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Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 16
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Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 16
"Desnúdame El Alma"
PARTE 2
Desde que Cerith se había marchado a saber dónde para realizar las pruebas como Cazadora de Bestias, Tedra se sentía bastante sola.
Y para peor, no podía ir al castillo de Azalea para pelear con ella, ya que la muy estúpida estaba desaparecida.
Mejor así.
Todavía quedaban dos días para que Cerith reanudase los estudios en Aion.
¿Pero regresaría a tiempo de ese misterioso viaje?
Estaba tan aburrida sin ella…
¿Qué podía hacer para matar el tiempo?
Sin darse cuenta, empezó a pensar en el capitán Shaner.
¿Cómo estaría él? ¿Cómo le irían las cosas? ¿La estaría echando de menos?
¡Oh, claro que no!
El muy zoquete debía estar muy feliz por haberse librado de ella.
Gruñó y se dirigió a la sala del té, donde se encontraba su madre.
MADRE: Hola, hija.
TEDRA: Estoy aburrida.
MADRE: Eso suele pasar cuando no estás acostumbrada a la soledad.
TEDRA: Ya veo.
MADRE: ¿Tienes noticias de Cerith?
TEDRA: No. Prometió estar en contacto conmigo. Pero ya ves… Nada de nada.
MADRE: Dale tiempo, cariño.
TEDRA: Ella tiene todo el tiempo del mundo. Debe estar bien entretenida. Pero mírame a mí. ¿Qué podría hacer yo?
MADRE: ¿Una fiesta?
TEDRA: Mmmm…
MADRE: Podrías invitar a tus demás amigas. ¿Cuánto hace que no las ves?
TEDRA: Cierto…
Entonces se le ocurrió algo y sonrió de oreja a oreja.
Ordenó a los criados que preparasen las invitaciones para mañana mismo.
TEDRA: Me apetece salir de compras. ¿Me acompañas, mamá?
MADRE: Por supuesto.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------
Azalea llegó a su reino y se le formó un nudo en el pecho.
Sentía fuerzas para enfrentarse a su padre, pero deseaba ver primero a su madre.
Se quitó el vendaje de la cabeza para no preocuparla, preguntó por ella a una sirvienta y se dirigió a la habitación de sus padres.
Al entrar, la vio sentada en el alféizar de la ventana, con la mirada perdida y brillante por las lágrimas.
AZALEA: Mamá…
Al girarse y ver a su hija en la puerta, la reina corrió a abrazarla y rompió a llorar.
MADRE: Oh, Azalea… ¿Dónde has estado? ¿Por qué has hecho esto?
AZALEA: Lo siento, mamá. Fue un impulso. Pero estoy bien.
MADRE: No vuelvas a huir así.
AZALEA: No lo haré. Te quiero.
MADRE: Y yo a ti, mi cielo.
Se abrazaron durante largos segundos hasta terminar sentadas en la gran cama, tomadas de las manos.
AZALEA: ¿Qué ha pasado en mi ausencia?
MADRE: Nada. Todavía no he hablado con tu padre. No puedo. Estoy tan dolida…
AZALEA: Entiendo.
MADRE: Sé que le perdoné la infidelidad. Sé que acepté el hecho de que tuvo una hija con su amante. Pero haberla conocido…haberla tenido aquí, en mi propio hogar…
AZALEA: No te preocupes, mamá. Zannaleah no volverá a pisar este reino.
MADRE: Sí. Ya me encargué de eso.
AZALEA: ¿Dónde está papá?
MADRE: Fue a buscar a Falon para enfrentarse a él.
AZALEA: ¿Qué? ¿Está loco?
MADRE: Loco, no. Pero sí furioso con él, pues te llevó lejos de aquí a pesar de todo lo que te hizo.
AZALEA: ¿Qué carajos os contó ese tonto de Dalden?
MADRE: No lo sé, mi cielo. Eso lo habló con tu padre. Yo solo sé que te lastimó. ¿Es eso cierto?
Azalea agachó el rostro y le contó todo sobre sus planes de venganza contra él y el resultado de terminar enamorada y abandonada.
Su madre volvió a abrazarla.
MADRE: Oh, hija mía… El odio es veneno para el alma.
AZALEA: Lo sé. Pero eso ya no importa.
MADRE: Claro que importa. Todavía lo amas.
AZALEA: Déjalo, mamá. ¿Dónde está Challen? No lo vi aquí.
La expresión de la reina se tornó fria y distante, por lo que su hija se preocupó.
AZALEA: ¿Qué pasa?
MADRE: Challen ya no vive aquí.
AZALEA: ¿Qué?
MADRE: Le dije que escogiera entre tú y esa Zannaleah.
AZALEA: Y…la escogió…a ella.
MADRE: No lo sé. Pero si ya no está aquí, quizá…
Azalea sintió que se le agujereaba el corazón al saber que su caballero…su ángel de la guarda…su mejor amigo…la había abandonado por su prometida.
Una prometida que no merecía la compasión de nadie.
Besó la mejilla de su madre y se dirigió a la puerta.
MADRE: ¿Adónde vas?
AZALEA: A buscar lo que me pertenece.
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Saber que Azalea había vuelto a irse sola hizo que Falon se enfureciera y cogiera un caballo para ir a buscarla al reino de Krystán.
