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Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 4

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 Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 4 Empty Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 4

Mensaje por SweeT PrincesS Jue Jul 12, 2012 10:58 am

Capítulo 4:

"Rivales"

Era de noche y la luna llena apenas iluminaba el sendero lleno de árboles, flores y piedras.
Pero ella seguía corriendo sin mirar atrás. Sin importarle que iba descalza y que las piedras lastimaban sus delicados pies.
Solo deseaba huir del Diablo y llegar a los brazos de su ángel de la guarda. Solo él podía salvarla de las garras de ese demonio.
Una nube ocultó la luna y el sendero quedó a oscuras.
La joven tropezó y cayó de bruces al suelo, lastimándose las palmas de sus manos.
Su agitada respiración se aceleró más al oír pasos tras ella.
¡Era él! ¡El Diablo iba a atraparla!
Quiso levantarse para huir, pero apareció Falon sobre ella, y comenzó a besarla por la fuerza.
Ella intentaba apartarlo pero no podía.

AZALEA: ¡¡No!! ¡¡Suéltame!!

Al fin despertó, y miró a su alrededor, sudorosa y asustada.
¿Cuándo dejaría de ser atormentada por las pesadillas?
Kupó y Mog dormían bien abrazados en la pequeña cama que había sobre el bonito tocador.
Azalea se levantó y se asomó a la terraza.
Apenas amanecía, y la brisa era casi cálida.
Había tanta tranquilidad cuando todo el mundo dormía que parecía una ciudad vacía.
Tras darse un baño perfumado, la princesa bajó al comedor y se puso tensa al ver a Tedra desayunando.
Quiso irse de ahí, pero pensó que siendo la princesa de ese castillo, no debía huir cada dos por tres.
Se sentó frente a su enemiga y ordenó que le sirvieran el desayuno.
Hubo unos minutos de silencio, pero el veneno de Tedra salió disparado.

TEDRA: ¿Qué se siente al creerse dueña de este reino y sus riquezas?
AZALEA: No me creo la dueña. Lo soy.
TEDRA: Por tus venas no corre sangre azul.
AZALEA: De todos modos sigo siendo la dueña de todo esto.
TEDRA: ¿Sabes? Se me hace extraño que tengas el mismo carácter impertinente que la verdadera Azalea.
AZALEA: Llegué a conocerla. Nos hicimos amigas.
TEDRA: Ya veo. Lo malo se pega. Lo que me sorprende es que Azalea te haya aceptado como amiga sabiendo que estás ocupando su lugar.
AZALEA: Si se fue es porque aquí no era feliz.
TEDRA: ¿Y tú sí lo eres?
AZALEA: Sí.
TEDRA: Has tenido suerte de ser la escogida.
AZALEA: ¿Y por qué me odias?
TEDRA: Porque eres bella. Y tu actitud altanera me recuerda a Azalea.
AZALEA: Seguiré siendo tan altanera hasta que os vayáis de mi castillo.
TEDRA: ¿Y tú por qué me odias?
AZALEA: Por el dolor que le causaste a Azalea.
TEDRA: Se lo tenía bien merecido.
AZALEA: ¿Por qué?
TEDRA: Fue una niña insoportable, desobediente. Jamás prestaba sus juguetes y no compartía su compañía con nadie. Su altanería alejaba a los niños. Era mandona y peleona. ¿Y sabes lo peor de todo? Presumía tanto cuando en verdad fue la niña más fea de Ciudad Krystán.

Azalea apretó los puños bajo la mesa.
Todas esas palabras le escocían en el alma, pues eran verdad.
Viéndolo así, ahora ni ella comprendía por qué fue una niña rebelde.
Pero tampoco era motivo para que la tratasen mal. No era motivo para que Tedra le diera la espalda. No era motivo para que Falon le hiciera la vida imposible durante años hasta provocarle pesadillas.
Agachó el rostro, dolida.
Ya no quería desayunar. No quería seguir hablando de ese tema. Recordar le hacía daño.
Respiró hondo, se levantó de la mesa y se fue del comedor real, dejando satisfecha a Tedra, la cual disfrutaba con el dolor de esa falsa y engreída princesa.
Vio entrar a Falon y le sonrió.

TEDRA: Buenos días, hermanito.
FALON: ¿Y ese buen humor? (sentándose)
TEDRA: He desayunado a medias con la falsa Azalea.
FALON: Me imagino que la has atacado.
TEDRA: Así es.
FALON: Tedra, ella no es Azalea.
TEDRA: No me importa. La detesto. Todas las chicas que sean bellas, se convierten en mis enemigas.
FALON: Trata de no atacarla demasiado en el tiempo que estemos aquí.
TEDRA: ¿Por qué la defiendes?
FALON: No es Azalea. No merece que la tratemos mal. Y menos aquí en su castillo.
TEDRA: Me sorprendes, Falon. Es igual de odiosa que Azalea.
FALON: Solo se defiende. De mi parte, intentaré ganarme su amistad.
TEDRA: Te gusta, ¿verdad?
FALON: ¿A quién no?
TEDRA: Eres un tonto si te guías solo por su belleza. Eres igual que todos.
FALON: La culpa es vuestra por provocarnos.
TEDRA: Me sentiré traicionada si te haces amigo de ella.
FALON: No debería ser así. De todos modos, quiero su amistad.
TEDRA: Pero, Falon…
FALON: No discutiré contigo, Tedra.

Enojada, Tedra dejó el vaso sobre la mesa con un golpe, se levantó y se fue del comedor real.
Por el pasillo vio a Azalea, y le cortó el paso, mirándola con rabia.

TEDRA: No permitiré que mi hermano sea tu amigo.
-------------------------------------------------------------------------------

La reina entró en la habitación de su hija, y la vio sentada en el tocador, peinándose frente al espejo.

