras! ¡Yo ya te lo advertí!

Ofuscado, salió volando por la terraza abierta.
Así que la princesa continuó durmiendo un rato más hasta que alguien tocó a la puerta, pero ella no abrió. Oyó una voz alterada, pero ella siguió durmiendo.
Ya al atardecer, al fin Azalea despertó y miró a su alrededor.
Se sorprendió al ver la puerta desmontada y una sirvienta observándola.

AZALEA: ¿Quién ha roto mi puerta?
SIRVIENTA: El mismo rey ordenó quitarla, Alteza.
AZALEA: Bueno, Kupó ya me lo advirtió. Prepárame el baño.
SIRVIENTA: No puedo, princesa.
AZALEA: ¿Cómo que no puedes? Te he dado una orden.
SIRVIENTA: Vuestro padre ha ordenado a todo el castillo que no se obedezcan vuestras órdenes.

Azalea se puso tensa y decidió levantarse de la cama.
Esto no pintaba nada bien. Pero necesitaba urgentemente darse un baño. Y ella no sabía prepararlo. Tenía hambre y no sabía cocinar. Quería ponerse bella pero no sabía hacerse lindos peinados. ¡No sabía hacer nada!
Es que era una princesa. Y las princesas estaban para dar órdenes y para ser atendidas.
Se rascó la cabeza, sintiéndose agobiada. ¿Qué podía hacer?
Vio que la sirvienta se retorcía las manos con nerviosismo.

SIRVIENTA: Quisiera tanto…poder atenderos…lo siento mucho, Alteza.
AZALEA: No te preocupes. Puedes retirarte.

La sirvienta se fue sin pensarlo dos veces.
Azalea se asomó a la terraza y todavía seguía ahí la carroza real de los reyes de Kan-is-Tra.
Solo pensar en ellos ya se le hacía un nudo en la boca del estómago.
Al volver a entrar en la estancia, vio a su padre postrado en la entrada, mirándola con furia contenida.

REY: Al fin despiertas.
AZALEA: ¿Por qué…quitaste la puerta?
REY: ¿Y me preguntas por qué? Llevo desde esta mañana esperándote. Y no te ha dado la gana bajar.
AZALEA: Estoy enferma.
REY: No tanto como para estar fuera de la cama y asomada a la terraza. Y para colmo, he tocado mil veces a tu puerta. Y las mil veces me has ignorado. Y ya que no respondías a mis gritos, me asusté. Pensé que te había sucedido algo y por eso quité la maldita puerta. Así que ahora que ya estás mejor, te espero para la hora de la cena.

Dicho eso, se fue.
Azalea se sentó sobre la cama y se cruzó de brazos.
Obviamente no pensaba bajar, así que tenía que idear un plan para esconderse hasta que el Diablo se fuera de su castillo.
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El salón de baile ya estaba lleno de invitados importantes. La cena ya estaba servida. Y la princesa no se dignaba a bajar.
El rey ya estaba de los nervios. Y la reina se sentía fastidiada.
Por otro lado, Falon y Tedra estaban sentados en la mesa, hablando en voz baja.

TEDRA: Al parecer, Azalea no ha cambiado nada. Sigue siendo igual de malcriada.
FALON: Ya lo veo.
TEDRA: Será que todavía es tan fea que ni ella misma lo soporta. Quizá sea
más fea que antes.
FALON: Quién sabe. ¿Por qué no damos un paseo por los jardines?
TEDRA: Claro.

Salieron del castillo y caminaron por el jardín principal mientras
conversaban sobre el pasado en ese reino.
La noche era agradable y cálida.
Ciudad Krystán era un lugar de mucho movimiento y ajetreo, pero aquí reinaba la más absoluta paz.
De pronto, vieron luz en una de las ventanas de la segunda planta.
A continuación, vieron a un encapuchado salir por dicha ventana e intentaba bajar por el muro de piedra.

TEDRA: Es un ladrón.
FALON: Antes de conseguir huir, primero se romperá el cuello.
TEDRA: Avisemos a los soldados.
FALON: No será necesario. Ese ladrón es tan diminuto que lo cazaré con mis propias manos. Espérame aquí.

Azalea hacía un gran esfuerzo por no mirar al vacío.
Bajar desde una segunda planta por un muro de piedra y con esa capa y capucha puestas era algo muy peligroso.
Pero valía la pena arriesgarse ya que no deseaba ver cara a cara al Diablo.
¿Dónde se había metido Kupó? Lo necesitaba tanto…
Su pie resbaló y estuvo a punto de gritar y caer. Pero no gritó. Y tampoco cayó.
Logró sujetarse lo suficiente para serenarse y seguir descendiendo con lentitud.
No sabía dónde esconderse…pero confiaba en que hallaría algún lugar.
Se ocultaría durante los días que fueran necesarios con tal de evitar un encuentro con ese demonio de Falon.
De pronto, oyó un ruido provenir del jardín. Fue un crujir de hierba muy cercano. Había alguien. Y quizá la estaba observando huir. ¡Todo le salía mal!
Respiró hondo y siguió descendiendo hasta llegar al fin sobre tierra firme.
Contó hasta tres y salió corriendo hacia el sendero más oscuro que vio.
Pero pudo oír que alguien la seguía.
¡¡Oh, no, no, no!! ¡¡Eso no podía ser posible!!
Tropezó y cayó de bruces al suelo.
Se volteó y vio que se acercaba una gran sombra hacia ella.