¿Pero a buscarla para qué? ¿Para verla de nuevo?
No, maldita sea.
Para comprobar si había llegado sana y salva.
En cuanto llegó al castillo de Krystán, saltó de su caballo y cruzó el jardín principal para encontrarse a la reina postrada en la entrada, mirándolo con desconfianza pero sabiendo a qué había venido.
REINA: Azalea no está aquí.
FALON: Entonces… ¿No ha llegado?
REINA: Sí, pero se fue de nuevo.
FALON: ¿Adónde?
REINA: Eso ya no debe importarte, Falon.
Ver a esa reina que tanto apreciaba mirándolo y hablándole con resentimiento le conmovió el alma.
FALON: Siento mucho que usted…
REINA: No lo sientas. Sé muy bien que mi hija actuó mal para contigo, pero lo hizo movida por el odio.
FALON: Majestad…
REINA: No debes condenarla para siempre. Ella te sigue amando.
FALON: Ese tema ya es pasado.
REINA: ¿Y tú? ¿Todavía la amas?
FALON: Tengo que irme.
REINA: ¿Y tú, Falon?
FALON: Cuídese mucho, Majestad.
Dio media vuelta y se encaminó hacia su caballo para irse, pero no sin antes escuchar las últimas palabras de la mujer…
REINA: Huir es de cobardes. Y con tu huida demuestras que también la amas. Por mucho que escapes del amor, él te seguirá allá a donde vayas.
A medio camino, Falon vio llegar al rey junto a Dalden y a un séquito de soldados.
En cuanto el rey lo vio ahí, se acercó a él y le asestó un fuerte puño en la cara.
Era el segundo golpe que el padre de Azalea le propinaba, así que lo miró con rabia.
REY: Maldito cretino. ¿Dónde está mi hija?
FALON: Que se lo explique su esposa.
Quiso irse, pero el rey lo cogió del cuello de la camisa y lo zarandeó con furia, ante la malvada sonrisa de Dalden.
REY: Tienes que pagar por el daño que le causaste. Por haberle arrebatado la pureza y por haberla abandonado.
FALON: No pagaré por algo que ella misma se buscó.
REY: ¡Maldito seas!
Lo empujó con fuerza y sacó su espada para ponerle la afilada punta en el pecho.
Pero Falon ni se inmutó, más lo miró con desafío.
REY: Siempre te he querido como a un hijo, Falon. Pero haberle causado dolor y lágrimas a mi hija es algo que jamás te perdonaré.
FALON: ¿Y qué me dice de usted? ¿Llegará ella a perdonarlo algún día? Recuerde que también le ha causado dolor y lágrimas con sus engaños.
Dalden dio un paso al frente y miró a su enemigo con desafío.
DALDEN: ¿Cómo gozas hablarle así al rey?
FALON: No te metas en esto, Dalden.
DALDEN: Siempre estaré metido en todo lo relacionado con Azalea. Ahora dinos dónde está.
FALON: No tengo nada más que decir.
Esquivó la espada del rey y siguió su camino sin miedo a que lo atacasen por la espalda.
Dalden apretó los puños al ver que el rey no haría nada por detenerlo.
DALDEN: ¿Lo dejáis marchar así sin más?
REY: Muy pronto encontrará su propio castigo.
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Azalea golpeó la puerta del hogar de Challen y ésta no tardó en abrirse, asomando el padre del caballero.
AZALEA: Hola, señor.
HOMBRE: ¡Alteza! Pasad, pasad.
AZALEA: No. Solo he venido a buscar a su hijo.
HOMBRE: Está preparando la comida. ¿Por qué no os quedáis a comer?
AZALEA: Gracias pero será en otra ocasión. Challen debe volver a su trabajo.
HOMBRE: Oh, está bien. Ahora le aviso.
Segundos después, Challen apareció en la entrada, y al ver a su princesa, no pudo evitar abrazarla, pero ella lo apartó y lo miró con mucha seriedad, preocupándolo así.
CHALLEN: ¿Sucede algo, Alteza?
AZALEA: Dime que no es verdad.
CHALLEN: ¿Qué…?
AZALEA: Dime que no me has abandonado.
CHALLEN: ¿Cómo me decís eso? Jamás haría algo así.
AZALEA: ¿Entonces qué haces aquí?
CHALLEN: Este es mi hogar, Alteza.
AZALEA: Tu nuevo hogar está en mi castillo. Ahí vives ahora.
CHALLEN: Lo sé. Pero no viviré ahí mientras vos no estéis.
AZALEA: Pues ya volví, así que regresemos al reino.
En ese momento, se asomó Zannaleah al lado de Challen. Y Azalea retrocedió un paso, mirándola con odio.
CHALLEN: Alteza, vuestra madre dejó claro que Zannaleah no pisará nunca más vuestro castillo.
AZALEA: Y así debe ser.
CHALLEN: Por eso quiero deciros que…
AZALEA: No…
CHALLEN: …dejaré de estar a vuestro lado todo el tiempo. Zannaleah también me necesita y…
Azalea retrocedió otro paso, sintiendo que el odio crecía mucho más.
Al verla tan contrariada, Zanna no pudo evitar preocuparse por su hermana.