REINA: ¿Cómo te sientes hoy?
AZALEA: Un poco débil.
REINA: Entonces la salida de hoy la dejamos para otro día.
AZALEA: ¿Adónde tenías pensado ir?
REINA: A comprar tu vestido para el día de tu cumpleaños.
AZALEA: Ay…entonces vayamos ahora. I love you
REINA: Pero…
AZALEA: Estoy débil, pero me siento mejor.

La reina sonrió y se dispuso a hacerle un peinado a su preciosa hija.
Poco tiempo después, Azalea ya no estaba tan contenta, puesto que Tedra iba con ellas.
La tensión de las dos princesas era palpable, por eso la reina quería intentar que se reconciliaran.
La carroza real se detuvo frente a un edificio en donde se encargaban los mejores vestidos de la ciudad.
Azalea inició la búsqueda de su vestido perfecto. Debía ser único, que no tuviera una réplica. Debía ser deslumbrante, espectacular, sexy y envidiable.
Tedra, cruzada de brazos, observaba con rabia cómo esa falsa Azalea se comportaba como si fuera una princesa real.
Se aprovechaba de su condición en la alta sociedad y se beneficiaba de su belleza.
Tedra tenía bastantes motivos para odiarla y atacarla.
Detestaba que Falon quisiera ser amigo de esa chica adoptada. Pero esto no quedaría así.

AZALEA: ¡Este! ¡Quiero este!

Azalea señaló un hermoso vestido pomposo de color blanco y rosado, con perlas blancas en el escote y flores pequeñas en la cintura.
Tedra se maravilló ante dicho vestido y deseó tenerlo para sí misma, pero no había más que ese, y era para la odiosa de Azalea.

AZALEA: ¡Es precioso! Smile
REINA: Perfecto para una princesa preciosa.
AZALEA: Gracias, mamá.

De regreso al castillo, Azalea no dejaba de mirar su nuevo vestido que descansaba sobre su cama.
Era de ensueño, deslumbrante.
Estaba segura de que el día de su cumpleaños sería la chica más bella y deseada de ese momento, y no rivalizaría con Tedra.
Hablando de Tedra… La reina había intentado que las dos chicas se hicieran amigas pero sus esfuerzos habían sido en vano.
Azalea y Tedra jamás podrían ser amigas. Había demasiado odio en medio.
Por la terraza abierta entraron volando Kupó y Mog, que al ver el hermoso vestido sobre la cama se maravillaron.

AZALEA: Es para el día de mi cumpleaños.
MOG: ¡Te verás hermosísima! I love you
KUPÓ: Todas se morirán de envidia, kupó. Sobre todo Tedra.

Los tres se echaron a reír, y se dirigieron al jardín, ya que la reina había dispuesto la mesa para comer bajo el cálido sol.
Azalea estaba tan contenta con su nuevo vestido que no le importó ver a Falon y a Tedra en la mesa junto a los reyes, así que se sentó y comió con total tranquilidad.
--------------------------------------------------------------------------------

Los días pasaban con normalidad en el reino Krystán.
Azalea evitaba encontrarse con Tedra, pero en algunos de esos encuentros terminaban peleando.
Falon no se rendía con respecto al tema de acercarse a Azalea y ganarse su amistad.
Estaba siendo difícil, pero él seguiría adelante.
Azalea mantenía ocupada escribiendo el número de invitados que asistirían a su fiesta y la gran tarta de cinco pisos de nata y fresa que debía encargar en la mejor pastelería de la ciudad.
También invitaría a todos los amiguitos de Kupó, incluida su mejor amiga Mog.
¡Sería la mejor fiesta del verano!
Quizá organizaría concursos y actividades para todos los jóvenes. ¡Y teatro también!
Estaba tan entusiasmada con los preparativos de la fiesta que no se dio cuenta de la hora.
Se puso los zapatitos y salió corriendo hacia el comedor real.
Por el camino, se topó con Falon, el cual perdió el equilibrio y se le cayeron los libros que traía en sus brazos.

AZALEA: Uy…lo siento…

De inmediato se agachó para comenzar a recogerlos, y Falon se la quedó mirando, sorprendido. Pues era la primera vez que la veía en acción de ayudar tras pedir una disculpa.
Ella se incorporó y le entregó los libros.
Al ver que la miraba fijamente, sus mejillas se sonrojaron.

AZALEA: Si me dejas pasar…
FALON: En verdad eres noble.
AZALEA: ¿Qué?
FALON: No sé por qué te empeñas en ser fría y distante.
AZALEA: Déjame pasar.

Quiso esquivarlo, pero Falon la bloqueó y se acercó tanto a ella que sus alientos se mezclaron.
El corazón de la princesa se aceleró y tuvo vergüenza de que sus propios latidos pudieran oírse.

FALON: Serás más feliz si dejas de fingir lo que no eres.
AZALEA: ¿Qué sabes tú de la felicidad si estás tan lleno de odio por Azalea?
FALON: Pero a ti no te odio.
AZALEA: Pues yo a ti sí. Aparta de mi camino.
FALON: Tú no me odias. Solo estás resentida por todo lo que le hicimos a ella.
AZALEA: No es solo resentimiento. Todos los años que ha sufrido por vuestra causa, son suficientes para odiaros de verdad.
FALON: Princesa…
AZALEA: Y deja de acercarte a mí. Jamás conseguirás mi amistad.
FALON: ¿Cómo estás tan segura de eso?
AZALEA: Porque yo no quiero la tuya.

Dicho eso, le dio un empujón y se fue, dejándolo tristemente desilusionado.
------------------------------------------------------------------------------

Las sirvientas, la reina y las mascotas Kupó y Mog, quedaron totalmente maravillados ante la imagen de Azalea.
Estaba increíblemente hermosa con ese vestido y ese peinado de preciosas rizos decorados con pétalos de flor y lazos de terciopelo.
La princesa sonrió con satisfacción al verse en el espejo.

