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Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 18
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Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 18
"Espejismos"
PARTE 4 (FINAL)
Cuando Falon abrió los ojos, vio los rostros de Zaebard, de Yaridis, de Tedra, de Shaner, de Challen y de Lenoic.
Los rodeaban un bosque iluminado por una tenue luz que…
Un momento.
Se incorporó y miró a su alrededor, recordando que había estado en el jardín de su reino, en el cumpleaños de su hermana.
Una explosión muy fuerte cortó sus pensamientos y entonces, se dio cuenta de todo lo que estaba ocurriendo.
Había una mujer vestida celestialmente que estaba usando la magia blanca contra la pared invisible que la separaba de… ¡Azalea, Lilly y Aika!
Las tres seguían prisioneras en esa extraña columna de luz.
¿Entonces había estado soñando?
Adivinando sus pensamientos a través de la confusa expresión de su rostro, Shaner le tocó el hombro.
SHANER: Hemos sido hechizados por los Magos Oscuros. Pero Zaebard llegó a tiempo para romper esos hechizos.
FALON: ¿Ella es la Sacerdotisa Shea?
SHANER: Así es.
Tras otra explosión, aparecieron frente a todos, Lilly y Aika desmayadas, pero sanas y salvas.
Falon se levantó del suelo y con horror vio que Azalea seguía atrapada tras la pared invisible…flotando dentro de la columna luminosa…
La Sacerdotisa Shea cayó de rodillas al suelo, y Yaridis fue a su encuentro, preocupada.
YARIDIS: ¿Qué ocurre?
SHEA: No puedo luchar contra el hechizo que encarcela a esa chica.
YARIDIS: ¿Por qué no?
SHEA: Los Magos Oscuros usan el propio dolor de la persona para encadenarlas en la inconsciencia.
YARIDIS: Pero… ¿Por qué las otras dos han podido ser liberadas?
SHEA: Las cadenas del dolor que tienen atada a la princesa Azalea la han transportado al pasado. Su pasado. Hay algo que la retiene. Hay alguien que la está condenando… Alguien que todavía no la perdona.
Al oír esa explicación, el corazón de Falon dio una fuerte sacudida y la frase “hay alguien que la está condenando” le quemó el alma.
Ese alguien era él. No había duda.
Nadie tenía nada que perdonarle, ni siquiera Tedra. Excepto él.
La amaba y la odiaba con la misma intensidad, pero no había logrado perdonarla.
Recordar el modo de su venganza lo retenía en el resentimiento, en la rabia.
Se apoyó en el tronco de un árbol y se sujetó la cabeza con las manos, recordando las palabras de Challen: “La princesa ha sufrido y llorado demasiado por vos. El odio del pasado os está cegando todavía, Alteza Falon. Y os aseguro que ella ha tenido verdaderos motivos para vengarse de vos. Por favor, Alteza, no la hagáis llorar más”.
Entonces recordó las frases de la madre de Azalea: “No debes condenarla para siempre. Ella te sigue amando. Huir es de cobardes. Y con tu huida demuestras que también la amas. Por mucho que escapes del amor, él te seguirá allá a dónde vayas”.
Y tan cierto que era eso…
Pues sus sentimientos por Azalea lo perseguían sin descanso.
Entonces, las palabras de Zaebard acudieron a su mente por segunda vez: “¡Maldita sea, Falon! ¡¿Es que no ves más allá de tus narices?! ¡Siendo niña le destrozasteis su corazón! ¡Y lo único que hizo fue recoger esos pedacitos durante años hasta completarlo de nuevo y entregártelo a ti! Un corazón que no te mereces”.
Falon respiró hondo y miró hacia Azalea envuelta en el hechizo de la columna de luz, y recordó las palabras llenas de dolor que una vez ella le dijo: “Tu odio hacia mí es injusto. No puedes seguir odiándome el resto de tu vida. Ya te pedí perdón. Si fuera mentira…yo hoy estaría feliz de haberme vengado de ti. Pero mírame. Estoy tan hundida desde que me abandonaste… ¿Acaso no recuerdas todos los juramentos que me hiciste? ¿Acaso no viste lo desesperada que yo estaba cuando te pedí que los jurases? ¿Acaso no me viste destrozada cuando descubriste la verdad? Tenía miedo de perderte. Fue un error dejar que transcurrieran los días. Pero estaba tan asustada…no quería perderte. Te amo. Juraste amarme siempre. Juraste amarme por encima de todo. Juraste que jamás me dejarías”.
Falon sintió que su corazón comenzaba a sangrar.
Pudo recordar las veces que Azalea había intentado contarle la verdad, temblando como una flor entre sus brazos…llorando como una niña pequeña por temor a…a perderlo a él.
¡Por todos los demonios!
Se dirigió hacia uno de los arcos ante la atónita mirada de todos los demás.
ZAEBARD: ¡Falon! ¿Adónde vas?
FALON: A rescatar a mi princesa.
Dicho eso, tocó la pequeña esfera negra y un Mago Oscuro se alzó sobre él.
Pero el príncipe ni se inmutó, más no hizo nada por defenderse.
FALON: Hechízame ahora mismo.
TEDRA: ¡Hermano, no!
Antes de que nadie pudiera reaccionar, el Mago lo atrapó bajo su oscura sombra.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Azalea temblaba violentamente.
