Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 11

por SweeT PrincesS Lun Sep 24, 2012 5:40 am

CAPÍTULO 6:

"Unidos...Representa La Fortaleza"

PARTE 1

Era de noche y la luz de la luna llena apenas iluminaba el sendero lleno de árboles, flores y piedras.
Pero ella seguía corriendo sin mirar atrás. Sin importarle que iba descalza y que las piedras lastimaban sus delicados pies.
Solo deseaba huir de Falon y refugiarse en los brazos de Challen…su ángel de la guarda…
Solo él podía salvarla de las garras de ese demonio.
Una nube ocultó la luna y el sendero quedó a oscuras.
La joven tropezó y cayó de bruces al suelo, lastimándose así las palmas de sus manos.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y no hizo nada por incorporarse.
¿Cuántas veces había tropezado y caído? ¿Cuántas lágrimas había derramado? ¿Cuánto más debía seguir sufriendo?
Necesitaba sentir una cálida mano en su hombro, pero jamás llegó ese contacto.
Qué extraño… Pues siempre había estado ahí…en sus peores momentos.
¿Por qué ahora no? ¿Dónde estaba?
No podía levantarse del suelo. Algo invisible la aplastaba y la asfixiaba.
¿Por qué nadie la sacaba del oscuro pozo como siempre sucedía? ¿Por qué demoraba tanto en llegar su ángel de la guarda?
Hacía frio…las piedras se clavaban en su delicado cuerpo…la oscuridad se cernía sobre ella…el miedo le atenazaba la garganta, impidiéndole así pedir auxilio…
Se habían olvidado de ella… Necesitaba ayuda…
Oh, Dios… Que alguien la salvase, por favor…
Sentirse atrapada en ese pozo de llanto y dolor era como estar en el infierno.
Ayuda… Ayuda… Ayuda…
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Falon veía cómo Azalea sudaba y se retorcía por culpa de sus pesadillas, y por más que Dalden intentase despertarla, no había manera de sacarla de esos malos sueños.
Tedra y Cerith observaban la escena en silencio.
Los cinco se encontraban en un extraño y desconocido bosque, sin saber dónde estaban y qué había pasado tras el intento de viajar al presente.
¿Dónde estaban todos los demás?

DALDEN: Maldita sea… La fiebre le sube con demasiada rapidez.

Cerith miró a su alrededor en busca de plantas medicinales en ese camino del bosque, pero solo había flores raras que no se atrevió a coger por temor a que fueran venenosas.
A pesar de todo, no soportaba ver a Azalea así, y más sabiendo cuales eran los motivos de sus pesadillas.
Vio que Falon se resistía en hacer algo por la princesa, ya que en sus ojos brillaba furia y preocupación mezcladas.
Lo mejor sería mojarle la frente y la cara para evitar que subiera la fiebre.
Pero no había río alguno por los alrededores.

CERITH: Lo primero es hacerla reaccionar. Pues debe despertar para poder cortar la pesadilla, ya que es lo que le causa la fiebre.
DALDEN: Ya no sé qué más hacer para despertarla. Ni zarandeándola abre los ojos.
CERITH: Probemos con hablarle cosas agradables al oído para hacerla llegar a la luz.

Dalden arrugó las cejas, consciente de que no sabía qué podía decirle para conseguir ese propósito.
Entonces todas las miradas se clavaron en Falon, provocando que se pusiera tenso. Ya que él era en esos momentos la persona que podía susurrarle todos los buenos recuerdos que existían entre los dos.
Pero Falon se negó a acercarse a Azalea, así que Dalden tuvo que desempeñar ese objetivo.
Y ver la boca del emperador cerca del oído de la princesa fue suficiente para despertar los celos de Falon.
Tuvo que apretar los puños y girarse para no seguir mirando.
Poco a poco, Azalea fue reaccionando gracias a las palabras de Dalden, pero cometió el error de confundirlo con otra persona…

AZALEA: ¿Falon…?

El príncipe se puso más tenso de lo que ya estaba.
Esa dulce voz pronunciando su nombre le trajo recuerdos sobre ella desnuda debajo de su fuerte cuerpo…amándola intensamente…
Cerró los ojos con fuerza para borrar esos recuerdos, pero la voz de Azalea seguía torturándolo.