AZALEA: ¡Me encanta! I love you
REINA: La más bella entre todas las chicas de esta ciudad.
MOG: ¡Serás la envidia de este día!
KUPÓ: ¡Única en este mundo, kupó!
AZALEA: Mamá, ocúpate de recibir a los invitados. Quiero salir de mi habitación justo cuando todos estén reunidos en el salón de baile. ¡Quiero causar impacto!
REINA: Lo causarás, hija mía. Kupó y Mog te avisarán cuando todo el mundo esté en el salón de baile.
AZALEA: Gracias, mamá.

La reina, las sirvientas y las mascotas se marcharon, dejándola sola con su espectacular imagen que le devolvía el espejo.
Sí. Era hermosa. Cada día se veía bella. Pero hoy…
Hoy estaba deslumbrante. Hoy sería el centro de atención. Hoy su belleza mandaría en esta fiesta. Hoy Tedra quedaría en la nada. Hoy eclipsaría a Falon por completo. Hoy iniciaría su venganza contra ellos dos.
Se retocó los labios y se puso su collar de perlas junto con sus pendientes y pulseras.
Por la terraza llegaron volando Kupó y Mog, aplaudiendo.

KUPÓ: ¡Ya están todos reunidos en el salón, kupó!
MOG: ¡Baja ya y déjalos con la boca abierta!
AZALEA: Eso haré.

Les sonrió y salió de su estancia para caminar por el pasillo hasta llegar a las puertas cerradas del salón.
Se detuvo, respiró hondo y las abrió de par en par.
Todos los invitados se voltearon para mirar a la recién llegada.
El primer impactado fue Falon.
Después, uno a uno, los invitados fueron sonriendo y soltando halagos.
La princesa hizo una reverencia y todos aplaudieron.
El primero en acercarse a ella para tenderle la mano fue el hijo del emperador de Ciudad Ba-Tarah.
Alto, guapo y elegante, Dalden era la envidia de todos los jóvenes de Ciudad Krystán. Y un gran rival de Falon.

DALDEN: Estás preciosa, Azalea.
AZALEA: Gracias.

Juntos, caminaron hasta el trono blanco y dorado que había sido puesto en el pequeño escenario para la protagonista de la fiesta.
Azalea se sentó y recibió con sonrisas todas las felicitaciones y regalos de los invitados.
El rey y la reina atendían a las personas de la alta sociedad.
Las sirvientas ofrecían ponche y refrescos.
Y los guardias, postrados en las paredes, vigilaban que todo estuviera en orden.
Tedra se reunió con las chicas más feas para así sentirse la más hermosa, pero Azalea pronto se reuniría a ellas para superar a la presumida princesa de Kan-is-Tra.
Falon tomaba una copa de ponche, sin dejar de mirar a la exquisita Azalea.
No se daba cuenta de que a su alrededor, un grupo de chicas suspiraban por él.
Y es que Falon solo tenía ojos para la cumpleañera, la cual estaba deliciosamente hermosa y seductora.
Por primera vez sintió celos al ver que Dalden y los demás chicos se la comían con la mirada.
La orquesta se postró al lado de Azalea y empezó a tocar la primera canción del día con tanto ritmo que pronto la gente se animó a bailar.
Varios chicos se acercaron a Azalea para sacarla a bailar, pero Dalden se adelantó y la tomó entre sus brazos.
Giraron al son de la música por todo el salón de baile bajo la atenta mirada de Falon, el cual se tomaba una copa de ponche tras otra.
Odiaba a Dalden. Era un hombre falso y cínico, pues siempre se había burlado de la fealdad de Azalea, pero jamás delante de ella, siempre a sus espaldas.
Y ahora que Azalea no era la verdadera princesa y era muy hermosa, Dalden se aprovechaba para acercarse a ella y conquistarla.
Alguien le tocó el hombro y se volteó para mirar a su hermana acompañada por una prima lejana de Dalden.

TEDRA: ¿Aburrido?
FALON: Bastante.
TEDRA: Pues te he traído compañía.
FALON: Hola, Iris. ¿Cómo estás?
IRIS: Bien. Me alegro mucho de verte.
FALON: Yo también.

Dicho eso, volvió a girarse para seguir mirando a Azalea en brazos de Dalden, y sintió cierta satisfacción al ver que ella no estaba tan cómoda en compañía de ese estúpido.
Tal vez debería ir a salvarla…
Su hermana volvió a tocarle el hombro.

FALON: ¿Qué? (volteándose)
TEDRA: ¿Podrías sacar a bailar a Iris?
FALON: Bueno…

Sonrió y tomó a la joven entre sus brazos para girar por el salón de baile y acercarse a Azalea y Dalden.
En la próxima canción cambiarían de pareja, y al fin tendría a Azalea para él solo.
La prima de Dalden no dejaba de mirarle la boca, obviamente anhelando un beso. ¡Qué descarada!

FALON: ¿Cómo están tus padres?
IRIS: Bien, gracias.
FALON: ¿Por qué no han venido?
IRIS: Tenían compromisos que cumplir.
FALON: Les envías mis más cordiales saludos.
IRIS: Claro.

Cuando terminó la canción, Falon la soltó para luego acercarse a Dalden y arrebatarle de los brazos a Azalea.

FALON: Es mi turno.

Antes de que ella pudiera protestar, la siguiente canción comenzó y Falon la apretó contra su cuerpo y giraron al son de la música.
Azalea estaba tan tensa que le dolía la columna vertebral.
Tampoco se atrevía a mirar a Falon, así que se dedicó a mirarle el cuello.