Tenía tanto frío…tanto miedo… Y la tormenta caía sobre ella con tanta fuerza…
Todos la habían abandonado, y ni siquiera la muerte quería llevársela para siempre.
¿Qué podía hacer para ser perdonada y dejar el pasado atrás?
Abrió los ojos y así tirada sobre la hierba como estaba, miró al cielo gris y las gotas de lluvia se mezclaron con sus lágrimas.
Seguía sin querer creer que sus padres la hubieran abandonado junto con sus mascotas.
Y Challen… ¡Oh, Challen!
Le había fallado al haber tratado tan mal a Zannaleah, pero… ¡pero debían comprenderla!
No era fácil aceptar a una hermana que era fruto del pecado de su propio padre.
Volvió a cerrar los ojos y suspiró.
Era preferible dormir y dejar que la tormenta siguiera cayéndole encima hasta que el frio y la humedad le provocaran hipotermia y así la muerte vendría a buscarla por fin.
Pero entonces oyó una voz muy lejana.
¿Podría ser posible que pudiera oírse algo con el ruido fuerte de la tempestad y los truenos?
No. Claro que no.
Debía ser fruto de su imaginación, causado por el cansancio de llorar y sufrir…
Las enredaderas le apretaban con fuerza todo el cuerpo, pero ya no sentía el dolor de las espinas clavadas.
La piel había perdido toda sensibilidad y la lluvia iba limpiando la sangre que salía de las heridas.
De nuevo la voz…
Abrió los ojos una vez más y volteó la cara hacia el sonido que provenía desde el final del campo de flores.
A través de la lluvia pudo ver un gran espejo con marco dorado.
¿Qué hacía un espejo en medio de la nada?
Justo ahí seguía oyéndose la voz, por lo que se incorporó como pudo y decidió poner atención.
Lea…alea…Azalea… ¡Azalea!
¡Alguien la estaba llamando!
Oh, Dios… ¿Sería posible que alguien hubiera venido a rescatarla?
A pesar de las heridas, se levantó del suelo con muchos esfuerzos y empezó a caminar hacia el espejo.
Si aún le quedaba aliento, lucharía hasta el final.
A medida que avanzaba, las enredaderas la apretaban con más fuerza.
Pero no le importó, más siguió caminando.
La voz había dejado de gritar su nombre, pero podía ver una silueta reflejada en dicho espejo.
Una silueta alta…de complexión fuerte…
Ahora podía ver un uniforme de caballero real…unas manos…un rostro…
¡Por todos los dioses! ¡Era Falon!
Su corazón se aceleró de la alegría, y a pesar del dolor que sentía en las piernas, aceleró el paso.
Tenía miedo de que la imagen de su amado fuera una ilusión y desapareciese en cualquier momento.
Debía darse prisa.
Quizá los dioses le estaban dando una segunda oportunidad.
Quizá Falon había decidido perdonarla.
Quizá al fin podían ser felices para siempre.
Quizá…
Tropezó y cayó de bruces al suelo. Y las enredaderas aprovecharon para volverse a enroscar en su ya adolorido cuerpo.
Soltó un grito y sollozó con más fuerza.
Ahora debía volver a empezar…
Gimió, y apretando los dientes, se levantó de nuevo y siguió caminando.
A pesar del dolor…a pesar del cansancio…a pesar de todo… ¡No se rendiría!
Ella era una princesa fuerte y guerrera.
El pasado le había enseñado a ser una luchadora, y estaba dispuesta a enfrentarse al presente para demostrarle al futuro que nada la derrumbaría de nuevo.
Las espinas se iban llevando pedazos de vestido, pero ella no se detuvo hasta llegar al espejo, dónde Falon tenía las manos apoyadas en el cristal y la miraba con impotencia y dolor.
AZALEA: Falon…
Aun llorando, también apoyó sus ensangrentadas manos sobre el cristal para que sus palmas quedasen unidas con las de él, pese a que en realidad no podían tocarse.
Se miraron con intensidad durante lo que pareció una eternidad hasta que una solitaria lágrima rodó por la mejilla del chico, provocando que el corazón de la princesa diera un vuelco.
AZALEA: ¿Has venido a buscarme?
FALON: ¿Quién demonios te ha hecho esas heridas?
AZALEA: Mis heridas ahora no importan…Me duele mucho más el alma… Oh, Falon… Perdóname, por favor… Y diles a mis padres que comencemos de nuevo. Dile a Challen que me perdone por haber despreciado a Zannaleah…y…
FALON: Azalea…
AZALEA: Prometo intentar disculparme con ella y aceptarla como…como hermana. Diles a Kupó y a Mog que no volverán a verme llena de rencores. Y…
FALON: Azalea.
AZALEA: Y te prometo que pienso llevarme mejor con Cerith. Que haré las paces con Tedra. Pero por favor, perdóname…
Las enredaderas llegaron hasta ella y la aprisionaron de nuevo.
Falon gruñó y golpeó el cristal con todas sus fuerzas, pero no logró romperlo.
Maldita fuera…
¿Cómo demonios podía sacarla de ahí?
Azalea aguantó el dolor y entre lágrimas sonrió.
AZALEA: Diles a todos que me esperen. Pienso regresar siendo una nueva Azalea.
FALON: Princesa, dime cómo puedo sacarte de aquí. Soy yo quién te está condenando, maldita sea.
Volvió a usar sus puños contra el espejo, pero ni siquiera se resquebrajó.