AZALEA: Falon, por favor… Ayúdame…

Dalden, Tedra y Cerith lo miraban con atención, esperando a ver si hacía algo o no.
Pero el príncipe decidió seguir quieto, sin hacer caso a esas súplicas.
No debía caer en la tentación, pues la odiaba.
La odiaba. La odiaba. La odiaba.
Pero esos sollozos estaban destrozando sus nervios.
Oírla o verla llorar seguía siendo su maldita debilidad.
Al ver tanta frialdad ante una chica tan dulce y hermosa, Dalden se acercó a Falon para darle un fuerte empujón.
Entonces se miraron con desafío.

DALDEN: ¿Acaso no escuchas cómo te llama, maldito cretino?
FALON: ¿Acaso es mi problema?
DALDEN: ¿Qué clase de amor pudiste sentir por ella que ahora no te importa verla sufrir?
FALON: No metas el dedo en la herida, Dalden.
DALDEN: ¿Qué herida, desgraciado? Lo único que querías de Azalea era su precioso cuerpo.
FALON: ¡Cállate!
DALDEN: Espero que no vuelvas a acercártele. Ahora ella será mía.

Lleno de furia, Falon le asestó un fuerte puño en la cara, provocando que cayera de espaldas al suelo.
Pronto, el joven emperador se levantó con rapidez y se abalanzó sobre el príncipe.
Entonces se enzarzaron en una pelea que ni Tedra ni Cerith pudieron detener. Y con impotencia, vieron cómo se llenaron de golpes hasta el cansancio.
Los dos cayeron de rodillas al suelo, mirándose con la respiración agitada y llenos de rabia.
Tedra los miró con enfado.

TEDRA: ¡Sois unos estúpidos por pelear por una odiosa como Azalea! ¡No debéis darle tanto valor si ni siquiera es la verdadera princesa de Krystán!

Dalden la miró, parpadeando del asombro.
Despacio, se incorporó del suelo para acercarse a Tedra.

DALDEN: ¿Qué has dicho?
TEDRA: La verdad.
DALDEN: ¿Qué verdad?
TEDRA: La que acabas de oír. Azalea es adoptada. No pertenece a la realeza. No es de sangre azul.
DALDEN: ¿Qué…?
TEDRA: ¿O acaso crees que sería posible que una niña tan fea como Azalea podría convertirse en una adolescente tan hermosa como la de ahora? ¡Por favor!

Dalden se quedó mirando a la media dormida Azalea, absorbiendo la información de Tedra.
¿Sería todo eso cierto?
Algo de sentido tenía, pero…

TEDRA: No pienses más, Dalden. Ella misma nos dijo que efectivamente es adoptada. ¿Verdad, Falon?

Falon apenas reaccionó, ya que también miraba fijamente a Azalea, pues él era el único que sabía que ella sí era la verdadera princesa de Krystán. Que sí era posible que en seis años hubiera podido cambiar tanto y convertirse en la mujer más hermosa y deseada de la ciudad.
Solo él conocía ese secreto. Y solo él se había adueñado de esa belleza.
Le pertenecía por completo.
Pero eso no importaba.
Esa princesa ya no significaba nada para él.
No debía sufrir al verla mal. No debían afectarle sus lágrimas, maldita sea.
Vio cómo la princesa al fin abría los ojos y lo buscaba a él, así que retrocedió con un nudo en la garganta.
Al ver su frialdad, Azalea se incorporó y miró a su alrededor para disimular el dolor.

AZALEA: ¿Dónde estamos?
DALDEN: Eso quisiéramos saber. ¿Cómo te encuentras?
AZALEA: Un poco débil. ¿Dónde está Challen?
DALDEN: Nadie sabe nada de los demás ni de qué ha pasado.
TEDRA: Lo único claro es que no debemos quedarnos aquí de brazos cruzados.

Se acercó a la curva del sendero y solo vio más y más bosque.
Pero únicamente había un camino. Y si lo seguían…¿adónde los llevaría?
Falon y Cerith se acercaron a ella para observar también el sendero.

FALON: Ya mismo anochecerá. Un bosque se hace más peligroso con la oscuridad. Así que vámonos ya.

Dalden ayudó a Azalea a incorporarse y los cinco se encaminaron por ese único camino.
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Los Cazadores de Bestias junto a Challen y a Shaner se encontraban en una zona boscosa, rodeados por una cadena de montañas llenas de nieve en sus cimas.
Zannaleah permanecía sentada en el suelo, aguantando el dolor de cuerpo en silencio.
Siempre era la más afectada en cuanto al uso de la máxima magia.
Challen sintió el impulso de acercársele, pero Frey se adelantó.