FALON: Estás muy hermosa.
AZALEA: Gracias.
FALON: Todavía no te he entregado tu regalo, pero al final de la fiesta lo tendrás.

Se hizo el silencio, pero a él no le importó.
Estaba disfrutando del tacto y del dulce aroma de la chica. Y deseaba que el baile no terminase jamás, para así tenerla eternamente entre sus brazos.
Lo que más anhelaba era besarla hasta perder la razón, pero jamás lo haría frente a los invitados.
Azalea se odiaba a sí misma, por sentirse bien entre los brazos del chico al que detestaba.
Quería darle un pisotón y dejarlo ahí plantado, pero su educación no se lo permitía.
Desde el otro lado del salón, Tedra, Iris y varias chicas más, planeaban algo contra Azalea.

TEDRA: Hoy es un día perfecto para dejarla en ridículo, así que me tenéis que ayudar.

En cuanto la canción terminó, Azalea huyó de Falon, dejándolo vacío de nuevo.
Durante la mañana, la princesa se dedicó a bailar con todos los chicos que habían presentes hasta terminar agotada.
Pronto la comida fue servida y todos se sentaron en las dos largas mesas dispuestas una al lado de la otra.
Azalea estaba sentada entre sus padres, y frente a ella estaban Falon, Dalden, Tedra e Iris.
Las copas fueron llenadas de ponche y el rey se levantó para captar la atención de todo el mundo.

REY: Hoy es un día muy importante para mi esposa y para mí, pero en especial para mi hija. Cumple 17 años y pronto deberá irse a Ciudad Aion para iniciar sus estudios. Hoy brindo por su felicidad y bienestar.

Alzó la copa y los demás aplaudieron y brindaron también.
Era la primera vez que Azalea probaba el ponche, y era tan dulce que no dudó en terminarse la copa y pedir otra.
La comida fue alegre y deliciosa, y pronto las sirvientas retiraron los platos vacíos para después servir el postre, compuesto por helado de fresa recubierto de chocolate y frambuesas.
Azalea lo saboreó lentamente, tentando a Falon y a todos los chicos con esos perfectos labios devorando el chocolate.
Tras el postre, pidió una copa de ponche, y su madre le habló en el oído.

REINA: Ten cuidado, hija. El ponche tiene alcohol.
AZALEA: Oh…apenas se nota. Es tan dulce…
REINA: Lo sé. Bebe con moderación.
AZALEA: Está bien.

La orquesta volvió a tocar una marchosa canción y varias parejas salieron a bailar.
Desde el otro lado de la mesa, Falon vio cómo un chico sacaba a bailar a Azalea, y volvió a sentir una extraña punzada de celos.
A su lado, Dalden sonrió con ironía.

DALDEN: Quién diría que Azalea cambiaría tanto en seis años. Pasó de la soledad a estar siempre rodeada de admiradores. Me considero uno de ellos. ¿Y tú, Falon?
FALON: Me es indiferente.
DALDEN: Oh, vamos. Deja de fingir. He visto cómo la miras.
FALON: Es hermosa. Todos la miran.
DALDEN: Tú y yo la miramos con deseo. Y sé que anhelas poseerla tanto como yo. ¿Pero a quién escogerá ella?

En ese momento, Falon se levantó para irse y no escuchar las provocaciones de Dalden, el cual lo detuvo del brazo y se miraron a los ojos.

DALDEN: No tengo nada en tu contra, pero estamos interesados en la misma mujer, así que: que gane el mejor.

Falon se soltó y se dirigió hacia el otro lado de la mesa para coger una copa de ponche.
Se la tomó de un solo trago y miró a su alrededor, en busca de alcohol más fuerte, pero en esa fiesta no había.
Sabía que tenía muchos rivales con respecto a Azalea, pero Dalden era su mayor contrincante.
Pero Falon conocía algo que los demás no sabían: Azalea no era la verdadera princesa de Krystán, sino una chica adoptada.
Y si Dalden y los demás supieran ese secreto, no querrían saber nada de Azalea.
En cambio, a Falon no le importaba.
Seguiría acercándose a ella hasta conquistarla.
Por otro lado, justo cuando Azalea dejaba de bailar y se acercaba a la mesa para tomar un refresco, Tedra y un grupo de chicas se acercaron a ella.

TEDRA: Feliz cumpleaños, Azalea.
AZALEA: Gracias.
TEDRA: Sé que no nos llevamos bien, pero quisiera que aceptaras un regalo mío y de Falon solo por este día.

Azalea la miró con desconfianza, y al ver que Tedra sonreía, miró también a las demás chicas.
Quizá en este día especial, deberían de dejar la enemistad a un lado.
Tedra le ofreció una cajita roja con un lazo dorado, y a medias dubitativa, Azalea la tomó y sonrió forzosamente.

AZALEA: Gracias.
TEDRA: ¿No lo abres?
AZALEA: Bueno, yo…
TEDRA: Quiero ver si te gusta.

Azalea se encogió de hombros y quitó el lazo lentamente. Y en cuanto abrió la tapa, del interior de la cajita salió disparado un trozo de pastel que se estrelló en su rostro.
Tedra y las chicas estallaron en risas, haciendo que Falon, Dalden, los reyes y todos los invitados vieran la horrible escena.
El rostro, los rizos y el vestido de Azalea quedaron completamente llenos de chocolate y bizcocho.
Ella apretó los puños y soportó las ganas de gritar.
Tedra había conseguido ridiculizarla, y ahora era la burla de la fiesta.
La reina se acercó a ella, preocupada.

REINA: Hija…
AZALEA: Estoy bien. Iré a cambiarme.

Dicho eso, alzó la cabeza con dignidad y se fue hacia su habitación.
Tedra y sus amigas siguieron riendo hasta que Falon se acercó a ellas y con una sola mirada las calló a todas.