Y para peor, esas condenadas enredaderas estaban hiriendo a su amada más de lo que ya estaba.
Sacó su espada y la clavó en el espejo, pero también fue en vano, más el arma se partió en dos.
FALON: ¡Por todos los infiernos! ¡Ya la he perdonado! ¡¿Por qué no puedo liberarla?!
Al oír esa confesión cargada de furia, Azalea sintió que se debilitaba.
Falon la había perdonado…al fin…
¡Jamás se había sentido tan feliz como en ese momento!
Pero las enredaderas se empeñaban en llevársela, por lo que se aferró al marco dorado del espejo.
AZALEA: Dímelo, Falon.
FALON: Malditos hechiceros…
AZALEA: ¡Falon!
El chico la miró y la vio tan desesperada que el miedo lo invadió.
Se estaba muriendo por tenerla de nuevo entre sus brazos.
Se moría por besarla… ¡Se moría por ella!
FALON: Te amo, Azalea.
AZALEA: Oh, Dios…
FALON: Te he amado siempre. Y te perdono, mi pequeña flor.
“Mi pequeña flor”…
Azalea rompió a llorar en fuertes llantos, y poco a poco, una luz rosada fue envolviéndola.
Asustado, Falon comenzó a golpear el cristal con puños y pies, creyendo que los dioses se la estaban llevando.
FALON: ¡No! ¡No la apartéis de mi lado! ¡Malditos seáis mil veces! ¡Dejadla!
La luz explotó y lo cegó durante unos segundos.
Ya no se oía el ruido de la tormenta ni los lamentos de Azalea.
Cuando la luz de disipó, Falon pudo verla desmayada en el suelo.
¿Se habría roto el hechizo?
Se arrodilló a su lado y le apartó el cabello de la cara.
FALON: ¿Azalea…?
Lentamente, la chica fue abriendo los ojos, y antes de que pudiera incorporarse, el príncipe ya la estaba abrazando.
Sentirse cálida y protegida de nuevo entre los brazos de su amado, fue el mejor regalo que recibía después de tanto tiempo sufriendo.
FALON: ¿Estás bien?
AZALEA: Ahora sí.
FALON: ¿Puedes moverte?
AZALEA: Creo que sí.
Falon se levantó y la ayudó a incorporarse.
Entonces se miraron a los ojos y el amor renació de nuevo.
Él le acarició la mejilla y ella cerró los ojos para saborear ese momento de reencuentro y de ternura.
¿Cuánto tiempo hacía que no se sentía así?
Era como estar en el cielo…
FALON: Azalea, mírame.
La chica así lo hizo y lo miró con tanto amor que Falon no pudo evitar volver a abrazarla.
Esta vez era él quien temblaba.
FALON: Perdóname por haberte hecho tanto daño. Juro que jamás volveré a dejarte sola. Jamás volverás a llorar de tristeza. Esta vez cumpliré mis promesas.
AZALEA: Confío en ti.
FALON: ¡No, no, no!
La soltó para tomar su delicado rostro entre sus fuertes manos y mirarla con dolor.
FALON: No me digas eso. No debes confiar en mí.
AZALEA: Pero…
FALON: No quiero que te entregues a mí como si nada hubiera pasado. Deseo ganarme tu confianza de nuevo. Y quiero que me lo pongas difícil. Me lo merezco, Azalea.
La chica parpadeó, confusa ante esas palabras.
Pero al comprobar que Falon intentaba curar las heridas que le había causado, sonrió con tanta sinceridad que el corazón del príncipe se detuvo.
Dios… Era tan hermosa…
Respiró hondo y la besó a conciencia…muy lentamente…para dejarle claro que le pertenecía. Que seguía siendo suya.
Azalea se pegó más a su duro cuerpo y se entregó al beso con ganas acumuladas, provocando que el chico se llenara de pasión en un instante.
Lo único que necesitaba era sentirla desnuda y suave contra su piel…tocarla entera…besarla y saborearla…amarla…
Gimió y la apretó con más fuerza contra su pecho, enredando su lengua con la suya…derramando todo su amor a través de ese apasionado beso.
Maldita fuera… ¡Quería hacerle el amor!
Pero era consciente de que debían salir del hechizo en el que el Mago Oscuro lo tenía atrapado, así que no tuvo más remedio que cortar el beso y cogerla en brazos.
Ni los dioses ni la magia negra lograrían separarlo de su princesa nunca más.
Era hora de volver a casa.
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La Sacerdotisa Shea volvió a usar su poder para romper el hechizo del Mago Oscuro, pero no había forma de lograrlo. Y su energía física se estaba agotando.
Zaebard se acercó a ella junto a Yaridis.
ZAEBARD: ¿Y ahora qué pasa?
SHEA: El príncipe Falon no quiere ser liberado del hechizo.
ZAEBARD: Está claro que no regresará sin Azalea.
Desde más atrás, Challen estaba siendo consumido por los nervios.
Si Falon no lograba salvar a la princesa…se volvería loco del dolor.
Era consciente de que al fin el príncipe estaba dispuesto a marcar territorio en cuanto a ella.
Y era muy probable que Azalea aceptara de nuevo estar con él.
Pero Challen también la amaba, y no pensaba rendirse.
No dejaría de luchar por su princesa hasta que ella misma le dijera: “Soy feliz con Falon”.
Si eso llegase a ocurrir, el joven caballero no dudaría en apartarse de su camino para que fuera feliz con el príncipe.