ZANNA: No quiero volver a mi casa. No deseo ver a mi madre. Por eso decidí quedarme aquí. Por favor, Azalea, yo…
AZALEA: Cállate.
CHALLEN: Alteza, seguiré siendo vuestro caballero protector pero a tiempo partido.
AZALEA: No…no…
CHALLEN: Por favor, princesa…
AZALEA: ¡No! ¡No permitiré que te quedes con ella! ¡Debéis romper ese compromiso y también la amistad! ¡Regresarás conmigo y jamás volverás a verla!
Se dio cuenta de que había alzado demasiado la voz, de que estaba agitada y que apretaba los puños.
Challen y Zannaleah parecían sorprendidos ante esa explosión de furia.
AZALEA: Puede quedarse en tu casa, pero tú regresarás conmigo al reino. Que se encargue tu padre de ella.
CHALLEN: Alteza…
AZALEA: Estarás a mi lado a tiempo completo.
CHALLEN: Conocéis toda la historia que hubo entre Zannaleah y yo. Y me comprendisteis siempre. Pero ni ella ni yo tenemos la culpa de que seáis hermanas.
Una parte del corazón de la princesa se congeló.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y empezó a retroceder lentamente.
AZALEA: Muy bien, Challen.
CHALLEN: Alteza, por favor…
AZALEA: Jamás vuelvas a dirigirte a mí ni a pisar mi reino. Que sepas que acabas de perderme.
Dicho eso, salió corriendo.
Esa frase resonó como un eco en la mente de Challen, provocando que el miedo le atenazara el alma.
“Acabas de perderme…acabas de perderme…acabas de perderme”.
¿No volver a verla nunca más?
Oh, Dios… Eso no…
Miró con dolor a Zannaleah, y después de dudar unos segundos, salió tras su princesa.
La detuvo a medio camino, aprisionándola entre sus brazos, pero ella luchó por soltarse, pegándole en el pecho.
AZALEA: ¡Suéltame, Challen!
CHALLEN: ¡Entended que no es nada fácil para mí estar en esta situación con las dos personas más importantes de mi vida!
AZALEA: ¡Ya la escogiste a ella, así que déjame marchar!
CHALLEN: ¡No! ¡Yo no escogí a nadie! ¡No puedo escoger! ¡Por favor, Alteza!
AZALEA: ¡No quiero saber de ti jamás!
CHALLEN: ¡Os amo!
Esa confesión los dejó a los dos paralizados, mirándose con asombro y con las respiraciones agitadas.
Por todos los dioses…
Challen se sonrojó sobremanera pero no soltó a la princesa, la cual tuvo que respirar hondo.
AZALEA: ¿Qué…qué has dicho?
CHALLEN: Que os amo… (///)
Challen…enamorado de ella.
Su caballero…amándola.
Su ángel de la guarda…ya no la veía como a una amiga.
Azalea también se sonrojó y se removió un tanto entre esos fuertes brazos.
De nuevo dejó de mirarlo como a un caballero para hacerlo como a un hombre.
Al ver cierta ternura en esos preciosos ojos, el chico la tomó por el rostro con sus grandes manos.
AZALEA: Oh, Challen…
CHALLEN: Os he amado siempre.
Sin previo aviso, la boca del caballero rozó la de la princesa y el tiempo se detuvo.
Azalea se sentía extraña…conmovida…pero para nada incómoda.
Challen era alguien especial en su vida y le gustaba como persona.
Adoraba su bondad, su timidez, su forma de tratarla, siempre tan atento y cariñoso…
Al ver que no estaba asustada, Challen decidió profundizar el beso, usando todo su atrevimiento con la boca y la lengua, muy adentro de la de ella.
El deseo crepitó en su interior y entonces se sintió perdido.
La besó y la besó hasta robarle todo el aliento.
Azalea no respondió a ese dulce beso, pero sí se dejó llevar.
Fue tanta la intensidad del momento que no se habían dado cuenta de que estaban en medio de las calles, siendo observados por mucha gente, incluida Zannaleah, la cual yacía detrás de una columna de piedra, soportando las ganas de llorar al ver esa escena.
Challen al fin cortó el beso y la miró con vergüenza y ternura.
CHALLEN: Lo siento…
AZALEA: Yo…
CHALLEN: Os amo, Alteza.
Cálidas lágrimas rodaron por las rosadas mejillas de ella, provocando que el chico la abrazara con fuerza y emoción.
CHALLEN: No lloréis, por favor. Jamás me perdonaré el haber provocado esas lágrimas. Yo solo quiero veros sonreír.
AZALEA: Entonces regresa conmigo.
CHALLEN: Está bien, Alteza. Haré lo que me pidáis.
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En cuanto los dos llegaron al reino, Azalea y Challen dejaron de hablarse a causa de la confesión de amor y del beso compartido.
Ella se dio un baño, se vistió muy bonita y bajó al comedor real.
Había tomado una decisión, y pronto se la haría saber a su padre, el cual llegó y se quedaron mirando durante lo que pareció una eternidad.
AZALEA: ¿Encontraste a Falon?
PADRE: Por ahora solo le di un golpe, pero si se atreve a acercarse de nuevo a ti, juro que…
AZALEA: No te preocupes por eso. No volverá a buscarme. Quería verte para hablar contigo unas cosas.