FALON: ¿Qué demonios crees que haces, Tedra?
TEDRA: Está claro, hermanito.
FALON: Es el día de su cumpleaños, por Dios.
TEDRA: Con más motivos.
FALON: Más tarde tú y yo hablaremos.

Se dirigió hacia la salida del salón de baile, pero Dalden le cortó el paso.
DALDEN: ¿Adónde crees que vas?
FALON: No es asunto tuyo.
DALDEN: ¿Te sientes con el poder y el atrevimiento de ir hasta la habitación de la princesa?

Falon le dio un empujón y siguió su camino.
Al llegar al pasillo que llevaba a la estancia de Azalea, la vio salir por la bonita puerta blanca.
Entonces se acercó a ella, sintiéndose avergonzado por el comportamiento de Tedra.

FALON: Princesa…

Azalea lo ignoró y siguió caminando hacia el salón de baile.
Falon suspiró y decidió pedirle disculpas más tarde, ya que la joven no estaba dispuesta a escucharlo.
Al llegar al salón, Azalea localizó a Tedra y a sus compinches y juró que se vengaría tarde o temprano de ellas.
------------------------------------------------------------------------------

La fiesta siguió hasta el atardecer, y los adultos decidieron irse a sus casas.
Los jóvenes continuaron con la celebración, y a pesar de todo, Azalea siguió siendo el centro de atención.
A pesar de haberse cambiado de vestido, siguió estando rodeada de chicos.
Dalden y Falon tomaban copa tras copa, sin apartar las miradas de ella.

DALDEN: La desnudas con tus ojos, Falon.
FALON: Cállate.
DALDEN: Te mueres de ganas por ver su cuerpo desnudo. Pero eso solamente quedará en tu imaginación, pues Azalea será mía.
FALON: …
DALDEN: Yo probaré su boca, su piel. Me haré dueño de su virginidad y de su cuerpo.

En ese momento, Falon lo cogió del cuello y le asestó un puño en la cara, tambaleándolo hacia atrás, con la nariz ensangrentada.
La música se detuvo y todos miraron la escena con horror.
Dalden no dudó en devolverle el golpe a Falon, el cual cayó sobre la mesa, derramando el ponche y los refrescos.
Los demás jóvenes se apartaron a tiempo, y Azalea se enojó ante esa violencia.
Dalden agarró a Falon de la camisa y lo alzó de la mesa para luego propinarle un rodillazo en el estómago.
Falon tosió y escupió sangre, y antes de que pudiera respirar, su enemigo le dio otro puño en la cara, tirándolo al suelo.

AZALEA: ¡¡Basta!!

Falon se levantó enseguida para alzar el puño y descargarlo sobre Dalden, pero Azalea se puso en medio y sus labios recibieron el golpe.
Tanto ella y como los demás se sorprendieron, y con horror, Falon vio cómo la princesa caía al suelo, mareada.
----------------------------------------------------------------------------------

Cuando Azalea recuperó del todo la conciencia, se vio acostada en su cama.
Vio a Mog y a Kupó, volando sobre ella, preocupados.

KUPÓ: ¿Cómo estás, kupó?
AZALEA: Todo me da vueltas…

Sintió dolor en la boca al hablar, y entonces se levantó para mirarse en el espejo.
Soltó un gritito al verse los labios inflamados y medio morados.
¡Ese odioso de Falon…!
Se asomó a la terraza y vio cómo los invitados se marchaban.
Furiosa, la princesa cogió un pañuelo de seda, se tapó los labios y bajó al salón, dónde las sirvientas limpiaban el destrozo causado por Falon y Dalden.

AZALEA: ¿Dónde está Falon?
SIRVIENTA: En su habitación, Alteza.

Azalea subió de nuevo las escaleras y se dirigió hacia la estancia de su enemigo, y sin tocar a la puerta, la abrió sin más.
Falon estaba ahí de pie, sin camisa, mostrando un fuerte pecho y unos brazos impresionantes.
Se puso tan roja que sintió arder las orejas.

AZALEA: Lo-lo siento…

Se dio media vuelta para irse, pero el chico la detuvo del brazo, la obligó a entrar de nuevo y cerró la puerta con cerrojo.
Azalea se puso nerviosa y no se atrevió a mirarlo a los ojos, así que se encontró mirándole el fuerte pecho. Y eso era peor.
Decidió cerrar sus ojos y esperar a que le saliera la voz, pero el primero en hablar fue Falon.

FALON: Ante todo, debo pedirte perdón por el comportamiento de Tedra. Y siento muchísimo haberte golpeado.

Se fijó en esos bonitos labios inflamados y sintió una punzada de dolor por lo que le había causado a alguien tan delicada como ella.

FALON: Jamás golpearía a una mujer. Y mucho menos a ti.

Con suavidad, pasó un dedo por esa inflamada boca, despertando sensaciones en el cuerpo de la joven, la cual apretó los puños, sin abrir los ojos.
Sentía rabia al no poder reaccionar cada vez que estaba cerca de Falon.
Algo dulce y excitante que nacía de su interior la dominaba por completo, haciéndole desear más contacto físico. Pero su mente le gritaba que no se dejara llevar, y su cuerpo clamaba por ser acariciado.
Su piel se erizó al sentir el cálido aliento de Falon sobre sus golpeados labios.
Oh, Dios… ¡Iba a besarla!
Dio un respingo al sentir la fuerte mano del chico posarse en su nuca.
Entonces la acercó a él y le besó los labios con tanta delicadeza que Azalea no sintió dolor alguno.
Esa mano se metió entre el cabello de ella y lo acarició con ternura.
No… Ese no era Falon… Él no podía ser tan tierno…
Ese chico se había burlado de ella durante años. ¡Y la odiaba!
Al fin Azalea reaccionó, así que abrió los ojos, le dio un empujón para apartarlo y lo miró con furia contenida.