De pronto, todo comenzó a temblar y el suelo a resquebrajarse.
Tedra gritó y Shaner no dudó en acercarse a ella con instinto protector.
Zaebard abrazó a su esposa y Lenoic se llenó de miedo.
¿Qué pasaría ahora? ¿Hasta cuándo duraría el peligro?
ZAEBARD: ¡Salgamos de aquí antes de que caigamos al vacío!
Todos, incluida Shea, salieron corriendo hacia la salida del bosque menos Challen, el cual no abandonaría a Azalea, que seguía atrapada en esa luminosa columna junto a Falon.
¿Pero qué podía hacer él, un simple mortal que no era ni la mitad de caballero que debía ser?
Quizá si Azalea pudiera oírlo a pesar de estar inconsciente…
Apretó los puños y corrió en dirección a la pared invisible, esquivando el suelo resquebrajado y aguantando el equilibrio en cuanto a los temblores de tierra.
Al llegar a dicha pared invisible, procuró no tocarla para no electrocutarse.
CHALLEN: ¡Alteza! ¡¿Podéis oírme?!
No recibió respuesta.
Solo se oía el ruido del temblor y del suelo abriéndose paso por todas partes.
Los árboles iban cayendo al vacío como muñecos sin vida.
CHALLEN: ¡Princesa! ¡Respondedme, por favor!
Antes de que pudiera seguir gritando, el suelo se abrió bajo sus pies y estuvo a punto de caer al vacío, pero con una mano se sujetó a tiempo en el filo del precipicio.
Intentó subir, pero los temblores eran tan bruscos que terminaba resbalándose y quedando colgado de nuevo.
CHALLEN: ¡Shaner! ¡Majestad! ¡Que alguien me ayude!
Ya todos se habían ido del lugar.
Y por mucho que intentase subir, volvía a resbalar una y otra vez.
La fuerza del brazo ya se le estaba agotando…
No debía morir sin haber rescatado a su princesa primero.
Hizo un último esfuerzo, pero para su mala suerte, varias piedras mezcladas con tierra le cayeron en el rostro, obstaculizándole así la visión.
Con la otra mano libre se frotó los ojos y lo único que consiguió fue lastimárselos aun más.
CHALLEN: Maldita sea…
Jamás se había sentido tan impotente como ahora…
Apretó los dientes y volvió a intentar escalar la pared rocosa, pero el maldito temblor de tierra se lo ponía difícil.
Apenas podía ver, y el brazo ya lo tenía entumecido.
Miró hacia el vacío y tragó saliva.
¿Este era el final de su destino?
Su mano iba soltándose poco a poco, así que rezó para que alguien lograra rescatar a su princesa.
Si él moría, almenos la cuidaría desde el cielo.
Sería su ángel de la guarda… Tal y como ella lo llamaba siempre.
Sonrió con tristeza y cerró los ojos para dejarse caer al vacío.
Pero pasaron los segundos y no sintió dolor…
No sintió que la oscuridad lo engullía.
Levantó la vista y se sorprendió al ver a Cerith sujetándolo de los brazos.
Con bastante esfuerzo, lo alzó y él puso empeño en subir, salvándose así de una caída mortal.
CERITH: ¿Estás bien?
CHALLEN: Sí… Gracias.
Fury y Moira usaban a los dragones para poder romper la pared invisible, pero no había manera de lograrlo.
¿Dónde estaba Zannaleah? ¿Le habría ocurrido algo malo o seguiría estando en su casa junto a su madre?
Ojalá se encontrara sana y salva…
CERITH: ¿Es Azalea la que flota dentro de esa luz?
CHALLEN: Sí. También está Falon.
CERITH: ¿Qué? ¿Y por qué no se ve?
CHALLEN: No lo sé. La Sacerdotisa Shea ha logrado rescatar a Aika y a Lilly, pero la princesa…ella…
Explotó otra luz y los dragones se apartaron justo a tiempo.
Fury y Moira se rindieron y se acercaron a Cerith y a Challen, procurando no caer al vacío que se abría en el suelo.
FURY: Tenemos que salir de aquí.
CHALLEN: No podemos abandonar a la princesa y a Falon.
FURY: Es un hechizo muy fuerte. Pero no entiendo por qué no logramos sacarlos de ahí dentro.
CHALLEN: La Sacerdotisa Shea dijo que Azalea estaba siendo condenada por alguien. Y que Falon no quería salir del hechizo de un Mago Oscuro.
MOIRA: Prácticamente, la salvación de ambos está en manos del príncipe.
CHALLEN: Pero…
FURY: ¿Prefieres que todos resultemos heridos o quizá muertos?
Challen no respondió, más miró con impotencia a su princesa atrapada y respiró hondo.
Era la primera vez que la abandonaba en el peligro. Y se juró que también sería la última vez que lo haría.
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TO BE CONTINUED...
PARTE 4 (FINAL)
Cuando Falon abrió los ojos, vio los rostros de Zaebard, de Yaridis, de Tedra, de Shaner, de Challen y de Lenoic.
Los rodeaban un bosque iluminado por una tenue luz que…
Un momento.
Se incorporó y miró a su alrededor, recordando que había estado en el jardín de su reino, en el cumpleaños de su hermana.
Una explosión muy fuerte cortó sus pensamientos y entonces, se dio cuenta de todo lo que estaba ocurriendo.