FREY: ¿Puedes levantarte?
ZANNA: Creo que sí.

Lo intentó pero fue en vano.
Sintió vergüenza al mostrar su debilidad física ante sus compañeros.

ZANNA: Lo siento…
FREY: No te preocupes. Todavía no estás capacitada para llegar a tan alto nivel mágico. Es culpa mía.
ZANNA: Claro que no. Yo…
FREY: Descansa todo lo que puedas.

Zannaleah agachó el rostro, con las mejillas sonrojadas.
Frey era siempre tan bueno y comprensivo…
Pero se sentía tan incómoda bajo la mirada de Challen…
Por otro lado, Shaner no pudo evitar sentir angustia por Tedra.
¿Dónde estaría? ¿Se encontraría bien? ¿Estaría sola…perdida…herida?
Su cuerpo se puso tenso ante esos malos pensamientos.
Tenía que hacer algo. No podía quedarse ahí quieto.
Ella era su princesa. Su responsabilidad.
Si algo le llegara a suceder, él…él…

SHANER: Salgamos de este maldito bosque.
FURY: ¿Qué caminos vamos a coger? Nosotros no conocemos este lugar.
SHANER: ¿Qué ha pasado con el viaje al presente?
MOIRA: Creo que ha faltado fuerza física en la magia.

Las miradas se clavaron en Zannaleah, haciéndola sentir más culpable y avergonzada de lo que ya estaba.

SHANER: Deberíamos encontrar a los demás.

Frey cogió en brazos a Zannaleah y Challen sintió una presión en el pecho.
Se le hacía extraño verla en brazos de otro hombre que no fuera él.
Poco después, los seis emprendieron la marcha por uno de los muchos senderos de ese bosque.
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Ya era de noche cuando Tedra se sentó sobre una roca que había en el camino.
Los demás se detuvieron y la miraron.

TEDRA: ¡No puedo más! Estoy cansada de caminar. Me duelen los pies y tengo sed.
FALON: Tedra…
TEDRA: Me pica todo el cuerpo. No pienso seguir caminando.

Al verla angustiada y con los ojos llorosos, su hermano se acuclilló frente a ella para acariciarle el cabello.

FALON: Sé que no mereces estar en estas condiciones, pero tú quisiste acompañarme en el viaje al pasado.
TEDRA: Jamás creí que todo saldría tan mal.
FALON: Nadie lo creía, Tedra. Pero aquí estamos y debemos afrontar las consecuencias, juntos y fuertes.

Tedra lo abrazó con angustia, deseando estar en su hogar… Arrepintiéndose de haber sido tan terca en cuanto a viajar al pasado.
Era toda una princesa y no merecía estar en un lugar como ese.
Falon le devolvió el abrazo para consolarla.

FALON: Sigamos un poco más.

Azalea tuvo que apartar la mirada ante esa demostración de afecto y cariño entre los dos hermanos.
Una escena muy bonita.
Una escena que le desgarraba el alma, recordando la ternura que una vez recibió de ese príncipe.
Cerith sonrió con tristeza al ver que Tedra tenía a Falon. Y Azalea a Dalden.
¿Pero y ella? ¿A quién tenía en esta vida?
A nadie. Estaba completamente sola. Siempre lo había estado.
Sus padres murieron cuando ella apenas tenía 10 años. Jamás tuvo hermanos.
Y su único tío no quiso saber nada de ella.
Gracias a los padres de Falon y Tedra, que eran sus padrinos, pudo sentirse querida y cuidada.
Pero en realidad no tenía a nadie de su misma sangre.
Miró al cielo estrellado y suspiró.
No era momento de ponerse melancólica.
Vio cómo Falon conseguía animar a Tedra a proseguir con la marcha, así que los siguió y anduvieron otros dos kilómetros más, bajo la luz de la luna llena.
Al pasar bajo los extraños árboles, divisaron un bonito y pequeño lago rodeado por alta vegetación, convirtiendo el lugar en un perfecto escondite.
Tedra fue la primera en salir corriendo hacia el lago y arrodillarse en la orilla para coger agua con las manos, pero antes de que pudiera bebérsela, Falon se lo impidió.

FALON: Podría ser agua en mal estado.

Dicho eso, arrancó una flor del suelo, la lanzó al agua y esperó unos segundos a que se marchitara, pero eso no ocurrió, dando a entender que el lago estaba en buenas condiciones.

FALON: Será mejor que tú y las demás os refresquéis un poco.