AZALEA: Por este golpe que me has dado, te voy a odiar más de lo que la verdadera Azalea te haya odiado.

Tras decir eso, quitó el cerrojo de la puerta y se fue, dejando a Falon con ese sabor de sus labios y envuelto por su aroma a flores.
-----------------------------------------------------------------------------------

A la mañana siguiente, la princesa despertó asustada por sus malditas pesadillas.
Tras darse un baño perfumado, estuvo toda la mañana metida en su estancia con hielo puesto sobre sus labios.
No podía permitir que nadie la viera con esa inflamación.
Aunque por desgracia, Falon ya la había visto. ¡Y la había besado!
Se sonrojó y cerró los ojos para olvidar el beso.
Estaba segura de que se sentía confundida al ser besada por un chico.
Era su primera vez y por eso reaccionaba así.
Quizá si conociera a otros chicos y se dejase besar por ellos…seguiría sintiendo lo mismo que sentía al ser besada por Falon.
Tendría que averiguarlo…
Alguien tocó a la puerta y se acercó para abrir, pero al ver que era Falon, se la cerró en las narices. Y él volvió a tocar.

AZALEA: ¡Vete!
FALON: Solo será un minuto…
AZALEA: ¡No!
FALON: Prometo no entrar. Solo quiero darte el regalo que no pude entregarte ayer.
AZALEA: ¡Ya me diste un buen puño!
FALON: Por favor…

Azalea se negó a abrirle la puerta, así que al fin oyó los pasos de Falon alejarse.
Pero unos segundos después, volvieron a tocar a la puerta.
Enojada, ella abrió y lanzó el hielo contra la cabeza de la persona que estaba ahí… ¡Y era su padre!
Se puso pálida y retrocedió un paso.
El rey se frotó la cabeza y le entregó un paquete dorado.

REY: Estaba en el suelo, frente a tu puerta.
AZALEA: Ah…gracias. Neutral
REY: ¿Cómo sigue tu boca?
AZALEA: Va mejorando. Papá…ese golpe no era para ti…
REY: Sí, lo imagino. Jamás te has llevado bien con Falon y Tedra. Y jamás supe los motivos.
AZALEA: Cosas de niños…
REY: Ya no sois unos niños, pero seguís peleando por todo.
AZALEA: Bueno…secuelas que quedan.
REY: No piensas contármelo, ¿verdad?

Su hija agachó el rostro, triste.
No deseaba hablar de eso, y mucho menos pasar vergüenza ante su padre.
El rey le alzó la cara y le pasó un pañuelo por los labios con suavidad.

REY: He venido a proponerte algo.
AZALEA: ¿Mm?
REY: Ayer tu fiesta terminó con un desagradable percance, así que he pensado en darle su toque final a tu cumpleaños esta tarde.
AZALEA: Oh… ¿Y cómo?
REY: He ordenado que instalen el escenario en el jardín central para disfrutar de una obra de teatro. Y después organizaré las actividades que tú anotaste ayer y que no se pudieron realizar.
AZALEA: ¡Gracias, papá!

Lo abrazó y su padre sonrió.
Después de comer, Azalea decidió pintarse los labios de un rojo intenso para disimular un poco el golpe.
Llevaba puesto un vestido también rojo que se pegaba perfectamente a su cuerpo, delineando así cada curva sensual de su anatomía.
Se dejó el cabello suelto y decorado con una rosa roja.
¡Estaba deslumbrante!
Por la terraza llegaron Kupó y Mog.

KUPÓ: Están llegando los invitados, kupó.
MOG: ¡Oh, Azalea! ¡Vestida así pareces más adulta!
AZALEA: Me alegra saberlo. tongue

Se asomó a la terraza y vio el jardín central decorado con guirnaldas, globos y flores.
Había mesas llenas de refrescos, ponche y comida.
Los invitados estaban reunidos alrededor de la fuente de agua, y la reina iba recibiendo a los que aun llegaban.
Azalea se miró por última vez en el espejo y salió de la habitación para dirigirse al jardín.
Justo al llegar ahí, los chicos la miraron de arriba abajo, maravillados ante tanta belleza.
Como siempre, el primero en acercarse a ella para ofrecerle un hermoso ramo de flores fue Dalden.

DALDEN: Te pido disculpas por los acontecimientos de ayer.
AZALEA: Gracias.

Dalden la tomó de la mano para llevarla hacia las sillas dispuestas frente al escenario decorado para la obra de teatro.
Todo el mundo se sentó y se sumió en el silencio para disfrutar de la obra.
Dos sillas más atrás de la princesa, Falon apretaba los puños, furioso al ver cómo Dalden susurraba al oído de Azalea.
Si eso continuaba así, Falon no aguantaría mucho más y temía iniciar otra pelea.
Le dolía la mandíbula por los dos golpes asestados por Dalden, así que juró devolverle tres puños por cada golpe, contando el rodillazo en el estómago.
A su lado notó que su hermana Tedra no le dirigía la palabra desde ayer, y es que Falon la había regañado duramente por haber ridiculizado a Azalea justo en el día de su cumpleaños.
A su otro lado estaba Iris, la cual no dejaba de mirarlo de reojo, obviamente a la espera de que Falon le sacara conversación, pero él no tenía ganas de hablar con nadie.
La primera parte del teatro terminó y todos aplaudieron.
Azalea y Dalden fueron juntos a la mesa para coger ponche y seguir conversando.
Desde lo alto de la terraza, el rey y la reina observaban a su hija.