PADRE: Antes que nada, me parece el colmo tu impulsiva actitud, Azalea.
AZALEA: Jamás comprenderás mi dolor, papá.
PADRE: Claro que lo comprendo, maldita sea.
AZALEA: No maldigas en mi presencia. Tus actos te han llevado a perder a tu familia.
PADRE: ¿De qué hablas?
AZALEA: Mamá y yo nos vamos de aquí.
PADRE: ¿Qué?
AZALEA: Mereces estar solo, pero bueno, puedes traer a tu amante y a vuestra hija a vivir contigo.
PADRE: ¡Azalea!
AZALEA: Nosotras ya no deseamos estar en este castillo.
PADRE: ¡Jamás os iréis de mi lado!
AZALEA: Somos mayores de edad, papá. Y ni tú ni nadie podrá obligarnos a nada.
Dicho eso, regresó a su habitación, dónde estaba su madre, mirando el equipaje con el cuerpo tembloroso.
Se acercó a ella y la abrazó.
MADRE: ¿Cómo se lo ha tomado?
AZALEA: No lo sé. No me quedé a ver su reacción. Tampoco me importa.
MADRE: Oh, Azalea…
AZALEA: No, no, no. Nada de lágrimas. Estamos haciendo lo correcto.
MADRE: Es que…no tengo el valor para abandonar a tu padre… Estoy tan acostumbrada a él…
AZALEA: Con el tiempo se te pasará. Ve a recoger tus cosas. Te espero en la nave.
Con un profundo suspiro, la reina se marchó.
Azalea se sentó en el taburete y se miró en el espejo.
Sus mascotas la miraban con tristeza desde el tocador.
KUPÓ: Jamás pensé que esta familia llegaría a destruirse, kupó.
AZALEA: Esta familia no se ha destruido. Simplemente papá ha sido expulsado de ella. Ahora seremos mamá, Challen, vosotros dos y yo. No necesitamos a nadie más.
MOG: ¿Y a dónde iremos?
AZALEA: A Aion. Deseo seguir con mis estudios. Estoy segura de que Zaebard nos recibirá con los brazos abiertos.
La puerta se abrió y entró Challen.
Tanto él y como ella se miraron con las mejillas sonrojadas.
CHALLEN: ¿Ya…tenéis todo listo?
AZALEA: Sí. Vayamos a la nave.
CHALLEN: ¿Y la reina?
AZALEA: Se reunirá con nosotros en unos minutos.
CHALLEN: Ehm… ¿Estáis bien?
AZALEA: Sí… Gracias.
Con la ayuda de dos criados, Challen cargó con el equipaje y caminó junto a su princesa y a las mascotas hacia la nave.
Al llegar, se acomodaron en el interior y esperaron a que llegase la reina, la cual entró sin maletas y se acercó a su hija con el rostro deprimido.
Azalea se temía lo peor.
MADRE: Hija…
AZALEA: No vendrás, ¿verdad?
MADRE: Perdóname pero no puedo dejar a tu padre. Está tan hundido…
AZALEA: Es lo que se merece.
MADRE: Azalea, por favor, no lo odies tanto. Con el tiempo te hará mucho daño.
AZALEA: Prefieres estar con él antes que conmigo.
MADRE: Eso no es así, mi cielo. Tú estás por encima de todo y de todos. Pero eres joven, hermosa, con una vida por delante. Y ahora seguirás con tus estudios, con tus amigos…
AZALEA: Yo te quiero conmigo.
MADRE: Siempre estaré contigo, mi niña. Iré a verte muy seguido. Y nos escribiremos cada semana.
AZALEA: …
MADRE: Quiero que salgas adelante con tus cosas. Que disfrutes, que sonrías. Yo estaré bien, mi cielo.
La abrazó durante largos minutos y luego le besó la frente.
Entonces miró a Challen con una sonrisa.
MADRE: Te pido disculpas por el modo en el que te hablé.
CHALLEN: No os preocupéis, Majestad.
MADRE: Cuida mucho de mi hija.
CHALLEN: Con mi propia vida, mi reina.
Tras la última mirada a Azalea, la reina bajó de la nave.
El guardia la puso en marcha y se alzó al aire.
Entonces la princesa rompió a llorar.
Y como siempre, ahí estuvo Challen, para abrazarla y apoyarla.
___________________________________________________________________
TO BE CONTINUED...
PARTE 2
Desde que Cerith se había marchado a saber dónde para realizar las pruebas como Cazadora de Bestias, Tedra se sentía bastante sola.
Y para peor, no podía ir al castillo de Azalea para pelear con ella, ya que la muy estúpida estaba desaparecida.
Mejor así.
Todavía quedaban dos días para que Cerith reanudase los estudios en Aion.
¿Pero regresaría a tiempo de ese misterioso viaje?
Estaba tan aburrida sin ella…
¿Qué podía hacer para matar el tiempo?
Sin darse cuenta, empezó a pensar en el capitán Shaner.
¿Cómo estaría él? ¿Cómo le irían las cosas? ¿La estaría echando de menos?
¡Oh, claro que no!
El muy zoquete debía estar muy feliz por haberse librado de ella.