Miró una sola vez a Azalea y se alejó unos metros del lago para sentarse bajo un árbol, apoyando la espalda en el tronco.
Dalden también se alejó para darles intimidad a las chicas.
Tedra no dudó en quitarse el pomposo vestido y quedarse en ropa interior para luego meterse en el agua.

TEDRA: ¡Oh, está tan tibia! ¡Vamos, Cerith!

Con timidez, Cerith también se quedó en ropa interior y se metió lentamente.
Tedra la salpicó con el agua juguetonamente y su amiga se echó a reír.
Azalea suspiró y se descalzó para meter solamente los pies en la orilla.
Seguía sintiéndose sola sin Challen y sin sus mascotas.
Oh… ¿Dónde estarían en estos momentos? ¿Se encontrarían bien?
Oyó un chapoteo y levantó los ojos para encontrarse con la mano de Cerith tendida hacia ella.

CERITH: ¿Por qué no vienes tú también?
AZALEA: ¿Qué?
CERITH: El agua está bastante cálida. Y un baño te hará bien. Todos estamos cansados.

La princesa arrugó levemente las cejas, sopesando esa invitación…buscando alguna trampa…
Pero solo pudo ver sinceridad en esos ojos.
De todos modos, no aceptó la mano de Cerith. Simplemente se quitó el vestido y se metió en el agua, por lo que Tedra la miró con fastidio.

TEDRA: Tienes suerte de que Cerith sea buena y tonta. Pero no creas que yo voy por su mismo camino.
AZALEA: No necesito nada de vosotras, Tedra. Y mucho menos de ti.
TEDRA: Entonces no te acerques demasiado.
CERITH: Tedra, por favor…
TEDRA: No, no y no. No pienso permitir que esté a nuestro lado por culpa de tu bondad, Cerith.
CERITH: En estas circunstancias debemos permanecer unidos y…
TEDRA: Prefiero quedarme sola antes que aceptarla en el grupo.

Cerith agachó el rostro con pesadumbre, ya que no conseguiría convencer a Tedra, la cual estaba llena de un odio sin fin.
Azalea sacó esa repentina furia que siempre había sentido por su peor enemiga y la miró con frialdad.

AZALEA: Jamás invites a la soledad a que entre en tu vida, porque lo único que recibirás será tristeza y dolor.

Hablaba con experiencia, pues siempre estuvo sola…hasta que aparecieron Kupó, Mog, Lilly y Challen.
Al saber ahora lo que era la amistad, no deseaba volver a la soledad.
Respiró hondo y se sumergió completamente en el agua, disfrutando de la limpieza en su cabello y de la relajación de sus cansados músculos.
Cuando salió a la superficie, se quedó mirando a Cerith, ya que bajo esa reservada timidez se escondía un gran corazón.
Pero no podía evitar sentir esa rabia al saber que Cerith estaba enamorada de Falon y que una vez quiso robárselo…y que estuvo a punto de entregarse a él en aquel establo…
Las imágenes de Falon y de su enemiga besándose sobre la paja le torturaron la mente y la obligaron a alejarse de ahí.
Salió del agua y se sentó en la hierba para que la cálida brisa nocturna secase su piel y su cabello.
Gracias a los altos arbustos, podía esconderse de las miradas de Falon y Dalden, los cuales estaban unos metros más atrás, observándose el uno al otro en silencioso desafío.
Un rato después, las tres chicas tenían los vestidos puestos y estaban sentadas alrededor de la hoguera que el príncipe había encendido.

DALDEN: Iré a cazar algún animal para poder asarlo y comer.

Cargó con su espada y se adentró en el bosque, dejando a su paso señales con piedras para no perderse y así poder regresar.
Azalea vio cómo se alejaba, consciente de que el joven emperador estaba raro desde que Tedra había mencionado que Azalea no era la verdadera princesa de Krystán, sino una chica adoptada.
Todos habían creído que Azalea había estado inconsciente o dormida, pero no.
Había oído toda la conversación. Y la verdad era que poco le importaba todo eso o lo que pudiera pensar Dalden. Pues el único que conocía la verdad era Falon, y al parecer, no lo había contado a nadie.
Falon la miraba de reojo, extasiado por su belleza bajo la luz de la luna.
Su largo y húmedo cabello…sus grandes ojos…sus largas pestañas…sus mejillas y labios rosados…sus delicados hombros…su perfecto cuerpo…su aroma…
Apretó los dientes y cerró los ojos.
Maldita fuera su suerte.
El destino se empeñaba en acercarle a Azalea justo cuando más necesitaba alejarse de ella.
Los recuerdos de lo sucedido en la cabaña de luna de miel todavía le quemaban el alma.
Sus mentiras…su dolor…sus lágrimas…
Todo estaba mezclado con el odio que había sentido por ella desde pequeños.
Pero ahora el resentimiento era más profundo.
Y también se odiaba a sí mismo por haber caído en el hechizo de su maldita belleza… Por haberle entregado su ahora duro corazón…
Gracias a Dios no le había entregado su vida.
De pronto, se oyó un rugido tras el espeso follaje del bosque.
Falon se levantó y se puso en guardia con la espada lista y en lo alto.