REY: Espero que se lo esté pasando bien.
REINA: Seguro que sí, mi amor.
REY: ¿Te has fijado en cómo Dalden va detrás de ella en todo momento?
REINA: Sí. Es un caballero de pies a cabeza.
REY: Y le gusta nuestra hija.
REINA: ¿A quién no le gusta? Es encantadoramente hermosa.
REY: Como su madre.
REINA: Fíjate en Falon. La sigue con la mirada a todas partes.
REY: También está interesado en ella. Pero no se atreve a acercarse por temor a pelear de nuevo.
REINA: Como cuando eran niños.
REY: Pero ya no lo son. Deberían dejar las diferencias a un lado.
REINA: Opino lo mismo. Falon sería un buen esposo para Azalea.
REY: ¿Qué?
REINA: Aunque Dalden también.
REY: Un momento, señora. Nuestra hija es demasiado joven como para pensar siquiera en el matrimonio.
REINA: Lo sé.
REY: Y pronto iniciará los estudios. Su mente debe estar centrada solo en eso.
REINA: Así será.
REY: Ni siquiera quiero oír hablar de novios o prometidos.
REINA: Cálmate. (Abrazándolo) Ella sigue siendo nuestra.
REY: Y lo será por muchos años más.
REINA: Hasta que se enamore. Cuando ese día llegue, no tendremos nada qué hacer, esposo mío.
----------------------------------------------------------------------------------

Azalea suspiró, aliviada al ver que Dalden se alejaba para ir al baño, dejándola sola al fin.
Sus conversaciones la agobiaban, y no sabía cómo librarse de él sin ofenderlo.
Miró a su alrededor, consciente de que los invitados disfrutaban de la fiesta, y ni uno se dedicaba a acercarse a ella para conversar.
Claro. Esas personas estaban ahí solo por diversión, por la comida, por el ponche, por el ambiente.
No les importaba quién era el o la protagonista de la fiesta.
Azalea jamás tuvo amigos. Y seguía sin tenerlos.
Entonces recordó las palabras de Tedra: “Azalea fue una niña insoportable, desobediente. Jamás prestaba sus juguetes y no compartía su compañía con nadie. Su altanería alejaba a los niños. Era mandona y peleona. ¿Y sabes que fue lo peor de todo? Presumía tanto cuando en verdad fue la niña más fea de Ciudad Krystán”.
Pero ahora era hermosa. Ya no era mandona y peleona. Ahora prestaba su castillo para que disfrutasen de las fiestas. Ahora deseaba la compañía de todos ellos. Deseaba tener un amigo.
Pero las chicas la miraban con envidia y no se acercaban a ella. Y los chicos la sacaban a bailar simplemente por su belleza, no por su persona.
De nada servía ser bella y buena, pues seguía estando sola.
Dejó la copa sobre la mesa y se dirigió con prisa hacia el siguiente jardín para meterse en el círculo de rosales que había justo en el centro.
Cerró los ojos y aspiró el aroma de las rosas.
No debía llorar. Tenía que ser fuerte.
Era hermosa y podía tener todo lo que quisiera.
O casi todo… Le faltaba un amigo.

FALON: Princesa.

Se puso tensa al oír la voz de Falon tras ella.
Justo en ese momento había decidido seguirla. Justo en ese instante que estaba reviviendo el pasado.
Un pasado marcado por las burlas de ese chico y de su hermana.
La tristeza fue reemplazada por la furia.

FALON: ¿Qué haces aquí sola?
AZALEA: ¿Qué te importa?
FALON: ¿Todavía estás enfadada?

Ella no respondió, así que Falon se le acercó y miró la deliciosa curva de su espalda, la cascada de su cabello, la delicada piel de sus hombros…
Deseaba tocarla, pero no quería enfadarla más.

FALON: ¿Te gustó mi regalo?
AZALEA: No lo he abierto.
FALON: ¿Por qué no?
AZALEA: No me interesa.
FALON: Princesa…
AZALEA: Te dije que jamás conseguirás tener mi amistad, así que no te esfuerces más.
FALON: Almenos mírame cuando te hablo.
AZALEA: No.
FALON: ¿Qué tengo que hacer para que me trates un poco mejor?

Al fin Azalea se dio la vuelta para mirarlo directamente a los ojos.
Falon quedó hechizado al verla rodeada de rosas, y ella ahí en medio, vestida de rojo, torturándolo con su belleza.

FALON: Eres la rosa más bella de este jardín.

Las mejillas de la chica se sonrojaron y por un momento se olvidó de su enfado.
La penetrante mirada de Falon la ponía nerviosa. Y ahora se daba cuenta de que con Dalden no le sucedía lo mismo. Ni con ninguno otro.
¿Pero por qué? Todas esas miradas eran iguales… Estaban cargadas de deseo. Y solo los labios de Falon la habían tocado, y se había sentido flotar.
¿Pasaría lo mismo con Dalden o con los demás chicos?
Era cuestión de probar.
Vio que Falon daba un paso hacia ella.

FALON: Respóndeme. ¿Qué debo hacer para que me trates bien?
AZALEA: Deberías pedirle perdón a Azalea por todo el daño que le causaste.
FALON: Lo haré. Dime dónde puedo encontrarla.

El corazón de Azalea se aceleró al imaginarse al chico que odiaba arrodillado y pidiéndole perdón a ella misma.
Pero no. Falon creía que ella no era Azalea, y solo pediría perdón para conseguir su amistad.
Dolía…dolía tanto saber todo lo que podía conseguir siendo hermosa.
La princesa lo miró con tanto odio que Falon se quedó helado.

AZALEA: No me interesa un perdón vacío de sinceridad. Un perdón forzado no tiene valor. Jamás seré tu amiga.