Había una mujer vestida celestialmente que estaba usando la magia blanca contra la pared invisible que la separaba de… ¡Azalea, Lilly y Aika!
Las tres seguían prisioneras en esa extraña columna de luz.
¿Entonces había estado soñando?
Adivinando sus pensamientos a través de la confusa expresión de su rostro, Shaner le tocó el hombro.
SHANER: Hemos sido hechizados por los Magos Oscuros. Pero Zaebard llegó a tiempo para romper esos hechizos.
FALON: ¿Ella es la Sacerdotisa Shea?
SHANER: Así es.
Tras otra explosión, aparecieron frente a todos, Lilly y Aika desmayadas, pero sanas y salvas.
Falon se levantó del suelo y con horror vio que Azalea seguía atrapada tras la pared invisible…flotando dentro de la columna luminosa…
La Sacerdotisa Shea cayó de rodillas al suelo, y Yaridis fue a su encuentro, preocupada.
YARIDIS: ¿Qué ocurre?
SHEA: No puedo luchar contra el hechizo que encarcela a esa chica.
YARIDIS: ¿Por qué no?
SHEA: Los Magos Oscuros usan el propio dolor de la persona para encadenarlas en la inconsciencia.
YARIDIS: Pero… ¿Por qué las otras dos han podido ser liberadas?
SHEA: Las cadenas del dolor que tienen atada a la princesa Azalea la han transportado al pasado. Su pasado. Hay algo que la retiene. Hay alguien que la está condenando… Alguien que todavía no la perdona.
Al oír esa explicación, el corazón de Falon dio una fuerte sacudida y la frase “hay alguien que la está condenando” le quemó el alma.
Ese alguien era él. No había duda.
Nadie tenía nada que perdonarle, ni siquiera Tedra. Excepto él.
La amaba y la odiaba con la misma intensidad, pero no había logrado perdonarla.
Recordar el modo de su venganza lo retenía en el resentimiento, en la rabia.
Se apoyó en el tronco de un árbol y se sujetó la cabeza con las manos, recordando las palabras de Challen: “La princesa ha sufrido y llorado demasiado por vos. El odio del pasado os está cegando todavía, Alteza Falon. Y os aseguro que ella ha tenido verdaderos motivos para vengarse de vos. Por favor, Alteza, no la hagáis llorar más”.
Entonces recordó las frases de la madre de Azalea: “No debes condenarla para siempre. Ella te sigue amando. Huir es de cobardes. Y con tu huida demuestras que también la amas. Por mucho que escapes del amor, él te seguirá allá a dónde vayas”.
Y tan cierto que era eso…
Pues sus sentimientos por Azalea lo perseguían sin descanso.
Entonces, las palabras de Zaebard acudieron a su mente por segunda vez: “¡Maldita sea, Falon! ¡¿Es que no ves más allá de tus narices?! ¡Siendo niña le destrozasteis su corazón! ¡Y lo único que hizo fue recoger esos pedacitos durante años hasta completarlo de nuevo y entregártelo a ti! Un corazón que no te mereces”.
Falon respiró hondo y miró hacia Azalea envuelta en el hechizo de la columna de luz, y recordó las palabras llenas de dolor que una vez ella le dijo: “Tu odio hacia mí es injusto. No puedes seguir odiándome el resto de tu vida. Ya te pedí perdón. Si fuera mentira…yo hoy estaría feliz de haberme vengado de ti. Pero mírame. Estoy tan hundida desde que me abandonaste… ¿Acaso no recuerdas todos los juramentos que me hiciste? ¿Acaso no viste lo desesperada que yo estaba cuando te pedí que los jurases? ¿Acaso no me viste destrozada cuando descubriste la verdad? Tenía miedo de perderte. Fue un error dejar que transcurrieran los días. Pero estaba tan asustada…no quería perderte. Te amo. Juraste amarme siempre. Juraste amarme por encima de todo. Juraste que jamás me dejarías”.
Falon sintió que su corazón comenzaba a sangrar.
Pudo recordar las veces que Azalea había intentado contarle la verdad, temblando como una flor entre sus brazos…llorando como una niña pequeña por temor a…a perderlo a él.
¡Por todos los demonios!
Se dirigió hacia uno de los arcos ante la atónita mirada de todos los demás.
ZAEBARD: ¡Falon! ¿Adónde vas?
FALON: A rescatar a mi princesa.
Dicho eso, tocó la pequeña esfera negra y un Mago Oscuro se alzó sobre él.
Pero el príncipe ni se inmutó, más no hizo nada por defenderse.
FALON: Hechízame ahora mismo.
TEDRA: ¡Hermano, no!
Antes de que nadie pudiera reaccionar, el Mago lo atrapó bajo su oscura sombra.
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Azalea temblaba violentamente.
Tenía tanto frío…tanto miedo… Y la tormenta caía sobre ella con tanta fuerza…
Todos la habían abandonado, y ni siquiera la muerte quería llevársela para siempre.
¿Qué podía hacer para ser perdonada y dejar el pasado atrás?
Abrió los ojos y así tirada sobre la hierba como estaba, miró al cielo gris y las gotas de lluvia se mezclaron con sus lágrimas.
Seguía sin querer creer que sus padres la hubieran abandonado junto con sus mascotas.
Y Challen… ¡Oh, Challen!
Le había fallado al haber tratado tan mal a Zannaleah, pero… ¡pero debían comprenderla!