TEDRA: ¿Qué ha sido eso?
FALON: No os mováis de aquí.

Se adentró entre los árboles y las tres chicas se incorporaron con el corazón encogido del miedo.
Un segundo después, Falon fue impulsado hacia atrás y se estrelló contra el suelo.
Azalea, Tedra y Cerith soltaron un grito y corrieron hacia él.
Falon gruñía y se retorcía del dolor.

TEDRA: ¿Qué ha pasado?
FALON: Ayúdame a quitarme la camisa.
TEDRA: ¿Qué? ¿Por qué?
FALON: Haz lo que te digo.

Con manos temblorosas, su hermana le desabrochó los botones y le abrió la camisa.
Ellas tres empalidecieron al verle en el pecho un zarpazo de tres líneas gruesas y ensangrentadas.

CERITH: Oh, Dios mío…
FALON: Quema, maldita sea…

Intentó incorporarse y Tedra lo ayudó para caminar hacia la orilla del lago.
Con los dientes apretados, el príncipe terminó de quitarse la camisa para después lanzarse al agua y aliviar el escozor del zarpazo.

TEDRA: ¿Quién te ha hecho eso? ¿Qué está pasando, Falon?
FALON: Un maldito monstruo me ha pillado desprevenido y…

Otro rugido cortó sus palabras y el esbirro de dos metros apareció ante ellas.
Las tres chicas volvieron a gritar y se lanzaron sobre el chico para abrazarlo con miedo.
Falon aguantó el dolor que eso le causó y su mente comenzó a idear un plan para salir vivos de ese peligro.

FALON: Debéis manteneros en el agua.
TEDRA: ¿Qué harás tú?
FALON: Distraerlo y alejarlo de aquí.
TEDRA: Pero tu herida…
FALON: Eso ahora no importa.

Las apartó de su lado y salió del agua para enfrentarse al enemigo que los miraba con hambre.
Por suerte apareció Dalden por detrás y le asestó un espadazo en la gruesa espalda.
El monstruo gruñó y se giró hacia el emperador, con las zarpas en alto.
Entonces Falon le dio una fuerte patada y lo lanzó de boca al suelo.
Para terminar, Dalden le clavó su arma en el cuello, matándolo en el acto.
Respirando con alivio, las tres chicas salieron del agua y Tedra se arrancó un pedazo de su vestido para usarlo como vendaje para la herida de su hermano.

FALON: No podemos quedarnos más tiempo aquí.

Emprendieron de nuevo la marcha, alejándose del lago y del peligro.
Dalden tenía un conejo muerto que había cazado, y en cuanto se detuvieron en una zona escondida entre el follaje, encendió otra hoguera para despellejar a dicho conejo y asarlo en el fuego.
Mientras comían, el cielo oscuro comenzó a llenarse de nubes negras y espesas, provocando rayos que los iluminaban de vez en cuando.
El primer trueno hizo que la piel de Azalea se erizara.
Se avecinaba una tormenta.
Falon miró a su alrededor, buscando algún refugio en el que resguardarse.
Pero debían seguir caminando para encontrarlo, ya que nada se veía por ahí.
Se dio cuenta de que su herida seguía sangrando a pesar de estar vendada.
Hizo una mueca de dolor y se levantó con decisión.

FALON: Debemos seguir caminando. Pronto lloverá y necesitamos encontrar un refugio.