Dicho eso, pasó por su lado y regresó al jardín central para disfrutar de la segunda parte de la obra de teatro.
Estaba dispuesta a probar los besos de Dalden para así saber si reaccionaría igual que con los besos de Falon.
-----------------------------------------------------------------------------------------

Tras finalizar el teatro, se iniciaron las actividades juveniles.
El primer juego consistía en atrapar un conejo que empezó a corretear por el jardín con todos los invitados tras él, incluida Azalea, la cual rió hasta quedarse seca.
Quien lo atrapó se llevó como premio el conejo y un pequeño botín con dinero en su interior.
Pronto la orquesta inició su música y los jóvenes salieron a bailar.
Dalden tuvo de nuevo a Azalea entre sus brazos, y ella decidió dejar a un lado la incomodidad.

DALDEN: Hoy estás más bella que nunca.
AZALEA: Gracias.
DALDEN: ¿Cómo te lo estás pasando?
AZALEA: Muy bien. ¿Y tú?
DALDEN: Bastante bien. Pero mucho más si es a tu lado.

Azalea bajó la mirada, sintiéndose incómoda de nuevo.
Dalden era un chico muy guapo y popular en Ciudad Krystán, y todas las chicas se morían por él, menos ella.
Era el momento de comprobar su reacción ante los labios de Dalden, así que lo miró, decidida.

AZALEA: ¿Podrías acompañarme un momento?
DALDEN: Por supuesto.

Ella lo llevó a través de los invitados hasta llegar al jardín principal.
Entonces se acercó a él y cerró los ojos, sintiendo que le ardían las mejillas.

AZALEA: Bésame.

Por un instante, Dalden se sorprendió, pero al ver esa boca exquisita y roja como una fresa, perdió el control, así que la tomó por la cintura y la besó.
Azalea se dejó besar, y un segundo después, se le erizó la piel. Pero no por el beso, sino porque no sintió absolutamente nada.
Asustada, apartó a Dalden y se tocó los labios, mirándolo con horror.
¿Por qué con Falon se sentía tan bien?

DALDEN: ¿Qué ocurre?
AZALEA: No…yo…lo siento…

Huyó lo más rápido que pudo.
No podía ser posible…
Odiaba lo que estaba sintiendo en ese momento. Odiaba a Falon. Pero no odiaba sus besos.
¿Pero por qué? ¿Por qué con el chico al que odiaba y que él también la odiaba a ella? ¿Por qué el destino era tan caprichoso?
Llegó al jardín central y se detuvo, con la respiración agitada.
Todos bailaban, y localizó a Falon, que bailaba y reía con una bonita chica.
Entonces sintió una punzada de celos.

AZALEA: No puede ser…

Volvió a tocarse los labios, sin dejar de mirarlo.
Era guapo, alto, fuerte. Un príncipe. Popular y deseado por muchas chicas. Pero también era aquél que la hizo sufrir, quién se burló de su fealdad. El que la odiaba desde tiempo atrás.
¿Por qué él? ¿Por qué sus besos?
Quizá con Dalden jamás sentiría nada. Quizá debería besar a más chicos.
Miró a su alrededor en busca de algún chico guapo que le hiciera sentir algo solo con verlo.
Pero no. Su mirada se clavó en Falon. Y lo odió más por ello.
Empezó a sentirse mal…así que se acercó a la mesa de refrescos y se sentó en una silla.
Admitir que se sentía atraída por Falon fue como clavarse un puñal a sí misma.
Volvió a mirarlo, y todavía seguía con esa chica.
Sintió de nuevo la punzada de celos, así que cogió una copa de ponche y se la tomó de un solo trago.
Al terminar la canción, todos aplaudieron y se pusieron a conversar.
Pero nadie se acercó a Azalea, aun viéndola sentada y sola.
Seguía estando sola como en el pasado. Estaba sola a pesar de tenerlo todo.
Volvió a tomarse otra copa, consciente de que todos esos que estaban en su fiesta, eran personas que venían por interés y diversión.
Ninguno de ellos era su amigo. ¿Entonces por qué seguían aquí todavía?
Se levantó de la silla, respiró hondo y ordenó a la orquesta que dejase de tocar.
Todos los invitados se callaron y la miraron, incluidos Falon y esa bonita chica.

AZALEA: La fiesta ha terminado.
CHICO: ¿Qué? Pero si el rey dijo que…
AZALEA: Que todo el mundo se vaya de mi reino.

Cada una de esas personas la miró con rabia y comenzaron a irse.
Al ver que Falon también se iba con esa chica, la rabia de Azalea se hizo más grande.

AZALEA: ¡Y que nadie vuelva nunca más!

Dalden, preocupado al verla alterada, se le acercó para acariciarle el brazo, pero ella se apartó.

DALDEN: ¿Qué…?
AZALEA: Vete.
DALDEN: Pero…
AZALEA: Buenas noches.

Y se fue, dejando a todo el mundo extrañado pero molesto.
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Mensaje por Katherina Kusanovic Jue Jul 12, 2012 1:42 pm

Chu... Cagó. Hechando a a todo el mundo... A eso si que se le dicen celos o.o
maldita tedra, ensima de que tiene un nombre horrible se hace la muy genia e.e ya se vengara! Muajajaja
y ahora que irá a pasar con ella y falon??? Que drama @.@
besoss y espero la contiii
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Mensaje por Alice~ Jue Jul 12, 2012 4:44 pm

*__* asquerosamente bueno (?
Espero el siguiente capitulo
Alice~
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Mensaje por SweeT PrincesS Vie Jul 13, 2012 4:55 am

Gracias por seguir mi fic!!
si no es por ustedes yo no tendria motivos para subirlo!
las kiero mucho
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 Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 4 Empty Re: Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 4

Mensaje por Katherina Kusanovic Vie Jul 13, 2012 2:24 pm

Hay mi tambien te quiere!!! 011
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Mensaje por jessie ichinose Vie Jul 13, 2012 10:55 pm

sugoi!! cada vez me gusta mas tu fic *w*
conti conti onegai :'3
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