No era fácil aceptar a una hermana que era fruto del pecado de su propio padre.
Volvió a cerrar los ojos y suspiró.
Era preferible dormir y dejar que la tormenta siguiera cayéndole encima hasta que el frio y la humedad le provocaran hipotermia y así la muerte vendría a buscarla por fin.
Pero entonces oyó una voz muy lejana.
¿Podría ser posible que pudiera oírse algo con el ruido fuerte de la tempestad y los truenos?
No. Claro que no.
Debía ser fruto de su imaginación, causado por el cansancio de llorar y sufrir…
Las enredaderas le apretaban con fuerza todo el cuerpo, pero ya no sentía el dolor de las espinas clavadas.
La piel había perdido toda sensibilidad y la lluvia iba limpiando la sangre que salía de las heridas.
De nuevo la voz…
Abrió los ojos una vez más y volteó la cara hacia el sonido que provenía desde el final del campo de flores.
A través de la lluvia pudo ver un gran espejo con marco dorado.
¿Qué hacía un espejo en medio de la nada?
Justo ahí seguía oyéndose la voz, por lo que se incorporó como pudo y decidió poner atención.
Lea…alea…Azalea… ¡Azalea!
¡Alguien la estaba llamando!
Oh, Dios… ¿Sería posible que alguien hubiera venido a rescatarla?
A pesar de las heridas, se levantó del suelo con muchos esfuerzos y empezó a caminar hacia el espejo.
Si aún le quedaba aliento, lucharía hasta el final.
A medida que avanzaba, las enredaderas la apretaban con más fuerza.
Pero no le importó, más siguió caminando.
La voz había dejado de gritar su nombre, pero podía ver una silueta reflejada en dicho espejo.
Una silueta alta…de complexión fuerte…
Ahora podía ver un uniforme de caballero real…unas manos…un rostro…
¡Por todos los dioses! ¡Era Falon!
Su corazón se aceleró de la alegría, y a pesar del dolor que sentía en las piernas, aceleró el paso.
Tenía miedo de que la imagen de su amado fuera una ilusión y desapareciese en cualquier momento.
Debía darse prisa.
Quizá los dioses le estaban dando una segunda oportunidad.
Quizá Falon había decidido perdonarla.
Quizá al fin podían ser felices para siempre.
Quizá…
Tropezó y cayó de bruces al suelo. Y las enredaderas aprovecharon para volverse a enroscar en su ya adolorido cuerpo.
Soltó un grito y sollozó con más fuerza.
Ahora debía volver a empezar…
Gimió, y apretando los dientes, se levantó de nuevo y siguió caminando.
A pesar del dolor…a pesar del cansancio…a pesar de todo… ¡No se rendiría!
Ella era una princesa fuerte y guerrera.
El pasado le había enseñado a ser una luchadora, y estaba dispuesta a enfrentarse al presente para demostrarle al futuro que nada la derrumbaría de nuevo.
Las espinas se iban llevando pedazos de vestido, pero ella no se detuvo hasta llegar al espejo, dónde Falon tenía las manos apoyadas en el cristal y la miraba con impotencia y dolor.
AZALEA: Falon…
Aun llorando, también apoyó sus ensangrentadas manos sobre el cristal para que sus palmas quedasen unidas con las de él, pese a que en realidad no podían tocarse.
Se miraron con intensidad durante lo que pareció una eternidad hasta que una solitaria lágrima rodó por la mejilla del chico, provocando que el corazón de la princesa diera un vuelco.
AZALEA: ¿Has venido a buscarme?
FALON: ¿Quién demonios te ha hecho esas heridas?
AZALEA: Mis heridas ahora no importan…Me duele mucho más el alma… Oh, Falon… Perdóname, por favor… Y diles a mis padres que comencemos de nuevo. Dile a Challen que me perdone por haber despreciado a Zannaleah…y…
FALON: Azalea…
AZALEA: Prometo intentar disculparme con ella y aceptarla como…como hermana. Diles a Kupó y a Mog que no volverán a verme llena de rencores. Y…
FALON: Azalea.
AZALEA: Y te prometo que pienso llevarme mejor con Cerith. Que haré las paces con Tedra. Pero por favor, perdóname…
Las enredaderas llegaron hasta ella y la aprisionaron de nuevo.
Falon gruñó y golpeó el cristal con todas sus fuerzas, pero no logró romperlo.
Maldita fuera…
¿Cómo demonios podía sacarla de ahí?
Azalea aguantó el dolor y entre lágrimas sonrió.
AZALEA: Diles a todos que me esperen. Pienso regresar siendo una nueva Azalea.
FALON: Princesa, dime cómo puedo sacarte de aquí. Soy yo quién te está condenando, maldita sea.
Volvió a usar sus puños contra el espejo, pero ni siquiera se resquebrajó.
Y para peor, esas condenadas enredaderas estaban hiriendo a su amada más de lo que ya estaba.
Sacó su espada y la clavó en el espejo, pero también fue en vano, más el arma se partió en dos.
FALON: ¡Por todos los infiernos! ¡Ya la he perdonado! ¡¿Por qué no puedo liberarla?!
Al oír esa confesión cargada de furia, Azalea sintió que se debilitaba.
Falon la había perdonado…al fin…
¡Jamás se había sentido tan feliz como en ese momento!
Pero las enredaderas se empeñaban en llevársela, por lo que se aferró al marco dorado del espejo.