AZALEA: Oh, Dios…no puede ser…

Era él…esta escena…era la misma escena de sus pesadillas…
Tanto que había estado evitando este momento…y ahora el destino se lo presentaba sin compasión.
Se levantó y volvió a salir corriendo sin mirar atrás.
Los jardines de su reino eran inmensos. Y no todos estaban iluminados, así que apenas veía dónde pisaba.
De todos modos siguió corriendo hasta que la capucha cayó sobre sus ojos y le cortó la visibilidad.
Pronto chocó con un muro y unos tentáculos la atraparon.
No. No eran tentáculos. Eran brazos. Y muy fuertes.
La apretaban contra un pecho caliente y duro.

FALON: ¡¡Ladronzuelo!! ¡Tan pequeño y robando!

¿Ladronzuelo? ¿Y esa voz de quién era?
Intentó soltarse pero no pudo. Del mismo modo que ocurría en sus pesadillas.
Falon apretó a ese ladrón con más fuerza contra su pecho para que no huyera.
El olor de ese jovencito era a flores. No pertenecía a la clase de perfume que usaban los bandidos.

FALON: ¿Quién eres? ¿Por qué robas?
AZALEA: Yo no estoy robando.
FALON: Por tu voz diría que eres pequeño aún. Pero muy ágil. ¿Cómo has logrado entrar aquí habiendo tantos guardias vigilando el castillo?
AZALEA: Suéltame. Me haces daño.
FALON: Te soltaré solo cuando devuelvas todo lo que tienes ahí escondido.

Antes de que ella pudiera protestar, Falon comenzó a tocarla por todas partes, en busca de objetos robados.
De inmediato, Azalea gritó y le dio una bofetada tan fuerte que resonó en el eco de la noche.
Enfadado, el chico le arrancó la capucha y quedaron liberados los suaves y largos cabellos de ese supuesto ladrón.
Entonces, la luna volvió a iluminar y ellos dos pudieron mirarse a la cara.
Tanto él y como ella quedaron paralizados de la sorpresa, mirándose sin parpadear.
Él jamás había visto a una doncella tan hermosa…
Y la tenía tan cerca…entre sus brazos…podía aspirar su aroma a flores…sentir su acelerado corazón contra su pecho…
Por todos los dioses…que mujer tan bella…

FALON: ¿De dónde eres?

Azalea no podía hablar ni moverse.
Había quedado atrapada por esos profundos ojos que la miraban con adoración.
Ese no era el Diablo. No podía serlo.
El Diablo era maligno, y ese chico le estaba acariciando la mejilla con exquisita suavidad.
El Diablo debería sonreír con maldad. Pero ese chico no sonreía, solo la miraba fijamente.
El Diablo debería estar amenazándola…y no acercándose para besarla…
Sus labios se unieron como con magia impulsiva.
Solo fue un roce suave y ligero, pero que logró despertar extrañas sensaciones en los dos.
Las manos de Falon se cerraron en torno al rostro de la joven para intentar profundizar el beso, pero unos pasos lo alertaron y se apartó de ella.

TEDRA: ¿Falon? ¿Estás ahí?

¿Falon?
Azalea abrió los ojos de par en par y comenzó a temblar.
Quería gritar pero no le salía la voz. Quería moverse pero estaba paralizada.
Y Falon no quería soltarla. No deseaba perder el contacto físico con esa belleza.
Anhelaba besarla de nuevo, pero ella parecía muy asustada.
Quizá era una sirvienta que había intentado huir de sus responsabilidades en el castillo.

TEDRA: Falon, ¿estás por aquí?
FALON: Sí, ya voy.
TEDRA: ¿Has podido cazar al ladrón? Está todo oscuro.

En ese momento, él sonrió. Y Azalea se sintió desfallecer.
Esa sonrisa…era la misma que la del Diablo de sus pesadillas.
Los ojos se le llenaron de lágrimas y entonces fue Falon quién se sintió perdido.

FALON: No temas. Nadie te expulsará del reino. No perderás tu trabajo.
TEDRA: Falon, responde.
FALON: Ya voy.
TEDRA: No veo nada. ¿Dónde estás?
FALON: Espérame en el castillo, Tedra. Voy enseguida.
TEDRA: No demores.

Los pasos se alejaron. Volvió el silencio.
Falon y Azalea quedaron a solas de nuevo.
Él volvió a abrazarla contra su pecho. Y ella se puso más tensa, pues no deseaba seguir en contacto con su enemigo, el cual le había hecho la vida imposible durante muchos años. El cual se había burlado de su aspecto físico en la infancia.
Falon era el causante de sus pesadillas y el culpable de su mala suerte.

AZALEA: Suéltame.
FALON: Espera…dime tu nombre…
AZALEA: Por favor…
FALON: Por favor.

Ella estaba a punto de romper a llorar, así que con un suspiro de resignación, Falon la soltó, y la chica pudo escapar y perderse en la oscuridad.
Por primera vez en mucho tiempo, él se sintió completamente vacío.
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TO BE CONTINUED...

por **Katherina Kusanovic** Vie Jul 06, 2012 10:00 am

Ahh!!! Que romanticoso!!! Más mononis :3
falon y azalea lovelovelovelovelovelovelove jajajaja
aish ya quiero la contii!!! Me re entusiasmo!!! Ensima escribes re super jajaja
besos!

por SweeT PrincesS Sáb Jul 07, 2012 6:27 am

Muchas gracias por leerlo!
me alegro de que te haya gustado
Pronto escribiré el segundo capítulo y te aseguro que a medida que vayas leyendo...te irás enganchando xD
Besitos!!

por **jessie ichinose** Mar Jul 10, 2012 6:55 pm

aww ke lindo <3
muy romantiko *w*
me gusto muxo *o*

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