Gruñó y se dirigió a la sala del té, donde se encontraba su madre.
MADRE: Hola, hija.
TEDRA: Estoy aburrida.
MADRE: Eso suele pasar cuando no estás acostumbrada a la soledad.
TEDRA: Ya veo.
MADRE: ¿Tienes noticias de Cerith?
TEDRA: No. Prometió estar en contacto conmigo. Pero ya ves… Nada de nada.
MADRE: Dale tiempo, cariño.
TEDRA: Ella tiene todo el tiempo del mundo. Debe estar bien entretenida. Pero mírame a mí. ¿Qué podría hacer yo?
MADRE: ¿Una fiesta?
TEDRA: Mmmm…
MADRE: Podrías invitar a tus demás amigas. ¿Cuánto hace que no las ves?
TEDRA: Cierto…
Entonces se le ocurrió algo y sonrió de oreja a oreja.
Ordenó a los criados que preparasen las invitaciones para mañana mismo.
TEDRA: Me apetece salir de compras. ¿Me acompañas, mamá?
MADRE: Por supuesto.
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Azalea llegó a su reino y se le formó un nudo en el pecho.
Sentía fuerzas para enfrentarse a su padre, pero deseaba ver primero a su madre.
Se quitó el vendaje de la cabeza para no preocuparla, preguntó por ella a una sirvienta y se dirigió a la habitación de sus padres.
Al entrar, la vio sentada en el alféizar de la ventana, con la mirada perdida y brillante por las lágrimas.
AZALEA: Mamá…
Al girarse y ver a su hija en la puerta, la reina corrió a abrazarla y rompió a llorar.
MADRE: Oh, Azalea… ¿Dónde has estado? ¿Por qué has hecho esto?
AZALEA: Lo siento, mamá. Fue un impulso. Pero estoy bien.
MADRE: No vuelvas a huir así.
AZALEA: No lo haré. Te quiero.
MADRE: Y yo a ti, mi cielo.
Se abrazaron durante largos segundos hasta terminar sentadas en la gran cama, tomadas de las manos.
AZALEA: ¿Qué ha pasado en mi ausencia?
MADRE: Nada. Todavía no he hablado con tu padre. No puedo. Estoy tan dolida…
AZALEA: Entiendo.
MADRE: Sé que le perdoné la infidelidad. Sé que acepté el hecho de que tuvo una hija con su amante. Pero haberla conocido…haberla tenido aquí, en mi propio hogar…
AZALEA: No te preocupes, mamá. Zannaleah no volverá a pisar este reino.
MADRE: Sí. Ya me encargué de eso.
AZALEA: ¿Dónde está papá?
MADRE: Fue a buscar a Falon para enfrentarse a él.
AZALEA: ¿Qué? ¿Está loco?
MADRE: Loco, no. Pero sí furioso con él, pues te llevó lejos de aquí a pesar de todo lo que te hizo.
AZALEA: ¿Qué carajos os contó ese tonto de Dalden?
MADRE: No lo sé, mi cielo. Eso lo habló con tu padre. Yo solo sé que te lastimó. ¿Es eso cierto?
Azalea agachó el rostro y le contó todo sobre sus planes de venganza contra él y el resultado de terminar enamorada y abandonada.
Su madre volvió a abrazarla.
MADRE: Oh, hija mía… El odio es veneno para el alma.
AZALEA: Lo sé. Pero eso ya no importa.
MADRE: Claro que importa. Todavía lo amas.
AZALEA: Déjalo, mamá. ¿Dónde está Challen? No lo vi aquí.
La expresión de la reina se tornó fria y distante, por lo que su hija se preocupó.
AZALEA: ¿Qué pasa?
MADRE: Challen ya no vive aquí.
AZALEA: ¿Qué?
MADRE: Le dije que escogiera entre tú y esa Zannaleah.
AZALEA: Y…la escogió…a ella.
MADRE: No lo sé. Pero si ya no está aquí, quizá…
Azalea sintió que se le agujereaba el corazón al saber que su caballero…su ángel de la guarda…su mejor amigo…la había abandonado por su prometida.
Una prometida que no merecía la compasión de nadie.
Besó la mejilla de su madre y se dirigió a la puerta.
MADRE: ¿Adónde vas?
AZALEA: A buscar lo que me pertenece.
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Saber que Azalea había vuelto a irse sola hizo que Falon se enfureciera y cogiera un caballo para ir a buscarla al reino de Krystán.
¿Pero a buscarla para qué? ¿Para verla de nuevo?
No, maldita sea.
Para comprobar si había llegado sana y salva.
En cuanto llegó al castillo de Krystán, saltó de su caballo y cruzó el jardín principal para encontrarse a la reina postrada en la entrada, mirándolo con desconfianza pero sabiendo a qué había venido.
REINA: Azalea no está aquí.
FALON: Entonces… ¿No ha llegado?
REINA: Sí, pero se fue de nuevo.
FALON: ¿Adónde?
REINA: Eso ya no debe importarte, Falon.
Ver a esa reina que tanto apreciaba mirándolo y hablándole con resentimiento le conmovió el alma.
FALON: Siento mucho que usted…
REINA: No lo sientas. Sé muy bien que mi hija actuó mal para contigo, pero lo hizo movida por el odio.