AZALEA: Dímelo, Falon.
FALON: Malditos hechiceros…
AZALEA: ¡Falon!
El chico la miró y la vio tan desesperada que el miedo lo invadió.
Se estaba muriendo por tenerla de nuevo entre sus brazos.
Se moría por besarla… ¡Se moría por ella!
FALON: Te amo, Azalea.
AZALEA: Oh, Dios…
FALON: Te he amado siempre. Y te perdono, mi pequeña flor.
“Mi pequeña flor”…
Azalea rompió a llorar en fuertes llantos, y poco a poco, una luz rosada fue envolviéndola.
Asustado, Falon comenzó a golpear el cristal con puños y pies, creyendo que los dioses se la estaban llevando.
FALON: ¡No! ¡No la apartéis de mi lado! ¡Malditos seáis mil veces! ¡Dejadla!
La luz explotó y lo cegó durante unos segundos.
Ya no se oía el ruido de la tormenta ni los lamentos de Azalea.
Cuando la luz de disipó, Falon pudo verla desmayada en el suelo.
¿Se habría roto el hechizo?
Se arrodilló a su lado y le apartó el cabello de la cara.
FALON: ¿Azalea…?
Lentamente, la chica fue abriendo los ojos, y antes de que pudiera incorporarse, el príncipe ya la estaba abrazando.
Sentirse cálida y protegida de nuevo entre los brazos de su amado, fue el mejor regalo que recibía después de tanto tiempo sufriendo.
FALON: ¿Estás bien?
AZALEA: Ahora sí.
FALON: ¿Puedes moverte?
AZALEA: Creo que sí.
Falon se levantó y la ayudó a incorporarse.
Entonces se miraron a los ojos y el amor renació de nuevo.
Él le acarició la mejilla y ella cerró los ojos para saborear ese momento de reencuentro y de ternura.
¿Cuánto tiempo hacía que no se sentía así?
Era como estar en el cielo…
FALON: Azalea, mírame.
La chica así lo hizo y lo miró con tanto amor que Falon no pudo evitar volver a abrazarla.
Esta vez era él quien temblaba.
FALON: Perdóname por haberte hecho tanto daño. Juro que jamás volveré a dejarte sola. Jamás volverás a llorar de tristeza. Esta vez cumpliré mis promesas.
AZALEA: Confío en ti.
FALON: ¡No, no, no!
La soltó para tomar su delicado rostro entre sus fuertes manos y mirarla con dolor.
FALON: No me digas eso. No debes confiar en mí.
AZALEA: Pero…
FALON: No quiero que te entregues a mí como si nada hubiera pasado. Deseo ganarme tu confianza de nuevo. Y quiero que me lo pongas difícil. Me lo merezco, Azalea.
La chica parpadeó, confusa ante esas palabras.
Pero al comprobar que Falon intentaba curar las heridas que le había causado, sonrió con tanta sinceridad que el corazón del príncipe se detuvo.
Dios… Era tan hermosa…
Respiró hondo y la besó a conciencia…muy lentamente…para dejarle claro que le pertenecía. Que seguía siendo suya.
Azalea se pegó más a su duro cuerpo y se entregó al beso con ganas acumuladas, provocando que el chico se llenara de pasión en un instante.
Lo único que necesitaba era sentirla desnuda y suave contra su piel…tocarla entera…besarla y saborearla…amarla…
Gimió y la apretó con más fuerza contra su pecho, enredando su lengua con la suya…derramando todo su amor a través de ese apasionado beso.
Maldita fuera… ¡Quería hacerle el amor!
Pero era consciente de que debían salir del hechizo en el que el Mago Oscuro lo tenía atrapado, así que no tuvo más remedio que cortar el beso y cogerla en brazos.
Ni los dioses ni la magia negra lograrían separarlo de su princesa nunca más.
Era hora de volver a casa.
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La Sacerdotisa Shea volvió a usar su poder para romper el hechizo del Mago Oscuro, pero no había forma de lograrlo. Y su energía física se estaba agotando.
Zaebard se acercó a ella junto a Yaridis.
ZAEBARD: ¿Y ahora qué pasa?
SHEA: El príncipe Falon no quiere ser liberado del hechizo.
ZAEBARD: Está claro que no regresará sin Azalea.
Desde más atrás, Challen estaba siendo consumido por los nervios.
Si Falon no lograba salvar a la princesa…se volvería loco del dolor.
Era consciente de que al fin el príncipe estaba dispuesto a marcar territorio en cuanto a ella.
Y era muy probable que Azalea aceptara de nuevo estar con él.
Pero Challen también la amaba, y no pensaba rendirse.
No dejaría de luchar por su princesa hasta que ella misma le dijera: “Soy feliz con Falon”.
Si eso llegase a ocurrir, el joven caballero no dudaría en apartarse de su camino para que fuera feliz con el príncipe.
De pronto, todo comenzó a temblar y el suelo a resquebrajarse.
Tedra gritó y Shaner no dudó en acercarse a ella con instinto protector.
Zaebard abrazó a su esposa y Lenoic se llenó de miedo.
¿Qué pasaría ahora? ¿Hasta cuándo duraría el peligro?
ZAEBARD: ¡Salgamos de aquí antes de que caigamos al vacío!
Todos, incluida Shea, salieron corriendo hacia la salida del bosque menos Challen, el cual no abandonaría a Azalea, que seguía atrapada en esa luminosa columna junto a Falon.