Los demás no dudaron en levantarse y seguir con la marcha, que duró media hora más.
Entonces comenzaron a caer gotas.
Lentamente primero, y después con más rapidez.
En menos de diez minutos, los cinco quedaron empapados.
Azalea tenía frio y le dolían los pies.
El agua de la lluvia le calaba hasta los huesos.
No soportaba esa situación.
Lo único que deseaba era estar en el refugio de su hogar, protegida por sus padres y olvidarse de las guerras, de los errores, del frío y de…Falon, que la miraba cada vez con más odio.
Y eso era mucho peor que sentir hambre o frio.
Iba tan despistada que tropezó y cayó de rodillas al suelo mojado.
Los demás se detuvieron para mirarla.
Dalden y Falon dieron un paso para ofrecerse a ayudarla, pero se negaron a hacerlo.
Falon por rabia y Dalden por…por…
La princesa sintió una presión en el pecho.
Ahora ni siquiera Dalden quería estar a su lado, puesto que se había enterado que supuestamente no era la verdadera princesa de Krystán.
¿Eso era motivo para darle de lado? ¿Eso era una razón para dejar de sentir por ella lo que supuestamente sentía? ¿Tan poco valor tenía si no pertenecía a la realeza?
Vio que Cerith se agachaba para tender su mano hacia ella…por segunda vez.
Azalea la miró fijamente y sintió ganas de decirle lo estúpida que era al ofrecerle su ayuda.
Notando que renacía su orgullo, la princesa ignoró esa mano y se levantó sin su ayuda.
Alzó la barbilla con terquedad y siguió caminando sin parpadear.
Pronto dejaron de caer rayos, así que el camino se tornó completamente oscuro.
La situación empeoraba al ser de noche y con las espesas nubes tapando la luna.
No existía luz alguna que pudiera guiarlos por el sendero.
Y con la lluvia era imposible encender una hoguera.

FALON: Maldita sea…
DALDEN: Debemos permanecer quietos y unidos hasta que el cielo se despeje un poco.

Impulsivamente, los cinco pegaron sus cuerpos unos a otros y se sentaron en el suelo para así descansar un poco.
Seguía lloviendo con fuerza y los segundos pasaban con una lentitud agobiante.
La noche se hacía eterna y los nervios ya estaban a flor de piel.
Jamás habían pasado por un mal momento como ese…o eso creían…
A Cerith se le cerraban los ojos del sueño y del cansancio.
Tedra estaba a punto de romper a llorar.
Y Azalea solo quería desaparecer.
A medida que pasaban los minutos, poco a poco la lluvia fue calmándose y el cielo despejándose.
Por suerte la luna volvió a brillar y el sendero reapareció ante ellos.
Los dos chicos se levantaron, junto a Azalea y a Cerith, pero Tedra se quedó sentada en el húmedo suelo.

TEDRA: No pienso seguir caminando.
FALON: Tedra…
TEDRA: ¡No! ¡Ya no voy a seguir con esto!

Se cubrió el rostro con las manos y al fin rompió a llorar con una desesperación que amenazó con provocar que Azalea y Cerith también se pusieran a llorar.
Falon se acercó a su hermana y la agarró del brazo para alzarla del suelo.

TEDRA: ¡Suéltame!
FALON: Tedra, por favor…
TEDRA: ¡Podéis seguir sin mí!
FALON: No digas estupideces. Debemos hacer un esfuerzo más y…

De pronto, una fuerte corriente de aire los azotó con brusquedad.
Entonces se oyeron los ecos de unas voces lejanas.

FALON: Por fin alguien para ayudarnos.

Tomado de la mano de Tedra, salieron corriendo seguidos por Dalden, Cerith y Azalea.
A pesar de que la ropa mojada les pesaba, no se detuvieron hasta llegar al principio de otro sendero.
Un sendero lleno de nieve que llevaba hacia las grandes montañas.
Más allá podía verse una gran mansión con las ventanas iluminadas.

FALON: Tenemos que llegar hasta allí.
TEDRA: Ni hablar. No tenemos la ropa y zapatos adecuados para caminar sobre la nieve.
FALON: No hay otra opción, Tedra.
TEDRA: No vamos a poder.
FALON: Verás que sí. Andando.

Dejaron el bosque atrás para iniciar marcha entre las montañas.
En cuanto los pies se hundieron en la espesa nieve, el frio se introdujo en lo más profundo de los cuerpos de los cinco jóvenes.
A las chicas les resultaba dificultoso caminar, ya que sus empapados vestidos de princesa pesaban demasiado y de vez en cuando se atascaban en la densa nieve.
Y para peor, esos pomposos vestidos eran sin mangas, por lo que sus desnudos brazos recibían mucho más frio que cualquier parte del cuerpo.
En cambio, Dalden y Falon tenían camisas de manga larga, y eran más fuertes para soportar esa baja temperatura.
¿Lograrían llegar a su destino?
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TO BE CONTINUED...