FALON: Majestad…
REINA: No debes condenarla para siempre. Ella te sigue amando.
FALON: Ese tema ya es pasado.
REINA: ¿Y tú? ¿Todavía la amas?
FALON: Tengo que irme.
REINA: ¿Y tú, Falon?
FALON: Cuídese mucho, Majestad.
Dio media vuelta y se encaminó hacia su caballo para irse, pero no sin antes escuchar las últimas palabras de la mujer…
REINA: Huir es de cobardes. Y con tu huida demuestras que también la amas. Por mucho que escapes del amor, él te seguirá allá a donde vayas.
A medio camino, Falon vio llegar al rey junto a Dalden y a un séquito de soldados.
En cuanto el rey lo vio ahí, se acercó a él y le asestó un fuerte puño en la cara.
Era el segundo golpe que el padre de Azalea le propinaba, así que lo miró con rabia.
REY: Maldito cretino. ¿Dónde está mi hija?
FALON: Que se lo explique su esposa.
Quiso irse, pero el rey lo cogió del cuello de la camisa y lo zarandeó con furia, ante la malvada sonrisa de Dalden.
REY: Tienes que pagar por el daño que le causaste. Por haberle arrebatado la pureza y por haberla abandonado.
FALON: No pagaré por algo que ella misma se buscó.
REY: ¡Maldito seas!
Lo empujó con fuerza y sacó su espada para ponerle la afilada punta en el pecho.
Pero Falon ni se inmutó, más lo miró con desafío.
REY: Siempre te he querido como a un hijo, Falon. Pero haberle causado dolor y lágrimas a mi hija es algo que jamás te perdonaré.
FALON: ¿Y qué me dice de usted? ¿Llegará ella a perdonarlo algún día? Recuerde que también le ha causado dolor y lágrimas con sus engaños.
Dalden dio un paso al frente y miró a su enemigo con desafío.
DALDEN: ¿Cómo gozas hablarle así al rey?
FALON: No te metas en esto, Dalden.
DALDEN: Siempre estaré metido en todo lo relacionado con Azalea. Ahora dinos dónde está.
FALON: No tengo nada más que decir.
Esquivó la espada del rey y siguió su camino sin miedo a que lo atacasen por la espalda.
Dalden apretó los puños al ver que el rey no haría nada por detenerlo.
DALDEN: ¿Lo dejáis marchar así sin más?
REY: Muy pronto encontrará su propio castigo.
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Azalea golpeó la puerta del hogar de Challen y ésta no tardó en abrirse, asomando el padre del caballero.
AZALEA: Hola, señor.
HOMBRE: ¡Alteza! Pasad, pasad.
AZALEA: No. Solo he venido a buscar a su hijo.
HOMBRE: Está preparando la comida. ¿Por qué no os quedáis a comer?
AZALEA: Gracias pero será en otra ocasión. Challen debe volver a su trabajo.
HOMBRE: Oh, está bien. Ahora le aviso.
Segundos después, Challen apareció en la entrada, y al ver a su princesa, no pudo evitar abrazarla, pero ella lo apartó y lo miró con mucha seriedad, preocupándolo así.
CHALLEN: ¿Sucede algo, Alteza?
AZALEA: Dime que no es verdad.
CHALLEN: ¿Qué…?
AZALEA: Dime que no me has abandonado.
CHALLEN: ¿Cómo me decís eso? Jamás haría algo así.
AZALEA: ¿Entonces qué haces aquí?
CHALLEN: Este es mi hogar, Alteza.
AZALEA: Tu nuevo hogar está en mi castillo. Ahí vives ahora.
CHALLEN: Lo sé. Pero no viviré ahí mientras vos no estéis.
AZALEA: Pues ya volví, así que regresemos al reino.
En ese momento, se asomó Zannaleah al lado de Challen. Y Azalea retrocedió un paso, mirándola con odio.
CHALLEN: Alteza, vuestra madre dejó claro que Zannaleah no pisará nunca más vuestro castillo.
AZALEA: Y así debe ser.
CHALLEN: Por eso quiero deciros que…
AZALEA: No…
CHALLEN: …dejaré de estar a vuestro lado todo el tiempo. Zannaleah también me necesita y…
Azalea retrocedió otro paso, sintiendo que el odio crecía mucho más.
Al verla tan contrariada, Zanna no pudo evitar preocuparse por su hermana.
ZANNA: No quiero volver a mi casa. No deseo ver a mi madre. Por eso decidí quedarme aquí. Por favor, Azalea, yo…
AZALEA: Cállate.
CHALLEN: Alteza, seguiré siendo vuestro caballero protector pero a tiempo partido.
AZALEA: No…no…
CHALLEN: Por favor, princesa…
AZALEA: ¡No! ¡No permitiré que te quedes con ella! ¡Debéis romper ese compromiso y también la amistad! ¡Regresarás conmigo y jamás volverás a verla!
Se dio cuenta de que había alzado demasiado la voz, de que estaba agitada y que apretaba los puños.
Challen y Zannaleah parecían sorprendidos ante esa explosión de furia.
AZALEA: Puede quedarse en tu casa, pero tú regresarás conmigo al reino. Que se encargue tu padre de ella.