¿Pero qué podía hacer él, un simple mortal que no era ni la mitad de caballero que debía ser?
Quizá si Azalea pudiera oírlo a pesar de estar inconsciente…
Apretó los puños y corrió en dirección a la pared invisible, esquivando el suelo resquebrajado y aguantando el equilibrio en cuanto a los temblores de tierra.
Al llegar a dicha pared invisible, procuró no tocarla para no electrocutarse.
CHALLEN: ¡Alteza! ¡¿Podéis oírme?!
No recibió respuesta.
Solo se oía el ruido del temblor y del suelo abriéndose paso por todas partes.
Los árboles iban cayendo al vacío como muñecos sin vida.
CHALLEN: ¡Princesa! ¡Respondedme, por favor!
Antes de que pudiera seguir gritando, el suelo se abrió bajo sus pies y estuvo a punto de caer al vacío, pero con una mano se sujetó a tiempo en el filo del precipicio.
Intentó subir, pero los temblores eran tan bruscos que terminaba resbalándose y quedando colgado de nuevo.
CHALLEN: ¡Shaner! ¡Majestad! ¡Que alguien me ayude!
Ya todos se habían ido del lugar.
Y por mucho que intentase subir, volvía a resbalar una y otra vez.
La fuerza del brazo ya se le estaba agotando…
No debía morir sin haber rescatado a su princesa primero.
Hizo un último esfuerzo, pero para su mala suerte, varias piedras mezcladas con tierra le cayeron en el rostro, obstaculizándole así la visión.
Con la otra mano libre se frotó los ojos y lo único que consiguió fue lastimárselos aun más.
CHALLEN: Maldita sea…
Jamás se había sentido tan impotente como ahora…
Apretó los dientes y volvió a intentar escalar la pared rocosa, pero el maldito temblor de tierra se lo ponía difícil.
Apenas podía ver, y el brazo ya lo tenía entumecido.
Miró hacia el vacío y tragó saliva.
¿Este era el final de su destino?
Su mano iba soltándose poco a poco, así que rezó para que alguien lograra rescatar a su princesa.
Si él moría, almenos la cuidaría desde el cielo.
Sería su ángel de la guarda… Tal y como ella lo llamaba siempre.
Sonrió con tristeza y cerró los ojos para dejarse caer al vacío.
Pero pasaron los segundos y no sintió dolor…
No sintió que la oscuridad lo engullía.
Levantó la vista y se sorprendió al ver a Cerith sujetándolo de los brazos.
Con bastante esfuerzo, lo alzó y él puso empeño en subir, salvándose así de una caída mortal.
CERITH: ¿Estás bien?
CHALLEN: Sí… Gracias.
Fury y Moira usaban a los dragones para poder romper la pared invisible, pero no había manera de lograrlo.
¿Dónde estaba Zannaleah? ¿Le habría ocurrido algo malo o seguiría estando en su casa junto a su madre?
Ojalá se encontrara sana y salva…
CERITH: ¿Es Azalea la que flota dentro de esa luz?
CHALLEN: Sí. También está Falon.
CERITH: ¿Qué? ¿Y por qué no se ve?
CHALLEN: No lo sé. La Sacerdotisa Shea ha logrado rescatar a Aika y a Lilly, pero la princesa…ella…
Explotó otra luz y los dragones se apartaron justo a tiempo.
Fury y Moira se rindieron y se acercaron a Cerith y a Challen, procurando no caer al vacío que se abría en el suelo.
FURY: Tenemos que salir de aquí.
CHALLEN: No podemos abandonar a la princesa y a Falon.
FURY: Es un hechizo muy fuerte. Pero no entiendo por qué no logramos sacarlos de ahí dentro.
CHALLEN: La Sacerdotisa Shea dijo que Azalea estaba siendo condenada por alguien. Y que Falon no quería salir del hechizo de un Mago Oscuro.
MOIRA: Prácticamente, la salvación de ambos está en manos del príncipe.
CHALLEN: Pero…
FURY: ¿Prefieres que todos resultemos heridos o quizá muertos?
Challen no respondió, más miró con impotencia a su princesa atrapada y respiró hondo.
Era la primera vez que la abandonaba en el peligro. Y se juró que también sería la última vez que lo haría.
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TO BE CONTINUED...
SweeT PrincesS- Mensajes : 124
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Re: Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 18
Waaaa por fin esos dos bakas se han perdonado!!! Por kami que ya era hora e.e lástima que siguen encerrados allí y más lástima porque ya se termina TTnTT que dolor que dolor que pena (??)
Bueno linda, espero subas la conti pronto y am.. Seas feliz en tu vida diaria wuajaja o.o
Bessos.!
Bueno linda, espero subas la conti pronto y am.. Seas feliz en tu vida diaria wuajaja o.o
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Katherina Kusanovic- ADMIN
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Re: Azalea, Flor Del Desierto (Entre El Amor Y El Odio) CAPÍTULO 18
Challen ♥ ♥ siempre tan lindo y siempre intentado proteger a su princesa, lastima que esta vez no pudo hacer mas
pero al menos lo intento y eso es lo que cuenta.
Falon, Falon me sorprendió, al fin pudo perdonar a Azalea
pero al menos lo intento y eso es lo que cuenta.
Falon, Falon me sorprendió, al fin pudo perdonar a Azalea
~Shia~- Mensajes : 332
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