CHALLEN: Alteza…
AZALEA: Estarás a mi lado a tiempo completo.
CHALLEN: Conocéis toda la historia que hubo entre Zannaleah y yo. Y me comprendisteis siempre. Pero ni ella ni yo tenemos la culpa de que seáis hermanas.
Una parte del corazón de la princesa se congeló.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y empezó a retroceder lentamente.
AZALEA: Muy bien, Challen.
CHALLEN: Alteza, por favor…
AZALEA: Jamás vuelvas a dirigirte a mí ni a pisar mi reino. Que sepas que acabas de perderme.
Dicho eso, salió corriendo.
Esa frase resonó como un eco en la mente de Challen, provocando que el miedo le atenazara el alma.
“Acabas de perderme…acabas de perderme…acabas de perderme”.
¿No volver a verla nunca más?
Oh, Dios… Eso no…
Miró con dolor a Zannaleah, y después de dudar unos segundos, salió tras su princesa.
La detuvo a medio camino, aprisionándola entre sus brazos, pero ella luchó por soltarse, pegándole en el pecho.
AZALEA: ¡Suéltame, Challen!
CHALLEN: ¡Entended que no es nada fácil para mí estar en esta situación con las dos personas más importantes de mi vida!
AZALEA: ¡Ya la escogiste a ella, así que déjame marchar!
CHALLEN: ¡No! ¡Yo no escogí a nadie! ¡No puedo escoger! ¡Por favor, Alteza!
AZALEA: ¡No quiero saber de ti jamás!
CHALLEN: ¡Os amo!
Esa confesión los dejó a los dos paralizados, mirándose con asombro y con las respiraciones agitadas.
Por todos los dioses…
Challen se sonrojó sobremanera pero no soltó a la princesa, la cual tuvo que respirar hondo.
AZALEA: ¿Qué…qué has dicho?
CHALLEN: Que os amo… (///)
Challen…enamorado de ella.
Su caballero…amándola.
Su ángel de la guarda…ya no la veía como a una amiga.
Azalea también se sonrojó y se removió un tanto entre esos fuertes brazos.
De nuevo dejó de mirarlo como a un caballero para hacerlo como a un hombre.
Al ver cierta ternura en esos preciosos ojos, el chico la tomó por el rostro con sus grandes manos.
AZALEA: Oh, Challen…
CHALLEN: Os he amado siempre.
Sin previo aviso, la boca del caballero rozó la de la princesa y el tiempo se detuvo.
Azalea se sentía extraña…conmovida…pero para nada incómoda.
Challen era alguien especial en su vida y le gustaba como persona.
Adoraba su bondad, su timidez, su forma de tratarla, siempre tan atento y cariñoso…
Al ver que no estaba asustada, Challen decidió profundizar el beso, usando todo su atrevimiento con la boca y la lengua, muy adentro de la de ella.
El deseo crepitó en su interior y entonces se sintió perdido.
La besó y la besó hasta robarle todo el aliento.
Azalea no respondió a ese dulce beso, pero sí se dejó llevar.
Fue tanta la intensidad del momento que no se habían dado cuenta de que estaban en medio de las calles, siendo observados por mucha gente, incluida Zannaleah, la cual yacía detrás de una columna de piedra, soportando las ganas de llorar al ver esa escena.
Challen al fin cortó el beso y la miró con vergüenza y ternura.
CHALLEN: Lo siento…
AZALEA: Yo…
CHALLEN: Os amo, Alteza.
Cálidas lágrimas rodaron por las rosadas mejillas de ella, provocando que el chico la abrazara con fuerza y emoción.
CHALLEN: No lloréis, por favor. Jamás me perdonaré el haber provocado esas lágrimas. Yo solo quiero veros sonreír.
AZALEA: Entonces regresa conmigo.
CHALLEN: Está bien, Alteza. Haré lo que me pidáis.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------
En cuanto los dos llegaron al reino, Azalea y Challen dejaron de hablarse a causa de la confesión de amor y del beso compartido.
Ella se dio un baño, se vistió muy bonita y bajó al comedor real.
Había tomado una decisión, y pronto se la haría saber a su padre, el cual llegó y se quedaron mirando durante lo que pareció una eternidad.
AZALEA: ¿Encontraste a Falon?
PADRE: Por ahora solo le di un golpe, pero si se atreve a acercarse de nuevo a ti, juro que…
AZALEA: No te preocupes por eso. No volverá a buscarme. Quería verte para hablar contigo unas cosas.
PADRE: Antes que nada, me parece el colmo tu impulsiva actitud, Azalea.
AZALEA: Jamás comprenderás mi dolor, papá.
PADRE: Claro que lo comprendo, maldita sea.
AZALEA: No maldigas en mi presencia. Tus actos te han llevado a perder a tu familia.
PADRE: ¿De qué hablas?
AZALEA: Mamá y yo nos vamos de aquí.
PADRE: ¿Qué?
AZALEA: Mereces estar solo, pero bueno, puedes traer a tu amante y a vuestra hija a vivir contigo.
PADRE: ¡Azalea!
AZALEA: Nosotras ya no deseamos estar en este castillo.
PADRE: ¡Jamás os iréis de mi lado!
AZALEA: Somos mayores de edad, papá. Y ni tú ni nadie podrá obligarnos a nada.
Dicho eso, regresó a su habitación, dónde estaba su madre, mirando el equipaje con el cuerpo tembloroso.
Se acercó a ella y la abrazó.
MADRE: ¿Cómo se lo ha tomado?
AZALEA: No lo sé. No me quedé a ver su reacción. Tampoco me importa.
MADRE: Oh, Azalea…
AZALEA: No, no, no. Nada de lágrimas. Estamos haciendo lo correcto.
MADRE: Es que…no tengo el valor para abandonar a tu padre… Estoy tan acostumbrada a él…
AZALEA: Con el tiempo se te pasará. Ve a recoger tus cosas. Te espero en la nave.
Con un profundo suspiro, la reina se marchó.
Azalea se sentó en el taburete y se miró en el espejo.
Sus mascotas la miraban con tristeza desde el tocador.
KUPÓ: Jamás pensé que esta familia llegaría a destruirse, kupó.
AZALEA: Esta familia no se ha destruido. Simplemente papá ha sido expulsado de ella. Ahora seremos mamá, Challen, vosotros dos y yo. No necesitamos a nadie más.
MOG: ¿Y a dónde iremos?
AZALEA: A Aion. Deseo seguir con mis estudios. Estoy segura de que Zaebard nos recibirá con los brazos abiertos.
La puerta se abrió y entró Challen.
Tanto él y como ella se miraron con las mejillas sonrojadas.
CHALLEN: ¿Ya…tenéis todo listo?
AZALEA: Sí. Vayamos a la nave.
CHALLEN: ¿Y la reina?
AZALEA: Se reunirá con nosotros en unos minutos.
CHALLEN: Ehm… ¿Estáis bien?
AZALEA: Sí… Gracias.
Con la ayuda de dos criados, Challen cargó con el equipaje y caminó junto a su princesa y a las mascotas hacia la nave.
Al llegar, se acomodaron en el interior y esperaron a que llegase la reina, la cual entró sin maletas y se acercó a su hija con el rostro deprimido.
Azalea se temía lo peor.
MADRE: Hija…
AZALEA: No vendrás, ¿verdad?
MADRE: Perdóname pero no puedo dejar a tu padre. Está tan hundido…
AZALEA: Es lo que se merece.
MADRE: Azalea, por favor, no lo odies tanto. Con el tiempo te hará mucho daño.
AZALEA: Prefieres estar con él antes que conmigo.
MADRE: Eso no es así, mi cielo. Tú estás por encima de todo y de todos. Pero eres joven, hermosa, con una vida por delante. Y ahora seguirás con tus estudios, con tus amigos…
AZALEA: Yo te quiero conmigo.
MADRE: Siempre estaré contigo, mi niña. Iré a verte muy seguido. Y nos escribiremos cada semana.
AZALEA: …
MADRE: Quiero que salgas adelante con tus cosas. Que disfrutes, que sonrías. Yo estaré bien, mi cielo.
La abrazó durante largos minutos y luego le besó la frente.
Entonces miró a Challen con una sonrisa.
MADRE: Te pido disculpas por el modo en el que te hablé.
CHALLEN: No os preocupéis, Majestad.
MADRE: Cuida mucho de mi hija.
CHALLEN: Con mi propia vida, mi reina.
Tras la última mirada a Azalea, la reina bajó de la nave.
El guardia la puso en marcha y se alzó al aire.
Entonces la princesa rompió a llorar.
Y como siempre, ahí estuvo Challen, para abrazarla y apoyarla.
___________________________________________________________________
TO BE CONTINUED...
SweeT PrincesS- Mensajes : 124
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Re: Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 16
Tonta madre de Azalea, como se va a quedar con un hombre que la ha engañado!!!! Dios... Que... Mujer terca e.e lo que el amor hace u.u
Bien, siguiendo con el punto, wiji! Aza terminará sus estudios y doble wijii porque challen por fin se declaró!!! "Os amo" kyaaaaa fue tan romántico!!!!!! Lástima que dejaron a Zanna sola, pero bueno, eso le pasa por ser extra (?)
me encantó el cap. N.n
Bien, siguiendo con el punto, wiji! Aza terminará sus estudios y doble wijii porque challen por fin se declaró!!! "Os amo" kyaaaaa fue tan romántico!!!!!! Lástima que dejaron a Zanna sola, pero bueno, eso le pasa por ser extra (?)
me encantó el cap. N.n
Katherina Kusanovic- ADMIN
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Re: Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 16
TT-TT casi lloro con la confesión de Challen, que lindo.
Como dijo Naoko : tonta madre de Azalea, yo que ella hubiera abandonado a ese maldito hombre que no se merece ningún tipo de amor o de lastima.
ADORO tu fic *-* cuando termine llorare mucho TT-TT
Como dijo Naoko : tonta madre de Azalea, yo que ella hubiera abandonado a ese maldito hombre que no se merece ningún tipo de amor o de lastima.
ADORO tu fic *-* cuando termine llorare mucho TT-TT
~Shia~- Mensajes : 332
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Re: Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 16
y yo las adoro a las dos!!!!
SweeT PrincesS- Mensajes : 124
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